Hace 15 años.

- Franchesco, espero que me comprendas- dijo una chica con el pelo largo de color rubio- Lo nuestro no puede seguir adelante, así no. No puedo estar con alguien que antepone el dinero ante todo. Incluso ante la ley.

- El dinero lo puede todo. Pueda comprar todas las cosas. Hasta la felicidad- contestó Franchesco Monaguigui.

- Eso no es cierto. No puede comprar la felicidad, al menos no la tuya. Porque a mi tu dinero sacado de crímenes no puede comprarme- comentó la chica.

- ¡No puedes dejarme!- gritó Monaguigui.

- Puedo y lo estoy haciendo. Me has mentido durante casi un año. Sobre la procedencia de tu dinero... Pero ahora que lo sé todo, no puedo seguir adelante con lo nuestro- dijo la mujer con el pelo largo- Sin embargo, teniendo en cuenta los buenos momentos que hemos pasado juntos, te ofrezco una elección. Elige entre tu vida criminal y lo nuestro. No puedes tener ambas cosas.

Franchesco Monaguigui permaneció unos instantes con la boca abierta, meditando cuál sería la opción elegida, la que marcaría su futuro.

Ahora

Franchesco Monaguigui se encontraba reunido en uno de sus almacenes con una docena de miembros de su incipiente imperio criminal. Se encontraban puestos en círculo, mientras que él se encontraba en el centro.

Los matones de Monaguigui estaban muy nerviosos mientras que Franchesco señalaba uno a uno con el dedo. - ... pim pam, ¡fuera!- dijo señalando a uno de sus esbirros, a un hombre calvo con aspecto andrajoso.

- No, jefe. No quiero hacerlo. Ya he estado antes en la cárcel y no quiero volver allí. Búsquese a otro- comentó el secuaz de Monaguigui.

- Está bien. Te haré caso y elegiré a otra persona- contestó Franchesco Monaguigui.

Su hombre parecía respirar aliviado, cuando sin más dilación Monaguigui sacó una pistola y le pegó un tiro en plena cabeza, acabando con la vida de su esbirro en el acto.

- Robbins, ¿prefieres acabar en prisión o eliges la muerte?- preguntó a otro de sus hombres mientras le apuntaba con la pistola.

- No, no, no. Prefiero estar enjaulado que muero- contestó Robbins muy nervioso.

- Pues ya sabes lo que tienes que hacer- dijo Monaguigui- Ahora fuera todo el mundo, quiero estar un momento solo.

Sus subordinados no dudaron un instante en marcharse de la presencia de su jefe, quién se quedó sentado en un sillón, contemplando una vieja fotografía.

- Jennifer...- murmuraba Franchesco, mientras no apartaba la mirada de la foto.

Stephanie Brown se encontraba tumbada en la cama de su habitación. Mientras su novio, Robin, se encontraba haciendo Dios sabe que, ella permanecía contemplando la televisión.

- Puagh, vaya porquería de programación hay hoy en día- murmuró para sí misma- El siguiente paso en los hitos de la televisión sería que hiciesen un programa para gente que tiene más de una neurona en la cabeza. Eso sí que sería una novedad.

De sopetón, se abrió la puerta de su habitación y entro su madre a su cuarto, sentándose en la cama, al lado de Steph.

- ¿Qué haces, hija?- preguntó Crystal Brown.

- Ya ves, mamá, aquí corriendo una maratón- contestó sarcásticamente Stephanie.

- No seas borde. Sé que estás de mal humor por estar encerrada en tu cuarto, en lugar de estar por ahí haciendo de justiciera, pero lo hago por tu bien- replicó su madre.

- Tú lo has dicho. Por mi bien, no por el de la gente que sale a la calle y confía en que yo le proteja- dijo Steph.

- Hija mía, como te pones. Ni que fueses Superman. Sabes que es mejor que no hagas de vigilante enmascarada. Nunca olvidaré cuando te encontré herida en esta misma cama- contestó Crystal¹.

- Y no quieres que me pase nada malo, y prefieres que me queda en mi cuarto e vez de hacer de Spoiler- se burló Stephanie.

- Veo que te lo sabes muy bien, así que espero que lo cumplas. Aunque no tengo pruebas estoy casi segura que pese a mi prohibición, has seguido haciendo de enmascarada- dijo Crystal Brown².

- ¿Yooo? Madre mía, madre mía- respondió Stephanie haciéndose la inocente.

Un rato más tarde, esa misma noche, una vez que su madre se marchó a hacer su turno de enferma en el Hospital de Gotham, Stephanie Brown se puso su traje de Spoiler y empezó a patrullar por las calles de la ciudad.

- Madre mía, madre mía, que mentirosa que soy- murmuró Steph para sí misma.

John Robbins se encontraba aposentado en la Calle Gulacy, la misma en la que tres de sus compañeros habían sido detenidos por Spoiler hacía tres semanas³. Su objetivo era claro: esperar si la joven encapuchada repetía su patrón de comportamiento y volvía a hacer acto de presencia.

Realmente Robbins no estaba nada de acuerdo con el plan que su jefe le había encomendado, especialmente por las consecuencias que para el acarrearía, como la de pasar una temporada. Sin embargo era preferible eso antes que perder la vida.

Las conjeturas de Franchesco Monaguigui acerca de las rutas y las costumbres de Spoiler a la hora de patrullar, demostraron ser ciertas, puesto que tras unas horas de espera, Robbins reconoció la silueta de color purpura de la chica, balanceándose casi por encima de su cabeza.

En ese preciso momento y a desgana, John Robbins agarró una palanca de hierro y golpeó fuerte contra un escaparate. La reacción de Spoiler no se hizo esperar, puesto que enseguida se plantó enfrente del vándalo.

- Vaya por Dios, me encontraba yo tan tranquila haciendo mi ruta, y de repente me encuentro con algo de acción. Bueno, ¿te rindes o he de emplear la violencia?- preguntó Spoiler con sarcasmo.

La respuesta de Robbins fueron sus actos, pues cuando la chica hubo formulado su pregunta, inmediatamente intentó asestarle un golpe con la palanca de hierro. Spoiler no tuvo ningún problema en agacharse y esquivar el golpe. Para rematar la faena, Stephanie le propinó un golpe en el estomago que dejó a Robbins sin aliento.

- Bueno, ahora antes de que te lleve a la cárcel, quiero que me digas si has roto ese escaparate por amor al arte o lo has hecho por órdenes de algún jefe criminal. ¿Sabes qué? Gotham está plagada de ellos y hay un buen cupo de ellos: Máscara Negra, el Pingúino,...- parloteó Spoiler.

- Franchesco Monaguigui- contestó Robbins, una vez recuperó el aliento.

- Y por supuesto, también estaba ese candidato, el gran omnipresente en mi vida, Monaguigui.- respondió Stephanie- Ok, dime lo que sepas.

- Tan sólo sé que este robo es la antesala de otro más grande, organizado para mañana en el almacén de Lexcorp- dijo John.

- ¿Lexcorp? ¿En Metropolis?-preguntó Spoiler.

- En su sucursal de Gotham. Está previsto que sea para las doce en punto- contestó el atracador.

- Estoooooo, ¿sería mucho pedir que me dieses la dirección de esa sucursal?- soltó Stephanie con sorna.

A la mañana siguiente, Crystal Brown, estaba despertando a su hija, quien dormía a cuerpo de rey.

- ¡Stephanie! ¡En pie ahora mismo!- gritó Crystal.

- Mamá, que hoy es sábado y no tengo clase- ronroneó una medio dormida Steph.

- ¿Y por eso ya no se come hoy? ¡Sal ahora mismo a hacer la compra y no te hagas la remolona!- le reprendió su madre.

- A sus órdenes, mi sargento- dijo Stephanie.

- Si anoche no hubieses salido a hacer de Spoiler, ahora no estarías tan cansada- comentó su madre

- Mamá, que anoche me quedé en casa viendo la tele- mintió Steph.

- Claro, y por eso ha salido esta mañana en los periódicos la noticia de que Spoiler detuvo anoche a un ladrón.- alegó Crystal.

- Alguien tenía que hacerlo- se justificó Stephanie.

- No te hagas la graciosa. Te pegaron una paliza de muerte hace nada y aún así, te vistes de Spoiler cada noche y sigues saliendo a patrullar o como quiera que se llame. Pero eso se acabo. Esta noche libro en el hospital, así que se te acabó la juerga- sentenció su madre.

Las horas pasaron deprisa y se acercaban las doce de la noche. Norm Grant estaba en su casa, muy nervioso. Franchesco Monaguigui le ofrecía mucho dinero por colaborar en ese robo en el almacén de Lexcorp.

Sin embargo al mirar a su esposa Jennifer acostando a la hija que ambos tienen en común, le asaltaron las dudas. ¿Realmente merecía la pena arriesgar el perderse estar con su familia por ganar algo de dinero? Si, lo necesitan con urgencia, pero conocía a Jennifer como la palma de su mano, y estaba seguro que ella preferiría vivir en la pobreza antes que vivir como un criminal.

- Cariño, ¿vas a algún sitio?- preguntó Jennifer a su marido.

Norm, tras pensárselo apenas unos segundos, contestó a su mujer.

- No, me quedo aquí en casa- contestó con una sonrisa.

Franchesco Monaguigui se encontrataba expectante. Hace quince años cometió un grave error. Cuando su novia, la que era el amor de su vida, le hizo elegir entre ella o su carrera delictiva, él tomó una decisión de la que ahora se arrepentía. Antepuso el dinero fácil y el poder al amor.

Actualmente tenía dinero a espuertas y se había convertido en alguien poderoso en los bajos fondos. Sin embargo, notaba un vacio en su vida, como si le faltase algo. Sentía un fuerte hueco en el pecho que ansiaba llenar, por lo que años más tarde buscó a Jennifer, mediante las fuentes que le podía proporcionar su imperio criminal.

Franchesco se quedó con la boca abierta y el corazón ardiendo de rabia al enterarse de que su antiguo amor se había casado con otro hombre, un escritorzuelo llamado Norm Grant que actualmente se encontraba sin trabajo. Para más inri, Grant también había tenido en el pasado escarceos en contra de la ley, aunque sólo delitos de pequeña importancia, nada comparable con los cometidos por Monaguigui.

Ansiaba poder recuperar a la amada de su pasado, por lo que trazó un plan por el que Grant recaería en el mundo del crimen, para así conseguir que su esposa le dejase. Primero se ganaría su confianza, ofreciéndole dinero y trabajo en uno de sus golpes. A continuación escogería un chivo expiatorio, la vigilante Spoiler, que metería entre rejas a Norm Grant, para despejar su camino para recuperar a Jennifer.

Originalmente, su plan no incluía a Spoiler, pero ya que ella había sido la encargada de detener a varios de sus hombres, Monaguigui había decidido meterla en el ajo³.

De esa forma, no sólo estaría manteniéndolo alejado de su esposa, sino que conociendo a Jennifer, perdería la fé en Grant, del mismo modo en que ella acaba perdiéndola en Monaguigui al descubrir sus inclinaciones criminales.

Quedaban cabos sueltos, siendo uno de ellos como conseguir que Spoiler detuviese a Grant, pero Monaguigui solventó el obstáculo haciendo que uno de sus hombres, Robbins, fuese pillado in fraganti por Spoiler, y al detenerlo la heroína, delataría el siguiente golpe de Franchesco Monaguigui. Luego, a la policía Robbins no haría ninguna mención de esto. Aunque Spoiler supiese la verdad, las fuerzas de la ley no conocerían las implicaciones de Franchesco en las acciones de su hombre.

Y en cuanto a cómo recuperaría a Jennifer siguiendo siendo un jefe del crimen, bien, siempre podría mantenerla engañada, como al principio de su relación hace tantos años.

Poco imaginaba Franchesco Monaguigui que todos sus planes se acababan de truncar de golpe, al decidir Norm Grant por él mismo que no iba a participar en el golpe al almacén de Lexcorp.

Eran las once y cuarto de la noche cuando Stephanie Brown subió a su habitación a vestirse de Spoiler.

Steph ya se estaba cambiando cuando su madre entró a la habitación.

- ¿Qué te crees que estás haciendo?- preguntó Crystal Brown.

- Mamá, debo irme. Hay un robo previsto para las doce y...- se justificó Steph.

- Pues avisa a la Policía. No entiendo la razón por la que tienes que poner tu vida en peligro- dijo su madre.

- Mamá, no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que se va a cometer un delito- contestó Stephanie.

- Me siento como en un círculo sin fin. No tengo la necesidad de recordarte constantemente que hace poco fuiste víctima de una paliza. Y aquí estás, dispuesta a entrar de nuevo en acción- comentó Crystal.

- No lo entiendes. Es mi deber impedir que gente como papá, que se dedica al crimen, haga lo que quiera⁴. Han de acabar entre rejas y si puede ser, yo seré quién me ocupe de eso- afirmó Steph.

- Stephanie Brown, si sales de casa, atente a las consecuencias- sentenció su madre.

Sin decir ni una palabra más, Stephanie Brown acabó de ponerse su uniforme de Spoiler y salió por la ventana de su cuarto.

Crystal Brown, una vez se marchó su hija, se sentó en la cama de su hija y dejó escapar un par de lágrimas.

- Yo te maldigo, Arthur Brown. Has dedicado tu vida a ser un criminal y ahora tu hija sale por las noches y se dedica a capturar a gente como tú, poniendo su vida en peligro. Y eso me duele más que el tormento que me diste cuando tú salías a delinquir- se lamentaba la mujer.

Cuando dieron las doce menos diez, Franchesco Monaguigui recibió una llamada de uno de sus hombres.

- ¿Cómo? ¡¡¡Esto es intolerable!!!- gritó Monaguigui.

- Como lo oye, jefe, ni rastro de Norm Grant. Nos ha dado plantón. ¿Qué hacemos?- preguntó uno de sus secuaces por teléfono.

- Se aborta la misión. No tiene sentido mandaros a una emboscada y que seáis detenidos por esa zorrita de Spoiler- dijo Monaguigui antes de colgar.

- Muy bien. Así que ese cabrón cree que puede torearme. Bien, se ha acabado sutilidad. Pronto será la hora de hacer una visita a Grant y a su esposa- musitó para sí mismo Franchesco.

Spoiler acudió puntual a las doce en punto al almacén de Lexcorp. Sin embargo, se llevó la sorpresa de que allí no había nadie.

- Me cago en mi vida- dijo Spoiler- O sea, discuto con mi madre, salgo a las tantas de la noche en lugar de quedarme en casa viendo las reposiciones de "Aquí no hay quien viva" y luego llego aquí para encontrarme con que no luego no aparece aquí ni un triste criminal al que poder pegar aunque sea un poquito.

Spoiler se sentó un rato en el tejado de Lexcorp, a la espera de que se confirmase el soplo que había recibido. No obstante, eso iba a ser un gesto inútil, puesto que los siguientes acontecimientos que sucederían esa noche no ocurrirían allí.

1.- ¿No me digas que te perdiste el número dos de Spoiler? Me partirías el corazón.

2.- Y sospecha bien la buena mujer, como sabe todo aquel que ha leído los números 3 y 4.

3.- Como se puede leer en el Nº 1.

4.- Hay que recordar que el padre de Stephanie Brown es Arthur Brown, más conocido como el criminal Cluemaster.

ALERTA DE SPOILER

Un par de cositas, la primera deciros que no os perdáis el siguiente número, con la resolución de toda la trama del asunto de Norm Grant, argumento que se viene arrastrando desde el número uno.

La segunda cosa es que espero que no os estéis perdiendo la magnífica saga "Amanecer en Escarlata", escrita por el gran Tomás Sendarrubias. Además de que la historia ya es recomendable al 100 % por sí misma, adelanto que sus consecuencias afectarán sobremanera a la vida de Stephanie Brown, como se irá viendo en esta misma serie y en otra de la que todavía no puedo hablar.

Nada más. Recordad que podéis enviar vuestros ruegos, comentarios y preguntas a davidguiradoalzira@hotmail.com