MOTORISTA FANTASMA VOL. 3 #92
Ángeles y demonios
Guión:
DOB
Portada: Wish
Resumen de lo publicado:
Daniel Ketch apareció en una habitación del Sanatorio Contantine Peek, una
supuesta puerta al infierno de Corazón Oscuro. Allí fue liberado por un
niño, vagando por sus tierras hasta encontrarse con los espíritus de la
venganza,siendo, entonces, misteriosamente devuelto a la Tierra. Allí sufrió
el ataque de tres seres, portadores de tres máscaras griegas, en un combate
donde se le dio por muerto. A partir de aquello vaga por distintas ciudades
un tanto cambiado, con un particular sentido de la justicia, dando muestras
de que algo ha cambiado en él. Según han ido apareciendo en varias fases de
la colección, Danny parece convivir con alguien en el interior del espíritu
de la venganza. Alguien que al parecer, va ganando más y más poder, y que al
final ha resultado ser Mefisto. Aunque, por ahora, se desconocen las causas
de como ha llegado a ser el portador del Espíritu de la venganza.
Por otro lado, Sara encontró a Johhny Blaze en la parte de Constantine Peek
ubicada en la Tierra. Después de deambular por la ciudad de Nueva Orleans,
fueron atraídos hasta Emetiquia, una parte colindante del infierno de
Corazón Oscuro, donde se les fue revelado lo que no recordaban: que habían
sido poseídos por dos espíritus de la venganza pactando con Corazón Oscuro,
y que Sara era la difunta esposa de Blaze, Roxxane. Partieron con la premisa
de encontrar aquello que bloqueaba sus recuerdos y que ocultaba el porqué
del pacto de Corazón Oscuro, un ente que llaman perforación, capaz de crear
alteraciones en la realidad. Ahora, sin recordar nada de sus verdaderas
identidades, viajan hacia Denver.
En una parada que efectuaron en un motel de camino a Denver, Jonnhy Blaze
creyó escuchar a su hermano, Daniel, pidiéndole ayuda.
"Quisiera que nada de esto hubiera ocurrido.
Pero las cosas ocurren, no podemos hacer nada contra eso. Ahora es demasiado
tarde para pedir disculpas."
(Daniel Ketch)
Purple Haze was in my brain,
lately things don't seem the same,
actin' funny but I don't know why
'scuse me while I kiss the sky.
Purple Haze all around,
don't know if I'm coming up or down.
Am I happy or in misery
Whatever it is, that girl put a spell on me...
(Purple Haze, Jimi Hendrix)
Hecho 1 - Dentro-
Hola a todos, habitantes del vacío, me llamo Daniel Ketch. Mi nombre puede
ser que no os importe, que lo conozcáis o que simplemente lo hayáis olvidado
en el mismo momento que haya salido de mi boca. La verdad es que poco me
importa, ya que no existís más que en mi cabeza, siendo sólo el delirio de
un preso, de un loco, de un hombre que fue engañado por la treta más sucia y
más antigua de la humanidad. Aunque eso ahora no importa. En cierta manera
nada importa. Ni siquiera yo importo. Todo dejó de importar en el momento en
que empezó el problema que me ha llevado aquí, cercado por la inmensidad de
la nada, y ya ni siquiera eso tiene valor, pues yo me he buscado este
destino, en donde prevaleceré, ciego, sordo y mudo al acontecer de los
sucesos que Mefisto me deparé.
Podría reírme, sin hacerme gracia nada. Podría llorar a hasta que dejara de
tener lágrimas, y no habría nada que me pudiera entristecer. Podría
enfurecer, desatar la cólera de un dios y tampoco tendría un porqué ni un
como, ni un cuando, donde desatarla. Cualquier cosa que hiciera no tendría
un efecto, ni tal vez una causa, pues Mefisto me lo ha despojado todo. No
ejerzo control sobre el que fuera una vez el Motorista Fantasma, ahora tan
solo soy algo que reposa en su interior, y que ni siquiera molesta. El
microbio en la uña de un Titán.
Si cierro mis ojos, puedo ver lo que "Él" está viendo en este momento. De
hecho, he estado observando todo lo que ocurría durante las últimas horas,
tal vez debido a un pequeño hilo que sobrevive de la anterior conexión que
manteníamos los dos, o tal vez es obra de Mefisto, que me condena de esta
forma, para que contemple lo que está haciendo el que una vez fui yo. Sea
como fuere, he estado contemplando todo lo acontecido durante las pasadas
horas. Observando, que no escuchando, pues eso es algo que me es privado;
quizás para que pueda oírme a mi mismo, o vuestras voces en mi cabeza, como
el deseo de un esquizofrénico.
Aún hay cosas en este día que no me encajan. Por ejemplo, si ahora mismo
cierro los ojos puedo ver a Arcángel rodeado por mi(su) cadena de plata. La
tiene apresada al cuello, y le aprieta bastante viendo su rostro
desencajado. Dolor, mucho dolor, sin duda, el que se le está afligiendo. Por
la posición en la que se encuentra, denota que yo(él) estamos venciendo el
combate, pues yace postrado de rodillas en el suelo, con las alas
desplegadas. Se asfixia, se muere.
Cuando cerré los ojos, hace apenas media hora y lo vi por primera vez, lo
primero que me pregunté fue que hacía él aquí. Supongo que Mefisto está
llamando mucho la atención, eso o es una simple coincidencia. Un camino que
eligió Warren y que lo llevó a estar de rodillas frente a mí(él)yo...
Al principio sentí impotencia ante lo que ocurría, el comienzo de un
combate, que aunque Arcángel intentó eludir, empezó casi instantáneamente.
Impotencia... Como la que siente un tetrapléjico... Ciertamente me siento
así, aunque puedo moverme. No estoy postrado en una silla de ruedas, ni en
una cama, sólo encerrado en un cuerpo que no es el mio, rodeado de fantasmas
que no existen, mirando por unos ojos que no son los mios. ¿Impotencia? No.
No es la palabra adecuada. Soy sumiso a mi destino. Me lo he buscado.
Arcángel y Mefisto... Pienso en la extraña alegoría de los ángeles y
demonios, el bien y el mal enfrentado, y de esa estrecha franja que puede
determinar ser lo uno u lo otro. No quiero ni imaginar que pasará si lo
mato(lo mata)lo matamos. No quiero ni pensar en las vidas que habremos
sesgado hasta ahora, en el daño hecho, en las muertes que despertaré por mi
error, mi fallo de cálculo, mi equivocación.
Caí en tú trampa, y ahora lo pago...¿Qué más quieres de mí?
No quiero verlo, por eso, en este caso, debo tener los ojos bien abiertos,
cerrarlos sería mi perdición.
Quisiera que nada de esto hubiera ocurrido. Pero las cosas ocurren, no
podemos hacer nada contra eso, y ahora es demasiado tarde para pedir
disculpas. Además de que no tengo con a quien pedírselas. Y aunque tuviera a
quien, ¿importaría algo? ¿Se me perdonaría lo que he hecho?
Fuera, en el cielo, si el Motorista Fantasma mira un poco hacia arriba, veo
que luce la luna, tímida, arropada por el manto de miles de estrellas, el
firmamento desnudo ante los ojos del que los cierra para ver, del que que
los cierra para saber, para rezar, para evitar que ocurra una desgracia que
ya ha ocurrido, inevitable como el paso del tiempo.
Habitantes del vacío, vosotros que no existís mas que como ilusiones de mi
soledad, y complemento de mi desolación, tened fe, pues mi destino es
inquebrantable. Pues ahora lo sé, contemplando su blanco manto lunar: Moriré
de nuevo antes de ver la luz del día. Tenedme, pues en vuestro seno, y nunca
me hagáis despertar si sueño de nuevo que soy libre.
Hecho 2 - Fuera-
Warren Kenneth Worthington III, más conocido como Arcángel se halla en el
suelo, con la cadena de plata del Motorista fantasma estrangulándolo. Le
falta la respiración, sus pulmones están a punto de estallar como globos
demasiado hinchados de helio. Se acuerda de Betsy y por un momento rememora
la última vez que cenó con ella.¿Que pidió de primer plato? Esos detalles
antes podía recordarlos.¿Cuanto hacía que no iba a cenar con nadie? ¿Saldría
de ésta?
A su alrededor se extiende la calle, la acera, la calzada, dos
semáforos -uno en verde y el otro en rojo- ¿Coches? Han destrozado varios
con la pelea, los conductores están a salvo, menos una mujer embarazada que
parece que ha roto aguas, quizás, piensa, se dirigía hacia el hospital
(tendrá que tener a su bebé en la calle) ¿Morirá si muere él?
Tras los coches destrozados, hay coches parados, y tras estos coches parados
hay una multitud agolpada en grupos más contenidos; tras ellos, locales
comerciales bastante vacíos, y edificios Neoyorquinos que se pierden en un
cielo plagado de estrellas.
"¿Podría alguien callar al hombre que toca el claxon a unas manzanas de
allí?", piensa.
La policía y los bomberos ha hecho acto de presencia, y parece que reordena
los pequeños grupos de personas en una gran masa, que contempla el
espectáculo. La prensa no tardará en presentarse. Lo raro es que no lo haya
hecho ya.
Un ángel caído, eso soy yo-se repite-un ángel sin cielo.
La cadena le roza el cuello, y es bastante cortante, aun sin poseer filo, lo
que resulta bastante paradójico. Le resulta gracioso ese hecho y no sabe
porqué. No tiene ganas de reír, claro. Tampoco podría aunque quisiera.
¿Reír? Le gustaría.
¿Por qué me haces esto?¿Qué es lo que te ha ocurrido? ¿Cómo has podido
cambiar de bando? Piensa, intentando que las ideas se conviertan en
palabras. Pero no puede, el Motorista Fantasma lo ahoga, lo está matando.
Todas las dudas que le asaltan ahora mismo no tienen respuesta, por lo menos
en ese momento; y no porque no pueda articular palabra, sino porque aquello
contra lo que está luchando y que una vez estuvo luchando codo a codo con él
en Los Campeones, ahora actúa de una forma totalmente distinta a lo que
recordaba. Ni aun si estar tras él el bueno de Johnny Blaze(*)
Sólo hace falta mirarlo para saber de lo que está hablando, ese no es el
Motorista fantasma que conoció una vez. No puede ser que esa especie de
demonio sea el mismo de hace años, no con ese aura malvada y corrupta que lo
circunda. Debe de ocurrir algo. Algo que se le ha pasado por alto. Algo, que
tal vez, de tener más tiempo o más ayuda, podría averiguar.
Entonces, como pequeños dados que lanza la mano del destino, comienza a caer
una pequeña llovizna sobre la ciudad, y es raro, pues en el cielo siguen
luciendo las estrellas, puras e inertes.
A doscientos metros de allí alguien formula un deseo, desencajado por el
dolor de una perdida; una joven muchacha que ha perdido a su gato por culpa
de la leucemia felina, y que presta, se mira en el espejo de una tienda de
ropa, trazando curvas con sus ojos, intentando comprender su extrema
delgadez. Más allá, en las ruinas de una casa, un viejo borracho se
desangra, preso y confeso de la locura de dos jóvenes de extrema derecha,
que contemplan, mano alzada, su obra. En los confines del mundo alguien
escucha "New york New york", admirando una funesta nueva sequía.
Hecho 3- El sueño
"Las posesiones diabólicas han estado presentes en nuestra cultura desde el
comienzo de la
humanidad, como también la existencia de personas encargadas de desterrar a
estás presencias malignas de los cuerpos de sus víctimas. La primera prueba
de ello la podemos encontrar en el nuevo testamento, más concretamente en
el libro de Marcos, versículo 9,25, en el que Jesús expulsa a un espíritu de
un muchacho poseído, o en el libro de Mateo, versículo 10,8, cuando, el
propio Jesús, les otorga poder a sus discípulos para poder expulsar a los
demonios."
Despertar.
Soñar que vuelas, y despertar.
Soñar que vuelas con unas alas nuevas, y despertar, despertar del sueño de
los anhelos del corazón. Es tan duro.
Pero no despiertas. Es más, duermes profundamente, pues todo lo que has
soñado: tus alas, el cielo azul, el viento cortante,...Eso era la realidad
de la que has escapado, en la que eras un ángel, un bicho raro, la incógnita
x en un submundo de pecado. Ahora lo que ves, lo que sientes, el suelo que
pisas, la imagen santa que se halla frente a ti, es lo que te recuerda que
es lo que todavía no sabes bien de ti mismo. Esa pequeña parte ocultada por
el peso del dolor que ha emergido en un momento de locura, y que te perfila
como sabedor de un destino que por ahora se te escapa. Un sueño, sólo eso,
al que abrazas, al que en el fondo odias pero que siempre has deseado, pues
te hace ocupar un lugar en los cielos, y le da un sentido a tu vida. Por eso
te acercas a la imagen en el altar, impasible ante tu miedo y excitación.
Caminas y el suelo empedrado comienza a agitarse como desmembrado ante tu
paso. La penumbra, claraoscura, encima más tu sed de perdón, tu sed de ser
aceptado por la santa imagen de aquella virgen que te llama, y que con los
ojos alzados mira hacia el cielo con un amargo gesto de tristeza.
Cuando ya te has acercado lo suficiente, sus ojos se cierran y abre los
brazos dispuesta a tomarte con ella, pues tú has sido elegido, tú eres el
que debe desterrar al demonio-lo dicen las voces en tú cabeza- Tú, tú, tú...
Tú has sido elegido.
Os abrazáis, como ángel y virgen, como devoto siervo y como reina de los
cielos, como madre e hijo, como hermano y hermana. Sin pecado.
Caer.
Soñar que caes, y seguir cayendo.
Soñar que caes por un negro precipicio hacia los infiernos, y nunca
despertar. Eso es abrir los ojos.
Los abres.
Despiertas.
Hecho 4 - La llamada
El pequeño móvil negro vibraba a poco metros de la cama. Warren
cuidadosamente se destapó e inclinándose un poco lo recogió del suelo.
Llamada oculta.
Sin saber porqué lo dejó sonar un par de veces antes de cogerlo. Aún tenía
la cabeza embotada, quizás era eso.
Cuando contestó no escuchó una respuesta al otro lado, sólo un pequeño
zumbido, por lo que colgó de inmediato.
Miró hacia el reloj de su mesita de noche: las 3:43.
Entonces, pensó en Betsy.
Puso los pies en el suelo, estaba helado. Contempló la idea de volver a la
cama, pero se dio cuenta de que no tenía sueño, y era raro. Aunque aquel día
se había acostado a eso de las 23 h, no había dormido mucho. Había algo que
le rondaba la cabeza, y no sabía que era.
Se levantó y fue hacia la cocina, preparó un café y se comió una tostada.
Era de locos, desayunar a las cuatro...
El móvil ahora estaba posado delante del plato con las migajas de las
tostadas. Worthington III lo observaba atentamente, y no sabía porqué. ¿Qué
esperaba? Decidió darse una ducha.
Una vez seco, abrió una de las ventanas de su apartamento y miró a la
ciudad. Las estrellas brillaban en lo alto.
Su piel azul tomaba el tono del manto de la noche cuando se lanzó al vacio.
Caer.
Caer.
Cuando hubo caído lo suficiente se sintió pleno y desplegó sus alas
metálicas remontando el vuelo.
Sus ojos azules brillaban, se sentía comodísimo si causa aparente.
Atravesó Manhattan a la velocidad del sonido, creando un estruendo que sólo
algunos noctámbulos escucharon.
Hasta que lo vio.
Su aura de maldad.
Entonces supo porqué había despertado.
Y la batalla que libraría.
Hecho 5- Maldad
¿Duerme?
Muere
¿Duerme?
Está muerto.
El viejo no tenía más de 59, si a alguien a esa edad se le puede llamar
viejo. Habría gente que de verlo afeitado, bien vestido, con el pelo cortado
y aseado, diría que era un hombre normal, un hombre corriente como los
tantísimos millones de personas que pueblan el globo terráqueo. Aunque
claro, de verlo ahora, lo único que pensaría cualquier persona, es lo que
pensaron Jimbo y Jim al unisono: "duerme"y "está muerto." Más que nada
porque ellos lo asesinaron momentos antes; de veintitrés cuchilladas cada
uno. Diez por cabeza fueron en el cuello, cinco por cabeza en el pecho, las
demás en el estomago. No tardó mucho en morir.
¿Duerme? Dijo Jimbo. Muere, dijo Jim, aunque finalmente, optó por elegir la
frase "Está muerto".
Se sentaron y se fumaron cigarro. Jim recitó en voz alta y de memoria unos
párrafos del Mein Kampf; los dos pusieron gesto solemne. Durmieron. Jimbo en
sueños soñó con poesía. Una poesía sucia que le devoraba la espalda.
Mientras le arrancaba los jirones de piel se preguntaba cómo un grupo de
rimas podría tener boca.
Jim le despertó diez minutos después, el vagabundo ya no se encontraba allí,
y no había ningún rastro de muerte en el lugar. Jim estaba nervioso,
tartamudeaba un poco. Cuando Jim se encontraba en ese estado su ojo
izquierdo bizqueaba. Jimbo creía que aún soñaba, y se lo dijo: -Soñamos Jim,
por eso no hemos matado a nadie.
Jim sacó un cigarró del bolsillo, su mano temblaba demasiado, hasta para
tratarse de un ataque de pánico. Tenía frío. Fue la primera vez que Jimbo
pensó en maldad, a continuación vio al vagabundo en la calle observándolos
bajo la fina lluvia. La mirada del borracho era inquisitoria. Jim no dejaba
de temblar.
Una sirena de un coche patrulla se escuchó a lo lejos.
-A veces, Jim...- comenzó a decir Jimbo, aunque calló durante unos
instantes, y finalmente dijo-...bah, olvídalo.
Jimbo encendió un cigarro y vio los cristales de la botella rota en el
suelo. Fue la segunda vez que pensó en maldad.
Nuevas sirenas de coches patrulla se escucharon. La ciudad parecía infestada
de policías. New York estaba podrida. Jim se sentó en el suelo, tiritaba. En
posición fetal intentó dormir.
Jimbo observó la lluvia a través del punzante cristal de la botella. El
continúo jadeo de Jim lo molestaba. "Tendrías que dormir, Jim", pensó. Sin
querer se cortó la cara con el filo del vidrio, por lo menos al principio,
hasta que pensó por tercera vez en maldad. A partir de ahí los cortes fueron
hechos a conciencia. Cuando se quiso dar cuenta lloraba lágrimas carmesíes.
Aquello lo animó tanto que quiso contagiar su felicidad a su amigo de armas,
apagando el frío de Jim con dolor, tajo tras tajo, mientras soñaba despierto
como de nuevo la poesía le mordía la espalda...
Cuando despertaron Jim y Jimbo de sus respectivos sueños, sus cuerpos
estaban bañados en sangre, sus caras desfiguradas por cortes y arañazos, sus
brazos y sus cuerpos mordidos. Todo producido, ya que tenían la constancia
absoluta, por ellos mismos, sin saber cómo. No tardaron en morir y ni
siquiera fueron conscientes de la ola de maldad que, mientras dormían, los
había poseído. Tampoco tardó su sangre en mezclarse con la del vagabundo, y
filtrarse en la tierra, como absorbida por el infierno. Y es que una ola
corrupta de maldad, a pocos metros de allí, se había desatado en una pequeña
parte de New York. Abriendo los ojos.
Vilma, una viejecita de 85 años de edad, que siempre sacaba a su perrita
Lilu, todos los días a la misma hora, para que hiciese sus necesidades, ese
día le dio por matarla a patadas, al hacerse el animal sus caquitas en la
acera y no en la calzada. Sus vecinos nunca se lo explicaron, dado el cariño
que le tenía a la pequeña mascota, doce años de convivencia con la anciana
así lo probaba. Como tampoco se explicaron los propios vecinos que
presenciaron el suceso, los terribles golpes que pudo acometer la anciana,
dado su precario estado de salud. " Nadie lo diría." Fue la frase que se
dijo durante y tras semanas de aquel hecho.
Muertes, y no sólo de perros, hubo muchas aquella noche en la ciudad,
atracos en los que morían atracador, atracado y viandantes que concurrían
por los alrededores en el momento del suceso, y en los que nunca se supo
bien quien se había quedado con el botín.
Robos, asesinatos y violaciones indiscriminadas. Una de estas últimas, quizá
la más vejatoria, tuvo lugar poco después de la muerte de Jimbo y Jim,
cuando Natalie, fue abordada en la salida de la tienda donde había pasado
gran parte de la tarde, recordando a su difunto gatito y probándose vestidos
con los que parecer un poco más delgada. Hubo cinco personas activas
implicadas, cuatro hombres y una mujer, y testigos que no hicieron nada,
solamente mirar impasibles al acontecer de los hechos. Natalie, tenía 18
recién cumplidos.
Es curioso, pero ella llegó un momento en que dejó de caer por el vacío azul
en el que estaba inmersa y creyó ver a su gato Vinnie, ronroneando, tumbado
boca arriba. Acariciando el pelaje del animal, con él ya en sus brazos se
observó en un espejo, estaba gorda, muy gorda, obesa. Parecía una foca.
Lloró.
Los médicos que la atendieron horas después, dictaminaron que el estado
cataléptico en el que había entrado pasaría con el tiempo. No ocurrió así.
Nunca despertó.
El último de todos ellos, Tom, aunque en ese momento no era totalmente
consciente de lo que hacía, dado el estado de "maldad" que lo embargaba,
aquella falta de resistencia le impulsó a hacerle más daño. En comisaría lo
pasó mal, en la penitenciaria Rikker mucho peor. No duró en su pabellón
mucho más que con Natalie.
Que duda cabe que a ninguno de los testigos le importó nada lo que allí
pasaba.
Dos o tres pensaron "No es mi problema." Uno dijo en voz baja: "¡Qué hijos
de puta!", pero siguió mirando.
Una pequeña parte de Nueva York había sido poseída por la maldad intrínseca
de Mefisto. Aquel hecho cambió ese día muchas vidas. Alguien, que por
supuesto desconocía la verdadera causa de lo que estaba ocurriendo dijo:
"La gente por fin se ha liberado."
Nunca hubo una explicación oficial de los hechos.
Hecho 6- El encuentro
Cayó de cuclillas, majestuosamente, como el ángel que era, con sus alas
desplegadas, y miró al Motoristas fantasma. No era exactamente como lo
recordaba de su estancia en los Defensores, parecía cambiado. Ahora, una
traslucida aura roja lo rodeaba, y de su craneo brotaban protuberancias
oseas, como cientos de cuernos que se agitaban con vida. Hasta su mirada, ya
de por sí siniestra había surgido una transformación, tornándose más
diabólica.
-Hola. - dijo plegando sus alas.
Un silencio sepulcral reinaba en los alrededores, como si la vida se hubiera
ido en toda aquel área.
Y resultaba raro pese a la hora. En Nueva York siempre había gente en la
calle, algún coche, algo. En ese momento no se oía nada.
El Motorista Fantasma no contestó, se limitó a quedarse en la misma posición
en la que estaba, sumamente tranquilo, hasta los pequeños cuernos que
brotaban de su cabeza se quedaron quietos.
Lo estudiaba.
Arcángel se levantó y dio un paso al frente.
-¿Ocurre algo?
Algo pareció moverse tras la chaqueta de cuero del Espíritu de la Venganza.
La cadena comenzó a agitarse en el suelo.
En ese momento Arcángel salió volando, esquivando por poco la cadena del
motorista, que consiguió rozarle la pierna, provocándole un pequeño corte.
La cadena se alargó y le siguió en todo el trayecto que siguió en vuelo
destrozando todo lo que había a su paso.
-¿Te has vuelto loco? ¿Es que no te acuerdas de mí? Dijo desde la cúspide de
una pequeña tienda de licores, a pocos metros del antiguo Campeón.
La cadena se enrolló juntó al Motorista Fantasma.
-Hombre, parece que vamos entrando en razón.
El aura del demonio entonces creció y su cadena se desplegó en varios
eslabones formando cuchillas afiladas, que fueron en dirección hacia
Arcángel, que seguía en lo alto del edificio.
Éste voló esquivando las cuchillas, pero dos de ellas, le alcanzaron, una en
el brazo y otra en el costado. Instintivamente sus alas escupieron plumas
metálicas que fueron contra el Motorista Fantasma.
Todas hicieron Blanco.
Pero este no se movió.
La cadena entonces voló hacia Warren y le rodeó el cuello, con tanta fuerza
que logró tirarlo al suelo.
Más plumas metálicas partieron hacia la cadena y hacia el Espíritu de la
Venganza, pero aunque impactaron en sendos objetivos, no hicieron mella en
ninguno de los dos.
Hecho 7- Exorcismo
Cierro los ojos y no estoy muerto.
"Estoy en el mausoleo de los ángeles. Todo a mi alrededor es luz. Una
plácida bondad me rodea.
¿Es este mi final? ¿El sitio a donde llegaré? ¿El Dorado que siempre he
buscado?
Pero la luz es efímera, y no durará siempre. Un día se perderá... y no
estaré allí para verlo."
Los veo en altares, como dioses con sus alas extendidas, puros, blancos.
Son los hijos del pasado. Mis padres y mis madres. Estoy en su tumba. El
lugar donde optaré algún día.
Por un momento sé que mis alas son un regalo y no una maldición, como
siempre había creído.
Soy un nuevo paso de una secuencia, de una historia. De un ser que nació en
el aire y que holló la tierra con sus pies...
Abro los ojos y no estoy vivo.
"Oscuridad. Estoy ahora en el infierno. La maldad es fatua pero inalterable.
Es el presente. Cientos de personas de espectadores, caras de desasosiego,
caras desencajadas. La maldad en estado puro. La fornicación en el
pensamiento del diablo."
Observo la calle atestada de gente, la destrucción que ha ocurrido. El caos
que ha formado el homo sapiens. Aquellos que odian a los que son como él,
marcados por una secuencia genética distinta. Aquellos que se hacen llamar
los auténticos pobladores de este mundo... Ilusos... Se han visto superados.
Se han visto mermados por nosotros, invadidos, hasta sus propios hijos son
sus enemigos, y no se han dado cuenta de que ellos ya son el pasado, que
comenzaron a morir hace tiempo.
-¿Qué estoy diciendo?¿Qué me estás haciendo?¿Qué nos estás haciendo?
Warren agarró la cadena con sus manos. Los eslabones estaban helados. Un
hilo de sangre cayó al suelo, pero eso no le impidió seguir agarrándola con
más fuerza, hasta que logró incorporarse.
-No se que te ha pasado Danny. Pero tienes que parar esto ya.- Sus alas de
desplegaron volviéndose punzantes.
El aura carmesí se incrementó alrededor del Espíritu de la Venganza.
Arcángel caminó hacia el demonio. La cadena se cerró más en torno a su
cuello.
-Si no me has matado ya es que no quieres matarme. Termina con esto.
Dio dos nuevos pasos hacia él.
El aura roja se incrementó rodeando al demonio. Los ojos de Arcángel
brillaron, como poseídos por una fuerza sobrenatural.
El Motorista fantasma miraba dentro de él, y Warren Kenneth Worthington III
le devolvía la mirada.
Hecho 8-Penitencia
-¿Hay alguien ahi? - gritó Warren
Warren Kenneth Worthington III, como hombre, no como Arcángel, se encontraba
en una gruta oscura. Sus alas metalicas, su piel azul, todo había
desaparecido. Era un hombre normal en la completa oscuridad.
Escuchó un repetitivo goteo cercano, a pocos metro de él. Como no podía ver
nada, a tientas caminó hacia el lugar del que provenía. Por el tacto, pudo
saber que se trataba de líquido, aunque bastante espeso para tratarse de
agua. Intentó no pensar en sangre, pero eso fue lo único que le asaltó a la
mente.
-¿Quién eres?
-Me llamo Warren, Warren Kenneth Worthington III.- Lo dijo sin pensar.
-Yo soy, bueno, Danny, Daniel Ketch
-¿Qué ha pasado? ¿Qué coño has hecho para que el Motorista se haya
descontrolado tanto?
-No soy yo, Warren. Es...bueno...él
-¿Quién?
-Me lo merezco. Yo solo quería que Barbara volviera. Y me engañó.
-¿Quién? Joder. ¿Quién te engañó?
-Mefisto.
El suelo comenzó a temblar.
-Tienes que salir de aquí. Como sea.
-No, Arcángel. Me lo merezco, la cague, y ahora lo pago.
-¿Estás tonto?¿Sabes lo que estás diciendo? Mira, no se como he acabado
aquí, pero todo tiene un porqué, sabes, y yo creo que he acabado en este
lugar para sacarte de aquí.
Vete por favor. Cierra los ojos y vete. Yo los abriré pronto. Es lo único
que nos une ahora mismo para que esta conversación esté ocurriendo. Soy ya
parte de él... ¿Es qué no te das cuenta?
-Tienes que salir. ¿Donde estás? Deja que te vea. Sal conmigo. Sal de aquí.
-¡Vete!- Entonces Danny abrió los ojos, y pudo ver su mirada rojiza y
destellante.
Hecho 9- Redención
Warren cerró los ojos bruscamente. Cuando los abrió de nuevo pudo ver como
una gran llamarada rodeaba al Motorista Fantasma, tras él, pudo ver el
rostro humano de Daniel Ketch desencajado por la agonía. La cadena dejó de
rodearle el cuello, se plegó y se fundió con el fuego.
Poco después El Espíritu de la Venganza desapareció.
La gente poco a poco fue volviendo a la cordura. Decenas de ambulancias
atendieron a los heridos y víctimas de paros cardiacos y otras afecciones
que había producido la pequeña ola de maldad que había ocurrido en aquella
parte de Nueva York.
Hubieron detenidos, y cadáveres. Presas y apresados. Todos víctimas.
Pronto todo volvió al orden, pero Arcángel ya no estaba allí para
presenciarlo. Volaba entre las cúspides de los altos edificios de Manhattan,
con una pregunta en su cabeza:
¿Y ahora qué? No quiso pensar en ello. Por lo menos de momento.
Llegó a su apartamento con el alba. El móvil seguía en el mismo lugar donde
lo había dejado.
Tendría que comunicar lo que sabía a alguien. Pero no ahora, en otro
momento. Se sentía muy mal, herido, cansado. Le dolía todo el cuerpo.
Se sentó en el sofá y puso una canción con el mando de la cadena musical,
"All night long" de Peter Murphy.
Cuando la canción acabó, se levantó y miró al móvil de nuevo. Seguía en el
mismo lugar. Inerte, expectante a que alguien lo hiciese sonar.
Se levantó y cogió el retrato enmarcado de Betsy, volvió al sofá y se sentó.
Miró durante un buen rato la fotografía. Su pelo, sus ojos, su sonrisa.
Entonces, se relajó un poco y dejó que el sueño lo acogiera.
Pensó en una frase antes de dormirse. Al despertar no la recordaría.
"Cada uno paga los pecados a su manera."
El día siguió su camino.
CORREO AL OTRO LADO
Mil perdones por la espera. Un año nuevo, un número nuevo. :) Empezamos
bien. Y esto pronto se acaba...
Quiero agradecerle desde aquí a David Aliaga la cesión del personaje
Arcángel, del que si os habéis quedado con el mono... ;), podéis seguir sus
aventuras y desventuras en su propia serie.
Os deseo a todos un buen año 2004.
Un saludo, Dob