ALPHA FLIGHT #133
El Antrax Balakov
Guión:
Rocket
Portada: Vic Montol
El jet privado de Alpha Flight por fin pisó
el suelo italiano, llegando al aeropuerto de Nápoles. El grupo
bajó vestido de incógnito, con sus trajes de combate ocultos
bajo la ropa, por supuesto el doctor Langowski iba en su forma humana.
-Bien, chicos, el localizador que tiene el doctor Balakov
muestra una localización muy amplia, por lo que tendremos que
investigar en los bajos fondos para averiguar donde está preso.
Vamos allá-, dijo Vindicador.
Después de unas horas investigando, finalmente Puck
consiguió pactar con un miembro de la mafia local una
reunión con su jefe, Silvio Bertucci. A la hora concebida,
vestidos con finos trajes de diseño, llegaron a una
fábrica de cemento abandonada, donde encontraron a Bertucci
rodeado de una decena de sus hombres. Cuando se acercaron para hablar,
otros mafiosos salieron a sus espaldas y los apuntaron con pistolas,
impidiendo que se movieran.
-No os conozco, pero sólo hay que veros para saber que sois
miembros de la Interpol. ¿De veras creíais que ibais a
llegar y tendríamos una charla mientras llegan vuestros
refuerzos?. Pobres ilusos. Deshaceos de esta escoria.-, era Bertucci
quien hablaba. Antes de que los mafiosos pudieran reaccionar, Vindicador
ya estaba dando órdenes de como acabar con estos.
Tras unos pocos minutos, y después de destrozar los caros trajes,
Alpha Flight había acabado con todos los matones y Sasquatch
tenía agarrado del cuello y aplastado contra una pared a
Bertucci.
-No hace falta que os pongáis así, ¿qué
queréis saber?-, preguntó el mismo cobarde que antes
había ordenado tan arrogantemente su muerte.
-Bien, parece que nos vamos entendiendo, nos gustaría saber donde
está el doctor Balakov y el porqué de su secuestro-,
contestó Vindicador.
-Nosotros no le tenemos, unos rusos nos encargaron su secuestro y ya se
lo hemos entregado-, admitió Bertucci.
-Bueno, ¿no sabrás por casualidad donde están esos
rusos?-, le tocaba el turno a Vindicador.
-Por supuesto, después de la entrega planeábamos
secuestrarlo de nuevo y pediros un rescate. Están en el
almacén número 27 del puerto-, contestó con cierto
tono de orgullo el mafioso.
-Vámonos chicos. Espero no volver a ver tu fea cara, Bertucci-,
sentenció Vindicador.
-Ya lo creo que la verás, ya lo creo...-, susurró Bertucci
mientras se alejaban.
Después de localizar el puerto de Nápoles, Alpha Flight se
dirigió al almacén 27, el cual además de ser
bastante grande parecía estar abandonado.
-La puerta está cerrada, ¿puedes ayudarnos
Shamán?-, preguntó Vindicador.
-Veré lo que puedo hacer-, contestó Shamán mientras
sacaba un alambre de su bolsa mágica. Sin ninguna dificultad
metió la ganzúa en la puerta y ésta se
abrió.
Algo más adelante la espaciosa cámara se estrechaba en un
largo pasillo, después de andar un largo trecho, de pronto,
surgieron unos bloques metálicos que cerraron el pasillo por
ambos extremos.
-Mierda, debe haber algún tipo de sensor infrarrojo-, dijo
Sombra.
-Alphas, dadle con todo lo que tengáis-, ordenó
Vindicador.
Mientras se sucedían los inútiles esfuerzos para derribar
las puertas, paredes e incluso el techo, el corredor se empezó a
llenar de un extraño gas blanquecino, por el cual fueron cayendo
uno a uno inconscientes.
Cuando despertaron, se encontraban atados y amordazados en un
rincón de una amplia sala donde había una gran mesa con
forma de U donde estaban sentadas dos docenas de personas, hombres y
mujeres, de unos cincuenta o sesenta años. En el centro de la U,
en el suelo, estaba el doctor Balakov atado de forma que no podía
moverse. Los Alphas intentaron desatarse, usar sus poderes, pero se
dieron cuenta de que estaban totalmente inmóviles, no
podían mover ni un solo músculo.
El hombre que estaba sentado enfrente de Balakov se puso en
pie y comenzó ha hablar:
-Señores y señoras, buenos días,
como todos sabrán estamos aquí para juzgar a este hombre,
Alexander Balakov, a causa de sus crímenes contra el pueblo ruso,
nuestro pueblo. Les agradecería que hiciéramos esta reunión
hablando, como hago yo en estos momentos, en inglés para que
nuestros cautivos vean las atrocidades que este hombre, a quien iban
a rescatar, ha hecho en contra de su pueblo.-, el resto asintió
con la cabeza.
-Saludos canadienses, mi nombre es Sergei Rebrov, soy doctor en
bioquímica y están paralizados gracias a una sustancia de
invención propia. No se molesten intentando liberarse, vuestros
músculos no obedecerán, preparamos la trampa pensando en
esos sucios mafiosos italianos, pero parece que también tiene
éxito con seres superpoderosos como vosotros.-, se
presentó el mismo hombre que habló antes.
-Bien, pasemos a la exposición de los hechos-,
continuó.
-Este hombre era el director, y máximo responsable,
del Recinto 19, nombre vulgar por el que se conocía al Centro
de Asuntos Militares y Técnicas de Defensa Bacteriológica
(CAMTDB), una ciudad autónoma con más de 7000 personas
dedicadas a desarrollar vacunas contra enfermedades producidas por los
derivados del petróleo, situada a 1500 km de Moscú y a
tan sólo 15 de Ekaterinburg. Pero esto era sólo una tapadera,
en realidad en esa base se desarrollaba el programa "Biopreparat" o
Sistema, programa consistente en el cultivo de bacilos para instalarlos
en cabezas de misiles intercontinentales que apuntaban a los E.E.U.U.
El resultado de este proyecto fue el "ántrax
Balakov", consistente en unas bacterias derivadas del Bacillus anthracis.
No se pueden ver, oler ni tocar, cuando se instalan en los pulmones
las partículas atacan las membranas y penetran en la sangre destruyendo
el organismo. Tened en cuenta que una sola de estas partículas
es suficiente para matar a un hombre.
Para el Gobierno ruso, estas investigaciones supusieron
un gran avance en armas bacteriológicas que superarían
incluso a las americanas, sin embargo, para nuestros ciudadanos supuso
una verdadera masacre.
Hace treinta años, un problema en uno de los
extractores de aire del Recinto 19 hizo que una cantidad desorbitada
de ántrax se escapase, extendiéndose no sólo por
toda la base, sino que el viento lo transportó en un radio de
más de cincuenta kilómetros, resultando afectado todo
aquel que en esos momentos no tenía puesto un traje de aislamiento
como el que llevaba en esos momentos Balakov.
Más de cincuenta mil personas pasaron por los
mismos síntomas: empezó con un dolor de cabeza, seguido
de espasmos y vómitos de sangre, para, en un plazo de tres días,
acabar con la muerte del individuo a causa de un fallo respiratorio.
¿Cuál fue el castigo de este hombre?,
el nombramiento como héroe nacional y el reconocimiento de su
"gran avance científico" con numerosos premios.
Aún con todo esto, esta persona decidió
desertar y pedir asilo político en Canadá. Señoras
y señores, acuso al doctor Balakov de genocidio y traición
al pueblo ruso, están en su derecho de decidir su culpabilidad
o inocencia. El resultado será llevado a cabo por votación
a mano alzada; que levante la mano todo aquel que...-, Rebrov no
tuvo tiempo de terminar la frase, pues una explosión derrumbó
una pared de la habitación, para, al instante, empezar a entrar
más de cien mafiosos armados disparando a los ocupantes.
Walter Langowski llevaba desde que despertó haciendo esfuerzos
para intentar transformarse en su alter ego, Sasquatch, podía
sentir que sólo le quedaban unos segundos más para
conseguir la transformación, pero fue al ver como una bala
perdida acababa hiriendo a Natura en un brazo, cuando su furia desatada
acabó llevando a cabo la transformación. Las cuerdas que
le ataban fueron hechas jirones al transformarse en la bestia de
más de tres metros, se arrancó el trapo que tenía
en la boca y se dirigió hacia los mafiosos.
Mientras los rusos se refugiaban donde podían, Sasquatch
sirvió de escudo humano, o bestial, para evitar que las balas
llegaran a sus amigos de Alpha Flight. Al ver a la imponente bestia,
los mafiosos dirigieron todas sus balas hacia ella, evitando acercarse
para no ser dañados.
Sasquatch sabía que no resistiría mucho
más el tiroteo al que estaba sometido, pero no tenía más
remedio, pues si se abalanzaba hacia ellos, sus amigos seguramente sería
dañados. Estaba a punto de caer cuando, de repente, una bola
de fuego voló hacia los mafiosos, consumiendo en llamas a media
docena de ellos.
Algunos de los sorprendidos mafiosos volvieron la vista
hacia el punto de procedencia de la bola de fuego, sólo para
ver como unos vientos huracanados los arrastraban y estampaban contra
una pared. Un muro de piedra surgió del suelo y envolvió
a los miembros de Alpha Flight, protegiéndolos contra la lluvia
de balas. Del agujero de la pared, salió un hombre de unos dos
metros de alto, vestido con un traje blanco y negro, aunque fue acribillado
por las balas, éstas rebotaban en su cuerpo. Al instante una
frase se repitió entre los asustados mafiosos
-Es Udine y sus Elementales, vámonos-.
Desde el improvisado refugio del doctor Balakov no se
veían a las figuras uniformadas que estaban causando el caos
entre los mafiosos, pero presentía que algo los estaba combatiendo.
Sin embargo, apenas se enteraba de lo que sucedía, pues estaba
enfrascado en sus pensamientos. Había oído lo que dijo
Rebrov, sabía que era cierto, por eso ni siquiera abrió
la boca durante el "juicio". Si él no hubiera participado
en ese proyecto toda esa gente todavía viviría.
Recordaba todo el tiempo que dedicó a su trabajo,
recordaba el poco tiempo que compartía con su familia, recordaba
cuando Vladislav, su hijo, le pedía que le contara un cuento
antes de irse a dormir y él le decía que no tenía
tiempo. Ah, Vladislav, su querido hijo, cuantas veces le prometió
que cuando cumpliera los diez años le llevaría a visitar
la Plaza Roja, su gran sueño.
Sin embargo, nada de eso pudo tener lugar, recordaba
aquel fatídico día, cuando uno de sus empleados le comunicó
que había habido un escape, sin ni siquiera pararse a quitarse
el traje montó en el coche y se dirigió a su casa en Ekaterinburg.
Su mujer e hijo tosían con frecuencia, también les dolía
la cabeza, era invierno, cuantas veces suplicó a Dios, si es
que existía, que tuvieran una gripe.
Recordaba esa noche, pasándola de pie junto a
la cama de su hijo, contándole aquel cuento de guerreros y dragones,
recordaba cómo le preguntó su hijo por qué no se
quitaba el traje y la angustia que le recorría las entrañas
al no poder quitarse el casco para besar a su hijo dormido.
Recordaba la mañana siguiente, con su hijo muerto
en la cama, pero con una sonrisa en los labios, lloraba junto con su
mujer al lado de la cama y veía en los ojos de ella que sabía
que su muerte también estaba próxima. Su mujer no acabó
ese día con vida, la muerte había llegado a su mujer e
hijo demasiado pronto, pensaba que si de verdad estaban infectados pasarían
tres o cuatro días antes de que murieran, pero no cayó
en la cuenta del asma que compartían mujer e hijo.
Recordaba haber cavado la tumba de ambos con sus manos
desnudas y haber llorado durante largas horas. Se dio cuenta de que
había dedicado toda su vida al servicio de su país y de
que fue pagado con la muerte no sólo de sus seres queridos, sino
de millares de personas.
Así decidió abandonar su país y
pedir asilo en Canadá, donde intentaría arreglar todo
el mal que había hecho. Sin embargo, aunque el Departamento H
le prometió fondos y equipo para desarrollar anticuerpos para
el ántrax que había creado, terminó en otro proyecto
que intentaba producir un nuevo ántrax todavía más
poderoso.
De repente, un mafioso cayó muerto a su lado,
tenía todavía su pistola en la mano así que Balakov
la cogió. Me servirá para defenderme, pensó
en un primer momento, ¿pero defenderse de quién?, ¿de
su propia conciencia?.
Recordaba el sueño de cada noche desde aquel fatídico
accidente, un sueño en el que se sentaba en la cama con su hijo,
éste le preguntaba por qué llevaba el traje y él
le decía que se le había olvidado quitárselo, se
lo quitaba, besaba a su hijo y moría al día siguiente
junto a su familia.
¿Cuántas veces había deseado que
ese sueño hubiera sido verdad?, ¿cien veces?, ¿mil?,
¿un millón?. Finalmente, sin pensárselo dos veces,
introdujo el cañón de la pistola en la boca y apretó
el gatillo, con un último pensamiento en mente: Lo siento.
Cuando el muro de piedra cayó, los miembros de Alpha Flight
pudieron ver a cinco figuras vestidas con relucientes uniformes junto a
Rebrov. Éste último llevaba una especie de botiquín
con varias jeringuillas, mientras sacaba una de ellas dijo:
-Siento todo lo sucedido, no era nuestra intención teneros
presos, permitidme que os de un antídoto para la droga que corre
por vuestras venas-.
Tras aplicarle una jeringuilla del antídoto a cada Alpha, estos
sintieron como poco a poco volvían las fuerzas perdidas, en ese
momento Rebrov se retiró y habló una de las figuras
uniformadas:
-Hola, mi nombre es Udine y estos de aquí
son Ignem, Terram, Aquam y Auram. Somos
los Elementales, el grupo de superheroes al servicio del Gobierno
italiano. Supongo que vosotros sois Alpha Flight, en realidad vinimos
aquí al detectar un grupo de superseres inidentificados, vosotros,
pero tras hablar con Rebrov y veros aquí presos, creo que no
emprenderemos maniobras legales por vuestra intromisión en suelo
italiano. Sé que vinisteis en busca de Balakov, lo siento, pero
está muerto, se ha suicidado.-
-Entonces nuestro trabajo aquí ha terminado-,
añadió Puck.
-Gracias por vuestra ayuda-, dijo Vindicador al tiempo
que daba un apretón de manos a Udine.
-Chicos, nos vamos-, tras estas palabras, y tras echar
un último vistazo a Balakov, Alpha Flight se dirigió a
su jet privado y puso rumbo a Canadá.
CONTINUARÁ
CARTAS DESDE CANADA
Este ha sido un episodio de poca acción, ¿verdad?. Bien,
tiene que haber de todo, no sólo pasarse todo el episodio
pegándose. Todo esto del ántrax y tal os puede sonar a
cuento chino, pero en realidad está basado en hechos reales,
incluso el Recinto 19 existió. Pero bueno, vamos con las cartas:
Luis Ortiz me dice que con todos los nuevos personajes
que tengo en mente esto acabará sin ser Alpha Flight. Bueno,
Luis, aunque tenga tantos personajes nuevos en mente, eso no quiere
decir que los meta todos de golpe y quite a los Alphas de en medio.
Al grupo se unirán gente como Guardián (sí,
Heather Hudson), Chico Salvaje, Caja y alguno más
de la "vieja guardia", así que no te preocupes.
Jaime Barrido me pregunta también por
Heather, tranquilo, que como ya he dicho antes volverá al equipo.
También me pide mi opinión del tomo de los Alphas Reconstrucción,
en mi humilde opinión, el dibujo es bastante malo y el guión
regularcillo, si eres un completista o quieres ver más aventuras
de los "viejos" Alphas cómpralo (o mejor aún si
te lo puede dejar alguien), pero sino... ya me entiendes, ¿no?
Bueno, eso es todo por hoy, espero ansiosamente vuestros
mensajes para el próximo correo. Ya sabéis mi dirección,
pero por si alguien lo ha olvidado es: rocket@100mbps.es
Israel López Fernández (también
conocido como Rocket)