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Esta es la historia de un hombre que una vez fue mundano pero que se redimió. Buscando la curación de sus hábiles manos, el cirujano Stephen Extraño se vio envuelto en los caminos de la magia y su vida cambió para siempre. Primero como Señor de las Artes Místicas y luego como Hechicero Supremo, combate contra fuerzas sobrenaturales que el mundo ignora.
 
Doctor Extraño vol. 4

DOCTOR EXTRAÑO VOL. 4 #1
Mientras el mundo gira
Guión: José González
Portada: Adrián Valle

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El primero de los gigantes llegó en un par de zancadas a una avenida comercial repleta de tranquilos neoyorquinos, más interesado en pasar un aparato sobre los edificios que en los pequeños seres vivos que en ellos habitaban. Siguiéndolo venia Susan Richards, la Mujer Invisible montada en una rampa invisible1.

Susan forma un cono invisible con su campo de fuerza que usa a modo de megáfono.

- ¡Por favor, escúchenme atentamente! ¡Soy la Mujer Invisible! ¡Procuren mantener la calma y alejarse de la zona lo más ordenadamente que puedan... !

Con la gente retirándose de la zona, el miembro femenino de los 4 Fantásticos, arranca de las manos del ser vestido, como un astronauta, un artefacto con el que dejó inconsciente a un hombre. Acto seguido lo aplasta con su campo de fuerza.

El ser lo observa sorprendido, volviéndose hacia Sue con renovado interés. Saca otro aparato de su traje que recibe el mismo tratamiento por parte de la mujer. Luego levanta al gigante del suelo, rodeándolo completamente con un campo de fuerza que lo inmoviliza, y lo tumba horizontalmente en la avenida.

Al final de la misma; dos cámaras de Tv, una unidad móvil de radio y un puñado de gente, todos detrás de un cordón policial, vitorean a la Mujer Invisible.

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Mientras el mundo gira, nadie puede ver el descenso del Doctor Extraño, oculto a ojos de todos, una esquina más allá. Su capa de levitación, roja y con un diseño en amarillo en sus bordes, le impulsa lateralmente hasta la mitad de la calle antes de que sus pies toquen el suelo. Se cubre el cuerpo con la capa y avanza con paso firme.

Horas antes, en su Sancta Sactorum, su residencia, sintió las emanaciones que desprende el edificio que tiene enfrente. Su búsqueda le trajo ante esta pequeña estructura de 8 plantas; una vivienda a juzgar por el portero automático.

Es una casa vieja, remodelada por el propietario. Su fachada de ladrillo hace tiempo que perdió el color rojizo de los mismos. Ha juzgar por los pequeños equipos de aire acondicionado, que impiden que algunas ventanas se cierren completamente, se diría que es mal lugar para pasar la época estival.

Mirando las jardineras con plantas marchitas, situadas a ambos lados de la escalera de entrada, le dicen a Extraño más que a un floricultor experto.

Sube los cinco escalones y siente picor al sujetar la barandilla. La puerta de color negro rezuma como si el barniz se derritiera sobre ella. Sus dedos giran alrededor del pomo sin tocarlo y la cerradura cede y se abre.

Solo con cruzar el marco, sus sentidos místicos, más allá de los cinco sentidos comunes, arden como una cerilla. En la planta de entrada sus fosas nasales son inundadas por el olor de excrementos. A través del cristal de la lámpara del techo ve los pequeños gusanos que han invadido su interior, reduciendo la luminosidad.

Descarta el ascensor y sube por la escalera.

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Primera planta. Cuatro puertas. Entre dos de ellas, un hombre gordo sentado en una silla, vestido con pantalón gris y una camisilla blanca sucia. Extraño se acerca lo suficiente para ver sus ojos vidriosos. Es ciego.

Cuando va a presentarse, la garganta del hombre hace un desagradable ruido y escupe un salivazo que, negando la fuerza de gravedad, sube hacía lo alto. El hechicero lo sigue con la mirada hasta que se reúne en un repugnante charco en el techo. El hombre se limpia con la mano la boca y sigue como si nada.

Un caso de alteración del comportamiento. Una víctima atrapada en medio. Seguramente podría liberarle pero es más que probable que la causa o el causante de todo esto reaccionara a ello de forma desagradable. Primero hallar la causa. Luego, si procedía, la cura.

En el hueco de la escalera, risas lejanas llegan desde arriba y son respondidas con más risas desde abajo.

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Segunda planta. Una mucosidad hedionda cubre las paredes. Ante cada una de las puertas del piso hay una alfombrilla. Las cuatro están cubiertas de cucarachas que corretean sin parar sobre la superficie y unas sobre otras.

Sin motivo aparente, ninguno de los insectos abandona las alfombrillas. Como si algo en su naturaleza les advirtiera del riesgo de abandonar su mullido refugio. Así que se comen unas a otras.

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Tercera planta. Todas las puertas están abiertas. Ni rastro de gente. Subir, le dicen sus sentidos místicos.

Cuando ha puesto un pie en un nuevo escalón, las puertas se cierran a la vez, de golpe.

-"Asustado como un principiante"- piensa. Y es entonces cuando ve al gato en el descansillo superior. El animal bufa y su pelaje se eriza. De inmediato sabe que hay algo incorrecto en él. Pero antes de que pueda reaccionar, el gato, veloz como todos, salta y las garras de su pata se clavan en su mejilla.

Acompañado por un grito de sorpresa, Extraño da un manotazo y se quita al felino de encima; que huye escaleras abajo. Comprueba el corte en su cara cuando oye el maullido lastimoso seguido de un golpe seco.

Un sencillo hechizo previene una infección mágica.

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Cuarta planta. También aquí las puertas están abiertas. La diferencia está en la ropa, tanto de hombre como de mujer, esparcida por el suelo, y en los gemidos.

Gemidos de placer. Largos, húmedos y lujuriosos.

Una pareja desnuda sale de uno de los pisos. De otro una pareja de hombres. Le invitan a unirse a ellos. Le aseguran que no se arrepentirá. Le muestran como lo hacen. Le insultan cuando les ignora y sigue subiendo.

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Quinta planta. El ataque es rápido. Vacila al superar el tramo de escalera. No nota que cae de rodillas.

Se lleva las manos a la cabeza y la realidad se ro
                                                  m
                                                   p
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                                                     ·


          Pensamiento: Mis manos, inútiles.

                                          Voces: "Solo se que te quiero, Clea".

            Imágenes: Eternidad, personificación del universo, abarcándolo todo ante su vista.

                            Pensamiento: Soy el mejor cirujano. El mejor.

   Voces: "Me temo señora, que con su... poder adquisitivo no pueden permitirse mis servicios"
   "Por favor, se lo suplico. Es mi única hija".

          Imágenes: Victor enseñándole sus colmillos2 

                                      Pensamiento: Los Vishanti y otras entidades me niegan 
                                      su poder. No puedo ir a la guerra y dejar la Tierra y 
                                      mi dimensión sin su hechicero supremo3

                          Voces: ¡Salomé fue suprema antes que tu loco! ¡Antes que el anciano!
                         ¡Antes que el mismísimo Myrrdin!

                  Imágenes: El anciano sentado ante él, enseñándole los caminos de la magia.
                  Mordo, el discípulo errado, furioso.

¡CONTROL!

¡DISCIPLINA!

Las largas horas de entrenamiento mental se ponen en práctica. Bloquea la invasión de su mente, el caudal sin freno de sus recuerdos vuelve a ser un arroyo suave.

Se pone en pie.

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Sexta planta. El olor es nauseabundo. Suciedad y mugre. Moscas. Y más moscas. Y más moscas. Y más moscas.

Se le meten en la nariz, en la boca, en los ojos. Gesticula y recita un hechizo. Se levanta un remolino en torno a él. Las moscas ya no pueden tocar su piel. Manipula el viento y lo dirige hacía un ventanal en la escalera; expulsando a las moscas fuera.

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Séptima planta. El olor de la planta de abajo persiste pero algo más atenuado. ¿Quizás porque el llanto de una niña distrae la atención?

La encuentra acurrucada en una salón lleno de dibujos infantiles en sus paredes. Juguetes esparcidos por la estancia; restos de golosinas y dulces que se pegan a los zapatos; manchas oscuras en el suelo aquí y allá.

Esta vez no lo cogen por sorpresa. Los niños salen de otros cuartos. No mayores de diez años. Expresión feliz. Cada uno con un cuchillo de cocina.

- ¿Jugamos a piratas?

- Tu serás Barbanegra.

- Ya tiene barba.

- No. Es un bigote.

- Quiere hacer daño a la princesa.

- Nosotros la protegemos.

Inocencia retorcida. Cuando avanzan alertados por los gestos de Extraño, este ya ha lanzado un hechizo de sueño.

Que no se ejecuta como debería de hacerlo.

En lugar de caer allí donde están, sueltan los cuchillos y se dirigen todos a la habitación infantil de la casa y se amontonan en la cama para dormir.

La magia de Extraño no esta funcionando como es debido desde hace algún tiempo4. Es algo que preocupa al mago enormemente. Si un hechizo se descontrolase cuando más lo necesita; si hubiera tenido un efecto negativo para estos niños...

¿Debería entonces concentrarse exclusivamente en descubrir porque falla su magia? ¿Dejar a estos y otros inocentes en peligro?

Enciende un juguete que cuelga sobre la cama. Una dulce melodía acompaña a las luces que proyectan figuras de animales.

¿A qué dioses reza un hombre cuando estos le han repudiado?

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Octava planta. ¿Limpia?

Sin olores. Sin suciedad. Sin opresión en el alma.

Sus sentidos le dirigen a la puerta de un apartamento. La abre con un hechizo. Está algo revuelto. Algunas sillas tumbadas en torno a una mesa. Las manchas oscuras en la puerta de cristal son el aviso retrasado de la tragedia que nunca desea encontrar.

Hay un cadáver en la terraza.

Sus conocimientos forenses le permiten identificar múltiples puñaladas, golpes con objetos contundentes, quemaduras, una circunferencia de cristal clavada en... Una muerte horrible y angustiosa.

El hombre es dejado en segundo plano. El espacio de aire al borde de la terraza parece llamarle hacía el callejón al que da. Aúlla dentro de Extraño revelando una posible pista. Pero primero revisa el apartamento. La mesa, redonda y de color negra, con sillas a su alrededor. Vasos con bebida. Algo para picar. Y en el suelo una pieza de madera rota, en cuyo centro hay un espacio circular reservado, claro, para el cristal que se halla en muerto.

Reconoce el diseño. Lo ha visto en jugueterías y tiendas de esoterismo. ¿Hasta cuando se tratara como un juguete, un divertimento exótico, algo que, dejando aparte lo sobrenatural, han desaconsejado los siquiatras y sicólogos?

Las alarmas místicas resuenan en su cerebro. Han llegado sin hacer ruido. El ciego, las parejas obscenamente libidinosas y otros tantos. Los inquilinos de la vivienda. Le alivia ver que los niños no han subido.

Le atacan gritando como locos, tirando de su capa, de su pelo. El continuo ejercitamiento en artes marciales, en compañía de Wong, los aparta de él mientras retrocede hacia la terraza. No quiere usar la magia. No es necesaria contra esta gente, bastante tienen ya con ser víctimas, y ya tiene claro donde está la causa de todo esto. Apoya una mano en la barandilla y salta impulsándose al vacío. El encantamiento de la capa frena su caída y la convierte en un suave descenso. Arriba, los inquilinos arrojan macetas, floreros, lámparas y hasta el teléfono; todo esquivado gracilmente.

"Espero que nadie oiga este escándalo"- piensa.

Se posa suavemente en el callejón. Containers de basura, papeles y bolsas de plástico dispersados por el viento, un improvisado refugio de cartón abandonado y, con una esquina medio oculta en el hueco del neumático sobre el que ha caído, un tablero ouija.

"He aquí el mal revelado"

El tablero desprende oleadas de maldad. Pero no de origen demoniaco o del inframundo. Con un conjuro lo envuelve en un esfera de color amarillento y lo eleva en el aire trayéndolo hacía él. No hay peligro. Su influencia esta enfocada en el edificio. Para romperla, Extraño emplea un encantamiento largo y repetitivo que, finalmente debilita la magia de la ouija hasta anularla.

Refuerza la esfera contenedora y revisa, a simple vista y más, la superficie del tablero. En su parte trasera encuentra lo que busca. Grabado con letra antigua.

**Bartholomew J. Crowley. Wisconsin, 1884**

El hechizo está en la escritura misma.

¿Quería Crowley comunicarse desde el más allá y algo salió mal? ¿O dejó deliberadamente un mensaje de locura y maldad que le perdurase?

Como en muchas más ocasiones de las que quisiera, este podría ser otro misterio irresoluble. Pero su preocupación ahora son los vecinos.

Las autoridades investigaran, tomaran huellas y restos, y hallaran un culpable o culpables. En los más sobrenatural que creen los forenses, policías y fiscales es en hombres con alas de piel azul, tipos que se pegan en las paredes o héroes de guerra hibernados en hielo. Pero no habrá pruebas de intervención sobrehumana.

Solo en Nueva York. Una ciudad que vivió una invasión demoniaca5 y culpó a los sucios mutantes, a los trucos de Misterio o a un gas nervioso de Hidra.

Extraño se eleva sobre el edificio y lanza un hechizo de olvido sobre el mismo. La confusión y el horror que sienten los inquilinos tras ser liberados se esfuma. Regresan a sus vidas cotidianas ignorantes por unos cuarenta y cinco minutos de que se ha cometido un macabro crimen en su residencia.

Al menos ha preservado sus almas.

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El hechicero supremo regresa más tarde. Cuando la policía ya se ha personado en el lugar. De nuevo invisible a los que le rodean, vuelve al callejón y deposita otro tablero ouija. La policía se preguntará como es que no hay huellas y ni marcas que le relacionen con la octava planta.

Habiendo completado su intervención en este asunto, Stephen Extraño regresa a su hogar, el 177 A de la calle Bleecker en el Greenwich Village, con el tablero maldito. Le recibe Wong, criado y amigo de confianza.

- ¿Qué tal ha ido, Stephen?

La capa de levitación se desabrocha de su cuello y se va hasta el lugar donde habitualmente queda "colgada" en el aire.

- Podría decir que ha sido otro día más. Pero no lo ha sido.

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1.- Como se vio en el Marveltópico 4 Fantásticos 427.

2.- Victor Extraño, hermano del hechicero, se convirtió en vampiro y adoptó la identidad del Barón Sangre. Ver Doctor Extraño: Versos Vampíricos.

3.- El Doctor Extraño pasó de intervenir en la Guerra de las Siete Esferas. Las entidades místicas, que le daban la mayoría de sus poderes, le negaron sus favores.

4.- Como se vio en los Defensores Mtopia.

5.- Ver la serie Inferno de Forum. ¿Te la perdiste? ¡Insensato! (Tendrás que esperar la reedición ;) )

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¡POR BELCEBÚ, BAFOMET Y LOS TRES QUE SON UNO, YO OS INVOCO!

Nueva serie. Es que me parecía que no habían suficientes :)

No. La verdad es que aparte del Motorista Fantasma, el elemento mágico/sobrenatural en este fanfic es algo escaso.

Así que ahí voy yo y le escribo a Carlos. Y Carlos dice OK. Y me dispongo a preparar argumentos.

Pienso en el Baron Mordo. Y resulta que uno de los principales enemigos de Extraño la ha palmado.

Mierda.

Pienso en usar a Rinthar, discípulo de Extraño y minotauro(no preguntéis) y el muy imbécil se dejó su fuerza vital por un artefacto mágico y esta en una especie de coma místico.

Puñetas.

Y hasta Extraño ya no es lo que era, pues ha perdido el patrocinio de los Vishanti y obtiene parte de sus poderes de otra fuente.

Y encima en los Defensores, ese poder no funciona correctamente.

¿Qué puñetas hago escribiendo esto?

Masoquismo.

Bueno, mientras siga aquí iré contando historias "supuestamente sobrenaturales" en un mundo donde se cree que un hombre puede volar mientras que, mayormente, se rechaza o ignora la magia.

Habrá algún que otro habitual de las historias del Hechicero Supremo, al menos un villano aparecido en su serie, recuperaré un argumento místico olvidado en un comic marvel de los 90 y alguna otra cosa más.

Dudo que enviéis alguna misiva. Estaréis todos ocupados con la carta a los reyes magos. ;)

josegonzalez190@yahoo.es

 
 
   
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