DOCTOR EXTRAÑO VOL. 4 #2
Saludos desde la cripta
Guión:
José González
Portada: Mr. Voodou
Avanzas lentamente hacía la luz de la chimenea.
Mirando desde atrás el viejo sillón de una plaza, puedes ver los cuernos que
surgen tras la cabecera.
Alcanzas el sillón y miras a quien esta sentado en él. Lleva un batín a
rombos rojos y negros. Sostiene una copa en una mano y un puro en la otra.
Su piel verde y con manchas, sus cuernos retorcidos, la fea dentadura de
grandes dientes, la maldad que se desprende de sus ojos. Sí, reconoces a
Satanish, el supremo, uno de los grandes demonios.
- Aaah, bienvenido- te saluda el otro "rostro" de Satanish, un par de ojos y
una boca igual de horribles situados en su abdomen, que puedes ver porque el
batín está abierto a esa altura- Vamos no seas tímido, toma asiento.
La cabeza hecha un trago mientras la cara inferior da una calada al habano.
Puedes ver como se retuercen almas humanas en la ceniza.
- Ya ves a que nos dedicamos ahora los poderosos- dice la cabeza.
- Puesto que el Hijo de Satan me sacó del negocio- continua el rostro
inferior- y no puedo aparecer en ningún cómic, de momento- esto último en un
tono sombrío- me distraigo relatando historias a quien quiere escucharme.
Tengo que ser muy bueno contándolas- sonríe- ya que he embaucado a muchos
hombres con ellas. ¿Te gustaría escuchar una?
Te gusta leer y escribir. Escribes relatos en Internet sobre hombres que
trepan por edificios, vuelan con alas de pájaros o poseídos por espíritus
vengativos. Como respuesta te inclinas hacía atrás, reposando comodamente tu
espalda y cruzas las piernas.
- Bien. Te contaré una historia verdadera. Son las mejores. Involucra al
hechicero humano Stephen Extraño y sucedió en Old Burying Ground, Cambridge,
Massachusetts.
Permíteme que la titule, irónicamente,
SALUDOS DESDE LA CRIPTA.
Por Jose Gonzalez.
Una agradecida y cobarde distracción.
Cuando Luke Cage, el héroe de alquiler, fue contratado para perseguir y
entregar a la justicia a un estafador que engaño a medio Bronx, agradeció la
distracción por unas semanas. Pero al mismo tiempo, reconocía su cobardía.
No sabía como reaccionar ante el hecho de que su amigo, Danny, se estaba
muriendo1. No se sentía cómodo junto a él.
¿Cómo tratar a un amigo que va a desaparecer?
Cuando alcanzó al estafador en Old Burying Ground y descubrió que había
contratado a un par de ex profesionales de la Federación de Lucha de Peso
Ilimitado2, descargó su dolor en la cara de aquellos idiotas.
Ahora, mientras el mundo gira y los equipos de limpieza retiran coches y
mobiliario urbano destrozado tras la pelea, mientras los vecinos aplauden o
abuchean al héroe en una de las noches más horribles del lugar, Ryan desata
su venganza.
Ella, la mujer a la que adoraba, le rechazó y se casó recientemente con
otro.
La bombilla ilumina sus gafas redondas de culo de botella. Nervioso por la
impaciencia, pasa su mano por su grasiento pelo peinado hacía atrás y luego,
con una fuerza que esconde su delgadez, coloca el pesado jarrón sobre una
mesa.
Lo compró en una tienda de San Francisco casi dos años antes. No supo decir
hasta la fecha el porque.
El jarrón es verdaderamente feo; de unos 30 centímetros de alto y 30 de
ancho en su centro, con una base más pequeña y un grueso relieve de tallos y
hojas.
Ata a Juliette, la perra que recogió de cachorro en la calle, en la única
cripta del viejo cementerio(usada para el contrabando y luego por los
ángeles del infierno como escondite durante sus transportes de droga y
ampliada por estos mediante excavaciones) ha reunido cadáveres de este y
otros cementerios. El ritual así lo exige.
A varios kilómetros de allí, en los exteriores de una casa de dos plantas en
las afueras, una vegetación con flores, desconocida en la zona, se extienden
hacía la misma. Penetra en ella por puertas, ventanas y chimeneas. Atraviesa
el sótano. Se cuela por wateres y desagues. Los recién casados despiertan en
su cama cuando tallos y hojas les rodean y aprisionan. Les asfixian,
rodeando sus cuellos, taponando narices y bocas. Les matan de miedo.
Por la mañana, no hay rastro de ellas.
En Greenwich Village, Nueva York, Extraño percibe un atisbo de maldad.
Tres noches después, Chuck Raney, se tambalea borracho por las calles
desiertas a altas horas de la madrugada. Su único logro reconocido en la
vida ha sido ser un matón. Desde el colegio hasta el instituto atormentó a
Ryan. Hoy en día, aun lo hace.
Se apoya en una pared y vomita alcohol y cacahuetes.
"Menuda mierda llevo encima", piensa, "Esta mascada me huele como esa
colonia cara que usa Amy"
El perfume es embriagador, relajante. Le pesan los parpados. Se cae de
sueño.
Despierta boca abajo. Algo tira de él. Alza la cabeza y ve que parte de su
cuerpo ya ha sido introducido en una alcantarilla por unas plantas. No puede
gritar. Se enredan en su cuello. Rompe sus uñas intentando agarrarse
inútilmente al asfalto. Y finalmente todo él es arrastrado.
En el reducido espacio cilíndrico, es aplastado por la maraña vegetal. Su
muerte es espantosa. Lo último que huele es el aroma de las flores. Su
último recuerdo es el de raíces que colocan la tapa metálica para sellar su
tumba.
Regresan en un coche de alquiler, una vieja ranchera, porque el mago más
poderoso del planeta quiere mezclarse con la gente que protege, después de
su último caso. En ocasiones, su línea de trabajo le aparta tanto
emocionalmente de las personas que tiene que restablecer la conexión.
Conduce Wong, criado y amigo, un oriental calvo (o rapado. Nunca lo hemos
sabido). A su lado esta el cuerpo de Stephen Extraño, en trance desde hace
muchas millas. Su yo astral se encuentra meditando con las personificaciones
astrales de un grupo de budistas de diversos puntos del globo, en una pagoda
creada en la mente de un anciano monje en coma.
Extraño vuelve a su cuerpo y mira a Wong.
- El Dalai Lama te envía recuerdos.
- Un hombre grande y sabio. Pero no evites la conversación pendiente. Dices
que has cambiado desde que derrotaste a Salome y asumiste, temporalmente,
aquel cuerpo más joven.
- Y atractivo. Tuve bastante éxito con el sexo débil.
- Quizás si has cambiado. Dices eso sin temor a que Clea te envíe...
Calla de golpe. Que tonto ha sido. Extraño no puede cruzar actualmente las
dimensiones y reunirse con su amada.
- Bien- prosigue tratando de distraerle- demuéstrame que has cambiado. ¿Qué
película te gusta más?
- Ahora mismo... Warlock, el hechicero.
- ¿Canción?
- A kind of a magic, de ese grupo, Queen.
- ¿Fiesta favorita?
- Halloween, claro.
- ¿Libro?
- Me gusto mucho Raistlin, el Aprendiz de Mago; de Margaret no sé que. No
recuerdo su apellido.
- ¿Serie de tv?
- Sabes que no la veo mucho. Me quedo con Embrujad...
- ¡Te burlas de mí!.
- Aja. Wong, ¿no íbamos a parar para comer?- pregunta Extraño señalando
hacía la derecha.
- ¡Ups!
De un volantazo, Wong consigue coger la siguiente salida de la autopista;
Old Burying Ground, Cambridge, MA.
La comida no es gran cosa pero les mata el hambre. Después de ella, dan una
vuelta por el lugar y hablan con los algunos vecinos. Todo perfecto si no
fuera porque Extraño parece distraído mirando hacía un parque cercano.
- Stephen, ¿pasa algo?- pregunta Wong intrigado.
- No estoy seguro. Notó algo elusivo en la hierba.
El hombre con el que conversaban le mira con indiferencia.
"Otro clarividente", piensa.
Ryan no hablaba con casi nadie. Se sentía objeto de burla de la gente que le
rodea habitualmente. También de los desconocidos.
Apenas se sorprendía ya de los conocimientos que había adquirido sin saber
como.
Llevaba varios días colocando recipientes de cristal, con flores de vistosos
colores en su interior, en diversos puntos de la ciudad. Bien escondidos.
Todo hombre tiene un límite. No dejaría pasar ni una más.
Ni una más.
- Pobre chicos. Muertos en la cama- les explica la camarera de una cafetería
a los dos forasteros- Muy jóvenes. Que pena.
- ¿Y dice usted que murieron asfixiados?- pregunta Extraño.
- Si, eso dicen. Es que esta todo bajo el secreto ese...
- Secreto de sumario- la ayuda Wong.
- Eso. Dicen que pasó algo atmosférico. Que el oxígeno fue absorbido por no
se que inversión y los pobrecitos se quedaron...- traga saliva- Ollie cree
que es cosa de mutantes. Había un tipo que iba de paso en el seven-eleven de
Harris que decía dedicarse a domar serpientes. Pero si alguien sabe algo de
todo esto, esa es Leona- dice señalando con disimulo a una rubia que esta
sentada en la barra- Es la forense que los examinó. Pasa mucho tiempo aquí,
bebiendo desde que- baja la voz- su marido se largo con una de esas
golfillas de la costa oeste. Ya saben, jovencita, cuerpo de escandalo,
muchas ganas... Pero parece que no iba por dinero. El padre de ella es el
dueño de blablabla...
Una media hora después, mientras Wong distrae estoicamente a la camarera
hablándole sobre exóticas infusiones de té, Extraño conversa con la forense.
Que ambos sean profesionales médicos y el nivel de alcohol en sangre de
Leona, afloja la lengua de esta.
- ...polen en las vías respiratorias de ambos. Y entre sus uñas, restos de
vegetación. Parece que estuvieron ayudando a unos parientes con su jardín.
Aparte, estaban las laceraciones en boca, nariz y fosas nasales y los
pequeños hematomas en su cuerpo. No sé que pudo haberles sucedido. Se
llevaron los cuerpos a Boston para que los vea un equipo más cualificado.
Mucho más tarde, después de que Extraño haya esquivado amablemente las
insinuaciones de la forense, regresa con su acompañante oriental hasta donde
han aparcado el coche. El hechicero no ha parado de observar la vegetación
que se encontraban de camino.
- Hay algo, ¿verdad?
- Sí, Wong. Hay algo. Me quedaré algunos días. Regresa tú a Nueva York. Te
llamaré para que sepas que estoy bien.
Juliette, mezcla bastarda de varias razas sin pedigrí, aúlla, presintiendo
el desastre. Ryan se acerca a ella y la acaricia. La perra se mueve,
inquieta.
El vaso sé ha derramado. La última gota le ha quemado muy hondo.
Dave y Arnold se burlaron de él en el trabajo. Delante de los clientes. Al
señor Gernert se le notaba que aguantaba la risa. Sophie, Marta y las otras
cajeras se descojonaron en su cara. Y los clientes; algunos lloraban, otros
reían por lo bajo o sonreían en un intento de no humillarle.
Esta misma noche su poder se desatará.
Se rompen los recipientes cuidadosamente distribuidos y su contenido toca la
tierra. Brota salvaje, ansioso.
Las flores se extienden presurosas.
Stephen pasea por la ciudad, fria y húmeda tras una intensa lluvia. Sus
sentidos místicos perciben la amenaza. Pero es una amenaza agazapada,
latiendo suavemente. Calle arriba sube un hombre alto, ligeramente
encorvado. Camina con cierto paso inseguro hacía él. Ya al pasar este bajo
una farola, advierte algo incorrecto en la cabeza del hombre. Cuando se
cruza con él, se le encoge el estómago.
Del interior del oído surgen finos tallos que se sujetan a la oreja y el
cabello como una enredadera a un muro. Pequeñas flores con pétalos violetas
rematan el siniestro tocado. El hombre no le mira. Su vista está perdida en
algún lugar delante de él. O más allá de lo material.
Entonces, sin aviso previo, se revuelve y le ataca.
Extraño domina sus emociones, parte fundamental de su arte. Reacciona
bloqueando sus golpes y, con una llave, ensayada muchas veces con Wong,
derriba a su atacante.
Rápido y preciso, el mago gesticula y recita un hechizo de inmovilización.
El hechizo no se ejecuta correctamente. Como ha sucedido anteriormente, se
retuerce y reforma provocando la extracción traumática de las flores. El
grito de hombre es angustioso mientras se lleva las manos a la oreja.
Termina cayendo inconsciente en la acera. Preocupado, y porque no decirlo,
asustado(un hechicero debe dominar sus emociones), Stephen se agacha y
atiende al hombre. No hay manchas de sangre ni herida alguna. ¿Qué pasa con
sus poderes?.
El hombre debe ser atendido de inmediato. Retira el hechizo que le hace
aparecer vestido como una persona normal y se revela su capa roja de cuello
largo con bordes amarillos; su camisa azul de manga larga sin botones
visibles, con el símbolo blanco semejante a un tridente en su pecho,
interrumpida en su cintura por un cinto amarillo bajo el cual quedaba el
dobladillo de la misma; su pantalón negro de una sola pieza que le cubre de
la cintura a los pies.
Formula un hechizo de levitación y el cuerpo del caído se eleva rígido. Su
capa hace lo mismo por él y ambos ascienden sobre la calle. Un vistazo por
encima de las fachadas confirma a Extraño lo que sus sentidos místicos por
fin han advertido.
Finalmente lo oculto se revela en todo su esplendor
Muchos de los vecinos de la localidad avanzan por las calles con las cabezas
u otras partes del cuerpo cubiertas por vegetación.
Todos dominados.
Las calles mismas se han cubierto de una senda vegetal que el hechicero
sigue, volando, hasta su punto de origen. El cementerio.
Más concretamente, la vieja cripta.
Desciende hasta quedar a unos metros del suelo. Se contorsiona para poder
pasar por la puerta y descender hacía la cripta. Abajo, casi al final espera
un hombre.
Un hombre que viste un traje compuesto, literalmente, de musgo, hierbas y
flores.
Ryan le observa con expresión furiosa. Esta mucho más delgado de lo
habitual; pero lo que verdaderamente llama la atención de Stephen es el
jarrón que está a los pies del hombre.
Lo reconoce vágamante.
Es entonces cuando nota la pesadez, el aturdimiento.
¡EL PERFUME!. ¡El aroma de las flores!.
Inmediatamente gesticula y recita un hechizo que le protege del sutil
ataque.
- ¡Fabuloso!- grita Ryan- Evita la embriagadora esencia de las flores. Solo
puede tratarse de un practicante de lo oculto. Es maravilloso encontrarme
ante uno- termina diciendo mientras se agacha y acaricia el jarrón.
- No sé exactamente que está sucediendo aquí, pero veo que está tomando el
control de las gentes del lugar. Y eso no puedo permitirlo. Libérelos o se
arrepentirá de no hacerlo.
- ¿Su nombre?
- Soy el Doctor Extraño. Y no repetiré mi advertencia.
- Oooohh, un doctor. Un doctor mago. ¿Sabe algo de medicina?- Extraño no
tiene tiempo de responder- ¿Cuánto puede aguantar el cuello humano antes de
partirse como una ramita, eh?
De forma brusca, surgen del manto verde, tenuemente iluminado por el
deficiente alumbrado del cementerio, varias personas sujetas por la
vegetación como un capullo de mariposa.
El mago no lo sabe pero esta gente ha sido, o son, parte importante de la
vida de Ryan: una anciana que fue su maestra, el cabrón de su jefe, su
incordiante primo, la creída de su cuñada...
La hierba, mucho más larga de lo normal, se enreda con fuerza a sus cuellos;
tirando hacía arriba y provocando gritos de dolor.
- ¡Alto!. ¡Basta!- grita ahora Extraño.
- ¡Váyase!. ¡Esto no le concierne!. ¡No es asunto suyo!. ¡Váyase a preñar
una bruja del infierno!. ¡JOOOOOODASEEEEEEE!
La hierba tira con más fuerza. Extraño juraría que oye las vértebras crujir.
La mirada de Ryan es la de un hombre que está más que dispuesto a tomar una
vida; no deja lugar a dudas. Cuando levanta su mano para señalar a uno de
sus cautivos...
- ¡Espere!. Me marcharé. Pero no les haga daño. Se lo ruego.
- ¿Y el daño que me han hecho a mí?. Fuera. ¡Fuera!. ¡Váyase!
Se retira levitando.
"La situación es grave", piensa Extraño, "Aparte de la magia presente, hay
un componente de venganza en todo esto. Y ese jarrón..."
En pocos minutos alcanza el motel donde se aloja, de camino ha visto como la
vegetación se ha extendido por otras calles y casas, y se cuela por la
ventana(suerte que no la cerró).
Un complejo hechizo crea una barrera mística que le protegerá de
intrusiones. Luego se prepara para entablar comunicación con Wong.
Toma una pequeña bolsa...
... se sienta en la cama...
... y marca el numero en su móvil.
En pocos minutos, Wong es informado de lo que sucede en Old Burying Ground,
escucha la descripción del jarrón y los nombres de una serie de libros de la
biblioteca de lo sobrenatural que Extraño guarda en su Sancta Sanctorum.
Por el rabillo del ojo, Extraño vislumbra movimiento en la ventana.
Tallos y hojas cubren el cristal. Se oyen ruidos de madera vidrio y otros
materiales al romperse.
El mago piensa en los otros clientes del motel.
- Llámame en cuanto tengas algo, Wong. Y date prisa.
Pero no importa lo rápido que consulte Wong; tras sacar a la gente del
edificio, hay otros que necesitan ayuda.
Y hay quien no espera.
Uno a uno, acusa a sus allegados de todo lo malo que ha habido en su vida. Y
uno a uno, les estrangula. Luego, Ryan saca el jarrón a la entrada de la
cripta y riega, con una sonrisa tierna en sus labios, las plantas que le
rodean con sangre aun caliente.
- ¡Deténgase!. No sabe lo que está haciendo- ruge la voz de Extraño desde lo
alto. La visión del agua escarlata de vida revuelve su alma. Sabe a quien
pertenece aunque no halla presenciado sus muertes sin necesidad de usar sus
conocimientos- Ese jarrón le está usando como peón para sus propios
propósitos. Le da cierta libertad pero le incita subliminalmente a...
- ¡Miente!. Es un arma en mis manos. Todos los que me han dañado pagaran por
ello. El jarrón derramará mi venganza sobre ellos- mientras habla; la gente
poseída se ve atraída hacía el cementerio siguiendo el canto de sirena mudo
del titiritero que les maneja con hilos vegetales. Olvidad el lento caminar
de los zombis; estos se mueven rápido- Todos pagaran, todo el sistema que ha
hecho mi vida miserable. ¡Mi manto se extenderá por todo el país!.
"El país y luego el mundo", piensa Extraño, "No cabe duda que ese es el
deseo de lo que hay tras el jarrón"
- ¡Y usted, doctor mago, también se mete conmigo!. ¡Se burla de mí y de mis
planes!. ¡Lo sé!. ¡Y va a pagaaarrrrr por eso!
Las ramas se alzan contra él. Un cántico murmurado y rayos de calor secan la
savia y se cuartean. La segunda oleada surge tras estas. Otro hechizo crea
un huracán en torno al mago y parte las ramas salpicando el aire con savia.
Savia rojo sangre.
La tercera oleada es más veloz aún. Rodea a Extraño y a punto está de
envolverle de no ser el rápido recitado de un hechizo que le teleporta a
unos metros de la trampa verde. Pero ni ahí tiene respiro. Mientras busca la
forma de atacar al hombre; espinas de madera vuelan hacía él y chocan contra
los escudos que ha levantado.
Ryan observa con ojos inyectados en sangre. Sus esclavos corren bajo el mago
en un vano intento de atacarle. Y entonces...
... entre los pies de estos surge una figura a cuatro patas que salta sobre
dos de ellas en busca del mago. De ambos lados de la comisura de su boca,
diminutos tallos salen de la misma y se enredan en su pelaje; cubriendo
parte de su lomo.
- ¡Juliette!. Nonononono. ¿Qué habéis hecho?. A ella no. A ella no.
Soltadla, ¿me oís?. ¡Soltadla!
La perra continua saltando.
- ¡Obedecedme!. ¡Maldita sea, yo soy quien da las ordenes!. ¡Es mi venganza!
Ryan hace el gesto de avanzar hacía el único ser que le ha sido fiel y no se
ha burlado de él o le ha traicionado y descubre que no puede mover las
piernas. Baja la mirada y ve que están sujetas por raíces que surgen del
suelo.
- ¡No!. ¡No!
Desesperado, tira de su traje vegetal. Ahora su grito es de terror, cuando
descubre que el musgo ha penetrado en su piel. La desesperación da paso al
terror y el instinto de supervivencia toma el control. El origen de su
pánico es el jarrón así que se agacha para cogerlo, lo levanta sobre su
cabeza para estamparlo contra el suelo y...
... la hierba crece a su alrededor.
- ¡No!. ¡Dios, no!
Le envuelve.
- ¡Jesus, ayúdame!
Ciega sus ojos.
- ¡Extraño! ¡Por Dios, ayúdame!
Entra en su boca.
- ¡AAAAAHHHRRRRRRGGGGGGG!. ¡GGGGGAAAHHHHH!. ¡GGGGGGHHHHH!
Y le arrastra lejos de la vista del hechicero.
Es solo el principio. La vegetación viviente converge en un solo punto. Se
retuerce, se mezcla, formando un ser formidable de unos ocho metros de alto.
Un enorme torso sin esternón o costillas. Un proyecto de cabeza surgiendo
entre los hombros. Gruesas piernas en comparación con sus delgados brazos.
Un elemental vegetal con el jarrón hundiéndose lentamente en su pecho a modo
de corazón.
"El jarrón es mi objetivo", piensa Extraño, "pero ahora esta bajo esa maraña
de tallos y hojas. Para evitar más muertes, tengo arriesgar más de lo
habitual. Ojalá mis escudos aguanten"
Se lanza en un picado suicida hacía la criatura que le atrapa entre el pecho
y sus brazos. Lo vegetal se aparta y engulle al hombre. Protegido por los
escudos místicos, Extraño se relaja, ignora su entorno. Su mente, clara y
lúcida, recuerda el hechizo que necesita.
El jarrón está ante él. Lo agarra y vuelca el hechizo dentro del mismo.
Un brillo blanco.
El ruido de arcilla al romperse.
Un grito de frustración y rabia más allá del oído humano.
Y la vegetación desaparece de un segundo al siguiente.
Las personas que estaban bajo control son libres pero están confundidos,
asombrados, asustados y al borde de la locura.
Aun no ha acabado.
Se eleva, gesticula y lanza un encantamiento que cubre la ciudad. Controla
temporalmente a todos los implicados en el sobrenatural evento y los envía a
casa, ignorantes de lo sucedido. Eso y un sueño reparador harán maravillas.
Pero todavía no acaba.
Toma un extremo de su capa y los lanza a un lado, lejos de su cuerpo. De
entre los pliegues de la tela mágica aparecen unos pies. Luego unas piernas
a la que siguen cintura, brazos, torso y cabeza.
Es el hombre que atacó a Stephen Extraño en la calle. Sigue necesitando
atención médica. Y va a conseguírsela.
Pues tal es la carga del hechicero supremo defensor de la Tierra y el
universo que la rodea.
Nunca se acaba.
En un momento de la mañana siguiente, Luke Cage, que ha pasado la noche en
un hotel de las afueras de Old Burying Ground, se acerca al cementerio donde
ha concluido el conflicto que ha sacudido de forma imperceptible a la
localidad, tras oír el rumor que corre de boca en boca.
Los trabajadores del camposanto han avisado a la policía sobre cuerpos
mutilados y traslado de otros a la cripta.
La furgoneta de Ryan, en cuyo interior se han encontrado pruebas que le
presentan como el principal sospechoso, está aparcada dentro del cementerio
y dos agentes la custodian. Saludan al héroe de alquiler y continúan su
conversación con los trabajadores presentes.
- Teo conocía al tipo y asegura que ese es el anillo que suele llevar.
Fíjese, ni una huella en la tierra húmeda. Ridículo, ¿verdad?. ¿Se le ocurre
alguna manera de que un tipo "normal"- añade un viejo de pelo canoso al
tiempo que señala con la cabeza Cage- se entierre vivo a si mismo?.
- ¿Qué coño es esa chorrada de que se ha enterado vivo?- replica una agente
femenina- ¿Cómo demonios iba a hacerlo y colocar un manto de flores sobre su
propia tumba?
- Cosa de mutis, seguro- sentencia otro agente- Quizás el mismo lo era y se
vengaron de él.
Casi todos los presentes asienten, de acuerdo con esa explicación.
Menos el viejo.
Lleva consigo la veteranía de los años. Esa que revuelve sus entrañas cuando
mira hacía las manos de Ryan que surgen de entre las flores que cubren la
tierra bajo la que está enterrado.
Hacía lo alto. Engarfiadas. Anhelantes. Angustiadas.
Satanish da una larga calada a su puro. Almas incandescentes se consumen
fugazmente. Su rostro inferior es quien habla ahora.
- El bueno de Ryan. Ahora está en paz, descansando. Envía saludos desde la
cripta. Ha echado raíces, je, je ,je... Buscó abstrarse de sus complejos
dedicándose a la jardinería. Y le creció la mala hierba.
- Si hubiera usado a tiempo un potente herbicida, ahora no sería abono para
las florecillas- añade la cabeza.
Te levantas del sillón. La historia no te ha dejado indiferente. No sabes si
por la historia en si misma o por el que la ha relatado.
Te despides. Por supuesto sin darle la mano.
Te alejas de la luz de la chimenea. Sientes un cierto alivio al apartarte de
su brillo.
Otra luz más cálida te recibe. La de la realidad. Lo cotidiano. Te
reincorporas a tu propia vida.
Hoy toca visita a la libreria especializada.
1.- Puño de Hierro reveló ese futuro desenlace a Cage en el Mtópico Marvel Fanfare Vol. 2 #8.
2.- La FLPI contaba con superseres entre sus luchadores (la Cosa fue uno de ellos). Algunos, como estos dos, habían recibido su fuerza de la mano del Dr
Karl Malus (Fue él quien aumento la fuerza del Usagente)
¡POR BELCEBÚ, BAFOMET Y LOS TRES QUE SON UNO, YO OS INVOCO!
Segundo número. Demaaaaaaaaaaaaasiado tiempo sin escribir.
Esta historia es un pequeño homenaje a los relatos de terror de la E.C. Con
Satanish como mi particular Guardián de la Cripta sin cripta.
Sin duda lo más difícil han sido los chascarillos finales. Creo que no he
sabido darle ese toque irónico que identifica tan bien al guardián.
En fin.
Por cierto, se acerca el día de la madre. ¿Qué tal una exótica flor como
presente?. Me sobran algunas :)
josegonzalez190@yahoo.es