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PORTADA
Cuando se derrama sangre inocente, Danny Ketch se transforma en el Espiritu de la Venganza. Ahora, conspiraciones infernales amenazan con cambiar irrevocablemente al Motorista Fantasma... y al mundo.
 
Motorista Fantasma vol. 3

MOTORISTA FANTASMA VOL. 3 #89
¿Dentro o fuera? II
Guión: DOB

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PORTADA: Un pasillo interior, sombrío con el techo blanco y el suelo de baldosas blancas y negras. Al final del corredor, una puerta (La misma del episodio anterior) La puerta está cerrada. Es la típica puerta de madera con pomo dorado. En la puerta, tallado en la madera, está escrito lo siguiente:

¿Estáis dentro o fuera?

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¿SANATORIO CONSTANTINE PEEK? HORA INDETERMINADA

¿Estamos donde creo que estamos? Preguntó Blaze mientras observaba la blanca sala.

Sara estaba callada, con la mirada perdida.

-¿Sara? - Blaze la llamó en voz alta, al ver que no recibía ninguna respuesta.

Sara solo escuchaba risas de demonios.

La habitación parecía vacía, con tan solo una pequeña camilla en el centro; de superficie metálica y con rastros de sangre ya secos. Las paredes eran muy blancas; lisas, sin ningún desnivel en su superficie, pulcras y limpias. Al contrario que el suelo, manchado y lleno de polvo. Aunque todo parecía correcto a simple vista, si se fijaba los ojos mucho en un objeto o parte del recinto, se podía observar un pequeño defecto en las formas, o un pequeño desnivel en el color, haciéndolo casi borroso; Como si en ese momento, convivieran dos habitaciones con distinta tonalidad, parecido al efecto que se da cuando se hace una mezcla de colores.

Era muy raro, pensaba Blaze. Ese efecto ocurría en cualquier parte del cuarto, pero no cuando miraba a Sara.

Un cruce de dos realidades del mismo cuarto, pensaba. Podría tratarse de eso mismo.

La última vez que había estado aquí, todo había sido distinto, o por lo menos más terrenal. Lo malo, es que aquel efecto que apreciaba en el cuarto le era de alguna manera familiar. ¿Por qué? Era una buena pregunta.

Por un momento trató de acordarse de que era lo que había ocurrido antes de estar en ese mismo cuarto la primera vez1. Pero todo era negro, como si le faltara ese trozo del puzzle para encajarlo todo. El por qué de la existencia del cuarto, de su presencia allí, y claro, de su nuevo poder adquirido: La posesión por parte de un Espíritu de la Venganza.

Lo bueno, si algo podía ser bueno después de todo lo que había ocurrido en cinco días, era que había otra puerta, además de por la que había entrado en aquel cuarto. Y que, quizás, detrás de aquella puerta, encontraría una respuesta a todas sus preguntas.

-Sara- Blaze se volvió hacia ella.

Sara se encontraba perdida, como en un mal sueño. Como en todas aquellas pesadillas que había sufrido desde que había encontrado a Blaze. Justo en el mismo cuarto donde ahora se encontraba; en una esquina, en la misma esquina donde ahora miraba, viéndose a ella misma -o una imagen del pasado- apoyada contra la pared. Sufriendo cómo antes Blaze, con aquel Espíritu de la Venganza en su interior. Agitando las manos, notando el fuego salir de las entrañas. ¿Ella también había estado alguna vez en aquel lugar? Eso parecía. Mucho antes de haber encontrado a Blaze. Incluso, mucho antes de matar a Mrs Speck2. ¿Era cierto aquello? Ella no podía saberlo. No podía saber nada.

Sólo, si cerraba los ojos y forzaba sus recuerdos, veía en la oscuridad de su conciencia unos ojos. Unos ojos que la observaban. Tal vez los del Espíritu de la Venganza que la poseía o los de su padre y creador. ¿Pero y si él le había mentido? ¿Y si aquella imagen en su cerebro, de ella sentada en el cuarto gimiendo, era real? ¿Alguna vez fue humana? No. Debía ser una simple alucinación. Una visión que perduraba en el cuarto y que había comenzado a existir en el momento en que ella había fijado la vista en ese punto. Solo esa suposición podía dar crédito a su existencia y, más importante, que ella no estaba siendo engañada. Aunque hasta entonces no se lo había preguntado ¿Qué era ella? ¿Un espíritu de la venganza u otra cosa?.

Sara, apartó la vista de la pared, escuchando entonces la voz de Blaze. La llamaba.

- Sara ¿Te encuentras bien?-

- Sí - dijo ella acercándose a él y dándole un beso. Un beso que le supo a rosas.

-Deberíamos de salir por esa puerta y tratar de saber que ocurre aquí - Blaze señaló la segunda puerta

- Seria una buena idea- Sara miró de reojo a su imagen apoyada en la pared - fuego- decía mientras temblaba apoyada contra la pared. ¿Pero que hacemos con Blade?- finalizó

-Lo dejaremos encima de la camilla. En el estado en el que está no nos puede ser de ninguna ayuda -

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Después de colocar a Blade encima de la vieja camilla, Blaze abrió tímidamente la puerta. Detrás de ella se encontró con un largo pasillo que coronaba en otra puerta.

El suelo seguía lleno de polvo en el siguiente corredor, con el mismo efecto borroso en cada punto donde fijaba la vista. Atravesaron rápidamente el pasillo hasta llegar a una puerta de madera, con un pomo dorado, parecida a la que se habían introducido por primera vez en Nueva Orleáns3.

Blaze, expectante, abrió la puerta.

Ante él se hallaba otro nuevo pasillo, con las mismas características que el que habían dejado atrás. Lo único que lo diferenciaba es que éste tenia el techo un poco más bajo que el anterior.

Siguieron un buen trecho recorriendo pasillos con las mismas características, en los que solo variaban la altura del techo, hasta que llegaron a uno por el que solo pudieron atravesarlo a gatas.

-Si esto sigue así llegara el momento en el que no podremos llegar a la siguiente puerta. Suponiendo, claro, que haya alguna puerta por la que salir - dijo Blaze

- O entrar, Johnny, o entrar -

La siguiente puerta daba a un pasillo por el que se debía pasar reptando. Y eso mismo es lo que hicieron.

Cuando Johnny estuvo a punto de atravesar la siguiente puerta, Sara le agarró por el pie, en señal de que no hiciera nada. - Espera, Johnny, no la abras- gritó.

Pero Johnny no le hizo caso, e igual que las anteriores, la abrió.

La minipuerta no llevaba a ningún sitio, tras ella solo se encontraba una pared.

Johnny miró hacia Sara. - esto es una locura -

- Quizás lo hagamos mal -

- ¿qué propones?- preguntó Blaze.

El brazo de Sara se llenó de fuego. Y con su puño golpeó una de las paredes laterales.

Se abrió un boquete en ella.

Sara asomó la cabeza por el agujero. Un extraño silbido se escuchaba fuera.

¿Ves algo? - preguntó Blaze.

Sara calló. Lo que estaba observando parecía entrar en los limites de su cordura. Fuera, simplemente no había nada. La ausencia de todo era la mejor palabra para explicar tal hecho. No había nada, ni eso.

-¿Creo que deberíamos volver? - dijo Sara en cuanto se libró de la extraña visión del exterior de aquel pasillo.

-No me has dicho lo que hay fuera -

-No lo creerías, descúbrelo tu mismo- dicho esto, Sara comenzó a reptar hacia atrás para dejar el espacio libre a Johnny.

Blaze miró dentro del agujero.

Lo que Blaze vio detrás de la pared, nunca llegaría a explicárselo en toda su restante vida. Aquella sonrisa y aquellos ojos negros que vio dentro del agujero serian siempre un misterio para él.

Recorrieron de nuevo todos los pasillos hasta que llegaron al cuarto donde se encontraba Blade. Lo raro fue descubrir que ya no se hallaba donde lo habían dejado. Blade había desaparecido.

-¿ Dónde está? - Blaze miró a Sara. Ella se encogió de hombros.

-Salgamos de aquí, Blade, probablemente se haya despertado y haya emprendido el camino hacia casa-

Blaze y Sara volvieron al pasillo de baldosas blancas y negras dispuestos a salir de nuevo a Nueva Orleans.

Dispuestos a salir, cosa que no hicieron. Cuando llegaron a la puerta, de madera caoba y pomo dorado, y la abrieron, cual fue su sorpresa al encontrarse en un pequeño sendero que subía hacia una montaña.

La tierra que ahora pisaban era de rojo calizo, parecida a la de las simas y montañas que en el momento de entrar en la primera puerta (en Nueva Orleáns, ver capitulo anterior) se habían formado.

-¿Estamos en el infierno? - Preguntó Sara

-No- dijo una figura que apareció ante ellos -Esto no es el infierno. Os encontráis en Emetiquia y su soberano quiere veros-

Arlequín sonrió.

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BLADE

- Abre los ojos - Una dulce voz femenina le hablaba

La voz parecía rebotar en su cerebro. Intentaba hacer lo que le decía pero no podía por mucho que lo intentaba.

Negro, todo era negro.

-Abre los ojos - Volvió a escuchar con el mismo incesante rebote en su cabeza.

Nada podía hacer.

¿Había muerto? ¿Soñaba?

En la negrura que observaba o mejor dicho, que sentía, pudo ver una luz. Una microscópica luz que aparecía al fondo de su conciencia.

La luz se hizo más grande. Y de la luz, pudo observar, como un hombre, minúsculo, aparecía.

El hombre vestía un manto marrón, con una capucha que le cubría la cabeza.

La voz, volvió a sugerirle un despertar pero Blade siguió observando el negror, y al hombre dentro de él.

Caminaba ligeramente encorvado y con su mano derecha asía un pequeño bastón de madera, con una cabeza de serpiente de ojos rojos. El hombre se acercaba al final de su conciencia.

Cuando ya estuvo frente a él, se descubrió la cara, dejando ver un rostro cansino y anciano lleno de arrugas, en el que resaltaba una frente despejada y lisa con un extraño signo tatuado que no pudo identificar, aunque, como en aquellos sueños en los que sabes que es cada cosa, sin saberlo, pudo encontrar un nombre para él: ra-sax

En ese momento, despertó.

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- ¡Mama! - gritó con fuerza.

La habitación estaba completamente a oscuras. Con su mano, a tientas, pudo localizar el gran peso que aplastaba su abdomen: un buen conjunto de mantas que, por momentos, despertaba un arraigado sentimiento claustrofóbico, no conocido hasta ese instante, en el que las cosas comienzan a despertar.

Palpando el tejido de la manta, se sintió tranquilo. Pero en ese momento le asaltaron las dudas.

Salió fuera de la cama, tanteó las paredes hasta encontrar un interruptor con el que dar fin a la oscuridad.

Y cual fue su sorpresa cuando la luz se hizo y se encontró súbitamente frente a un espejo.

Y lo que observó en él le asustó mucho.

No era su piel blanca.

Ni su pelo rubio.

Ni su rostro infantil

Ni su corta edad

Era la marca que llevaba tatuada en su frente: ra-sax

Volvió a despertar.

Extrañamente seguía tumbado en la camilla. Sin recordar nada de lo que había ocurrido anterior a su visión en el espejo. Incomodo, dolorido pero despierto.

Se reincorporó lentamente, puso los pies en el suelo. Miró hacia un lado y hacia el otro: la típica habitación de un hospital; tan solo le extrañaba la suciedad que allí reinaba.

Paso a paso, llegó hasta la única puerta que había en el cuarto, la abrió y salió al exterior. El sol lucía en lo alto del cielo. ¿Dónde estaría?

Tendría que preguntarlo - De todas formas, soy un super, estas cosas a veces ocurren- Siguió su camino. Al rato de andar, giró la cabeza y contempló el Sanatorio Constantine Peek, en todo su esplendor, encima del pequeño monte. Sintió un escalofrío.

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"Las guitarras suenan en todo el local. Arriba, frente al batería y a la derecha del bajista, canta ella, agitando su larga melena rubia. Viste un conjunto ceñido negro, que hace sobresalir mas de lo debido sus grandes pechos. Frente a ella, tranquilos y ensimismados por su voz, la gente degusta toda clase de bebidas y drogas que a esas horas de la tarde puede alguien consumir, sin miedo de llamar mucho la atención.

Es triste la letra, cuenta cómo alguien una vez murió por culpa de un hada. -Todos sabemos que las hadas no existen - dice un hombre a una mujer en una mesa.

Hay dioses y diosas entre nosotros. Eso todo el mundo lo sabe. Diles que en el cielo hay millones de estrellas y te creerán pero sin embargo diles que tengan cuidado con apoyarse en una pared que está pintada y la tocaran con las manos. Ella, simplemente, es una cantante. Ojalá fuera un hada.

La canción termina, los aplausos comienzan. Camino hacia el camerino.

Allí se cambia, odia lo ajustado, la atrapa mas de lo que desea. La pintura en su cara desaparece, no la necesita para ser guapa.

Al tiempo, está en la calle. Hoy regresara pronto a casa. No tiene a nadie allí pero necesita echarse una rato

¿Por qué ella no es un hada?

La calle donde vive desde hace años está poco iluminada, aunque eso no le da miedo. La siguen. Ese es el peligro

Saca sus llaves lentamente de su pequeño bolso. Un cambio en la intensidad del aire.

Abre la puerta, quiere entrar pero no la dejan. La agarran.

Gira su cabeza.

Desde hace tiempo sabe que su vida va a llegar a su fin. Nunca esperó que tardara tanto. Está cansada, no le gusta ser quien es.

Dos hombres armados con cuchillo y pistola, respectivamente, la amordazan, le gritan, le desgarran el vestido. Quieren mancillar su cuerpo. Intenta negarse, sabe que así vendrá el final.

¿Por qué ya nadie creerá en las hadas?

Cuando comienzan a consumar la violación, sumisa y golpeada repetitivamente, todo para.

Intenta pensar en una canción, que pueda cantar alguna vez, sobre las muertes de dos hombres que murieron por culpa de alguien que quiso ser un hada. Un pequeño suspiro se oye lejos.

Quería morir de veras, piensa

¿Dónde estas? Dice ella escupiendo la sangre que ha penetrado en su boca.

Puedes dejarte ver. No creo que sea peor que esto.

Tras las sombras emerge el Motorista Fantasma.

-Te conozco. Te he visto en mis sueños. Sé quien eres - dice la chica -

Las dos miradas se cruzan furtivamente.

La chica saca un cigarro de su bolso y lo enciende.- ¿ y ahora? - dice

Humo al aire.

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1.- Ver episodio 78

2.- Ver episodio 77

3.- Ver el anterior capítulo

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CORREO AL OTRO LADO

¿Curiosidad? ¿Emparanoiamiento? Escribe a nraven@teleline.es

Ahora pasemos a una carta del ilustre guionista del Halcón. Nuestro querido Sr. Fordcopp

Hola Dob. Por fin he podido leerme tu extrañísima serie,

Acaso creía que habría sido votada como serie más extraña si esto no fuera cierto.

y he de destacar tu capacidad para escribir con una vigorosa prosa, con un estilo muy marcado, donde se mezclan la pulcritud y estilo aparentemente sencillo (aunque en realidad haya un gran trabajo detrás, como todos sabemos) mezclado con un tono sucio y desgarrado, típico de grandes escritores como Buckowski, Henry miller o Burroughs... lo que me lleva a la siguiente pregunta ¿Eres alcohólico o algo, verdad?

jejeje.

Yo creo que si, solo un tipo con una vida marginal y con algún tipo de dependencia a algún tipo de estupefacientes, con una existencia llena de adversidades y ocurridos, es capaz de emocionar tanto al menda.

Casi acierta, Sr. Fcopp. Por poco.

Me alegro de se haya emocionado ;) Esto da más crédito a la opinión que tengo sobre usted: Sé que detrás de la fachada que aparenta, hay hombre que tiene un gran corazón. :)

Por otra parte, también te digo que la serie el motorista Fantasma es caótica en cuanto a que es muy complicado saber que diablos pasa en la serie?

y mas importante ¿Cual es su argumento? Quizás podrías explicarlo desde su génesis.

Si le sirve de consuelo, hay mucha gente que le ocurre lo mismo que a usted

La verdad que todo ese caos es premeditado. Lo que he pretendido hacer desde el primer momento, ha sido hacer un gran y único episodio, dividido en diferentes actos. Ya verá como al final de la serie lo comprenderá todo.

Por otro lado ha sido apasionante descubrir la referencia de tu ultimo numero a Peter Murphy. que yo creo que es un genio a la altura de Wolfang Amadeus Mozart, Beethoven el maestro Rodrigo o Almodóvar & McNamara. ¿eres fan de la música remember? Joder ya no se hace música como antes, malditas nuevas generaciones, cuando oigo a la Oreja de VanGogh o Estopa y recuerdo las bellas melodías y cadencias de Peter murphy o Adam Ant me invade un profundo sentimiento de melancolía. Ya estoy muy mayor.

Sí, Sr. Fcopp, la música de los ochenta fue la mejor, y a muchos nos marcó para siempre.

Un beso

Bwahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahahah

Gracias Sr. Fcopp, me ha hecho mucha ilusión que su humilde pluma y voraz intelecto, tanto o menos, haya marcado este número por siempre.

Muy suyo. Dob

Hala! Quien no haya leído la serie de El Halcón, que se ponga en ello de inmediato. En ella, como bien es sabido por sus habituales lectores, podrá disfrutar de las maravillosas ocurrencias del señor Fcopp en todo su apogeo.

Un saludo a todos. Dob

 
 
   
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