LOBEZNO VOL. 2 #109
La saga de la Flecha Negra III
Karma
Guión:
Luis Capote
PORTADA: Sobre fondo negro, la silueta de Lobezno con su uniforme
tradicional, arrodillado ante un gigantesco kanji honor, pintado en rojo y
con los bordes inferiores aún frescos.
En el cuarto de huéspedes de la casa de los Sakazaki, Lobezno descansa,
pero su sueño dista mucho de ser plácido, pues su razón dormita y eso
produce monstruos. Lástima que los de Logan sean bien reales.
- Hmmmmght....
- ¡Mira, Ken! - dijo una voz en la oscuridad, vagamente femenina - Parece
que ya despierta.
- No te apures, Babs - dijo otra voz más grave - Aún está por ver que deba
sobrevivir... si ése es su karma, sin duda lo conseguirá...
- ¿Siempre tienes que ser tan místico, cariño?
- Así son las cosas...
- Ugggh... ¿dónde... dónde estoy?
- Tranquilícese, Mr. Logan. Ha recibido usted mucho daño...
- Eso... ugh... ya lo sé... ¿quién eres? y ¿cómo sabes mi nombre...?
- Tropezó con nosotros a la salida del mercado y su nombre estaba bien
claro en la documentación que llevaba.
- De.. acuerdo - urf - ¿cuánto tiempo llevo planchando la oreja?
- Unas tres horas apenas. Babs y yo estamos muy sorprendidos, Mr. Logan.
Cuando nos cayó encima parecía usted más muerto que vivo, pero ahora parece
tan sano como una era. Debería decirnos su secreto - bromeo Ken..
Logan no dijo nada. Mientras enfocaba sus sentidos reflexionaba sobre el
curso de los acontecimientos, que habían dado un giro peligroso para sus
inesperados samaritanos. Él parecía tener unos veintiocho o treinta años.
Pelo castaño y sonrisa perpetua. Ella un rubia un poco menor. Su nariz
registró restos de sésamo, sándalo, incienso. Nada animal. Ni en la
habitación ni en su olor corporal. Parecen vegetarianos. Un nuevo enfoque de
sus ojos concretó su diagnóstico inicial. Ropas anchas y coloridas,
abalorios, un póster del Che Guevara, otro de Jesucristo, figuritas de
Buda... Sin levantar la cabeza, Logan confirmó su temor: dos idealistas
habían ido a dar de bruces con el espionaje internacional de bloques. Sabía
lo que en estos casos se hacía con los implicados. La KGB y la CIA, el
Deuxiéme Bureau y el MI6... todos ellos aplicaban a rajatabla la vieja
máxima de los viejos carteles de advertencia: "una cobra es menos peligrosa
que una palabra de más". No se molestarían en averiguar cuánto sabían. Mucho
o poco siempre era demasiado. De repente, el solitario Lobezno se vio al
cargo de dos tontos que perseguían utopías y que sin saberlo habían podido
firmar su sentencia de muerte. Pero inconscientes o no, ellos habían salvado
su vida y él salvaría la suya. Ése era el karma.
En su sueño, Lobezno rememoraba paso por paso los acontecimientos. Hacía
mucho que no soñaba, pero el regreso de Carmichael había disparado muchos
fantasmas ocultos. Dolorosamente, Logan se levantó en sueños como en la
realidad de un tiempo pasado para intentar averiguar cuánto sabían sus
rescatadores.
- Bueno, hmmmmmrg, nenes...
- Mr. Logan - se volvió la chica preocupada - no creo que deba moverse...
- No te preocupes, nena. No es la primera vez que me atizan así.
- ¿Por qué malgasta su vida en pelearse con sus semejantes,
señor? - terció Ken.
- Nene, que posiblemente me hayas salvado la piel no implica que deba
aguantar tus sermones. Ya he visto qué tipo de rollo es el vuestro.
Filosofía, pacifismo y bastante hierba.
- ¿Y qué tiene de malo eso, Mr. Logan? Ni él ni yo hacemos nada malo.
Vivimos en paz con el mundo. Si podemos cambiarlo, bien, pero no
permitiremos que él nos cambie.
Logan se calló por un instante, justo el que tardó en recordar a otro joven
vagabundo deseoso de comerse el mundo. Recordó su llegada a Japón y sus
primeras derrotas y se preguntó qué había quedado de aquel inexperto y
arrogante tapón. Miro alternativamente a la pareja y por un instante se vio
reflejado en la mirada de ambos.
- Tienes razón, nena, no sabes cuanta, pero como alguien que ha trotado más
caminos que vosotros, os advierto que esa decisión es muy difícil de
mantener.
- Por lo menos lo intentaremos, Mr. Logan - respondió Ken.
- Ya charlaremos sobre eso en otra ocasión. ¿Dónde está mi chupa?
- Aquí, junto a su arma de carnicero, señor - dijo con un toque de ironía
el chico.
- Mira, nene. Yo no me meto con vuestra forma de vida. Me habéis salvado el
cuello y os lo agradezco, os lo debo, pero no me toquéis las pelotas. No
sabéis lo que hago ni porqué lo hago ni para qué lo hago ¿Está claro,
chavales?
- No, Mr. Logan - dijo Babs - no lo está porque Ken y yo sí sabemos qué es
usted. Es un agente de la CIA.
- ¿Eso es el resultado de una sección de maría, niños? Quizá deberíais dejar
eso para cuando os crezca pelo en la nariz.
- Muy bien dicho, Mr. Logan - terció Ken - por su pinta y por la comedia que
está haciendo no nos enteraríamos de nada. Tampoco por su documentación. De
no haber sido por el paquetito que aferraba con tanta fuerza casi creeríamos
que es un vulgar delincuente.
- ¿Has... visto el contenido de ese paquete? - el canadiense no dejó escapar
emoción alguna, pero en su fuero interno estaba verdaderamente angustiado.
Se estaban poniendo la soga al cuello.
- Sí. Puede que para ustedes los esbirros del capitalismo, nosotros no
seamos más que una pareja de drogadictos, pero me temo que la marihuana no
nos ha quemado tantas neuronas como para no saber revelar un carrete de
fotos y adivinar su contenido.
- Nene... has firmado tu sentencia de muerte. Medio Bangkok se está pelando
el culo buscando esos negativos y tú los has revelado como si fueran las
fotos de tu comuna. Realmente no sabes lo que has hecho.
- ¿Nos va a matar, Mr. Logan? - inquirió Babs.
- Yo no. Me habéis salvado la vida. No soy un desagradecido, pero si voy a
proteger vuestros cogotes vais a tener que obedecerme.
- ¿Qué le hace pensar que confiamos en usted? - dijo Ken
- Te voy a dar tres razones, chavalín. Dos más de las que necesitas saber.
Primero, porque estáis en el camino de un montón de tíos que dispararán y no
preguntarán. Segundo, porque soy lo único que se interpone entre ellos y
vosotros. Tercero, no tenéis opción - Dicho esto, Lobezno alcanzó sus
pertenencias y tiro el cuchillo a Ken - Si esto hace que te sientas mejor,
guárdalo.
Los muchachos se miraron a los ojos y luego a los de Logan. La actitud del
canadiense los había dejado fuera de juego. De repente sintieron la
envergadura del asunto en el que se habían dado de bruces y sin palabras se
convencieron de que aquel desconocido era su única posibilidad de escape.
Éste, por su parte, fingía cierta indiferencia mientras se ponía de nuevo la
cazadora y por dentro se preguntaba a sí mismo cómo podría salir de aquel
embolado.
De vuelta en el mundo real, Tiro Trucado y Jabalina habían hecho un tiempo
record al alcanzar las estribaciones de Lu Shan. El arquero estaba de muy
buen humor. No todos los días se hacía un trabajo tan limpio y relajado como
aquél, y desde luego rara vez estaba tan bien retribuido. Sin embargo, la
joven no estaba demasiado satisfecha. Abandonar Danwei había sido bastante
complicado, pues merced al truquito de su compañero, las fuerzas del
Ejército Popular en la zona se habían concentrado en el lugar donde aquellos
mutantes grotescos se habían enfrentado a los supertipos chinos1 y ellos
habían tenido que ir por todo tipo de veredas, senderos y precipicios para
evitar los encuentros.
- Realmente, gordito, estoy pensando seriamente en cortarte el cuello. Lo
que me has hecho pasar con esos mutis asquerosos...
- Niña ¿De qué te quejas? - respondió Tiro sin volverse a mirarla - Tienes
aquí más dinero del que nunca has visto, así que déjame en paz. Repartiremos
esta paga y cada uno por su cuenta. No has tenido que usar esos palillos que
tanto te gustan y esos "mutis asquerosos" nos han dado una buena minuta.
- ¿De veras? Pues el Imperio Secreto aún da bastante dinero por tu cráneo2
- ¿De verás, niña? Pues no creo que llegaras a vivir para reclamar esa
recompensa.
Cansada de la displicencia con la que Tiro la trataba, Jabalina se paró,
dispuesta a interesarle el corazón, mientras él seguía caminando
distraídamente. Cuando enarbolaba su arma, un relámpago, un golpe seco en su
nuca y cayó al suelo sin sentido.
- Me preguntaba cuando aparecerías, Tong Hu - dijo Tiro, volviéndose,
mientras el aludido, un anciano achaparrado de andar renqueante, ayudado por
un minúsculo bastón.
- Saludos, Tiro Trucado. Mucho tiempo desde la última vez.. Tienes muy buen
aspecto.
- Tú también - respondió, mirando sin cortarse la piel lívida del viejo
oriental - si tenemos en cuenta todos los años que tienes.
- Bien sabes que no es de la edad de lo que pende mi vida - sonrió el
anciano - De todas formas aún no ha llegado mi hora.
- Me alegra ver que tus enemigos no te han encontrado, amigo mío - Grecia ya
no está tan lejos como antes. Me gustaría ayudarte, Tong Hu.
- No puedes, respondió el aludido, sonriendo ante la oferta desinteresada de
su interlocutor - Aún no ha llegado el momento. Pero hablemos del problema
que te ha traído aquí - y dicho esto señaló a la inconsciente Jabalina.
- ¿Ella? Realmente es más un grano en el culo que otra cosa. Quedé en deuda
con ella por salvar a un viejo alumno y con el contenido de esta talega la
liquido. Sabía que a poco que se le fuera la olla intentaría algún
disparate. Por fortuna apareciste.
- Una jugada arriesgada - sonrió nuevamente el anciano - Pero de otra forma
no te llamarían Tiro Trucado. Hace muchísimo tiempo que no abandono esta
región y eso lo sabes bien.
De repente una voz interrumpió la conversación de los dos amigos, que
volvieron sus miradas hacia donde venía el sonido. Pocos instantes después,
un niño de unos ocho o nueve años apareció ante ellos.
- ¿Qué quieres, pequeño? - inquirió Tong Hu
- Perdone, Maestro. Sunrei se ha preocupado al ver que tardaba y estábamos
buscándole.
- Gracias, muchacho. Me encuentro bien, conversando con este caminante que
ha tenido a bien hacerme una visita.
Los ojos del chico se volvieron hacia la oronda y extraña figura de Tiro
Trucado, fijándose en la aljaba y el arco que colgaban de su espalda. Éste
se acercó y revolviéndole el pelo con cariño le preguntó.
- ¿Cómo te llamas, pequeño?
- Shiryû, señor.
- Bien, muchacho ¿y qué haces tú en estas soledades?
- He venido desde Japón para aprender.
- ¿Aprender? - rió suavemente el arquero - pues has venido al lugar
adecuado, sin duda - y sacando una flecha de su carcaj se la regaló - Debo
marchar. Me llevaré este fardo conmigo.
- No hace falta. Déjala en las estribaciones de la Gran Cascada. No me verá
pero yo a ella sí.
- Gracias de nuevo, viejo amigo. Adíos, pequeño Shiryû. Algo me dice que vas
a llegar muy lejos.
Dicho esto, Tiro tomó en brazos a Jabalina y cargándola como un saco, tomó
el camino que Tong Hu le había señalado. El maestro y su discípulo siguieron
con la vista la marcha del visitante que, una vez abandonada su carga, tomo
la senda de Jamir, el camino del Tíbet, abandonando la región y por el
momento, la historia.
De vuelta en Tijuana, Lobezno seguía soñando y rememorando aquellos días en
los que formaba equipo a las órdenes del ahora fallecido Carmichael. Logan
había podido escabullirse y llegar a un teléfono público donde contactar con
su gente. Charlie, como a él le gustaba llamarle, se había puesto furioso
pero Carvalho había logrado contenerlo. Después de varias horas jugando al
gato y al ratón se habían citado en un edificio abandonado, no lejos del
mercado. Carmichael se encargaría de la parejita y los mandaría de vuelta a
los Estados Unidos. Las fotos seguirían otro camino y él volvería a su
sitio. Otra misión cumplida, otra vuelta de tuerca. Mientras alcanzaban el
punto de encuentro, Logan estaba absorto en sus pensamiento. Con el
automático puesto, procuraba actuar como el adusto tío de dos jóvenes
turistas a los que vigilaba. Bárbara y Ken paseaban intentando olvidar que
sus cabezas estaban en juego. No acababan de creérselo. Ella imaginaba que
su padre, un rico industrial de Colorado, había movido los hilos para que se
la llevaran. Él confiaba en que, una vez en casa pudieran retomar sus vidas.
Ambos pensaban que aquella vida de libertad estaba bien, siempre y cuando se
viviera en un sitio donde estuvieran relativamente seguros. Logan los miraba
y a ratos sacudía mentalmente su cabeza, adivinando lo que pensaban. Jóvenes
e idealistas salidos de un mundo que es su opuesto. Ojalá hubieran tenido
menos valor y más cerebro... pero entonces quizá él mismo no hubiera estado
ahí para lamentarse. Tenía que salvarlos, lo haría. Ése era el karma. Cuando
llegaron al edificio, entraron sigilosamente. Era una construcción de tres
plantas que había visto mejores tiempos. El piso bajo estaba deshabitado y
puertas y ventanas brillaban por su ausencia. El sol se estaba poniendo y
pronto estarían casi a oscuras. El canadiense se apoyó en el respaldo de un
desvencijado sofá, mientras sus protegidos se colocaban en una esquina,
fuera del alcance de las miradas del exterior. Pronto, los sentidos aguzados
de aquel sintieron la llegada de un grupo de personas, diez, quizá quince.
Carmichael - pensó. El aroma que le traía el aire le demostró su error.
Cuando quiso reaccionar, la enorme silueta de Tigre se alzaba a contraluz en
la puerta principal.
Mientras tanto, en el Japón. En una fortaleza secreta, el clan de asesinos
de la Mano acababa de recibir una visita inesperada. Un emisario vestido con
extraños ropajes era recibido en audiencia por el jonin3. Enmascarado
por las sombras, el invisible jefe de campo de la hermandad observaba al
recién llegado, un hombre de edad ya madura, anacrónicamente vestido a la
manera de los mandarines de la China de los manchúes.
- Saludos, Kao Chiu - dijo el ninja - Mucho tiempo hace que un gallo de tu
plumaje no cantaba en estas salas ¿Qué te trae a los dominios de La Mano?
- Un mensaje, mi señor, no pronunciado igualmente en ninguna parte del mundo
desde hace casi noventa años.
- ¿Un mensaje? ¿Cuál?
- Está aquí - dijo el chino lanzando a su interlocutor un pequeño objeto.
- ¿Qué es esto? - exclamó el jonin - Un anillo pero... este símbolo. No
puede
ser... la llamada del Si Fan.
- Pero es, mi señor. Desde que la hija de mi llorado amo intentó cumplir
los sueños de su padre, nadie había osado reunir de nuevo a los antiguos
asociados de la sociedad secreta más poderosa de Asia.
- Tu amo, el Doctor Fu Manchú está muerto, Kao Chiu4
- Bien sabes que podría estar vivo, mi señor. No es la primera vez que el
adorado vuelve de entre los muertos ¿Responderá tu clan a la llamada?
- Te responderemos dentro de doce horas, Kao Chiu - respondió el ninja
mientras levantaba el anillo - Si esta sortija es auténtica, la Mano
responderá como antaño, pero si es falsa no saldrás vivo de aquí. Hasta
entonces serás tratado como un invitado de honor.
El gigantesco boxeador avanzó lentamente, mientras a través de las ventanas
saltaban varios encapuchados, armados con armas de fuego y blancas de
diverso tipo. Uno se acercó demasiado confiado y blandió su machete sobre la
cabeza de Logan. Éste respondió hundiéndole el tabique nasal de un puñetazo
y arrebatándole la hoja.
- Ríndete, extranjero - dijo Tigre con voz tranquila - No puedes vencer y no
quiero derramar tu sangre inútilmente.
Por toda respuesta, el machete voló para clavarse en el estómago de uno de
los sicarios que se arremolinaban en torno al jefe. A una señal formaron un
círculo y rodearon al canadiense. Ken y Babs se acurrucaron en su rincón,
mientras Logan arrebataba una pistola al primer cadáver.
- No voy a rendirme, amigo. No puedo vencer pero antes te aseguro que me
precederéis todos vosotros, escoría.
A un gesto de Tigre, sus hombres avanzaron hacia Logan. Dos lo atacaron
blandiendo sendos bates metálicos, pero recibieron dos balas en el pecho.
Mientras, otros dos intentaban sobrepasarle por los flancos. Uno no puedo
rebasarle pero el otro sí, forzando al canadiense a volverse para
dispararle, momento en el que cinco más le atacaron por la espalda. Sintió
crujir la columna cuando recibió un potente golpe, y eso hizo que su furia
salvaje despertara violentamente, haciéndole devolver la gentileza a base de
culatazos en el pómulo. No podía disparar, pero sus enemigos no podían
doblegarlo. Logan miró a los ojos a Tigre ¿Por qué no avanzaba para terminar
con él? Pero antes de poder seguir, oyó un ruido que venía del techo. Alzó
la mirada y vio como parte de la madera caía sobre la melé, atisbando a más
enemigos. El dolor infligido por los escombros desconectó su cerebro y la
ira desbocada campó por sus respetos.
Mientras, en el mundo de los despiertos, otra persona iba a recibir otro
mensaje inesperado. Sir Dennis Nayland Smith llevaba varios años retirado.
Después de décadas de lucha desigual contra su legendaria némesis, el Doctor
Fu Manchú, se había retirado definitivamente a su castillo de Stormhaven, en
Escocia, donde pasaba el tiempo cultivando rosas, asesorando a las
autoridades británicas en materias policiales y a su antiguos subordinados
Black Jack Tarr y Clive Reston y recordando viejos tiempos con su compañero
de fatigas, el Doctor Petrie. En este día, como parte de su rutina, Nayland
Smith había terminado de cenar y retomado la lectura del libro de turno.
Unos pasos apresurados y un rápido toque de puerta lo devolvió a la tierra.
- ¿Sir Dennis? Soy Tarr. Tenemos visita ¿podemos pasar?
- Claro que sí. Adelante - respondió el anciano - ¡Miss Greville! Cielo
santo ¡Cuánto tiempo sin verla! ¿Qué la trae a Stormhaven?
- Usted, Sir Dennis - respondió la joven recién llegada - Pese a los motivos
por los que abandoné su organización y me integré en el MI 6, nunca he
olvidado todo el bien que usted hizo por mis padres y por mí misma5.
- Reston no se encuentra aquí en estos momentos6. No te preocupes.
- Que estuviera o no me es indiferente, Sir Dennis. Vengo por un asunto
oficial - terminó Miss Greville, entregando a Nayland Smith un paquete que
contenía otro Anillo del Si Fan
- ¿Qué clase de broma es esta, jovencita? A mis años no estoy para chanzas.
- Disculpe, Sir Dennis, pero tiene poco de gracioso. Uno de nuestros
infiltrados en Birmania se topó con un jefecillo dacoit que se lo dio a
cambio de una salida clandestina del país. Habían puesto precio a su cabeza
y al parecer, los militares birmanos se han vuelto más temibles que las
viejas leyendas. El agente recordó antiguos casos y contactó conmigo.
- "Viejas leyendas"... musitó Nayland Smith mientras se pellizcaba el lóbulo
de la oreja - Fu Manchú no murió hace tanto y usted debería recordarlo, Miss
Greville. Su nombre se pronunciaba entre susurros cuando la emperatriz Tseu
Hi estaba en el apogeo de su gloria y ha regresado de la muerte más veces de
las que muchos podrían recordar. Si esta vez las cosas se desarrollan igual
que siempre, mucho me temo que el nuevo milenio habrá de afrontar a un
adversario ciertamente terrible.
- Por eso estoy aquí, Sir Dennis. Quiero que ayude al MI 6 a determinar si
Fu Manchú aún vive, y si es así, que nos ayude a capturarle.
- Es mucho más fácil decirlo que hacerlo, jovencita - suspiró Nayland
Smith - Soy muy viejo para esto. Además, dentro de la organización tienes a
alguien con sumo interés en neutralizar al Doctor: su propia hija, Fah Lo
Sue7.
- Así sería, Sir Dennis, pero desde la desaparición de su padre, las altas
esferas del servicio secreto británico no confían en ella. Han intentado
mantener a su departamento fuera de cualquier asunto realmente importante.
Han creado otras organizacions como QUIEN o Aire Negro para dejarla fuera de
las investigaciones en materia de metahumanos o inteligencias
extraterrestres. Incluso se rumorea que quieren destituirla.
- Ya veo. Ella siempre tuvo sus propios planes y podía ser la principal
beneficiada con la muerte de su padre. Como ve, Miss Greville, el mundo
secreto no olvida con facilidad y aunque Fah Lo Sue es una mujer de gran
valía, se preguntan si no habrán cambiado a un lobo por otro - concluyó
Nayland Smith mientras encendía su maltrecha cachimba.
La joven mantuvo la mirada que el viejo policía le dirigió. Deseaba que Sir
Dennis se uniera a ella. Más aún, que asumiera la dirección de la tarea a la
que el anciano había consagrado su vida: vencer al Doctor Fu Manchú.
De vuelta en Tijuana, Logan había despertado en su sueño pero no de su
sueño. Acurrucado en posición fetal, seguía viviendo la pesadilla que creía
había dejado atrás, recordando como la conciencia había vuelto a él, lenta y
dolorosamente. Durante angustiosos instantes sintió la imperiosa necesidad
de levantarse, pero el dolor y la extraña sensación de flaccidez hicieron
que se incorporara poco a poco, adaptando sus ojos a la oscuridad, mientras
desplegaba el resto de sus sentidos. Estaba rodeado de cadáveres. Identificó
al menos doce olores distintos, pertenecientes todos a los secuaces de
Tigre. Cuando pudo zafarse de la montaña de cuerpos y escombros que lo medio
sepultaba, corrió dando tumbos hasta el rincón donde Ken y Bárbara se habían
refugiado. Allí vio el cadáver de otro esbirro apuñalado con el arma que él
había dado al chico, y un poco más allá rastros de su olor completamente
impregnados de sangre. El canadiense se derrumbó y no pudo contener las
lágrimas. Les había fallado y se había fallado a sí mismo. Doblado sobre sí
mismo, sus ojos llorosos se clavaron en un pequeño objeto en el suelo. Lo
tomo en sus manos. Lo husmeó. Era imposible pero tenía la evidencia ante sí
La siguiente parte del sueño era siempre confusa. Se veía corriendo por las
calles de Bangkok en plena noche. Las heridas más curadas supuraban, le
ardía el pecho y los pulmones parecían a punto de estallar, pero Logan
seguía corriendo, corriendo, corriendo... hasta alcanzar su destino: el piso
franco donde estaban sus colegas. Subió las escaleras de cuatro en cuatro y
entró como una tromba en el lugar. Carmichael se volvió para hablarle y
recibió un directo en el pómulo izquierdo que le hizo caer al suelo de
espaldas. Logan levantó de nuevo el puño para descargar un nuevo golpe, pero
se vio rodeado por cinco personas que le apuntaron con sus armas. Más
relajado, identificó los calibres y se preguntó si su cráneo resistiría
cinco impactos de tales balas. Carmichael se levantó tranquilamente e hizo
una seña para que los cañones dirigidos a la sesera del enano bajaran sin
movimientos bruscos.
- Logan, tranquilízate - empezó Charlie - Tranquilízate o te aseguro que no
me darás un segundo golpe.
- Hijo de puta ¡Hijo de la gran puta! ¡Nos tendiste una emboscada! ¡Los
críos estaban condenados desde el principio y tú me has tomado el pelo como
a un principiante! ¡Te juro que voy a arrancarte las tripas, saco de mierda!
- Deja de decir disparates, Logan. Hubo una filtración. Os estaban siguiendo
y no pudimos hacer nada.
El canadiense dirigió otro directo al estómago de Carmichael, que se
tambaleó pero pudo mantenerse en pie. Los otros agentes levantaron sus armas
otra vez, y sólo la repentina llegada de Carvalho pudo apaciguar escasamente
los ánimos.
- Bajad esas armas, coño - dijo Pepe - ¿qué pasa aquí?
- Pregúntaselo a Charlie, Pepiño - escupió Logan, lanzando al suelo un
modelo de pistola que se identificaba perfectamente con las que llevaban los
cinco agentes que aún le apuntaban - La encontré entre los cadáveres de la
emboscada.
- ¿Qué es eso? - inquirió Carvalho.
- La prueba de que este cabrón me ha jodido ¿Por qué, Charlie? Eran dos
críos
- Porque sabían demasiado. Estaban muertos desde que revelaron el
carrete, Logan. Y tú lo sabías, pero no tuviste agallas para hacer lo que
tenías que hacer.
- ¡Podíamos haberles protegido! ¡Podíamos haberlos salvado! Simplemente no
quisiste arriesgar una puta miaja de tu prestigio profesonal.
- Basta, Logan - dijo Carmichael - Soy el jefe de esta sección y mi decisión
se ajusta a los protocolos para estos casos. No hay alternativa así que por
última vez, sugiero que te relajes y olvides este incidente.
Lobezno no contestó. Apartó de un empellón a los agentes que le apuntaban y
salió, camino de la azotea. Allí gritó a la luna hasta que la garganta le
ardió. Se sentó sobre sus piernas e intentó tranquilizarse, hasta que una
voz familiar lo sacó de sus pensamientos.
- Embrutece y no aviva, amigo - dijo el recién llegado, que no era otro que
su colega Carvalho - Toma una copa de esto y sentirás menos dolor.
- Gracias, Pepe - respondió Logan antes de dar un trago largo a la botella
de mekong que le había traído su amigo - Gracias por lo de ahí abajo. De no
haber llegado tú me hubieran convertido en un colador.
- O tú a ellos en algo peor. No sé a quién salvé. Lo siento, Logan, pero
Carmichael actuó a mis espaldas. Me mantuvo casi retenido durante todo este
tiempo y sólo cuando te vieron llegar, Clyde y Connor me dejaron salir. Ya
saben como te las gastas.
- Ese hijo de puta... No puedo hacer nada pero...
- No lo intentes, Logan. Sería un suicidio hasta para ti.
- Entonces no me queda otra salida que largarme. Soy ciudadano
canadiense, así que no tendré muchos problemas en volver a los servicios
secretos de mi país. Hasta el ejército es preferible a esta basura.
El siguiente recuerdo que Logan tenía de aquella infausta historia era su
camino a través del túnel hasta el avión que iba a llevarle de vuelta a
casa. Carmichael no había puesto pegas a su traslado. De hecho, Carvalho le
contó que el rostro de aquel había experimentado cierta relajación al saber
que el canadiense se marchaba. Lobezno intentaba olvidar lo ocurrido cuando
a mitad del túnel se topó con un hombre elegantemente trajeado. Sin embargo,
la prestancia no evitó que Logan reconociera a aquel caballero: era Tigre.
- Antes de que preguntes nada, extranjero, quiero que sepas que he venido a
despedirme - empezó Tigre clavando su único ojo en Lobezno.
- ¿Has venido a refocilarte en tu triunfo, calvorota? Si quieres pelea ten
seguro que te daré la revancha.
- Quieres vengar a dos niños desconocidos. Eres un hombre noble y es una
lástima que nos hayamos encontrado en bandos contrarios.
- ¿A qué esas florituras, bola de billar? - Me has dado una paliza y matado
a personas inocentes. No me trago nada de lo que dices.
- Tampoco lo esperaba, pero después de todo, mis patrones no son muy
distintos de los suyos ¿verdad? El Sr. Carmichael y yo supimos encontrar
puntos de interés comunes para tenderle esa emboscada. No recuperamos el
carrete, pero al menos eliminamos a dos testigos incómodos y todos
respiramos un poco más tranquilos.
- Muy inteligentes los dos. Tanto como para dejar una prueba inculpatoria
tan cantosa como un tubo de neón de siete metros.
- ¿Se refiere a la pistola? - dijo un sonriente Tigre - No fue ningún error.
Mis hombres la dejaron allí intencionadamente. Sabía que sería el indicio
que apuntara contra su superior. Ahora usted está fuera y yo sigo en
Bangkok. Después de todo, la CIA sigue siendo nuestra enemiga.
Logan bajó la cabeza y continuó su camino hacia el avión. Sentado en su
butaca, se arrellanó y cerró los ojos, más por cansancio que por auténtico
sueño. El hombre del sueño soñaba a su vez, y la penumbra del sueño soñado
supuso que Lobezno despertara en el lecho del cuarto de invitados de la casa
de su amigo Takuma Sakazaki.
Cinco minutos después, Logan seguía sentado en el borde de la cama. Su mente
siguió divagando sobre el significado de aquella pesadilla que volvía
después de tantos años de olvido. Se fue despojando de su ropa, debajo de la
cual aparecía su uniforme de hombre - x, no el original, sino el posterior,
de colores marrón y naranja. Mientras lo hacía, recordaba las palabras de
Mariko: aquellos eran los colores del clan. Él recordó una vez más el
episodio sufrido en la finca de la mansión gracias al cual había recuperado
su aspecto humano, y terminó por ajustarse la hebilla con la "X" en cuadro.
Cuando estuvo preparado se miró un instante al espejo y dijo en voz alta:
- Por ti, amor mío. Sólo por ti.
1.- Los mutantes grotescos eran Niñolisto, Gaza y Barbarus. Los supertipos, Fuerza de China.
2.- Los motivos de la recompensa que se ofrece por Tiro Trucado y su relación con Jabalina se vieron en la segunda serie limitada dedicada a Ojo de Halcón.
3.- Jefe del clan.
4.- El temible Fu murió en el clímax de la saga desarrollada en Shang Chi: Maestro de Kung Fu nº 115 - 118.
5.- La muchacha tuvo un romance con Clive Reston en Shang Chi: Maestro de Kung Fu. La historia duró hasta que Clive se lió con otra y ella se marchó al MI 6.
6.- Pues no. Clive Reston está ahora en las páginas de Excalibur, haciendo al grupo una proposición que sin duda atraerá su interés.
7.- Hija mayor de Fu Manchú y hermanastra de Shang Chi. Habitual jugadora a dos barajas, ha traicionado a su padre varias veces. En los últimos
números de Maestro de Kung Fu era directora del MI 6.
GARRAS Y AULLIDOS
Queridos marveltopianos y marveltopianas: Mientras en este número hemos
conocido un pasaje del pasado oculto de nuestro amigo y vecino el garras,
amén del origen de su rencor hacia Carmichael, he intentado deshacer lo que
a mis ojos fue otro desaguisado perpetrado por el Sr. McFarlane, que fue el
de cambiarle el uniforme clásico al originario, así que volvemos al marrón y
naranja de "toda la vida". Y dicho esto pasaremos a las cartas.
Por un lado está el amigo FordCopp que dice: Capote y su inigualable estilo
denso. Cuesta leerlo pero se nota que esta currado. De todos modos me siguen
chirriando algunas referencias a números de hace cientos de años (lo de
Dallas por ejemplo) como si hubiesen sucedido ayer y no hubiese pasado nada
mas. Luis hay vida después de Claremont. XDXD.
No te digo que no, amigo mío, pero la referencia a la intervención de Logan
en La Caída de los Mutantes es obvia: No se ha visto con Takuma desde hace
mucho, así que lo único que éste ha sabido de su amigo ha sido una
retransmisión televisiva realizada por Neal Conan a todo el mundo.
Efectivamente, hay vida después de Claremont y en lo que a Lobezno se
refiere se llama Larry Hama.
Por otro tenemos al amigo Dani Ventura Herranz que comenta lo siguiente:
Hola Luis, Soy Fenix un novato en estos temas por lo que comprenderia que te
pasases mis sugerencias por el forro de los *******, pero bueno yo te digo
lo que pienso:
- el 1 capitulo esta bastante bien, muy redactado y YO me he situado
perfectamene.
-Te recomendaria que siguieras en esa linea pero te hago una pregunta¿no
puedes hacerlo mas corto?Los capitulos se hacen un poco pesados de leer pero
bueno de todas formas. Enhorabuena por la serie.
Punto Primero.- Sugerencias puede hacer el respetable público todas las que
quiera. Luego ya se sabe que contra el vicio de pedir está la virtud de no
dar ¿O no?
Punto Segundo.- La idea del primer número era partir digamos que de cero,
para permitir a los recién llegados unirse a la historia sin tener que tirar
del centenar de números anteriores. Con Lobezno ha sido relativamente fácil
porque sólo tenía el problema de su aspecto feral, pero con el Capi y sus
cabos sueltos de las narices tardaré un poco más.
Punto Tercero.- Se está intentado, pero no querría que esta saga tuviera
cuarenta y siete partes. Si te sirve de consuelo, el editor me llamó animal
por el tamaño del número anterior a éste.
Punto Cuarto.- Muchas gracias.
Y con esto termina el correo de este número. El próximo mes, Lobi conocerá
al misterioso adversario de su amigo Takuma y jefe a su vez de los curiosos
personajes que vigilaban su habitación. No sus perdáis Revisiones sobre el
Arte de la Lucha.