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Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #46
La Guerra Estigia VI
El fin del mundo

Guión: Tomás Sendarrubias
Portada: Adrián Suárez
Color: Vicente de los Santos

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Imperio de Sh´tar, Mundotrono Na`hr, Sistema Deneb.

Kl´rk miró a su alrededor, tratando de asumir el horror que le rodeaba. Hasta pocas horas antes, había sido un próspero comerciante de viridio, un metal que sólo podía extraerse de las fosas ígneas del ecuador del cuarto planeta de Deneb, con extrañas peculiaridades magnéticas que lo convertían en el pilar de la capacidad de viaje interplanetaria del Imperio Sh´tar.

Ahora, Kl´rk, de la Casa de M´phar, era el único superviviente de un Imperio que se había extendido por una cincuentena de planetas alrededor de seis estrellas diferentes, y asistía, mutilado e inerme, a la destrucción del Mundotrono. Las altas agujas del Palacio de B´air Ne´hes habían sido derribadas. El Concilio de los Exploradores Científicos, profanado. El Lago Nah´sar ardía. Tl´mr había acabado con su propia vida, empujada por la oleada de desesperación que había precedido a las naves oscuras de la Legión Estigia, y ahora se había alzado, atrapada en un estado cuántico entre la vida y la muerte, como una más de los seguidores y soldados de la Legión.

La Nave Insignia de la Dama Estigia ni siquiera se detuvo un instante en su viaje supralumínico hacia su destino, ni siquiera supo nunca como Kl´rk de la Casa M´phar, Cuarto Gestor de la Flota L´mai de Sh´tar había llorado cuando el cuerpo de quien había sido su amada, su compañera y la madre de sus hijas, había alzado un fragmento de piedra afilado y había golpeado con él al que había sido su esposo, hasta que la vida le había abandonado.

Y cuando Kl´rk se alzó de nuevo, aullando las alabanzas a la Dama Estigia, atrapado entre la vida y la muerte, nunca fue consciente de que había sido el último ser vivo del Imperio Sh´tar de Deneb.

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Belaajir Aral, Arco de desaceleración, órbita de Marte.

-Campos de Contención activados-anunció el piloto Halat Bel, y los tripulantes de la nave thanagariana sintieron la presión de los campos de energía crepitando sobre su piel, manteniéndoles firmemente en sus asientos, manteniéndoles a salvo incluso a nivel molecular. La velocidad de crucero del Belaajir Aral era tan superior a la de la luz que, de afrontar una maniobra de frenada sin los campos de protección adecuados, se verían reducidos a una jalea hecha con su propia carne y sangre en un nanosegundo. Y ni siquiera los campos eran una garantía para que todo saliera bien en esas circunstancias... Normalmente la nave thanagariana hubiera necesitado para desacelerar el doble de la distancia que había entre Marte y la Tierra, pero ahora solamente disponían de una fracción de ese espacio.

-Adam-dijo Hawkgirl, mirando a su compañero, que observa los paneles delanteros, la monotonía del espacio superluminal, el vacío en el que solo destacaba un punto azul en el horizonte, provocado por el Efecto Doppler-. ¿Estás bien?

-No oigo sus voces-respondió Adam, mirando a Kendra-. Es como si no pudieran llegar a este lugar.

-Esto no es un lugar-intervino Shayera-. Es lo que existe entre el espacio. Aquí no hay dioses, pero en el momento en que desaceleremos, volverás a escuchar sus voces... y la de Ella.

-Quizá deberíamos seguir adelante, no salir nunca de aquí-farfulló Nola Laar, antigua alférez de la Armada Thanagariana. Sus compañeros ni siquiera la miraron, avergonzados por la cobardía que transmitían sus palabras.

-Desaceleración en tres... dos... uno...

La nave zumbó, vibró, y por un momento, Kendra pensó que la Belaajir Aral se desharía en polvo metálico y les dejaría muertos en mitad del espacio, quizá en una burlesca órbita alrededor de la Tierra. Pero entonces, la nave se estabilizó, los campos de contención fueron sustituidos por un entorno de gravedad artificial, y la visión a través de los paneles delanteros dejó de ser aquel aburrido espacio cuántico para convertirse en una magnífica imagen de la Tierra, a unos cuarenta millones de kilómetros de esta, habiendo dejado Marte atrás en la maniobra de frenado.

-Buscad rastros de la Legión Estigia-ordenó Hawkwoman, y el piloto y sus ayudantes activaron de inmediato todos los sistemas de radar de la nave, pero finalmente, Halat Bel suspiró aliviado.

-No hay señales de la Legión Estigia-anunció el piloto, y Hawkgirl ahogó una oración de gracias.

-No las hay... delante-gruñó Norim Nar, el copiloto, señalando las lecturas de sus paneles-. Hay indicios de una enorme flota atravesando la órbita de quinto planeta. Si mantienen la velocidad de crucero que llevan, y dado que no encontrarán defensas interplanetarias, llegarán a nuestro objetivo en... menos de una hora.

-¿Cuánto tardaremos nosotros?-preguntó Shayera.

-Poniendo la nave en punta, dos horas y media.

-Nos barrerán-susurró Kendra, pero Hawkwoman, tras mirar las lecturas del panel principal, negó con la cabeza.

-No viajan por el espacio normal-dijo-. Mirad esas marcas... es como si viajasen a través del espacio supraluminal y apareciesen cada cierto tiempo en el espacio físico... Pero si viajasen en supraluminal nunca les hubiéramos detectado.

-Se mueven a través de algo llamado Espacio de Planck-intervino Black Adam, y todos le miraron sorprendidos-. Al menos, así lo llaman en la Tierra. Es lo que dice Zehuti. También dice que no conseguiremos sobrevivir, y que lo mejor que podríamos hacer es rendirnos y morir...

-No es Zehuti quien te habla, Adam-dijo rápidamente Shayera, acercándose al señor de Kahndaq-. Es Ella. Yo también puedo sentir su voz, como un rumor sordo, diciéndome que me rinda, que mi voluntad no lleva a ningún sitio... Es lo mismo que hizo en Thanagar... resístete a ella.

-El poder de Black Adam procede de los dioses de la Tierra, de las antiguas divinidades egipcias-dijo Hawkgirl-. Y la Dama Estigia es lo más parecido a una diosa que debe existir en todo el Cosmos... Eso le hace ser más sensible a su sugestión...

-Aguantaré-respondió él-. Soy más fuerte que Ella, pero... Su voz es como un pozo negro, como un cuchillo arañando la piedra...

-Aguanta, Adam-le apoyó Kendra, mientras Shayera volvía a los paneles de mando.

-Si mantenemos esta velocidad-dijo-, cuando las naves de la Legión Estigia entren en fase con el espacio de la Tierra, nosotros...

-Estaremos a su espalda-concluyó Kendra-. Los sistemas de comunicación de la nave...

-Funcionan a través de haces de ultralínea-explicó Halat Bel-. El radio de acción del haz es de prácticamente un Año Luz, y el margen de desvío temporal de unos... cinco de vuestros segundos en los puntos más alejados de receptor y emisor.

-Hazlo funcionar, Halat-dijo Kendra-. Tenemos que hablar con alguien...

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Atlantis, Agujero brana dimensional.

-¿Estás bien?

Ártemis abre los ojos, y en ese momento, se da cuenta de que se había quedado dormida sentada en uno de los lechos de las habitaciones del palacio real de Poseidonis. Solo se había sentado un momento para pensar, para descansar después de todo lo que había ocurrido, y para tratar de quitarse de encima la sensación de pesadez causadas por las prisiones cuánticas en las que Extant les había retenido.

-Sí, disculpad, señora-replicó la Amazona, incorporándose y haciendo una leve reverencia-. Supongo que estaba más cansada de lo que creía, pero me encuentro bien.

-Puedes descansar un rato más si lo deseas-dijo Mera-. Al fin y al cabo, no podemos hace mucho más que esperar a que llegue esa criatura, la Dama Estigia. Es preferible que los guerreros estéis descansados cuando eso ocurra.

-Mis compañeros...

-Alan Scott y Garth están preparando defensas místicas contra la Dama Estigia, y buscando el modo de revertir el hechizo de Garth, el que nos trajo aquí, y devolvernos a la Tierra. Mister Terrific y vuestra niña, Stargirl, están con el doctor Palmer, preparando un sistema de comunicaciones que nos permita averiguar qué está pasando en la Tierra ahora que la pantalla de Extant ha dejado de funcionar. El niño Thunder está con ellos. Y los demás... Wildcat y el doctor Cross... están simplemente hablando con Jay Garrick. Creo que hay muchas cosas que desconoce y debería conocer.

-Será duro para él-comentó Ártemis, asomándose a una ventana y viendo por ella a Don Hall, Obsidian y el androide Hourman, cerca del Navío temporal de este último-. ¿Y ellos?

-Son un enigma envuelto en una adivinanza dentro de un misterio, como dicen los humanos-sonríe Mera-. Al parecer, Hourman ha desbloqueado los recuerdos de Obsidian, viene del futuro, al igual que los otros dos.

-Lo siento por Alan... debe ser duro...

-Realmente se lo ha tomado bastante bien. Dice que ahora sabe que, en algún momento, conseguirán encontrar a Todd y devolverle al camino correcto.

-¡Ey!

Jakeem Thunder apareció en ese momento, corriendo por el pasillo seguido de cerca (y precedido en algunas ocasiones por su genio), frenándose a duras penas y a punto de resbalar cerca de Mera y Ártemis.

-¡Michael está hablando con Hawkgirl y Black Adam!-dijo Jakeem-. ¡Quiere que todos nos reunamos en la sala ya!

-Vamos para allá-masculló Mera, pero Jakeem negó con la cabeza-. ¡Yo os llevo! ¡Thunder, llévanos con Michael!

Y con un centelleo purpúreo, los tres desaparecieron.

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-Estamos jodidos-dijo Wildcat, cruzándose de brazos mientras se cortaba la comunicación que habían recibido de Hawkgirl a través de las Esferas-T de Mister Terrific. A todos les había tranquilizado recibir noticias de Kendra y Adam, aunque salvo su propia supervivencia, todo lo que habían podido contarles había sido nefasto.

-Al menos, ahora sabemos que tenemos una posibilidad-respondió Medianoche-. La nave de Shayera Thol estará preparada para atacar la retaguardia de la Legión Estigia, y el navío temporal de Hourman puede desplazarse por el mismo Espacio de Planck por el que lo hacen ellos.

-Podremos hacerles frente allí-afirmó Penitente.

-Kendra quiere darte las gracias por haberles ayudado en Thanagar-dijo Mister Terrific, y sorprendido, Don Hall enarcó las cejas.

-Yo nunca he estado en Thanagar... al menos, aún no...

-Estupendo-gruñó Wildcat-. Otra paradoja más.

-Pero eso es bueno, ¿no?-intervino Stargirl-. Si el futuro Don irá al pasado para salvar a Kendra, significa que ganaremos, ¿no?

-Incorrecto-dijo Hourman-. No podemos hacer esa presunción en estas circunstancias. El tejido cuántico está cada vez más solidificado, pronto serán inviables cualquier tiempo de viajes en el tiempo o entre universos. El Worlogog deja de ser una pieza fundamental del Hipertiempo para convertirse en el recuerdo de un tiempo que nunca fue. La Dama Estigia es el final de todo, no hay esperanza.

-Te estás dejando afectar por ella-protestó Artemis, pero el androide negó con la cabeza.

-Soy una colmena de nanotecnología, no hay nada orgánico en mi a lo que la Dama Estigia pueda afectar. Simplemente hago constar un hecho científico.

-Hay algo más-dijo Ray Palmer, y todos se giraron hacia él-. No hemos parado a pensar las repercusiones éticas que tendría luchar contra Ella.

-¿A qué te refieres?-intervino Tempest.

-Pensamos en Ella como un enemigo-explicó Atom-. Pero realmente es un mecanismo del propio universo para mantener su consistencia. El Hipertiempo depende de su existencia, no solo nuestro universo, sino un número infinito de ellos, según nos ha explicado Hourman. No sabemos las consecuencias que podría tener para todos el destruirla, es algo más que una diosa, es una fuerza fundamental del universo, como la gravedad o la energía cinética. ¿Qué hubiera ocurrido si en lugar de atraída por Extant hubiera llegado a nuestro universo por su propia voluntad? ¿Si ese hubiera sido nuestro destino?

-Que lucharíamos, aún sabiendo que no podemos ganar-dijo Wildcat, y Ártemis asintió, pero el resto, continuaron serios.

-¿Y si pudiéramos ganar?-participó el Doctor Medianoche, dando voz a las dudas de muchos-. ¿Y si pudiéramos vencerla, pero eso provocase la destrucción de algo más grande que nosotros mismos? ¿De un número infinito de Tierras?

-Esto es una mierda-masculló Jakeem-. ¿Dónde está Icicle cuando se le necesita?

-Insisto, tal debate filosófico no ha lugar-repitió Hourman-. Pues aunque podamos enfrentarnos a Ella, no hay posibilidad de victoria. En este caso, nosotros seremos los virus, y ella el sistema inmunológico del Hipertiempo.

-Entonces, el resto del debate es estéril-afirmó Flash-. ¿Alan?

-Iré con Todd, Hourman y Penitente-dijo Centinela, y los demás asintieron-. Jakeem vendrá conmigo, sé que es solo un niño, pero su poder puede hacerlo imprescindible si nos enfrentamos a esa Legión Estigia en el Espacio de Planck.

-Debería ir con vosotros-dijo Tempest, pero Alan negó.

-Te necesito aquí, Garth. Necesito a alguien con acceso a la magia con el que contar si todo falla ahí fuera. Y lo siento mucho, pero no creo que haya mucho más que podamos decir o hacer. El deber nos llama.

Con silenciosa determinación, todos asintieron. Solo Courtney lloró, pero los demás respetaron su pena y su miedo, y cuando se unió a los demás para ver como el navío de Hourman desaparecía en el Espacio/Tiempo, nadie hizo ningún comentario, ni una broma. Wildcat pasó un brazo por encima de sus hombros, y ella se apoyó en él.

-¡Cuidado!-exclamó Tempest, justo a tiempo de llamar la atención del resto sobre el aire que ondulaba a escasos metros de ellos, tomando unos matices azules y dorados que pronto se solidificaron en la imagen de Destino.

-¡Mordru!-gritó Mister Terrific, recordando el momento en el que el hechicero había tomado posesión del cuerpo de Lytta y les había atacado en la Torre de Destino. Un rayo púrpura brotó de las manos de Tempest, pero chocaron contra un escudo luminoso en forma de ankh que apareció ante ellos.

-¡No!-aulló el recién aparecido, mientras el Yelmo se apartaba de su cabeza, revelando un rostro conocido por todos, el de Lytta Hall-. Mordru ya no está, ha sido exorcizado...

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En ningún sitio, Espacio de Planck.

Una leve sensación de vértigo se adueñó de Alan Scott cuando la transición desde la brecha dimensional de Atlantis hasta el Espacio de Planck se realizó, pero enseguida se desvaneció y el veterano héroe pudo abrir los ojos... y al instante, se arrepintió de haberlo hecho.

La Legión Estigia estaba allí, innumerable, infinita e indescriptible. Había más naves que estrellas en el cielo, y al frente de todas ellas, como un siniestro mascarón de proa perfectamente visible al detalle incluso desde aquella distancia (o percepción de distancia, pues cosas tan nimias como la longitud no existían en aquel lugar), estaba la Dama Estigia, los ojos brillantes, facetados, las garras cubiertas de un icor purpúreo, la piel pálida, y un grito de desafío brotando de su garganta, un grito que retumbaba en sus corazones y les empujaba a lanzar sus armas, arrodillarse y aceptar la Marea que se alzaba ante ellos.

Alan Scott supo que Hourman estaba en lo cierto, no podían ganar. Y aún así, sonrió a Jakeem y a Todd, antes de lanzarse a volar en dirección a la Legión Estigia, ardiendo con toda la fuerza del Corazón Estelar.

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Atlantis, Agujero brana dimensional.

-Está resistiendo.

Michael no pudo evitar que el asombro se transmitiera en su voz... pero es que no podía creérselo. La información que Hourman transmitía era inequívoca, ahí fuera, Alan Scott, solo, estaba haciendo frente a una armada que había aniquilado universos enteros.

-Es el poder de la Fuerza de Voluntad, el Corazón Estelar, la representación de toda vida-asintió Destino-. Si alguien puede frenar a la Dama Estigia, ese es Alan.

-No esperaba menos de él-sonrió Wildcat-. Alan siempre ha sabido lo que hacer, por eso es el más grande, el mejor de todos.

-Pero terminará cayendo-dijo Ártemis, y a pesar de que deseaba creer lo contrario, Mister Terrific asintió.

-Esa entidad...-masculló-, está imbricada en la propia estructura del Universo. Funciona a niveles cuánticos que no logramos ni entender, la propia Física defiende su victoria. No hay ninguna energía que podamos utilizar para detenerla, no hay nada esté en nuestros arsenales con lo que podamos hacerle daño. La gravedad, el electromagnetismo, las fuerzas nucleares... son solo partes de su propio ser. Incluso la vida, todo lo que Alan representa, no es más que otra parte de lo que ella puede tomar, el Yin del Yang que ella es.

-Jesús Bendito-susurró Lytta, apoyándose en una mesa, pues notaba que las rodillas le fallaban-. ¿Y si tuviéramos algo específicamente nuestro? ¿Algo a lo que ella no pudiera acceder? ¿Algo tan ajeno a la física o al propio universo que no estuviera siquiera en su mente?

-Lo siento, Lytta... pero no te entiendo...

-Los sueños, Michael-dijo ella, abriendo la mano y mostrándole una gema, llena de afiladas facetas y que reflejaba la luz con un intenso despliegue de colores-. ¿Y si pudiéramos utilizar los sueños contra ella?

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En ningún sitio, Espacio de Planck.

-¡Sacad de allí a Alan inmediatamente!- ordenó Mister Terrific al resto de los tripulantes del navío, provocando un cruce de miradas asombrado entre ellos.

-Está funcionando, Michael-dijo Don.

-¡Pero va a perder! ¡Antes o después cederá! Don, necesito que la Legión Estigia pueda saltar a espacio real. Lo harán, ahora o cuando maten a Alan, y no estoy dispuesto a aceptar ese sacrificio. Así que, sacad de allí a Alan y reuniros con los thanagarianos en su nave. Están avisados, dispondrán de un rayo tractor para mantener el Navío a salvo, y Jakeem podrá teleportaros dentro... Pero hacedlo ya...

-A tus órdenes, jefe-sonrió Jakeem-. ¡Thunderbolt, trae a Alan!

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Atlantis, Agujero brana dimensional.

-Entonces... vamos a hacerlo-dijo Ray Palmer-. Sabemos que no podemos detener a la Legión, que como mucho, y si todo va bien, podremos expulsarla de nuestra pequeña faceta del Hipertiempo, pero lo que haremos será arrojarla a otro sector, a otro universo, tan digno de sobrevivir como nosotros. La muerte de miles pesará sobre nuestras conciencias.

-Se supone que esto es lo que hacemos, ¿no?-musitó Stargirl-. Defender a los nuestros.

-No-dijo Wildcat-. Lo que hacemos es salvar vidas.

-¿Deberíamos votarlo?-sugirió Tempest, pero Mera negó con la cabeza.

-Haré lo que deba para defender mi tierra... pero no asumiré sobre mi conciencia la muerte de un número infinito de vidas. Hay situaciones en las que un simple voto no puede decidir el destino de algo tan grande como... como lo que estamos haciendo aquí.

Hubo un instante de silencio, y entonces, como por inercia, todos se volvieron hacia Jay.

-Normalmente hubiéramos acudido a Alan para tomar estas decisiones-dijo Flash, mirando a Wildcat, que asintió-. Pero ahora él no está. Lo haremos. Que Dios me perdone... pero no permitiré que mi mundo muera.

-Entonces, debo irme-dijo Destino.

-Te esperan en la nave thanagariana-asintió Terrific, y ella asintió, desvaneciéndose en una bruma dorada.

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Belaajir Aral, Espacio translunar.

-La puedo oír... riendo...

Black Adam sentía que las manos le temblaban, y trató de ocultarlo apoyándolas en los reposabrazos de su asiento, pero fue inútil. Kendra se arrodilló a su lado, y le apretó las manos.

-Te necesitamos con nosotros, Khem Adam-dijo-. No dejes que ella te lleve...

-Señora, la nave humana está estable-anunció el piloto, y Shayera asintió, viendo una proyección holográfica del Navío de Hourman enlazado con la propia Belaajir Aral a través de un enlace tractor. Ese fue el momento que eligieron, como sincronizados, para teleportarse al interior de la nave tanto Destino como el pintoresco equipo formado por Centinela, Penitente, Hourman, Jakeem Thunder y Obsidian.

-¿Qué es todo esto?-dijo Alan, tan pronto como los centelleos púrpuras de Thunderbolt se desvanecieron.

-Alan, tenemos un plan-respondió Shayera Thol-. Bueno, realmente tus compañeros lo tienen.

-Señora, están saliendo del Espacio de Planck-dijo Halat Bel, y todos pudieron ver como ante ellos, en el espacio cislunar, aparecía la horda de la Legión Estigia.

-No tenemos tiempo-farfulló Destino, empuñando la Piedra del Águila, la joya que le había entregado Sueño, de los Eternos. Daniel, su hijo. Apartó ese pensamiento de su mente antes de que las lágrimas acudieran a sus ojos-. Adam, necesito de tu ayuda. Kendra le habló a los demás de tu lazo con la Dama Estigia, y todo canal de comunicación funciona en dos direcciones. Tú serás nuestro emisor, Adam, y toda la nave, y todo el Metal Nésimo que hay en ella, actuarán como amplificador.

-El Metal Nésimo canaliza las fuerzas fundamentales del universo-dijo Hourman, asintiendo-. Podría funcionar.

-Eso espero-continuó Destino-. Al fin y al cabo, es una idea de Ray, Pieter y Michael. Tiene que ser perfecta.

-Hazlo ahora, o no lo hagas nunca, niña-dijo Hawkwoman-. Están entrando en la atmósfera terrestre.

Lytta asintió, arrodillándose junto a Black Adam, y puso la Piedra del Águila en las manos del monarca, cubriéndola con las suyas propias. Destino habló, y los ojos de Black Adam se abrieron de par en par mientras las energías oníricas de la joya se desbordaban a través de él.

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Nave Estigia.

La voz de la Dama Estigia resonaba en el vacío, y los oídos de sus seguidores sangraban mientras las naves de transporte se apartaban de las Colmenas y se dirigían al interior de la atmósfera. Proyectiles sísmicos volaron de las naves, en dirección a diferentes placas tectónicas. Incluso desde aquella distancia, la Dama Estigia podía sentir como morían a puñados los insectos que poblaban la Tierra, quitándose la vida por amor a la Nada, y por lo tanto a ella, a la Dama Estigia.

Y entonces, por primera vez en eones, desde el principio de la creación, Ella sintió dolor. Una energía exótica la rodeaba, la golpeaba de mil maneras diferentes. Iba cargada de sentimientos que la Dama no había conocido nunca, de emociones a las que la humanidad no había puesto nombre siquiera. Trataba de identificar la materia del ataque, pero no procedía de nada que la Dama hubiera conocido nunca, no era gravitacional, electromagnético o atómico, no era un ataque basado en partículas temporales, no atendía a nada que la Física hubiera calibrado, no era nada que en el Hipertiempo hubiera estado cerca de la Dama Estigia ni una sola vez.

Gritó, y sus tropas se volvieron hacia ella, pues sentían el dolor de la Dama en cada uno de sus nervios no vivos, no muertos.

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En la nave thanagariana, Black Adam sintió un espasmo de dolor que le recorría cada uno de los nervios de su cuerpo, haciéndolos estallar, mientras la voz de la Dama Estigia retumbaba en su cabeza. ¡Ríndete! ¡La Nada es el Mañana! ¡Ven a la Nada! ¡Ríndete! ¡No hay dolor en la Nada! ¡No hay sufrimiento en el útero muerto de la Nada! Y podía escuchar en su cabeza las voces de los dioses, pidiéndole que aguantara,

-Kendra...-siseó el rey de Kahndaq-. No puedo...

-Armad las baterías-ordenó Hawkwoman-. Atacaremos con armamento ordinario.

-Adam, sí puedes-dijo Hawkgirl, arrodillándose junto a Lytta y uniendo sus manos a las de sus dos compañeros sobre la Piedra del Águila, que parecía cantar bajo ellos, cálida al tacto-. Podemos juntos, podemos todos...

-Dios mío-masculló Penitente-. Sé lo que tengo que hacer...

Sin esperar respuesta, Don Hall se alejó de sus compañeros, despacio al principio para no alertarles, y luego corriendo por uno de los pasillos vacíos.

Las baterías de la nave thanagariana lanzaron docenas de proyectiles explosivos hacia las naves de la Flota Estigia, y algunas de las naves que formaban parte de ella, se vieron afectadas. En el panel de control de la Belaajir Aral, incluso se pudieron ver como docenas de figuras humanoides caían al espacio desde las naves destruidas, pero todos eran conscientes de que había muchas más, un número casi infinito de naves.

-Señora-dijo Halat Bal, y Shayera se acercó a él-. Ha habido descompresión en uno de los sectores de la nave.

-¿Nos han alcanzado?-preguntó ella, y Halat Bal negó con la cabeza.

-No, ha sido descompresión controlada. Alguien ha abierto una de las compuertas...

-¿Pero quién...? ¿Dónde está Penitente?

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La Dama Estigia jamás se había sentido así. La presión de la energía que la atacaba amenazaba con aplastarla, no sabía como escapar de ella, no sabía como resistir al ataque. Sus gritos hacían que sus seguidores se arrancasen los ojos de las órbitas, peró la Legión continuaba su viaje hacia el espacio terrestre. Proyectiles capaces de curvar el espacio y el tiempo brotaron de las Naves-Colmena en dirección a la Tierra.

-¡Tempest!- gritó Mister Terrific-. ¡Proyectiles en curso!

Situado en el centro de un místico mandala dibujado en el suelo con arena, sal y sangre, Garth asintió y comenzó a musitar un mantra mágico. Sus ojos resplandecieron de color púrpura, mientras sus magia hendía el espacio, haciendo que los proyectiles desaparecieran de los radares de Terrific.

-Misiles con destino al agujero negro en el centro de la Vía Láctea, listos-masculló el atlante, cayendo de rodillas, agotado-. No sé cuantas veces podré repetirlo...

El viento cósmico provocado por las naves estigias sacudió con fuerza a Penitente, mientras volaba protegido del vacío por un traje thanagariano, impulsado por Metal Nésimo, lo que hacía que además, estuviera envuelto de la energía onírica que emanaba de la Piedra del Águila y se trasmitía a través del Metal Nésimo de la Belaajir Aral. Algunos de los seguidores tecnorgánicos de la Dama trataron de atraparle, pero la energía onírica que le envolvía como un capullo protector les rechazaba, de modo que, por primera vez en la historia del Universo, un ser vivo pudo llegar a mirar a los ojos de la Dama Estigia. Donald Hall la pudo sentir entrar en su mente, como un millar de gusanos que trataran de alimentarse de su cerebro, pero no se resistió, sino que le permitió pasar, leer cada rincón de su mente, de sus pensamientos...

Penitente se ofreció a la Dama Estigia, y ella aceptó el ofrecimiento.

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-¡Ponedme con él!-dijo Alan Scott-. ¡Ponedme con Don!

-Rechaza nuestros intentos de conexión, señor-respondió Nola Laar, negando con la cabeza-. Por los Siete Demonios, ¿qué es...?

Ante ellos, el espacio se abrió, se rasgó como una cortina que fuera atravesada y desgarrada con un cuchillo afilado.

-¿Qué es eso?-preguntó Shayera, contemplando atónita la brecha que se había abierto cerca de la Lnna terrestre, probablemente visible desde buena parte de la Tierra, quizá como una especia de aurora boreal.

-Fractura en la continuidad E-T-informó Hourman-. La ausencia de carga entrópica sugiere que ha sido provocada por una fuerza de origen no-caótico. Diría que es obra de Donald Hall.

-Se marcha-dijo en ese momento Black Adam, abriendo los ojos por primera vez en lo que a él le habían parecido horas-. Se marcha a otro lugar...

-Que el Cielo nos perdone-masculló Centinela-. ¿Qué hemos hecho?

Todos se mantuvieron en silencio mientras la Legión Estigia cruzaba aquella brecha de varios kilómetros, abandonando aquella faceta del Hipertiempo. Y luego, cuando la última nave hubo cruzado la brecha, esta se cerró sobre sí misma, sin dejar tras de sí rastro alguno de que allí hubiera existido nada, salvo el vacío. Lytta se incorporó, y sacudió de sus manos el polvo al que había quedado reducida la Piedra del Águila.

-Gracias, Daniel-susurró-. Vámonos a casa.

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Epílogo 1.

Por primera vez en mucho tiempo, los atlantes pueden sentir el calor del sol caldeando el agua a su alrededor. Por primera vez, pudieron nadar de nuevo empujados por las corrientes del Atlántico. Y por primera vez, Mera de Atlantis se puede arrodillar ante la tumba de su esposo, el rey Orin, conocido por unos pocos como Arthur Curry, y por la mayoría de la humanidad como Aquaman. A su lado, se encuentran Garth, Delfín y el pequeño Cerdian.

-Lamento todo lo que ocurrió, majestad-dice Garth, pero Mera niega con la cabeza.

-Nos has devuelto a casa, Garth-responde Mera-. Cualquier cosa que hubieras podido hacer ha quedado expiada. Cuando otros nos hubieran dado por perdidos, tú nunca te rendiste. Estoy cansada, Garth, muy cansada.

-Podéis contar con nosotros para lo que necesitéis, señora-dijo él, y Mera sonrió.

-Sí que necesito algo de vosotros... de ti, Garth.

Para sorpresa de Tempest y su esposa, Mera se incorpora, y el Tridente de Neptuno aparece en sus manos... y lo tiende hacia él.

-Garth, quiero que seas el nuevo rey de Atlantis...

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Epílogo 2.

-¿Es necesario que te vayas?-pregunta Alan, y Todd asiente. Tras ellos, el navío de Hourman flota en el aire, con el androide del futuro situado a los mandos, esperando que subiera su compañero.

-Sí, papá-dice Todd, despojado de la máscara y la capucha, luciendo algunas arrugas y algunas canas en su cabello castaño-. Tenemos cosas que hacer en el flujo temporal, y bueno... tenemos un hogar.

-Me alegra ver en lo que te has convertido, Todd-dice Alan, abrazándole, y Todd sonríe, mientras desliza un papel en la mano de Alan, que este mira con gesto interrogativo.

-Es la dirección en la que estoy actualmente, papá. Y créeme, necesito verte... ahora. Y allí.

-Gracias, hijo-sonríe Alan, apartándose de su hijo, que vuela hacia el navío de Hourman. En el momento en que sus pies tocan el suelo del barco, este centellea y desaparece, arrojándose a la corriente espacio-temporal.

-Bien, ¿dónde vamos?-pregunta Hourman, y Todd se arrodilla al lado de un fardo de ropa, sacando algunos harapos que mira con respeto.

-A Thanagar, a salvar a Hawkgirl y a Black Adam-dice Todd, y Hourman introduce en su barco las coordenadas adecuadas.

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Epílogo 3.

-Suponía que te iba a encontrar aquí.

Jay se gira y ve como Ted se acerca a él. Se encontraba sentado frente a la tumba de Joan, con una taza de café caliente en las manos.

-¿Seguro que es bueno que el hombre más rápido del mundo beba café?-masculla Ted, sentándose junto a Jay, que asiente.

-Negro como el corazón del demonio, dulce como el beso de una mujer... y con más Jack Daniel´s del que probablemente Alan considerase permisible.

-Tuviste un gran funeral, Jay-dice Ted-. Lo tuvisteis los dos.

-Me perdí mi propio funeral-sonríe Jay-. Parece un chiste de mal gusto.

-¿Estás bien?

-No. Pero... hicimos lo que teníamos que hacer. ¿No?

Ted guarda silencio... y finalmente asiente.

Lo hicimos.

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JUSTICIA PARA TODOS

Ha llegado el final de la Guerra Estigia. Supongo que no hay muchas cosas que decir, salvo que... bueno, debo ser malvadísimo, pero me lo he pasado en grande poniendo a mis chicos ante decisiones morales de este calibre. Espero que la hayáis disfrutado... y que sigáis disfrutando de JSA, en las próximas sagas que vendrán... en cuanto tenga tiempo de pensar en ellas...

 
 
   
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