PORTADA: Sobre un fondo negro, la silueta del Capitán América trazada en blanco, embrazando un escudo de idéntico color.
Los primeros rayos de la mañana encontraron al Capitán América retornando a
la mansión de los Vengadores. Arrebujado en su gabán, el abrigo de la prenda
no parecía alcanzar ni de lejos para atenuar el frío que Steve Rogers sentía
en su interior. La noche anterior había asistido a la confesión y posterior
suicidio de un agente del orden, un oficial de SHIELD que había traspasado
la frontera legal, había empleado los amplios poderes reconocidos para
cometer una serie de delitos. Lo peor de todo era el motivo invocado, la
causa de justificación: América. El Capitán no pudo reprimir un amago de
náuseas al pensar que una vez más, los ideales que él representaba eran
empleados para cometer una serie de tropelías difícilmente justificables.
Odiaba aquellas situaciones, pues el punto siguiente en su periplo mental lo
ponía en una tesitura cuando menos incómoda: ¿era DePaul un elemento aislado
que actuaba por su cuenta o simplemente obedecía órdenes? El brillante
historial del fallecido apuntaba a la segunda posibilidad, pensó el Capi
mientras exhalaba un silencioso suspiro, bien recubierto de vaho matutino.
Una vez más, los poderes públicos de América empleaban los ideales de
América para dar legitimidad a operaciones que eran pura y simplemente
ilegales ¿con qué fin? En momentos como ése, Rogers añoraba los años de la
II Guerra Mundial, cuando todo parecía más claro, y la distinción entre el
bien y el mal parecía diáfana... Después de tantos años de operaciones
encubiertas, sabía de buena tinta que los estados, aún los democráticos,
tenían sus cloacas... pero de momento, todo eso tendría que esperar. De
momento, seguiría con las investigaciones, pensó hasta que su meditación fue
interrumpida por el ruido de la puerta principal abriéndose, antes incluso
de haberse identificado.
- Buenos días, Capitán. El servicial Jarvis se había adelantado una vez más
a un huésped vengador. ¿Va a retirarse a descansar?
- Buenos días, Edwin. No. Sólo voy a darme una ducha. ¿Alguna novedad?
- Sólo lo de rigor, Capitán. He dejado el correo en su habitación.
El Capitán subió hasta su habitación, meditando aún sobre los
acontecimientos
de la noche anterior y sus implicaciones. Una vez más topaba con SHIELD, con
la organización de espías de su antiguo y ¿difunto? amigo Nick Furia. Cuando
forzó a DePaul a confesar hizo hincapié en el modus operandi por el que
Allan Wright, el desdichado exmarine había sido asesinado. Era el trabajo de
una organización de espías, la misma de la que habían partido las armas que
Lápida pretendía hacer llegar hasta Extremo Oriente. La cuestión, una vez
más era hasta qué punto estaban implicados agentes de aquella organización.
No era la primera vez que SHIELD se volvía peligrosa, mas esta vez no estaba
Furia para hacer frente a su criatura1, y había algo que le perturbaba en
las palabras del caído DePaúl: lo había hecho por su país. De nuevo, el
Capitán se sintió atenazado por un frío atroz.
Igualmente frío era el lugar al que una curiosa trouppe de visitantes se
encaminaba, aunque en Suiza ya el día estaba mucho más avanzado. Por las
calles de Zurich, un hombre grueso y barbado se envolvía en un pesado
tabardo y llevaba del brazo, casi en volandas a una mujer completamente
forrada de negro, seguidos por una pareja de hombres que por su actitud de
paletos, dejaban bien claro que nunca habían estado allí antes.
- ¡La ostia...! Y yo que pensaba que aquí sólo podía haber vacas y relojes
de cuco... ¿Usted había estado antes, patrón?
- Sí - respondió el orondo barbudo - hace unos años, cuando tuve ciertos
negocios con las autoridades húngaras... Eran otros tiempos y todavía
existía el Telón de Acero2.
- Cualquiera diría que una vez esos tipos fueron nuestros enemigos - terció
el otro acompañante - Ahora nos damos besitos en la boca, pero en esos
tiempos a cualquier tovarisch de ésos les hubiéramos forrado las pelotas...
- Las cosas cambian. Tal es su signo - filosofó la Voz - Nuestro jefe es
sin duda el ejemplo más palmario de esa afirmación - y al decir esto esbozó
una sonrisa siniestra que su compañera, más en otro mundo que en éste, no
atinó a contemplar.
- Dios - dijo por fin, después de largas horas de silencio - No sé qué es
peor, mi dolor de cabeza o escuchar tus monsergas...
- No es culpa mía que te dedicaras a ahogar tus penas en alcohol, Madre
Noche...
- Bien, Voz - respondió ella intentando pasar por alto aquella pulla -
¿cómo llegaremos a nuestro destino?
- A través de un contacto. Él nos reconocerá...
La Voz no terminó su explicación, pues un transeúnte se acercó hacia él y lo
abordó.
- Guten abend, mein Herr. Wie geht es Ihnen?
- Es geht - respondió el aludido - Hace buen tiempo por aquí.
- Sehr gut. Pero el tiempo no puede desaprovecharse. Bismark dijo que
nadie debía morir sin haber bebido diez mil botellas de champaña...
- ... ni fumado cinco mil cigarrillos - terminó la Voz. Celebro verle.
- Vamos. Mi patrón les espera en su residencia.
El Capitán salió de la ducha y reparó en la bandeja del correo. Allí estaba
la extraña carta que había tenido que dejar el día anterior. Volvió a
examinar el remitente. No dejaba lugar a dudas: letra y firma eran de Tony
Stark, del mismo Tony Stark que había visto morir combatiendo contra
Kang3. Por un momento sintió que las piernas le flaqueaban y se sentó en
la cama, pero luego recuperó la calma. De alguna forma, todo lo sucedido
alrededor de su viejo amigo seguía afectándole, pero inmediatamente recuperó
la calma y tomó un teléfono.
- ¿Peggy? Soy Steve. Por favor, intenta contactar con Franklin Nelson. Era
el abogado del testamento de Tony Stark. Dile que necesito hablar con él.
- De acuerdo, Steve. ¿Sucede algo? Te noto un tanto... contrariado.
- No es nada, mademoiselle. Nada que no pueda manejar. Por cierto, tenemos
que hablar, pero no ahora. Te veré luego.
- Cuando quieras. Te pasaré a Nelson en cuanto lo tenga.
De repente, había caído en la cuenta que Peggy no sabía que su hermana
estaba viva ¿O sí? No... al menos hasta donde él recordaba, ella creía que
Sharon estaba muerta. Gracias a esa creencia Madre Noche y el Reverendo
Sangre habían logrado controlarla4, como al resto de los miembros del
equipo de apoyo. ¿Habría intentando Sharon ponerse en contacto con ella?
Otra cosa más que preguntarle a Nick Furia si estuviera vivo. Seguía sin
creerse del todo la versión oficial que Val le había contado5, pero ella
estaba afectada. Mentiras sobre mentiras, un juego propio de espías,
suspiró, lo que le llevó a plantearse de nuevo la cuestión de la confianza
que había depositado en Furia. Si en SHIELD existían más traidores, era su
obligación como soldado y su deber como amigo descubrirlos y entregarlos a
la justicia, pero sempiternas rondaban en su mente las palabras de DePaul.
Si él no era un traidor, entonces las implicaciones de todo aquel asunto
llegaban más lejos... y más alto. Descartando aquellos pensamientos se
concentró de nuevo en la carta. Sin abrirla, examinó el sobre y descubrió
que sus señas y el remitente estaban en el mismo lado, en tanto que el otro
no presentaba una superficie lisa sino rugosa y más fina, como si hubiera
estado adherido a otra superficie y lo hubieran arrancado. Examinó el cierre
y le pareció que había sido abierto, así que lo rompió y procedió a ver su
contenido. Dentro no había más que un mapa de Central Park y una marca sobre
un lugar que el Capitán tardó poco en reconocer: era el emplazamiento del
domo del Todopoderoso, punto de partida de una de las batallas más
alucinantes que habían emprendido como vengador6... junto a la marca, la
fecha del día de hoy y una hora de la noche en la que el parque se tornaba
un tanto peligroso. Acudiría a aquella cita, pero inmediatamente vino a su
mente un pequeño detalle que había pasado por alto...
Aún quedaban muchas horas para la cita en el parque, así que el Capitán
decidió continuar con una tarea que había dejado pendiente tiempo atrás: la
búsqueda de Iguana. Sus últimas pesquisas apuntaba a que su asociación con
Superia había sido circunstancial y siempre pensando en curarle. De una
forma indirecta, la solución a sus problemas se debía a aquel sacrificio, y
se sentía obligado a corresponder justamente a Rachel por ello, pero la
reaparición de Sharon había conmovido los cimientos de su vida amorosa.
Cuando la degeneración de su suero lo llevó a las puertas de la muerte,
creía que volvería a verla7, pero fue ella, en connivencia con Cráneo
Rojo quien le salvó, mas aquella Sharon era bien distinta de la que él
recordaba: más dura, más hostil, más despiadada... el resultado de una
misión en territorio hostil que no salió bien. Una vez más quedaba la eterna
pregunta ¿por qué Furia se lo había ocultado? ¿por qué alguien que se decía
su amigo le había hecho esto? Una vez más deseó fervientemente que el
Coronel estuviera vivo. Con esos pensamientos fue a dar con Zack Cazador
Lunar, su nuevo piloto, que charlaba animadamente con Fabián.
- ¡Buenos días, Capi! - dijo éste - ¿Desayunas con nosotros?
- Tomaré algo, Fabián. Gracias. Zack, vamos a ver a una vieja amiga tuya: la
doctora Sombra Nocturna.
- ¡Puaj! ¿de veras tenemos que ir a ver a esa furcia? Todavía se me ponen
los pelos de punta cada vez que recuerdo el tinglado que tenían montado
entre ella y aquel pirado8...
- A mí tampoco me gusta, Zack, pero es la única forma que tenemos de
conocer algo más sobre Superia.
- ¿Esa tía no estaba muerta, Capirulo? - preguntó Fabían - Creía que el
Cráneo le había dado matarile...
- Eso pareció suceder en Boca Caliente9, pero el cataclismo final no nos
permitió recuperar su cuerpo, y quisiera saber quién controla ahora los
recursos que tenía a su disposición.
- Tú pagas, tú mandas, Capitán.
Después de desayunar, ambos se dirigieron a los hangares para tomar el
quinjet especial del Capitán. Mientras despegaban, el comunicador de su
tarjeta identificadora empezó a zumbar, anunciando la llamada de Peggy
Carter.
- ¿Capitán? ¿Estás ahí?
- Sí, Peggy. Voy camino de una reunión con Código: Azul. Necesito hablar con
el Teniente Stone. Además, allí han trasladado a Sombra Nocturna para
interrogarla.
- Bien. Aquí te paso al Sr. Nelson.
- Gracias ¿Sr. Nelson? ¿Está por ahí?
- Sí, Capitán. Llámeme Foggy, por favor. Ms. Nelson me dijo que quería
hablar conmigo acerca del testamento de Mr. Stark. Intentaré ayudarle, pero
estoy bastante sujeto por la regla de confidencialidad.
- No se preocupe, Foggy. Sólo quería saber si me había enviado usted una
carta de Mr. Stark que recibí en el día de ayer.
- No, Capitán, pero mis funciones como abogado son muy genéricas. Sólo
tengo un control muy general sobre las disposiciones testamentarias y en
muchos casos me he limitado a ordenar a todas las entidades dependientes o
vinculadas a Mr. Stark que ejecutaran lo dispuesto por éste, pero muchas de
sus disposiciones son desconocidas para mí. Seguramente esa carta estaba
dispuesta para ser enviada en el caso de fallecimiento y se la han enviado
en este momento, pero no ha sido mi responsabilidad. Quizá debería hablar
con los albaceas...
- Muy bien. Muchas gracias, Foggy.
La conversación con Nelson no había adelantado nada. El sobre tenía la letra
de Tony, de eso no había duda, pero tenía signos de manipulación y lo que
había dentro podía ser obra de cualquiera. Pensó en llamar a James Rhodes,
uno de los albaceas, pero no estaba seguro de la confianza que podía
depositar en él, sobre todo ahora que sus relaciones con el joven Tony y
Stark Solutions eran un tanto difíciles10... de todos modos, ya no había
tiempo para echarse atrás. La voz de Zack lo sacó de sus pensamientos.
- Ey, Capi. Olvidé comentarte que Libre y Bandera han llamado hace unos
días. Se han alegrado mucho de verte vivo y quieren saber cuándo vuelven a
la acción.
- Tengo ganas de verles, pero quizá pase algún tiempo antes que los llame.
Mi vida ha sido sacudida por muchos cambios en muy poco tiempo y necesito
algo de reflexión...
- Euh... Capi, no es por meterme en tus asuntos, pero Fabián y yo estuvimos
hablando acerca de Iguana... te tiene un poco preocupado ¿eh?
- Sí, Zack. Le debo el encontrarla. No nos fuimos en la mejor de las
circunstancias.
- Bueno, si algo sé yo de mujeres es que esa tía cañón estaba por ti, tío.
Ya quisiera yo haber encontrado una chorba como ésa...
El viaje continuó sin mayores problemas hasta una instalación situada en el
extrarradio de la ciudad. Alarmados por la facilidad con la que se habían
deshecho de ellos para eliminar a Wright, Stone había decidido habilitar un
segundo cuartel secreto para seguir investigando el asunto del tráfico de
armas. Zack aterrizó en aeródromo bastante alejado del lugar y aún tardaron
dos horas en llegar al lugar, cambiando varias veces de transporte. Entraron
a través de la salida de incendios a una nave industrial teóricamente
abandonada. A su llegada, Stone los estaba esperando.
- Disculpe las molestias, Capitán, pero estamos muy preocupados por esa
fuga en la seguridad. Nunca habíamos tenido un suceso así y he decidido
extremar las precauciones.
- No necesita disculparse, teniente. Comprendo perfectamente como se
siente. Ahora, si no ha llegado Sombra Nocturna, quisiera hablar con usted.
- Venga por aquí - dijo Stone, señalando una especie de despacho hecho de
tabiques prefabricados - no ha llegado aún.
- Bien, teniente. ¿Qué han averiguado sus hombres sobre el asalto al convoy
que transportaba a Wright?
- Tome asiento, Capitán - contestó mientras hacía lo propio - Como le dije
por teléfono, fue un trabajo limpio. Impecable, me atrevería a decir, si no
nos hubiera hecho la puñeta. Todavía no sé como pudo descubrir que DePaul
era el responsable.
- Fue un cúmulo de casualidades. Su repentina aparición podía justificarse
por la propia naturaleza del caso, pero la actitud de Wright ayudó bastante.
Lo justo para escarbar un poco más en la información que nos facilitó. De
todas formas, de nada sirvió descubrirle...
- Cierto. No me caía nada bien, pero hay que reconocer que tuvo un buen par
de cojones para plantarse aquí.
- Bueno - dijo el Capitán, que guardó para sí su consideración acerca del
valor del fallecido DePaul - vamos a repasar lo que tenemos: Sabemos que un
contingente de armas iba destinado a algún punto de Extremo Oriente para su
distribución. Sabemos que esas armas son de un tipo muy específico que sólo
se utiliza en SHIELD. Sabemos que alguien dentro de SHIELD está traficando
con armas, y es de suponer que contactaría con Lápida y sus secuaces para
llevar a cabo el envío, contrataría a Wright para hacer el trabajito del
bufete de Inger Sullivan y luego lo eliminaría... DePaul era el nexo de
unión, de eso estoy seguro, pero sin él nuestras posibilidades de
desarticular a toda la red son muy reducidas...
- Siempre nos queda Lápida y la panda de inútiles que comandaba...
- Es un comienzo, pero ese tipo es un viejo lobo del hampa. No cooperará si
piensa que hablar puede afectarle. Las organizaciones de espías como SHIELD
no toleran bien la traición...
- Capitán ¿Piensa realmente que la implicación de SHIELD va más allá de
DePaul?
El Capitán miró a los ojos a Stone y sintió un irreprimible deseo de
sincerarse. Había algo en el teniente que le recordaba a Furia. Sí, la
determinación, la lealtad hacia una causa que consideraba justa, hacia sus
compañeros, hacia la disciplina. Quizá Stone era lo que había sido Furia
antes de entrar en SHIELD, antes de zambullirse en aquello que alguien dio
en llamar juegos de engaño y muerte.
- Sinceramente, teniente, no sé hasta qué punto lo está. Lo que sí tengo
claro es que DePaul no era el único agente implicado. Esta operación no era
cualquier cosa y se necesita bastante gente, no un simple topo informador. Y
desgraciadamente, tengo claro que tras la muerte del Coronel Furia no puedo
confiar en nadie de la organización...
- Duras palabras. Por lo que tengo entendido usted trabajó codo con codo con
el viejo Furia durante la II Guerra Mundial y posteriormente cuando él fue
nombrado director de esa agencia... mucho deben de haber cambiado las cosas
en ese nido de víboras...
- No me interprete mal, teniente. Tengo plena confianza en los ideales que
impulsaron la creación de SHIELD, pero es una organización dedicada al
espionaje. Como tal, se mueve en un mundo donde hay muy pocas reglas y donde
la principal meta es sobrevivir y llevar la delantera al contrario. No es
algo que me guste, pero durante la guerra comprendí el papel que unos
servicios de información pueden jugar para alcanzar ciertas metas. Ahora no
estamos en guerra y la hipotética justificación de ciertas acciones
desaparece por completo.
- ¿Teme usted acaso que este episodio no sea un hecho delictivo sino una
operación encubierta más de las que orquesta SHIELD para el Gobierno?
- Delictivo es en todo caso. Pero sí, temo que estemos ante un nuevo
Irangate. Teniente, sé que Código: Azul no es una unidad pensada para este
tipo de investigación, pero me gustaría contar con su cooperación. Thor y
Thunderstrike siempre han hablado de ustedes con mucho respeto, pero no
puedo ocultarle que quizá nos enfrentemos a ciertos poderes dentro de la
Administración que tienen a gala su impunidad. Yo estoy dispuesto a seguir
adelante, pero no puedo imponérselo ni a usted ni a los suyos.
Stone se levantó y estiró las piernas. Posó la mirada en el techo metálico y
suspiró, hablando más para sí mismo que para su interlocutor.
- Hace algún tiempo vi como Thor arrebataba la vida a un tipo que resultó
ser su hermanastro11. Le dije que había errado por arrebatar una vida, un
reproche un tanto hipócrita viniendo de un agente de la ley en un país donde
está permitido llevar armas como para provocar la III Guerra Mundial, pero
así pensaba y así pienso. Me gustaría que en este país los instrumentos de
muerte no fueran de libre mercado y que los ineptos de la Asociación
Nacional del Rifle dejaran de controlar la política y de decir que la
solución para la proliferación de los crímenes es comprar más armas. Esto va
más allá de mi obligación como oficial del cuerpo de policía, más allá de mi
orgullo herido por la forma en que le han tomado el pelo a mi equipo. Si
logro echar el guante a esos mercaderes de muerte y evitar que más envíos
lleguen a su destino, me daré por satisfecho. Respecto a las trabas que
pueda poner la Administración, míreme, Capitán y advierta el color de mi
piel. América podrá ser la tierra de las oportunidades, pero si no eres
blanco tienes que trabajar el triple y demostrar cada día lo que vales.
Cuente conmigo.
- Muchas gracias, teniente - respondió el Capitán, levantándose y tendiendo
una mano que Stone estrechó con fuerza.
- Bueno, Capitán ¿Qué cree que podemos hacer?
Mientras el jefe de Código: Azul y el líder de los Vengadores discutían
sobre el curso de acción a seguir, Zack esperaba en el exterior del
despacho, viendo como los distintos agentes del grupo especial se afanaban
en poner a punto aquel improvisado cuartel. De repente, se fijó en que dos
de ellos traían a la Doctora Sombra Nocturna esposada y con los ojos
tapados.
- ¡Ey, encanto! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo sigue tu tienda de animales?
- ¿Cazador Lunar...? - ¿qué haces tú aquí? - respondió la mujer,
sorprendida.
- Ya ves. Pasaba por aquí y he pensado venir a saludarte y
preguntarte si
necesitabas algo para el trullo. Ya sabes, mantas, papel higiénico, un
pastel con una lima.
- Eras más gracioso hipnotizado, Cazador Lunar.
- Sí, una pena que los azulitos no te dejen usar ningún truquete
de los tuyos. Por cierto ¿qué tal es el rancho del talego?
- Eres muy gracioso. Veremos lo que te dura el buen humor cuando salga de
aquí.
- Para entonces tendrás que visitarme en el asilo, encanto.
- ¿Qué hago aquí? ¡Quiero ver a mi abogada! ¡Tengo mis derechos!
No se me puede trasladar ni retener de esta forma! ¡Esto es
inconstitucional!
- Me temo que no, Doctora - terció una mujer - Soy Elaine Marley, asesora
jurídica de Código: Azul. Según los precedentes del caso del Estado de Nueva
York contra Basil Sandhurst y las reglas establecidas por la Corte Suprema
en Brock contra el Estado de Nueva York12, la especial peligrosidad de
los llamados supercriminales faculta a las autoridades para tomar las
precauciones oportunas, Ms. Johnson.
- Bien, pollita. Ahórrame el rollo legal y hazme saber porqué estoy aquí.
- Creo que me corresponde a mí informarla, Ms. Johnson - dijo el
Capitán
América, que avanzaba hacia ellos acompañado del teniente Stone - Queremos
información acerca de los centros de operación de Superia.
- ¡Ja! El Santurrón Americano ¡quién si no! Olvídame, azulón. No te
dirigiría la palabra ni para escupirte. Antes de que te dés la vuelta
Superia me sacará de la prisión y te ajustará las cuentas.
- Je je je - muy bueno, tía - se burló Cazador Lunar - Tienes mucha fe en
tu patrona, nena. ¿No se te ha ocurrido pensar que en todos estos meses no
haya dado señales de vida...
- Zack, por favor...
- ¿Qué demonios sucede? - inquirió Sombra Nocturna, con un tono de voz que
dejó a los presentes muy claro que el piloto había dado en el clavo - ¿Qué
pasa aquí?
- Doctora, siento decírselo de esta forma, pero Superia ha muerto.
Asesinada.
- No... no es posible... no puede ser... no puede dejarme ¿ Qui... quién
fue?
- Cráneo Rojo. Yo estaba presente cuando sucedió.
- Y no pudiste salvarle ¿verdad, azulito? Era una villana, una
enemiga, una adversaria. Así te evitabas el volver a enfrentarte a ella.
Ahora quieres desmontar lo que queda de ella... ¡pues no contarás con mi
ayuda, maldito cabrón!
- ¡Oye, maldita zorra! - respondió Zack - No sé quién coño te has creído
que eres, pero el Capi no es como tú. Él...
- Zack, esto no es necesario - interrumpió el Capi - Doctora, comprendo su
dolor, y si hubiera podido salvar a Superia lo hubiera hecho de buen grado.
Si le sirve de consuelo, me he asegurado de que su asesino no pueda hacer
más daño.
- ¡Con eso no te ganas mi cooperación, azulón!
- ¡Acabáramos! - atajó de nuevo Zack. Esta cría-lobos quiere salvar el
cuello.
- Me temo que eso no será posible - informó Marley. La semana próxima
empezará el juicio contra Ms. Johnson por su participación en el complot de
Dredmund, y aventuro que la condenarán, sólo con los testimonios de los
afectados. Aún cuando en un poco probable caso no la condenaran penalmente,
se pasaría una vida de las del Antiguo Testamento pagando indemnizaciones.
- Eso sin mencionar todas la gente que te la tiene jurada por la sarta de
cabronadas que has hecho, nena - terminó Stone - Te quejas del Capi porque
es un tío legal, pero me gustaría saber cómo te las arreglarías con gente
que no tiene ni su integridad ni su respeto por la vida humana. Asúmelo,
chica: la información sobre tu jefa es lo único que tienes.
- Bien. Veo que no tengo otra salida. Les diré lo que quieren saber... pero
espero que se les atragante.
Varias horas después, el Capitán regresaba a Nueva York con una lista de
cuarteles y locales francos utilizados por Superia. No era mucho pero podía
empezar por allí, con la esperanza de encontrar alguna pista de Rachel.
Sombra Nocturna había cooperado a regañadientes, pero convencida de que,
ante la imposibilidad de sus antiguos jefes de sacarla de aquel atolladero,
debía intentar ganar algún entero a ojos de las fuerzas de la ley. Aún y
así, Marley consideraba que pasaría muchos tiempo entre rejas. Con ese
pensamiento cerrado, se concentró en lo inmediato: la cita en Central Park.
Salió del hangar para ir camino del garaje donde guardaba su motocicleta y
salió por la puerta principal. Apostado en las cercanías, camuflado entre
tantos curiosos que suelen merodear por las inmediaciones de la mansión, un
turista llamó a través de su móvil.
- ¿Coronel? Soy Claymore. Nuestro amigo ha tomado el camino de Central Park.
- Perfecto. Aquí todo está preparado.
El Capi dejó su moto a la entrada del parque y avanzó campo a través. Era
casi noche cerrada y los visitantes habían abandonado un lugar. Sólo
quedaban unos pocos habituales, casi nadie para un lugar tan grande. Después
del ataque de los centinelas y la batalla contra Onslaught, el miedo aún
persistía entre los habitantes de una ciudad que mantenía sus zonas
peligrosas. Mientras avanzaba, recordó la aventura que le había llegado a él
y a otros muchos al un remoto confín, para satisfacer los deseos del
Todopoderoso. No sabía si le vigilaban, así que dio un largo rodeo buscando
señales mientras a lo lejos divisaba una figura que se recortaba contra el
paisaje. Avanzó un poco más y empezó a distinguir un rasgos que eran
demasiado familiares. Cuando ya estuvo demasiado cerca el hombre se dio la
vuelta y le saludó.
- Cuanto tiempo, Capi...
La voz y el saludo provenían de Nick Furia.
1.- Como se vio en la miniserie Nick Furia contra SHIELD.
2.- Una críptica referencia a la participación de la Voz en los actos de
venganza orquestados contra Henry Pym en Vengadores Costa Oeste: Tales to
Astonish.
3.- En la malhadada saga La Encrucijada (Vengadores nº 397 USA, creo)
4.- Fue en un curioso complemento a la saga La Línea divisoria, que empezó
en Vengadores nº 322 y acabó en Vengadores nº 326, ambos USA, naturalmente.
5.- En la saga Primer Signo.
6.- Se refiere a las Secret Wars.
7.- En el último episodio escrito por el llorado Mark Gruenwald, Capitán
América nº 443.
8.- Sucedió en la saga Jauría de Lobos, iniciada en Capitán América nº
401.
9.- Se vio en la saga El Fin de IMA.
10.- El pobre Capi no sabe de la misa la media. Espero que ustedes estén más
enterados y lean Iron Man.
11.- En Thor nº 432 USA, si no me falla la memoria.
12.- Para conocer un poco más de toda esta jerigonza leguleya se puede
consultar la novela gráfica Los Vengadores: La Bóveda. Trampa Mortal.
BARRAS DE PAN Y SOPA DE ESTRELLAS
El Capi continúa investigando el asunto del tráfico de armas, pero hoy se
lleva un par de sorpresas. No serán las únicas ni las más desagradables,
pero mientras el buen hombre va jugando a detective, vamos con las cartitas.
Veo que sigues usando numeros grandes :D Pues sí, creo que ésa es mi
maldición. Pero verás que este número tiene la mitad de páginas que el
anterior. Quiero que todos tengan un número de diez páginas. No más,
barrabás.
Jejeje, Hill Street... mola... por cierto, Hill Street estaba en NYC? Pues
esto ya fue tema de debate en la lista marveltopiana. Al parecer las
historias de esa legendaria serie televisiva no se desarrollaban en ninguna
ciudad concreta de los Estados Unidos, pero Cifra2 comentó que se había
rodado en Chicago, si no me falla la memoria.
Nada más por hoy, así que me despido calzoncillarmente ¡ABANDERADOS
SALUDOS!