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Hiperión, extraño visitante de otro planeta. Princesa Poder, la mujer más poderosa de la Tierra. Zumbador, el hombre más rápido del mundo. Dr. Espectro, portador del poder más increíble del universo. Alondra Celeste, luchadora aérea contra el crimen. Resplandor Lunar, maestra de las artes místicas, Molde, Alambre... Mas allá de nuestra Tierra, hay Otra Tierra, en la que ellos son la única defensa de la verdad y la justicia.
 
Escuadrón Supremo

ESCUADRÓN SUPREMO VOL. 2 #10
Se reparten las cartas
Guión: José González

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PORTADA: Vistos desde arriba, el Escuadrón caidos sobre cartas del tamaño de un hombre. Todo sobre un fondo rojo.

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Resumen del numero anterior: El mundo ha sido sitiado por los Portadores y puesto en cuarentena debido a la amenaza de las grietas, puertas entre el universo Mtópico y el del Escuadrón con mayor profusión en la Tierra.

El Gran Maestro de los Primigenios viajó a ese universo e invitó a otros a un juego supuestamente letal para toda vida. Los escuadrones que permanecieron en la Tierra supieron por la Princesa Poder que su raza escondió el último fragmento del juego en su isla. Las fuerzas de Simiente y el propio dictador planetario bajan a Utopía; al igual que Una-Vell, agente de campo Kree, que ve como la Princesa Poder se arrodilla ante ella; reconociéndola como la creadora de su raza.

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No esta huyendo, aunque lo parezca por su carrera por el bosque. Cuando tu contrario te supera en numero y habilidades lo mejor es poner tierra de por medio y aprovechar las ventajas del terreno para contraatacar.

No es fácil con su capa enredándose en ramas y arbustos. Pero es un inconveniente menor para Neal Bonetti, ahora mismo bajo el disfraz de Halcón Nocturno.

Las tiras de un material que parece tela surgen veloces desde su izquierda tratando de sujetarle. Se agacha y rueda, esquivándolas por poco. Por el rabillo del ojo ve a la responsable; una mujer, supone por su fisonomía ya que su rostro tiene un suave vello gris claro, vestida con ropas blancas que cubren todo su cuerpo salvo su cara y su cabello, también gris pero más oscuro. Sus hombros están manchados por sustancias, verdes y rojas, oscuras. A Halcón se le ocurre que puede ser la sangre de sus víctimas llevada a modo de símbolo de victoria.

La carrera continua. Las tiras parten desde la espalda de la hembra, en un intento de atraparle, cosa que dificulta el bosque mismo. Están a punto de hacerlo, salta y toma impulso con los pies en un tronco.

El impulso le lleva hasta un claro. Malo. Ha quedado al descubierto. Se dispone a regresar a la vegetación cuando un objeto macizo impacta a su lado. El filo de su capa queda bajo unos grandes pies y el tirón de la misma en su cuello le hace caer de espaldas.

El objeto es otra hembra. Extremadamente obesa. Sus pechos son desagradablemente grandes; tanto como los músculos de sus piernas, que le permiten saltar grandes distancias y golpear como martillos. Su cara regordeta es una mezcla de tonos entre el rosa y el rojo, como las venas de la madera. Le sonríe con dientes amarillentos.

Las tiras corren hacia él. Cuatro segundos, tres, dos...

Las tiras se enredan con un muro de ramas plantadas en el suelo surgido de la nada.

Tras el relampagueante rescate, los puños de Zumbador golpean superveloces a la gran mujer. Sin mucho éxito. Halcón Nocturno se quita su capa en forma de alas y saca de su cinturón un recipiente de vidrio. Recoge la capa y salta a la espalda de la gorda, estrellando el recipiente en su cara y cubriéndola con la capa.

Mientras, para el supervelocista es fácil esquivar los ataques de la otra y noquearla. Viendo la acción de su compañero, acerca a su rival a la otra y usa sus tiras para sujetar la capa sobre la cabeza y sus manos. Entre el gas y los golpes finalmente cae. Zumbador mira al fatigado Halcón.

- Supuse que si respiraba nuestro aire, podría afectarle...

- No. Lo que me preguntaba es que talla de sujetador usara.

- Todo un estratega. Ve a ayudar a los demás.

- Estas venían con amigas.

- Las he visto. No creo que me den problemas.

- ¿Que no... ? ¿Que pasa, has analizado tu combate con ellas un millón de veces en tu cabeza, en un millón de formas distintas, desde todos y cada uno de sus ángulos?

- No necesito tu ayuda ahora- responde el ave de presa- Ve con los demás.

- Ok.

Zumbador recorre la costa cercana al lugar donde Anfibio fue a investigar la caída de un objeto fragmentado desde el espacio. Encuentra el punto de impacto en tierra, un cráter de unos 8-10 metros de diámetro. A la velocidad que cayó, el impacto debía de ser mayor. Tuvo lugar una desaceleración.

Mira el mar. Si Anfibio esta ahí abajo no podrá ayudarle.

"Mierda", piensa mientras sigue la costa.

Bajo el agua, Anfibio es estrangulado desde atrás.

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Unos trescientos y pico kilómetros más arriba, lejos de la atmósfera; la nave insignia de la Cofradía se queda sin tripulantes. Están siendo asesinados por Kruele, hijo heredero de Simiente, y que solo puede ser definido como brutal; y Tantar, el asesino personal de Simiente, que siega vidas con una frialdad tal que casi parece ni mirarles al ejecutarlos.

Mientras los arquilianos intentan inútilmente repeler la agresión, su comandante se esconde en su camarote sujetando una copa de licor con un tentáculo tembloroso. Aparte de perder su vida, lo que más le asusta es perder su reputación en la Cofradía. Con ello perdería su puesto de mando; y su familia, sus derechos de mercadería, con lo que sus negocios descenderían. La desgracia hundiría su casa.

Entonces el hombre azul de pelo blanco aparece ante él, teleportado. El culpable de todo. El Gran Maestro.

-<Esta claro que la participación de vuestra Cofradía en este juego esta concluyendo, comandante. Será mejor que me entreguéis los fragmentos que tenéis, para continuar con el mismo>

(<*>Traducido del idioma comercial de la Cofradía.)

El comandante contempla las armas colgadas de la pared. Por un momento piensa...

Pero los arquilianos se esconden bajo el "mejor vivir para negociar otro día". Siguiendo las reglas del juego, el comandante saca los dos fragmentos de un recipiente y los entrega voluntariamente. El Gran Maestro los toma.

Con un dicho funerario arquiliano, se despide antes de teleportarse.

-<Que tu muerte reporte beneficios a la casa de tus ancestros>

El comandante cae al suelo gimiendo. Con sus tentáculos rompe sus vestiduras mientras recita los versos de los deshonrados.

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- Levanta, mujer- dice Una-Vell, en un acento ingles no muy correcto, a la Princesa Poder que, sin mirarla, esta arrodillada ante ella.

Jamas en toda su vida imaginó Zarda que se encontraría ante la presencia de uno de sus dioses. Para ella, la religión de su pueblo era únicamente mitología desfasada. Pero el símbolo que lucia, el casco, su piel, eran inequívocos.

Y si eso era cierto; el objeto que había venido a comprobar en las catacumbas, la leyenda trasmitida por generaciones era cierta.

- Levanta, mujer- repite ayudando a levantar a la sorprendida Zarda- No sabía que aun quedaban de los tuyos aquí.

- Creadora, los míos abandonaron este mundo hace tiempo. Yo soy la única que sigue en nuestro hogar ancestral.

- Si, si, te entiendo. Pero ahora debo bajar ahí abajo- le contesta señalando la entrada de las catacumbas- Hay en juego un vasto tesoro de conocimiento y una gran amenaza para este mundo...

La princesa de Utopía escucha pero no atiende. Pasado el momento de fervor religioso, su mente racional toma el control otra vez.

¿Qué hace una diosa enfrascada en un juego de búsqueda de poder? Los utopianos tienen a sus dioses por todopoderosos. ¿No lo son?

- Pareces ser una de los creadores. Cuéntame nuestro origen.

Una-Vell aparta su vista de la escritura, una versión del Kree evolucionada fuera de su cultura, grabada en la piedra que hace de puerta de las catacumbas.

Quizás sea la urgencia de su misión. O el ansia por el conocimiento que condiciona a su raza1. Sea lo que sea, Una también escucha sin antender.

Y baja a los dioses de su pedestal.

- Mucho antes de que ambas naciéramos, lo que vosotros llamáis milenios, los míos alcanzaron este planeta. Sus primitivos habitantes, a nuestros ojos, presentaban rasgos genéticos interesantes. Un pequeño grupo, procedente de una isla de... ¿el sur?, Si, del sur-sudoeste del continente que llamáis Eurasia, fue sometido a pruebas no autorizadas que derivaron en la ejecución de los perpetradores por intervención en el devenir evolucionario. Los miembros de aquel grupo fueron los precursores de tu raza.

Las palabras retumban en la cabeza de la princesa. Genética. Pruebas. Evolución.

No hay aliento divino. No hay costilla de Adán. Solo células en una probeta.

Una continua hablando, abriendo ya la entrada.

- ... a pesar del la prohibición de una nueva intervención, algunos Kree han observado con orgullo vuestros avances...

Primero Set. Luego ser dejada atrás por sus compañeros2. Ahora sus orígenes.

Zarda sujeta a Una por el hombro y, de un puñetazo, la aparta de la entrada.

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Minutos antes...

Anfibio investiga los restos que cayeron desde el espacio3. En la costa encontró el cráter que algo había provocado y nada más. Mira al mar y piensa en los que cayeron en él. Una breve carrera hasta que se ha adentrado lo suficiente en el agua y se zambulle. Sus ojos, adaptados a las profundidades acuáticas, le revelan el paisaje submarino con claridad. Ve un grupo de corales que, evidentemente, ha recibido un impacto y bucea hasta alcanzarlas. Observa y busca señales del objeto cuando siente una alteración en la corriente.

Dos manos fuertes le agarran desde atrás por el cuello y aprietan.

Ignorante de lo que ocurre, Zumbador deja la costa cercana tras localizar el cráter.

El hombre-pez se revuelve y logra sujetar las muñecas de su agresor. Aun con la fuerza de la que dispone, en parte porque su cuerpo ha compensado la inmensa presión de las fosas oceánicas, le cuesta liberarse de la presa. Cuando se gira para enfrentarse a su agresor, este le propina un golpe. Lo siguiente que ve y siente es que esta fuera del agua y luego, choca con tierra firme.

Se incorpora dolorido justo para ver a su oponente salir del mar. Humanoide de color oscuro como la tierra mojada. Rasgos faciales sin definir. Pequeños ojos amarillos. Pulgar situado más atrás que en un humano.

- Ve, habitante de este orbe. Ve y dile a los tuyos que yo, Enelvo, he llegado para proclamar el advenimiento4 de mi amo, Simiente. Luego, perece con los demás.

- Puedes pegarme, estrangularme o rajarme, pero no me aburras- contesta el escuadrón al cargar contra él- ¿y quién te ha enseñado a hablar ingles?

Enelvo no puede evitar que su empuje le haga caer contra unas rocas y romperse un brazo y parte de la cabeza. Ante el asombro de Anfibio, el ser parece disolverse como la arena. "¿Cómo pudo sobrevivir esto al descenso?", piensa.

Como respuesta oye una voz detrás de él.

- Viajo siempre acompañado de muchos cuerpos entre los que envío mi consciencia. Desgraciadamente, la esencia de mi yo es demasiado fuerte para ellos si me empleo a fondo.

- Espero que hallas traído de sobra.

- Suficientes, humano.

A pesar de su empeño, Enelvo vuelve a dominar a Anfibio. De nuevo aprieta su cuello y cruje como si fuera a partirse.

Entonces, de improviso, la presión disminuye. Y se aparta.

- Deprisa, retírate y localiza sus otros cuerpos.

Dolorido, Anfibio mira sin comprender al ser que ahora señala a un cuerpo tirado unos pasos más allá.

El cuerpo de un portador. Un portador Ovoide5.

- El talento natural de mi raza es parecido al de Enelvo. Puedo desplazar su consciencia con la mía.

- ¿Y no seria más fácil reducirlos con tu prisma?

- Hace poco me advirtieron que no lo daba todo por mi parte cuando combatía6...

Desde el bosque, varios cuerpos de Enelvo avanzan hacía ellos. Otros objetos en llamas caen desde el cielo al mar. Más cuerpos.

- No importa lo que intentéis, portador. Simiente no puede ser detenido. Tus amos lo saben. Tú lo sabes. Desistid.

Anfibio es el primero que oye ruido detrás.

Varios cuerpos sujetan la abandonada figura del Ovoide.

Un prisma protege a quien lo lleva de diversas proyecciones de energía, impactos e, incluso, continua su labor estando el portador inconsciente, aunque con menor efectividad.

Pero un impacto lo suficientemente grande, energías como las infrarrojas o tensiones como a la que se somete el campo de fuerza que envuelve ahora al Ovoide...

- ¡NOOO!- grita el portador al ver como arrancan un brazo de su cuerpo original. El brazo donde lleva el prisma. Por mucho que corre no llega a tiempo para impedir que lo despedacen. De inmediato, las pocas "extensiones" que quedan tras el esfuerzo del desmembramiento se abalanzan sobre él y acaban también con su consciencia. Todo lo que de ellos es arena.

Inmerso en su propia lucha, el héroe acuático ha visto el final de su ocasional aliado, ha oído su grito de muerte, pero no ha podido ayudarle. La rabia le da fuerzas para continuar pero sigue en desventaja.

Una suave melodía llega desde lo alto. Alondra Celeste emite su cántico, un grito sónico que derriba a los muchos Enelvo y también a Anfibio.

- Lo siento.

- Tendrás tu oportunidad para disculparte- le contesta él señalándole a los nuevos cuerpos que salen del agua.

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En medio del bosque, Halcón Nocturno se agacha y esquiva la hoja energética de la espada que usa otra de las hembras que ha llegado desde el mirador de Mahapralaya.

Como las otras lleva manchados los hombros, ropa verde ajustada. Es delgada y ágil, muy ágil. Su cara pálida esta cosida con hilo metálico.

Entre los arboles, moviéndose sobre las gruesas ramas, hay otra hembra. También delgada pero musculosa. Viste toda de negro y, al igual que su compañera, lleva los hombros manchados. Su cabellera, roja y enmarañada surge desde su cabeza y espalda. Lleva cuchillas en los guantes que cubren sus tres dedos, sus brazos, codos y botas. No tiene ojos, otros sentidos mejores se ocupan de ver.

Ríe quedamente cuando esta en posición y salta. Halcón oye el ruido de las ramas y se aparta antes de que le abra la espalda.

Rápida, la hembra de las cuchillas ataca, riendo como una loca, haciéndole cortes en los brazos. La otra apoya su espada en el suelo y observa divertida.

- Manchar hojas con heces le gusta ella- explica sin esperar que la oigan- La menor de las heridas deja huella así. Infecciones, ¿sí?

Halcón conecta un puñetazo en la cara de su atacante que corta su risa y la tumba de espaldas.

- Suelo vacunarme con regularidad. Pero, viniendo de donde venís, me haré un chequeo.

La de la espada gruñe. La otra se levanta y vuelve a reír como una demente. Los tres se mueven en círculos, vigilándose, estudiándose.

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Zumbador apenas se detiene para ver a Una y la Princesa Poder pelear. La Kree es más fuerte que un humano normal y esta entrenada. Dispara rayos energéticos desde el aparato que lleva en el antebrazo, buscando alcanzar a Zarda en los ojos.

Pero la hija de Utopía es superfuerte y casi invulnerable. Y está furiosa.

El nuevo actor en este drama, debe gritar varias veces para llamar su atención.

- ¡Kree! ¡Kree!- grita Simiente- Es obvio que no puedes vencer a esta hembra. No podrás conservar tus fragmentos. Entrégamelos como dicta el juego. ¡Yo si tengo poder para defenderlos!

- ¿Entregártelos a ti, carnicero? ¡Jamas, Simiente!

Zarda, reconoce el nombre por el aviso de sus compañeros7 y comprende que, ante este enemigo, es mejor aliarse con Una-Vell.

- Este es mi hogar- proclama dirigiéndose a él- y no eres bienvenido aquí. Ni a mi mundo.

- Muchos orbes he arrasado, (palabra alíen impronunciable). Sintientes más poderoso que tú han tratado de detenerme- levanta su brazo izquierdo y se cubre del rayo que le dispara Una, que rebota como la lluvia- Y tuvieron el final que tu vas a tener ahora.

La princesa vuela hacía él con los puños por delante. Chocan duramente pero Simiente la sujeta y la tira contra el suelo donde la golpea brutalmente. Una le propina una patada en el cuello que apenas siente. De un codazo, el dictador de Mahapralaya la aparta. Luego tira a un lado a Princesa Poder y sus ojos y boca comienzan a brillar en un rojo intenso. Zarda aprieta su brazalete y activa su escudo transparente.

- ¡No! ¡Apártate!- le grita Una corriendo hacía ella.

La mujer guerrera del Escuadrón comprende y emprende el vuelo demasiado tarde. Un rayo surge del rostro de Simiente. Las dos mujeres evitan el impacto directo pero no así la onda de choque y calor. Una, por estar más lejos, sale mejor parada.

El rayo sigue adelante. Atraviesa el bosque, quemando y cortando como un cuchillo caliente la mantequilla. Alcanza un edificio bellamente adornado con relieves que estalla en mil pedazos. Sigue adelante y sale a alta mar, lejos, muy lejos. Antes de perder intensidad, pasa sobre un asombrado pesquero.

Simiente llega hasta Una y, sonriente, le quita los fragmentos. El ruido desde lo alto llama su atención. Hiperión ha llegado.

- ¡Apártate de esa mujer y deja esos fragmentos, Simiente!- brama tras hechar un breve vistazo hacía su amada Zarda.

- El heroico Hiperión- su sonrisa se ensancha. Ve también el efecto de un portal que se abre entre los arboles- Me preguntaba cuanto tardarías en aparecer. Esta no es una visita de cumplido tras tu visita a mi orbe8

- Se porque estas aquí- le corta Hipe- Y no permitiré que tu búsqueda del poderUUURRGHH!!!

Golpeando desde atrás Kruele, el hijo de Simiente, le derriba. Babea y tiene ojos de enloquecido.

- Padre, permíteme que sacrifique para ti a este (palabra alíen impronunciable. Buscaos un diccionario)

El amo y señor alienígena asiente. Su interés está centrado abajo, en las catacumbas. Su instinto le dice que allí es donde debe esperar la llegada de su principal rival en el juego.

Pero no baja solo. Detrás de él va Una, magullada y aturdida pero decidida.

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Sobre el planeta, el Doctor Espectro y Skrull, recién llegados del mundo del Anillo, junto a Dezan, ayudan a los Portadores, muy mermados por las fuerzas de Mahapralaya.

Más lejos, la Cofradía ya ha sufrido perdidas más que suficientes. En vista de que el juego no reportará beneficios, la flota Arquiliana salta al hiperespacio.

Con su retirada, los mahapralayaneses(vaya nombrecito :) ) se vuelven hacía la nave Kree que ya esta recibiendo un duro castigo.

- <Capitán, el enemigo converge hacía nosotros. Su numero sobrepasa nuestras capacidades>

(<*>Traducido del idioma Kree)

- <¿Defensa y ataque?>

- <Cañones de plasma sobrecalentándose, señor. Hemos perdido cinco torres de protones. La fuerza de nuestros escudos baja. Estoy desviando energía de otros sistemas>

El capitán Kree observa las pantallas. Les rodean y se ciernen sobre ellos. Busca entre sus memorias injertadas una estrategia que le ayude a salir de un callejón sin salida. Decide ser imaginativo.

- <Abran bodega CC2>

- <Abriendo bodega CC2>

- <Oficial, active autodestrucción del centinela>- continua dirigiéndose al oficial científico mientras se acerca al tripulante que se ocupa de la compuerta- <y lánzelo>

- <Centinela 28342173-P en cuenta atrás>

- <Lánzelo>

- <Señor, la compuerta aún no sé...>

- <¡Pues hágalo!>

- <Menos 1432, señor>- informa el oficial científico.

- <Compuertas casi abiertas>

- <¡Lanze el centinela!>

- <Ignición>

En el vacío del espacio no se oye como las puertas se doblan ante los hombros del Centinela, un robot de unos ocho metros de altura.

-<¡Acción evasiva>- grita el capitán.

Con los motores al máximo y toda su potencia de fuego, el navío Kree busca una salida del infierno.

Segundos después el Centinela detona, dispersando a los guerreros instantáneos creados a partir de las escamas de la piel de Simiente que están más lejanos. Los otros no tienen tanta suerte.

Los Kree han comprado algo de tiempo.

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La hembra de la risa enloquecida deja caer su brazo buscando más sangre. De repente, nota que su brazo pesa más y descubre asombrada al mirarlo que en sus cuchillas tiene clavado un tronco de tamaño medio.

- ¿Molesto?- le dice Zumbador a su lado.

El hombre más rápido del mundo esquiva, con el característico zumbido que se oye cuando corta el aire, el otro brazo de la mujer y recoge a Halcón Nocturno.

- Te dije que fueras con los demás.

- Tú estas más necesitado de ayuda.

- No lo creas- responde Halcón- pero ya que estas aquí, ocúpate de esa demente.

- Fácil.

Se separan. La hembra de la espada encara a Halcón. Aumenta la potencia de su arma energética.

- Grande rival eres, ¿sí? Trabajo darás mi. Bien.

Ambos giran buscando un descuido. Halcón mete su derecha a su espalda bajo la capa y saca un aparato, apunta y dispara. Un estallido y surge una punta metálica sujeta a una fina cuerda. La hembra se ladea y agacha ligeramente su cabeza. La punta se clava en el árbol donde el héroe apuntaba. Mueve la cuerda con agilidad y rodea con ella la muñeca armada. Luego tira, obligándola a levantar el brazo. Un rodillazo, otro. La hembra se dobla y la golpea con los dos brazos en la espalda. Ella cae de rodillas y él saca otro aparato, un taser. No le da tiempo a clavar la espada en el vientre. Halcón coloca el taser en su cuello y una descarga eléctrica la deja inconsciente.

Zumbador no tiene problemas en esquivar los ataques de la otra, que continua riendo pero se nota que esta frustrada y enfurecida. Las bromas e insinuaciones sobre su vida social por parte del supervelocista no ayudan.

- Zumbador, ¿estas jugando con ella?

- ¡Oh, no! Es que te vigilaba por si tenías problemas.

- Acaba ya.

Acelerando, toma una pequeñas piedras y se las lanza. La mayoría al estómago, lo que la obliga a bajar los brazos, momento que aprovecha para lanzar una serie de veloces golpes que la derriban.

- Velocidad bien dirigida se convierte en poder- dice desde detrás de Halcón- ¿No te has preguntado donde habrán aprendido ingles?

- Es probable que no sea su primera visita a la Tierra. O han captado nuestras señales de radio y televisión.

- Si, hablan tan mal como en un programa de "prime time"

- ¿Y los demás?

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Bajo tierra, Simiente camina a la luz de farolillos de tosco cristal que prenden al paso del visitante. Las trampas y medidas de seguridad son superadas con insultante facilidad o ya han sido anuladas. Llega a una amplia estancia, con diversas oquedades a modo de puertas, donde apoyado en una pared espera el Gran Maestro. Se separa de ella y muestra sus fragmentos.

- Como suponía, no era necesario buscarte- habla Simiente sacando también los suyos.

- Y como yo suponía, eres el más capacitado por tu violencia y determinación para alcanzar el tramo final de este juego.

- Más que un juego para mí, Maestro.

- Puedes llamarme Dwi Gast, el nombre que recibí al nacer. Te concedo ese privilegio como digno rival que eres.

- ¡¿Me concedes?! ¡¿Tú a mí?!- la ira se refleja en su rostro- ¿Acaso te consideras mi superior?

- Casi estaríamos a la par. Pero no dudo de cual sería mi destino.

- Entonces, según las reglas, entrégame tus fragmentos.

- El Gran Maestro siempre juega hasta el final.

- ¡Necio! ¿Reconoces mi superioridad pero aun así te resistes?

- Esto no ha terminado. Todo los juegos tienen un componente de azar- afirma el Gran Maestro observando como Una-Vell se acerca.

Antes de que puedan continuar otro personaje entra volando a gran velocidad, esquiva por poco a Una y golpea violentamente en la espalda al gobernante de otro mundo. Ambos salen despedidos hacía otro salón, seguidos por Una.

- En este caso- afirma el Primigenio mientras recoge los fragmentos perdidos- los superseres de este mundo.

Ignorando los ruidos de la batalla, prosigue su búsqueda.

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- Uno...

- ...dos...

- ¡ ...TRES!

- ¡ ...TRES!

Al unísono, Princesa Poder e Hiperión golpean a Kruele que sale despedido hacía el bosque. Algunos arboles caen.

- Fuerte pero poco hábil luchando- constata Hipe.

- Simiente ha bajado a por el fragmento que los míos guardaron.

- No lo tendrá. ¿Estas bien?

- Soy una guerrera utopiana- responde ella apartándole bruscamente- He vivido más que tú y soportado cosas peores.

Dolido por la frialdad y dureza que le demuestra, Hiperión la sigue.

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En una playa, llamada de los pescadores por los utopianos, los cuerpos de Enelvo destrozan unas viejas barcas para alcanzar a Anfibio. Alondra vuela bajo y estira el brazo para recoger a su compañero. Pero uno de los cuerpos se sujeta a las piernas del hombre-pez. Alondra apenas puede sujetar a ambos. No digamos si forcejean.

Finalmente, se les escapan y ambos caen al mar.

Acercándose a las barcas, Halcón Nocturno ve como Zumbador golpea los cuerpos hasta que se deshacen.

- Aquí ya no haces falta- apunta a su compañero.

- Vale, vale. Iré donde me aprecien- responde con una sonrisa.

Alondra vuela veloz pero no llega a tiempo de advertirle.

El ave rapaz contra el crimen ve surgir nuevos cuerpos del mar. Demasiados oponentes y superiores a él.

- Alondra, bárrelos con tu grito.

- ¿Qué crees que he estado haciendo? No paran de llegar. Y he perdido a Anfibio.

- Recógeme.

Una elegante maniobra y se eleva con él.

- Adéntrate en el mar. Daremos un rodeo y buscaremos a los demás.

- ¿Y Anfibio?

- Hiperión o Skrull están más capacitados para encontrarlo.

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Al este, isla adentro, un géiser de tierra y roca surge del suelo. Y con ellos un escuadrón de piel verde.

Si Skrull no hubiera adoptado una forma tan densa, el rayo de Simiente hubiera acabado con él en lugar de hacerle daño. Por suerte, esa forma le salvará del impacto en el mar.

Zarda e Hipe toman el relevo contra el déspota de armadura roja, sacando literalmente a Una- Vell de debajo de sus puños. Zumbador tiene que excavar para apartar los escombros y llegar hasta sus amigos.

El punto en el que se encuentra el Gran Maestro parece que se va a venir abajo también. Los farolillos que aun aguantan en las paredes iluminan los grabados de eras pasadas y la figura tallada en piedra de la utopiana que recibió el fragmento, que un momento antes estaba en sus manos.

El Gran Maestro ha jugado a muchos juegos. Lo que tiene ahora es un simple puzzle. Une las partes y obtiene una tablilla. Las líneas grabadas en cada una de ellas forman un todo, un lenguaje escrito que el Maestro comprende a pesar de no haberlo aprendido nunca, tal es el poder de la tabla y lo que hay detrás de ella.

Incluso siendo consciente del peligro, como dijo anteriormente, él juega hasta el final. Con ceremoniosa lentitud, lee la escritura. El aire parece electrizarse a su alrededor.

Y nada más.

Hasta que llega el dolor. Intenso. Como hacía mucho que no lo sentía9. Vomita sangre. Sus órganos diluidos escapan por todos sus agujeros corporales.

Todo ser inteligente desaparece de la isla. La vegetación se seca. La fauna en 7km alrededor se pudre. Edificios y rocas se vuelven polvo hasta que la isla queda a la altura del nivel del mar y las olas comienzan a invadirla.

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Libre por fin de Enelvo, Anfibio regresa a la superficie. Con ojos desorbitados observa horrorizado la isla Utopía evaporarse. No se lo puede creer. Todo ha desaparecido. La angustia crece en su pecho y la descarga con un grito de rabia y dolor.

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PROXIMO NUMERO: ¿Es este el resultado del juego? ¿Ha sido inútil el esfuerzo del Escuadrón? Descúbrelo en: La Mano Ganadora.

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1.- Los Kree de esta realidad basan sus vidas en el conocimiento.

2.- Leer numero 8.

3.- Después del 8, leerse el 9.

4.- Ningún servidor de Simiente se atreve a decir que ayuda a su amo. En caso contrario sera ejecutado.

5.- El mismo que se vio en el numero 8.

6.- Fue un portador(eslizoide). ¡También en el numero 8!

7.- Esta vez, en el numero anterior.

8.- Hiperión estuvo en el mundo de Simiente en algún momento anterior a quedar atrapado en la Tierra Marvel. No se ha visto ni leído en ningún sitio. Solo trato de darle una historia pasada a la serie :)

9.- El gran Maestro, como los demás Primigenios, es inmortal y casi, casi invulnerable.

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CARTAS A OTRA-TIERRA

Ha costado pero aquí tenéis otro numero. La historia finalizará en el próximo.

Seguiré esperando opiniones y descalificativos.

DCreyentes saludos.

(Hmmm, quizás no deba seguir usando esta despedida con DCtopia en proceso de renacimiento)

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