LOBEZNO VOL. 2 #111
La saga de la Flecha Negra V
Capicúa
Guión:
Luis Capote
Tijuana sigue teniendo su encanto, pensó Geese Howard. Después de una cena
en el mejor restaurante de la ciudad, el caballero, pues sólo así podía
definirse en su elegancia, a ojos de las personas que le veían cruzar el
recibidor del hotel donde se alojaba aquellos días, regresaba a su hogar
temporal. Su figura imponente, flanqueada por los eternos guardaespaldas, se
encaminó hacia el ascensor que había de llevarle hasta su habitación. Hacía
algún tiempo que no pasaba por Méjico y la aparición de algunos imprevistos
que le forzaban a permanecer unos cuantos días en la ciudad, le causó más
satisfacción que contrarío. Mientras pulsaba el botón correspondiente,
rememoró sus andanzas de juventud, cuando no era más que el hijo bastardo de
un linajudo hombre de negocios alemán, con la cabeza llena de sueños y el
corazón repleto de rencor. El tiempo pasaba hasta para él, pero lo había
hecho para mejorarle, sin duda, dijo para sí mientras cruzaba el umbral de
la suite e iba derecho a sus estancias privadas, dejando atrás a sus
protectores. Cuando, una vez dentro, cerró la puerta tras de sí y encendió
la luz, se encontró con una pequeña sorpresa.
- Buenas noches, amigo - dijo el inesperado visitante, un tipo no
excesivamente alto, vestido de marrón y naranja, con una máscara de aspecto
singular que, sentado y con los pies sobre el escritorio, se ventilaba una
botella de su mejor ron - Espero que no se moleste por haberme instalado
cómodamente.
- Buenas noches, Lobezno - respondió Howard sin un atisbo de sorpresa - ¿o
prefiere que le llame por su nombre, Mr. Logan? Siéntase como en su casa.
Puede fumar, si quiere.
- Muy agradecido - respondió, echando mano de uno de los habanos que
reposaban en su cajita, sobre el escritorio - No había querido cascarme uno
de estos, por si sus sabuesos tienen el hocico demasiado fino. Veo que al
final, sus muchachos han averiguado quién soy yo.
- En realidad, Mr. Logan, ya sabía quién era usted, desde el momento en que
uno de mis empleados me dio su descripción. De hecho, le esperaba - dijo
tranquilamente Howard mientras se despojaba de la americana y tomaba
asiento.
- Para nada bueno, supongo - dijo mientras daba una larga calada al habano -
He tenido que sacudirme con unos cuantos de sus lacayos. Por cierto, esto
creo que se le cayó a uno de ellos. Con un movimiento de muñeca, tiró algo
que Howard cogió al vuelo. Era la máscara de Lee Pai Long, completamente
destrozada. El rostro simiesco y el penacho eran casi irreconocibles.
- Oh, no me malinterprete. Mi intención era pacífica, pero su reputación es
bien conocida - respondió Howard, arrellanándose en su sillón - No pude
resistirme a la posibilidad de ponerle a prueba.
Lobezno sopesó las palabras de su anfitrión y le lanzó una larga y
penetrante mirada. Casi podía palpar el poder que irradiaba, hasta el punto
de que, evaluando la posibilidad de un combate, tuvo serias dudas acerca del
resultado. Sus intenciones no parecían hostiles, pese a todo, así que
decidió seguirle el juego.
- Muy bien. Creo que sabe porqué estoy aquí. Malcolm Carmichael.
- O, como odiaba que usted le llamara, Charlie.
Mucho más al sur, un grupo de tres viajeros retornaba al fin de un largo
viaje y alcanzaba su hogar. Dos torres de músculos, uno de ellos con un par
adicional de brazos, se abrían paso a través de una exuberante jungla. El
otro, más alto y con unas gafas de esquiador, cargaba con el tercero, un
escualido varón con una cabeza excesivamente grande que permanecía sin
sentido. Barbarus, Gaza y el inconsciente Niñolisto habían regresado a la
Tierra Salvaje, portando una valiosa carga. El cielo pareció oscurecerse
cuando lo que parecía un gigantesco pterodáctilo empezó a volar en círculos
sobre ellos.
- Saludos, servidores míos - dijo una voz en sus mentes - Infiero que habéis
traído aquello que fue el motivo de vuestro viaje.
- Euh... sí, sí - respondió un aturdido Barbarus - Está en este zurrón...
- ¿Qué le sucede a vuestro compañero? No detecto señal alguna en su mente...
¿Acaso?
- Eeeh - dijo Gaza - Sí, señor. Nos superaban en número y Niñolisto intentó
utilizar los anillos de poder...
- ¡Necio! Le advertí para que no lo hiciera, pero en el pecado lleva sin
lugar a dudas la penitencia.
Mientras tanto, en Japón, uno de los jefes de la Mano, volvía a
entrevistarse con Kao Chiu, el enviado del Si-Fan.
- Bien, amigo mío. Parece que el anillo que nos trajiste era auténtico. No
alcanzo a comprender cómo es posible, pero el honor exige que respondamos
como antaño. Expón los motivos de tu caso.
- Están todos en este documento, mi señor. Tenía órdenes de no entregarlo
mientras no tuviera una respuesta favorable.
- Veamos - dijo el jonin recibiendo el papel que se le extendía - ¡Pero...
pero! ¡Esto es una locura!
Esto es una locura, Miss Greville - pronunciaba otra voz lejos de allí, en
Gran Bretaña -. Sí, es un anillo del Si-Fan, de eso no me cabe la menor
duda, pero no alcanzo a comprender cómo es posible que haya salido a la luz
después de tantos años. Fu Manchú no ocultaba su temor ante la posibilidad
de convocar a una asamblea semejante. Un cónclave de todas las
organizaciones criminales de Asia. Cuando supo que su hija lo había
intentado, hizo todo lo posible para evitarlo, hasta unirse a nosotros.
- ¿No podría haber cambiado de opinión, Sir Dennis? Quizá nuevos tiempos
traigan consigo nuevas estrategias, sugirió Tarr, que se había unido a la
conversación.
- Precisamente, Jack. Nuevas estrategias, y el Si-Fan no lo es. Es un
recuerdo del pasado que ya era viejo cuando yo era joven. Él conservó
algunos elementos del mismo, e incluso sus asesinos de élite adoptaron el
nombre de si-fan, pero nada más. Sospecho que la II Guerra Mundial y los
viejos odios generados por antiguas rencillas nacionalistas, acabaron por
romper definitivamente una alianza inútil.
- Entonces ¿por qué esos extraños anillos vuelven a circular? Usted mismo ha
verificado su autenticidad, Sir Dennis -dijo Miss Greville- No se trata de
falsificaciones.
- Cierto, querida. Pero piense en las circunstancias que trajeron el anillo
a las manos del MI-6. Un jefe dacoit teme más a los militares de la Unión de
Myanmar que a una vieja leyenda de Birmania. En otro tiempo, la mera
posibilidad de traicionar al Si-Fan era poco menos que un dislate. Algo no
va bien - dijo Nayland Smith, mientras volvía a encender su maltrecha pipa -
pero ¿qué?
- ¿Le sorprende que conozca ese detalle, Mr. Logan? - dijo Howard,
dirigiendo una sonrisa lobuna a su invitado más o menos esperado - El Señor
Carmichael y yo éramos viejos conocidos. Amigos circunstanciales, si usted
lo prefiere, pero amigos, al fin y al cabo - repuso mientras se servía una
copa de brandy.
- Entonces, si tan amigos eran, supongo que le interesará saber que Charlie
ha muerto.
- Lo sé o, mejor dicho, su presencia aquí me lo ha confirmado. Ya habrá
deducido a estas alturas que, antes de entrevistarse con usted, Carmichael,
Charlie, vino a verme a mí. Nos habíamos hecho algunos favores mutuamente en
el pasado, y acudió a mí antes de ir a verle a usted.
- Ya me extrañaba que recurriera directamente a mí...
- Oh, no se equivoque, amigo mío. Carmichael iba a acudir directamente a
usted. Mi papel en este drama es sólo circunstancial. Nuestro común conocido
sabía que al final de su viaje le esperaba la muerte.
Lobezno no pudo reprimir un leve gesto de sorpresa.
- No, Mr. Logan. No piense que le estaba tomando el pelo. Intentaba
despistar a su perseguidor y hacerle creer que no sabía nada, que no había
conseguido averiguar nada acerca de sus motivaciones o su identidad. No
quería que usted le salvara, sino que le vengara.
- El mismo Charlie de siempre - dijo Logan, llevándose la botella a los
labios y recordando las últimas palabras del fallecido- Nada teatrero, pero
un actor de tres pares de cojones. ¿No se le ha ocurrido pensar, amigo, que
con lo que me ha dicho, podría volverme tranquilamente a casita?
- No creo que lo haga, francamente. Sé de buena tinta que Charlie dejó
algunos mecanismos persuasorios, y aunque no lo hubiese hecho, lo que he
podido averiguar de usted indica que llegará hasta el final en nombre del
honor. No estoy al corriente de lo que se dijeron exactamente, pero
apostaría mi fortuna a que nuestro común conocido logró sacarle una promesa.
Tan seguro estoy de eso como de que usted hará honor a la misma.
- Tiene demasiada fe en lo que cree saber, amigo... quizá no se ha parado a
pensar en que se la está jugando al contarme todas estas cosas...
- Tal vez, tal vez no. Sé que Carmichael no le caía particularmente bien y
sé porqué. Puede que no nos conozcamos demasiado y lo más probable es que
más tarde o más pronto nos veamos obligados a combatir el uno contra el
otro. Sus intereses y los míos van en sentidos contrarios y existe una
posibilidad de que acaben chocando. Pero hasta que eso ocurra, le debo el
grado de respeto que merece...
- Disculpe si no me trago demasiado esos halagos, amigo - respondió Logan,
después de dar otra larga calada al habano- Nunca me los he creído
demasiado...
- Supongo que su condición de mutante le habrá hecho sumamente suspicaz, y
por eso en buena medida sigue vivo. Pero no se engañe, Mr. Logan. Su especie
no ha sido la primera en recibir el estigma de los parias, ni será la única.
Yo mismo padecí una situación similar y créame, las fosas están llenas de
todos cuantos me subestimaron por mi origen - y clavando sus ojos en los de
Lobezno, sentenció - yo no cometo ese tipo de errores.
Logan mantuvo la mirada con cara de póquer, pero sintió nuevamente aquel
aura que irradiaba Howard. Casi podía olerla y palparla. Si los vaticinios
de su anfitrión se cumplían, iba a tener una pelea digna de ser recordada.
Se concentró de nuevo en el habano y habló.
- Bien. Ahora que hemos dejado claro este punto, supongo que tendrá algo
para mí.
- Así es - y alcanzado su americana, sacó de su bolsillo interior una
gastada agenda - Carmichael llevaba una doble notación de su vida. Aquí está
el resultado de sus pesquisas - dijo mientras la tendía a Lobezno, que la
hojeó con curiosidad.
- Qué pedazo de cabrón - murmuró el canadiense con el puro entre los
dientes - Sabía mucho más de lo que me dijo. Aquí está el listado de las
víctimas con todo lo que merece saberse de ellos...
- No sabía lo suficiente como para conocer la identidad de su adversario,
aunque sí le bastaba para saber que él sería el próximo y que no podría
hacerle frente. Si mira la lista, más de un nombre le resultará familiar.
Gente sobrada de recursos y que, pese a ello, acabó con una flecha negra
entre pecho y espalda.
- Bueno, es un comienzo... Una cosa más: Takuma y su familia.
- Ah - sonrió Howard- No se preocupe. Nuestros "desencuentros" son cosa del
pasado. La presencia de mis "asociados" en las cercanías del negocio de
nuestro común conocido se debía a la necesidad de contactar con usted, Mr.
Logan. Tiene mi palabra de ello.
- De acuerdo - respondió Logan, casi sorprendiéndose a sí mismo. Rara vez
terminaba una conversación como aquella sin lanzar una amenaza, pero Howard
había sido sincero con él y, a su modo, un hombre honorable. No le ofendería
con palabras que, por lo demás, hubieran sonado un tanto vacuas - Creo que
es hora de chapar. Le mandaré un pedazo de arquero, para que lo ponga encima
de la chimenea.
- De eso no me cabe la menor duda, pero no sé moleste. No creo que haga
juego con la decoración, y tengo formas de enterarme de su éxito.
Lobezno avanzó hacia la puerta principal y la empujó de par en par. Los
guardaespaldas de Howard se volvieron hacia él y echaron mano a sus armas,
pero una mirada de su patrón y el gesto ceñudo del mutante hicieron que se
repensaran su siguiente movimiento. Cuando abandonó la habitación, Logan
sacó de su bolsillo la raída agenda. La había visto unas cuantas veces en
sus tiempos de la CIA, y seguía impregnada del olor de Carmichael. Al igual
que en Bangkok, se la había vuelto a jugar. La última frase de Geese Howard
le había dejado claro quién era el albacea de las últimas voluntades de su
antiguo superior en la agencia y consecuentemente, el guardián de los datos
relativos a la Patrulla-X que, siguiendo la amenaza de Charlie, serían
revelados al mundo. Lobezno estaba atado por el honor, pero Carmichael nunca
se fió de esos conceptos, por lo que siempre tenía una salida alternativa.
En todo caso, era más sensato resolver aquel misterio que enfrentarse a
Howard. Lo mirara del derecho o lo mirara del revés, Charlie lo tenía cogido
por los huevos y él se había dado cuenta cuando ya era demasiado tarde.
Tendrás tu venganza, tronco - dijo para sí - pero espero que te pudras en el
infierno.
Al día siguiente, Logan, vestido de civil, facturaba su equipaje en el
aeropuerto internacional de Tijuana, en compañía de Takuma, Ryo, Yuri y un
magullado Robert.
- Ha estado bien volver a verte, Logan - dijo Takuma, dándole una sonora
palmetada en la espalda- La próxima vez, ven con más tiempo y deja esas
loqueras del traje en tu casa.
- Bueno, amigo. Ya que has hecho el esfuerzo de dejar ese viejo quimono en
el gimnasio, la próxima vez haré lo propio. Si un viejo sinvergüenza como tú
puede parecer presentable de paisano...
- Espero que en esa ocasión tengamos ocasión de medir nuestras fuerzas,
Logan - dijo Robert, mientras lanzaba al aire su moneda de la suerte.
- No te preocupes, chaval - respondió el canadiense mientras pillaba la
moneda al vuelo y se la tiraba a su propietario - que volveremos a
encontrarnos. Tu estilo no está tan mal, después de todo.
Todos se echaron a reír. Después de todo, pensó Logan, algo había salido de
bueno en aquella primera etapa del viaje. ¿Se repetiría la suerte en las
siguientes? No lo sabía, pero de momento, disfrutaría de lo que tenía.
Viviría hoy y dejaría las preocupaciones para mañana.
GARRAS Y AULLIDOS
Hoy tenemos por estos pagos al amigo José González, que nos dice lo
siguiente:
Le has pillado el punto duro/chulesco a Logan pero abusas un poco del "nene
esto", "nene aquello"
Ups, se intentará progresar adecuadamente aunque necesitemos mejorar. Lo de
"nene" viene dado porque tanto Ryo como Robert son unos nenes de teta,
comparados con el viejo canadiense.
Es bueno recordar a Fu Manchú. Es bueno recordar que es padre de Shang Chi;
cosa que ya no es tal en el universo Marvel porque segun creo perdieron los
derechos.
Sí. La familia de Sax Rohmer, el creador de Fu Manchú, es la nueva titular,
pero no parece que se hayan pegado mucho por tomar el relevo de Marvel. En
la continuidad oficial, Moench y Gulacy volvieron a usar al viejo Fu, aunque
sin llamarlo directamente. En la marveltópica, como no usamos eso de los
derechos (¿no es así, Chuck?) prefiero mantener la idea clásica y usar al
doc original que no a ese trasunto cutre y salchichero que es la Garra
Amarilla. Y adelanto que uno de los próximos episodios se titulará El
regreso de Fu Manchú, así que advertidos quedan. De momento, en el próximo
número llegará un pequeño detective, porque nos vamos a Japón.