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PORTADA
Tras la saga de Emociones Primarias, Danny Ketch, el portador del Espíritu de la Venganza, más conocido como el Motorista fantasma, ha desaparecido. ¿Dónde esta Danny Ketch?
 
Motorista Fantasma vol. 3

MOTORISTA FANTASMA VOL. 3 #83
Carnaval VII
Guión: DOB

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PORTADA: La cara de un bebé, con la cabeza alargada y deformada. El bebé tiene la boca abierta y de sus labios caen babas amarillas. Sus ojos están también abiertos -de par en par- y dentro de ellos, reflejado, un cristal rompiéndose en cientos de trozos.

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Este capítulo está dedicado a Mandy.

Acto I

"¿Por que nos intentamos castigar una y otra vez con la misma cosa? ¿Por que no pedimos perdón? ¿Cuesta tanto? ¿He de morir? Pues ven a mi, Muerte."

- Hola Lilith -

La lluvia cae, mojando el espejo y disolviendo las imágenes de un hijo perdido. Un hijo de los muchos que ha tenido desde que nació el mundo. Lilith. Y ante ella, el que nunca mas creyó poder volver a ver:

ZARATHOS

-Hola Lilith-

- ¿Tú? - Lilith se levanta dejando caer el espejo al suelo, haciéndose pedazos.

- Si, debemos irnos de aquí. He venido en tu busca.-

- ¿Después de tanto tiempo?-

- Si, tu hijo debe nacer. Ha llegado la hora -

Lilith queda callada, el esqueleto de su antiguo amante se convierte en cenizas.

- Ven Lilith -

Zarathos coge de una mano a Lilith. Los dos desaparecen, dejando trozos de espejo que reflejan muerte.

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Kim y Jim, hermanos los dos, viven en una casa a la afuera de Nueva Orleans. Kim, ella, teje el primer jersey para su hijo. A su justa medida. Jim, él. Lee el periódico.

- ¿Estará bien? No se le oye desde hace rato - comenta Kim

- Si, cariño, estará durmiendo. No esperes que siempre haga algún ruido - tranquiliza Jim

- Puedes ir a verlo... por favor-

Jim deja el periódico y la besa.

Al poco de entrar en el cuarto de su niño, nota frío -como siempre - Y al ver la ventana abierta la cierra - como siempre - Lo mira y ve sus grandes ojos abiertos. Su boca llena de babas amarillas parece balbucear. Quizás le haya dicho papá. Papá. Seguro que le ha dicho. Papá, déjame dormir en paz. ¿Por que se preocupara Kim tanto de él? Nada le pasara, mientras no revelen el secreto.

- Ejem... hola - se oye la voz tras él.

- ¿quién es usted? - pregunta Jim al ver a un hombre ataviado con una gabardina negra y de pelo moreno que yace de pie en uno de los extremos de la habitación.

- Yo... - el hombre saca un cigarro de un paquete de tabaco y lo enciende. Humo al exterior.

- Me llamo Bob -

- Tengo una pistola en mi cuarto - dice Jim

- Si... interesante - Una nueva calada al cigarro.

- ¿Cómo se llama su hijo? ¿por que es su hijo, verdad Jim?

- ¿Cómo sabe mi nombre? - pregunta Jim.

- Lo vi fuera, en el buzón," hogar de Kim y Jim" - dice Bob

- Si, es mi hijo. Lárguese o llamare a la policía - dice Jim un poco exaltado.

- Bien, si quiere que me marche, me marchare. Solo tenia que pedirlo... ¿tiene un cenicero por ahí? No me gustaría mancharle el cuarto a su hijo -

- Por favor márchese - Kim - grita - Tráeme la pistola -

- Vale, vale. Me voy. Tranquilícese.

La ventana se abre de pronto de par en par. Bob se acerca. El viento mueve su negro pelo.

- Una cosa - se vuelve - ¿sabe cuanto tardaran en enterarse de lo de su hijo? Haga una cosa, largese con su hermana a otro lugar. Pronto vendrán a por él

Un frío recorre la espalda de Jim.

Después, humo. Solo humo.

- ¿Jim? ¿Que ocurre? - Kim entra en la habitación.

Allí, en la habitación, ya no está Bob Solo Jim con cabeza deforme en sus brazos.

- Haz las maletas Kim. Nos vamos - dice Jim

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El sonido del timbre del teléfono se oye por todo Constantine Peek. Sonido que, por supuesto, escucha el doctor Mann, que nervioso, seca el sudor de su frente.

Sus manos se deslizan por el auricular. Y por primera vez se pregunta si está verdaderamente preparado.

El timbre suena por sexta vez cuando descuelga el teléfono. Posándolo dulcemente en su oreja derecha.

- Si. Soy yo. Bien. Esta bien. Gracias -

Mann, cuelga el teléfono igual, sino más dulcemente que cuando lo descolgó. Se seca de nuevo el sudor.

- ¿ Era él? - Se escucha tras Mann, aunque no se ve a nadie..

- Si - responde Mann.

- ¿Qué quería? - pregunta "el que no se le ve"

- Quiere que regrese- responde Mann.

- ¿Estarás ahora contento? -

- Si -responde Mann.

- ¿Cuál será tu misión allí? -

- Me ha dicho que una vez que haya regresado ya se pondrá en contacto conmigo -

- Estupendo, esto hay que celebrarlo - dice "el que no se le ve"

- Si - dice Mann mientras coge el gancho afilado - En eso tienes razón. Mucha razón. -

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Sin cara ha entrado en el edificio del Don. Tres guardias lo esperan.

Uno -más rápido que los otros dos- dispara a Sin cara, arrancándole la pierna de un pesado impacto.

Sin cara cae al suelo. Aunque no emite ningún grito de dolor.

Los otros guardias, perplejos, apuntan con sus armas a Sin cara. La pierna de Sin cara, ante los ojos sorprendidos de todos, desaparece entre el suelo del edificio, y casi al mismo tiempo, crece de nuevo formándose una nueva pierna, atrapada por el cuero de los negros pantalones.

- Y bien - dice.

Nadie vuelve a disparar. Sangre en el suelo.

Una puerta que se abre. Sin cara entra por ella.

Y allí, creyendo por una vez que sueña, ve al arlequín que en medio de la oscuridad lo llama.

Moviendo sus cascabeles. Su cuerpo negro y blanco.

"Sin cara, sin cara Te nombré. ¿te acuerdas?. Volverás con nosotros o te gusta tu particular infierno. En él tuyo llueve, como en el nuestro. En el tuyo asesinas, como en el nuestro. Pero aquí, con nosotros, tu mujer no te ama. ¿Quieres volver? ¿Quieres escuchar de nuevo tu nombre?"

Una cortina se cierra en la mente de Sin cara. Un velo que oculta la verdad. La luz, entonces se hace. Y entre las sombras que provoca observa como la niña payaso juega con las vísceras del niño que nunca nació.

La luz. La luz que proviene de una lampara. Una lampara que oculta a un hombre. Un hombre viejo y cansado que con una pistola lo apunta a los ojos. El Don. - He visto lo que hacías con tu pierna.¿ sobrevivirá tu cabeza?-

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Apagón mira a Blade. Blade mira a Apagón En una pausa china que parece eterna

- ¿No piensas atacar caza-vampiros? -

- ¿Y tu, no piensas atacar caza- hombres?- responde Blade.

Un relámpago, tan fuerte, que asusta a Robert, mas que la escena que está presenciando. Hace rato intentó matarlo, si no llega a ser por Blade. ¿Es un vampiro?

Preguntas. Preguntas que llevan a más preguntas, que casi todas terminan en ninguna respuesta y mientras, un escalofrío que surge de dentro de él. Un escalofrío que lo recorre entero. De arriba abajo. Y piensa, rápido. Su pistola.

Relámpago.

Le tiemblan las manos. Todo su cuerpo, mejor dicho. La fría lluvia empapa su pelo y su cara. Lloro de ángeles que anuncian sus prontas caídas de los cielos. Tiembla, pero no falla. Un disparo. Un simple disparo, de una simple pistola que empuña un simple humano y que atraviesa, casi sin querer, el estomago de Apagón, que por la embestida cae al suelo, herido de muerte.

Blade, vuelve la cabeza hacia Robert. Un segundo disparo impacta contra la cadera de Apagón.

- No - grita Blade.

Pero es muy tarde. Apagón Salta hacia Robert. Y un disparo golpea contra el mojado pavimento. La pistola cae al suelo. Y Robert muerto con ella.

Apagón sangra, y esta muy quieto. Mira hacia Blade y después, muerde el cuello de Robert arrancándole tendones y tejidos musculares. Los ojos de Apagón, relucen rojos.

Blade, se lanza contra él.

Relámpago.

Y el tiempo se para. De pronto. En silencio.

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Acaba de parar de llover en la ciudad de Nueva Orleans pero la gente parece hacer caso omiso a este anuncio, pues sigue poblando las calles centrales de la urbe. Bailando, moviéndose al son de un silencio ante la ausencia de la lluvia fría que hasta ese momento aplacaba sus calores internos, frenando así sus mas bajos instintos. Nadie se da cuenta de nada a su alrededor, hasta que un extraño ruido rompe la ausencia de sonido que instantes antes había comenzado. Y no se ven, ni sienten cuando cada uno de ellos es poseído por una extraña sensación de desasosiego que, tras un nuevo estruendo, se convierte en sed violenta, y tras un tercero, en desaparición de carne y alma, que los hace diluirse en la realidad, dejando en la ciudad un nuevo silencio, mucho más sepulcral, si cabe, que el anterior.

Y ahí queda la ciudad. Desierta y dormida.

Silencio y situación que comprende Sin cara cuando la bala que ha sido lanzada hacia su cabeza desaparece. Como el Don, que instantes antes había disparado. Como también lo hacen Blade y Apagón al ver desaparecer el cuerpo de Robert.

Tras esto, una luz muy potente que ilumina la ciudad. Segundos que parecen horas. Después, oscuridad, total oscuridad, acompañada de una lluvia que comienza de nuevo a nacer, primero en pequeñas ráfagas, al rato, en completa tempestad.

"Llora. Cabeza deforme llora. Llora y se estremece en su cuna mientras los ojos de Kim y Jim se clavan en él. Algo le da miedo. Mucho miedo. Y babea, cambiando nuevamente la realidad de la ciudad y el destino de los que rodean a está"

En esta deformación, Apagón se ve colgado de un edificio mientras el sol, a lo lejos comienza a nacer. Gritando de angustia y de miedo por el pronto dolor.

Johnny, que abraza a Sara en la cama del motel , siente un frío que le recorre la cara y por un momento al tocar su pómulo nota la aleación de metal que la cubre. En ese instante tras escuchar los débiles gemidos de Sara, que duerme a su lado, la oculta contra la almohada mientras escucha gemidos.

Gemidos del que sueña un sueño real. Un sueño real en el que Sara se ve ante Corazón oscuro, de rodillas, llorando. Lloros que no aplacan la risa del señor de demonios

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Acto II

Un hombre vestido de arlequín habla con un hombre que lleva puesta una mascara totalmente negra en su cara, donde se puede ver, por sus aberturas, unos ojos blancos, carentes de pupila y de visión. El hombre ciego, escucha las palabras del arlequín mientras está sentado en un trono de huesos en una gran habitación llena de espejos.

-Sabemos de buena tinta - habla el arlequín - que alguien está usando una de nuestras perforaciones en una ciudad del otro mundo llamada Nueva Orleans. Aunque todavía no es oculto el por qué y con que fin se esta usando. Nuestro principal sospechoso es Corazón Oscuro, monarca de su propio infierno. Por otra parte, acabamos de interceptar una emisión, en la que hemos encontrado residuos de nuestra perforación, en uno de los otros planos, donde decía textualmente:

"Venganza por la muerte de Sara. Sigo esperando"

Creemos que esta emisión procede del futuro, aunque aun lo estamos investigando. De momento ya hemos mandado a uno de nuestros agentes para averiguarlo. Con el asedio que nuestra fortaleza está recibiendo por parte de los Sintezoides, poco mas que esperar podemos ahora. Esperaremos noticias -

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Una bala, empapada de sangre e incrustada en una pared, adornada por un cuadro de el Don, seria una buena prueba de que Sin Cara ha muerto, atravesado por la misma bala que, momentos antes, disparó el propio Don, y que, no menos tiempo, atravesó su cráneo y fue a parar a la pared.

Quizás el propio silencio de Sin cara, o hasta su propia quietud, seria el verdadero signo de que el Don podría dormir de nuevo bien. Que la pesadilla que noche tras noche había venido sufriendo, sobre una muerte violenta con dos espadas atravesándole el cuello y, después, siendo lanzado por una ventana, cayendo al vacío de su sexto piso, rompiéndose sus débiles huesos contra el pavimento. Si. Quizás seria el fin de todo esto.

¿Qué puede sentir un hombre cuando ha vencido a su destino?

¿Se levantaría de su mesa? ¿ Se acercaría hacia su pesadilla? ¿ la tocaría? ¿ Le miraría la cara?

Hace tiempo Sin cara se ofreció al Don. Quería ser su asesino particular. Estar al lado de alguien importante y velar por él. Las misiones, casi todos - políticos o grandes empresarios- eran ejecutados con gran maestría y dejando como única prueba las afiladas heridas o los segados miembros. Todas ellas, con dos espadas japonesas.

Pero todo cambió cuando Sin cara conoció a Sandy, una bailarina que el Don había cobrado como pago por una apuesta que había hecho el padre de ella. Él por aquella época todavía tenia su cara intacta. Cara y corazón. De los que uno y otro se enamoró Sandy perdidamente.

Un día, aun en contra de sus principios, Sandy le pidió a Sin cara que escaparan juntos. Él, dijo que no, pero la ayudo a escapar.

El Don al saber de su ausencia, mandó al propio Sin cara a que la matara. Trabajo que aceptó.

Sin cara, la trajo hasta el Don. Y le pidió como pago, por todos los servicios que había realizado, que la dejara vivir. El don se rió de él. Pero aceptó, con una condición - dijo - Ella debe amputarte uno de tus ojos. Si ella no lo hace. Volverá a ser mía.

El también aceptó. Puso en una de las manos de Sandy, una de sus espadas. Hazlo - dijo el Don - si le amas, aun lo amaras aunque solo tenga un ojo. Sin cara se arrodilló y descubrió su cara. La miró tiernamente. - Hazlo Sandy. Por ti y por mí- le dijo.

Ella dejó caer la espada, y corriendo, se lanzó por una de las ventanas. Murió, destrozándose en el suelo. Prefiriendo la muerte a hacerle daño a su amado.

Sin cara lloró. Miró al Don y cogiendo la espada del suelo, se destrozo media cara, dejando el ojo amputado en la mesa del Don.

- Se terminó mi trabajo. Este ojo es lo único que tendrás mío -

El Don, al poco tiempo, aprendiz en artes oscuras, la resucitó. Convirtiéndola en la esclava sexual de toda la banda. Apresándola con una fuerte adicción a la droga y un oscuro conjuro.

Sin cara, al poco, se enteró de la vuelta a la vida de su amada. Pero cuando fue a reclamarla. El don, apelando al honor de su antiguo asesino le dijo:

Acuérdate de tu promesa. Ella no te amputó el ojo. Ese era el trato. Ahora ella es mía.

Desde ese día el Don no volvió a dormir. Hasta Hoy.

- ¿Termino mi pesadilla? ¿Ya no me harás nada? - dijo el Don, ante la quietud de Sin Cara.

La respuesta fue dos profundas incisiones en el cuello. Una patada contra una ventana. Un cuerpo con cristales clavados cayendo al vacío. Y un rebote contra el suelo.

La puerta del edificio del Don se abre. Alguien camina y arrancando dos espadas de un cuello rígido mira hacia el cuerpo del que moldeó su destino.

Tú lo hiciste, al resucitarla. Solo ella puede matarme. Solo ella.

Silencio. Una mirada hacia la calle. A lo lejos un cuerpo sin vida en el suelo. Es un policía. Nadie mas. Un buen lugar donde caer.

La lluvia sigue cayendo. Aun no ha terminado la función. Hoy alguien mas debe morir.

Sin cara se vuelve y ante él esta ella. Sandy. Vestida completamente de cuero. Con una katana en su mano derecha. En su cara luce un pañuelo negro que le cubre la cara, solo dejando descubierta su mirada.

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Un grito. Un despertar. Un adiós al sueño. Un reencuentro con la paz.

- ¡Sara! - dice Johnny

- No...no he despertado. Está ocurriendo. Tu cara. Ha estado aquí. -

- ¿Mi cara? - dice Johnny Blaze

La cara de Johhny Blaze, es medio metal medio carne. Como se supone siempre debía haber sido.

- Se muere- llora Sara - No he podido evitarlo -

- ¿Quién se muere Sara? ¿ Quien? -

Vamos. Vamos debemos ir cuanto antes. Dios, es cierto todo - Sara sale fuera de la cabaña

Johhny Blaze, se viste deprisa y sale al exterior.

Sara yace en el suelo de rodillas, la lluvia la empapa. Su pelo rubio es agitado por el viento. Las lagrimas se confunden con la lluvia.

Sara corre hacia un coche del motel. Su mano destroza la ventanilla.

- Sube, llévame allí. Tengo que verlo. Si no, nunca despertare. Johnny, por favor.

Blaze sube al coche, y arranca el motor mientras las luces del motel se encienden, alertadas por los gritos y los golpes.

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Danny, cariño. He vuelto. Gracias a ti.

Un prado verde. Daniel Ketch abre los ojos. Esta tumbado en la hierba. A su alrededor hay animales que lo observan. Cuando se reincorpora , estos salen corriendo.

El sol luce en lo alto. A pocos metros de él se encuentra Barbara, envuelta en ropas blancas y sedosas.

- ¿Barbara eres tu? - pregunta Danny

- Si. He vuelto, gracias a ti -

- Gracias a ti - repite

Metal

- Gracias a ti -

Carne.

- Gracias a ti -

Fuego.

- A ti -

Cuero.

Todo se apaga. Todo termina.

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Miradas que se cruzan. Eternamente. Que dan la bienvenida a algo que no saben bien que es.

En sus cabezas, las voces resuenan. Campeones son. Hombre y mujer.

Ella en su mano porta una katana, y su cara esta envuelta por un pañuelo negro, en el que solo se dejan ver dos ojos afilados y oscuros. Su cuerpo, lleno de curvas, envuelto en cuero negro. Botas altas que atrapan gran parte de sus piernas, que se mueven a gran velocidad.

Él, con dos espadas pequeñas, que sostiene pegadas al cuerpo. Su cara, llena de látex blanco, dibujando una hipotética mueca de dolor. Parado, mientras el viento lo envuelve, en lo alto de la acera. Sabiendo, que quizás, solo sea un maldito sueño.

Ella es Sandy, y corre hacia él dispuesto a matarlo.

Él esta enamorado de ella. Y ella de él. Pero corre uno, y el otro espera. Hoy alguien morirá. ¿quién? ¿Eso importa?

Sandy, como el helado salta en un grácil movimiento, mientras la oscuridad devora su ropa. Ropa de muerta. Que va a la muerte. Que va a matar.

La luna luce en lo alto, en un tono casi rojizo, como el de un Apocalipsis. La Lluvia golpetea en el embarrado y herido suelo de piedra.

Un relámpago que es reflejado en el filo de una espada. Sangre que cae al suelo. Heridas que se abren y heridas que se cierran. Todo preparado para un justo final.

Sin cara sostiene sus espadas, que han atajado un fuerte ataque de Sandy. Ella lo mira, y él a ella.

¿Por que lo hacemos todo tan difícil, por que no decimos y hacemos lo que queremos?

¿Por qué todo a golpes? ¿Para que tanta violencia? ¿Quieres morir? Muerte, ven hacia nosotros.

Pero él la mató una vez al obligarle a que hiciera algo que nadie que amara a alguien haría. Es compresible que ahora ella quiera matarlo. Por amor. Como él a ella.

Sandy golpea con sus dos piernas el estomago de sin cara que cae del parachoques de un coche.

Golpea su cuerpo en el suelo, y queda de rodillas. Él la mira. Y ella a él.

Sabe que hoy morirá. Lo mate ella o se mate él.

Hoy cerrara el telón. Volverá al olvido. Será un nuevo papel con el que el "Dador de vidas" hará un avión. Un avión que tal vez vuele o tal vez no.

Sandy salta sobre Sin cara y con su katana infringe un corte en su pierna. Que hace que Sin cara caiga, y hunda una de sus espadas en el estomago de Sandy, haciéndole escupir sangre. Sangre que baña el látex blanco de la mascara que oculta sus ojos llorosos.

Sin cara se reincorpora y saca su espada del estomago, mientras coge entre sus brazos el cuerpo de Sandy, que sin fuerzas cae hacia él, quedando de pie abrazados.

- ¿Por que lo hacemos? - dice Sin cara

Los ojos de ella lo miran. Fijamente, sin perder detalle del blanco y rojizo látex que está frente a ella. Y él la Observa tras ellos. Llorando lagrimas saladas. Lagrimas de un corazón roto que ha dado descanso a otro.

Y él, con ella en sus brazos, la besa. Besos entre un pañuelo negro y un látex blanco. Y ella, como él, devuelta una vez mas a la vida, se lleva la de los dos, hundiendo la katana y atravesando carne y cuero. Ensartando corazón a corazón. Hundiéndolos en el olvido. Después de un - te quiero - y una exhalación.

Dos cuerpos caen al suelo. Llenándose de barro. Abrazados los dos, con una espada que los atraviesa.

Frío.

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EPÍLOGO I

La luz del sol baña Nueva Orleans. El carnaval ha terminado. O no. De todas maneras, el verdadero carnaval, el que nos hace ponernos mascaras tras mascaras tras mascara, si. Ha muerto. Hasta el próximo año tal vez. Porque lo muerto a veces nace de nuevo.

Las calles de la ciudad se ven desiertas. Algunas de ellas llenas de basura. Barrenderos con una buena resaca. Otras de muertos. Una de ellas, la mas poblada de estos. Es despertada, si a una calle de la ciudad puede despertarse, por la fuerte frenada de un coche. Un coche del que baja una bonita chica rubia que mira rápidamente todo el escenario. Chica rubia que camina hacia uno de los muertos, del que separa de una espada. Es una mujer como ella, que vestida con cuero negro, ha encontrado el descanso, al lado de lo que parece su amante. Mas que nada por el fuerte agarrar de una mano. De la que le cuesta separar.

La chica. Sara, para ser mas concreto. La observa y quita el pañuelo de su cara. El pelo que una vez fue moreno, ahora es rubio, los ojos oscuros y afilados ahora verdes y claros.

Lagrimas caen al suelo.

- ¿Es tu hermana? - dice Johnny Blaze que esta de pie mirando lo que hace Sara.

-No Johnny. No es mi hermana. Soy yo. Ella soy yo. -

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EPÍLOGO II

Una navaja se hunde en un pecho sangrante preso de dos anteriores puñaladas. Una mano que agarra a otra. Y un alma que corre hacia otra parte.

Un buscar dentro de unos bolsillos. Una cartera hallada. Mas dinero en una chaqueta.

" Es joven, mata para comer, mata para crecer, para ser un día bueno. Hoy es su día de suerte: Tres atracos, tres muertes. Mucho dinero"

Corre, al oír las sirenas de los coches patrullas. Corre y salta barreras, muros. Pisa cajas, pisa lluvia. Manos, Gritos. Todo para escapar....antes de chocar.

Se llama Peter. Peter "manos sucias". Algo le ha hecho caer. Algo frío que le ha helado el corazón. Mira y observa. Una cadena de plata. Que parece tener vida ante él. Y al final de la cadena, El de fuego. El que castiga:. El motorista fantasma.

Piensa en lo bueno - se dice - Peter.. El de fuego no mata.

Pasos llenos de llamaradas. Pasos que se acercan hasta él. Mirada de fuego diabólica que lo observa.

En ese momento algo suena en la cabeza de Peter: -Hoy no. Hoy mata-.

Muy tarde para saberlo. Muy tarde. Una gran llamarada.

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CORREO AL OTRO LADO

El ente - según Xumer - que a veces aparece y a veces escribe, ha vuelto después de un "accidentado" verano. Siento el retraso.

¿Por qué un especial? ¿Y por qué no? Tal vez porque cierro saga. Tal vez....

Os espero en Correo al otro lado.

Escribid, si queréis, y decidme que os ha parecido estos primeros episodios. Como siempre - o casi siempre - las cartas serán contestadas en próximos números.

Bye. D.O.B.

 
 
   
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