FACTOR-X 178
La vida de nadie
Guión:
Jose Cano
PORTADA: En la mitad inferior observamos a cuatro hombres, de izquierda a
derecha: un husar del ejército napoleónico, un hombre grueso y con barba
vestido a la moda de finales del siglo XIX, un miembro de la Resistencia
Francesa de la 2ª GM y finalmente Random con su pañuelo y sus gafas
oscuras, todos con expresión preocupada. Detrás de ellos, en la mitad
superior, de tamaño gigantesco en comparación, Siniestro y Fatuo, con un
fondo en tonos de rojo que remeda una ciudad en llamas. Sobreimpresionada
sobre esta imagen, dibujada sólo las líneas, sin relleno de color, en un
trazo amarillo y fino, la cara de Shard.
La experiencia es el nombre que damos a nuestros errores.
Orson Welles
Fueron dos horas muy extrañas. No lo comprendí hasta el final, pero nada de
lo que pasaba era real, sólo ilusiones dentro de mi cabeza, creadas por Jon
para que no me diese cuenta de que estaba controlando mi cuerpo. Él
masacraba a Factor-X mientras yo vivía una fantasia extraña y grotesca, algo
que prefiero no contar. Y entonces, supongo que cuando Falls Edge saltó por
los aires y Siniestro decidió huir, Jon me liberó. Es un decir.
"Te haces muchas preguntas sobre tu pasado... Ahora te doy todas las
respuestas."
Todas las respuestas.
Todo el pasado.
Todos los recuerdos.
2003
Random se dirige al ascensor. Pulsa un botón. Lo sujetan por el brazo.
- No hemos tenido tiempo de hablar, chaval.
- Déjame en paz, Bohannon. Ha pasado tanto tiempo que no puedes ni imaginar
por las que me han ocurrido...
- Hace 50 años eras más viejo que yo, ahora pareces más joven. Yo ya debería
estar muerto, pero soy mutante y además me han alterado.
- No tengo ganas de decir estupideces...
Entra en el ascensor y deja en el rellano, parado y confuso, a Comando
Escarlata.
1785
En la plaza real de Rennes el pueblo grita indignado frente a la residencia
del procurador del Rey. Subido en el monumento central de la plaza hasta
hace pocos minutos un estudiante clamaba contra el Primer y el Segundo
Estado hasta que uno de los soldados le disparó, haciéndolo caer al suelo
con una bala en el pecho. Sus compañeros se arremolinan a su alrdedor.
- ¡André Louis! - ruge uno de ellos.
- Lo han matado, está muerto.
- ¡Bastardos! ¡Libertad para el pueblo francés!
El jóven en el suelo se convulsiona en un charco de su propia sangre. Tose.
- ¿Será posible? ¿Vive?
Andre Louis, futuro abogado, se incorpora apoyándose en el brazo de uno de
sus compañeros.
- Estoy... puedo...
- ¡Es increíble!
2003
- Entonces...
- La muerte de Sapo fue perfectamente legal, Random no tendrá problemas, aún
así...
Estamos en el despacho de Forja. Valerie y Dominó están sentadas, él de pie.
- He comparado - dice el cheyenne - pruebas rutinarias hechas a Random antes
de la batalla de Falls Edge y las que le hice después que confirmaron el
control mental.
- Jon... - murmura Val.
- La cuestión es que Random está usando ahora un 25% más de materia gris, y
además las zonas afectadas por las memorias falsas que le implantó la Bestia
Negra parecen haber cicatrizado de golpe.
- ¿Eso se traduce en algo tangible?
- Bueno, sólo tengo dos explicaciones posibles, las dos pueden explicar su
comportamiento a partir de entonces, pero no sé cuál es peor. En primer
lugar, puede haberle ayudado a acceder a sus memorias perdidas...
- ¿Eso es malo?
- Una persona no es más que recuerdos Val, a través de ellos aprendemos,
sabemos quienes somos y porque hacemos lo que hacemos, la suma de nuestros
actos forja nuestro carácter... Si Random recuerda su vida anterior, ahora
es otra persona, quizás un padre de familia, quizás un sacerdote, quizás un
asesino...
- Oh. - "Chevil".
- La segunda es más tétrica...
- ¿Qué el telepata que lo poseyó siga ahí disimulando su presencia de modo
retorcido? - dice Dominó.
- Exacto.
- Pero tienes un modo de comprobar si es cierto y de detener al "intruso" si
lo hubiese, ¿no?
- Mmmm... Sí. Martinique y Patricia. Pero su nivel puede no ser suficiente.
El "otro" podría barrerlas.
Val se pone en pie.
- Esto merece meditarse... Debimos predecir algo en éste sentido. Random
siempre ha sido un peligro potencial... De hecho...
- ¿Cualquier miembro del equipo lo es? Por Dios, Val, ¿en qué estás
pensando? ¿Unos "protocolos Factor-X"?
Val alza una ceja.
- Piénsalo Forja. La imagen de los mutantes depende de nosotros, la gente
nos concibe como un grupo de orden, disciplinado, moralmente intachable...
- Debes tener un servicio de publicidad muy bueno, ¿cree el pueblo americano
que Shard y yo somos vírgenes y que Forja vota republicano?
Valerie lanza una mirada asesina a Dominó.
- Sabes lo que estoy diciendo. Creía que entendías...
- Entender no significa compartir. - interviene Forja. - Una cosa es la
imagen y el objetivo a largo plazo. Pero tienes que pensar en las personas
sobre las que construyes un proyecto Val.
- Factor-X es un grupo de profesionales.
- Ojalá.
Esta vez Forja también mira oblicuamente a la albina.
- Esta conversación no tiene por qué alargarse tanto. Los tres tenemos
trabajo. Me voy.
Val cierra la puerta tras de sí.
- ¿Qué piensas de esto?
- Que no sé por qué me contrato.
- Yo no sé por qué firmaste. ¿Cómo te sientes después de lo de Colorado?
- ¿Te refieres a la dialéctica de los niñatos? Bastante bien. Conozco mis
motivaciones.
- Claro.
- ¿Y tú? ¿Cómo sigue tu fe en la democracia?
- Depende del día de la semana, supongo.
1809
Ocaña. El ejército francés acaba de barrer a las puertas de Madrid a las
fuerzas rebeldes españolas. José I seguirá en el trono, de momento, y la
hegemonía napoleónica se mantendrá en el sur de Europa. Pero esto es
Historia.
Dos jóvenes oficiales de husares de caballería se alejan del baño de
sangre. En el ejérctio francés el escalafón suele correr que da gusto, sobre
todo en la caballería, es corriente que a los tenientes o capitancillos
jóvenes una bala de cañón los peine con la raya en medio de vez en cuando.
Uno de ellos se vuelve y observa a los carroñeros registrar los cadáveres,
muchas veces se cortan dedos para robar anillos o se remata a quien cometió
el error de sólo estar herido pero llevar una buena provisión de munición.
Unos gritos los distraen. Desde las ruinas de una casa cercana se escucha la
voz de un francés pidiendo ayuda. Se miran. Están cansados, la boca les sabe
a sangre y a sal, sienten las piernas pesadas y el pelo polvoriento. Pero
son jóvenes y los efectos de la adrenalina descargada y la euforía de la
victoria aún no han pasado. Espolean las monturas y se dirigen a las ruinas.
El primero en entrar es Ducroq, el más joven, teniente. Se encuentra con un
grupo de campesinos excitados que se ceban sobre otro oficial, más maduro
que ellos dos, con la cara llena de cicatrices, parece tener una herida muy
fea en la pierna izquierda. Murmura un grito de guerra bastante fuera de
lugar y se lanza contra la media docena de españoles, renegridos, pequeños y
cimarrones. Atraviesa con el sable el pecho del primero que se le encara,
que portaba una horca de campesino como arma. Una mujer trata de encarmarse
al caballo y tirarlo, pero con un pistoletazo a bocajarro la derriba. El
resto prefiere huir, aunque su compañero, que llega por detrás, le corta la
cabeza a uno. Se apean de los caballos y se acercan al compatriota herido.
- ¿Se encuentra bien?
Se incorpora con una agilidad que no le hubieran supuesto. Su cara y la piel
de la pierna herida tienen un extraño color ceniciento.
- Perfectamente, gracias caballeros, no sé que hubiese hecho sin ustedes,
estos bárbaros embrutecidos no comprenden...
Cuando los franceses se han marchado, el cadaver del muerto con el pecho
atravesado empieza a tomar un extraño brillo azul...
1813
Las tropas frances, la Grande Armeé, huye del ejército ruso tras un
invierno como nunca lo hubo en la estepa y una campaña totalmente fracasada.
La vieja táctica siempre funciona, durante el verano se deja avanzar al
enemigo, que se interne cuanto quiera, el "general Invierno" lo barrerá
llegado el momento. Luego sólo hay que rematar.
Los cosacos acosan al gigante humillado, se acercan de noche, por los
flancos, pegan y corren, a caballo, convertidos en furias vengadoras.
La noche anterior la batalla fue cruél, pero corta. Un par de cadáveres
yacen en el suelo, junto a los restos de parte del campamento francés.
Destaca el de un hombre completamente desnudo al que aún le sangran nariz y
oídos y una herida de la cabeza.
Nadia sólo tiene 16 años, es la mayor de siete hermanos, hijos de un
matrimonio de pobres campesinos rusos, de ese estilo de campesino ruso
explotado y hambriento que aún va a tardar un siglo en luchar por la
libertad para ser luego vuelto a explotar. Ella y Lubo, su hermano, 13 años,
se acercan a los restos del campamento. Quizás haya algo aprovechable.
Nadia se para junto a la hoguera apagada, hay un cazo que no parece roto.
El cadaver del hombre desnudo se mueve, Nadia se encoge y se aparta. Ve como
este se incorpora lentamente y se sienta en el suelo, como si no siente la
nieve, fría y cortante. La observa con mirada vidriosa.
- Niña... ¿dónde estoy?
2003
Random pasea por las calles de Dallas, en mitad de la noche.
No puedo explicárselo a Shard. No soy lo que ella conoció. No podrá
entenderlo jamás, no entendería lo relativo que es todo, lo estúpidas que me
sonarían ahora sus palabras de amor, que tantas veces he oido repetidas, lo
futil de sus ideales, de su lucha, de su futuro.
Ninguno lo entendería. Ni Forja, con sus reglas, ni Valerie, con su
ambición, ni Dominó, con su cinismo. Ninguno comprenderá jamás lo estúpido
que es todo, lo inútil de sus esfuerzos. Ninguno sabrá jamás la suerte que
tiene por poder morir a tiempo, antes de entender que nada significa nada.
Que la vida es cansancio.
1900
Embajada rusa en París. Liev Andropov, secretario del embajador, ha
decidido llevar a sus hijas de paseo en coche de caballos por la capital
francesa. El lacayo lo espera, ya subido en su asiento. Las jóvenes empiezan
a impacientar a su padre, que golpea ritmicamente con su bastón en el suelo.
De repente, por las escaleras del vestíbulo, aparece corriendo un hombre de
aspecto desarrapado y mirada desesperada.
- ¡Alto! ¡Es un anarquista! ¡Trató de matar al embajador!
El muchacho se llama Dimitriev Lovisky y nació en Kiev. El secretario,
hombre corpulento y de barba de patriarca, se interpone en su camino. Chocan
y se escucha un disparo, el terrorista cae al suelo. Liev se agacha junto al
cuerpo. Pero el anarquista aún vive, de su andrajosa chaqueta saca una
pistola y dispara en la boca del ruso, que se desploma con un agujero en la
nuca.
- ¡Qué desgracia! - murmura el primer funcionario que se avalanza sobre los
cuerpos.
- Hay algo que no entiendo. - dice el gendarme francés que minutos más tarde
se hace cargo. - ¿Cómo pudo matar al terrorista el señor secretario, si no
llevaba ningún arma encima?
1944
París fue liberada hace una semana. En Meung, cerca de la capital, dos
hombres se dirigen andando hacia una casa cercana, antigua posada.
- Cuando en el callejón sobreviviste al navajazo no lo podía creer. - va
diciendo uno, con marcado acento español. - Entonces comprendí que eras como
yo.
- Como tú... Dices que ya me has visto antes, pero yo no te recuerdo. Mi
memoria empieza en un callejón de Orleans, hace treinta años. Según la
mendiga que me recogió la policia me había volado la tapa de los sesos, yo
debería estar muerto.
- Claro... Hace más de un siglo un amigo tuyo me mató por primera vez. Me
atravesó el pecho con un sable. Pero aquí estoy. Conozco a alguien que te
ayudará a recordar.
- No puedo creer nada de esto. Hasta hace una semana sólo me preocupaba
echar a los alemanes de París y encontrar a mi hijo.
- Mira. Empecé en esto para vengarme del fascismo, pero si he venido a
Francia no ha sido sólo por idealismo, el idealismo le ha costado la vida a
mucha gente en mí país. Aquí me espera un hombre, un hombre que tiene el
futuro en la mano. Dentro de unos días nos reincorporaremos al frente y
podrás buscar al niño.
- Tiene ya casi 19 años...
- Le encargaste a aquel soldadito yanqui que lo localizase, ¿no? Y te fías
de él, ¿verdad? Esto sólo nos llevará unas horas.
Llegan a la puerta del caserón. El español golpea con los nudillos. Un
hombre abre la puerta, envuelto en sombras, ya que la lámpara que cuelga del
techo apenas si consigue iluminar completamente la mesa de operaciones de
madera bajo ella. Detrás se observa algo que sólo puede ser identificado
como un tanque de agua.
- Ah, ya era hora.
- ¿Qué tal te va, Essex? He traido a un amigo...
2003
Random regresa de madrugada al Nido de las Águilas. Llega a la planta de
los dormitorios. Se dirige al suyo cuando tropieza con alguien. Es Shard,
medio dormida y en pijama. Ella no le da tiempo de reaccionar, lo sujeta por
la nuca y lo besa.
- ¿Por qué? - le dice, sin dejar de besarlo, en los labios, en las mejillas,
en los ojos. - ¿Por qué me ignoras? No me hablas, no me miras. Sabes que no
te culpo por atacarme, se que no eras tú. No me importa lo que te haya
pasado.
Random la aparta suavemente.
- Te necesito. - casi suplica ella.
La suelta y le da la espalda, marchándose. Sabe que está apunto de llorar,
ha llegado a conocerla lo suficiente como para saber que no es algo que haga
a menudo.
- Te quiero. - le dice, desde lejos, con el eco multiplicando la declaración
en mitad del silencio de la noche.
Random se detiene, y, antes de marcharse, sin volverse, dice:
- Lo siento.
CORREO GUBERNAMENTAL
Buenas, ¿hay alguien más allá, al otro lado de la página? Probando,
probando, ¿se me escucha, cambio?
Random sufre un cambio radical, ahora es otro personaje. Pregunta: ¿alguien
se sabe la alineación actual del grupo?
Dudas, sugerencias, ¿opiniones? etc... tamborhojalata@hotmail.com
Saludos
José A Cano/Advenedizo