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A sueldo del gobierno de los Estados Unidos, son mutantes que luchan de lado de la ley por el sueño de Xavier... ¿o no? Día a día, su trabajo puede hacerse más peligroso, por que ellos están en la línea que separa el deber de la traición, el mercenario del heroe. En un mundo donde no existen soluciones fáciles, ¿qué será de.... Factor-X?
 
Factor-X

FACTOR-X 184
Las buenas intenciones
Guión: Jose Cano

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PORTADA: Nimrod/Ejecutor atraviesa el campo visual, en una postura parecida a un tropezón. El brazo izquierdo es de Nimrod, igual que el hombro y esa mitad del rostro, mientras que la otra pertenece al Ejecutor, comprendiendo el brazo derecho, que sujeta la lanza, clavada parcialmente en la X del logo. Los dos pies son de Nimrod, aunque sólo la pierna derecha es completamente robótica, además de parte de la cadera. La capa del Ejecutor se sujeta sólo del hombro correspondiente, por lo que vuela medio destrozada. En el suelo bajo él, está agachada y apuntándole con su arma a la cabeza Dominó, también Comando, inconsciente. Fortachón aparece por detrás con aspecto irritado y lanzando las manos hacia delante, como si tratase de agarrar por un pie al villano.

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Dallas

Sala de interrogatorios. Edificio Prisión adjunto al Nido de las Águilas.

El hombre sentado tras la mesa tiene cerca de cuarenta años, el pelo entrecano, la barba de tres días y un uniforme de presidiario color verde que indica que no es mutante. Mira hacia la puerta de la estancia con hostilidad, de vez en cuando mueve la cabeza hacia el espejo a su derecha. Hay dos sillas colocadas frente a él, con una mesa como puente.

La puerta se abre con un chirrido apenas perceptible, Shard abre la comitiva, tras ella caminan Mente Maestra y Patricia. Éstas permanecen de pie mientras la primera se sienta frente al asesino del batería de Lila Cheney. No pierde el tiempo.

- ¿Por qué?

- Un muti no me representará.

- Miente. - Patricia lo dice en tono neutro, pero voz alta, como sí le recordasen algo pellizcándole en el hombro.

El hombre la mira con cierta sorpresa. Mente Maestra sonríe. Shard observa al interrogado sin parpadear, desde lejos, con un frialdad infinita.

- ¿Quién le contrato?

- Nadie.

- Miente. - esta vez Patricia da un paso atrás y se apoya en la pared.

- ¿Puedo empezar? - pregunta Mente Maestra.

- Aún no. - dice.

Patricia sonríe de medio lado, avanza un poco y coloca una mano sobre el respaldo de la silla de Shard. Habla arrastrando las palabras.

- Va a mentir.

La otra asiente despacio con la cabeza, levanta la mano derecha y hace un gesto a Martinique. Patricia sufre un escalofrío. El asesino se levanta de golpe de la silla, tropezando con sus propios tobillos encadenados y dando con la espalda contra la pared, sin poder utilizar las manos para recuperar el equilibrio. Shard lo observa con ecuanimidad.

- Un nombre.

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Oklahoma

En el letrero de madera que cuelga en la entrada puede leerse, en unas letras medio borradas por el tiempo, "Bienvenido a la granja de los Denti". Junto al campo de cereales que rodea la casa, consistente una cosecha destrozada por las inclemencias de un verano seco y caluroso, yace el cadáver semicarbonizado de un hombre que debió ser grande y fuerte. Las espigas se resquebrajan y el aire tiembla, el silbido de los motores anuncia que el Águila Dorada va a aterrizar. La rampa se despliega aplastando más trigo desaprovechado. Random es el primero en bajar. Comando Escarlata y Dominó lo siguen cubriéndole los flancos, detrás Mole, Ivanhoe y Fortachón, cerrando la comitiva Tat y Mondo.

- Todo el mundo alerta, aunque el dominante no sea el robot, el aterrizaje ha sido lo suficientemente llamativo como para llamar su atención. Tiene que salir.

La rampa se recoge con un silbido y el piloto automático sitúa la nave en estacionario a varios metros sobre el suelo. Factor-X conserva la formación defensiva. Un golpe de viento derriba el cartel de bienvenida que da bandazos hasta perderse tras la casa. Random avanza un par de pasos en dirección al porche. Sube las escaleras, que responden a su peso con un crujido tras otro. Se para frente a la puerta. La empuja de una patada, haciéndola salirse de los goznes, y entra.

Desde fuera escuchan como camina por el interior de la casa. Un cristal se rompe. Sienten el movimiento de Random de un punta a otra, como se para, como el suelo se queja. Dominó empieza a mover un pie con impaciencia, Guido hace rato que está silbando la última canción de Lila Cheney. Crash. No parece haber más que eso, nadie se preocupa. Al rato Random regresa. Hace un gesto negativo con la cabeza.

- Venga ya... - protesta Tat.

- ¿Pero dónde...?

Comando Escarlata levanta una mano, haciendo callar al grupo. Movimiento entre las espigas secas. Se adelanta con precaución, seguido de Mole.

Aparece con un salto. Casi increíble, debido a la masa que arrastra y a su supuesta naturaleza robótica. Quizás haya usado algún aparato de los que robo Carl Denti, o los propulsores de Nimrod. Va vestido de Ejecutor.

Dispara a bocajarro a Comando, lanzándolo malherido contra la tripa del inútil de su compañero. Tat empuja al robot hacia atrás. No ha disparado con la lanza, sino con una mano. Guido lo golpea antes de que se recupere del empujón telekinético y Random abre fuego sobre él a discreción.

Ziiing. Una cuchilla surge de la vara y rebota contra la coraza de Ivanhoe. Mondo, transmutado con la tierra, trata de sujetar los brazos de Nimrod. Otro disparo lanza a Guido hacia atrás, de uno de los muslos del robot sale despedida una cápsula que desprende un gas verde sobre Mondo, casi colapsándolo. Tat aparta rápidamente el veneno de su compañero, pero expone su propio campo de protección, así que un disparo normal basta para dejarlo fuera de combate.

Blam, blam, blam. Dominó y Random siguen disparando después de que Ejecutor consiga apartar a Guido de un puñetazo.

- ¡BANZAIIIII! - grita Mole al tiempo que salta.

- Dukes, imbécil, el mismo truco no sirve dos veces. - advierte Comando, desde el suelo, incapaz de moverse.

Demasiado tarde. El campo de fuerza generado por Nimrod envía al buenos de Fred sobre Ivanhoe, que tiene que rodar por el suelo para esquivarlos, mientras lo hace, una granada explota junto a su abdomen. No debería hacerlo, pero la explosión lo ha dañado por debajo de su armadura.

Blam, blam, blam. Comando también dispara, con el brazo le queda móvil, aunque Nimrod/Ejecutor ni se inmuta.

Guido regresa andando con dificultad. Es demasiado grande.

- Joder. - murmura Dominó.

- Me dio con la fuerza suficiente como para que al absorber la energía cinética me inutilizara sin matarme... Además calculó con dos tiros la resistencia de la armadura del chaval, y diseñó un gas para noquear a Mondo cuando está transmutado...

- Ahora no hace nada porque debe estar calculando como volver mi mutación y la de Random en nuestra contra. Debe ser tan difícil.

- Decían que Denti era una máquina jugando al Cluedo. - Guido da un puñetazo sobre el techo de la casa soltando toda la energía sobrante de golpe y encogiendo.

Un espasmo recorre al robot y dos chispas verdes se pasean por su cabeza, hasta que el cuerpo de Nimrod, cubierto a pedazos por la armadura de El Ejecutor, cae al suelo apagado.

- Tan listo y ni se molestó en analizar lo que le disparabais. Pobre Forja, eso quiere decir que en el futuro no se hará lo suficientemente famoso como para que robots asesinos lo tengan en sus archivos.

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Dallas

Maxine lleva a la niña en brazos y la saca del restaurante aumentando su velocidad o reduciendo la del resto del mundo. Quizás parezca lo mismo, pero no lo es.

- Ya no queda nadie. - dice, mientras deja a la pequeña junto a su madre.

Una hilera de Jamies Madrox aleja a la multitud de la zona afectada. En el restaurante sólo queda la amenaza, todos los clientes excepto los dos muertos han sido evacuados, progresivos rayos de energía salen del edificio.

- Te podía haber matado, Max. - dice Fiambre.

Los miembros de Factor-X presentes que se habían quedado de reserva en el Nido son Múltiple, Fiambre, Noche y Lapsus. Siena Blaze y Carter no han venido atrás, el segundo por estar presentándose a un examen de los que sea que le inventó XuM, la primera por razones obvias.

- Desde que eres el jefe de los Cachorros has empezado a hablar como Forja.

- Tenía que haber ido yo. - dice Noche.

- No habrías ido tan rápido.

Un duplicado se acerca, lleva puestas unas gafas de sol y en la mano derecha sujeta una pistola.

- Ahora como nos dijo Forja.

Mete en el cargador un dardo dentro del cual en una cápsula se balancea un liquido azul y espeso.

- Es una suerte que no se haya movido. No quiero ni pensar si le diese por salir...

- Su poder se ha descontrolado y está asustada, es lo de siempre. No se mueve porque sabe que podría hacerle daño a alguien más. Claire.

Noche hace intangibles las dos paredes que separan a Madrox de su objetivo, este se agacha y conecta las gafas de infrarrojos, ve moverse una figura femenina con torpeza dentro del edificio. Dispara. Zip.

El dardo acierta en el cuello. Sarah Demachy se desmaya junto al cadáver de su madre.

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Columbia

Jane Steinbeck Nessi aparta la silla de su escritorio y se pone en pie al tiempo que se alisa la falda. Luego coge aire y avanza con paso que pretende ser decidido pero se revela vacilante hasta la puerta de su despacho. La abre con cierta soltura y extiende una mano:

- Ms, ah, Shard, encantada de tenerla aquí.

La otra mira la mano y tarda un par de segundos de más en estrecharla. Mente Maestra y Patricia entran detrás, las tres van de uniforme. Mientras la asesora de Leroy se sienta tras su escritorio, las mutantes permanecen de pie. Shard la mira a los ojos con frialdad y casi cansancio, como si estuviese a punto de pasar un trámite cansino. Martinique mira a su espalda y a través del cristal de la puerta observa el trajín de las oficinas, los carteles de "VOTA LEROY, VOTA FUTURO", y sonríe. Luego abre la boca, cerrando los ojos, torciendo la cabeza hacia la derecha y dándose un aire de niña repipi que recita una lección para complacer a un adulto, se diría que disfruta:

- Me estoy ocupando de que nadie nos vea ni nos oiga, así que ya puede exigir sus derechos todo lo que quiera que no servirá de nada, y aunque la oyeran tenemos pruebas. Además, mi amiga Patricia es un detector de mentiras vivo. Ya nadie la librará de la cárcel, no se engañe.

- ¿Qué...? - contesta, con la voz ronca y una expresión de ridícula estupefacción.

Shard rodea la mesa muy lentamente, arrastrando la silla para los visitantes con ella, y se coloca junto a la mujer, sentándose para estar la dos a la misma altura. La mira de nuevo a los ojos y le habla despacio, como si tratase de tranquilizarla.

- Es demasiado complejo como para que nos lo quieras vender como un lío de faldas (por cierto, sí, sabemos que te acuestas con tu jefe) y la cadena no puede acabar en tí después del bufete de Washington y el antro de Norfolk. Se me ocurren dos posibilidades: la Resistencia Mutante y los Amigos de la Humanidad. Eres humana...

Jane Steinbeck ha perdido el color y una mano le tiembla sobre el brazo de su silla.

- Pe...pero...

Patricia menea la cabeza.

- No merece la pena. Además, ha girado la mirada hacia la izquierda. Es usted muy torpe. - la joven galesa se pone un dedo en la sien - Y ahora me duele la cabeza... - se queja

- Yo... Poe...

- El ayudante muti... - murmura Shard. - O sea, la Resistencia Mutante.

- N-no...

Patricia se apoya en la pared con una mano en la frente y bufa.

- No fue accidental... Nunca le habrían dado.

- ¡¿Qué?!

- ¿No lo entiende? - la mujer se vuelve casi con violencia hacia Shard. - Leroy nunca corrió peligro... Estaba pactado... Tenía que morir otro.

- ¿Cómo? - Shard empieza a comprender. - Pero... No puede. ¿Por qué?

- Todo era un montaje... Los tomates a Dazzler... ¿Cómo iba a improvisar en diez minutos un discurso basándose en eso?

Martinique silba, Patricia le confirma con un movimiento de cabeza, aunque se acuclilla, ahora le silban los oídos. La mano de Steinbeck no deja de temblar sobre el brazo de la silla, igual que sus labios al hablar.

- Explíquemelo despacio. - Shard se contiene para no gritar. - ¿Poe y usted prepararon todo para mejorar la imagen de Leroy? ¿Pero porque arriesgarse a que...?

Patricia emite un gritito.

- ¿No entiende nada? - chilla la otra. Una lágrima baja por su mejilla. - ¡No había ningún riesgo! ¿Cómo iban a apuntar a Leroy si el mismo ordenó el atentado?

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CORREO GUBERNAMENTAL Correo del lector.

Hola.

Er... Pues tengo poco a nada que decir, seguimos aquí un número más, con saga inminente para atar y desatar cabos sueltos, que los tenemos a patadas, aunque últimamente me cuesta escribir más que antes. Me hago viejo, sniff. Por cierto, espero que alguien se de cuenta de los que DE VERDAD está pasando en éste número.

Saludos

José A Cano/Advenedizo

 
 
   
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