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Joss Ryan era un chico normal, hasta que un día sus poderes mutantes salieron a la luz. Ahora se enfrenta a un mundo para el que no está preparado bajo el nombre de Marvel Kid.
 
Marvel Kid

MARVEL KID #6
Un San Valentín de muerte
Guión: Carlos Correia

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PORTADA: Marvel Kid, de espaldas. Frente a él, la Banda del Bate

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Galería de personajes

  • Joss C. Ryan AKA Marvel Kid: diecisiete años, moreno, ojos verdes, metro setenta y ocho, ochenta kilos. El protagonista. Vive con sus padres, Michael y Mary, y su hermano pequeño Chris.

  • Donna López: la novia de Joss. Hispana, cabello y ojos negros, metro sesenta, medidas de modelo: 90-62-90. Quince años. Su madre es una conocida cantante, que siempre está de gira. Vive junto a su asistente, una anciana negra a la que todo el mundo conoce como Granny. Se intentó suicidar hace unos días, y Joss la salvó llevándola volando al hospital.

  • Alyssa Douglas: la mejor amiga de Joss, de la que está enamorado. Dieciséis años, rubia, ojos castaños, metro sesenta y cinco, cincuenta y cinco kilos.

  • Luke Smith: el novio de Aly. Diecinueve años, motero, chupa de cuero, rubio, con perilla. Ha dejado el instituto, y trabaja de mecánico en el taller de su tío.

  • Mandy y Rachel: camareras de la cafetería Sonata, donde suelen después de clase. Una rubia y una morena, son ya parte del grupo.

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    13 de febrero. Mañana es San Valentín, fiesta estúpida inventada por los grandes almacenes para que te sientas obligado a comprarle algo a tu pareja, y demostrarle lo que la quieres, como si el resto de los días del año no importara lo que sientes por ella, con tal de que el regalo sea lo suficientemente grande...

    ¿Se nota demasiado que no sé qué comprarle a Donna? ¿Y que no tengo un duro?

    He quedado con Aly para ir de compras esta tarde, y le he conseguido sacar a mi madre cien dólares. Ahora sólo falta tener una buena idea...

    La vida ha estado muy tranquila por aquí últimamente, desde la muerte de Peter. Todo sigue más o menos igual, aunque procuramos no hablar sobre el tema, supongo que es un método como otro cualquiera para evitar el dolor.

    Aún me siento impotente. No haber podido hacer nada por él, con todo mi poder, me ha jodido bastante. Pero lo voy superando. He seguido entrenando, machacándome físicamente para mantenerme ocupado. El vuelo ya no me da mayores problemas, aunque alguna que otra vez me meta un leñazo contra la playa al intentar aterrizar demasiado rápido, y empiezo a comprender cómo funcionan los rayos esos que lanzo desde mis manos. Parecen desprender energía calorífica, pero hasta que no vaya a la Academia de Massachussets no lo sabré con seguridad.

    Aly me ha estado ayudando con los entrenamientos. Pasamos mucho tiempo juntos, ya que es la única que sabe lo de mis poderes, y es la única con la que puedo hablar de ello. Aun no me he atrevido a contarle nada a Donna. No sé por qué espero, no sé si temo su reacción o es que simplemente no quiero decírselo...

    Donna... nuestra relación ha empeorado desde lo de Peter. Ella dice que apenas le hablo, que no me abro a ella como lo hago con Aly... y tiene razón. En fin, yo soy muy introvertido, y ella lo sabe. Lo que le jode es que con Aly me abra más que con ella... ¿Y por qué lo hago? Pues porque soy idiota, claro, y en vez de centrarme en mi novia, que me quiere, me desvivo por la remota posibilidad de un amor imposible...

    El timbre me saca de mis pensamientos. Aly ha llegado, y nos vamos a comprar al centro comercial que hay en las afueras del pueblo. Lleva vaqueros, como casi siempre, y una camisa blanca debajo de la cazadora de cuero que le regaló Luke, su novio, en su último cumpleaños... Eso me recuerda que falta un mes para su cumpleaños, tendré que pensar algo...

    En el centro, vamos a una tienda de esas de ropas caras, las que le gustan a Donna, aunque Aly no ve nada... es que tenemos un gran problema, claro, porque Donna es lo suficientemente rica como para no necesitar nada y tener de todo...

    Descartada la ropa, nos vamos a la joyería, y veo un precioso colgante de plata en forma de corazón... además, tiene el precio justo... Aly da el visto bueno, y lo compramos.

    Volvemos a la ciudad, y después de dejar el regalo en mi casa, nos vamos a Sonata a tomar algo. Saludamos a Mandy, y le pedimos lo de siempre, capuchino.

    "¿Cómo estás, cielo?", me pregunta.

    "Bien."

    "No me mientas, Joss, que nos conocemos muy bien. Te noto triste. ¿Aun estás mal por no haber podido hacer nada por Peter?"

    "No es eso... sí, me he sentido mal por eso, pero ya lo he superado. No sé, supongo que es la época..."

    "¿Y eso? Quiero decir, no te entiendo. Tienes una novia maravillosa, tienes unos poderes fantásticos, me tienes a mi, ¿qué más puedes necesitar?", me pregunta, con una sonrisa.

    Le devuelvo la sonrisa.

    "No sé. Simplemente, hay algo que no me deja estar bien..."

    "¿Y qué es?"

    "Como si pudiera decírtelo", pienso.

    "No sé, Aly. Supongo que es mi idiotez congénita."

    "Aqui teneis, chicos, vuestros capuchinos", dice Mandy, mientras pone el café en la mesa. "¿Qué, ya habéis comprado los regalos para mañana?"

    "Sí, Mandy", le contesto, agradeciendo internamente que haya cortado la conversación. "Mira lo que le he comprado a Donna."

    Le enseño el colgante.

    "Es precioso, Joss. ¿Y tú, Aly?"

    "Yo no le he comprado nada. Luke dice que esta fiesta es una estupidez y no quiere celebrarla."

    "¿Ah, sí? Pero esta noche vendréis a la fiesta, ¿no?"

    "Si, si. ¿Alcohol gratis? Ahi estará Luke..."

    "Bueno, pues entonces esta noche os veré. Yo me voy ya a casa, a arreglarme. ¡Hasta luego!"

    "Adios, Mandy."

    Y se va, dejando a su novio a cargo de la barra.

    Nos tomamos el café, y seguimos hablando. Al cabo de un rato, nos vamos a casa, a arreglarnos para la noche.

    Dios, una de esas estúpidas fiestas de ir arreglado. Me tengo que volver a poner el "disfraz", es decir, vestir con traje y corbata. Lo odio. Yo por mi iría en vaqueros, pero seguro que Donna me mataría...

    Como estamos cerca, voy andando a por Donna a su casa. Me abre Granny, y me dice que espere un momento, que enseguida baja.

    Media hora después (el concepto de un momento para las mujeres no es el mismo que para los hombres, por algún motivo que nunca entenderé. Creo que deberían hacer un estudio sobre eso. Quizás lo haga. Algún día. Cuando tenga tiempo), Donna por fin baja. Está preciosa, con un vestido ajustado azul oscuro.

    "Hola, Joss."

    "Hola, preciosa. Toma, esto es para ti."

    Le doy el regalo, y lo abre.

    "Dios, Joss, es precioso. ¿Me lo pones?"

    Se levanta el pelo, dejando a la vista su cuello, y le pongo el colgante.

    "Gracias."

    "Te queda perfecto."

    "Contigo de mi brazo, seguro. Nos vamos, Granny. No me esperes levantada."

    Salimos. La noche está preciosa, con el cielo completamente despejado, la luna llena y las estrellas brillando. Ventajas de vivir en una ciudad pequeña...

    "¿Qué has hecho hoy?", me pregunta.

    "Nada especial. Comprarte el regalo."

    "¿Y has ido tu solo?"

    "No. He ido con Aly."

    "Lo suponía."

    "¿Qué pasa? Es mi amiga, y necesitaba una opinión femenina..."

    "No, ya, claro..."

    "Mira, no quiero discutir hoy, ¿vale? Intentemos pasárnoslo bien..."

    Llegamos al bar. Habrá unas treinta personas dentro. Veo a Mandy y a Rachel en la barra, vestidas con sus mejores galas. Aly es la que aun no ha llegado.

    "Hola, Donna", dice Rachel. "Estás preciosa. ¿Ese es el regalo de Joss?"

    "Sí. ¿Qué te parece?"

    "Es precioso. Tienes buen gusto, Joss."

    "¿Acaso lo dudabas? Sólo tienes que ver a mi novia..."

    "Touché, chico. ¿Qué queréis?"

    "Yo quiero una cola."

    "A mi dame una Cola Diet", le dice Donna.

    "Sí, no vayas a estropear la dieta", dice alguien detrás nuestro. Es Luke, el novio de Aly. "Hola, pareja. ¿Habéis visto a Aly?"

    "¿No tenías que ir a recogerla?", le pregunto.

    "No, J.C. Habíamos quedado aquí."

    "Pues supongo que ya llegará."

    "Supongo. ¡Eh, Ray, dame una Bud!"

    Cogemos nuestras bebidas y nos vamos a bailar. Yo bailo fatal, pero hago el esfuerzo por Donna. Al cabo de un cuarto de hora me tengo que sentar. Creo que he dado demasiados botes hasta dentro de un rato...

    Echo un vistazo, y veo a Luke en la barra, bebiendo cerveza, pero no veo a Aly. Me empiezo a preocupar.

    "Ahora vengo, Donna."

    Salgo, y llamo a casa de Aly. Su madre dice que salió hace una hora. Y vive aquí al lado...

    Vuelvo a entrar. Me voy a por Luke.

    "Oye, Luke. Aly salió hace una hora de su casa, y aun no ha llegado."

    "¿Y? Ya es mayorcita, J.C. Se habrá entretenido con algo..."

    "¿Qué pasa?", me pregunta Donna, que se ha acercado.

    "Es Aly. Salió hace una hora de su casa, pero aun no ha llegado."

    "¿Crees que le ha pasado algo?"

    "No lo sé. Creo que voy a echar un vistazo, Donna. Quedate aquí. Voy a ir hasta su casa, y vuelvo. A lo mejor se ha entretenido por el camino, pero así estaré más tranquilo..."

    Donna pone mala cara, pero no puede negarse. Salgo corriendo, y me meto en el primer callejón que encuentro. Me pongo el disfraz (suerte que ocupa tan poco, milagrosas moléculas inestables), dejo el traje en una azotea, rezando porque nadie lo encuentre, y sobrevuelo la zona, intentando encontrar alguna señal de Aly.

    Estoy preocupado. No es normal que se retrase así por el camino.

    De repente, veo algo. Es uno de los zapatos de Aly. Lo reconozco, fui con ella a comprarlos. Ahora estoy seguro. Algo le ha pasado. No hay rastro de sangre. Cojo el zapato y me elevo. Veo una luz en un almacen abandonado. Me dirijo allí, a ver qué hay.

    La ventanas están tapadas con maderas, pero se puede ver por las rendijas. Hay un grupo de tíos, con bates de beisbol, y le están pegando a unos mendigos... y...

    "¡¡¡ALY!!!"

    Entro, destrozando la ventana. Aly está atada, con una mordaza en la boca. Golpeo al primero de los tíos, mandándolo contra la pared. Otro me golpea con el bate. Doy gracias a que soy invulnerable, porque el palo se rompe contra mi espalda. De un manotazo, lo lanzo encima de su compañero.

    Los otros cinco me rodean. Debajo de la máscara sonrío. Se lanzan contra mi, pero despego, haciendo que choquen entre si, y me lanzo sobre ellos, dejándolos inconscientes.

    Echo un rápido vistazo. Los mendigos han salido corriendo, y no queda nadie en pie. Voy a por Aly. Le quito la mordaza.

    "¿Estás bien?", le pregunto.

    "Si. No me han hecho nad... ¡Cuidado!"

    El aviso llega tarde. Algo me golpea por la espalda, lanzándome a la otra punta de la habitación.

    "¿Pero qué coño...?"

    "¡Eh, chico! ¿No sabes que Halloween pasó hace mucho?"

    El que habla es un tipo inmenso. Tiene una esvástica tatuada en su pecho, sobre su corazón, como el de la peli American History X. Mide más de dos metros, y sus brazos son como troncos. Lleva un bate gigantesco, que maneja como si fuera un palillo...

    "Nadie se mete con la Banda del Bate, chaval, y menos un marica disfrazado."

    Se lanza hacia mi, blandiendo el bate como si de un hacha se tratara.

    Sujeto el bate con las manos. Lo detengo de milagro. Su fuerza es increible. Me está costando un montón impedir que el bate acabe de bajar...

    Me da una patada, y me sujeta con el pie por el cuello, aplastándome contra la pared.

    "Te voy a matar... y te va a doler..."

    Me cuesta respirar... agarro su pierna con mis brazos. No me atrevo a usar mis rayos, después de todo es un ser humano. Con toda la fuerza de que soy capaz, quito su pie de mi cuello, haciéndolo girar, y golpeandole en la

    cara. Se agarra la nariz. "Estoy sangrando, gilipollas. ¡Te voy a destrozar!"

    "Ah, ¿pero eso no es lo que ibas a hacer de todas formas?", digo, intentando bromear.

    Lanzo un rayo, quemando el bate. Ahora es cuerpo a cuerpo.

    Me lanza un gancho, que bloqueo, a la vez que le golpeo con mi brazo libre en el estómago.

    Se agarra la tripa. Le he cortado la respiración, bien. Le golpeo en la cabeza con mis dos puños, aplastándolo contra el suelo. Intenta levantarse. Pero cae. Inconsciente.

    No queda nadie más. Voy corriendo hacia Aly. Rompo la cuerda, la cojo en brazos y salimos volando.

    Paramos en la azotea donde dejé el traje.

    "¿Estás bien?", le pregunto.

    "Sí. Gracias a ti. Si no llegas a aparecer..."

    La abrazo. Está temblando, nerviosa, y rompe a llorar. Le doy un beso en la frente.

    "Chssss. Tranquila. Ya pasó todo."

    "Gracias, Joss..."

    Minutos después, me quito el disfraz, me pongo el traje y bajamos. Aly insiste en ir a la fiesta.

    "¿Dónde os habíais metido?", pregunta Donna cuando entramos. "Estaba preocupada."

    "Ya está todo bien, Donna. Unos idiotas intentaron robar a Aly, pero salieron corriendo cuando llegué yo."

    "¿Estás bien, Aly?"

    "Sí, gracias. ¿Dónde está Luke?"

    "Está en la barra", le dice Donna, que me ha cogido del brazo. "Vamos a bailar un rato, Joss."

    Mientras Donna me arrastra a bailar, Aly se dirige hacia Luke. A pesar de lo alta que está la música, logro distinguir lo que dicen.

    "¿Ya estás aquí?", le pregunta Luke. "Ya era hora. Me empezaba a aburrir. ¿Qué pasa, tuviste un apretón y volviste a casa?" Creo que ha bebido más de la cuenta.

    "Me han intentando robar, mientras tu ni siquiera te molestas en preocuparte por mi", le responde Aly.

    "No soy tu padre, niña. Además, ya fue tu amigo a por ti, ¿no?", dice, en tono irónico.

    "Eres un cabrón, Luke."

    "Y tu una puta."

    Aly coge un vaso de la barra y le tira lo que contiene por encima.

    "Hemos terminado."

    Aly se da la vuelta, y Luke se pone a gritar, histérico.

    "¡¡¡Eres una puta, Alyssa!!!" Le pega un tortazo. Salgo corriendo y le pego un puño, quedándolo tirado en el suelo.

    "No se te ocurra volver a levantarle la mano jamás a nadie, cabrón, o te destrozaré", le digo.

    Luke está alucinando. No sabe exactamente qué ha pasado, cómo ha acabado en el suelo.

    "Llevame a casa, por favor, Joss. Quiero irme a casa."

    "Claro, Aly. Vámonos."

    Me olvido completamente de Donna, y me llevo a Aly a su casa. Al día siguiente tendré una buena bronca, pero en ese momento no pienso en ello...

    CONTINUARÁ...

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    Próximo número: Marvel Kid #7. Dos nuevos personajes en la serie, los dos locos de clase, ¡Jamie y Paul! ¡Espera a ver sus inventos para la clase de ciencias!

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    KIDMAIL!

    Holas!

    Sigo inspirado, así que aquí tenéis ya otro número de Marvel Kid (¿me habré fumado algo? ¿Estaré intentando ganar el premio a la regularidad? ¿O será una excusa para no ponerme con el Patrulla-X que tengo que hacer? Quién sabe...)

    A ver...

    La primera carta es de Nimph, de la lista de fanfiction en español, que dice que Alyssa le cae mejor que Donna... ummm... y a mi, y a mi, pero... en fin, sigue leyendo, quizás cambies de opinión... o pienses que Joss es un capullo (seguro que acabas pensándolo, jejeje).

    Otra que nos escribe es Daga (voy a tener que darle las gracias a Jorge y todo por mandar los números a esa lista, jejeje), que se pregunta si la enfermera no reconocería la voz de Joss... bien, bueno, quizás, no sé, no se me había ocurrido... pero podría buscar excusas... muchas voces, poco tiempo hablando con él... quién sabe, ya se me ocurrirá algo, jejeje

    Aleix, el magnifico guionista del Hombre de Hierro, dice que la idea de la carta es buena, pero que se le ha hecho corta... si, ya lo sé, pero es que esa era la idea, no hacer un número excesivamente pesado...

    La misma queja pone Xumer, mi coguionista en la Patrulla, al que le tengo que decir que no, que no tengo pensado resucitar a Peter... Dice que me podría haber puesto más melodrámatico... pero es que tampoco quería hacer un episodio de "Los ricos también lloran". Y sobre poner las biografías al principio, copia la idea, tampoco es que sea mia ni nada, jejeje.

    Ben Reilly (guionista del Asombroso Spider-Man) dice que debería haber insistido más en la impotencia de Joss, destrozando cosas o algo así. Y sí, quizás debería haberlo hecho, pero ten en cuenta que era una carta, y no podía describir todo...

    Y terminamos con Fcopp, el loco detrás del Halcón, que dice que el número es un poco marica para su gusto... pues... estoooo... sí, vale, pero uno de vez en cuando no hace daño, ¿no? Y no, no es una señal del Apocalipsis, jejeje.

    Eso es todo. A ver cuánto dura la racha, y sigo sacando números...

    MarvelTópicos saludos...

    -- Carlos

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