MARVEL PREMIERE VOL. 2 #8
Hamelin
Guión: Nighthawk
PORTADA: El joven Barón Zemo y los miembros de su comando, miran al frente
en tensión. A su lado el pequeño Arnim Zola. Cubriendo el suelo una multitud
de ratas corren hacia adelante, entre sus pies. En el extremo inferior
derecho, el titulo del número.
Banda Sonora recomendada para este número: La Otra Orilla (Los Enemigos)
Eh! Yo también estuve allí, sabeis? Nadie parece acordarse, nadie quiere
hacerlo. Pero nosotros también lo vimos todo, desde el otro lado. Nadie se
acuerda del otro lado, ¿sabeis? Esta historia la he contado mil veces, pero
nunca me han hecho caso, es como si molestara el oirla. Pero es mi historia
y la contaré una vez más, si vosotros quereis escucharme.
Tmimi, Libia. Cuartel General del Mando del Africakorps. Al frente, el
Teniente General Erwin Rommel. La actividad es frenética, las tropas se
agrupan preparándose para un nuevo asalto sobre Tobruk, el último fue hace
apenas unas horas. Parece que el Zorro del Desierto tiene prisa. Las ordenes
son tomar la ciudadela hoy, debe estar loco. Siempre está con la canción de
que el tiempo es crucial, no quiere retrasos. Nunca. Pero esto es demasiado.
Apenas hemos dormido unas pocas horas. En formacion sobre la ardiente arena
hay fuerzas de infantería, motorizados y algunos acorazados se preparan para
salir.
Muchos de los Panzer no van a poder entrar en combate. En el ataque de ayer
muchos sufrieron daños y están reparándose en los talleres. Al cabo de unos
kilometros de avance los primeros ataques de la aviación inglesa mellan
nuestras fuerzas, aún así seguimos adelante, espoleados por Rommel, que
vocifera desde su acorazado "Mammoth", agobiando a nuestros oficiales.
Rápido, grita con autoridad y firmeza pero hay algo en sus ojos, parece
preocupado.
"Rápido, rápido. Hay que entrar en Tobruk, tiene que ser hoy mismo. Los
planes de Von Brauchitsch se desarrollarán hoy, sea lo que sea que planeen
él y ese Arnim Zola. Tengo que invadir Tobruk antes de que tengan
oportunidad de usar sus sucios metodos. Si fallan, o si tienen éxito, será
un desastre. Aún recuerdo las trincheras cubiertas por el gas mostaza en la
Gran Guerra, las hileran de cuerpos sin vida."
-¡Rápido, es que no me ois! ¡Rápido! No estan lejos los muros de la ciudad y
esta vez pasaremos. ¡¿Donde están esos malditos italianos?!
En Tmimi, en un escondido recinto está el laboratorio de campaña del
pequeño Arnim Zola. Allí está él, trabajando sobre sus especímenes. Sus
ratas. Un ruido le distrae, deja lo que está haciendo y se acerca a la
puerta. La abre y frente a él el joven Heinrich Zemo saluda con voz firme,
marcial.
-Hail Hitler. Espero que termine pronto sus comprobaciones herr Zola, las
tropas del General Rommel ya han partido.
-Pase, querido colega.
Con aspecto inocente entra en el laboratorio. Su pelo, rubio, su pálida tez
tostada por el sol del Sahara. Su asombro es grande, la tecnología de aquel
lugar no había sido vista en 1941, de hecho dudaba Heinrich que en el año
2000 se llegase a este nivel de desarrollo científico.
-Herr Zola, esto es asombroso. No sabía que el Reich disponía de estos
medios para la investigación, es usted muy afortunado, sin duda.
-Bueno Heinrich, estas maravillas no proceden exactamente del Reich. Digamos
que he investigado por mi cuenta...previamente1. Pero mire (dice cambiando
de tema) ayer le enseñe mis criaturas, mírelas ahora.
Zemo se acerca a un apartado donde Zola le muestra los frutos de su
trabajo. Las 20 ratas de ayer ya son 200, y muestran sus feroces fauces, de
un tamaño desproporcionado para su especie.
-Pero ayer eran solo unas veinte. ¿Como lo ha hecho?
-Milagros de la ciencia, Barón Zemo.
-...Clonación y crecimiento acelerado, supongo.
-Veo que está familiarizado con estos conceptos. Me será usted util,
Heinrich. Estos animales están alterados genéticamente para convertirlos en
armas mortales. Al contrario que las ratas convencionales, no temen al
hombre sino que les gusta su sabor, atacarían a un ser humano tan pronto lo
olieran. También tienen unos incisivos más desarrollados, como puede ver.
Pero lo más importante es que son inmunes por completo al virus letal que he
creado para la ocasión, lo que las hace perfectas portadoras. Agentes
infecciosos.
-Y ese virus, herr Zola... ¿Es tan mortal como dicen?
-El virus es una creación mia, mi obra maestra. Afecta al sistema nervioso y
es realmente rápido. No tendrán ninguna opción. ¿Me comprende, Heinrich?.
Ayúdeme a terminar, acabaremos antes.
Entonces Zemo se puso manos a la obra. Mientras Zola le explicaba como
inocular el virus mutado en las mutadas cobayas y los efectos de su
mordedura en los enemigos el Barón no pudo evitar una duradera sensación de
asco. Asco no hacia esos pobres animales, sino hacia su compañero, carente
de toda conciencia. Asco hacia lo que se proponen hacer y hacia él mismo,
que participaba activamente en esa heregía. Pero si el Reich lo necesita, si
el propio Fuhrer lo ha autorizado, si es así como ha de ser... ¿Quien es él
para cuestionarlo? Cumplirá como un buen soldado. Como hizo su padre y su
abuelo antes que él.
Al cabo de unas pocas horas habían terminado. Se presentaron ante Von
Brauchitsch y éste les dió su bendición para la sagrada misión que se
disponían a emprender.
-Salgan cuanto antes, la alocada ofensiva de Rommel nos beneficiará. En la
confusión de un ataque masivo los ingleses apenas notarán su pequeña
incursión. Herr Zemo, tomará a sus hombres de mayor confianza y formarán un
grupo que asalte la fortaleza de Tobruk, escoltando a herr Zola y a su
"cargamento", para soltarlo dentro de los muros de la ciudad dejando a las
ratas para hacer su trabajo alli dentro. ¿Entendido?
-Perdón señor. ¿Como conseguiremos entrar en Tobruk? Eso no es facil herr
Von Brauchitsch.(interrumpió Zemo)
-Cierto Barón. Tenemos informadores desde el propio centro de mando aliado y
nos han dado una localización vulnerable dentro de su entramado defensivo.
Vulnerable para un grupo reducido, claro. ¿Alguna pregunta más, señores?
Poco después desde Tmimi salía un pequeño grupo en dirección a Tobruk.
Estaba formado por dos coches de campaña y dos motos. En un coche van el
Barón Zemo, Zola, dos soldados y las ratas, en el otro vehiculo seis hombres
y los otros en 2 motos. En total son 12.
La marcha comienza y al cabo de unos pocos kilometros un avion aliado les
sobrevuela. Un Hurricane solitario. La expedición seguía camino, tensa,
esperando pasar de largo. Hasta que el monoplaza vira y les ataca en picado,
sus motores sonando cada vez más cerca. Uno de los motoristas cae fulminado
en la primera pasada. Todos se ponen a cubierto, excepto Zemo, que consigue
llegar hasta la metralleta tras su coche y con ella dispara al avión
mientras se dispone a pasar de nuevo. Allí estan las ratas, en una caja de
metal para evitar que se abran paso y escapen usando sus afilados dientes.
El fuego del Hurricane aliado se centra en la ametralladora que Zemo maneja
y algunas de las balas entran en la caja de las ratas. Zemo las oye chillar,
muy cerca de él, pero impasible sigue disparando al avión, consiguiendo
impactar en la cabina. El piloto del Hurricane muere en el acto y el avión
se estrella lejos sin control.
Los soldados se acercan al compañero caido de la motocicleta. No hay nada
que hacer por él. Es la primera baja y los rostros están sombrios. El Barón
Zemo se acerca.
-No lo vamos a dejar a merced de los buitres. Enterradlo y seguiremos camino
a Tobruk. Descanse en paz...¿Cual era su nombre?
-Helmut Schein, señor.
-Descanse en paz Helmut...
-¿¡Estás loco Zemo!? (aulla Zola). No podemos perder tiempo ahora, la
coordinación es esencial en nuestro plan. No sabemos cuanto podrá aguantar
Rommel contra los ingleses, y necesitamos esa distracción. Ese hombre está
muerto, Zemo. ¿Qué más da donde se pudra ahora?
El Barón Zemo le contestó con una fria mirada, dándole la espalda con
desprecio. El sol del desierto comenzaba a caer con fuerza y hasta el aire
parecía arder.
En pocos minutos siguieron la marcha.
La expedición continuó hasta las proximidades del frente, sin novedad.
Buscaron la estela de las fuerzas del Afrika Korps, pero se desviaron hacía
un punto debil, poco vigilado, de las defensas inglesas. Sabían un camino,
libre de minas, que les llevaría al interior del perímetro defensivo. Por
aquel recoveco un grupo pequeño como ellos podría adentrarse. La entrada
estaba protegida solo por unos cuantos soldados de la 4ª División Hindú. No
había manera de saber cuantos eran.
Entonces el escuadrón de Zemo atacó ferozmente, quedándose Zola en
retaguardia, con las ratas. Otros dos soldados alemanes murieron en el
asalto, pero de nuevo Zemo consiguió enmudecer una ametralladora defensora
antes de que empezara a disparar y ganando una posición ventajosa con
asombrosa agilidad logró eliminar, junto a dos de sus soldados, a los pocos
guardias aliados que custodiaban esa zona. Habían conseguido ganar la
entrada. Nadie se había percatado de la escaramuza en el fragor de la
batalla que se desarrollaba cerca.
Mientras, el Capitán América y Bucky permanecen en una habitación del
Estado Mayor con la ofensiva alemana resonando en las barreras exteriores de
Tobruk. El Capi está sentado y Bucky recorre la habitación una y otra vez,
nervioso. La luz entra por entre las cortinas de la única ventana mientras
el gran ventilador del techo mitiga el calor como puede. Les "escoltan" dos
soldados australianos, uno a cada lado de la puerta, firmes.
-Vamos Steve. ¿A que estamos esperando? Los nazis vuelven a la carga, llevan
ya horas sonando las bombas. Estamos encerrados ¿No te das cuenta? Vámonos
de este cuartucho y salvémos el dia. ¿OK?
-Déjalo ya, Bucky. No estamos en América, somos invitados aquí. Vinimos con
la misión de ayudar en lo que posible. No queremos crear más problemas
¿Entendido?
-Entendido, aguafiestas.(Bucky se sienta, refunfuñando)
-Venga... Yo también me muero por ayudar un poco ahí fuera, pero estamos a
las ordenes del General Wavell...y ya sabes que no está muy contento con
nuestra actuación de ayer.(dice el Capi en tono comprensivo)
-!Pues debería, Steve! ¡Debería estar contento! (Bucky vuelve a levantarse,
alterado)
Entonces se abrió la puerta y entró un oficial.
-¡Firmes! ¡El General Wavell!.
Entró Wavell con la preocupación en el rostro, la mirada perdida y el gesto
pesaroso.
-Descansen. Buenas tardes señores. Déjenme un momento a solas con mis
invitados, por favor.(dijo dirigiéndose a los soldados, que salieron de la
habitación al momento)
-¿Pasa algo, General? (Pregunta el Capi)
-No me andaré con rodeos Capitán. Esto puede ser el fin. Gracias a un espia
en el mando nazi de Rommel hemos podido saber que se planea un ataque
encubierto con armas biológicas, será hoy y con un grupo reducido.
-¡Esos cerdos nazis! (Maldice Bucky) ¡Hay que pararlos!
-Será un ataque con un agente desconocido, pero parece ser que mucho más
mortal que el gas mostaza que usaban en la Gran Guerra. No sabemos más. Es
una operación que ni el mismo Rommel conoce al detalle. Me resistía a
llamarles pero, por el bien de mis hombres, espero que sean capaces de
neutralizar la amenaza. Su experiencia en contraespionaje y sabotaje les
hace los más preparados. Y todo esto si no nos arrolla Rommel antes,
claro.(terminó Wavell, sombrío)
-Estamos dispuestos, señor.(dijo el Capi ciñéndose el escudo)
En el frente el Barón Zemo y sus hombres vigilan la entrada conquistada y
Zola se adelanta. Lleva la caja de las ratas con la ayuda de cuatro de los
soldados al interior de la fortaleza. Una sonrisa se dibuja en su cara. Es
el unico que sonrie allí. Los soldados de Zemo transportan el agujereado
recipiente metálico, el sol está en su apogeo y el cansancio se hace notar.
Entonces ocurrió lo inesperado. Uno de los soldados tropieza y la gran caja
metálica cae. Todo sucede en decimas de segundo, la tapa de la caja se
levanta, liberada de un castigado candado, la caja pega un bote al caer,
dentro el sonido infernal de las ratas de Zola. Por la inecia una de ellas
sale despedida al exterior, en el momento en que la rata cae a la arena el
estupor es total. Con un latigazo de su negra cola la rata ataca a un caido
porteador.
El soldado se levantó, arrojando la rata lejos, el pánico en sus ojos.
Empezó entonces a convulsionarse frenéticamente, cayendo de nuevo a la
arena, espuma brotaba por su boca, los ojos en blanco. Zemo y sus hombres se
acercaron para socorrerle.
-¡¡No se acerquen a él!! ¡¡Ya está muerto, no hay nada que hacer por él, y
es contagioso!! (Gritó Zola)
Lo que ocurrió entonces fue repugnante, el chico murió en una terrible
agonía, mientras sus sesos se desparramaban saliendo por sus orejas, boca y
por sus ojos, después de salirse estos de sus orbitas en un último y
violento estertor.
-¡Dios! (Exclamó Zemo, apartando la vista)
Zola estaba extasiado. De repente se dio cuenta de que la rata suelta
volvía por más. Tenía hambre de humano. Todos se habían olvidado de ella en
la confusión.
-¡Mi ejemplar! ¡Ahí!
La rata se avalanza contra los 6 retantes soldados, que apuntando con sus
armas se disponen a acribillarla.
-¡Alto! (Grita Zemo mientras se adelanta y en un rápido movimiento levanta a
la rata por el rabo)
Apartándose de sus afilados colmillos la introduce de nuevo en la caja
metálica, la cierra lo mejor que puede y, sudoroso, se dirige a sus hombres.
-Pero...¿Qué clase de soldados sois ? ¿Seis hombres que temen a una sola
rata?
-¿Que era eso, herr Barón? (responde uno de ellos)
-¿Es que pensabais que veniamos de excursión? Eso, es nuestra misión y por
mayor gloria del Tercer Reich la llevaremos a cabo. Tenemos la oportunidad
de poner nuestro nombre en los libros de historia. Pero eso sólo pasará si
lo conseguimos, si mandamos este recado al enemigo, porque los libros de
historia los escriben los vencedores. ¿De acuerdo?. Bien, ahora llevad esa
caja con cuidado y todo irá perfecto.
Al momento se adentraban unos metros en el perímetro, llevando con mucho
cuidado su carga. Los combates se desarrollaban muy cerca, los tenían a la
vista. Arnim Zola se mostraba intranquilo, dando ordenes sin parar.
-Unos pocos metros nada más. Hay que soltarlas un poco más allá. Tienen que
dispersarse lo máximo posible, así se extenderá más la plaga y será más
dificil pararlas. Mejor que no vayan juntas, deberíamos soltarlas en varios
tramos. ¿Sería posible Heinrich?
Zemo no le escuchaba, miraba atrás al cuerpo de su soldado muerto, mientras
se iban alejado, pensativo, triste.
En ocasiones las norns2 tejen sus hilos, aparentemente al azar, pero con
la perspectiva del tiempo nos damos cuenta de que no podía ser de otra
forma, de que nuestro destino estaba escrito al dictado. Cuando aparecieron
el Capitán América y Bucky a escasos metros, corriendo hacia la expedición
germana, como surgiendo de la distorsión que provocaba el agobiante calor,
como si cobraran vida procedentes de un espejismo la sorpresa fue mayúscula.
El chico yanqui comenzó a disparar con su metralleta de mano, probablemente
una Thompson, alcanzando a un soldado en la pierna. Las "tropas" del Barón
Zemo se cubren rápidamente y responden al fuego enemigo en décimas de
segundo, después de depositar, con delicadeza, la caja metálica en el suelo.
El Capi se cubre de la lluvia de balas con su escudo y Bucky se coloca tras
él.
-¿!De que coño está hecho ese escudo¡? (maldice un alemán)
-Eso es un secreto Fritz, pero si lo quieres ver más de cerca...
El Capitán América lo lanza hacia un lado, con un largo efecto, mientras
corre a atacar a los soldados del otro lado esquivando sus balas, usando
increibles piruetas y propinando golpes imposibles. Por el medio Bucky carga
golpeando con la metralleta, como poseido. El maldito escudo, como con vida
propia, regresa a toda velocidad derribando un soldado más, antes de volver
a las manos del yanqui.
En un momento de la lucha Bucky se enfrenta directamente con Zemo. Bucky
intenta derribarlo con la culata de su Thompson, el Barón bloquea su ataque
y desarma a su oponente con un fuerte golpe en la muñeca. Aún desarmado,
Bucky persevera y salta sobre Zemo, que consigue tumbarle, no sin esfuerzo.
-¡Bucky! (grita el Capi al ver a su compañero en peligro)
Con un par de movimientos el Capitán América se libra de los dos alemanes a
los que se enfrentaba, y se encara furioso a Zemo. Son los dos unicos en
pie, aparte de un nervioso Zola que custodía la caja de las ratas un poco
más atras, sin tomar parte en la pelea.
El Capi ataca con un veloz movimiento de su escudo, que Zemo evita por los
pelos, agachándose. Zemo aprovecha ese movimiento para barrer con una patada
las piernas del Capi, éste en lugar de perder el equilibrio y caer, da una
voltereta en el aire sobre Zemo, que queda mirando boquiabierto. En cuanto
sus pies tocan el suelo, antes de que Zemo se pueda reaccionar, el Capitán
America le propina una brutal patada que le manda despedido unos cuantos
metros, el baron gira con la caida y a pesar del golpe se levanta como un
rayo, saca su Luger de la funda y apunta al hombre-bandera. El Barón es un
gran tirador y en un segundo descarga dos tiros, uno apunta a la rodilla de
su adversario y el otro entre los ojos, es hombre muerto. Sin embargo y con
insultante facilidad él evita los dos tiros con una cabriola vertiginosa,
sin siquiera usar el escudo.
El Barón Zemo no acepta la derrota, le han enseñado que rendirse no es una
opción, que la victoria es de quien más la desea. Apunta con su arma al
caido Bucky.
-Ríndete amerikaner, o el niño morirá.
El Capi tuvo miedo por un instante. Desde que tuvo que tomar a Bucky como
compañero siempre había temido este momento. Poco a poco baja el escudo,
cuando de repente vio como su camarada le le hacía un gesto con su dedo
pulgar disimuladamente. Entonces, mientras Zemo vigilaba los movimientos del
Capitán América, Bucky con un rápido movimiento le tira un puñado de arena
en la cara. La distracción fue suficiente para que el Capitán lanzara su
escudo, desarmando y tumbando al Barón, que ni siquiera pudo disparar su
arma.
En la retaguardia Armin Zola estaba muy nervioso. Los comandos americanos
han batido al escuadrón de Zemo y la operación entera va a fracasar, le
haran prisionero y todos sus años de trabajo y sus conocimientos no habrán
valido para nada, su carrera dentro del Reich acabará casi antes de empezar.
Entonces, mientras el Capitán América y su compañero aún no se habían fijado
en él, Zola abre la cerradura de la caja, levanta su gran tapa metálica y
con mucho esfuerzo consigue tirarla, liberando al instante a un ejercito de
ratas que se dirijen hacia el Capi, Bucky, Zemo y los demás soldados
alemanes, todos ellos abocados a una muerte horrible, y tras ellos, Tobruk.
Unas 200 ratas, infectadas con un virus mortal y genéticamente creadas para
atacar al ser humano se dirigen hacia un grupo de hombres sorprendidos. Los
primeros en darse cuenta fueron el Capi y Bucky, que no podían dar crédito a
lo que ven sus ojos. En el suelo Zemo mira hacia atras y entonces ve el
tropel de ratas acercándose, su grito pone en aviso al resto de alemanes,
que yacían derrotados por los americanos. Dos están inconscientes, por lo
menos no vieron la muerte cernirse sobre ellos. Los que pudieron levantarse
corrieron en dirección a la ciudad, desesperados. El Capi y Bucky estaban
asombrados ante la reacción de los germanos, pero su instinto les dijo que
era mejor no esperar a que las ratas llegaran a su altura y se retiraron
también a la carrera. Los roedores se ensañaron con los dos combatientes
caidos, al cabo de apenas unos pocos segundos sus cuerpos se agitaban
salvajemente y sus sesos se desparramaban por la arena. El Capi vio la
terrible estampa y comprendió al momento la situación. El ataque a Tobruk
eran esas alimañas.
-Rápido Bucky, hacía esos camiones, sígueme.(Ambos aceleran el paso,
adelantando a los boches)
Los soldados alemanes, heridos por su combate con el Capitán América, veían
como la manada de ratas se acercaba cada vez más. Uno de ellos, presa del
pánico, sin poder apartar la vista de las ratas que ganaban terreno, tropezó
con otro compañero y los dos cayeron al suelo. Los últimos momentos de sus
vidas los gastaron intentando huir; solo Zola, a lo lejos, les vio morir,
los demás protagonistas de la carrera de ratas no tenían tiempo para
fijarse. El Capi y Bucky ya casi habían alcanzado unos camiones que
esperaban listos para repostar, Zemo fue el siguiente, pendiente de ayudar a
los últimos dos hombres de su escuadrón que se arrastraban como podían, tras
ellos la manada de furiosas ratas que parecían cubrirlo todo, detrás de las
ratas los macabros restos de cuatro soldados alemanes y por último Armin
Zola, extasiado ante el exito de su experimento. A escasos metros de Arnim
Zola la batalla bullía, las fuerzas de Rommel intentaban desesperadamente
romper la barrera defensiva de Tobruk, atacando con toda la fuerza
disponible del Afrika Korps, con muchos de sus acorazados averiados por el
ataque del dia anterior.
El Baron Zemo agarró por el antebrazo al soldado que tenía más cerca y le
ayudó a levantarse, pasándole una mano por la espalda los dos salieron lo
más rapido posible, oyendo cada vez más cerca los agudos chillidos de los
mutados roedores. Usando las últimas fuerzas que le quedaban Zemo arrastraba
al herido soldado hacia los camiones donde ya estaban el américano del
escudo y su sirviente, manipulando unos bidones de combustible, se giró un
momento al oir los gemidos del penúltimo soldado y le vio morir, o por lo
menos lo intuyó entre un mar de pelo negro, afilados dientes y sangre.
Los dos americanos arrojaban más y más fuel sobre la arena, con el
consiguiente peligro al estar el sol en lo alto y la temperatura altísima,
pero no parecía importales. Su único propósito era salvar la ciudad, lo que
salvaría también todo el frente africano, por cierto. Con un esfuerzo
supremo, Zemo y el último de sus soldados subieron a la parte trasera de uno
de los camiones, cayendo exhaustos al instante.
El Capi hizo una seña a Bucky para que esperase a que las ratas estuvieran
sobre el combustible para asarlas tirando una cerilla.
Entonces Bucky miro hacia las ratas, que se acercaban raudas.
¿Por qué nos persiguen? -se preguntaba- Solo son animales, alimañas, no
deben atacar al hombre, a menos...
Entonces miró hacia Zola y lo vio exhultante, gesticulando, como si
dirigiera su tropa en el ataque. Y tras él vio Bucky a las tropas nazis, la
avanzadilla del Afrika Korps de Rommel, manteniendo una batalla de resultado
incierto con las defensas de Tobruk. Y una idea surgió en su mente como un
fogonazo. Cogió otro bidón de fuel y lo vació mientrás corría hacía un
flanco del avance de las ratas, rodeándolas.
-¡¡Bucky, que haces!!¡¡Vuelve aquí y espera, demonios!! (grito el Capi)
Bucky encendió su fósforo, mientras las primeras ratas se acercaban, y
mirando al Capi con una sonrisa lo tiró a la ardiente arena. El fuego saltó
como una llamarada del infierno, quemando a unas cuantos roedores y creando
una cuña en angulo, con las ratas atrapadas en medio. Bucky cayó al suelo
por el impacto de la temperatura, mientras uno de los depósitos de los
camiones estallaba, volando por los aires. La horda asesina, temerosa del
fuego, retrocedió por la salida que marcaban las llamas, hacia Zola, hacia
el frente alemán.
Zola, frenético intentaba hacer entender a aquellos salvajes animales que
retrocedieran. Resultaba un poco patético, gesticulando mientras avanzaban
hacia él.
-¡No! ¡Dad la vuelta, id hacia la ciudad! ¡No salgais de los muros!. ¡No os
asusteis, mis criaturas!
Sucedió entonces algo increible y la multitud de hambrientas ratas pasó
entre los pies de Zola sin atacarle, siguiendo a traves de la estrecha
entrada en las defensas. Zola intentaba pararlas, incluso cogiendo alguna
del suelo con sus manos y arrojándola en dirección a las llamas que
protegían Tobruk, pero no pudo hacer nada más. Las ratas mutadas, siguiendo
su programación genética se dirigían hacia las tropas nazis, que luchaban
fieramente con los aliados en aquella zona del frente, ignorantes de la
amenaza que se cernía sobre ellos. Ni siquiera las minas colocadas por los
aliados estallaron a su paso, debido a su escaso peso. Zola salió corriendo,
gritando una advertencia a las tropas nazis. A lo lejos un soldado de la 5ª
División Ligera de Rommel le vio agazapado en una zanja.
-¿Que hace ese loco? (pensó antes de que decenas de ratas le cubrieran
feroces)
Unos minutos tardaron las tropas del Reich en darse cuenta de la amenaza.
La carnicería que siguió entonces fue pavorosa, algo dificil de asimilar.
Era irreal, casi... cómico. Los cuerpos de los soldados se retorcían con sus
cerebros estallando dentro de sus cascos. Los había que luchaban contra el
maligno foco de muerte disparando a las ratas, pero eran demasiadas y ya se
habían dispersado entre los combatientes alemanes, algunos cayeron por su
propio fuego en el empeño de acabar con los roedores. Otros huían
aterrorizados, quedando a merced de las ametralladoras de los ingleses, que
no llegaban a entender lo que ocurría, pero no dudaban en aprovecharlo.
Los pocos tanques y vehículos alemanes rebosaban de ocupantes, que
intentaban salvarse de una muerte segura. Rommel sobrepasado por los
elementos dio orden de retirada menos de veinte minutos desde el comienzo
del caos. El Capi y Bucky observaban desde los limites de la barrera
defensiva, paralizados. Unos cuantos metros hacia la matanza, Zola golpeaba
la arena del desierto con sus puños, viendo como sus posibilidades de medrar
en el Reich se esfumaban con este fracaso, sus ojos enrojecidos, su rostro
desencajado, gritando al viento sus iras. De entre las llamas de los
camiones, aún ardiendo tras la barrera salieron corriendo el Barón Zemo y el
último soldado, un poco chamuscados por las llamas y el humo pero sin daño
al haberse alejado algo antes de la explosión. Los dos corrieron hacia la
entrada a Tobruk, donde se veia al Capitán América y a Bucky pasmados.
Apenas se dieron cuenta cuando Zemo llegó a su altura para ver el dantesco
panorama, los cientos de cadáveres desperdigados por la arena, teñida con
las sangre y los sesos de las víctimas, las negras ratas moviendose por
todas partes, las tropas de Rommel huyendo en desbandada, siendo masacradas
por las ratas y los ingleses.
Y en el calor abrasador del desierto, aquel espeluznante olor,
indescriptible. Zemo cogió entonces del brazo al último soldado y salió
corriendo hacia el frente, hacia los ultimos vehiculos que se retiraban.
Bucky despertó entonces de su trance e intento ir a por ellos, la fuerte
mano del Capi le frenó en seco.
-¡Steve! ¿Que haces? ¡Están escapando!
-Déjales (respondio Steve, solemne), ya hemos hecho bastante. ¿No crees?
Entonces el Capi cubrió su cara con su enguantada mano, mientras Bucky
miraba impotente como corrían los dos nazis.
- ¡No pueden escapar Steve, merecen estar encerrados! ¡Iban a soltar esa
peste sobre Tobruk! ¿No lo ves? ¡Eso era lo que nos tenían preparado! ¡Les
hemos hecho probar su propia medicina!
Entonces el Capi se derumbó y cayo de rodillas, llorando sin consuelo. Sus
lagrimas se escurrían entre la capucha y caian en la ardiente arena del
Sahara, evaporándose al instante, Bucky calló durante largos minutos, luego
ayudó al Capitán América a levantarse, aún gimoteante.
Zemo había salido corriendo hacia el mar de cadáveres, a riesgo de ser
mordido e infectado por el virus mortal. Pasó al lado de Zola, sin verle
siquiera, determinado y urgente, dejando al soldado herido muy atras.
Después de coger la Luger de la espantosa mano de un cadaver, Zemo
disparaba a las ratas, sin sentido, abatiendo a cuantas podía entre la
lluvia de disparos de las ametralledoras en las torres aliadas, a los que
era totalmente indiferente. Se reunían ya unas cuantas ratas para atacar a
Zemo, el único humano vivo de la zona, cuando un acorazado se acercó, era el
último Panzer. De la escotilla salió un soldado.
- Ahí está Herr Teniente General (dijo dirigiendose al interior del tanque)
Una salva de su cañón silenció momentaneamente el fuego inglés sobre Zemo
pero aún así una bala rozó su sien y Zemo cayó al suelo, semi-inconsciente.
Enseguida dos soldados salieron del Panzer y lo recogieron del suelo,
incluso tuvieron que abrir fuego para evitar que las ratas se acercaran
demasiado mientras le metían en el acorazado. Dentro estaba oscuro, hacía
más calor todavía. Una voz hablo, solemne.
-He venido a buscarte joven Zemo. Estás sangrando, límpiate. (dijo Rommel
acercándole una toalla blanca, de las que usaba para limpiarse el sudor). Te
preguntarás porque me he quedado a esperarte, arriesgándome a caer
prisionero en este fiasco. No es por ti, Heinrich. Es por la memoria de tu
padre que hago esto. Por ti ya no movería ni un solo dedo.
Dicen que no se dijo ni una sola palabra más en el trayecto de vuelta a
Tmimi, dicen también que los ojos del Barón estaban llorosos mientras se
limpiaba con la toalla y que con ella se cubrió la cabeza, manchada de
sangre, todos le vieron así. Algunos dicen que nunca más volvió a mostrar su
cara, avergonzado.
Entretanto un oficial de las SS, en un sidecar, se acercó a la posición de
Zola y le recogió también. El último soldado del comando del Baron Zemo se
acercó renqueante.
-Dejadme entrar, yo también subo.
El oficial de las SS y Zola se miraron.
-¿Es del escuadrón de Zemo este soldado?
-Sí. (dijo Zola)
-¿A estado en contacto con las...las ratas, herr Zola? ¿Podría estar
infectado?
-No lo creo, pero es posible. Sí.
-Lo siento chico, aquí te quedas. Tu unidad vendrá en unos minutos, ya
verás. (dijo el agente mientras arrancaba el sidecar y le daba gas)
-Noooooo.(Gritaba el chico) No me dejeis aquí, por favor.
En el puerto de Tobruk, un dia después, un barco va a zarpar. Llevará de
vuelta a Europa al Capitán América y a Bucky.
Antes de partir una pequeña ceremonia: el estado mayor del frente africano
aliado, con el general Wavell a la cabeza, hace entrega de medallas a los
heroes americanos. Los salvadores de Tobruk. Al fondo el humo de las
hogueras, quemando los cadaveres infectados de los enemigos y de las
criaturas que acabaron con ellos.
Wavell no escatima un discurso:
-...Y en los momentos más duros, en estos decisivos dias, allí estabais
vosotros. Con una entrega desinteresada, representando a un pais amigo, que
no dudo pronto participará a nuestro lado en esta gran lucha por la
libertad. Sois más que dos muchachos, más que dos soldados, sois el símbolo
de una gran nación, de los Estados Unidos de América. (los subordinados de
Wavell estallaron en un aplauso ferviente, Bucky, orgulloso, no podía
ocultar una leve sonrisa, pero el Capi estaba serio, su mirada en la arena
del desierto)
Wavell colocó la medalla en el pecho de Bucky, pero el Capi, con un gesto
triste, rechazó la imposición por parte del General, cogió la medalla de sus
manos y la mantuvo en su puño cerrado.
Sin más ceremonias zarparon, dejando atras las costas de Libia.
-¿Estás preocupado Steve? (dice Bucky asomándose a la baranda del barco,
acompañando al Capi).
-No hemos hecho lo correcto Bucky.
-¡No puedes pensar eso en serio! Hemos salvado Tobruk. ¿No te das cuenta de
lo que significa eso? Los nazis ya estarían hoy sobre Egipto, su avance
sería imparable. Africa y el Sur de Europa serían suyos, la guerra podría
durar dos años más y quien sabe lo que pasaría si Rommel llegase a Rusia.
¡Puede que hayamos salvado todo el maldito mundo! No crees que hemos hecho
bien, Steve. ¿Que debimos haber hecho entonces?
-No sé... Algo. Otra cosa. ¿No viste las caras de aquellos soldados
alemanes, sus ojos antes de morir estaban llenos de pánico? ¿No te miraron a
ti a los ojos, Bucky?
-Claro que los vi, Steve, pero ellos se lo buscaron, era lo que nos tenían
reservado. Hubiera sido una catástrofe. Piensa en las vidas que hemos
salvado, en Tobruk y después de Tobruk. Ha estado mal, pero era necesario,
no dudaría en volverlo a hacer.
-Era un mal necesario... Sí. Puede que tengas razón. Pero te juro Bucky que
daré mi vida si es preciso para que otro mal como ese no sea necesario3.
Su voz sono firme sobre el mar, mientras el viento del desierto golpeaba su
cara, llevándose otra lágrima.
FIN.
1.- Zola utilizaba conocimientos de la raza Desviante, descubiertos en un oculto libro antiguo que llegó a sus manos.
2.- En la mitología germánica las norns eran las encargadas de tejer los hilos del destino.
3.- Desgraciadamente el Capitán América sufrió una "muerte temporal" a manos del Barón Zemo poco antes del ataque atómico de Estados Unidos sobre
Hiroshima y Nagasaki, no pudiendo así cumplir su promesa.
EL DISCO DEL REGISTRADOR
Ante la "abundancia" de mensajes en el correo he decidido incluir una
información extra: las críticas y comentarios de la lista sobre el número
anterior. Y es que el disco de un registrador de Rigel lo almacena todo, lo
bueno y lo malo, lo profundo y lo intrascendente. Era mi deber mostrárselo
al mundo...(eh! el orden es alfabético;-)
Marvel Premiere #7
Uh, el Capi en la segunda guerra mundial mola.
Ben Reilly
Marvel Premiere #7
El Capi y Bucky en Tobruk. Mola. Muy bien narrado, a
ver qué tienes en mente para los próximos números.
Genial que se recupere al Capi de la 2ª Guerra
Mundial.
Nada +
Cifra2 / Jesús Alonso.
Marvel Premiere 7
El Capi en la guerra. Mola. Y encima mezclando
acertadamente historia y tebeos. Chapeau!
Correia
MARVEL PREMIERE 7
Vuelve esta serie tan chula. Ahora con una historia del pasado de
Nighthawk sobre el Capi America y Bucky. Yo soy poco aficionado a
este tipo de historias que en Marvel son cada vez más frecuentes e
innecesarias como pasa con los crossovers ya empachan y poco o nada
tienen que decir.
Sobre el numero me parece muy loable el esfuerzo historico usando a
Rommel "El zorro del desierto", Zola y Zemo todos juntos y en Libia
¿?, como otros datos blablabla... aun así el numero no me ha
convencido, aun estando muy bien narrado y con buen ritmo.
Fcopp
Marvel Premiere.
Un numero muy bueno. Engancha y no se si ya se habia visto antes pero el
hecho de ver al Capitan America en una guerra de verdad mola un mazo, no
como los comics que nos muestran al Capitan en una "pantomima" que quieren
hacernos pasar por guerra real.
Na max.XuM.
Me podéis mandar los mensajes que queráis a mi dirección:
nighthawk@ozu.es