NEO AVALON
Magneto
Guión: Xumer
2 de Agosto del año 2003.
Es un parque enorme. Central Park es uno de los pocos lugares de Nueva York
donde aun se puede respirar un poco de aire puro, sin contaminar. Sitio
ideal para descansar de una dura semana de trabajo u olvidarse de todo.
Es sábado y dos personas juegan al ajedrez.
- Y fue en ese momento en el que me di cuenta de que había perdido la
partida, Charles.
- Cualquiera lo hubiera pensado, por tu reacción, Eric.
- Tu me conoces, amigo. Solo jugaba a la defensiva. No serviría para nada
admitir que estaba fuera de mí. Actuaba como un demente.
El hombre de la silla de ruedas le mira con ojos tristes.
- Para que negarlo.
- Recientemente encontré a un hombre que me curó de mis dolencias psíquicas.
Con mi salud mental recuperada me di cuenta de que tu habías ganado la
partida. Imagina mi sorpresa al ver a Onslaught...
- Te entiendo, Eric.
- Resulta que finalmente habíamos perdido los dos. Fueron terceras partes
que ahora reconozco las que salieron ganando de nuestro conflicto y de
nuestras peleas.
- Jaque mate.
Eric, aunque de pelo blanco, parecía mas joven de lo que sus supuestas canas
indicaban. Era una de esas personas a las cuales la edad parecía fortalecer
en lugar de debilitar. Tenía unos penetrantes ojos azules. Unos rasgos duros
pero muy varoniles, como los de un galán envejecido que mantuviera su
magnetismo.
Su interlocutor, Xavier, parecía mas afectado por su edad. Estaba sentado en
una silla de ruedas y sus piernas colgaban flácidas y sin vida sobre esta,
pero poseía una presencia impresionante y unos ojos que aunque de menos
personalidad parecían poder leer tu mente si quisieran.
- Me has vuelto a ganar.
- Siempre te precipitas en tus acciones, Eric.
- Es algo que intento controlar.
- Por tu bien, y el de Neo Avalon, esperemos que lo consigas.- Añade
Charles.
Eric no parece muy cómodo con el tema. Mira a un hombre sentado a dos bancos
de distancia.
- Tu cachorro nos observa como un halcón.
- Bishop es extremadamente celoso de su trabajo. No es el único que nos
vigila.
- ¿Cuantos agentes me ha asignado SHIELD esta vez?
- Doce hacen acto de presencia. Ah, y tres escuadrones especiales preparados
para intervenir en cualquier momento.
- Supongo que entrenados y armados para acabar con mi vida.- Contesta Eric.
- Un contacto del Gobierno me explicó que tenían hasta siete planes de
contingencia diferentes para acabar con tu vida.
- Me siento honrado. En mis mejores tiempos solo llegaron a tener cuatro o
cinco.
- Ahora eres mas peligroso, Eric. Supongo que te das cuenta de lo que Neo
Avalon simboliza.
- Algo así.
- Van a ir a por ti, Eric. Esta vez seguramente no utilizarán la artillería
pesada, pero hay muchas formas de acabar con un sueño que sobrepasan la
simple confrontación física.
- Debo irme.
Eric se pone de pie.
- Ten cuidado, amigo. Mucho cuidado.
6 de Agosto del año 2003.
Cuatro personas deciden el destino de una nación.
- Buen discurso ante la Organización de Naciones Unidas, Magneto.
La Luz es un hombre asiático, vestido con un impecable traje blanco y una
corbata oscura. Pelo corto y pequeño bigote, ambos muy arreglados.
Sonríe como el gato que se comió al canario. Magneto siente hacía él una
natural desconfianza que intenta reprimir. Le recuerda a él mismo al
comienzo de su carrera como terrorista.
Solo que sabe de sobra que La Luz es mucho mas inteligente que él en aquella
época.
- Gracias.
Los otros dos ocupantes de la sala le miran. Casi parecen haber sido creados
con la intención de contrastar el uno con el otro.
El primero es un hombre casi diminuto, con una enorme cabeza. De postura
enfermiza y mirada nerviosa. Su nombre es Niño Listo, no es la primera vez
que Magneto trata con él.
El segundo es grande y azul. Con unos ojos serenos que trasmiten
tranquilidad. A su alrededor flotan una especie de cascaras de metal
brillante. Su nombre es Post, fue el Heraldo de Onslaught.
- ¿Como va la construcción de la cúpula?
- Según lo previsto.- Responde Niño Listo, sin mirar directamente a los ojos
de Magneto.- Dentro de una semana a lo sumo habremos finalizado el proyecto.
Neo Avalon será una isla dentro de una isla. Je je je...
Magneto lanza una mirada de no comprensión que Niño Listo no capta por estar
mas pendiente de sus divagaciones. Decide pasar del tema de momento.
- ¿Y los robots?
- De momento la producción se ha intensificado-. Anuncia Post-. Llegaremos
al cupo dentro de mes y medio, aunque necesitaremos un mínimo de
supervisores cualificados.
- Los conseguiremos.
La Luz decide intervenir.
- He encontrado a alguien ideal para desempeñar cierto papel en nuestra
preciosa utopía.
- ¿De quien se trata?
27 de Agosto del año 2003.
La cara de Magneto sería reconocida en cualquier parte del mundo. Pero
gracias a que nadie esperaría verlo allí se transforma en uno mas del
público (si ignoramos a las doce personas pendientes en todo momento de sus
movimientos, en lugar de atender la sinfonía).
Eric sonríe ante la poderosa evocación de la música. Su mente se concentra
en las preciosas emociones que le trasmite la Filarmónica de San Francisco
mientras que sus ojos se posan en la tercera fila de violinistas. En una
mujer que toca su instrumento ajena a que uno de los mutantes mas poderosos
del planeta le vigila.
Su edad debe rondar ya casi la treintena. Lleva su pelo rojizo organizado en
una trenza. Sus movimientos son suaves y acompasados con precisión al de sus
compañeros.
Tan ensimismado esta Eric que se llega a sobresaltar cuando la melodía cesa
completamente y comienzan bruscamente los aplausos. Su educación le obliga a
aplaudir junto con el resto del público.
El director comienza la pantomima de salir del escenario para luego volver.
Ya habiendo acabado la pieza los músicos se relajan y también aplauden a la
vez que hablan entre ellos. Pero un sexto sentido le indica a la mujer
pelirroja que estaba siendo observada.
Al mirarse Eric y la mujer ambos quedan absortos. Ella no puede ocultar su
sorpresa al verle allí y le mira intensamente, como si el resto de
espectadores y personas allí presentes no existieran.
Su violín resbala de su abrazo y cae al suelo. Quebrándose para siempre.
Magneto aguarda a su taxi pacientemente después del concierto. Había
desistido de utilizar su poder de vuelo para no causar mas malestar entre
los encargados de su vigilancia.
Hacía una noche preciosa.
Un taxi se para enfrente suyo. Posiblemente un agente de SHIELD de incógnito
lo conduciría. Abre la puerta y se aparta hacía atrás de esta, como
simulando que dejaba entrar a alguien.
Después de un instante entra él y cierra la puerta detrás suyo.
- Explícame a que has venido.
- ¿Que? ¿me dice a mí?- pregunta confuso el conductor.
- No, señor Agente. Me refiero a nuestro invitado.
- ¿Como?
Otra persona se materializa sentada al lado de Magneto.
- ¿Y bien?- pregunta este.
- Saludos, oh Gran Magneto, Señor de los Mutantes.- Indica el recién
llegado.- Oh Salvador de Creyentes...
Le cuesta un momento a Magneto darse cuenta de que se lo decían con
segundas.
- No hace falta ponerse sarcástico.- Contesta.- ¿Quien eres?
- Un insignificante mutante con insignificantes poderes...
- Amigo de la señorita Amelia Voight, deduzco. O bien es una coincidencia
que me siga desde que la visite en su camerino privado.
- No, listillo. No es ninguna coincidencia. ¿Quieres que nos pongamos
serios?- El extraño tuerce el gesto.- Le acabas de joder la vida a la pobre
Amelia... Y ya puestos me la acabas de joder a mí. Pero bueno, supongo que
eso te importará un bledo en tus grandes planes para conquistar el mundo.
¡¡Taxista, me bajo!!
El taxi se para. Y el hombre desaparece en el aire. La puerta se abre y se
vuelve a cerrar bruscamente.
17 de Agosto del año 2003.
Entrevista con Valerie Cooper, del Comité Mutante. Dos mujeres con el
uniforme reglamentario de Factor-X la flanquean. Una de ellas lleva gafas de
esquiadora y una extraña pulsera, en todo momento mantiene en la cara una
sonrisa histérica. La segunda es bastante jovencita, pone una cara de
concentración y me mira como si le diera migraña. Por supuesto las dos son
mutantes.
Eric se pregunta cuales serán sus poderes.
- De acuerdo, Magneto-. Dice Cooper con sus habituales modales-. Usted no me
gusta. Lo que siento hacía usted no solo es un odio hacía su persona sino
hacía lo que simboliza e incluso hacía aquellos que en primer lugar se
opusieron a usted. Puede usted comprender que me resulte difícil sentarme
enfrente suyo, sonreírle y tragarme su rollo de "Ahora me he redimido, en
serio". Que le jodan. Cuénteme que es exactamente lo que pretende.
No se puede decir que Magneto no se lo esperaba.
- No creo que sea el momento y el lugar para descalificaciones personales ya
que he venido aquí como representante de una nueva nación y esperaba un
trato de acuerdo con ello.
- Neo Avalon. Bonito nombre, pero no nos trate como a alguno de sus sicarios
iluminados. Unos pocos se han tragado el cuento de la nueva y flamante
ciudad mutante donde todos seremos felices y comeremos perdices, pero todos
sabemos de que tipo de calaña es usted. Por que no nos ahorra tiempo y nos
dice que planea...
- Planeo, Cooper, que los mutantes tengan un refugio donde esconderse cuando
los gobiernos de sus países deciden exterminarlos como durante la Segunda
Guerra Mundial se exterminó a mi familia.
Val Cooper mira a la recluta jovencita de Factor-X. Esta niega.
- Y aunque nos creyéramos que sus motivos son en principio puros ¿que le
impediría después formar un ejercito de mutantes para arrasar el mundo?
- ¿Que le impide a su país reunir bombas atómicas y barrer la faz de la Tierra?
Val Cooper se retira de nuevo hacía su asiento.
- Como le he dicho antes. Usted nunca me ha gustado, antes le consideraba un
terrorista, un peligro. Ahora que dice haber renunciado a su pasado he de
creerle, pero me cae usted peor que antes.
- ¿Por que?
- Es usted el tipo de persona con una visión. Un idealista sin sentido común
capaz de poner en peligro la estabilidad y años de duro trabajo con un
gambito demencial.
Eric se mantiene en silencio.
21 de Agosto del año 2003.
Al llegar al Aeropuerto de Billings, Montana, Magneto decide no preocupar a
sus vigilantes.
Se gira hacía el hombre (parecía un vendedor) que había estado dormitando a
su lado durante todo el trayecto y le explica sin ningún tipo de pudor:
- Al bajar del avión voy a utilizar mi capacidad de vuelo, pueden seguirme,
pero les ahorraré tiempo diciéndoles mi destino. Washington Square, 43. Piso
tercero, puerta 17. El tema que voy a tratar es extremadamente delicado e
incluso recomendaría la evacuación del edificio, por si el asunto se
descontrola.
El hombre parece confundido. Pero una mujer negra con pinta de ejecutiva
pulsa repetidamente el botón de su chaqueta, muy nerviosa, al parecer.
Magneto llega a su destino y llama a la puerta. Tras un tiempo prudencial,
la abre utilizando su poder para inutilizar la cerradura.
El aspecto del piso es deplorable. Parecía ser objeto de una pandilla de
estudiantes sin nada que hacer durante todo un verano.
- ¿Hay alguien ahí?
Antes de que pueda darse cuenta una figura le embiste y empuja con fuerza
sobrehumana contra la pared. Afortunadamente para Magneto le da tiempo a
elevar un escudo magnético...
Afortunadamente por que su atacante le golpea con una fuerza indómita, lanza
una especie de rayos oculares contra su nuca e incluso la temperatura parece
bajar décimas a un ritmo vertiginoso.
Eric decide que tiene mas posibilidades de lograr su objetivo si saca la
pelea al exterior. De un empujón magnético propulsa al extraño sin
importarle en exceso su bienestar.
Sale tras él como un cohete y ve como había desplegado sus majestuosas alas.
- ¡¡Alto, Mímico, no quiero pelear!!
- Lastima, nene, por que yo sí.- Utiliza los poderes combinados de la Chica
Maravillosa y Cíclope para lanzar una ofensiva que destroza parte del
edificio. Magneto utiliza su poder para sujetar los trozos desprendidos, no
por temor de la muerte de inocentes sino por que un homicidio complicaría
mucho sus planes.
Esta distracción ayuda al Mímico a colocarse encima de Magneto y abrazarle
con una fuerza brutal.
- Siempre he querido saber como sería tener los poderes de un Dios-. Dice
mientras empieza a duplicar los de Magneto.
Pero la estrategia resulta ser un tremendo error ya que aunque tenga los
poderes de Magneto y toda la Patrulla-X Original, no obtiene el control
necesario sobre ellos, y la pelea tiene un abrupto final.
Eric ralentiza el riego sanguíneo al cerebro del mutado mientras intenta
calmarlo.
- Como he dicho antes... No quiero pelear. Tengo una oferta que seguramente
le parecerá interesante.
24 de Agosto del año 2003.
Después de un día realmente tranquilo Magneto llega a su hotel con la
satisfacción de que todos sus asuntos en Estados Unidos se habían acabado
por el momento. Finalmente podría dejar ese país de dementes y volver a su
querida Neo Avalon. Se preguntaba por los avances que se habrían producido
en su ausencia.
Una lastima que fuera demasiado optimista por parte de Magneto pensar eso.
La habitación esta como la dejo salvo por un detalle. Un pequeño sobre
encima de su cama. Lo abre descubriendo un cd.
Conecta su ordenador personal y lo introduce.
Imágenes y documentos con información privilegiada. Los mira uno a uno, sin
poder despegarse de la pantalla.
Mutantes torturados. Mutantes esclavizados. Casi cientos de ellos viviendo
en condiciones infrahumanas.
Siente la furia crecer en su interior. Eso no era justo. No podía
permitirlo. Debía actuar.
¿O no?
"Siempre te precipitas, Eric".
Evidentemente alguien había dejado aquí el sobre.
¿Quien?
No era muy difícil imaginarlo. Nadie podría esquivar el cerco que SHIELD
había tejido a su alrededor, así que eso dejaba pocos candidatos.
¿Por que?
Le conocían sabían como actuaba. Sabían que le haría reaccionar.
"Todos sabemos de que tipo de calaña es usted".
Si. Se creían muy listos. Los mutantes eran comprados y esclavizados en
territorio chino. Posiblemente con la complacencia de los altos cargos del
gobierno. Querían empujarle a hacer algo que deslegitimaría a Neo Avalon y a
la vez quitaría a China las armas mutantes con las que se estaban haciendo
apresuradamente.
Matar dos pájaros de un tiro.
Pero no haría lo que esperaban. Ni tampoco se quedaría quieto.
Él era Magneto.
Él era el Salvador de los Mutantes.
Fin de esta crónica.