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Creados por Siniestro, nacidos con increíbles poderes que les situan por encima de los humanos. Son la élite de los mutantes. Ellos son ...
 
Los Cachorros

LOS CACHORROS: ANEXO #1
Quién tiene un amigo
Guión: Jose Cano

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Martinique está de pie frente al televisor, apoya un brazo en el sofá cercano sobre el cual vuelca su peso, con la mano libre cambia de canal distraídamente. Patricia llega por detrás, silenciosamente, y apoya la barbilla en el hombro de su amiga, rozando mejilla con mejilla.

- ¿Estás aburrida?

Martinique sacude el hombro, apaga la televisión, dejando el mando sobre el sofá, y se aleja dándole la espalda sin mirarla.

- No, sólo miraba un poco la tele, pero tengo que ir a ahora a hablar con Val...

Patricia es más baja que Martinique y tuvo que ponerse antes de puntillas, así que ahora casi pierde el equilibrio. Frunce el ceño. Mente Maestra ya ha salido de la habitación. La joven va a seguirla, pero de repente siente un espasmo.

- ¡Hip!

Sabe perfectamente lo que significa.

- ¡Hip!

Le queda más cerca la puerta del pasillo que por la que salió Martinique para bajar de piso, así que sale por ella.

- ¡Hip!

Se queda pegada a la pared, conteniendo la respiración para no hipar. En la sala de recreo aparece Fiambre. El chaval se queda un instante parado y confuso.

- Juraría....

- ¡Hi..! - consigue colocarse una mano en la boca.

Manuel se queda dos segundos completamente quieto. Sacude la cabeza y vuelve sobre sus pasos. Cuando se le pasa el hipo sale de su escondite.

- Siempre me pasa lo mismo...

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- Moooondooooo.... - ronronea Patricia alcanzando al gigante samoano y abrándolo por la espalda.

Él se encuentra sentado en la cocina, comiendo tranquilamente una galleta mientras parece leer un pequeño libro. Patricia le pasa las manos alrededor del cuello y lo abraza volcándose sobre su espalda.

- Buenas tardes. - dice él, sonriendo y sin dejar de leer.

- Eres fantástico, Mondo. Un remanso de paz.

- Gracias.

- ¿Qué lees?

- Hijos de nuestro barrio, de Naguib Mahfuz. Me lo ha prestado Forja.

- Ahm... ¿Puedo quedarme un rato así?

- Claro.

La chica tiene una expresión de placidez. Mondo muerde la galleta y pasa una página. Permanecen así un rato. Ella abre los ojos de repente. Se separa de su amigo, que sólo mueve la cabeza unos centímetros.

- ¿Ocurre algo?

- ¡Hip!

Problema: la cocina sólo tiene una puerta. Patricia retrocede, alejándose de ésta. Mondo la mira con extrañeza, coloca un señalador entre dos hojas, dejando el volumen sobre la mesa, y se levanta.

- ¿Estás bien?

Ella lo mira con ojos espantados.

- ¡Ma..! ¡Hip! ¡Man...! ¡Hip!

Manuel entra en la cocina. Patricia se apoya en el fregadero para no caerse, está completamente colorada, congestionada, el hipo casi no le deja respirar. Fiambre la observa sorprendido. Mondo ya ha llenado un vaso de agua.

- Bébelo a sorbos. - dice mientras se lo ofrece a la chica.

Ella hace un gesto con la mano indicándole que no servirá de nada. Manuel se acerca sonriendo con malicia.

- ¿Y un susto?

Patricia lo empuja para apartarlo casi con violencia. De repente, aunque sigue hipando, se le enciende la cara con una sonrisa. Fiambre la mira con curiosidad. Pasa junto a la puerta Martinique, con aire distraido. Su amiga abre la boca para llamarla pero sólo le sale un rotundo:

- ¡HIP!

Mente Maestra da un respingo al escucharlo. Se vuelve y, al comprender, sonríe.

- No os preocupeis, yo me encargo.

Pasa junto a Fiambre sin mirarlo y aparta suavemente la mano grande y amable de Mondo del hombro de su amiga. Cuando las dos salen del sitio, Patricia se va calmando.

- Sí que era verdad que te pasa.

- Siempre. ¡Hip! Me pasa siempre. ¡Hip!

Martinique sonríe con malicia.

- Que gracia. De verdad que es increible. - se carcajea.

Están en la habitación de Patricia, que Forja aisló psiónicamente para permitirle dormir, ya no hay hipo, aunque la empática sigue algo mareada. Martinique la ayuda a sentarse en la cama, aún se ríe.

- Pobre Fiambre...

Patricia se tumba , dejando las piernas colgando por el borde.

- Sigue contenta...

Martinique se calma de golpe. La otra la mira, extrañada al principio, preocupada después. Alarga una mano con la que le roza el brazo.

- Sabes que mi poder es así. No puedo evitarlo.

- Es como sentirse desnuda...

- Mmmm.... Fuíste tu la que decidiste llevarme contigo.

- Sí.

- ¿Confías en mí?

Martinique sigue sin volverse.

- Ya lo sabes, ¿no?

- Puedo notar emociones no enfocar pensamientos concretos.

- Confío en ti... Pero sigue siendo desagradable.

- Bueno... Se supone que los buenos amigos siempre saben lo que siente el otro, ¿no? Esto es sólo un poco más literal.

- Je.

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Las dos amigas están en el ascensor, bajando hacia el recibidor del Nido de las Águilas. Cuando llegan abajo y la puerta se abre, aparece tras ella, dispuesto a subir, Lou Antílope Intrépido. Martinique le sonríe, los dos hacen el amago de salir y entrar al mismo tiempo, y terminan pasando a la vez, sin dejar de mirarse y sonreirse.

- Hasta luego. - dicen los dos a la vez.

Patricia mira alzando una ceja a su amiga.

- Bof. - murmura.

- Calla. Está bueno...

- Puede. Pero el numerito... No me hacen falta mis poderes para darme cuenta de que lo habéis hecho adrede.

- Sí, lástima que lleves los pendientes anuladores, podrías haberme dicho si le ha gustado.

- Le has pasado tan cerca que podrías haberlo notado tú solita.

Martinique sonríe.

- Quien iba a pensar que fueses tan recatada...

- Me parece ridículo, no inmoral.

- Ja. ¿Cómo ligas tú?

Patricia sonríe de medio lado.

- ¿Qué pasa? ¿Quieres saber como trabajarte a Fiambre?

Martinique se vuelve, ofendida, Patricia ríe.

- Yo no soy la que hipa cuando nota su pauta mental.

- Mmm... Es una reacción de mi poder, y además no es culpa mía, sino suya.

- ¿Entonces si te lo tiraste?

Patricia vuelve a reir.

- Te interesa mucho, ¿eh?

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- ¿Cuál te apetece ver?

- Jajaja, mira, aún tienen en cartel la película de los Cachorros, ¿entramos?

- No por favor, no quiero tirar mi dinero...

- Vamos, será divertido ver las versiones de nuestros amigos.

- ¿En serio quieres verla? Pasan en la sala de al lado la última de Clint Eastwood...

Patricia arruga la nariz.

- Vamos, sale Sean Penn...

- Clint Eastwood hace de Sólido en la peli de los Cachorros si lo que quieres es verlo. - dice con aire inocente la empática.

- Es muy viejo, lo que me gusta es como dirige... Además sale el niñato ese de Star Wars: Episodio II...y Jim Carrey haciendo de Fatuo... y según Valerie era horrible, Cameron se tomó demasiadas "licencias artísticas".

- Oye, ¿y si cada una se mete en la que quiere ver? La mía acaba un poco antes, te esperaré en aquel parque de allí enfrente.

- Me parece bien.

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La chica empática se sienta en un banco pintado de verde y echa la cabeza hacia atrás, dejando que la brisa de la tarde le acaricie las sienes. Hace un tiempo agradable, ni frío, ni calor, con un leve olor a humedad en el ambiente. Mira a su alrededor, en el parque sólo hay niños con sus madres, algunas parejas jóvenes, algún anciano paseando. Se lleva una mano al lobulo de la oreja y pulsa suavemente en el pendiente. Ronronea y se estira sintiendo la cálida ola de las emociones cercanas. Pero hay algo... Una nota discordante. Trata de localizarla, se vuelve en su dirección. Dos policías pasean por allí cerca, tienen una mezcla de preocupación, fastidio y directa mala leche. ¿Típica paranoia texana o pasa algo malo de verdad? Lanza otra mirada alrededor. Lo único que llama la atención saltándose la "armonía" reinante era un pub escocés que se publicitaba como tal. La chica sonríe. Una isla de britanidad en un mar de vulgar texanismo, piensa. Quizás a Martinique le apetezca pasarse luego. No estaría mal. Lo más parecido a algo galés que debía haber en todo Dallas, aparte de ella misma. Seguro que tenían Guinnes. Nota una pauta familiar y levanta la vista. Es Jamie Madrox.

- ¡Ey! - dice él, mientras se acerca, con tono simpático.

- Hola. - contesta Patricia, sonriendo.

Intercambian un par de vaguedades, en realidad El Nido de las Águilas es un sitio demasiado grande.

- Bueno, cuando salga tu amiga estaré ahí enfrente con unos cuantos de hooligans del Celtic de Glaswow. Si os gusta el futbol europeo...

- Ah sí, he visto el sitio. Me encantará, veré si Martinique tiene ganas. Por cierto... ¿sabes como va éste año el Barry Town?

- Uh... ¿Liga galesa? Ni idea...

- Vaya, lástima... Bueno, hasta luego.

- Hasta luego.

Patricia lo mira marcharse. Del cine está saliendo Martinique.

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Patricia está ahora sentada en el sofá, Martinique tumbada, con los ojos cerrados, apoya la cabeza en su regazo mientras la otra le acaricia el pelo maquinalmente. Maxine entra en el salón, se queda parada un instante, observándolas con curiosidad. Patricia estornuda, luego se vuelve, y la mira. Le sonríe.

- No seas mal pensada.

Maxine se sonroja.

- ¿Quién es? - murmura Martinique.

- Maxine.

- Ahm... ¿Es de lo más incómodo que haga eso, verdad?

- Euh...

- Ven, siéntate. - la invita Patricia con la cabeza.

Maxine se acerca y se coloca en un sillón cercano. Martinique sigue perorando.

- Nota la confusión, el nerviosismo, el deseo, lo que sea... Y luego lo interpreta según la situación. No es telépata, pero como si lo fuera.

- Eh... Ya.

- ¿Cómo te va Maxine? ¿Y Tat?

- Con el desfase de misiones vosotras lo veis ya más que yo.

- No por nuestro gusto. - dice Martinique.

Patricia le da un pescozón, Maxine ríe.

- Au...

- A veces se pone un poco insoportable, pero...

- Oh, es buen chaval... - completa Patricia. - Se le nota.

- ¿Era Tat el que hacia que te picase la nariz?

- ¿Uh?

- Verás, diferentes sensaciones le producen reacciones físicas distintas, forma parte de su poder... Y cada persona suele asociarla a una sensación concreta.

- Bueno, no es así exactamente, pero...

- Je, que curioso... ¿Qué reacción te produce... eh, Mondo, por ejemplo?

- Mondo... Es como recibir una sesión de acupuntura o un baño caliente, me relaja...

- Mmmm... - Maxine se inclina en el brazo del sofá, acercando su cabeza a la de ellas, baja la voz en tono confidencial. - ¿Y cuándo notas a una pareja...?

Martinique abre los ojos, interesada, y sonríe. Patricia las mira un instante, saboreando - literalmente - su curiosidad.

- Procuro no hacerlo.

- Bah...

- Bueno... Es... como estar colocada, no sabría definirlo, soy consciente de lo que pasa pero al mismo tiempo me siento... ¡hip!

- ¿¡Hip!?

- Fiambre se acerca.

Patricia se pone de pie, dejando que la cabeza de Martinique caiga sobre el sofá de golpe, y se marcha lo más rápido que puede del salón.

- ¿Manuel?

- Fiambre le produce hipo.

- ¡¿Por qué?!

Martinique parece pensarse la respuesta unos segundos.

- ¡Demonios! La verdad es que tampoco me lo ha explicado a mí.

Fin.

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LOS CACHORROS FAN CLUB

¿Cómo es que sale un número de Cachorros si Xum juro y perjuro que nunca mas volvería a escribir sobre estos personajes?

No. No es que me halla vuelto a retractar de alguna solemne decisión (por enésima vez), de hecho tengo pocas esperanzas de retomar Cachorros.

Es simplemente que he recibido una historia corta escrita por José Cano (Factor-X, Hercules) y no me puedo resistir a publicarla. Para que no produzca la falsa impresión de que continua la serie, en lugar de darle el número 51 de la numeración, he optado por clasificarlo dentro de un nuevo apartado llamado Los Cachorros: Anexo del cual evidentemente es el número 1.

¿Por qué tanto lío y no presentarlo como un Especial?

Simplemente por que me gustaría que el Advenedizo no fuera el único que tuviera la opción de escribir una historia sobre Los Cachorros. A partir de ahora cualquiera puede escribir las historias que quiera sobre el grupo de muties favoritos de Mtopia... Cualquiera. Y sin ningún tipo de restricción, siempre que la historia sea buena.

¿Te atreves?

XuM.

ekliktik@hotmail.com

 
 
   
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