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El Universo Marvel es un lugar amplio, por el que se mueven muchos héroes y villanos, y en el que las aventuras se suceden sin parar. Aquí os ofreceremos algunas de ellas...
 
Marvel Fanfare

MARVEL FANFARE VOL. 2 #14
DOCE: Llega el Vigía III
Guión y portada: Israel Huertas

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Zona Cero. New York.

Dónde antes se levantaba el World Trade Center, ahora se erige una torre tan oscura que es la misma ausencia de luz. En el exterior, protegidos por un campo distorsionador que genera la nave de los New Warriors, Justica, Turbo, Spiderman y Daredevil, tratan de separar a la turba de gente que ha enloquecido por la presencia de la torre. A los mandos de la nave, Kymera se da cuenta a velocidad alarmante que, lo que sea que haga la torre, afecta a su fisiología atlante pese a la protección de la nave.

- No estamos haciendo nada - dijo Daredevil-. El campo es demasiado pequeño para poder ayudar demasiado.

- Ya, cuernecitos, pero la otra opción es subirse a una azotea con palomitas y ver las hostias - intervino Spiderman.

De pronto, la nave cesó de lanzar el campo. Justicia intentó hablar con Nita por el comunicador:

- Kymera, ¿qué pasa?

- Atrás, Justicia - gritó Turbo, que les sobrevolaba a poca distancia del suelo -. La nave se lanza a por vosotros.

Dicho y hecho, la nave se estrelló encima de los héroes y estalló en llamas. De los restos, Kymera salió como una bestia salvaje y se lanzó a la multitud. Turbo le lanzó unas ráfagas de sus turbinas, que sólo sirvieron para cabrear más a su compañera, que echó a volar tras ella. Turbo no podía estar más asustada.

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Dentro de la torre, Speedball, Capa y Puñal, estaban viendo lo que parecían manifestaciones físicas, bañadas en luz dorada, de los recuerdos de Robert Reynolds. Tras ver como le ridiculizaban una y otra vez, la última en presencia de la chica por la que sentía algo, que se rió más que nadie, vieron como Robert se aislaba y empezaba a hablar con un amigo imaginario llamado Howard. Este le protegía y le ayudaba a sobreponerse a las gracietas de los demás. Howard empieza a vender drogas y a tomarlas y, en todo momento, es solo Robert el que lo hace.

Siguen subiendo y ven a Robert forzando la puerta de un laboratorio de la universidad, buscando drogas, algo que vender en la calle. Encuentra una nevera con una probeta en su interior y la saca de allí, creyendo que es valiosa. No sabe lo que es, pero está desesperado y se la lleva igualmente. Un guardia le pilla y él se bebe el contenido para que no puedan acusarle de nada. Pasa dos horas en comisaria. No está fichado ni da ningún dato. Un agente deciden que es mejor soltarle, que será un vagabundo. Él se va en el metro a casa, y tres chicos le intentan atracar. Una masa negra gelatinosa sale de Robert y coge a los chicos y los destroza de una forma atroz. Robert sale del vagón como si nada y se va a casa. A cada paso que da se siente peor. Sus entrañas arden y cree que se muere. Llega a casa y su padre le recibe, pero él se cae y luego todo es oscuro y su padre se pierde en un girón de sombras. Y acaban los recuerdos.

Un par de pisos más arriba encuentra a Robert. Está enredado en una red negra, pero su cuerpo emite la misma luz dorada que los recuerdos, pero ténue, no lo suficientemente fuerte como para iluminar más allá de su persona. Speedball se apresta a desatarle, pero una de las redes le empuja hacia un lado. La red se desprende y cae al suelo. Luego forma la figura de un hombre sin rasgos ni atributos, negro como la brea.

- No te puedes llevar a Robert, chico malo - dice la sombra-. Sin Robert no hay Vacío y sin Vacío no hay Robert.

- Howard....por favor...- intentaba hablar Robert -...deja de hacer....esto....

- ¡Qué locuaz, chico! - dijo el Vacío-. Pero sólo hago justicia. Pronto, toda la ciudad será también el Vacío y todos pagarán por lo que te han hecho. Por eso me tengo que librar de estos colegas, ¿no te parece?

El Vacío se mueve rápido, pero Capa y Puñal, y también Speedball, ya llevan un tiempo en el mercado de la acción y se mueven rápido.

- ¿Así que el Vacío, eh? - dijo Speedball mientras lanzaba unas pocas burbujas contra su agresor -. Ya no quedaban nombres guays, ¿no?

Puñal le acertó con unas cuantas dagas de luz y tanto el Vacío como Robert se retorcieron de dolor. Las redes se movieron y Speedball cogió a Robert y lo sacó a uno de los rellanos de la torre, mientras Capa y Puñal se defendían.

- No tiene dónde esconderse, héroe. Y lo que me hagáis a mi se lo hacéis a él.

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Los restos de la nave de los Guerreros empezaron a temblar hasta que, por fin, la telequinesis de Justicia consiguió apartarla y liberar al resto.

- Pelín justo para mí, chicos - dijo Spiderman.

- Las malas noticias es que hemos perdido la distorsión y que Kymera se ha vuelto loca - añadió Justicia.

- Bueno, eso y que estamos rodeados por un montón de gente cabreada - dijo Daredevil.

Los tres empezaron a moverse, afectados poco a poco por el Vacío.

- Me pido los taxistas - dijo Spiderman. Fueron sus últimas palabras en un buen rato.

Mientras, Turbo intentaba zafarse de Kymera haciendo todos los movimientos y cabriolas aéreas que se le ocurrían, pero no parecía bastar. La rabia de su compañera era tal que se inflamaba con cada movimiento de Mickey. Por fin, no pudo escapar por más tiempo y Kymera la alcanzó, agarrándola de un pie. La atlante apretó la tobera izquierda de su traje hasta destrozarla, y Turbo exclamó un grito de dolor cuando los dedos de Kymera rompieron su pierna.

La coreana apuntó con las turbinas de sus brazos a la piel azul, dándola de lleno con una ráfaga en la cara. Los labios de Nita se echaron para atrás y parecía que la fuerza iba a arrancarle la cara cuando, con un rápido movimiento, se agarró a las turbinas y las arrancó de cuajo de las manos de turbo, que gritó de nuevo.

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- Robert, tienes que escucharme y calmarte - dijo Speedball al muchacho, escondidos en las sombras -. Esa cosa es una parte de tí, Robert. Es la parte que clama venganza, y tienes que pararla.

- N-No soy yo....es...es Howard...

- ¡Howard no existe, Robert!

En ese momento, el chico dio un respingo e hizo un gesto de dolor hacia su costado derecho. Justo en ese momento, una de las dagas de Puñal se acababa de clavar en el costado opuesto del Vacío.

- Robert, en serio, tu puedes detener esto. Mira la luz que sale de tí. Esa es la parte que debes reforzar. Con eso pararás al Vacío antes de que engulla esta ciudad.

Capa se acercó al Vacío para intentar engullirlo. Medio cuerpo de la entidad había pasado ya cuando Tyrone soltó un grito y sus ojos se cubrieron de pánico, escupiendo al oscuro fuera de su capa.

- ¿Estás bien, Ty? - preguntó Puñal, preocupada pero en guardia.

- Tanto odio....nunca había sentido algo así, Tandy.

Entonces, unos zarcillos salieron del pecho del Vacío y cogieron a Capa y Puñal de sus cuellos, levantándolos por los aires.

Los dos se agitaban. Puñal trataba de acertar con sus dagas, pero si daba en el blanco o no, el Vacío ya no parecía inmutarse.

- Estos ya están despachados, chico burbuja. En breve oirás sus últimos suspiros.

Speedball, oculto, se deseperó.

- Lo aceptes o no, Robert, esa cosa eres tú. Entiendo que has sufrido, que la vida y la gente te ha tratado mal, pero si puedes detener al Vacío antes de que sea tarde, demostrarás que eres mejor que todos ellos. Tu has creado esto y tuya es la responsabilidad de detenerlo.

Y, dicho esto, Speedball saltó hacia el Vacío, disparando ráfaga tras ráfaga de burbujas que provocaban pequeñas erupciones en la piel de la bestia. El Vacío soltó a Capa y a Puñal y se centró en Speedball.

- Tu ataque ya no puede dañarme. Me he nutrido hasta saciarme y soy más fuerte de lo que era. Si pudieras mirar fuera, verías que mi torre cubre ya casi cuatro manzanas. El odio de la gente me da vigor renovado y tú vas a morir ahora.

Para sorpresa de Speedball, el Vacío le lanzó una de sus uñas y esta se le clavó en el abdomen. La herida no era muy profunda, pero ser herido por algo era una experiencia nueva para él. El Vacío se acercó para rematarle y le levantó del suelo con una sola mano.

- Se acabó, guapete.

- ¡Ni hablar! - exclamó Robert Reynolds de pronto, entrando en escena de nuevo, brillando con un fulgor dorado que se iba extendiendo cada vez más -. Me crió un buen hombre al que no escuché lo suficiente, pero se que quería que fuera mejor que todo esto.

- Robert, amigo - dijo el Vacío, soltando a Speedball, temeroso por primera vez-. ¿Qué vas a hacer? ¿No ves que sólo quiero ayudarte?

- Lo sé, y te lo agradezco. Pero no así.

Robert empezó a brillar con fuerza y el Vacío gritó de histeria.

Fuera, la torre empezó a crepitar y a encogerse con rapidez. Las personas atrapadas por la estela de maldad se retorcían y gritaban conforme eran liberadas, quedando inertes después. Por fin, la torre se redujo a una esfera que cambió a un color dorado que refulgía con una luz brillante. La esfera bajó a la calle, en medio del ahora tranquilo caos. Cuando tocó el suelo, se disipó como una pompa de jabón y Robert Reynolds, Capa, Puñal y Speedball, emergieron de ella.

Veinte minutos después, la policía se llevaba a Robert esposado.

- Esto está mal, Vance - dijo Speedball mientras un sanitario intentaba curarle con el campo cinético activado -. Ese chico necesita mucha ayuda, no una cárcel.

- Lo se, Speedy. Esa batalla la lucharemos luego.

Turbo se acercó, con la pierna entablillada y con muletas a sus dos compañeros. A Kymera se la habían llevado en una ambulancia, pues se desmayó después de que la torre se deshiciera, lo que salvó la vida de Turbo.

- Lo dejo, Vance - dijo Michicko-. No quiero ser otra baja más en la lista. Espero que lo comprendáis.

Speedball y Justicia la miraron. Vance iba a tratar de convencerla, pero Robbie le detuvo hablando antes que él:

- Muy bien, Mickey. Si es tu decisión, buena suerte. De todas formas, no olvides que somos tus amigos, ¿vale? Con o sin spandex.

Y se fue. Al poco, los servicios de emergencia, la policía y el resto de los héroes también se fueron.

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EPILOGO

- Bien, en vista de las pruebas presentadas y los informes médicos del caso, la decisión de este juzgado es clara, aunque cautelosa. Robert Reynolds, levántese - Robert se levantó ante la jueza. Junto a él, se levantaron también Vance Astro y Kelly Hitchuk, representando a Defensa de la Infancia, y Matthew Murdock, el abogado que Andrew Cuerda les había conseguido. La jueza prosiguió -. Este tribunal considera que los hechos acaecidos son fruto de una situación de extress masivo y que, en cualquier caso, son una causalidad de una vida desastrosa. Por eso, se le concede la custodia a la organización Defensa de la Infancia, y en representación de la misma a Vance Astrovik, que le vigilarán y proporcionarán los cuidados médicos y el tratamiento necesario para superar esta situación. Las causas penales derivadas de lo ocurrido quedarán pendientes de una revisión en seis meses de la actitud y estado mental del acusado.

Vance abrazó a Robert, que no parecía ni triste ni contento, sino más bien avergonzado. Kelly Hitchuck le acompañó al coche mientras Vance era retenido por Dallas Riordan a la salida de la sala.

- Este es el fin, Vance. El ayuntamiento no va a apoyaros más dada vuestra insolencia en este caso.

- ¿Insolencia, Sta. Riordan? Ese muchacho necesita apoyo y confianza y vosotros queríais hacerle pagar para ganar votos. Sé lo que es eso y no dejaré que se lo hagan a ningún inocente más.

- De todas formas, Vance, buscáos la vida a partir de ahora. Y ten cuidado: los Guerreros no sois demasiado populares ahora para la administración.

Y Dallas Riordan se fue. Vance pensó que, aunque la aceptación les venía bien, al fin y al cabo el grupo se formó para estar por encima de ello. Superarían esto también y, quién sabe, quizá tras tantas bajas y abandonos conseguirían hacer algo bueno de nuevo por la gente que lo necesitara.

FIN

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