HOMBRE DE HIELO VOL. 2 #11
Conclusión
Guión: Anti-X
Creo que he madurado.
O puede que siga siendo el mismo idiota de siempre.
Ya no importa.
Es curioso como solo la gente que ha vivido en un estado permanente de
violencia y guerra son los únicos verdaderamente capaces de entender el
significado genuino de la paz.
La tribu de Tripolis son mutantes pertenecientes a tres grupos distintos y
diferentes, que han estado masacrandose durante años hasta que decidieron
que podían vivir en paz.
Desde entonces he intentado ayudarles.
Y hoy, finalmente, sus palabras han llegado hasta el mas lejano lugar de su
planeta.
- Bobby.
Es la única persona de este miserable planeta a la que permito que me llame
por mi nombre.
Me giro hacía ella.
- Bobby ¿estas bien?
Ojala supiera contestarte, querida Seera, mi única amiga y confidente en
este mundo. Ojala.
Tres días antes.
Echamos al Nido de este planeta. Bueno, realmente mas bien lo intentamos, el
Nido no suele rendirse fácilmente. Después de estar a punto de conquistarlo
todo aun quedaban focos de infección y el Triunvirato ordenó formar un grupo
de busqueda y destrucción.
Saneamiento le llame yo.
Creo que nadie entendió la broma.
Me ofrecí voluntario a liderarlo. De hecho yo solo podía haberme ocupado de
todo, pero querían gente cerca mio.
Para vigilarme.
Desde la matanza del tren nadie acababa de confiar en mí. ¿Acaso vosotros os
fiariais de una persona que tiene a otra dentro de su cabeza?
Encontramos uno de los nidos del Nido.
Je je je...
Eran una especie de guaridas bajo tierra parecidas a colmenas.
- El Hijo de las Estrellas- dice uno de mis compañeros mientras se postra
ante mis pies.
- Eh, idiota. Levantate y dime la puta entrada a esta madriguera- después de
varios meses con Emma dentro de mi cabeza se me estaba empezando a pegar su
mala ostia.
*Me aburro. Sueltame, Robert* oigo rebotando en mi mente.
- Jodete, Emma. Aun no.
*Que te jodan a tí, niñato inmaduro*.
- ¿Que quiere decir, mi señor?
Las alabanzas y el trato que me ofrecian estos desgraciados era divertido al
principio, ahora simplemente me irrita.
¿Sienten la necesidad de tratarme como un Dios y a si mismos como basura?
Pues simplemente les seguiré la corriente.
- La entrada, escoria, dime donde esta la puta entrada.
- Allí- me señala-. Y hay tres o cuatro secundarias.
- No solo quiero guardias apostados en las salidas. Además quiero que los
voladores se ocupen de sobrevolar la zona por si hay alguna otra que se nos
halla pasado por alto.
- A sus ordenes.
- Si, lo que sea...- digo mientras me alejo en dirección a la entrada. El
plan era simple. Yo entraba, los masacraba y ellos vigilaban que no se nos
escapara ninguno.
Cada vez había menos trabajo. Este era el único que tenía en tres meses.
Empezaba a aburrirme.
*¿Ya puedes soltarme?*
- Me aburres Emma.
*Tu a mí mas, Bobby.*
- Nunca te he permitido que me llames así. Utiliza Robert.
*Ja.*
- Sabes que puedo mantenerte retenida eternamente si quiero. Bastante malo
es tenerte dentro de mi cabeza permanentemente.
¿No sabeis la historia de Emma?
Luego os la cuento.
En la entrada al tunel finalmente la libero al transformarme en mi forma
helada.
Miro mis manos. Hielo. Todo mi cuerpo.
Tengo una teoría. No es que mi cuerpo humano se transforme en hielo, sino
que simplemente desaparece o viaja a otro lugar. Como intercambio mi
consciencia crea una replica de hielo.
Supongo que de jovencito al tener miedo lo cree subconscientemente. Ahora me
doy cuenta que en mi forma de hielo puede adoptar el tamaño o forma que
quiera. Puedo crear una replica de un kilometro de alto o transformarme en
"Bobby, el Gato de Hielo".
- Gracias, cariño- afirma la Reina de Hielo al adquirir forma.
- No me llames cariño. Me pone a parir.
- De acuerdo, amor.
También podeis ver frente a mí a una preciosa mujer de hielo. Hecha igual
que yo, con una silueta que pondría a cien a cualquier camionero. Se llama a
si misma la Reina de Hielo. Siempre que active mis poderes ella tiene acceso
a los mismos y puede hacer cualquier cosa que yo mismo haga.
A veces incluso desafía algunos de los límites que yo me había autoimpuesto
inconscientemente.
¿Y por que puede hacer eso?
Porque esta dentro de mi cabeza. Yo soy el que manda, de eso no hay duda (ya
tuvimos un enfrentamiento acerca de ello hace siete meses) pero ella no
piensa irse de mi mente y dejarme a solas.
- Bueno, Robert ¿quieres destruir este Nido o te apetece otra sesión de sexo
tantrico en las cuevas?- dice mientras se acaricia su nuevo cuerpo helado.
- Destrucción. Hoy no me apetece sexo.
Entramos en la gruta y nos separamos físicamente.
Cualquiera pensaría que al crearnos cuerpos helados podriamos finalmente
tener intimidad en nuestros pensamientos.
Nah. Los cuerpos no son reales, solo replicas de hielo, simples marionetas
manejadas a distancia.
Nuestras mentes siguen juntas. Aun me sigue dando el coñazo. No importa la
distancia que separe a "nuestros cuerpos".
Una vez hicimos un experimento. Cada uno en una punta de este miserable
planeta.
*¿Que te parece? acabo de encontrar a un grupo de siete esclizoides.*
Aun la seguía oyendo perfectamente dentro de mi cabeza.
La voz de una mujer muerta.
*Oh, mierda.*
*¿Que pasa, Emma?*
*Me han destrozado el cuerpo, tardaré un par de minutos en recuperarme. Pero
había un tio muy peligroso con ellos. Poderes explosivos.*
*De acuerdo. Intentaré darle alcance antes de que llegue a la salida.*
Me deslizo, como en los viejos tiempos. Gracias a mi visión de calor veo a
los bichos del Nido antes de que ellos me vean a mí.
Siete a un lado y cuatro al otro.
Ni siquiera me molesto en ser creativo y los congelo. A mi paso se
convierten en estatuas de hielo.
Únicamente gente del poder de Legión podría sobrevivir a este ataque. Sigo
mi camino en busca del tipo que ha conseguido neutralizar el cuerpo de la
Reina de Hielo.
Finalmente veo un grupo que se ajusta a las especificaciones de Emma.
- Quedaos helados.
*Je je je... Muy buen chiste, Robert, aun no lo había oido.*
- Callate, Emma, o me transformo en humano y les dejo que me infecten.
Los alienigenas me miran extrañados y se preparan a atacar.
*No te atreverias.*
- Lee mi mente, querida. ¿Crees que no?
*Perdoname, Robert.*
Ultimamente estoy estresado. Diría que se trata de un mal día si no durara
ya mas de cuatro meses. Al menos, la zorra se disculpa. Realmente no es tan
mala como podría parecer. No esta mal tener a alguien con quien hablar.
Ojala pudiera activarla y desactivarla a voluntad.
Aunque sería injusto para ella.
Lanzan sus ataques. Me escondo detrás de un escudo.
*No le ataques con hielo. Es inmune* aconseja la Reina de Hielo.
- Ok.
Creo una especie de viga que destroza el techo y lo deja caer sobre
nosotros.
Miro a mi alrededor.
Rastros de calor, apagandose.
Ok. Todos muertos. Misión cumplida.
- Ya estoy aquí, Robert.
- ¿Quedan muchos bichos?
- No lo creo. Los informes eran de una veintena. Quizá quede media docena,
como mucho... Y este debe ser el último nido.
- Ahora si que estoy de humor.
El sexo entre seres de hielo unidos telepaticamente es curioso. Físicamente
puedes adoptar cualquier forma pero tus sentidos son diferentes a los de un
cuerpo normal.
Mentalmente ella me transfiere imagenes de sus anteriores experiencias.
Y creedme Emma Frost tiene mucha experiencia.
Sexual.
- Evidentemente no podemos rastrear TODO el planeta, pero nuestros psiquicos
cubren las mas grandes ciudades. Estan totalmente seguros de que no hay mas
nidos.
- Me alegro, Seera.
- El Triunvirato quiere mostrar su apoyo y agradecimiento públicamente.
*Y de paso hacerse una foto contigo* comenta Emma.
- Y de paso hacerse una foto conmigo- hay algunos comentarios de Emma que me
parece una lastima que se pierdan los que no estan dentro de mi cabeza.
*Je je je...*
- No tienes por que comportarte así. Has estado muy desequilibrado desde la
muerte de Lev.
- ¿Muerte? Yo pensaba que había sido un suicidio.
- Su... Su suicidio.
Casi nadie se atreve a admitir enfrente mio lo que todos saben. Que soy
culpable indirecto de la muerte de Lev.
Emma no se atreve a bromear mentalmente sobre el tema. No se siente suicida.
- Suicidio.
Seera se levanta bruscamente e incomoda.
- Te dejo a solas. Mañana el Triunvirato quiere verte.
Se marcha, cerrando tras de sí la puerta.
*Robert...*
- Callate, Emma. Ya que nunca puedo estar a solas me gustaría que al menos
lo pareciera.
*Lo siento...*
Emma se esta haciendo blanda. Y yo me estoy haciendo mas duro. Poco a poco
se invierten los papeles.
¿Quereis saber lo que ocurrió con Lev?
La chica quedo desequilibrada después de mi despedida del Mundo Mutante
cuando aun estaba con Factor-X.
Cuando volví ni siquiera se atrevía a hablarme. No sabía que decirme. Ni yo
sabía que decirle hasta que Emma se activo dentro de mi mente y comenzamos a
compartir este nexo mental.
Mi nueva compañera mental fue muy util, me ayudo a analizar mis
sentimientos, me ayudo a recuperar a Lev.
Solo que yo no quería a Lev. Me acabe hartando de ella. O quizá fue ella la
que se dio cuenta de que no teniamos ningun futuro.
Los trios no suelen funcionar. Emma y yo no nos podiamos separar así que fue
ella la que tuvo que irse.
Una semana después y durante un polvo de "propina" se suicidó volando hasta
la atmosfera, donde no existía oxigeno que su forma de fuego pudiera
consumir.
Su cuerpo quedó flotando allí durante días hasta que Emma y yo lo
recuperamos. Nos pareció propio que sus cenizas ardieran en una pira
funeraria.
A veces creo que Emma lo sintió mas que yo. Creo que estaba empezando a
enamorarse de Lev.
Lastima que yo la estuviera empezando a aborrecer y cortara la relación.
Matandola.
El Triunvirato me rinde honores.
Los tres mutantes mas poderosos de Tripolis y posiblemente de todo el
planeta me dicen lo importante que soy.
Veo bajo nuestro balcón a mutantes hasta donde alcanza la vista. Tripolis se
ha convertido en la capital del planeta ya que desde aquí es donde se
realiza el comercio con los Shi'Ar.
La población se ha triplicado.
La burocracia también.
Parece que todos tienen algo que ganar con el comercio.
A mí no podría importarme menos.
En mis aposentos privados.
- ¿Emma?
Silencio.
- ¿Emma? Se que estas ahí, noto un escozor en el fondo de mi mente...
*¿Eso es lo que soy para tí? ¿un escozor?*
- No te pongas borde conmigo, pequeña.
*Si vamos a discutir quiero que sea en tu forma helada. Con cuerpos
diferentes.*
- Podriamos hablar exactamente igual mentalmente.
*No. Si quieres discutir quiero un cuerpo.*
- No eres nadie para dictar las normas- le digo, manteniendome en mi forma
humana.
*Ya pasamos por esto. TU eres el que manda. El que tiene la sarten por el
mango y el que dicta las normas... Pero no soy tu esclava. Merezco un
respeto y si quieres discutir algo serio quiero al menos la apariencia de un
cuerpo. Que al menos parezcamos iguales.*
Me mantengo en silencio.
- Lo siento- digo mientras activo mis poderes y paso a mi forma helada,
permitiendo así a Emma tener acceso a ellos para crearse una replica
femenina de su cuerpo.
- De acuerdo, ahora podemos hablar.
- Emma...
Me mira a los ojos.
- Oh, Bobby...- dice mientras pone su suave mano de hielo en mi mejilla y
comienza a besarme- Bobby...
- No nos queda ya nada que hacer aquí. Nada.
Ella funde su cuerpo de hielo con el mío, experimentando ambos algo parecido
a un orgasmo.
- ¿Que vamos a hacer, Emma?
- ¿Que crees que deberiamos hacer, Hijo de las Estrellas?
- ¡¡Dios!!- me separo bruscamente.
- ¿Que coño te pasa, Robert?
Le miro despreciativamente.
- ¡Joder! Eres como un puto psiquiatra... Respondes a preguntas con
preguntas. ¡Quiero respuestas!
Ella me mira muy seria. Demasiado.
- Calmate. Analiza lo que sientes y cuando estes dispuesto a hablar
tranquilamente me lo comunicas.
Su avatar helado se deshace.
- ¡¡MIERDA!!- de un pensamiento congelo no solo mi estancia sino todo el
puto edificio.
No es la primera vez.
Miro las estrellas, tumbado de espaldas en el suelo.
Creo que quizá sería un buen momento para explicaros lo de Emma.
Si, Emma Frost, la Reina Blanca... Aunque ahora prefiere que le llamen la
Reina de Hielo.
Todo empezó hace mucho tiempo, cuando aun estaba en la Tierra. Ella se metió
a escondidas en mi cuerpo cuando una telepata mas poderosa llamada Jean Grey
le quitó el suyo propio. Jean pensaba que iba a morir.
Emma se mantuvo encubiertamente en mi cuerpo sin mostrar su presencia.
Cuando lo hizo anulo por completo mi personalidad.
Por completo.
Mas adelante Emma ya con su cuerpo me intento ayudar a superar los bloqueos
mentales que me había autoimpuesto respecto a mi poder mutante. Me abrió
nuevos mundos que explorar.
Y fueron siendo explorados poco a poco.
Pero eso no es mas que el comienzo de una larga relación. Poco antes de irme
de la Tierra para siempre ocurrió algo que no me di cuenta hasta después de
llegar al Mundo Mutante.
Emma Frost había tenido una experiencia bastante desagradable con un ser
superpoderoso llamado... Bueno, no recuerdo el nombre, pero lo que si que
recuerdo es que eso acojonó a Emma un monton.
Decidió crearse un seguro. Pensó: "Si voy a morir, mejor será tener un plan
de contingencia". Y dado que era telepata decidió crear una copia de
seguridad de su psique por si acaso le mataban.
¿Y quien mejor que yo para servirle de anfitrión? Supongo que esto de las
transferencias de mentes no debe ser tan fácil como parece, necesitaba
alguien compatible y que le aceptara.
Puso dentro de mi mente un apartado dedicado a ella. Un espacio pequeñito
donde ella residía (supongo que utilizó alguna parte de mi cerebro que no
estuviera utilizando, con lo que seguramente tuvo mucho donde elegir).
Y cuando la Emma Frost de la tierra murió ella surgió de las tinieblas.
"Aquí estoy de nuevo" debió pensar, aunque como es evidente en una copia de
seguridad, solo recordaba hasta el momento de "imprimir" su psique sobre mí.
Osea antes de venir al Mundo Mutante. Justo durante nuestro último acto
sexual sobre la Tierra.
Deberiais haber visto todas mis reacciones cuando noté que tenía compañía
dentro de mi mente. Pase por un monton de etapas.
Etapa "te odio, pirate de mi mente". Etapa "si te ignoro seguramente
desaparezcas". Etapa "he dejado de culparte, pero quiero estar a solas".
Etapa "hay que buscar una forma de que ambos tengamos cuerpos separados".
Hasta que finalmente ambos aceptamos la situación.
Notese el "ambos". A ella tampoco le hace ninguna gracia el tener que
compartir nuestro cuerpo.
De hecho intentó matarme y tomar el control. No consiguió ni uno ni lo otro.
Seré sincero. Yo también intenté matarle.
Pero es totalmente imposible. Al imprimir sus recuerdos en una parte de mi
cerebro, no tiene ningun tipo de poderes telepaticos.
Estabamos atrapados el uno con el otro...
Y cuando lo aceptamos no era tan mala situación. Somos capaces de mantener
pensamientos independientes y ninguno de los dos tiene acceso a los
recuerdos del otro. Ambos vivimos en un mismo cuerpo cuando estoy en forma
humana, pero en forma helada solo estamos limitados por nuestra imaginación.
Además he descubierto que soy el que tiene el control. Por primera vez en su
vida Emma sabe que ahora soy yo el que mando. No es que pueda destruirla,
pero si que puedo confinarla a este cuerpo humano que yo controlo donde
únicamente me tiene a mí como compañía.
¿Sabeis lo que se dice?
"El roce hace el cariño".
Desde que apareció poco a poco hemos llegado a comprendernos como únicamente
les ocurriría a una pareja con un vinculo mental. Mucho mas supongo.
Cuando Lev murió pasamos una mala epoca. Ambos nos deprimimos. Ambos nos
odiamos, nos echamos en cara muchas cosas.
Fue una noche cuando me dí cuenta de que nos comportabamos como una pareja.
Ella ya se había dado cuenta mucho antes, pero tenía miedo de saber como me
lo tomaría yo.
Ahora estamos atados el uno al otro.
Hasta que la muerte nos separe.
- Emma, lamento estar tan borde- cuando me dirijo a ella suelo hablar en voz
alta. Se que puede oirme a traves de mis propios oidos.
¿Sabeis que ella empezó siendo la "dura" de la pareja? Yo era el blando.
Como suele ocurrir en las parejas, poco a poco se invirtieron los papeles.
*Activa el modo helado.*
- Si. Lo siento- quiere adoptar su forma de Reina de Hielo. Para hablar de
igual a igual. Se lo concedo.
- Dime.
- He estado pensando.
- ¡Aleluya! Hagamos una fiesta, Robert Francis Drake se ha parado a pensar.
- Callate.
Ella decide guardar silencio.
- Desde que Lev murió- continuo- nuestra vida ha sido una mierda.
- ¿Propones que nos busquemos una putilla?- Emma siempre ha sido bisexual.
Cuando ha querido un hombre me ha tenido a mí y respecto a mujeres nunca
hemos discutido por aceptar a una chica en nuestra cama.
- Si. No estaría mal un rollito para darle chispa a nuestro "matrimonio"...
- Con tu cuerpo y mi mente aconsejando no será dificil- sonríe Emma desde su
cuerpo helado.
- No es solo eso.
- Aham...
- Estoy harto de este lugar. De esta peste de planeta de mutantes
deformes...
- Yo también.
- He pensado que deberiamos volver a la Tierra.
Ella mantiene un aspecto grave. Tiene miedo, lo se. Tiene miedo de que lo
que sea que la mató por primera vez descubra la forma de matarle por segunda
vez.
A mí no me preocupa. No creo que exista algo que pueda hacernos daño en
nuestra forma helada.
Me mira con una pregunta en su cara.
- ¿Finalmente me presentarás a tus padres?- dice bromeando.
- No creo que te acepten- le devuelvo la broma.
- Pero si sabes que puedo ser una chica educadisima.
- ¿A la Tierra entonces?
- Donde el destino nos lleve.
Y ambos comenzamos a elevarnos hacía las estrellas.
Final de esta serie.
MUNDO MUTIE
Creo que esta es la tercera serie que recupero del limbo.
Vigilar la periodicidad de vuestras series si no quereis que os las quite.
AntiX.