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Reed Richards, Susan Richards, Ben Grimm, Johnny Storm. Ellos son los mayores héroes de la tierra, exploradores de mundos extraños y maravillosos, aventureros sin par. Pero ante todo eso, ellos son la más grande familia de Marvel.
 
Los 4 Fantásticos

LOS 4 FANTASTICOS #417
La calma después de la tormenta
Guión: Jorge Cantero, Peter Garcia y Agustin Mansilla
Portada: Wish

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Reed Richards estaba solo en su laboratorio. En sus ojos se adivinaba que llevaba varios días sin dormir, y en su rostro se veía claramente que llevaba varios días sin afeitarse; tenía asuntos más importantes que hacer. El más importante: curar a su hijo.

Reed apenas podía asumir la gran cantidad de sucesos acontecidos en tan poco tiempo. Desde que volvió del "exilio" que le fue impuesto a la fuerza por el ser llamado Hipertormenta1 no había tenido un momento de relajación. Lo primero, descubrir los cambios que había sufrido su familia: Susan ejerciendo de líder (pese a que tenía completa confianza en su esposa pensaba que por el hecho de haberlo sido anteriormente habría sido Ben el que hubiera tomado el manto del liderazgo), Johnny abandonando de nuevo el grupo2, ¡Ben de nuevo capaz de revertir a su forma humana (gracias a un extraño aparato conseguido en un templo en Brasil3, todo hay que decirlo)! Y su hijo convertido en un adulto de golpe. Vale, él estaba presente cuando su padre Nathan desapareció con su hijo y a los pocos segundos volvió aparecer con él pero unos 12 años mayor4, pero no se había acostumbrado a ello.

Cuando apenas había tenido tiempo de asimilar todos esos cambios decidió enfrentarse a aquel que le había confinado en aquella era tan extraña: Hipertormenta, solucionando de paso el problema de la cicatriz de la Cosa5 y revertiendo su hijo a su edad original6.

Parecía que todo volvía a la normalidad. Nada más lejos de la realidad. El profesor Xavier, poseído por la entidad llamada Ongslaught7, raptó a su hijo, fusionándose con él. Los Vengadores, la Patrulla X y ellos mismos lucharon para vencer a Ongslaught y liberar a su hijo, y, finalmente, gracias a la ayuda del misterioso Mister Siniestro y del Doctor Muerte, y con el sacrificio del joven Joseph8 lo consiguieron; Franklin fue liberado. El problema es que estaba inconsciente, inerte, como en estado comatoso, y no reaccionaba de ninguna manera. Y lo peor era que no sabía el por qué. X-Man, el otro joven que había sido absorbido por Ongslaught, también había sido liberado y sin embargo no le pasaba lo que a su hijo, y eso era algo a lo que no le encontraba ninguna lógica. Eso solo podía implicar que era cosa de su hijo, pero ¿el qué? ¿Y por qué? Probablemente tenía relación con sus poderes. El problema era descubrir cual era esa relación.

Pero esto no era lo único que había pasado en estos días.

- No puedo creer lo que estoy oyendo ¿Sacrificaste el aparato que te permitía convertirte en humano9? Ben...

- ¿Que puedo decir? El estirado necesitaba esos circuitos para vencer al bicho ese. No había otra opción.

- ¿De verdad? ¿Estas seguro de eso? ¿Seguro que no se podía encontrar una solución? ¿Te crees eso? Estamos hablando de Reed Richards, seguro que habría encontrado otra manera.

- Pero...

-¡Pero nada! - Alicia estaba furiosa - ¡Por Dios! Seguro que ni esperaste a que buscase otra manera. Seguro que en cuanto te dijo que lo podía necesitar ni se te ocurrió pensar que a lo mejor con tiempo encontraba otra cosa que utilizar. Dios, lo has hecho otra vez.

- ¿El qué?

- Siempre que encuentras la manera de volverte humano la desaprovechas. Dime la verdad: no quieres volver a ser Ben Grimm

- Pero ¿Qué estas diciendo? Claro que deseo ser humano otra vez.

- ¡No! ¡Crees quererlo! Pero siempre terminas siendo la Cosa. Siempre. Y no puedo soportar pensar que yo soy la causa.

- ¿Pero cómo puedes pensar eso? Es una estupidez.

- No, me temo que no lo es. Yo... lo siento mucho, Ben... pero creo que no puedo seguir contigo pensando que yo soy la causa de ello. Lo siento.

Ben estuvo un tiempo en silencio que a Alicia se le hizo eterno, pero al final habló - Yo... lo entiendo, Alicia. Haz lo que debas.

- Siento hacerte daño Ben, pero es lo mejor para lo dos - dijo medio llorando - Adiós.

Y Alicia se fue, dejando solo a un desolado Ben.

Desde aquello ha pasado ya una semana, y aparte de la desaparición de Alicia durante unas horas (según ella Estela Plateada tuvo que ver en aquello10, aunque no estaba segura de lo que le pasó), poco ha cambiado. El estado de su hijo era el mismo, y lo que antes era una gran preocupación ha pasado a ser una obsesión, haciéndole imposible dormir y no haciendo otra cosa que buscar una solución para curar a su hijo.

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Scott Lang se quejó sonoramente. Todavía le quedaban secuelas de su enfrentamiento con Onslaught, cosa normal si tenemos en cuenta que a todos sus efectos era un ser humano normal y corriente que tiene que guardar tiempo de reposo para curar sus heridas... Pese a todo, tan solo le quedaba una leve cojera y un fuerte dolor de costillas. A su lado, su hija Cassie le regañaba por enésima vez.

- A ver, papá ¿No te dijo el médico que no debías hacer esfuerzos innecesarios? Ya sabes que todavía no estas recuperado.

- ¿Pero qué sabrá el médico de eso?

- Papa...

- Vale, hija, tienes razón. Pero es que me haces sentir como un anciano.

- ¿Anciano? No, más bien parece a veces que eres más crío que yo.

- ¿Cómo puedes decirle eso a tu queridísimo padre?

- Si tiene razón, por lo menos en lo que respecta a tu edad mental, Lang. - recalcó una voz de detrás de su hija. Era Kristoff, que acababa de entrar en la habitación.

- "No falla," - pensó Scott - "al crío este siempre me lo encuentro detrás de las faldas de mi hija. Si no fuera porque Cassie le tiene cariño yo... ¡Demonios! Para que voy a engañarme, estoy empezando a pillarle cariño al crío este, aunque tenga la sensación de estar ante el hijo del hombre del millón de dólares y la mujer biónica" - Bueno, pues puede que a este crío mental no tengas que volver a verle por aquí.

- ¿T-te marchas? - tartamudeo Kristoff. Sabía que si Scott se iba, su hija lo haría también.

- Sí, y en realidad no sé de que te extrañas. Con Reed de vuelta yo ya no soy necesario aquí. Es cuestión de tiempo el que me lo digan a la cara, pero es algo que ya tengo asumido.

- Además, con la vuelta de Mister Fantástico las posibilidades de que puedas ligarte a la Mujer Invisible son nulas.- añadió Cassie

- Ey ey ey, un momento. Primero, ¿de dónde sacaste ese vocabulario?, y segundo, eso es falso, yo no quería "ligar" con ella.

- No lo niegues, papi. Estaba más claro que el agua que estabas coladito por ella.

- Es cierto, tus pésimas habilidades de ocultación no han impedido que nos diéramos cuenta de ello. - remarcó Kristoff

- "Dios, ¿de verdad he sido tan trasparente que hasta un cero a la izquierda en relaciones como Kristoff se ha dado cuenta? Uyuyuy..."

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Pese a todos los acontecimientos acaecidos todavía quedaba alguien realmente feliz: Lyja. Desde que le confesó a Johnny que ella era Laura Green y este le dijo que ya lo sabía11, parecía que su relación iba por fin por el rumbo correcto, y por lo que a ella respecta, no pensaba dejar que finalizara. Había tenido que pasar muchas penalidades, pero ahora estaba con la persona que amaba sin subterfugios de ningún tipo. Ahora estaba haciendo una visita a la enfermería para ver como se encontraban Franklin y Scott. Para su pesar Franklin estaba igual (era una pena que un niño tan pequeño sufriera de la manera que lo estaba haciendo), y ahora se disponía a ver a Scott. Cuando entró, todavía estaba acompañado de su hija Cassie y de Kristoff.

- Hola Lyja ¿Qué te pasa?

- Oh nada, Scott, solo vine a hacerte una visita para ver como te encontrabas, aunque veo que ya estas acompañado.

- Menuda compañía tengo. Sería mejor que estuviera solo - gruñó Scott.

- Ya veo. Bueno, me alegro de que ya estés bien. Te dejo en buenas manos - dijo bromeando Lyja.

- Espera un momento... - a Cassie le brillaron los ojos - Dime una cosa ¿Has notado algo raro en el comportamiento de mi padre?

- ¿A qué te refieres?

- No hagas caso a mi hija. Lo que pasa es que piensa que yo estuve enamorado de...

- ...De Susan, sí. Pero ¿te atreves a ocultarlo?

- Eso es... ¡No, espera un momento! ¿Cómo lo sabes?... Esto... ¿Cómo puedes pensar es... oh, olvídalo ¡No puedo ser tan trasparente!

Y Lyja, Kristoff y Cassie empezaron a reír como no lo habían hecho en mucho tiempo, dejando a un desolado Scott con las ganas de algo con lo que tapar la boca de esos tres durante una buena temporada.

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Es de noche en la Torre de los 4 Fantásticos. Después de los últimos acontecimientos vividos todo parecía haber vuelto a una relativa calma. Pero, para algunos, esa calma no trae consigo el descanso ni la tranquilidad. Por fin el cansancio había podido con Sue. Duerme, pero sus sueños están poblados de terribles recuerdos.

A su mente vuelven imágenes del comienzo, cuando Charles Xavier acudió a ellos.

- ¡No puede hablar en serio! - clamó Ben ante la petición de Xavier. - ¿Le he oído bien, profesor? ¡¿Quiere que le demos la custodia de nuestro hijo?! - exclamaba Reed sorprendido.

Fue sólo poco después cuando descubrieron la trágica realidad. Ya no era Xavier con quien trataban. Ahora se encontraban con la entidad que se llamaba a si misma Onslaught.

- Lo ha adivinado, Dr Richards. Charles Xavier sólo es mi vehículo. ¡Yo soy ONSLAUGHT! Yo tomo lo que quiero... ¡Y quiero al niño mutante!

A partir de entonces los acontecimientos se precipitaron. Las imágenes bullían en su mente, sin orden ni sentido, hasta detenerse en otro fragmento de sus recuerdos. Con la ayuda de Cable y Apocalipsis consiguió penetrar en el plano astral, en un intento desesperado de rescatar a Franklin12, que estaba encerrado en el interior de Onslaught. Pero sus esfuerzos eran inútiles.

- ¡Mamá! Sácame de aquí...

- Lo intento, Franklin, lo intento...

Pero Onslaught era demasiado poderoso y la mantenía mentalmente a raya. Sus esfuerzos estaban abocados al fracaso.

- ¡Estas desapareciendo, mamá! ¡Por favor, no me dejes!

- Nunca te dejaré, Franklin ¡Siempre estaré contigo! Encontraré un modo, te lo prometo...

Un giro de cabeza, un instante, y en su mente el tiempo dio otro salto. Todo había llegado a un punto decisivo, Joseph se había sacrificado absorbiendo a Onslaught, pero él se convertiría en una nueva amenaza si nadie actuaba. Y en ese momento de caos, un hombre actuó.

- Sois todos unos cobardes. Alguien debía matarlo. - bramó Muerte ante los restos del que fuera Joseph.

De repente el cadáver estalló en una lluvia de rayos, abarcándolo todo. Cuando por fin pasó, de Joseph solo quedaban cenizas, y en su lugar yacían los cuerpos de Franklin y Nate.

- ¡Franklin! ¿Reed? ¿Esta...? - gritaba Sue mientras corría hacia su hijo. - Esta vivo, Sue ¡Está vivo! - respondió Reed mientras sostenía el cuerpo inconsciente de Franklin.

Finalmente llegaron a su mente los acontecimientos más recientes, cuando Reed le comunicaba la terrible noticia.

- Sue... - susurró Reed - es Franklin... No despierta. Ha entrado en coma.

- Nooo... ¡Mi hijo noooooo!!!!

Sue gritaba, gritaba liberando toda la angustia acumulada, toda la rabia y frustración que tenía en su interior. Gritaba por lo que fue y por lo que pudo haber sido. Gritaba para liberarse. Y entonces... en ese momento, su sueño se interrumpe y despierta cubierto de sudor.

Mientras tanto Reed se encuentra en el laboratorio trabajando con los ordenadores. Su rostro refleja el agotamiento al que se ha sometido últimamente. Franklin esta acostado y con varios aparatos conectados a él.

- Nada, es inútil. - pensó Reed - No consigo que reaccione. Aunque me cueste admitirlo no se que hacer... La unión de Franklin con Onslaught puede haber roto las barreras mentales que se había autoimpuesto.

Reed deja los ordenadores y se vuelve hacia Franklin.

- Franklin, siento que por mi culpa te haya sucedido esto. Nunca debió pasar, tenía que haber estado preparado. Eres lo más importante de mi vida y no pude hacer nada para evitarlo, pero ahora... eres tú quien debe ganar esta batalla.

En ese momento Sue entra en camisón en el laboratorio, sorprendiendo a Reed.

- Reed, no debes atormentarte. No ha sido culpa tuya.

- ¿Sue? No sabía que estabas ahí.

- No podía dormir y supuse que estarías con Franklin. No pude evitar escuchar lo que decías.

- No sé qué hacer. Por primera vez en mi vida no sé qué hacer. ¿De qué sirven ahora todos mis inventos cuando ni siquiera soy capaz de salvar a mi hijo?

- Cariño, - dijo Sue mientras abrazaba a Reed - Haces todo lo posible, no te culpes. Nadie podía prever lo que pasaría. Si buscas un culpable ese es Onslaught. Siempre has intentado mantener a Franklin al margen. No creo que...

De repente la alarma suena, interrumpiéndoles.

- ¡Es la alarma! - exclamó Sue alterada - ¡Alguien ha entrado en el edificio!

- ¡Es en el ascensor! - gritó Reed al micrófono, mientras comprobaba la información de los ordenadores.

Alertados por la alarma y por las indicaciones de Reed, Ben y Johnny salen a toda prisa de sus habitaciones, encontrándose en el pasillo. Ben va en pijama, mientras que Johnny está envuelto en llamas.

- ¡Por mi tía petunia! ¿Es que los malos no respetan las horas de sueño?

- Ben, en tu caso, debería pedir cita previa. Te pasas el día durmiendo. - dijo Johnny socarronamente.

- Cerilla, como no te calles, te voy a apagar los humos... permanentemente.

En ese momento se encuentran con Reed y Sue en un vestíbulo, delante del ascensor, que aún no ha llegado.

- ¿Qué pasa estirado? - pregunta Ben intrigado.

- Un intruso ha atravesado el sistema de seguridad del edificio.

Mientras tanto Franklin sigue imperturbable en el laboratorio, ajeno a lo que sucede en el otro lado del edificio. Nada parece afectarle cuando, de repente, se produce un cambio; sus ojos, que permanecían cerrados hasta entonces, se abren bruscamente despidiendo unos destellos luminosos.

Al mismo tiempo, los 4 F esperan tensos la llegada del ascensor. Los segundos pasan lentamente hasta que por fin se detiene en su piso.

- Atentos - advierte Reed al mismo tiempo que comienzan a abrirse las puertas. - no sabemos a qué nos enfrentamos.

Cuando por fin se abren las puertas, una sombra tambaleante surge de su interior. ¡Es el Doctor Muerte! Su estado es patético, apenas se sostiene en pie y su armadura esta destrozada.

- ¡¡Richards!! - susurra Muerte mientras se desploma en el suelo del vestíbulo.

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Después de la llegada de Muerte para Susan las cosas parecían ir igual o peor. Desde la aparición de Muerte la pesadillas se habían intensificado. Y de nuevo su marido estaba ausente. Aunque ahora tenía un nuevo misterio que resolver: la misteriosa aparición de Muerte. Después de analizarlo detenidamente con sus aparatos Reed había llegado a la conclusión de que era el autentico, o por lo menos una perfecta copia, lo que daba lugar a otra pregunta ¿Quien le había hecho eso? Demasiados misterios. Y el caso es que Reed estaba buscando la manera de curar a Muerte también. La razón estaba clara: Muerte tenía una mente tan avanzada como la de su marido y cabía la posibilidad de que una vez recuperado les ayudara con su hijo. A fin de cuentas era un hombre de honor, y le debería una a Reed por haberle ayudado. Sí, debía intentarlo. Todo por curar a su hijo. Todo.

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A Nathan Richards le estaba pasando algo que no le ocurría desde hace muchos años: no tenía nada que hacer. Los años de manipulación y de planes ocultos habían llegado a su fin. Todas sus manipulaciones y juegos habían pasado a mejor vida. En resumen, su vida se había vuelto muy tranquila, y eso era algo que no soportaba.

Resultaba extraño, pero echaba de menos esos viajes en el tiempo y en el espacio para conseguir poder y algún aparato para acabar con Hipertormenta. Ahora, con el villano derrotado y su tecnoarmadura destruida era una persona más. Un viejecito más. Y no lo llevaba bien ni mucho menos. Sabía lo que necesitaba. Necesitaba acción. Necesitaba de algún problema como una amenaza extraterrestre, una sombra misteriosa que se acercase con una pistola...

- ZZZASSSSS

Nathan apenas tuvo tiempo de reaccionar y de esquivar el rayo. Gracias a Dios sus reflejos eran tan buenos como siempre; eso le había salvado. Johnny apareció en la sala en ese momento.

- ¿Qué es lo que has hecho esta vez?

- ¿Yo? Nada. Solo ha sido alguien que ha intentado matarme.

- Ah, nada nuevo ¿Cual de tus enemigos ha sido?

- No creo que sea ninguno de ellos, te aseguro que ninguno de ellos saben donde estoy.

Nathan se levantó y se quitó el polvo. Un nuevo problema; era justo lo que buscaba. Aunque no le gustaba que le hubieran atacado justo aquí. Quizá fuera mejor marcharse durante una temporada y divertirse un poco por alguna dimensión. Pero el caso es que no dejaba de pensar que la figura que le atacó le era familiar.

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Phillip Masters, mejor conocido como el Amo de las Marionetas, pensaba en lo irónica que era la vida. Hace unos años ni se le hubiera pasado por la cabeza de que pudiera permitir una relación entre La Cosa y su sobrina Alicia, y ahora se veía a él mismo intentando hacer que Ben luchara de nuevo por el amor de Alicia. Ben llevaba varios dias enfrascado en hacer cualquier cosa, ya fuera arreglar la nave o limpiar las habitaciones (o más bien destrozar escobas), intentando evitar pensar en Alicia, estaba seguro.

Cuando Phillip se acerco a Ben, este no parecía muy dispuesto a dialogar.

- ¿Qué es lo que quieres? - le preguntó secamente.

- Solo venía a despedirme y darte la nueva dirección en la que Alicia y yo vamos a vivir. Ya sabes, por si quieres venir a visitarnos...

- ¿Y para que querría yo ir a visitaros? Alicia ya dejó muy claro que no quería nada de mi.

- Lo sé, me lo dijo. Pero el Ben Grimm que yo conozco hubiera hecho piruetas por recuperarla. ¿Acaso te rendiste cuando yo una y otra vez intentaba apartarte de ella?

- Eso es diferente. Entonces ella quería estar conmigo. Pero ahora...

- ...Ahora te rindes por que te ha dicho un simple "no". Solo porque te haya rechazado una vez no debería ser impedimento para que lo vuelvas a intentar, Ben. Si de verdad la quieres no debes rendirte.

- El problema es que creo que ella tiene razón. Creo que siempre he temido que una vez fuera como todos los demás hombres, si dejaba de ser la Cosa, yo dejaría de interesarle. Así que, no tengo ningún derecho a pedirle que vuelva conmigo. Lo entiendes ¿verdad?

Phillip suspiró. Se esperaba esa respuesta - Ben... Mira, lo mejor es que dejes pasar unos dias y salir de la torre y meditar un poco sobre tu sentimientos. Mira, sé que Alicia te quiere, y sé que tú a ella también. Y sé que si de verdad lo intentáis, volveréis a estar felices juntos. Estoy seguro de ello.

- No lo sé Phillip... Me temo que esta adorable cosa de ojos azules se ha rendido del todo.

- Siento oír eso Grimm, siento oír eso...

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Reed estaba cansado, muy cansado. Después de días, semanas buscando una solución para despertar a su hijo, no había encontraba nada de nada. Estaba al borde de la frustración. Algo se le escapaba, seguro, pero no sabía el que. Además, un nuevo problema había aparecido; la extraña aparición de Muerte. Le había turbado en suma, porque quienquiera que fuera el que le había hecho eso podía atacarles en cualquier momento a ellos también, y eso era algo muy a tener en cuenta. Aunque a cambio estaba el hecho de que le permitiría alejarse un poco de su objetivo más acuciante y así poder verlo desde otra perspectiva. Pero no, no podía permitirse el divagar; tenía que concentrase en su hijo Franklin. Reed decidió repasar las lecturas de las últimas 24 horas, pero todas parecían totalmente iguales.

Pero cuanto más investigaba, sus temores se hacían mayores; cada vez era mayor la sensación de que el problema de Franklin podía ser como el de Ben, un problema sin solución... No, no podía pensar en eso. Además la propia teoría tenía un fallo importante: Ben consiguió volver a ser humano durante importantes lapsos de tiempo, además... En un momento, la situación cambió. Acababa de detectar en las lecturas del estado de su hijo una alteración importante. Reed avistó un brillo de esperanza, ¡su hijo había tenido una alteración hacía varios días, justo cuando Muerte apareció!. Por eso no se había dado cuenta de aquello hasta ahora. ¡Eso quería decir que podría haber una manera de hacerle volver a la normalidad!

Definitivamente, Reed Richards estaba demasiado enfrascado en la posible cura para el pequeño Franklin. De no ser así, no se hubiera explicado que una figura se acercara a él de entre las sombras sin que lo hubiera notado hasta el último momento y le hubiera lanzado un rayo que si no hubiera evitado en parte podría haber acabado con su vida.

Dolorido, Reed se giró para poder ver quien había sido su atacante.

- P-pero ¡qué demonios!, ¿tú?

Ante sus ojos estaba el Doctor Muerte. Un Doctor Muerte totalmente consciente. Un Doctor Muerte en perfecto estado. Un Doctor Muerte irreconocible, no por su aspecto, sino por su mirada totalmente fría y por el modo rastrero de actuar, totalmente contrario a su estilo habitual, lleno de subterfugios pero siempre directo. No, este Muerte no actuaba así. Simplemente levantó su brazo izquierdo, apuntando con el láser que tenía en él, y diciendo una sola frase:

- ¡MUERE RICHARDS!

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¡¡¡¡TRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!!

- ¡La alarma! ¡Dios, Frank! - pensó Susan nada más oír la alarma

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- Johnny, ¿qué pas...

- La señal de alarma de nuevo. Muerte, seguro. Estaba seguro que todo era una estratagema para entrar aquí...

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- ¡Demonios!, ¿justo ahora?

- ¿Qué es eso Grimm?

- La alarma, algo la ha hecho saltar... y creo adivinar que ha sido... ¡Vete al piso inferior y deja que la adorable cosa de ojos azules haga su trabajo!

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Reed alargo instintivamente uno de sus brazos hacía una de las estanterías de la sala y la lanzó sobre Muerte. Este la vio venir, pero no reaccionó a tiempo y le cayo encima, dándole tiempo a Reed para salir de esa incomoda posición.

Pero algo fallaba... Algo no cuadraba. Muerte no reaccionó de la manera que pensaba. Estaba seguro que Muerte anticiparía su movimiento y que eliminaría el estante antes de que le diera, aunque dándole un segundo precioso para intentar enfrentarse cuerpo a cuerpo con él. Pero no solo no lo había anticipado sino que no pudo evitarlo a tiempo antes de que le cayera encima. Lo segundo se podría explicar como una muestra del debilitado estado en que había llegado... Si no fuera que desde que empezó el ataque demostró claramente que fuerzas es lo que le sobraban. Algo no funcionaba bien...

Muerte finalmente se deshizo de la estantería y se levanto de nuevo...

...Algo se le estaba escapando y no terminaba de darse cuenta...

... Puso su mirada en Mister Fantástico - Richards, eso ha sido un error, prolongar tu vida un minuto más no te va a servir de nada...

... La aparición sorpresa en la sala en el estado en el que estaba, el ataque sorpresa, su forma de hablar tan tosca, la lentitud de reflejos y la extraña falta de facultad de predecibilidad...

...Muerte alargó sus brazos y se dispuso a lanzar un rayo, el que debería ser definitivo...

...Podría ser que... ¡Claro, como no se había dado cuenta antes!

- ¡REED! ¡CUIDADO!

El grito de Sue alerto a Muerte que se giro bruscamente y le lanzó el rayo a ella. Sue, por puro reflejo levantó su escudo invisible. El choque del rayo en él fue terrible, haciendo que casi se desfalleciera.

- D-dios mío, la potencia de ese rayo...

En ese momento Antorcha Humana y la Cosa llegaban también.

- ¡Sue, sal de aquí! ¡Ben, sácala de la sala! ¡Johnny, cierra la puerta de entrada!

- ¿Pero qué dices estirado? - le soltó Ben- ¿Sabes lo que haces?

- Totalmente. Confía en mi amigo mío. Todo esta claro ya, y se como actuar. Confía en mi.

Johnny y Ben actuaron con rapidez. Ben recogió a Sue rápidamente, justo cuando Muerte iba a lanzar un nuevo rayo, del cual protegió a Sue con su cuerpo, y Johnny se transformó en su forma ígnea y le lanzó bolas de fuego a Muerte con el fin de impedirle disparar mientras Ben sacaba a su hermana.

- Uff, esos rayitos escuecen como un demonio - comentó Ben una vez salió del laboratorio.

Una vez los tres estuvieron fuera Reed se fue acercando a Muerte. Suspiró profundamente y se dispuso a empezar con su plan. Solo esperaba que su teoría fuera cierta, porque si no esta sería la última que haría en su vida

- Muerte, se quien eres, y lo que deseas. Durante años hemos sido rivales pero... Hoy por fin me he dado cuenta de que no soy rival para ti.

- ¿Como? - dijo Muerte totalmente sorprendido.

- Sí. Me he dado cuenta de que tenías razón antes. Me esforzaba en vano. Puedes matarme cuando quieras

- ¡Reed, no! ¿Qué dices? - gritó Sue al oír esas palabras. Ben la sujetaba suave pero firmemente- Déjame Ben, maldita sea

- Suzita, cariño, no te preocupes, ya conoces al estirado, seguro que planea en algo, confía en él.

- ¿Puedo hacerlo? Después de todo lo que ha pasado estos últimos meses no sé si realmente pudo estar segura de que Reed no esta diciendo eso en serio.

- Confía en él Sue, ya veras. Confía.

Muerte se acerco lentamente, con el gatillo del láser apuntando en la cabeza de Reed. Lentamente... Reed no se movía, no tenía escapatoria... Iba a morir. Una luz empezó a salir de la mirilla del láser. Ya no había escapatoria. Iba a morir allí...

- NOOOOOOOOOOOOO - se oyó un grito desgarrador. Pero no era de Sue. Era de Franklin. En ese momento el Doctor Muerte desapareció por arte de magia. Reed se giro y se acercó hasta donde su hijo, llegando casi a la vez q Sue que había llegado corriendo hasta la cama.

- ¡Mami! ¡Papi! ¡He tenido una pesadilla horrible, horrible!

- Lo sé hijo, lo sé - dijo Reed mientras acariciaba cariñosamente el pelo de su hijo.

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- Así que todo era debido a los poderes de Franklin

- Exacto Scott. Eso explica muchas cosas, aunque la verdad no entiendo como no lo relacioné hasta ahora.

Reed y Scott estaban hablando en la cocina. Johnny estaba allí también, con Lyja. Sue había ido a la habitación a acostar a Franklin. Reed continuó con su explicación - Lo que pensábamos que era un estado catatónico era en realidad causado por sus poderes, cosa que ya imaginaba. Onslaught le lanzó un ataque mental a mi hijo y a Nate, presupongo. Debido a sus poderes mentales el otro chico, Nate, pudo resistirlo, pero Frank es un niño y debió de dañarle de alguna forma. Sus poderes debieron actuar de alguna manera de forma que empezaron a curarle, poniéndole en un estado parecido al coma mientras lo hacían. Debido a ese estado su poder de "soñar" actúo sin cortapisa alguna, haciéndole ver lo que estabamos haciendo y añadiendo con sus poderes cosas, como en este caso al Doctor Muerte en forma de Hombre del Saco. De ahí su aparición de esa manera en la base sin que las alarmas no hicieran otra cosa que avisarnos cuando le vieron. Y cuando me atacó no sonaron las alarmas hasta tiempo después porque en realidad no salió nunca de la habitación de donde lo dejamos, sino que subconscientemente hizo desaparecer a ese Muerte y creó otro en perfectas condiciones dentro del laboratorio. Al poco tiempo de combatirlo me di cuenta de que su modo de actuación era muy simple y predecible, limitándose a lanzarme rayos y actuando como un autómata. Entonces fue cuando me di cuenta de lo que ocurría.

- Y yo me alegro de ello. Me jorobaría que hubieras vuelto solo para que te volaran la cabeza de un disparo láser.

- ¿De verdad te jorobaría Scotty? ¿No preferirías que no estuviera para tener campo libre?

- No sé de qué me estas hablando - dijo secamente Scott.

- Oh vamos, venga, si estaba claro que mi hermana te atraía.

- ¿De veras? - pregunto sonriendo Reed.

De repente Scott se sintió muy incomodo - Bueno... Si, vale así era, no pude evitarlo, pero tampoco fue para tanto, y ahora ya es agua pasada.

- Tranquilo Scott, no te puedo reprochar nada, es algo que puedo entender... Aunque espero que este de verdad olvidado.

- Te lo aseguro.

- Cambiando de tema - dijo Ben aun con una inmensa sonrisa en los labios - acabo de encontrar una carta de Nathan. Dice que se va y que no tiene fecha de regreso. Espero que no te importe que la haya tirado a la basura nada más leerla. Por muy padre tuyo que sea me alegro horrores que se haya ido a perderse a un bosque... o a la dimensión que le haya dado la gana, quien sabe.

- Pero antes de cambiar de tema - dijo Scott - decid, y por favor sed sinceros ¿tan claro se veía lo que yo sentía por Susan? ¿Todo el mundo sabía que me gustaba Sue?

- Bueno... - empezó a decir Johnny, pero de repente se paró, mirando fijamente encima de donde Scott estaba sentado. Cuando este se giró vio a Sue mirándole con cara de muy pocos amigos.

- ...Sue no lo sabía...

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1.- Lo encontraron en Fantastic Four #407 (Los 4 Fantásticos: Reunión #2 Forum)<.

2.- Fantastic Four: Atlantis Rising #2 (Los 4 Fantásticos: el Ascenso de Atlantis 2 Forum).

3.- Fantastic Four #404 (Los 4 Fantásticos: Reunión #1 Forum).

4.- Fantastic Four# 375 (Los 4 Fantásticos Volumen 1 #134 Forum)

5.- Fantastic Four #409 (Los 4 Fantásticos: Reunión #2 Forum).

6.- Fantastic Four #413 (Los 4 Fantásticos: Asuntos de Familia Forum).

7.- Como se vio en la saga de Onslaught.

8.- En el ya clásico Marveltopía: Onslaught :).

9.- Fantastic Four #416 (los 4 Fantásticos: Onslaught Forum)

10.- Marveltopía: Estela Plateada #124 al #126

11.- Fantastic Four #415 (los 4 Fantásticos: Onslaught Forum)

12.- Cable #35 (Cable Vol. 2 #15 Forum)

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EDIFICIO BAXTER

¡Por fin! El primer número de los 4 Fantásticos en Marveltopía. Es irónico que la primera serie Marvel sea una de las últimas aquí ¡no creéis? ¡Así somos, rompiendo moldes!

 
 
   
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