EL HALCÓN VOL. 2 #11
Un día precioso
Guión: DOB
Dedicado a Claudia
PORTADA: Una chica morena, de unos diecisiete años, sentada en una cornisa, con un camisón transparente: está llorando y tiene el pelo alborotado. A lo lejos se ve el sol luciendo en el cielo.
Era un día precioso. El sol ondeaba en lo alto y el calor del mediodía ya se hacía notar.
Parejas de novios paseaban por los alrededores del "gran parque"; muchos ya sentados se propinaban caricias de los enamorados. Un grupo de adolescentes jugaban un partido de baloncesto en una pista de deportes que había no muy lejos de allí. Los pájaros, alborozados por el calor, cantaban haciendo del parque y de los alrededores un sitio tranquilo y apacible.
Las carreteras, eso sí, estaban infestadas de trafico. Como las calles circundantes, abarrotas de personas que iban o venían de comprar. Cada uno a su manera, allí, era feliz.
El Sargento Tork, esa mañana había quedado a comer con Sam, pero éste, no se había presentado, por motivos por así llamarlo, "superheroicos". Por lo tanto, sin mucho que hacer esa mañana, había decidido darse un paseo por Central Park, por aquello de aliviar tensiones; que es bien sabido que los policías, siempre acarrean lo suyo.
En uno de los kioscos de la entrada había comprado un par de perritos calientes y un vaso de café.
Sentado allí, viendo toda la majestuosidad de aquel parque, se sentía bastante cómodo.
Aquel era uno de esos días, en los que piensas que todo te va bien en la vida. Tienes un empleo, dinero para gastar, amigos, familia. ¿que más puede querer una persona?
Bien es sabido en todo el departamento, que el Sargento es un buen tío. ¿Buen tío? -se preguntaba. -¿Lo era?-
Cuando terminó el café y el segundo perrito, decidió dar un paseo, por eso de estirar las piernas. Todo a su alrededor rezumaba belleza y paz. Y era extraño; ya que Central Park es un sitio bastante llamativo, por decirlo de alguna manera, para la delincuencia. Pero no, aquel día no lo era. El único elemento delictivo que podía encontrar, por lo menos sin meter el hocico muy a fondo en las personas que se encontraban a su alrededor, era, si acaso, un poco de hierba que fumaban un grupo de seudo-hippies. Pero bueno, siempre se podía hacer la vista gorda, y más en un día como este.
Relajado y cansado de andar, volvió a la comisaría. Allí le esperaban un grupo de agentes, que al verlo entrar lo saludaron.
Ya dentro, fue directo a su oficina. A primera vista todo era normal. Aunque quizás demasiado normal para tratarse de un distrito tan conflictivo como aquel.
Pero, claro, era un día feliz.
Cuando abrió la puerta de su oficina y se sentó en su mesa, se encontró con una carta.
Cuidadosamente la abrió. Se trataba de una citación para una gala de la policía. En ella, además de la invitación, se le avisaba de que le iban a hacer entrega de una mención especial. Sonrió. Aquella era la primera vez que recibía un premio. La alegría le inundó por un momento. Recostándose en su silla, intentó imaginar aquel suceso. Alguien le estrecharía una mano, y después le daría la placa conmemorativa o la medalla de rigor, todos aplaudarian y se iría a casa contento.
Marcó el número de Sam. No contestó.
- Maldita sea, por una vez que tengo algo bueno que comunicarle-
Al otro lado de la mesa tenia un montón de documentos que tenia que pasar a limpio. Cosas internas.
Hasta la hora de comer, todo transcurrió tranquilo, Tork recostado en su silla, aporreando la maquina de escribir, y de vez en cuando probando un sorbo de café.
A la hora de comer, aceptó la invitación de Fiona, una de las patrulleras -de muy buen ver, por cierto-. Comieron, hablaron y sonrieron hasta las cuatro de la tarde; pidieron la cuenta, pagaron y Tork fue directo a la casa de Sam.
Una vez allí, pulsó dos veces el timbre. Nadie contestó.
Optó por esperar un rato.
A los quince minutos se presentó Mercedes.
- Hola, ¿no está Sam en casa? -
- No, llevo un rato esperando y no ha aparecido -
- ¡Que mal! Había quedado con él a las 5 para que me ayudara con el traslado -
- ¿Te mudas a otro sitio? -
- Si, he encontrado un piso bastante bonito no muy lejos de aquí - hizo una pausa - ¿Te importaría ayudarme? Tengo las llaves. ¿subimos?-
- ¿Son muchos bultos?-
- Cuatro tonterías - sonrió picaramente
A la media hora Tork y Mercedes cruzaban la calle. Ella con dos maletas, y Tork con un pesado baúl que casi no podía llevar.
- Veo que has comprado mucha ropa -
- Sí. Comenzar una nueva vida, puede ser muy caro -
- Si, pero podías haberme avisado que habías comprado media tienda - refunfuñó para si
Y sí, el piso que había comprado Mercedes, no estaba muy lejos, por lo menos relativamente. Sin cargar con un baúl de cincuenta kilos, las cosas suelen estar más cerca de lo que verdaderamente están.
El lugar que Mercedes había elegido para empezar una nueva vida, era un tercer piso de un edificio de cuatro plantas.
Parecía desde el exterior ser una buena vivienda, sobre todo estando ubicada al lado del Bronx.
Por supuesto no tenía ascensor; así que Tork tuvo que cargar con el baúl los tres pisos. Eso si, descansando cada poco en la subida.
Mercedes abrió la puerta
Aun amueblado, el apartamento parecía muy espacioso. Un lugar bien escogido, no había duda.
-¿Quieres una copa?-
- Estoy de servicio, Mercedes -
Mercedes lo miró fijamente.
- Bueno, una y me voy -
- Hecho -
Después de dos güisquis y de mucho hablar, Tork decidió que ya era hora de irse.
Tardó un poco en encontrar una pausa entre conversación y conversación; y es que, Mercedes, hablaba por los codos.
- Bueno, me tengo que ir - dijo al final rotundamente, pero sin llegar a ser ofensivo.
- Vale, muchas gracias. Ya sabes que ésta es tu casa. Cuando quieras pásate por aquí, estaré encantada de hacerte una buena cena o de tomar algo. Os debo mucho por lo que habéis hecho por mi -
- No te preocupes. Cualquiera lo habría hecho. Ya sabes que Sam es un trozo de pan-
- Si, Sam es un hombre muy bueno. Después de que recoja esto voy a ir a su casa. Además, quiero que vea el piso. Después de amueblado ha cambiado mucho.
- Lo supongo-
Al cerrar la puerta, Tork suspiró. Mercedes era muy buena chica. Además de atractiva. Muy, muy atractiva. Y tenía dos... ¿que había sido eso?
Tork había creído haber escuchado un grito. Procedía de arriba.
- Socorro - volvió a escuchar.
La voz era de un varón. Tork corrió tan rápido como pudo hasta encontrar a un hombre de unos cincuenta años.
- ¿Qué ocurre? - dijo Tork
El hombre estaba muy alterado.
- Mi hija, está mareada y se va a caer - dijo entrecortadamente.
- Cálmese, por favor. Soy policía - enseñó la placa - ¿qué ocurre?
- Mi hija, está en la cornisa, está un poco mareada -
- ¿Mareada? ¿Ha tomado alguna droga? -
- No lo sé...- por el tono de su voz, sí que había tomado drogas.
- Está bien. Llame a la policía. Diga lo que ocurre y que el Sargento Tork se encuentra aquí. Ellos sabrán que hacer-
- No tengo teléfono -
- Pues busque uno, o llame desde la casa de un vecino ¿Donde está ella? -
- Arriba, en el cuarto piso-
Tork corrió como alma que lleva el diablo. Cada segundo era vital.
Entró de la misma forma a la casa, echando una rápida ojeada, hasta dar con la habitación de la chica: Póster de los Back Street Boys, cuatro ositos de peluche y un set de maquillaje.
Alfombra roja y cama con colcha rosa. También vio allí un jeringuilla y una cuchara con un poco de "caballo".
La ventana que daba al exterior estaba abierta. Las cortinas de color beige se movían empujadas por el aire.
Fuera, el trafico rugía. Pudo también escuchar un sollozo en el exterior.
Se asomó lentamente. Lo que menos quería en ese momento era asustar a aquella chica.
Fuera, a pocos metros de la ventana, se hallaba su objetivo, sentada en el mismo filo de la cornisa; Una adolescente de menos de 17 años, la cara con el maquillaje corrido a causa de las lagrimas y un camisón semitransparente donde se podía apreciar nítidamente las bragas y el sujetador. Era guapa, o mejor dicho, debía, tras ese maquillaje, ser muy guapa. Su pálida cara hacía contraste con un largo y moreno pelo alborotado, que le caía por los hombros, y que ocultaba unos perfectos ojos grises. Tork, al ver esta escena, sintió pena, como nunca antes. La vida es trapera y a veces te engaña.
-Hace frío ahí, ¿verdad?-. Sonaba estúpido pero no encontraba algo mejor que decir.
La chica lo ignoró.
-¿No te apetece hablar?-.
Balbuceó algo. Estaba bastante drogada. Seguía llorando. En silencio.
-¿Puedo ayudar en algo?- se escuchó detrás de Tork
-¡Joder!, ¡que susto me has dado!-
-Lo siento...-
Un hombre sin casi pelo, y con un poco más de sesenta años, había irrumpido en la escena.
-¿Quien es usted?-
-Soy el vecino del segundo. He escuchado el ajetreo y he venido a ver que es lo que pasaba-
-¿La conoce?-
-Si, bueno, somos vecinos. La conozco desde pequeña. Antes se juntaba con mi hija y jugaban aquí abajo
"¿Qué me cuesta mirar hacia abajo?. ¿Qué me cuesta mirar y sonreír antes de tocar el suelo?. ¿Qué impide que solo sea una simple chica?. ¿Qué viva para mi misma y sueñe con tocar el cielo con mis manos?. ¿Qué me impide morir, ahora, en este mismo momento?"
-¿Qué ha dicho?-. Los dos se miraron.
-Ni idea. Parece que "esté" hasta arriba-.
-¡Chica, ven hacia aquí!-. Gritó Tork.
"Háblame aquí de amor. De amor blanco, de dulces polvos de libertad.
Háblame y moriré de un disparo en la garganta.
Háblame de blanco color de mis ojos y te daré mis deseos.
Deseos para vivir de nuevo este mundo de ángeles sin reino."
- No creo que le escuche, está drogada hasta el culo - dijo el vecino
- ¿Cómo se llama?- preguntó Tork
- ¿Yo?, Bill-
- ¿Bill?. Bien, Bill... Ya sé que está drogada, pero por lo menos hay que intentarlo.
- ¿Dónde coño estarán los refuerzos? -
- ¿Más policía? ¿Quiere que llame?-
- Ya ha llamado el padre. No entiendo porque tardan tanto-
- ¿El padre? !Je! Como no haya ido a llamar desde una cabina... Lo he visto largarse cuando subía-
- Si, me ha dicho que no tenía teléfono -
- Je...miré- Bill le señaló al interior del cuarto - ¿No tiene teléfono eh?
Al lado de la cama había un pequeño aparato telefónico de color rosa, a juego con la habitación.
- Puede hacer el favor de llamar -
- Tranquilo, tengo móvil. Cuente con mi ayuda para lo que quiera -
"Ayudar a coger las rosas del tiesto dorado. Plantar una semilla y volar al infierno; que bonita escultura de dioses y profanos.
¿Por qué es tan puta la vida?. ¿Por qué todos somos de esta forma?.
¿Por qué no es el mundo de color rosa?. ¿Por qué he tenido que hacerlo?.
¿Por qué la probé primero y no pregunte antes?"
- El padre es un cabrón, debería estar aquí. ¿Y la madre? -
- La madre murió hace años. Y sí, el padre es un cabrón -
"Padre, ¿por qué tuviste que ser tú el que te quedaras?
¿Por qué me observabas tan atentamente?. ¿Por qué te acercabas tanto?.
¿Por qué no me querías sin más? ¿Por qué tenía que buscar yo siempre tu amor?"
- Ha dicho "cabrón" en un tono un poco peculiar -
- Si, es un cabrón. Se lleva mal con todo el vecindario y eso que no somos muchos. La verdad es que cambió mucho desde que la madre murió. Mis hijas me han dicho que a veces oían gritos-
-¿Discusiones?-
-No. Creo que algo más- Aquel "más" asqueó profundamente a Tork
"Más, siempre querías más de mi. Yo lloraba y tu seguías. Yo gritaba y tu gemías.
¿Por qué las cosas son así?. ¿Por qué mamá y no tú?
¿Por qué no estamos todos muertos?.
¿Por qué?."
-¡Se ha levantado!- exclamó Bill señalando hacia la chica. -!Joder!, va a saltar!-
- ¡No lo hagas!- gritó Tork
- ¿Como se llama?- Tork se volvió hacia Bill
- Vanesa, creo-
- Vanesa -gritó- Para, todo se puede arreglar. No hace falta que lo hagas. Él pagara lo que se merece.
En ese preciso instante los bomberos y la policía aparecieron al unísono. Rápidamente unos y otros se desplegaron por la zona.
Vanesa estaba de pie. Su camisón era acariciado dulcemente por el aire. Su pelo negro caía sobre los hombros cómo abatido. Ahora no lloraba.
Quizás en un momento de coherencia volvió la cabeza hacia Tork que le gritaba desde la ventana.
En ese momento, cerró los ojos.
-¡No!- gritó Tork lanzándose a la cornisa
Vanesa tardo aproximadamente dos segundos en llegar al suelo y aplastarse contra el pavimento. Lo último que ella vio, fue un dragón rojo y verde que volaba a su alrededor.
Lo ultimo que vio Tork antes de que Vanesa se lanzara al vacío, fue una grata sonrisa en sus labios.
Por la noche la entrega de premios cumplió con su cometido. Muchas alabanzas y una mención de honor en el pecho.
Todos los que le dieron la mano, lo animaron por lo que había acontecido aquella tarde. Tork, por supuesto, no se animó.
Sam también lo intentó pero sin éxito alguno. Cuando intentó ofrecerse para buscar al padre, lo único que dijo Tork fue: - Es mío -
A la semana siguiente, después de unas cuantas visitas a unos cuantos sitio de dudosa reputación -véase bares de mala muerte- y después de unas cuantas conversaciones con grandes ojeadores -véase chivatos- Tork pudo localiza a Brian Treest en un motel al este del Bronx.
Después de pagar al portero - para que no le molestases - subió al piso adecuado.
Tocó a la puerta.
- ¿Quién es? - se escuchó en el interior. La voz temblaba.
- Servicio de habitaciones, capullo. Abre la puerta o la echo abajo -
Después de una fuerte patada -que rompió la cerradura - Tork entró revolver en mano.
Cuando Brian estaba a punto de salir por una de las ventanas, Tork, disparó al aire.
- Quédate quieto, cabrón -
El Sr. Treest ni siquiera intentó moverse.
- Siéntate- ordenó.
El cuarto era un desvencijado remedo de cosas sin valor. Seco, pútrido, sucio, descuidado.
- La mierda va a la mierda - pensó
- Sabrás lo de tu hija, ¿verdad? -
- Estaba asustado, las drogas ya sabe, me las hubieran cargado. No eran mías, se lo juro - tartamudeó.
- Eres mierda, nunca entenderé como alguien puede hacerle algo a su propia hija -
- Es mentira. Todo lo que haya dicho es mentira. Yo la quería. Era mi hija- siguió tartamudeando
- Sigue hablando y dame más motivos- el arma tembló en las manos de Tork
- No hay pruebas. No me puede hacer nada-
- ¿No?. ¿Eso crees?. ¿Sabes lo que es el ADN?-
Brian Treest calló.
- Tenemos un camión de ADN tuyo. De peines, cepillos de dientes. ¿quieres que siga? -
- No lo hice, se lo juro. Ella me obligaba... -
- Contusiones en la vagina. Morados en la espalda. Restos de semen en la vagina y ano ¿quieres que siga?-
- Por favor, no me mate...-
- No lo voy a hacer - bajó la pistola.- Ya me he encargado de difundir rumores de pedrastría sobre ti. Todo recluso con un par de luces, sabrá lo que has hecho ¿Sabes como tratan a los pedrastras en la cárcel?-
La cara de Brian Treest se desencajo.
- ...Son las nenas de allí, por lo menos hasta que aguantan...
Tork cogió un walki-talkie de su bolsillo y dijo: -Ya podéis entrar, todo vuestro-.
Cuando Tork salió del motel la luna se encajaba en el horizonte. Sin poderse aguantar Brian Treest rompió a llorar mientras era introducido por dos agentes en el coche de policía.
Tork se abotonó el abrigo; hacía frío.
El coche patrulla no tardó en marchar. Y allí quedo, parado y en silencio.
Ni siquiera el imaginar el destino de Treest pudo hacerlo sonreír.
Fin.
CORREO DE LOS LECTORES
Mejoramos número a número con esto de los fill-ins. No sólo no estoy dando ni chapa, me crece la fauna de secundarios de la serie y la calidad aumenta a un ritmo increíble, sino que se me perfilan las caracterizaciones de la personajes como yo desearía poder hacerlas. Dob hace la de Tork simplemente magistral, tenía pensado hacer un número con Tork de protagonista, pero dudo que me hubiese salido la mitad de guay que a ti.
Pasemos a responder la carta del mes, me escribe un tal Oscar García que dice haberse leído algunos números de la serie, tras recomendarle la web un amiguete. Bueno lo primero de todo le dije que se suscribiese a la lista de correo Marveltopia (en www.yahoogroups.com), para que le lleguen los números a su correo electrónico y no tener que esperar a que el editor de turno actualice la web. Cosa que sucede unas tres o cuatro veces al año. Xd
Sobre tus comentarios, gracias por tus alabanzas, y sobre todo por esa crítica a la caracterización de Tork, supongo que con este número estarás contento. Y sobre tus sugerencias, verás en breve que alguna ha calado en mi, y pronto las verás plasmadas en la serie.
Gracias "sotabastos" por escribir y animarte a que lo sigas haciendo, tanto en ésta como en las demás series que pululan por ahí.
Por último, volver a agradecer a the Dob, guionista de Motorista Fantasma y Neal Conan, por haberme regalado este número.
Un saludo a todos/as y escribid a fordcopp42@hotmail.com o a nraven@teleline.es para opinar sobre este número o sobre lo que os rote.