Hebe: Hija de Zeus, camarera de los dioses y antigua esposa de Hércules.
Resumen del capítulo anterior:
Convertido en bedel del equipo de baloncesto de los Leones de Nueva York,
Hércules asiste a la caída de un meteoro en la cancha en pleno partido del
que salió una pequeña bolita amarilla, que al chocar con el uniforme vacío
de la mascota del equipo hizo POP. Como invitado especial hoy tenemos al
imparable Juggernautt.
POP
La cancha está vacía. La pequeña bolita desaparece en una espesa nube
amarilla. Hércules, el gigante pelirrojo, María Egarov y Ian Olaos observan
el fenómeno. Cuando la nube desaparece, la bolita se ha transformado en un
leoncito diminuto que flota a unos centímetros del suelo, bamboleándose.
- Guau. - ladra.
Los cuatro se miran entre sí.
- ¿Es el whisky o ha ladrado de verdad? - dice Olaos.
- ¿Aparece un león diminuto surgido de un meteorito alienígena y le extraña
que ladre? - dice Egarov con su acento eslavo.
Olimpo.
Atenea ignora completamente las imágenes de estanque. Está amontonando
libros en un rincón. Zeus, por el contrario, está lleno de curiosidad.
- Hija, ¿por qué no miras?
Atenea hace surgir fuego de su mano y enciende una hoguera con los libros.
- ¡¿Pero qué haces?! ¡¡Sí eres la diosa del conocimiento!!
- Por eso. Son de Harry Potter.
- Ah.
Tierra
Cientos de bolitas amarillas han empezado a caer del meteoro y hacer POP. En
la cancha ya no queda nadie más aparte de nuestro héroe, sus dos amigos y el
imparable Juggernautt - aunque los otros tres no sabes que él quien es en
realidad, al igual que ocurre con Hércules, que sólo sabe que es él mismo
aunque no sepa que el otros es el que es, lógico, ¿no? -.
Olaos empieza a tener cara de preocupación.
- ¿Y sí se acaba el oxígeno?
- Mire que llega a ser idiota. - murmura Egarov, que, absorta en la
contemplación del fenómeno, se distrae un segundo para insultar al tío
repugnante.
Una nube de leoncitos amarillos invade "El Coliseo". Juggy y Herc están
absolutamente alucinados, al igual que sus dos (a)normales compañeros. El
primer leoncito se acerca a Caín Marko.
- Guau. - le ladra en la cara.
El otro no sabe como reaccionar. Un segundo leoncito se acerca a Olaos.
- Guau.
- Oi, mirad que mono el engendro extraterrestre. - dice mientras trata de
acariciarlo con un dedo. - Cuchi cuchi, ET, cuchi cuchi.
- Guau.
De los ojos del animal surgen dos rayos de energía que mandan,
simultáneamente, a Marko y Olaos al otro lado de la pista.
- HIJOPUTA EL BICHOOOOOOOOOOOOOOO
Hércules, mitad contento mitad indignado, decide que lo mejor es comportarse
heroicamente, y golpea con todas sus fuerzas al leoncito más cercano. Con
todas sus fuerzas mortales, por lo cual el alien apenas retrocede un par de
centímetros algo desorientado. Por respuesta, todos sus congéneres
contraatacan, pero cambiando de táctica, en lugar de dispararle rayos
cósmicos, se lanzan todos sobre él a mordiscos y zarpazos. Egarov consigue
agarrar una mano que sobresale entre la maraña de minisimbas y arrastra a
nuestro heroe a la mayor velocidad que puede.
- ¿Cómo se le ocurre? ¿No ve qué esas cosas son peligrosas?
- Por las cavernas del Hades qué jamás creí verme en semejante situación.
- Ahora se pone a delirar... Espero que el destino del mundo no dependa de nosotros.
Olimpo
Hermés bebe ambrosía de la botella con bastante poca educación. Hebe, hija
de Zeus y de Hera, que vive con el encargo eterno de servir al resto de los
dioses en sus grandes comilonas, y también ex-esposa de Hércules, mira con
desagrado al mensajero.
- Suelta la botella. No es cerveza mortal.
- ¿Ah no? Pues yo diría que se le parece mucho. La espuma, el color amarillo...
- Sigue así y terminarás diciendo que la ambrosia es esfinter de asno. -
dice mientras le arrebata el recipiente.
- Eh, eh, no te lo lleves... Si me la devuelves te cuento un cotilleo.
Hebe suspira.
- No me interesan las historias de cama de Afrodita...
- Bah, no seas tonta, eso ya no le interesa a nadie... Pero si se algooo...
- añade con tonito infantil. - Se donde está Heeercuuleesss...
Tierra.
Caín Marko está muy cabreado. Arranca una de las canastas y la utiliza para
chafar a un grupo de leoncitos flotantes contra el suelo, convirtiéndolos en
un liquidillo amarillo que da la impresión de ser el resultado de meter un
pikachu en la licuadora. El villano, o semihéroe, al ver que el invento
funciona, se lanza contra las nubes que quedan blandiendo arriba y abajo su
arma.
- Alucinante. - dice Egarov.
Hércules se pone en pie de un salto.
- Es mi deber ayudarle.
- ¿Puede usted arrancar la otra canasta? - le contesta ella irónica.
- Hum... - Zeus no parece dispuesto a devolverle su fuerza, asi que nuestro
heroe mira a su alrededor en busca de un arma contundente.
Olaos se despierta y se acerca a ellos.
- Guau. - les ladra.
Egarov le da un empujoncito en un hombro que en su estado lo hace recular
hasta caer en el charco de pure de leoncitos.
- Tengo que limpiar todo este zumo de Pikachu. - dice el trompa poniéndose
en pie y cogiendo la fregona, que moja, estruja y aplica al charco con más
pericia que cuando estaba sobrio. Sorprendentemente... - Vaya, se
disuelve...
- ¿Se disuelve al contacto con el agua? - pregunta Herc.
- Pfff, que recurso de peli mala de ciencia ficción. - critica Egarov a su
creador.
Ignorándola, ni corto ni perezoso el poderoso Hércules arrebata la fregona y
el cubo a su compañero y se lanza contra la nube de ridículos alienígenas
dispuesto a acabar con esa terrible amenaza de una vez para siempre.
Olimpo
- Bueno, parece que de vez en cuando usa el cerebro. De forma ridícula, pero
al menos lo usa.
- Eres cruel con tu hermano, prudente Atenea.
- ¿Yo? ¿Quién lo ha devuelto a la Tierra sin su divinidad?
- Er...
Tierra
El primer fregonazo hizo caer a más de una decena de inocentes leoncitos.
Respodieron dejando por un instante en paz al Juggernautt y lanzándose sobre
Hércules a rayo laser limpio, lo cual hizo que volase de regreso a la otra
punta de la pista, claro que soltó el cubo, que, haciendo una parábola en el
aire, derramó su contenido sobre los invasores extraterrestes, disolviendo a
bastantes y dejando a unos cuantos a merced de Juggy, que los espachurró
contra el suelo.
Egarov y Olaos desincrustan al león del Olimpo de las gradas del fondo.
- Muy bien, ahora se ha acabado el agua y quedan muchos.
Olaos coge los otros dos cubos cercanos, que están vacios.
- Iré al servicio y así reuniré suficiente hache tres o como para hundir el
Titanic otra vez.
Y sale corriendo de forma torpe. Una nube de leoncitos amarillos se acerca a
ellos con aviesas intenciones mientras otra, recompuesta de un charco que no
fue mojado a tiempo, ataca con renovadas fuerzas a Caín Marko.
- ¿Cómo vamos a defendernos?
- Está muy claro. - contesta Hércules.
Y, cuando el primero de los bichejos está a punto de atacarle... le escupe.
- Ptuaj.
El contacto con la saliva lo disuelve.
- Asqueroso pero efectivo... - reflexiona la croata.
Tras lo cual comienza a escupir como una ametralladora.
- Ptuaj, ptuaj, ptuaj...
Olaos llega cargando los dos cubos con agua rebosando y los tira sobre los
aliens.
Muchas carreras al servicio y gargajos después, todos los pequeños invasores
han sido destruidos, borrados de la faz de la Tierra. El mundo está a salvo
una vez más gracias a la fuerza salival de HÉRCULES.
Que se sienta reventado en el suelo de la cancha de baloncesto bebiendo
avidamente de uno de los cubos puesto que se le estaba deshidratando el
paladar.
- Diox, que trabajito ha costado. - dice Olaos
- No me cansaba tanto desde mi época en la selección olímpica yugoeslava. -
dice Egarov.
- Tántalo es una nenaza... lo castigarían toda la eternidad sin beber pero
al menos no se la tiene que pasar escupiendo. - dice Hércules.
Olimpo
- Padre, ésta aventura ha sido totalmente grotesca y sin sentido.
- ¿Qué dices, hija mía? El poderoso Hércules ha aprendido a enfrentarse a
los problemas que vive a diario como superheroe desde el punto de vista de
un hombre mortal normal y corriente, como planee desde el principio.
- Planeábais que vuestro hijo se enfrentase al imparable Juggernautt en una
pelea de forzudos. Si Hércules ha aprendido algo no ha sido gracias a vos.
- Uh... Bueno, pero prométeme que no se lo dirás a él.
Tierra, dos días después.
Hércules y Ian están de nuevo a la cola en su ETT favorita, preguntándose
que humillante encargo les tendrá reservado Euristein. Alguien los toca en
el hombro con la fuerza y firmeza, se vuelven sobresaltados para encontrarse
a la balcánica María Egarov.
- El equipo tuvo que prescindir de las cheers-leaders para poder permitirse
arreglar los desperfectos, así que aquí me tienen, sin nadie a quien
entrenar.
- Vaya, orgullosa señora, es para nosotros una noticia fúnebre conocer...
- Stevie, tío, vuelves a hablar raro, ¿seguro que no eres albanés?
Egarov los mira con censura.
- La cuestión es que al saber que contribuyeron a salvar la cancha me dieron
esto para que lo entregará a ustedes, como premio. Espero que sean de sus
tallas.
Les extiende dos sudaderas de chandal de color rojo, con el emblema de Los
Leones. Llevan un gorro por detrás con aspecto de la quijada del animal,
como si hubieran desollado a uno y fabricado con su piel la prenda. Hércules
la sopesa entre las manos.
- Mmmm...
LAS COLUMNAS DE HERCULES
Mochiles mochales... Tercer número de esta serie, blablabla. Puck no da
señales de vida, no sé ni porque lo sigo acreditando.
Saludos
José A Cano/Advenedizo