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En un mundo fascinado por los superhéroes y supervillanos, un periodista humano dedica su carrera a narrar los acontecimientos. Superado por sus experiencias, lucha día a día por conseguir dos cosas: encontrar la verdad y encontrarse a sí mismo. Él es... Neal Conan.
 
Neal Conan

NEAL CONAN #10
Interior
Guión: Jesús Alonso AKA Cifra2

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PORTADA: Un retrato frontal de Neal Conan... en el iris de sus ojos, el horror desatado de un infierno de cuerpos retorciéndose de dolor y desesperación.

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Llueve ligeramente, chispea. Neal, ligeramente atontado mira hacia el frente, entre el bullicio de la terminal American Airlines del aeropuerto J.F.K. de New York. Extrañado, inspeccionó su mochila, sus maletas... todo en orden.

"Creía que se me olvidaba algo"

Oye un chirrido de neumáticos, se gira y ve alejarse el taxi que le ha traído.

"Extraño, no recuerdo haber pagado"

De pronto, se da cuenta... mira la hora y apresurado agarra las maletas y comienza a correr en busca del mostrador de facturación... Afortunadamente no parece haber mucho tráfico hoy y no va a tener que hacer cola... Llega presuroso, de todas maneras, deja las maletas en la cinta y sonríe a la sonriente agente de facturación...

- Buenas tardes, señor... Su billete y pasaporte, por favor.

Neal, sin dejar de sonreir busca un billete y un pasaporte que por un momento cree haber perdido... pero no, ahí están, bien acomodados en su bolsillo.

- Aquí tiene.

La agente abre billete y pasaporte y se dispone a teclear la información en el ordenador cuando de pronto alza la mirada y ocurre lo de siempre.

- ¿Es Vd.? ¿Vd. es Neal Conan?

Y de pronto ya no está en el aeropuerto. Se encuentra en el taxi que le trajo, y el que le hace la pregunta no es una guapa y rubia agente de facturación, sino un taxista cuyo nombre mira en su licencia, puesta a disposición del público... un taxista llamado Max Sellers.

Neal, resignado, asintió.

- Sí, soy yo.

- Hombre, vaya suerte tengo... Últimamente suelo recoger a bastantes famosos...

Neal intentó disimular su tedio.

- Tendrá usted una buena racha...

- Fíjese, el otro día fue Marisa Warren, la actriz... También pasaron por aquí Brian Mewes, el cantante y Djimon Washington, el abogado...

El tedio no necesitó ser disimulado ni un segundo más. El periodista nato en Neal saltó a escena.

- Un momento... ¿recuerda qué día llevó a Marisa Warren?

Max se sintió un poco sorprendido...

- Sí, claro... el Sábado por la noche... la noche del Sábado al Domingo, ¿porqué?

Neal no se lo podía creer... pero antes de poder reaccionar, le asaltó una pregunta...

- ¿Ventanilla o pasillo, Sr. Conan?

¿Qué había sido eso? Neal se vio de vuelta en el mostrador de facturación... su vuelo de American Airlines a Amsterdam estaba a una hora de salir... y la chica le preguntaba la pregunta ritual de todo viaje aéreo...

- Errr... Pasillo, por favor... ¿Estoy en Bussiness, supongo?

- Sí, de hecho tendría que haber facturado en nuestros mostradores de Bussiness Class, señor Conan, pero como tengo todo lo necesario aquí le puedo facturar sin problemas... entonces pasillo en Bussiness Class.

La memoria de Neal parecía escurrirse como arena entre los dedos... ¿Qué demonios había pasado en el taxi?

El mundo pareció retorcerse brevemente en sí mismo... todo centrado entre Neal y la chica... ella... era una mutante. Neal lo supo instintivamente... ¿el modo de hablarle? ¿de mirarle? El tiempo parecía pasar más lento, mientras se imprimían la tarjeta de embarque y las del equipaje, mientras ella deliciosamente cogía unos identificadores de Bussiness Class y los ataba al equipaje... mientras ella le sonreía y le entregaba su tarjeta de embarque... mientras su rostro se transformaba en Marisa Warren.

- ¡AYÚDAMEEEEE!

Neal dio un respingo.

- ¿Se encuentra bien, Sr. Conan?

- ¿Eres mutante, verdad?

La chica se sonrojó ligeramente, mirando a un lado y a otro para ver que sus compañeros no habían oído la pregunta. El nerviosismo emergió en su rostro.

- No, Sr. Conan. Ahora puede Vd. pasar a la sala VIP, si así lo desea.

Mintió flagrantemente.

Neal se quedó helado por un momento... miró indeciso su mochila, en la que llevaba su ordenador portátil, se la puso, recogió su tarjeta de embarque y se despidió...

- Lo siento, hoy me encuentro... raro.

Apenas se dio cuenta de los llorosos ojos de la agente mientras se marchaba. Buscó nervioso la sala VIP. Marisa Warren. No se le podía olvidar ese nombre, ese rostro.

La conoció hace unos meses, en una fiesta. Adicta a la cocaína y al trabajo, una mujer despreciable, a pesar de su prestigio... ambiciosa, arrogante... no había llorado ante la noticia de su desaparición el Domingo anterior.

- ¿Marisa Warren ha desaparecido? Debe estar Vd. de coña.

Max Sellers era completamente sincero cuando dijo esto...

- Pues sí, y la verdad, por lo que sé, Vd. debe ser una de las últimas personas que la vio... ¿no recordará por casualidad a dónde la llevó?

- No, no precisamente... no suelo recordar dónde llevo a mis clientes... además sería violar su privacidad, ¿no cree, Sr. Conan?

Neal notó un extraño movimiento bajo sus piernas... ¿había sido un bache?

- Porque como buen periodista... ¿qué opina de la privacidad?

Y Neal se vio atrapado por una inercia que le obligaba a responder...

- Acaba donde comienza el derecho a la información...

- ¿Disculpe, Señor?

La azafata de la Sala VIP le hacía esa pregunta.

- ¿Se encuentra bien?

- Sí, gracias.

Neal le enseñó su tarjeta de embarque.

- Bienvenido, Sr. Conan. Puede pasar y usar nuestros servicios libremente... le avisaremos en cuanto se vaya a proceder al embarque de su vuelo a Amsterdam.

Neal sonrió forzadamente, se quitó la mochila, dejándola junto a uno de los cómodos sillones y se dirigió al servicio de bar... Tio Jack volvía a llamar.

"Soy mejor que eso, soy mejor que eso"

La ansiedad en su boca y garganta parecía decir lo contrario...

Agarró un refresco de lima y un vaso, una rodaja de limón... echó unos cubitos de hielo, virtió el refresco y se fue a sentar en el sillón. Sólo que en cuanto tomó contacto con él estaba otra vez en el taxi.

- Entonces, Sr. Conan... ¿cree Vd. que está justificada la intromisión en la vida privada de las personas?

- No, sólo en algunos casos... el derecho a la información es esencial, pero hay que valorar cada caso en particular...

- Como por ejemplo el de la Patrulla X, ¿no?

Neal comenzó a notar que todo era muy raro...

- La Patrulla X... no comprendo...

- Vd. no reveló demasiada información sobre ellos.

- No les conocía apenas...

- Pero ahora sí, ¿no es cierto?

Neal tragó saliva... ¿quién era este hombre? Volvió a mirar la licencia, pero aunque la foto seguía nítida, el nombre era borroso, una amalgama extraña, cambiante.

- Sí, ahora los conozco bien, y ellos a mí... de hecho hemos colaborado...

- Y, la pregunta sería porqué no informa sobre un conocido grupo terrorista que supone una amenaza...

- No son terroristas, son...

- La policía y el gobierno son claros al respecto... han estado involucrados en desastres contínuamente.

- Evitándolos siempre que pudieron.

- El asunto Onslaught, la casi destrucción de New York en lo que se llamó... - dudó antes de decirlo... - Inferno...

- Sí, estuvieron relacionados, pero fue su responsabilidad detenerlos y lo hicieron.

- ¿Y en qué encaja usted en este juego de seres superpoderosos, Sr. Conan?

De repente se dio cuenta... no podía mentir. La verdad iba a salir tal cual, a pesar de lo que él quisiera pensar.

Y el vaso apareció en su mano. Bebió un poco de refresco. Estaba de vuelta en la sala VIP y sonó el anuncio de su vuelo. La última llamada.

Neal corrió mochila y tarjeta en mano buscando desesperadamente la puerta de embarque... no podía perder el avión, por muy tentado que estuviera de salir del aeropuerto y buscar a ese taxista, de reunir los fragmentos que no podía recordar sobre los minutos del trayecto en el taxi...

Afortunadamente, llegó a tiempo.

- Es Vd. el último, Sr.... ya estábamos buscando su equipaje.

- Lo siento, es culpa mía...

Los agentes de embarque sonrieron y le devolvieron su pedazo de tarjeta correspondiente al asiento, y Neal se apresuró por el finger hacia el avión... pidió perdón una vez más al coordinador de vuelo y a las azafatas, que en el fondo miraban divertidas su agobio... guardó la mochila en el compartimento de equipaje y se recostó en su butaca, abrochándose el cinturón, mientras oía como se cerraba la puerta del avión... cerró los ojos y allí estaba otra vez.

En el taxi.

- Yo no soy más que un observador... ¿Peter?

Ése era el nombre que aparecía claramente en la licencia del taxista. Peter, Peter Cady. Neal no estaba seguro de si era mutante o algo peor. Veía la posibilidad - había entrevistado al Dr. Extraño un par de veces - que el taxista pudiera no ser humano ni mutante... sino otra cosa.

- ¿Qué eres Peter?

- Aquí las preguntas las hago yo, Neal.

Su voz había sonado amable pero firme. Tentáculos salieron del respaldo y asiento del sofá inmovilizando a Neal.

"Dios mío"

- Dios puede que no tenga nada que ver en esto, Sr. Conan. Dígame... ¿Vd. sólo observa?

- En eso consiste el trabajo de un periodista, ¿no?

- Pero Vd. se implica, Vd. ha tomado bando.

- Hay motivos para ello.

- Un periodista tiene que ser objetivo, por muy doloroso que sea.

Como para respaldarlo, los tentáculos apretaron, y la columna de Neal se retorció ligeramente hacia atrás.

- Yo... no puedo... permanec...

- ¿Permanecer impasible? Hay algo más, ¿verdad?

Neal no podía hacer sino decir la verdad, cualquiera que fuese ésta... una parte de él iba a sentirse liberado al ver qué era realmente lo que le motivaba.

- Mi familia sufrió... Perdí a mi hijo... Perdí a mi esposa... Casi pierdo a mi hija.

- Nadie duda del precio que está pagando... pero ¿es su fascinación por el poder y los poderosos lo que lo mueve o su sentido de la justicia?

Neal sabía que no iba a mentir. La verdad iba a salir.

Y la verdad le sorprendió por ser exactamente lo que creía que no iba a poder responder.

- No... lo sé...

Neal iba volviendo al avión a medida que resonaban en su mente las últimas palabras que oiría por el momento de Peter Cady.

- Quizás haya una forma de averiguarlo.

- ¿Se encuentra bien? Está Vd. empapado en sudor...

Miró al pasajero que tenía al lado... un hombre gordo, rubio, con barba, de aspecto bonachón... seguramente holandés, por su acento.

- No me encuentro muy bien, pero no es nada, gracias.

- ¿Sabe?, lleva dormido todo el viaje... Estamos a diez minutos de aterrizar en Schiphol y...

El avión tembló.

- ...y lo que le iba a decir, estas turbulencias que estamos sufriendo desde hace veinte minutos no lo habían despertado...

Neal LO SUPO justo antes que el comandante lo anunciara...

- El avión tiene problemas...

"Señores pasajeros, lamento anunciarles que debido a unos problemas técnicos nos disponemos a efectuar un aterrizaje de emergencia..."

Bla, bla, bla, pensó Neal...

"NO VOY A MORIR AQUÍ... NADIE VA A MORIR"

- Señor, ¿se encuentra bien?

Miró a su compañero de viaje, que estaba asustado. Al ver a Neal, se aterrorizó.

- Sus ojos...

Los ojos de Neal se habían vuelto brillantes, rebosantes de energía. Las turbulencias fueron cesando... el avión se estabilizó...

- ¿Le ocurre algo a mis ojos?

Y Neal sonrió.

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SALA DE PRENSA (Correo)

Bueno, se ha hecho de rogar, pero aquí está... El número 10 de Neal Conan, al que le quedan dos números más y un anual para quedar libre de mi control. No hago comentarios respecto a lo que pasa en el número, porque sé de algunos listillos que sólo se miran el correo para seguir al loro...

Así que nada, espero que el siguiente número no tarde tanto en ser "parido". En mi descargo, que estoy viviendo unos meses muy raros... supongo que ya se me pasará (no voy a entrar en detalles).

Nada, lo próximo que publicaré seguramente será el Anual de Mutantes (serie que no dejo, je je je) y que también se retrasaba en exceso.

Cifra2 / Jesús Alonso.

 
 
   
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