MASACRE VOL. 3 #1
CUENTAS PEMNDIENTES
Guión:
Alex García
PORTADA: Masacre peleando con varios soldados equipados con tecnología punta. Tras él, dos Acorazados vuelan en su dirección, mientras que una figura enmascarada le señala desde una barandilla y grita: "¡Es la hora de mi venganza, Wilson!"
Provincia de las Matanzas, Cuba.
En esta región de la isla se ha establecido un pequeño
grupo terrorista denominado "La luz de Batista", con el único
propósito de derrocar al actual presidente - dictador -, Fidel
Castro.
A pesar de la relativa novedad de este grupo, informes detallados de
agencias de espionaje como la CIA o el FBI sugieren que están
siendo financiados por otra entidad, tal vez un grupo mayor que los usa
como distracción para ocultar sus actividades. El caso es que las
armas que utiliza este pequeño grupo son de alta
tecnología, manufactura de HYDRA sin ir más lejos.
Ahora mismo, dos guardias montan guardia frente a la entrada de una
cueva, dentro de la cual se encuentra la base de la banda. No hay manera
de entrar por ahí sin que los guardias se perciban de ello, y
aunque alguien consiguiese evitarlos, tendría que enfrentarse a
sus compañeros de dentro. Para intentar entrar sin ayuda
habría que estar loco.
O recibir una buena paga.
- Psst.
- ¿Qué quieres, Juan? - pregunta el primero.
- ¿Yo? No he dicho nada, amigo.
- Pues yo juraría que has dicho "psst".
- ¿Quién, yo? ¡Qué va! Te lo habrás
imaginado.
- Bueno, si tú lo dices...
- Psst.
- ¡Ajá! ¡Ahora dirás que no has dicho
"psst"
- ¡Pero qué manía te ha entrado! ¿Has estado
al sol sin gorra?
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Psst.
Esta vez ambos lo oyen, y se dan cuenta de que el sonido viene de encima
de sus cabezas. Al mirar hacia arriba, ven a un hombre vestido de rojo y
gris sujeto a la pared de roca con unos pequeños garfios que
sujeta en las manos. De repente los suelta y se deja caer, sacando un
bastón plateado que lleva sujeto a la espalda.
- El público contiene el aliento mientras Wilson se prepara para
batear y... ¡batea! - mientras dice esto, golpea a ambos en la
cabeza con un solo golpe de su bastón, dejándolos
inconscientes - ¡Qué golpe, señoras y
señores! ¡Vemos cómo la pelota se eleva y va a parar
al público! De hecho, va a parar a... oh. Señor Hussein,
haga el favor de decirle a sus guardaespaldas que se sienten y dejen de
freír a tiros al público. Es una pelota de béisbol,
por el amor de Dios. Si quisiéramos matarle le haríamos
tragarse todos los capítulos de "La casa de la pradera" - al
tiempo que dice esto desenfunda una katana, deja caer el bastón y
saca una UZI de su mochila.
Echando un vistazo a los inconscientes guardias Masacre comprueba que
llevan sendos rifles de plasma fabricados por HYDRA.
- Efectivamente, amigos. Por la compra de una de nuestras lavadoras le
regalamos los rifles oficiales de la Guerra de las Galaxias, para que
usted también pueda volarle el culo a un Ewok de cuando en
cuando. Y en nuestra próxima oferta...
Definitivamente, la información de su cliente - otro grupo
terrorista rival, Los Nazis Comunistas, o algo así - es correcta.
Según los datos proporcionados, en la cueva debe haber un grupo
de veinte hombres armados dispuestos a freír al primer enemigo
que entre. Veinte hombres. Masacre arruga el ceño; eso significa
problemas.
- Me voy a perder los Teleñecos - declara -, porque no he
programado el vídeo - echa un vistazo a la entrada, comprobando
que no haya trampas, y le quita el seguro a la UZI -. En fin, no se
puede tener todo. Ahora, veamos lo que hay tras la puerta número
dos.
Cuando entra, lo primero que ve es un puñado de tipos bebiendo
cerveza y jugando a las cartas, y un montón de armas apoyadas en
el otro extremo de la habitación.
- Parece que sí me dará tiempo a ver los Teleñecos,
después de todo. Por el amor de Pam Anderson, si hasta Homer
Simpson podría con ellos.
Salta hacia ellos, pegando tiros y dando tajos a diestro y siniestro,
antes de que ninguno tenga tiempo a reaccionar.
- Ey, ¿cómo ha entrado ese tipo? - un tiro en la cabeza.
- ¡A por las armas, rápido! - una katana en los
riñones.
- ¿Quién es ese del traje ridículo? - mutilaciones
varias.
Cuando termina, un ruido a su espalda le hace volverse: al otro lado de
una vieja puerta de madera se oyen aplausos. Mira a su alrededor y
descubre una cámara de vídeo instalada en una pared, medio
camuflada: la descerraja de un tiro, al tiempo que abre la puerta. Un
estrecho túnel de paredes metálicas se extiende ante
él.
- Bueno, gente, ya sé que soy bueno, pero aplaudirme me parece el
colmo del masoquismo. No seréis parientes de un tal Bill Gates,
¿verdad? - dice al salir del túnel.
Lo que ve le deja sin palabras (bueno, pero sólo durante
unos diez segundos): Una base criminal salida de una peli de James
Bond o de un cómic malo, a elegir, y unos treinta hombres, perfectamente
equipados con armaduras de combate y armas de energía muy, muy
grandes. Al fondo, sobre una barandilla, un hombre de mediana estatura,
con una máscara negra, sonríe y se frota las manos. A
cada lado, dos lonas ocultan sendos objetos de unos dos metros y medio
de alto.
- Eh, ¿por qué nadie me dijo que había una
reunión de machotes con pipas? ¿Eres tú, Charlie?
¿Qué tal las niñas? - El ruido de una plancha
metálica cerrando el camino tras él confirma sus sospechas
de que esto no es una fiesta sorpresa de cumpleaños - Escuchad,
si os manda mi sastre...
- Locuaz como siempre, Wilson - dice el extraño enmascarado -,
voy a disfrutar el silencio cuando mueras.
- Lamento decírtelo tío, pero no me asustas. Cubrí
mi cuota de sustos cuando salieron las Spice Girls. Es decir, ¿en
qué estaban pensando? La "spice" deportista; por favoor. Lo que
les hacía falta era la spice con cerebro.
- ¡Basta! - dice el misterioso enmascarado - Ha llegado la hora de
mi venganza, Masacre - y diciendo esto, se quita la máscara,
revelando un rostro horriblemente quemado.
- Umm... tu cara me suena. ¿Primo Larry? ¿Prima Ethel?
Siempre os confundo.
- El nombre - dice el otro con odio -, es Peyer. Daniel Peyer.
- Ops. Ey, Danny, cuanto tiempo sin verte, desde que Tom el Negro te
quemó la cara y... ah, ya lo capto. Tu secreto de belleza,
¿verdad?
Daniel Peyer había sido un agente del Interpol cuya carrera se
fue al garete cuando Masacre liquidó a un sospechoso al que
él y Sean Cassidy, Banshee, tenían órdenes de
capturar. Años más tarde, Peyer tuvo la oportunidad de
vengarse cuando Masacre se enfrentaba al Juggernaut. Decidido a acabar
con el mercenario a toda costa, echó por tierra lo que quedaba de
su carrera y su amistad con Cassidy. Finalmente acorraló a
Masacre, quien le engañó para que Tom el Negro le
abrasase1. Está claro que está un poco resentido con
Wade por todo eso.
- Bueno - dice Wade, mirando a su
alrededor -, veo que te ha ido bien
después de todo, ¿eh, colega? Siempre supe que este chico
llegaría lejos - dice a los soldados mientras se aleja lentamente
de la puerta - allí sentado en su despacho, viendo la tele,
fumando puros y comiendo rosquillas. Sí señor, un hombre
de carrera.
- Por tu culpa perdí mi empleo - dice con voz ronca -; me pasaba
las noches bebiendo y soñando con arrancarte la cabeza. Al final,
mi mujer no lo soportó más y se marchó,
llevándose a mis hijos.
- Esto... Pey, que esto no es un reality-show. Imagínatelo: "Hoy
tenemos: hombres del Interpol que pierden sus trabajos y familias por
intentar matar a simpáticos mercenarios" - Wade echa mano a un
par de granadas.
- Después - continúa Peyer -, pensé en usar mis
contactos en los bajos fondos para conseguir los medios de mi venganza.
Al final me convertí en un criminal más, en una escoria
como tú - se detiene por un momento -; pero gracias a eso fui
consiguiendo recursos e información muy, pero que muy valiosa. Y
gracias a esa información y a ese dinero sucio conseguí
esto: - extiende los brazos para abarcar la sala -, toda una base de
Hydra abandonada, a mi disposición. Lo único que tuve que
hacer luego era contratarte para que vinieras aquí. ¡Lo que
hace el dinero! Así, ¡Has caído en mi trampa! Y
ahora... - el sonido de las explosiones y los gritos de pánico le
hacen bajar la vista para ver cómo Masacre se enfrenta a los
cinco supervivientes de su ataque.
- Pues sí, esto pasa por contratar a los matones con ofertas del
2X1 - dispara a uno en el estómago, al tiempo que salta y esquiva
el disparo de un segundo que acierta al tercero en la cara -; mira que
te lo tengo dicho: calidad, no cantidad. Pero tú nada, a comprar
madelmans de tamaño natural - un corte limpio a la altura de la
garganta acaba con el quinto, dejando sólo al segundo y al cuarto
-. Y a propósito, ya que estamos en ello te diré que las
armaduras, si no protegen todo el cuerpo, son bastante inútiles
contra las granadas. A no ser que te guste el picadillo, claro - un tiro
entre las cejas acaba con el número dos, mientras que un cuchillo
se clava entre los omóplatos del cuatro, que intentaba atravesar
la plancha metálica con las uñas - ¿Algo más
o puedo irme a casa? He quedado con Eva Herzigova y no quiero llegar
tarde. Ya sabes cómo son las top-models... bueno, no, no lo
sabes.
Peyer apenas puede controlar su furia, el maldito mercenario le saca de
quicio, y encima se ha cargado a sus hombres sin apenas esforzarse. Se
calma, recordando sus armas secretas, y dice:
- No está mal, Wilson, pero te has olvidado de algo...
- Sí, lo sé - replica
-, el maldito desodorante.
Verás, tengo la manía de guardarlo en el armario de las
aspirinas...
- Me refiero - interrumpe, con los nervios a flor de piel -, a que antes
te he dicho que esto era - sujeta con sus manos las lonas a sus costados
- una base de HYDRA - tira de las lonas, revelando dos humanoides
mecánicos de considerable altura y tintes azulados -, y como
puedes ver, no se llevaron todos sus juguetes.
- ¡Santos transformers! - exclama Masacre -, ¡Acorazados!
¡Y yo con estos pelos!
Una sonrisa se forma en el deformado rostro de Daniel Peyer.
- Hasta nunca, Wilson - le señala -. ¡Unidades 1 y 2,
destruid a la unidad objetivo denominada Masacre! ¡Ahora!
- Afirmativo - dicen ambos androides al unísono -, la unidad
denominada Masacre será destruida - saltan hacia Wade, quien se
aparta rodando.
SAN FRANCISCO.
La Fundación Éxodo es una organización bastante
reciente, a la vez que misteriosa; lo único que el público
conoce es a su fundador, Maximilliam Éxodo, misterioso anciano
que lleva varios años alejado de la vida pública. Pero eso
va a cambiar...
La Fundación ha revelado a la prensa que en el plazo de un mes se
va a realizar una fiesta para que el público conozca sus
objetivos; mientras tanto, circulan los rumores: algunos afirman que se
trata de una organización benéfica, otros que son una
nueva y revolucionaria empresa de ordenadores y algunos incluso afirman
que trabajan con ingeniería genética.
Esos rumores no son importantes; sí lo es, en cambio, la
reunión que tiene lugar en estos momentos en la última
planta del rascacielos sede de esta organización. En ella, dos
hombres y una mujer vestida con una bata blanca mantienen una
interesante conversación con una cuarta, descomunal, figura.
- Con todos mis respetos, señor, no creo que sea buena idea -
quien así ha hablado es la doctora Tracy Weiss, experta en
ingeniería genética, una mujer de unos 30 años,
altura media, cabello negro como el azabache y ojos marrones.
- Coincido con la doctora Weiss - afirma el doctor Charles Miller,
doctor en psicología por Harvard; un hombre que ronda los 50,
algo bajo y cabello negro surcado por numerosas canas; sus ojos grises
miran con atención a su anfitrión, traspasándolo,
como si observase algo detrás suyo -, el sujeto es bastante
inestable y acusa una gran tendencia al anarquismo. No me parece un
empleado fiable.
- Además nuestra imagen se vería seriamente afectada - el
joven Kenneth Sanders, Relaciones Públicas de la
compañía, se interrumpe para apartar un mechón de
cabello rojizo de la cara, y tras comprobar que su traje de Armani no
tiene ninguna arruga sigue hablando -, y eso no es bueno, teniendo en
cuenta que aún no nos hemos dado a conocer.
- Caballeros, señora - dice una voz gutural, una voz que
aún no se ha acostumbrado al esfuerzo de hablar -, me doy cuenta
de su preocupación y les aseguro que sus opiniones se
tendrán en cuenta, pero recuerden que las órdenes vienen
del mismo presidente - un escalofrío sacudió a la doctora
Weiss -, y no creo que ninguno de ustedes tenga ganas de desafiarle - un
incómodo silencio invade la sala -. Ya lo suponía. Ahora,
si me disculpan - pulsa un botón de la pared con su gigantesca y
grisácea mano, y al momento el techo se abre, dejando ver el
cielo de San Francisco -, es hora de mi paseo matutino - unas colosales
alas grises destrozan el ajustado traje que lleva por la espalda; con un
gruñido, se quita el resto del traje -; y no se preocupen, estoy
completamente seguro que Wade Wilson es el hombre que necesitamos para
capturar al sujeto - con esas palabras, el Hombre Dragón
emprendió el vuelo.
- Umm, vamos a ver, vamos
a ver ¿Dónde he puesto el repelente para Acorazados?
- dice Wade, mientras rebusca en su mochila. Se vuelve para ver como
uno de los androides alza su mano en su dirección - Eh,
tú, es de mala educación señalar - salta, y
cinco proyectiles se estrellan en el lugar donde había estado
décimas de segundo antes, detonando. El otro robot carga en su
dirección con intención de aplastarle. Wade salta por
encima suyo con escasas dificultades, pero no se confía; sabe
que si baja la guardia está muerto. Rebusca en su mochila y saca
un disco de unos 40 cm. de radio, una bomba de gran potencia, suministrado
(cómo no) por Comadreja, su camarada y proveedor de armas
favorito.
Daniel Peyer está satisfecho. No, está emocionado. Tras
todo este tiempo, por fin su odiado enemigo va a morir. No hay forma de
que Masacre venza a los Acorazados, y esta vez no tiene ningún
aliado con él para salvarle. Lo único que haría
perfecto este momento sería que Masacre se callase. Bueno, no se
puede tener todo en la vida...
- Comi, tío, si esto funciona juro que besaré tus
mugrientas gafas - se agacha para esquivar el puñetazo de un
Acorazado, y antes de que el robot reaccione le pone la bomba en la
cara. El disco tiene un potente electroimán, y se queda pegado.
Wade salta hacia atrás para colocarse detrás del otro
androide y así usarlo de escudo contra la explosión. En
realidad el disco lo traía para volar la cueva tras cumplir su
misión, pero...
Peyer se inquieta. ¿Qué es eso que ha puesto Masacre en el
Acorazado? No importa. Nadie puede sobrevivir al ataque de los
Acorazados. Ni siquiera él...
- Tiro al plato, señoras y señores. A ver si por fin
consigo llevarme el conejito a casa... - rápidamente apunta al
disco con su UZI y dispara.
La explosión resultante destroza la cabeza y parte del cuerpo del
Acorazado, y lanza a Masacre por los aires. Peyer cae al suelo. Se
levanta y ve con alivio que el otro robot apenas ha sufrido
daños. No parece probable que Masacre lleve otro artefacto como
ése encima.
- Enhorabuena, Wilson, has conseguido destruir un Acorazado, cosa que
pocos hombres han conseguido - suelta una carcajada -. Pero,
¿qué me dices del segundo?
- Peyer, eres tan agradable
como un ataque de diarrea cuando se tiene una úlcera - mira
a su alrededor; varios metros al fondo hay varias salidas: seguramente
conducen a los barracones, a los talleres, la cocina y cosas así.
Pero posiblemente allí haya una salida. Si consigue evitar al
Acorazado, claro. Saca una boleadora - Átate
los zapatos, no vayas a tropezar - lanza la boleadora (cuyo cable
es de titanio) a los pies del robot cuando éste corre hacia
él, haciéndole caer. Sabiendo que esto sólo sirve
para darle tiempo, salta por encima del androide y corre hacia una de
las puertas - ¿Ves? te lo
dije. Mira que eres torpe... - un chasquido metálico y un
rayo láser que roza su hombro le dicen que el androide se ha
levantado - Hay que ver qué
mal café tenéis los androides a estas horas de la mañana.
Me pregunto si será por eso que la Visión y la Bruja Escarlata
se separaron - entra por la puerta y sigue corriendo, esperando
encontrar una salida a esta trampa mortal.
Mira cómo corre por su vida y no puede evitar reír. Tarde
o temprano el robot le dará alcance y le arrancará su
piojosa vida. Se vuelve y corre hacia la sala de monitores, para ver en
directo la muerte de su más odiado enemigo.
- Bueno, bueno, Wade, aquí estás, huyendo de un
sucedáneo de Robocop por los pasillos de una choza abandonada de
HYDRA - los pasos metálicos del robot resuenan por los
vacíos pasillos, y se produce un estruendo ensordecedor cada vez
que el androide arranca una de las pesadas puertas metálicas de
cuajo -. Parece que el hombre de hojalata se está animando.
¿Dónde habrán metido estos tipos de HYDRA las
bombas atómicas? - de repente se para y da media vuelta hasta
llegar a dos pesadas puertas de titanio - No me digas que ya es Navidad
- pulsa el botón de apertura, y las puertas se separan para
revelar una sala llena de todo tipo de armas.
- Ho, ho, ho. Feliz Navidad, Wade - dice.
Desde la sala de monitores, Peyer observa a Masacre entrar en
el arsenal. "¿Qué demonios se propone?". Como si
allí hubiese un arma para detener al robot. Sin duda Wilson debe
haberse vuelto loco.
De repente, el Acorazado aparece en la pantalla, encaminándose
hacia las puertas. Peyer sonríe cuando entra en la sala,
convencido de que es el fin de Masacre.
Grave error. En cuanto el robot entra, Masacre sale y cierra
rápidamente las puertas. El Acorazado no permanecerá
allí por mucho tiempo, pero lo suficiente para que Masacre
encuentre una salida. Peyer no está dispuesto a permitirlo: coge
uno de los rifles láser y sale al encuentro del mercenario.
Wade sigue corriendo hasta que llega a la sala donde se enfrentó
a los Acorazados, donde Peyer le espera, arma en mano.
- Se acabó, Wilson, de aquí no pasas.
- Verás, Danny, viejo colega, tronco, camarada, me temo que no
tenemos mucho tiempo para esto.
- Tenemos todo el tiempo del mundo, cabrón. Ahora cierra los ojos
y todo será más rápido.
- Como iba diciendo, no tenemos tiempo. Como ya sabrás, tu amigo
la copia barata de Mazinger Z está encerrado en el arsenal.
- Sí, ¿y?
- Eres más corto que el asesor de imagen de La Masa. Cuando tu
robot se canse de aporrear la puerta recurrirá a sus
láseres... y a sus misiles - el rostro de Peyer va cambiando
hasta mostrar pánico -, lo que sumado a los artefactos explosivos
y baterías energéticas de ahí dentro resulta en un
gran "Boom" que va a dejar esto más limpio que el trasero de
Madonna, ya me entiendes...
Durante varios segundos Peyer vacila. Ahora tiene la oportunidad de
acabar para siempre con su odiado enemigo, pero también puede
morir, aunque ¿no vale la pena?
No.
Rápidamente se vuelve corriendo por donde ha venido, en busca de
la salida; tan asustado está que no se da cuenta que Masacre le
sigue de cerca. Finalmente, llega a un hangar en el que una
pequeña nave, preparada por los antiguos ocupantes en caso de
emergencia, aguarda. Afortunadamente para Peyer, los controles de la
nave son muy simples, con lo que consigue despegar segundos antes de que
el Acorazado descargue varios misiles diminutos hacia las puertas, y
entonces...
Boom.
La explosión retumba por toda la isla. Mañana, todos los
periódicos hablarán de la misteriosa explosión que
arrasó una amplia zona de Las Matanzas; algunos achacarán
la explosión a terroristas, otros a extraterrestres y otros, al
comienzo del fin del mundo.
A Daniel Peyer no le importa. Es feliz; es imposible que Masacre
escapase a tiempo, tiene que estar muerto por fuerza. Coge una lata de
cerveza del paquete que había puesto en la nave y echa un largo
trago.
- Salud, mercenario - alza la lata en saludo.
- ¡Sabía que en el fondo me querías! - La voz viene
de encima, del casco de la nave. A través del cristal blindado,
Peyer puede ver a Masacre saludándole con una mano. El bote se
desliza de sus dedos y cae al suelo.
- Tu suerte no deja de sorprenderme, pero se acabó aquí.
No tengo más que hacer un par de giros y picados para que te
caigas y te mates.
- Bueno, en realidad - al tiempo que dice esto, suena una pequeña
explosión en la parte trasera de la nave -, mientras estaba
aquí arriba se me ocurrió que podía destrozarte los
motores, - Peyer se vuelve buscando el paracaídas, pero se ha
esfumado - y si estás buscando esto - dice,
señalándose la espalda -, lo cogí cuando
entré antes en tu nave. Por cierto, qué asco de cervezas,
Pey - y salta de la nave, abriendo poco después el
paracaídas. Cuando salta, puede oír a Peyer decir:
- ¡Esto no acaba aquí, Wilson, volveré! ¡No
puedes matarme! ¡Mi odio me mantendrá con vidaaaa! - a lo
lejos, la nave se estrella y explota.
- Y ahí, amigos míos, se va el monumento viviente a la
estupidez humana. Por favor, que pase el siguiente concursante - dice
mientras aterriza tranquilamente con el paracaídas. Pero a pesar
de todo, las últimas palabras de su enemigo le han afectado; el
odio... el odio puede ser un arma terrible - Oh, no, se avecina uno de
esos momentos sentimentales; esto no es la vida de un mercenario, esto
es un maldito culebrón.
Varias horas más tarde, en una cabina en Nueva York:
- Hola, soy yo, Wade. Por favor, no cuelgues. Tenemos mucho de
qué hablar...
1.- En la segunda serie limitada de Masacre.
PROXIMO NÚMERO: ¿A quién ha llamado Wade?
¿Qué le ha pasado al Hombre Dragón?
¿Quiénes son la Fundación Éxodo?
LA CHOZA DE WADE
¡Venga a escribir que luego es tarde! Enviad vuestras
cartas a alexmola@hotmail.com