PORTADA: La portada se divide en dos por una línea vertical en el centro. En la mitad izquierda tenemos a Guido, vestido con un smoking blanco con una copa de champán en la mano, en lo que parece una fiesta opulenta, rodeado por invitados que ríen. Entre ellos, al fondo, puede verse a Sebastián Shaw y a Frank Leroy. En la derecha, Carter y Martinique se arrastran por el fango entre sombras. La luna y la forma que están delimitan sobre ellos indican que se trata de un bosque.
Status de Factor-X: Forja, Dominó, Shard, Hombre Múltiple, Fortachón, Random, Noche, Fiambre, Lapsus, Terremoto, Mondo, Mente Maestra, Empática, Chica Ardilla, Electroshock, Comando Escarlata, Mole, Mística, Siena Blaze y Caliban.
Inquilinos del Nido de las Águilas: Valerie Cooper, Chevil Cooper, Senador Robert Kelly, Arthur Stern (miembro del Comité Mutante y amigo de Val), Louis Antílope Intrépido (joven navajo encargado de seguridad y asistente personal de Forja), Mae (secretaria de Val, tiene ocho brazos) y Ariel (antigua miembro de los Ángeles Caídos, llegó pidiendo ayuda). Además está el personal médico y de mantenimiento, pero ninguno de ellos tiene acceso a las diez plantas superiores, el verdadero cuartel general de Factor-X, donde entrenan y llevan a cabo su actividad diaria. El edificio es controlado por Doug y Lock como ordenador central. Podemos considerar que Warlock es el hardware y la conciencia de Doug Ramsey el software. Como ya hicieron muchas veces cuando aún Doug estaba vivo, el alienígena se deja “dirigir en combate” por su amigo, el cual ha quedado convertido en el fantasma dentro de la máquina.
En este numero:
Factor–X Estrella: Fortachon, Terremoto, Lapsus, Noche, Mondo y Hombre Multiple.
Factor-X Negro: Domino, Random, Mistica, Electroshock, Mente Maestra y Hombre Multiple.
Carter se despierta con el sonido irritante de su despertador. Se había dormido sin haberse cambiado de ropa y aun llevaba su uniforme de Factor-X. Era la segunda vez en una semana.
Se levanta dolorido.
Considera por un momento ducharse (apestaba lo suficiente).
- ¿Que mas da? Volveré a estar sudado en unos minutos- bosteza-. Puto entrenamiento.
Al ser elegido como miembro de Factor-X Negro se sintió orgulloso de la confianza depositada sobre él, pero poco quedaba de ese sentimiento tras casi diez días de entrenamiento intensivo. Según Dominó, la líder de FXN, él y Martinique aun estaban demasiado "verdes". La jefa desaparecía junto con el resto del equipo para misiones secretas mientras los dos jovencitos se esforzaban en cumplir con la tabla de ejercicios y simulaciones que les habían programado.
La sala de entrenamiento estaba vacía.
- Que raro.
Reconoce un la letra de un mensaje pegado a la pared.
"Al hangar, retrasado".
Era Random.
- ¿Lo de retrasado será un doble sentido?
La mujer que recibe a Factor-X es menuda, nerviosa, miope y morena. Las gafas redondas y la gesticulación le dan un aspecto ratonil y laborioso, casi de dibujo animado, pero Guido Carosella le encuentra cierto atractivo que no es capaz de definir muy bien. Le alarga una mano pequeña, seca y cuidada que procura estrechar con delicadeza entre sus dedazos.
- Buenas tardes, Mr Carosella, soy Rose Quenton, una de las nuevas asesoras de imagen del equipo, encantada de conocerlo. Por favor, pasen y conocerán a mis compañeros.
La habitación en la que van entrando los miembros del Equipo Estrella es pulcra y luminosa, pero cómoda. Un par de sillones y un gran sofá se sitúan en la orbita de una mesa rectangular de diseño sobre cuya superficie bruñida se han colocado las bebidas y algunos aperitivos. Noche, Maxine, Tat, Mole, Mondo y Madrox saludan sucesivamente a la mujer y se acomodan en el interior. Los esperan dos personas más: un hombre alto y delgado, sonriente, peinado a la moda y vestido, si no con gusto, al menos con dinero; con él, una mujer algo más alta, con una melena larga y rubia que le llega casi a la cintura, muy maquillada y la de vestuario más cuidado. Se llaman Carl Banks y Marcie Nash. Los asesores parecen un trío singular: Rose es la amable, Carl el animoso y Marcie la agresiva. Es la primera en intervenir:
- Sus trajes están bien, me gusta el diseño, sencillo pero impactante. Aunque no los llevarán puesto siempre, claro – camina mientras habla, sus compañeros asienten a sus comentarios, Factor-X la sigue con la mirada en su paseo –. Lo importante es la visión que queremos transmitir, hay que tener muy claros los objetivos.
Se detiene en medio de la sala y observa a los mutantes detenidamente. Parece estar midiéndolos.
- Hay que definir los papeles en éste equipo.
- ¿Papeles? – Noche compone un mohín de extrañeza.
- ¿Faffelez? – Mole habla con la boca llena de aperitivos.
- Si, claro – interviene Carl, con gesto afeminado, al tiempo que posa una mano en el hombro de Guido –. Mr Carosella, por ejemplo, será la estrella. Es el más famoso y al mismo tiempo el líder.
Marcie se abalanza sobre Tat y Maxine y, mientras señala alternativamente a uno y a otro con el dedo, les espeta:
- Vosotros dos sois pareja, ¿no?
- Eh, sí – murmura ella.
- ¡Perfecto! – celebra con entonación castrense la relaciones públicas – Es más, ¡fantástico! La imagen de Tat es perfecta, el joven inconformista. Y tú eres una niña bien de buena familia, ¡nada menos que la hija de Albert Thompson!
Maxine frunce el ceño. No le gusta que se mencione demasiado a su familia. Aunque fue su padre quien la ayudó a convertirse en superhéroe no quiere aparecer siempre a la luz pública como una “niña bien”. Ni tampoco como “la-novia-de-Tat”. Demonios, le gusta ser famosa pero este nuevo plan empieza mal.
Rose se acerca a Mondo y le da una palmadita amistosa en la panza.
- Tú también eres muy interesante.
- Gracias – responde con tranquilidad. Sonríe y la mujer le corresponde.
- Sí, claro que lo eres – Carl se ha levantado –. Nos hemos repasado todas tus apariciones públicas defendiendo el medio ambiente, los derechos de los animales, el pacifismo, la resistencia no violenta... ¡tienes carisma! Y además atraerás a un público alternativo pero distinto al de Tat: hippies, progres, vegetarianos, etc...
- Yo no soy vegetariano.
- Bueno, eso no importa.
Marcie, mientras tanto, ha rodeado el sofá, situándose justo detrás de Noche y Mole. Pone una mano en el hombro de Claire y otra en el de Dukes.
- Tu, Mole, debes resultar simpático. Los gordos sois todos simpáticos. ¿Qué chistes sabes?
- Me cago en tu puta madre.
- ... - se vuelve hacia Noche, le sujeta la barbilla con escasa educación y menos delicadeza – ¿Eres hispana, querida? Casi lo pareces.
- Eh... soy de Boston.
- ¿Católica? Sé que eres enfermera.
Claire se libera de la garra de la asesora. Guido y Jamie han fruncido el ceño casi instintivamente, pero tras verse mutuamente las caras hacen esfuerzos para no reírse y que Noche lo tome a mal.
- No soy practicante. Y...
Silencio. Marcie, Carl y Rose pestañean al unísono mientras esperan que continúe.
- ¿Sí, querida?
- Eh... Bueno, yo... - mira a Jamie, luego a Maxine, vuelve a Jaime – Oiga, no quiero salir mucho por la tele ni en las revistas, ¿de acuerdo?
Marcie hace una mueca, Rose le sonríe.
- Bueno, ya arreglaremos estos problemillas más tarde. De momento tienen mucho que hacer aquí en Nueva York – la mujer vuelve a hablar mientras anda, saca una agenda electrónica de un bolso y la consulta –. Para empezar esta noche tenemos su primer acto público. Están todos invitados a una fiesta benéfica a favor de los niños mutantes huérfanos en el edificio “El Cisne”.
- ¡La sede del Club Fuego Infernal! – salta Mondo, para sorpresa de todos.
El viaje resulta bastante largo. Alrededor de tres horas.
- ¿A donde vamos?- pregunta Carter.
- Fuera de territorio americano- contesta secamente Random-. Tengo una prueba que me gustaría que pasarais.
Carter pensaba lanzar otra pregunta pero la mirada del antiguo cazarrecompensas le disuade de ello.
Su otra compañera, Martinique, dormía dándoles la espalda. Era extraño como pese a la cantidad de horas que Carter había pasado con ella apenas había conseguido entrar en contacto. A veces le trataba de forma cordial y otras le ignoraba por completo.
Frente a la perspectiva de pasar todo el viaje en silencio Carter se atreve a hablar de nuevo.
- ¿Que tal las misiones?
- Mal.
- Bueno, a ver si acabamos pronto el entrenamiento y así os podremos echar un cable.
- Tal y como estáis nos serían mas útiles una pareja de rabinos, al menos a ellos no les dispararían nada mas verles.
- Je. Eso podría ser considerado...
- Cállate - Random mantiene un completo silencio.
El avión se mantiene estático en el aire. Utilizando una plataforma Random, Martinique, Carter y un enorme paquete de dos por dos metros aterrizan sobre un frondoso bosque de miles de hectáreas.
- Árboles hasta donde alcanza la vista- murmura asombrado Carter-. ¿Que hemos venido a hacer aquí?
- Esta será vuestra iniciación. Si lo superáis, estáis dentro.
- Je. Si, una de esas excursiones rollo supervivencia durante un par de días. Si lo llego a saber me ducho esta mañana.
Martinique mira la luna llena.
La plataforma toca el suelo en un pequeño claro.
- Os esperaré a dos días de marcha en dirección al oeste- afirma Random mientras deposita la caja en el suelo.
- ¿Tenemos que cargar con todo eso?- pregunta Carter refiriéndose al objeto.
- No. Se abrirá en tres horas.
- ¿Cómo? ¿Qué contiene?
- Algo peligroso. Nos veremos en dos días. Espero que quede al menos uno de vosotros vivo, un equipo de cuatro personas es algo aburrido.
Dejando a Carter boquiabierto, Random vuelve con su plataforma al avión.
Cuando Factor-X irrumpe en la sala, todas las cabezas se vuelven para observarlo. Guido camina el primero, sonriente, encantador, elegante, carismático... El smoking blanco de moléculas inestables se le ajusta como un guante. Tat y Maxine lo siguen, con vestuario recomendación de los asesores. Tat lleva una camisa “de diseño” con las solapas levantadas, y hasta le han cambiado el peinado para darle un aspecto lo más chulesco posible. A Noche, acompañada de Jaime, los tacones la están matando. La Mole, orondo y maleducado, empieza a devorar canapés en cuanto se le ponen a tiro. Finalmente Mondo, menos sosegado que de costumbre, empieza a sentirse como un pulpo en un garaje. Marcie Nash y Carl Banks les hacen de improvisados guías
No es Shaw en persona quien los recibe, sino Tessa, seguida de varios periodistas que los fotografían. Marcie y Carl dirigen sutilmente a los mutantes – un susurro, una mano en el hombro – para indicarles a quien deben atender o donde deben colocarse. Guido lo hace todo con naturalidad, se mueve como pez en el agua, no tiene problemas con el ambiente. Jamie hace lo que puede, aunque discretamente un duplicado y Noche han logrado escapar de los flashes. Tat y Maxine, por su parte, se desenvuelven algo mejor, acostumbrados a la celebridad de los Cachorros. Mondo soporta el acoso con su apacible actitud habitual, aunque Maxine no puede evitar notar cierta inquietud en sus movimientos. Finalmente tenemos a Mole:
- Mr Dukes, ¿qué piensa de los rumores que lo acusan de fomentar la obesidad mórbida?
- Besa mi mórbido culo – canapé al buche –. Ñampf.
Guido se acerca a una mesa donde ha localizado a un conocido.
- Senador Leroy, cuanto tiempo. Me alegré cuando supe que salió elegido.
El político mutante, en la parte buena de su ciclo en la cual la piel no se le cae a tiras, corresponde al apretón de manos y sonríe.
- ¡Carosella, me alegro de verlo! ¿Ha traído a todo Factor-X con usted?
- No, sólo a parte de él, sólo a los guapos.
Un eructo de la Mole resuena en toda la sala.
- Bueno, o casi...
Leroy ríe a carcajadas.
- Dígame, ¿están aquí Valerie Cooper o el Senador Kelly?
Guido frunce el ceño interiormente. Las defensas de Leroy bajan durante las fiestas, no acaba de estar curtido. Las evasivas de Val y Kelly para recibirlo son tan evidentes como su deseo de reunirse con ellos. Pero aunque Kelly y Leroy sean demócratas – las simpatías republicanas de Val son cosa aparte – el humano aguanta poco al mutante, y no por razones racistas, sino todo lo contrario. Guido Carosella ha sido guardaespaldas de mucha gente y sabe muchas cosas. Entre otras que aunque Frank Leroy es un tipo con buenas intenciones y que le cae bastante bien, pero propenso a equivocarse y a distinguir mal los medios de los fines, además de excesivamente populista. Se parece mucho a Robert Kelly cuando comenzó. Quizás por eso se caen tan mal.
- Están muy ocupados. Usted sabe mejor que yo lo que atarea Washington.
- Ah, sí. El presidente confía mucho en Ms Cooper.
El anfitrión de la fiesta, Sebastián Shaw, vestido con uno de sus trajes de época adaptados a la moda, con sus maneras principescas y su voz mefistofélica – fascinante y repulsiva a un tiempo – se acerca a los contertulios y los saluda con educación. Leroy adopta un tono más correcto y ambiguo que con Guido, demostrando buenos reflejos, pero Fortachón se vuelve algo más campechano e irrespetuoso.
- Espero que los miembros de Factor-X invitados estén disfrutando de la velada.
- ¡Cómo no hacerlo en semejante sarao! – Guido da un codazo maleducado a Shaw que derrama un par de gotas de su copa – Aquí hay de todo: cantantes, modelos, periodistas, políticos... Sólo le faltábamos los superhéroes, ¿eh?
- Supongo que sí... - el tono de Shaw cambia – Esta solo es la fiesta pública. Obviamente estoy concienciado con el problema de los huérfanos mutantes; como ambos saben... me preocupo del futuro de los nuestros. Pero también sé que una simple fiesta benéfica con música ligera no satisface los paladares más exquisitos – el villano se inclina levemente bajando la voz y casi susurrando –. Después... habrá otra fiesta... privada. Sí les interesa, ambos están invitados.
Frank Leroy disimula bien su turbación. No es el primer ofrecimiento de ese tipo que recibe desde que llegó al Senado, aunque apenas haga unos meses, pero siguen desconcertándolo. Niega con una sonrisa. Guido es más rotundo. Da una palmada en la espalda de Shaw, que casi compone un gesto de desagrado.
- Lo siento, pero tengo que llevar a los críos a acostarse temprano. Pero, eh, ya sé que el servicio de compra de almas está abierto si en algún momento quiero vender la mía.
Shaw sonríe torcido.
- No quiero que me interprete mal, Mr Carosella. El CFI es una institución que trabaja en beneficio de la comunidad mutante, al igual que Factor-X, y nos gustaría que las relaciones entre ambas fuesen lo más estrechas posibles.
Guido compone un gesto cómicamente ofendido, colocándose una mano sobre el pecho y esbozando un leve puchero.
- ¿He dado la impresión de desear lo contrario? Mis jefes y yo las queremos tan estrechas como el espacio entre los barrotes de una celda.
Shaw mantiene el tipo, aunque observa por el rabillo del ojo como Frank Leroy oculta una sonrisa bajo su copa. Antes de retirarse, el Rey Negro debe decir la última palabra.
- El Club Fuego Infernal es una curiosa asociación. En él no existen las medias tintas. O se es miembro o enemigo.
Frank Leroy medita más en profundidad sobre esas palabras que Guido, el cual no piensa empeñarse en una disputa infantil, mientras Shaw se aleja.
Martinique avanza a buen ritmo seguida de Carter.
- No lo entiendo. No entiendo nada de esto. ¿Que crees que ha querido decir?- murmura mientras sigue los pasos de su compañera.
- Hazme caso, no quieres saber lo que pienso.
La hija de Mente Maestra se estira y trepa por una pendiente. A Carter le preocupa ese comentario y evita hablar durante un par de minutos. Al final no puede evitar su curiosidad y pregunta:
- ¿Que quieres decir?
Ella le mira con escepticismo.
- No me puedo creer que seas tan ingenuo- dice mientras continua avanzando-. Había oído que te bautizaron como "el nuevo Magneto" quizá sería mas acertado "el nuevo Sapo".
Al terminar de subir la cuesta llegan a una senda.
- Quizás avanzaríamos mas rápido por el sendero, aunque nos desvíe un poco de la ruta- afirma Carter.
- Lo seguiremos, aunque para evitar dejar un rastro tan obvio. Es fácil seguir el rastro de dos pardillos como nosotros- afirma Martinique.
- ¿Realmente crees que hay algo siguiéndonos?
- Ya oíste a Random- dice ella, algo cortante.
- ¿Y tu me acusas de ser ingenuo? ¿Como van a dejarnos en el bosque, solos, sin armas ni provisiones, con algo peligroso persiguiéndonos?
- Puedes creer lo que quieras- dice Martinique.
- No me trago el rollo prueba de sangre. Joder, somos los buenos. Nosotros no hacemos esas cosas.
- Los buenos. Je...- La chica sonríe de forma cínica. Carter prefiere mirar hacía otro lado mientras siguen avanzando a buen ritmo.
La mente de Carter era una bomba de relojería. Resultaba ser una persona muy ingenua, fácil de convencer, no es que fuera estúpido pero de alguna forma su mente procesaba los datos con cierto retraso.
Su cabecita le daba mil y una vueltas a cualquier cuestión. Las palabras de Martinique le obsesionaban.
- Buenos y malos ¿no?- explica ella cuando él le insiste-. ¿Crees que el mundo funciona así? Te diré una cosa. Son la misma mierda. No hay buenos. No hay malos. Solo personas intentando sobrevivir.
- Ya te sigo. Típica posición “soy cínica que te cagas, he pasado por un infierno”.
- Capullo.
Se callan durante un tiempo. Martinique esta irritada con ese imbécil que le había tocado de compañero. Echaba de menos a su amiga Patricia...
- ¿Por que crees que estamos en Factor-X Negro?- acaba preguntándole a Carter.
- Confían en nosotros.
- Error- contesta ella. Había algo en Carter que le recordaba a un cachorrillo inocente, uno de esos que resultan tan monos que sientes el deseo natural de estrangularlo-. ¿Que tenemos tu y yo en común?
- No sé. No mucho.
Siguen avanzando a buen ritmo.
- Te lo pondré más fácil. ¿Que tenemos todos los miembros de Factor-X Negro en común? Dominó, Random, Mística, tú y yo. Jamie Madrox no cuenta, él esta en todos los equipos.
Sabiendo que las palabras se pegarían a la obsesiva mente de Carter como un trozo de chicle, Martinique se calla por completo.
Le cuesta alrededor de media hora descubrir el patrón. Aquello que les unía.
- Todos somos exdelincuentes. Antiguos fugitivos- afirma.
- Concretamente somos prescindibles. Factor-X Negro es la papelera de reciclaje de los muties malos- dice Martinique-. Por eso no tengo ninguna duda de que lo que había dentro de la caja es real. Ambos tenemos antecedentes delictivos y un largo historial como villanos, Factor-X no tendría problemas en decir que nos hemos vuelto a pasar al otro lado.
- No.
Carter se negaba a aceptar esa historia. Tenía cierta lógica, pero se negaba a aceptar que sus antiguos compañeros estuvieran dispuestos a hacerle eso.
- Despierta de una vez- le dice Martinique.
- Dejas que tu pesimismo y temores lo contaminen todo. ¿Por que nos harían pasar por todo esto? Es absurdo del todo.
- No lo es si quieres entrenar a un equipo de operaciones encubiertas. Un grupo capaz de cualquier tipo de acción inmoral y peligrosa.
- Pero esas personas deciden llevar esa vida. A nosotros no se nos ha dejado elegir.
- Somos criminales, Carter, ¿crees que nos dejarían salir de Factor-X así como así?. Antes preferirían vernos muertos a tener que enfrentarse con nosotros. Hemos vivido con ellos, tenemos demasiada información.
- No. Es imposible. Te equivocas.
Un aullido que no es de este mundo.
Carter mira los ojos como platos de su compañera. Su mente se disipa, ya no hay dudas, todo se ha reducido a un solo pensamiento:
“Nos ha alcanzado”.
En otra parte de la sala, Maxine y Tat se acomodan en una mesa, seguidos por Mondo. Tat lleva dos bebidas en las manos.
- Vamos, pruébalo. Esta mezcla huele estupendo, sea lo que sea.
- Estás demasiado tranquilo. Esto es casi territorio enemigo, Tat.
Él hace un gesto de burla y la acerca hacia sí agarrándola por la cintura.
- Veeenga. Relájate – le pone una mano en el culo –. ¿Necesitas que te meta mano?
- Déjalo, creo que hasta nos están haciendo fotos...
- Pues sonríe... Mientras no nos metan una cámara en la cama... Y tendría su morbo.
- Calla – le reprende cariñosamente y le da un beso fugaz.
Maxine observa a Mondo, que se mueve torpemente entre las mesas, un poco rezagado. Una chica rubia, bajita y aparentemente muy joven se acerca a él. La reacción del samoano es aún más sorprendente que el velado nerviosismo que tenía hasta ahora. La cara de Mondo cambia completamente hasta tomar una expresión de dureza que Maxine no conocía. La conversación es breve, la chica parece molestarse, incluso llega a levantar la voz diciendo algo que alrededor no pueden oír. Carl Banks, que ha olido la escena, aparece de improviso y media, pareciendo calmarse la jovencita, que incluso sonríe conciliadora al samoano. Pero Mondo vuelve la cara a ambos y se marcha. Tat no ha visto nada, pero pega un respingo cuando ve que Maxine se levanta, comprobando que no estaba escuchándolo. Aunque tampoco es que estuviese diciendo nada especialmente brillante. Con un gesto su novia parece excusarse y sale tras Mondo. Tat va a seguirla para ver que ocurre cuando nota una mano en su hombro. Es Marcie Nash.
- Tat, necesito que me acompañes un instante, querido. Sólo será para presentarte a un par de personas y que atiendas a algunos periodistas.
- Eh, yo, verás...
- Sólo será un segundo, vamos...
Y lo arrastra sin piedad.
Maxine ya ha alcanzado a Mondo y lo agarra por el brazo cuando se dispone a refugiarse en una parte de las mesas poco concurrida.
- ¿Era Cordelia, verdad?
Mondo la mira sin sorpresa y contesta con tranquilidad:
- Sí, si lo era. Carl quería que hablase con ella con más tranquilidad, que nos viesen las cámaras, por todo lo que ocurrió cuando la atacaron, pero yo no estaba dispuesto. Sólo es una niña caprichosa y es peligroso tratarla como a una adulta.
- ¿Y tú, estás bien?
Mondo esboza una ancha sonrisa, esa ancha sonrisa suya de placidez y bondad que sólo con verla hace sentir bien a Maxine. Sin mediar palabra, la abraza casi levantándola del suelo, conmovido por su preocupación. Maxine ríe cuando la deja en tierra de nuevo.
- Me encanta tener un amigo como tú – le dice.
- Muchas gracias – cambia el tono –. No me gusta este ambiente, Maxine. Normalmente procuro sacar lo que de positivo tiene cada situación, pero hoy no puedo, no con Cordelia aquí. Sé que esta clase de cosas harán que las iniciativas ecologistas en las que participo tengan más repercusión, pero...
- No te preocupes – acaricia una de sus manazas entre las suyas, que parecen diminutas en comparación –. Buscaré a Tat y nos iremos los tres de aquí.
Cuando se asoma en busca de su novio lo observa escoltado por Marcie y Carl, rodeado de varios periodistas que le hacen fotos o lo graban mientras realiza una demostración de sus poderes telekinéticos con vasos, manteles y alcohol. Maxine medita un segundo. Si acaba demasiado trompa Jamie lo recogerá y lo llevará al hotel, y no es malo dejarlo exhibirse un poco.
- Mejor nos vamos tú y yo. ¿Crees que en hotel nos servirán helados a estas horas?
En la pista, Jamie y Claire bailan lento, procurando alejarse de los periodistas. Ella apoya la barbilla en su hombro. Susurra:
- Jamie, tengo que decirte algo. Soy una cobarde.
- ¿? ¿Porque te dan miedo las cámaras y salir en la tele? No te preocupes, el miedo escénico se te pasará con el tiempo.
- No, no es eso. Si no quiero que me saquen es por mi familia.
- Val ha prometido que no permitirá que la prensa moleste a la familia de nadie, no tienes que preocuparse por eso.
- No es eso. Jamie, no es el momento de decírtelo pero...
- ¿...?
- Mi familia cree que trabajo como enfermera. Ni siquiera saben que soy mutante.
Corren por el bosque, a trompicones, desesperadamente.
Es inútil. Cada vez sienten mas cerca la presencia de su perseguidor.
Por primera vez en mucho tiempo Carter piensa claramente. Necesita sobrevivir. No quiere morir. Su mente funciona a toda velocidad, analizando el territorio, buscando algo que le pueda dar una oportunidad.
Se separa de ella.
- Lo siento- murmura, como una plegaria-, pero espero que vaya a por ti.
Martinique corre todo lo rápido que su reciente entrenamiento le ha enseñado, corre mas rápido de lo que se creía capaz, corre por su vida.
Algo le sigue el rastro.
“Maldita sea” se dice a si misma. “No puedo mantener la ventaja, debo jugármelo todo a mis poderes”.
La chica quería evitar tener que utilizar esa baza. Sin saber nada de su enemigo no quería depender de sus poderes para crear ilusiones en las mentes de los demás, fácilmente podía salirle el tiro por la culata.
Se sienta enfrente de un árbol enorme. Se concentra para dejar de emitir sonidos. Oído. Proyecta la imagen del árbol encima de la suya. Vista.
Y ahora venía la más difícil, aspira hondo y captura todos los matices del perfume que salía del viejo árbol. Lo proyecta al igual que las imágenes para enmascarar su presencia. Olor.
Se mantiene perfectamente inmóvil. Intenta ser lo menos autoconsciente posible, concentrándose en mantener el disfraz.
“Soy un árbol, soy un árbol. Este es mi aspecto. Este es mi olor”.
Algo enorme sale de las sombras. Se para al intentar descubrir a donde llevaba el rastro que seguía hasta hace un instante.
Parece pensar. Vuelve a intentar seguir el rastro.
Se gira.
Martinique suelta un suspiro de alivio antes de darse cuenta de que ese gesto acababa de destruir toda su fachada.
Algo atraviesa su pierna, dientes duros comienzan a desgarrar los músculos de su pantorrilla. Cae al suelo rodando y ve una enorme masa de músculos y dientes detrás de ella.
La chica se había quedado paralizada por el terror. El dolor de la pierna le indicaba que además de la herida posiblemente se había torcido el tobillo.
Se oye un grito de terror ensordecedor. De puro pánico...
Martinique se sorprende al darse cuenta de que no era su voz quien lo había lanzado.
Carter había saltado encima del monstruo golpeándole con una enorme rama. Estaba totalmente fuera de sí. Había perdido el control y golpeaba compulsivamente el cráneo de su enemigo. De varios mazazos lo deja suficientemente desorientado como para utilizar el lado mas fino del palo y clavárselo como una estaca en la cabeza.
El ser cae encima de Martinique, desparramando sus sesos calientes en su vientre.
- Tenías razón- murmura Carter, con sus manos ensangrentadas y una mirada extraña en sus ojos.
Martinique lo ve desde el suelo. Ve como él se lleva las manos a la cara y comienza a llorar.
“No, me equivocaba por completo... Por completo”. Piensa ella.
Random y Mística los reciben cuando llegan al avión, día y medio después.
Carter aguantaba a Martinique y le ayudaba a moverse como si fuera una muleta.
Suben al avión sin decir ni una palabra.
- ¿Los dos?- murmura Random-. Eso si que es una sorpresa. Ahora somos suficientes para una buena mano de poker.
- Bienvenidos a Factor-X Negro- les anuncia Mística con una sonrisa de maldad.
CORREO GUBERNAMENTAL
Esto... un número más, un dólar menos. Os propongo algo. Ya llevamos dos números coescritos, aquí mi compadre XuM y yo. Así que os propongo que juego: adivinad que partes están escritas por cada uno en éste número y el anterior (#194) y os llevaréis... eh... un Xumifante (por ejemplo). Ala, a triunfar, machotes.
Ah, si, perdon, tenemos una carta de nada mas y nada menos que nuestro ilustre compañero Bergil, escritor de Thor, Daredevil y Poderes Cosmicos, regresado de entre los muertos mas o menos recientemente, que aclara una duda terminologica de mi coguionista:
"Dubya" es la pronunciación descuidada de "Double U", es decir, W, la inicial del "middle name" de Bush hijo, para distinguirle de su padre, que tiene el mismo "first name" que él. Vamos, como ZP. Sin connotaciones despectivas, que yo sepa.”
Anja. Muchas gracias por tu aclaracion, Bergil. Tengo que confesar que a mi lo de Dubya no me sonaba de nada y fue iniciativa de XuM.
Y tras esta demostración de feedback que hara a Carlos sacar pecho un par de dias hasta que la lista se vuelva a quedar muda una semana, si que me despido.
Saludos
El Advenedizo