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Landau, Luckman & Lake. ¿Quienes son? ¿Qué quieren? ¿Por qué deberíamos temerlos?
 
LL&L

LL&L #2 de 12
Reclutamientos
Guión: Correia

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PORTADA: Zoe, rodeada de su nuevo equipo.

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Tres meses después.

Zoe caminaba por las calles desiertas de Moscú. Desde que Noah y ella tuvieron que enfrentarse a Quimera, y perdieron a Emmet (junto con uno de los brazos de Noah), se había tomado unas largas vacaciones, las primeras desde que trabajaba para la compañía. Se había crecer el pelo, y había pasado unas semanas muy relajada en una isla paradisiaca en Micronesia.

Ahora volvía al trabajo activo... pero sola. Noah se había retirado, y su primer encargo era buscarle sustituto. No era un trabajo que a Zoe le entusiasmara, pero tenía que elegir entre los candidatos ofrecidos por Recursos Humanos tres nuevos compañeros. Había pasado una semana examinando los datos que habían recogido los diferentes expedidores de la compañía (cuyo trabajo, entre otros, consistía en recabar información de posibles candidatos a formar parte de la misma), hasta seleccionar a las tres personas que quería. Se había decantado por humanos, un hombre y dos mujeres, cuyas "habilidades" consideraba las más adecuadas para su misión.

El primero de ellos se trataba de un ex-agente de la KGB, Dmitri Kirilenko. Tenía el poder de... a Zoe no le había quedado muy claro. Aparentemente, no podía ser visto de reojo... su cuerpo no se reflejaba en la visión periférica, ni por medios electrónicos... no era invisibilidad propiamente dicha (si lo mirabas de frente, lo veias), pero si un sustituto bastante aceptable, y más que útil para un espia... o un agente de LL&L.

Aunque Zoe iba en ropa de calle - vestía unos vaqueros, un gran sueter de lana de cuello grueso, unas grandes botas de cuero y una larga gabardina negra - no por ello había dejado de lado su habitual equipamiento electrónico. En este tiempo había conseguido - por fin - que I+D le diseñara algo más acorde a sus gustos. Sus enormes gafas habían sido sustituídas por unas mucho más pequeñas, cuyos cristales podían modificar su color a voluntad, y que incorporaba un monitor en el que podía recibir todo tipo de informaciones, todo ello activado y controlable mediante el movimiento del ojo. Su muñequera, que incorporaba un táser, comunicador, radar... había sido sustituido por un pequeño audifono, instalado en uno de sus pendientes, y un micrófono, en una de sus muelas, mientras que el táser se lo habían montado en uno de sus anillos, reduciendo, eso sí, su potencia... pero, de todas formas, si necesitaba más energía, siempre acababa usando el láser. Además de todo esto, habían fabricado su vestuario con un nuevo tejido, mezcla de moléculas inestables e hilo de araña, que lo hacía superresistente y aislante. En definitiva, era una nueva y mejorada Zoe... en todos los aspectos.

Entró en la calle - callejón, más bien - en la que, según los informes, vivía Kirilenko. Estaba todo muy oscuro, y no se veía un alma. Activó la visión nocturna de sus gafas, e inspeccionó el lugar. La única fuente de calor parecía ser el portal al que se dirigía. Dirigió hacia allí sus pasos cuando, de repente, alguien la agarró por la espalda, doblándole el brazo derecho hacia atrás y poniéndole un cuchillo en el cuello. Zoe, con su mano libre, intentó separar la afilada navaja de su cuerpo, pero su atacante era muy fuerte.

<¿Quién eres? ¿Quién te envía?>, preguntó el hombre que la tenía sujeta en ruso.

<Me llamo Zoe Culloden. Vengo en nombre de Landau, Luckman & Lake a hacerle una oferta.. .una oferta muy generosa... señor Kirilenko.>, respondió Zoe, al reconocer la voz como la de su objetivo.

<Su nombre y su acento no concuerdan... ¿cómo sé que dice la verdad?>

<Soy xenóglota. Puedo hablar cualquier idioma con el acento que desee. Pero puede comprobar que digo la verdad. En el bolsillo de mi gabardina están los contratos. Mírelos.>

Kirilenko empujó a Zoe contra la pared, aprisionándola allí. Retiró el cuchillo de su cuello, e introdujo la mano en el bolsillo, sacando los papeles. Soltó el brazo, y relajó su presión, retirándose a unos metros de distancia. Zoe se giró, y vió que la apuntaba con un revolver.

<Si se mueve, si intenta cualquier cosa, le vuelo la cabeza.>

<Tranquilo. Tómese su tiempo. No pienso moverme>, le respondió Zoe.

Kirilenko ojeaba los informes. Zoe se relajó. Las balas no podrían atravesar su vestimenta - aunque sí su cabeza - y su táser podría noquearlo si se sentía en peligro. Estaba impresionada, eso sí, por la habilidad con que su oponente la había agarrado. Se notaba que procedía del KGB y - pensó - seguro que había tomado lecciones de la MOSAD israelí. Aprovechó para echarle un vistazo, ya que no había podido ver - por razones obvias - ninguna foto suya, sólo descripciones y escuchar grabaciones de su voz. Era un hombre de unos treinta y cinco años, caucásico, de pelo moreno, corto, y ojos oscuros. De estatura normal - más o menos metro setenta y cinco - y de complexión normal. Vestía un traje oscuro, y una camisa blanca, sin corbata. Era atractivo... no es que fuera una belleza, pero sí que tenía algo...

<¿Qué se supone que es todo esto? ¿Qué es esta compañía? ¿Qué quiere de mi?>

<Señor Kirilenko... LL&L es un bufete de abogados. Queremos que trabaje para nosotros como agente de campo. Su misión sería... obecederme, básicamente. No somos lo que se dice un bufete normal. Nuestros encargos son más... entretenidos. Ya lo verá si acepta. Su sueldo será de un millón de dólares al año, libres de impuestos, más casa y coche.>

<¿Dónde está el truco?>

<¿Truco? Le estamos ofreciendo la oportunidad de su vida. Además, si no le gusta lo que ve, puede dejar la compañía al mes de comenzar, cobrando integramente el primer año.>

<¿Y por qué yo? No soy precisamente un abogado.>

<Ya lo sabemos, señor Kirilenko. Pero nuestros informes indican que sus habilidades son justo lo que necesitamos. ¿Qué me dice? ¿Acepta?>

Kirilenko se queda callado. Piensa. Zoe se sacude el polvo de su gabardina.

<Esta bien. ¿Dónde hay que firmar?>

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Un par de días después, Zoe paseaba por la playa de Santa María, al este de La Habana, Cuba. Un lugar paradisiaco... si ignoramos el hecho de que sea una dictadura. Pero eso a Zoe no le importaba. Había llegado aquí en busca de su siguiente recluta. Una joven mulata llamada Lola Herrera, de veinte años, que poseía la habilidad de tener una memoria fotográfica, de modo que podía recordar absolutamente todo lo que hubiera visto u oido. Algo muy útil, ya que ahorraba el tener que usar cámaras o grabadoras.

Lo sorprendente era que el gobierno de Castro no la hubiera encontrado ya. Normalmente eran muy... hábiles en "captar" a los mutantes que aparecían en su isla, y "recomendarles" que sirvieran a su patria. De algún modo, Lola había escapado. Lo que, por supuesto, beneficiaba a LL&L, que no hubiera podido ni siquiera acercarse a ella en ese caso.

Zoe la vió sentada en la playa, mirando el mar, como si quisiera perderse en él. Tenía el pelo color azabache, largo, muy largo. Su piel color café resaltaba con el largo vestido blanco que llevaba. No era muy alta, y estaba en buena forma física. Se le acercó lentamente, como si fuera una más de las turistas que estaban intentando captar algo de sol en pleno mes de marzo.

<Bonita vista>, le dijo, hablando en español.

<Sí, lo es... mejor que lo que hay detrás>, le respondió la joven.

Zoe se sorprendió. No era común que un cubano criticara abiertamente con un desconocido la situación de la isla.

<¿No temes que sea una espia de Castro?>

<No... sé quien eres. Eres Zoe Culloden.>

<¿Cómo lo sabes?>, preguntó, cada vez más sorprendida.

<Sabes cuál es mi poder. Tu cara apareció hace años en la prensa científica... Y oi a una compañera tuya hablar de ti con tus jefes de LL&L cuando me teníais bajo vigilancia. Conseguí buscar información a través de Internet, y eres muy popular en algunos foros.>

<Asombroso. Entonces... ¿sabes por qué estoy aquí?>

<No... pero espero que sea para sacarme de aquí.>

<Vengo a ofrecerte un trabajo. Quiero que formes parte de mi equipo en LL&L.>

<Si me sacas de esta isla, haré lo que quieras.>

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Dos semanas después.

Zoe y Dmitri están apostados junto a Gefängnisdresden, antigua carcel para disidentes de la RDA, ahora convertida en la prisión de máxima seguridad para sobrehumanos de la nueva Alemania reunificada. Aquí estaba la tercera candidata, Helke Bauer, encarcelada por asesinato hacía tres años. Pese a ello, era la persona que Zoe quería para completar su grupo... quizás, porque ya la conocía.

El plan era sencillo. Dmitri se introduciría en la cárcel sin ser visto, siguiendo las indicaciones que Lola le daba desde la central, liberaría a Helke y en ese momento Zoe provocaría una distracción en la otra punta del edificio, para facilitar su huida.

Aprovechó que un camión salía para entrar en el edificio. Lola le guió entre los innumerables pasillos, hasta apostarlo junto a la puerta de la celda de la joven. Dmitri echó un vistazo a través de la reja. Helke era una chica de veintipocos años, de estatura media, sobre metro sesenta y cinco, delgada pero musculosa, con el pelo rubio, rizado y muy largo, y los ojos... absolutamente negros, no solo el iris, sino todo el globo. Vestía un traje de presidiaria, gris mate.

<Frau Helke>, dijo, dirigiéndose a ella en alemán. La prisionera giró la vista en dirección a la voz, y lo vió, sobresaltándose.

<¿De dónde has salido?>

<Eso no importa... vengo a sacarte de aquí. ¿Te interesa?>

<Sí, claro, ¿por qué no? Cualquier cosa mejor que estar aquí...>

"Lola, Zoe, listos", dijo Dmitri a sus compañeras.

"Un minuto y podrás salir", le respondió Zoe.

Esta apuntó con un lanzamisiles al cuarto de generadores, y disparó. El lugar voló por los aires. El caos se adueñó del lugar. Las alarmas sonaron, y los guardias se dirigieron a la zona en que tuvo lugar la explosión.

Aprovechando la situación, Dmitri abrió la puerta de la celda, derramando ácido sobre la cerradura. Helke salió de la misma.

<¿Y ahora qué, hombretón?>

<Ahora... es tu turno. Rompe la pared>, dijo, señalando uno de los muros.

<No puedo. Hay un inhibidor... no tengo poderes...>

<No... ya no.>

Helke le miró desconfiada... Se dirigió al muro y lo tocó. Enseguida se derritió, dejando un enorme boquete.

<Interesante poder...>, dijo Dmitri.

<Puedo generar un calor intenso... tan intenso que, como ves, derrite hasta las piedras. ¿Nos vamos?>

De un salto, salió de la prisión, cayendo en la pradera que se extendía a dos metros de ella. Dmitri la siguió, y, una vez en el suelo, le indicó que la siguiera. En silencio, caminaron durante un par de kilómetros, hasta llegar al punto de reunión.

<Hemos llegado>, explicó Dmitri.

<¿Y ahora qué?>, preguntó Helke.

<Ahora>, respondió Zoe, saliendo de entre los árboles, <es cuando vuelves a la compañía.>

<Zoe>, dijo Helke, mostrando su disgusto. <Debí suponer que esto era cosa tuya.>

<Ha pasado mucho tiempo.>

<No el suficiente.>

<Quiero que vuelvas a LL&L.>

<¿Para qué? ¿Para que volvais a dejarme tirada, como la última vez?>

<Helke...>

<No, Zoe... llevo cinco años en esta puta cárcel por culpa de los socios. No volveré a trabajar para ellos.>

<Helke... te comprendo. Emmet ha muerto. Noah perdió un brazo. Yo también estoy enfadada con los jefes. Te quiero en mi equipo. Necesito alguien que piense como yo.>

<Claro, ahora necesitas a la pobre Helke, ¿eh?>

<Helke... por favor.>

<Zoe... maldita sea... aun te quiero.>

<Y yo a ti. Ven con nosotros. Por favor.>

<Esta bien. Pero... prometeme que todo será diferente.>

Zoe la abrazó.

<Cariño... esta vez, vamos a averiguar la verdad.>

CONTINUARA

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WARP CHAMBER

¡Hola a todos!

Segundo número, y presentamos a los protagonistas. ¿Que por qué no lo hice en el primer número? Pues porque había que quitarse de en medio el cabo suelto que teníamos, claro... ¿Y por qué personajes nuevos? Pues... ¿porque si? La verdad es que para alguno de ellos podría haber usado a gente conocida... pero las personalidades no me valían especialmente. En fin, que para crear mi "Planetary" necesitaba a gente más o menos específica.

Pasemos a los correos...

Reilly, Cano, Xum y Jose González dicen que no les gusta el número, que es flojo y tal... cosa que yo ya había dicho en el correo del primer número, claro (sí, encima os doy la razón, jejeje)

A Blai le ha gustado el final, y el planteamiento... cosas que en este número ya han cambiado por completo. A ver qué tal

Y por último, a Amalia le ha gustado, precisamente por ser un número de presentación... no, si es que nunca llueve a gusto de todos...

Bueno, eso es todo por ahora. Nos vemos en el próximo número.

¡MarvelTópicos saludos!

-- Carlos

 
 
   
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