HOMBRE DE HIERRO #333
El principio del fin
Guión: Aleix Gabarre
Día menos 13, Isla del archipiélago oceánico.
Los nativos de la isla llaman a ese momento el Kulathi,
el instante en que el atardecer cae y el sol rojo tiñe el mar
y el cielo. Los sabios aseguran que es en el Kulathi cuando las parejas
que lo deseen deben realizar las ofrendas al mar para que éste
les envíe un retoño. Es también en el Kulathi que
los pescadores deben regresar a casa con los regalos del mar para alimentar
a sus hijos y asegurarse que éstos nunca quieran volver al océano
del que salieron. Pero la figura que lleva días enteros meditando
en la playa de arenas blancas no es pescador ni quiere ningún
retoño. La figura solamente esta sentada. Y se levanta. Y por
primera vez en días habla. Y pronuncia las palabras que harán
cambiar el mundo entero: - Estoy listo -dice.
Día Cero, Manhattan.
- Ya han oído los rumores, ahora dejen que sea el mismo quien los
demuestre. Señores y señoras, tengo el enorme placer de
anunciar al hombre que hará regresar esta compañía
al puesto de liderazgo que se merece. Señores y señoras...
Anthony Stark.
Primero, el silencio fue terrorífico, mas parecido al de un
cementerio que al de una fiesta, pero ¿ no estaban a punto de ver
un muerto al fin y al cabo? Centenares de pulmones cogieron aire durante
dos eternos segundos...y sin soltarlo volvieron a coger mas.
A distancia y sin las luces que enfocaban el entarimado no
parecía gran cosa. Uno de esos ejecutivos salidos de un
catálogo de moda con los que te cruzas y saludas con la cabeza
mientras te sirves un café en la máquina. Oh, a lo lejos y
sin focos no darías por él un pavo. Pero de cerca es otra
cosa. Elegante, claro, pero también seguro de si mismo, rozando
la arrogancia, dominando el espacio, atrayendo todas las miradas... y
vivo.
-Damas, caballeros... por favor, un minuto de silencio -naturalmente
aquello era un formalismo, absolutamente nadie se atrevía
siquiera a cerrar los ojos- gracias. Sé que muchos de ustedes se
sorprenderán de verme aquí. Lo comprendo. La verdad es que
yo mismo me asombro cuando pienso que hace escasos días yo me
encontraba en estado de coma bajo la atenta vigilancia de un equipo
médico de Industrias Stark... perdón, de Stark- Fujikawa.
Como ustedes sabrán se me dio por muerto. Eso es por que yo mismo
dispuse que si nunca, por accidente u otra causa, mi cuerpo no me
permitiera ejercer mi cargo al frente de In... mi empresa,
inmediatamente se procedería a buscar un reemplazo. Dado que me
encontraba en estado de coma profundo, mis asesores, a los que yo
deposito una confianza extrema, decidieron que mejor sería
evitarse un proceso de sustitución que podría alargarse
indefinidamente y acelerar las cosas para el bien de la
compañía. Al fin y al cabo yo me encontraba a las puertas
de la muerte y no había manera de saber si volvería.
Así, para evitar rumores y garantizar un equipo ejecutivo
poderoso se... anticipó mi muerte. Por suerte para mí, el
conjunto médico que me trataba prestó unos excelentes
servicios...no así el equipo de asesores que designé para
sustituirme.
Quizás, quizás si en ese momento alguno de los presentes
no estuviera tan absorto escuchando, hubiera detectado algo en la mirada
de Stark. Un punto de luz en su pupila, un minúsculo movimiento en el
entrecejo, algo parecido al odio. Pero todos estaban absortos, y
además, ¿quien va a fijarse en una pupila?
- De todas maneras no hay que mirar atrás con ira.
Señores, Debemos trabajar juntos con las energías del
primer día para relanzar esta empresa hasta el lugar de
privilegio que un equipo ineficaz nos ha hecho perder. Señores,
¡únanse a mi para hacer de Industrias Stark otra vez la más
grande!
Todo el auditorio mantuvo el mas absoluto de los silencios, como si
esperara que Stark dijera algo mas, o simplemente como si no tuvieran la
mas remota idea de que hacer.
Cosa bastante cercana a la verdad, por cierto. Y así estuvieron,
hasta que alguien, en algún punto de la Mansión Stark
empezó a aplaudir. Nada espectacular, pero suficiente para sacar
a los presentes de su asombro e imitarle entusiastamente. En escasos
segundos el auditorio entero aplaudía, silbaba, e incluso
vitoreaba el nombre de Stark.
- Dios, chico, ¡ha salido bien! -dijo Jim Rhodes
acencándosele.
- Te lo dije, Jimmy. Tienes que tenerme mas confianza, tío. Ya te
dije que le hicieras caso al invento del colega Frost. Eh, Jackie,
¡acércate, tío!
- Sr. Rhodes, Tony, todo ha salido a pedir de boca, ¿no?
- No todo Sr. Stark, suponiendo que lo sea, claro.
- Oh, Sr. Fujikawa- dijo Stark- que agradable sorpresa. ¿Ha ido
el viaje bien?
- No se ría de mi, Stark- gruñó el viejo
empresario japonés- estas empresas aún me pertenecen,
y por mucho que haya "vuelto" siguen siendo mías!
- ¿No me ha oído antes, Sr. Fujikawa?
"Sus empresas", como usted dice, le fueron cedidas por un equipo
designado tras mi muerte. Lamentándolo mucho, si no hay muerte,
no hay testamento, Sr. Fujikawa, y sin testamento no hay equipo que
le ceda nada. Ahora si me permite debo saludar viejos conocidos.
- Si de verdad se piensa que esto ha quedado así se equivoca,
Stark -dijo Fujikawa- ¡tendrá noticias de mis abogados!
- Oh, venga chicos, dejemos a ese estirado y vayamos a divertirnos.
- Pero tiene razón, Tony -dijo Rhodes- esto va a traer cola.
Además, por mucho que el disfraz bionosequé...
- Bioplásmico- corrigió Stark.
-Lo que sea, por mucho que lo de Frost funcione, debes tener en cuenta
que solo tienes 19 años. No se si serás capaz de
enfrentarte a un tipo de su experiencia.
- Créeme Jim, me he enfrentado a individuos peores y siempre les
he vencido -y sonriendo misteriosamente añadió- Te
garantizo que no tardaremos en tener ese problema resuelto.
Día menos 5, Mansión de los Vengadores,
NY.
- A su derecha pueden admirar las bellissímas estatuas de bronce
erigidas en honor de los Vengadores originales. El poderoso Thor, el
inigualable Hombre de Hierro, el brutal Hulk, y los diminutos Hombre
Hormiga y Avispa unieron sus fuerzas en un memorable día para
enfrentarse...
Los turistas aprovecharon para fotografiarse al lado de las estatuas,
mientras algún rezagado aun estaba admirando los cuidados
jardines que daban acceso a uno de los mayores centros de
atención turística de la ciudad. En un primer momento, los
Vengadores observaban entre curiosos y satisfechos como pequeños
grupos de visitantes se arremolinaban ante las vallas de entrada a la
Mansión para admirarla y fotografiarse ante sus puertas. No
faltó mucho para que algún avispado promotor tuviera la
idea de organizar visitas concertadas al cuartel general de los mas
poderosos héroes del planeta. Naturalmente el acceso al interior
de la Mansión fue prohibido, pero los Vengadores accedieron a una
visita por los jardines como agradecimiento a la ciudad que los
acogía. Jarvis, el mayordomo, solía quejarse del estado en
que sus flores quedaban tras el paso de los visitantes, pero nunca
habían ocurrido desgracia alguna de mayores consecuencias. A
pesar de todo, cada vez que un grupo de turistas ponía los pies
en la Mansión, los Vengadores mas aprensivos estaban alerta para
una violación de perímetro, un ataque repentino, un...
- ¡Cuidado! ¡Todo el mundo al suelo!
Rayos centelleaban en todas direcciones reduciendo a cenizas lo que
encontraban a su paso. Los visitantes gritaban mientras corrían
desesperadamente en todas direcciones para salvar su vida y algunos de
ellos eran heridos en plena huida. El caos reinaba, los gritos se
imponían a toda orden de calma, todos iban a morir, todos...
Todos estarían eternamente agradecidos al Capitán
América por desactivar los sistemas defensivos de la
Mansión.
- ¿Están todos bien?- dijo la voz serena pero firme del
Capitán- estamos llamando a las ambulancias para que atiendan los
heridos, por favor, no se muevan de donde están. ¿Y ahora,
que a pasado aquí?
- L-lo siento, y-y-yo solo quería hacer una foto...
- Hay unos limites de seguridad que no pueden ser traspasados,
¿no le han informado?
- Yo... yo solo quería...
- Ahora apártese y deje que los médicos le examinen.
- S-s-s-si, señor.
"Vaya" pensó el turista una vez el Capitán
se fue "esto va a ser complicado"
Día menos 8, Manhattan.
-¡Me aburro!- gritó James Rhodes, y activando su
tecnoarmadura alienígena salió de su apartamento volando.
No, en realidad no se aburría. Sus obligaciones
como Vengador le tenían mas que ocupado, gracias1. No, mas bien
estaba preocupado, lo suficiente al menos para no darse cuenta de que
lo que acababa de hacer podía haber puesto al descubierto.
-Dios, Tony, ¡si al menos estuvieras aquí!
¡Ni que estuviera tu yo joven!2
Pero no. Primero el adulto y luego el adolescente. Los
dos hombres que Rhodes tuvo el honor de tener como amigos habían
muerto, dejando a James Rhodes con escasos argumentos para ser feliz.
Y luego estaba lo de la compañía, claro. El Tony adulto
había dejado en testamento Industrias Stark a un grupo de amigos
en los que confiaba, y ellos... ellos le habían traicionado vendiendo
la obra de toda una vida al mejor postor. Y él no lo impidió.
Tenia que haberlo hecho, ¡sabia que debía! Pero no lo hizo.
Se convenció a si mismo de que era mas importante centrase en
el aprendizaje del joven Tony. Abandonar el pasado, enterrar un amigo.
No, mas que eso, lanzar todas sus posesiones por la borda, negar que
nunca hubiera existido.
- Oh, Tony, ¿estés donde estés podrás
perdonarme?
Naturalmente la venta acabó con el liderazgo de la
compañía, pero eso ya lo sabia antes de vender. Sin el
nervio creativo de Stark, todo lo que Fujikawa podía hacer era
copiar, reproducir al por mayor la genialidad de su mejor amigo, pero no
había brillo, la visión de su presidente original no se
encontraba en ninguno de los antiguos productos de Stark que la nueva
firma hacia pasar por nuevos. Y lenta, pero seguramente Stark-Fujikawa
empezó a caer. Quizás si Rhodes pudiera hacer algo,
quizás contratar alguien nuevo... Quizás, pero nunca lo
sabría. Y no saber puede ser a veces el peor de los castigos.
James Rhodes paró su vuelo y miró al cielo apretando los
puños:
- Dios, ¿hice bien? ¿Acaso hice mal? Oh, ¡si tan
solo me enviaras una señal a veces!
Y por una centésima de segundo el cielo resplandeció de
rojo y dorado y un trueno retumbó en sus oídos.
- ¿Qué demonios...?
ALARMA POLICIAL ACTIVADA. TRANSFIRIENDO COMUNICADO:
"*chtz* Aquí coche patrulla 12 llamando a todas las unidades.
Repito, coche patrulla 12 a todas las unidades. Tenemos un atraco con
rehenes en la esquina de la 58 y la 35. Repito, atraco con rehenes en
58 y 35. Requerimos refuerzos inmediatos. Corto *chtz*" HUD LOCALIZANDO
EMPLAZAMIENTO. EMPLAZAMIENTO LOCALIZADO. DISTANCIA: 19 MILLAS. TIEMPO
ESTIMADO PARA LLEGADA: 50 SEGUNDOS.
- Bien -pensó- Perfecto.
En los tres años que la peletería de la Sra. Muffin
llevaba abierta nunca tanta gente se interesó por ella como
ahora, ni tan solo en época de rebajas. Claro que si por la Sra.
Muffin fuera, todas esas personas estarían en sus casa viendo la
televisión. Especialmente la que la cogía por el cuello
mientras empuñaba un revolver.
- ¡Eh, polis! ¡Nada de jugar o me la cargo, entendido?! Si
nos portamos bien no habrá heridos, pero como... ¡Argh!
- ¡Iiiiiiihh... ! -gritó la Sra. Muffin.
De todos modos ni su grito ni el del atracador se escuchaban en medio
del gran estruendo que los rodeaba. El techo de la peletería
acababa de ser perforado a pocos metros de distancia y de los escombros
emergía una especie de robot dorado y rojo que se les acercaba
lenta y amenazadoramente.
OBJETIVO SELECCIONADO. ARMANDO REPULSORES.
- Esta situación ya no tiene sentido, ríndase
inmediatamente - dijo la voz ligeramente mecánica del
recién llegado.
- ¡Jódete latas!- gritó el asaltante. Y al mismo
tiempo vació el cargador de su arma en el ser robótico...
el cual repelió las balas sin problema alguno.
REPULSORES ARMADOS. EQUIPO LISTO PARA FUEGO.
- Esto es lo que mas me sorprende de la escoria como tu -dijo el intruso
rojo y amarillo- Vivís en la ciudad mas poblada de
superhéroes y aún sois tan estúpidos de cometer
atracos como éstos.
El atracador cogió mas fuerte a la Sra. Muffin al mismo tiempo
que que colocaba tras ella para protegerse.
- ¡No te acerques o la vieja lo pasará mal!
- Lo que no entiendes es que no necesito acercarme.
"Fuego" pensó, y levantando súbitamente las manos
emergieron de ellas dos rayos directos a la cabeza del asaltante. Todo
lo que la Sra. Muffin notó fue un centelleo rojo y una gran
relajación en la garganta. Se giró y vio al atracador en
el suelo inconsciente.
- Se encuentra bien señora -dijo el ser metálico.
La Sra. Muffin le miró, volvió a mirar quien segundos
antes amenazaba con matarla y pegándole una patada en la
entrepierna dijo:
- Me voy encontrando mejor, gracias.
- ¡No me importa lo que estén emitiendo, dile al jefe que
conecte en directo o se va a perder algo grande!
Varias decenas de personas estaban rodeando la peletería
intentando desesperadamente hacerse un hueco entre el laberinto de
gente, cámaras, hilos y cordones de seguridad que se había
formado en escasos minutos. Prácticamente toda la dotación
policial se había marchado con el asaltante, pero unos cuantos
hombres permanecían vigilando que ningún periodista o
curioso se pasara de la raya. No es que estuvieran protegiendo al hombre
que se disponía a hablar, les acababa de demostrar que era
perfectamente capaz de cuidarse solo.
- Aquí Megan McAlaren para la WJBP-TV, donde un modesto atraco a
una peletería se está convirtiendo en el acontecimiento de
la semana. Ruben Donovan entró hace escasos minutos en este
establecimiento a punta de pistola con la intención de atracarlo
cuando fue detenido por un viejo conocido de la ciudad que viste una
nueva armadura... el Hombre de Hierro que fue dado por muerto tras la
batalla que asoló Nueva York recientemente.
- Damas y caballeros de la prensa, un minuto por favor.
Gracias. Primero de todo déjenme decirles que es un enorme placer
poder hablar con todos ustedes otra vez, -dijo con voz metálica-
aunque preferiría que fuese en mejores circunstancias. Si me
he decidido a convocar esta rueda de prensa improvisada es porque hay
una serie de cuestiones un tanto dolorosas para mi que prefiero explicar
lo mas rápidamente posible para no tener que volver a ellas.
Como todos ustedes recordarán, una maléfica criatura amenazó
con destruir esta ciudad hace pocas semanas3. Varios héroes y
yo mismo la combatimos y la derrotamos... a un gran precio. Mi compañera
la Avispa fue muerta y yo... yo recibí el impacto de unos de
sus rayos.
"Creí que iba a morir. El rayo me arrancó
el casco y me dejó a las puertas de la muerte, pero afortunadamente
la armadura siguió funcionando bien y activó el protocolo
de seguridad que tenía implementada, lanzándome a toda
velocidad lejos de la amenaza. Por lo que parece aterricé en
una isla de Oceanía y ahí pude curarme de mis heridas.
Las heridas curables, al menos."
Y, antes que ningún periodista pudiera preguntar qué
heridas no eran curables, el Hombre de Hierro hizo lo inesperado. Se
oyó un pequeño sonido a gas y se llevó las manos a
la cabeza para quitarse el casco y mostrar su rostro... o lo que quedaba
de él. Los ahí presentes y medio mundo pudieron ver la
cara del Hombre de Hierro, una cara calva, deformada por una inmensa
quemadura que le había arrancado la pared nasal. Las heridas
habían cicatrizado, pero la carne quemada había recubierto
una parte considerable de su boca, y sus ojos sin pestañas
parecían tener un tamaño menor al normal. La oreja derecha
se había pegado al cráneo, mientras la izquierda
había perdido la parte superior, y el hedor a carne quemada
seguía impregnando el ambiente a pesar del tiempo. La
visión solo duró unos instantes, pero fueron suficientes
para que todos los que la memoria de todos los que la vieron grabara a
fuego esa imagen por el resto de sus vidas.
El Hombre de Hierro volvió a cerrar su casco y siguió hablando:
- aho... perdón, un momento -el deformado héroe hizo una
pausa para tomar aire, pero a nadie le hubiese extrañado que en
realidad luchara por no empezar a llorar- Ahora ya saben porque he
estado ausente tanto tiempo, y porque mi voz suena un poco distinta.
Tuve que construir una nueva armadura con los materiales que pude
recuperar de la antigua para adaptarla a mi... nuevo... cuerpo
-paró nuevamente- así como improvisar un modulador de voz
que pudiera hacer mi habla comprensible, así como prepararme
anímicamente para volver. Pero ahora ya estoy listo y espero
volver a servir esta ciudad y mi empresa de la mejor manera posible.
- ¿Qué hay del nuevo Hombre de Hierro? ¿Se
repartirán el trabajo?
- ¿El nuevo...?
- Creo que se refieren a mí -dijo Rhodes aún en la
armadura de Máquina de Guerra mientras aterrizaba justo al lado
del Hombre de Hierro y le susurraba- ¿Chico, eres tú?
"¡¿Chico?!" pensó, pero se contuvo y también
susurró -sí compañero, soy yo. Así que ahora
me sustituyes, ¿eh?
- Dios, ¡no sabes que alegría volver a verte! No
creí que volvería a verte jamás. He oído tu
comunicado mientras venía hacia aquí. Venga, acaba con
esto y vámonos, tenemos mucho de qué hablar.
- Solo una pregunta más- dijo el Hombre de Hierro- ¿Si?
¿Usted?
- Ya que están los dos aquí, ¿Cuál va a ser
su relación con Industrias Stark ahora que a pasado a manos de
Fujikawa?
- Bueno... -empezó Máquina de Guerra- Verán...
- Verán señores -interrumpió el Hombre de Hierro-
la verdad es que tenemos motivos para creer que nuestro jefe Anthony
Stark sigue vivo.
"¡¿Qué?!" dijeron al unísono todos los
presentes. Y viéndose a venir la avalancha de preguntas que
seguirían, el Hombre de Hierro dio por acabada la rueda de prensa
emplazando a futuros comunicados y poniendo en marcha sus turbo-jets.
Máquina de Guerra le siguió, con el asombro reflejado en
su casco si tal cosa fuese posible.
- ¿Chico, de qué demonios estás hablando? ¡Tu
deberías saber mejor que nadie que Tony está muerto y
enterrado!
- Calma viejo amigo, ya te contaré lo que sé mas tarde.
Ahora mismo sólo tengo ganas de llegar a casa. Estos días
han sido muy duros para mí.
- Oh, Dios, perdona -se disculpó Máquina de Guerra- ya
había olvidado lo que... bueno, el que... vamos, te
llevaré a Mansión Stark. Vendimos tu apartamento de
estudiante cuando... bueno...
Y sientiéndose aún mas culpable que antes, Jim Rhodes cambió su rumbo.
Día Cero, Mansión Stark.
-¡Ja, ja ja ja! ¡Esto hay que mojarlo!- exclamó Jack
Frost al mismo tiempo que destapaba estruendosamente una botella de
champagne- Tome jefe, para usted.
- Gracias, "Jack".- dijo el Hombre de Hierro cogiendo una copa y
abriendo su casco- Sí, la verdad es que todo ha salido a pedir de
boca hasta ahora, pero no tenemos que confiarnos, aún estamos en
primera fase del plan.
- ¿Qué le dije, eh? ¿Qué le dije cuando me
pidió que le ayudara con todo esto? ¿No le dije que nadie
notaría nada con la armadura?
- La verdad es que no confiaba demasiado en que les engañase,
pero ese negro estúpido se sentía tan culpable que ni me
pasó un cuestionario de seguridad. Buen trabajo, Norbert.
- Ya le he dicho que odio ese nombre, jefe. Si me ha
de llamar de alguna manera fuera de testigos use mi nombre artístico.
Nada de P. Norbert Ebersol: El Arreglador, ¡maestro de la tecnología
criminal! Y a usted como le llamo, ¿Jefe? ¿"Hombre
de Hierro"? ¿"Tony"?
- Llámame por el nombre que tan orgullosamente heredé de
mi padre; ¡Helmut, el decimotercer Barón Zemo! ¡El
hombre que pondrá de rodillas este mundo! Solemnemente, El
Arreglador levantó su copa para ofrecer un brindis...
- Por el futuro, Barón.
- Por el futuro.
... y el mundo entero tembló al sonido de sus copas.
1.- Rhodes se unió al supergrupo mas poderoso
del mundo en los Vengadores #403.
2.- El crío de la infumable saga del "Iron
Boy" (#326 a 332 USA)
3.- Si, en Onslaught: Universo Marvel.
PROXIMO NÚMERO: ¡Más sobre el plan de Zemo y la presentación
de la nueva armadura! ¡Hasta entonces!
TINTA METÁLICA
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donativos? Enviad vuestras cartas a Tinta Metálica.
¡Hasta el próximo numero!
Sweet dreams...