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Ellos fueron los primeros. Fueron leyenda, y luego fueron olvidados. Ahora han vuelto... para ser más grandes que nunca.
 
JSA

JSA #37
Patria III
Víctimas de guerra

Guión: Tomás Sendarrubias

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Portada: En portada vemos a los miembros de la JSA, con Flash en primer plano. Tras ellos, la bandera de EE.UU ondea a media asta.

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Casa Blanca, Washington.
Despacho del Presidente.

-¡No puedo creerlo!-exclamó Luthor, furioso, dando un golpe a la mesa con la palma de la mano sin apartar sus ojos de los informes que llegaban por ordenador. Frente a él, el Senador Carlston, esperaba con su teléfono en la mano para dar las órdenes que el Presidente considerase necesarias-. Calculador, creía que te pagaba para que esto no ocurriera...

-Y así era, señor Presidente-respondió Calculador al otro lado de la línea de teléfono del Presidente, con el manos libres puesto-. Pero usted no me dijo que Mister Terrific iba a estar en disposición de utilizar sus sistemas informáticos para hackearme. Aún estoy tratando de puentear sus virus y extirpar los troyanos que le ha metido a mi sistema.

-Quiero que interfieras cualquier comunicación que salga de Kahndaq hacia Europa y al contrario. Necesito terminar con esto... ¿puedes acceder a los ordenadores de la ONU? Si podemos borrar los datos transferidos por ese cabrón de Mister Terrific...

-Podría hacerlo-le interrumpió Calculador-. Pero antes o después esto va a salir a la luz, y te va a costar muy caro, Luthor. Y me niego a que me arrastres en tu caída, así que considera esta llamada como mi dimisión.

-¡Escucha, engreído hijo de puta...!-exclamó Carlston, pero no pudo decir nada más, pues Calculador cortó inmediatamente las comunicaciones con la oficina del Presidente, dejando como regalo de despedida un comecocos en la pantalla de Luthor, que no pudo hacer otra cosa más que mirar atónito como la pequeña bola amarilla de ojos rojos rebotaba por su pantalla al tiempo que iba eliminando del ordenador todo rastro de los contactos entre Calculador y el Presidente.

-Esto se está yendo a la mierda más rápido de lo que pensaba-masculla Luthor, recostándose en el asiento con los ojos cerrados-. ¿La Fuerza de Julio está preparada?

-Sí. Y el ejército está avisado. Hemos activado todos los protocolos de alerta terrorista, el espacio aéreo sobre la Casa Blanca está vigilado, y....

-Muy bien, muy bien... ¿de cuanto tiempo disponemos?

-Según los informes técnicos que tenemos, en espacio atmosférico la nave de la JSA puede alcanzar velocidad suborbital, de modo que en unos cuarenta minutos, trazando un arco parabólico, podrían estar en Washington y...

La puerta del despacho presidencial se abrió, y Carlston se giró sobresaltado, esperando ver aparecer por la puerta a la JSA en pleno, pero en el vano sólo se encontraba, vestido con traje y corbata, el secretario de educación de la administración Luthor, Jefferson Pierce.

-Dime que es una broma.

-Secretario Pierce, este no es el momento de...-comenzó a decir Carlston, pero Jeff se limitó a apartarlo de un empujón hasta situarse exactamente frente a Luthor.

-Dime que los comunicados están equivocados y que lo que ha provocado todo este movimiento no es que has declarado a la JSA una fuerza terrorista.

-La influencia de Black Adam en los últimos acontecimientos relacionados con la Sociedad es innegable, secretario Pierce-explicó Carlston, pero Luthor se limitó a guardar silencio, con los ojos clavados en los de Jeff-. Y hemos recibido noticias fiables de que planean asaltar directamente la Casa Blanca, atentando contra el Presidente Luthor...

-¿Qué has hecho para provocarles?-gruñó Jeff, pero Luthor se limitó a incorporarse y miras por la ventana. Anochecía en Washington, pero el exterior estaba tan iluminado como si fuera el 4 de Julio. Los aviones de la fuerza aérea sobrevolaban la Casa Blanca, cordones de soldados cubrían cada centímetro del perímetro de la residencia del Presidente, y aquí y allá, podía ver a los miembros de la Fuerza de Julio, preparados para enfrentarse de nuevo a la JSA.

-¿Y qué más da?-respondió finalmente Luthor-, volviéndose hacia Jeff-. Lo importante aquí es que, guiados por un líder extranjero, la JSA planea atacar al presidente electo de Estados Unidos. Al menos, de momento lo soy. Carlston, ¿las armas que pedí a S.T.A.R...?

-Dispuestas, señor Presidente...

-Secretario Pierce, me temo que nuestra agradable charla deberá posponerse de forma indefinida...-comenzó a decir Luthor, pero un fogonazo de luz procedente del exterior le hizo guardar silencio repentinamente. Docenas de sirenas comenzaron a sonar, y Luthor supo que los miembros de la JSA habían llegado. Carlston, aturdido, no dejaba de mirar su reloj, como si quisiera culparle de que sus atacantes no hubieran esperado el tiempo estipulado-. Claro-masculló el Presidente-. Destino.

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Con un flash de luz, la JSA hizo su aparición en pleno jardín de la Casa Blanca, cerca de la fuente en la que Luthor se había hecho docenas de fotografías de promoción junto a varios gobernantes extranjeros y donde había dado al menos cinco importantes ruedas de prensa. Flash, Wildcat, Hawkgirl, Destino, Doctor Midnight, Mister Terrific, Stargirl, y flotando por encima de todos ellos, Black Adam. No habían pasado diez segundos desde su aparición cuando una fuerza de agentes SWAT, un cuerpo de élite del ejército y Hawkman, se presentaban frente a ellos rodeándoles.

-En nombre de los Estados Unidos de América, quedáis detenidos-dijo Carter, señalándoles con la maza-. Se os acusa de delitos contra la integridad del gobierno de Estados Unidos y...

-Cállate, Carter-le interrumpió Kendra-. Y quítate de en medio.

-Estáis atacando la residencia del Presidente, Kendra. Debéis pasar a disposición judicial, aunque no dudo de que en cuanto Black Adam sea condenado por...

-Atacasteis mi casa-gruñó Black Adam, pero la respuesta más contundente la dio Flash. Un borrón rojo pasó ante los soldados, y de pronto, sus armas habían desaparecido de sus manos.

-Esto no va con vosotros-dijo Jay-. Han matado a mi mujer, quitaos de en medio...

-¿Qué estás diciendo, Jay? ¿Joan ha...?-masculló Carter, tomando tierra, atónito y acercándose a Jay-. No puede ser, nosotros no...

-¿Dónde está Sandy?-preguntó Flash, y Carter no pudo evitar que incluso a través del yelmo se pudiera ver su asombro.

-¿Sandy ha... matado a Joan?

-Creo que vosotros lo llamáis daños colaterales-intervino Stargirl.

-Habéis atacado un país soberano sin casus belli jurídico-dijo Mister Terrific-. La información del ataque ha sido enviada a las Naciones Unidas, y puedes estar seguro de que a medio plazo, el gobierno de Luthor acabará cayendo. En derecho internacional, vosotros habéis atacado Kahndaq sin motivo y esto sería una respuesta justificada...

-¿Actuáis en nombre de Kahndaq?-preguntó Carter. Dos helicópteros experimentales AURORA hicieron su aparición, iluminando a los miembros de la JSA con enormes deflectores. Express, Mayor Victoria, Lady Libertad, el General y la Mayoría Silenciosa llegaron desde los diferentes puntos en los que habían estado realizando guardia.

-Venimos en nombre de la JSA sólo-gruñó Jay-. Y ahora, dinos donde está Sandy...

Hubo un crujido bajo los pies de la JSA, y de pronto, el propio suelo se alzó contra ellos, reventando con enormes cascotes de roca, al mismo tiempo que una lluvia de proyectiles electrificados guiados por láser caía sobre ellos desde los AURORA.

-¡Retiraos!-ordenó Hawkman a los soldados, extendiendo sus alas sobre los que tenía más cerca para evitar que fueran dañados por los dardos de los helicópteros-. ¿Quién ha dado la orden de ataque?-inquirió al Mayor Victoria, que se acercaba junto al resto del equipo.

-El Presidente-dijo Victoria, lanzando uno de sus rayos de energía a la nube de polvo y cascotes provocada por Arenero y los AURORA.

Un rayo centelleante brotó del caos, impactando de lleno en uno de los AURORA y cortando las aspas de la máquina, que se estrelló a dos docenas de metros de ellos mientras Stargirl, empuñando su Cetro Cósmico, aparecía volando de la nube de polvo, y tras ella, Black Adam se dirigió de lleno hacia el segundo AURORA. Medio centenar de dardos electrificados se hundieron en el señor de Kahndaq, pero con un grito, se estrelló contra el segundo helicóptero, que estalló en el aire, lanzando a Adam al suelo con estrépito.

-¿Seguro que no llevan tripulación?-masculló Hawkgirl dentro del orbe protector alzado por Lytta para detener tanto los ataques aéreos como los terrestres, y Terrific asintió.

-¡Sandy!-gritó Flash, emergiendo de la nube de polvo y arrastrando en su camino a un desconcertado Mayor Victoria, que ni siquiera pudo reaccionar y cayó sin saber qué le había derribado. La tormenta de arena arreció tras él, y formó vagamente una forma humanoide.

Midnight apareció detrás de Flash, mientras el resto del grupo apartaba la escombrera y Stargirl y Black Adam cubrían el entorno aéreo, asegurándose de que no llegaban más helicópteros AURORA. Sin pensárselo dos veces, Pieter Cross se lanzó sobre Carter Hall, que detuvo sin problemas el embate del Doctor Midnight, desviándolo utilizando el astil de la maza.

-Pieter, conmigo no tienes oportunidad-masculló Carter, haciendo oscilar la maza ante él-. ¿Qué demonios queréis?

-Asegurarnos de que se hace justicia-respondió Pieter, lanzando un nuevo ataque contra Hawkman, que sin esfuerzo le arrojó al suelo, reteniéndole con la maza cruzada sobre el plexo solar de Medianoche-. Hemos tenido que dejar atrás a tres miembros del equipo. Habéis herido a Artemis, a Jay... y lo que es peor, a Jakeem, un niño al que prometimos ayudar y proteger. ¿Y sabes? No puedo dejar de pensar en que ya hemos barrido el suelo con vosotros una vez...

-Esto es diferente.

-No-susurró Pieter-. No lo es.

Hawkman sintió sorprendido un pinchazo en el abdomen, y vio que Pieter empuñaba en su mano izquierda una jeringuilla hipodérmica que le había hundido en el vientre. Aturdido, se dio cuenta de que había caído en una trampa de Pieter, que el único objetivo del Doctor Medianoche había sido acercarse a él.

-Y cuando te despiertes, recuerda que el primero en jugar sucio fuiste tú-gruñó Midnight, sacándose al desmayado Hawkman de encima.

-¡Vienen más soldados!-avisó Stargirl. Black Adam y el General se enfrentaban a golpes que hacían temblar el suelo a unos metros de ellos, y Destino había tumbado a Lady Libertad y a la Mayoría Silenciosa sin despeinarse.

-No sabemos donde está Hammond-dijo Pieter.

-No hay rastro de él-respondió Michael, analizando uno de los visores de sus muñecas-. Si Calculador avisó a Luthor de lo que había ocurrido, lo más probable es que haya enviado a Héctor Hammond a la penitenciaría de la que salió. Si pretende esconder pruebas se equivoca, en las imágenes que envié a la ONU aparecen todos y cada uno de los miembros de la Fuerza de Julio.

Una aguda alarma atrajo la atención de Midnight y Terrific, y este miró a la T-Esfera de la que procedía, la número 2, justo a tiempo de ver el borrón que se acercaba a ellos y apartar a Pieter de la ruta del machete de Express, de modo que en lugar de hundirse en el cuello del Doctor Midnight, el arma solo alcanzó a Mister Terrific en un hombro, un corte limpio y profundo que empezó a sangrar profusamente

-¡Michael!-exclamó Pieter al escuchar el gemido ahogado de su compañero, y de inmediato comenzó a tantear su rostro y brazos, encontrando pronto la humedad de la herida-. Será mejor que...

-Ahora no hay tiempo, Pieter-replicó Michael, viendo como Express se acercaba por la espalda a Destino, que junto a Flash, se enfrentaban a un golem de piedra forjado por Arenero, y antes de que él pudiera siquiera avisarla, hundía uno de los machetes en la espalda de Lytta. Michael abrió la boca para gritar, pero en ese momento, todo se llenó de arena.

El golem era lento, así que Jay esquivaba sus ataques sin demasiado esfuerzo, tratando de alejarlo del resto de sus compañeros. Estaba planteándose la posibilidad de atacarle de forma directa, pensando en que un par de miles de puñetazos a supervelocidad podrían reducirlo a gravilla, cuando Express atacó a Lytta y esta cayó adelante con un grito, aunque en un último movimiento, un rayo de luz dorada brotó de sus manos, alcanzando de lleno a su atacante, que al momento quedó congelada, convertida en una resplandeciente estatua de cromo.

-¡Atento, Jay!-exclamó Hawkgirl, cayendo a plomo desde el cielo y con la maza por delante sobre el golem. Y en ese momento, cuando la criatura de piedra se rompió en una docena de fragmentos, la arena lo llenó todo.

Jay sintió que los cristales de arena le golpeaban con tal virulencia que le arrancaban la piel y la carne de los huesos. Le llenaban los ojos, y le ahogaban bloqueándole la garganta y la nariz.

Así era como se había sentido Joan.

Así había muerto.

Y si no conseguía evitarlo de alguna manera, así morirían también ellos.

Se protegió los ojos con las manos, abriendo unas finas rendijas en sus párpados, y vio, en el centro de la tormenta de arena, una silueta vagamente humana. Aquel era el núcleo de Arenero. Y sin más, sabiendo por fin lo que tenía que hacer, Flash comenzó a correr. No hacia Sandy, sino en dirección contraria, hacia las verjas de la Casa Blanca, hacia un hueco que había abierto en ellas la caída de uno de los AURORA. Y corrió.

Jay Garrick corrió como jamás había corrido, en línea recta, hacia el horizonte, dedicando cada gramo de su energía, de su voluntad a acelerar cada vez más, tratando de alcanzar aquellos picos de rapidez que sólo eran accesibles a través de la propia Fuerza de la Velocidad.

En la séptima vuelta, comenzó a adelantarse a sí mismo.

A su alrededor todo parecía detenerse, a esa velocidad el tiempo comenzaba a dejar de tener sentido. Sus ojos percibían la materia de otra forma, todo tendía al rojo. La Fuerza de la Velocidad cantaba en sus oídos, un canto de fotones y quarks, un canto que le invitaba a unirse a ella, a hundirse en ella para siempre y no parar de correr, una invitación a convertirse en una singularidad física más allá del espacio y el tiempo.

Y entonces, su trayectoria se desplazó varios grados, e impactó de lleno en la silueta central de Arenero. A esa velocidad, las partículas de arena quietas en el aire atravesaron la carne de Flash como si fueran balas, hundiéndose hasta sus huesos, pero ni siquiera eso le detuvo cuando la gravedad que arrastraba hizo que Sandy fuera tangible para él. Flash lo sujetó y siguió corriendo.

-¡¡¡Jaaaay!!!-gritaba Arenero, pero el sonido quedaba detrás de él, demasiado lento-. ¡¡¡Jaaaay, lo siento, yo no quería... Jaaaayyyyyyyyyyy!!!

Y no pudo gritar más, porque en ese momento, Flash aceptó la llamada de la Fuerza de la Velocidad, y él y Arenero desaparecieron de la faz de la Tierra.

Para los miembros de la JSA, la tormenta duró apenas veinte segundos, y luego desapareció, dejándoles aturdidos y confusos, tirados en el suelo del jardín de la Casa Blanca. Stargirl había caído, y sólo Black Adam había conseguido resistir en el aire. Todos mostraban intensas quemaduras y desolladuras.

-¿Qué demonios ha...?-masculló Kendra, mirando a su alrededor. Los soldados y los propios miembros de la Fuerza de Julio no habían salido mucho mejor parados que ellos.

-Flash-respondió Michael, con la voz queda, seca por el polvo, pero también por la emoción-. Ha sido Jay, él...

Una descarga de plasma interrumpió a Mister Terrific, pero no había sido él el objetivo, sino Black Adam, que recibió de lleno el impacto de un disparo procedente de unos cincuenta metros hacia la Casa Blanca. Atónitos, los miembros de la JSA vieron como el más poderoso de sus miembros caía al suelo, anonadado. Cuando Adam se incorporó, le sangraban los oídos y los ojos, y su piel estaba ennegrecida.

-Sabía que este inventito valía cada centavo invertido en investigación-dijo alguien, y antes de girarse, todos sabían ya quien les hablaba. Allí, saliendo de entre los árboles, Lex Luthor apareció, empuñando un arma de aspecto futurista, una especie de gran rifle cromado con una gran boca que parecía hervir de energía púrpura-. Aunque pensé que con el primer disparo no quedarían de ti más que los huesos.

-Luthor-masculló Kendra, extendiendo sus alas, pero Michael le hizo un gesto para que se detuviera-. ¿Qué ocurre?

-Que es el tercer hombre más inteligente del mundo-respondió Luthor, jactancioso-. Y ha deducido lo que pasaría si el siguiente disparo de este juguetito lo dirigiera a ti, o a la niña rubia en lugar de a Black Adam. Un sólo "boom" y luego... cenizas.

-Aunque nos mates a todos tu tiempo se ha acabado, cerdo-dijo Courtney, llorosa, escupiendo arena y polvo-. Todo lo que ha pasado saldrá a la luz, y entonces...

-Me encanta ver a la juventud confiar en la democracia-sonrió Luthor-. Es tan... entrañable. ¿Sabes, niña? Una vez que me haya desecho de vosotros, ya nos encargaremos de justificar el ataque de alguna manera. Tengo un montón de gente inteligente trabajando para mí en ese tipo de cosas.

-Estate quieto, Adam-ordenó Terrific, poniéndose delante de su herido compañero, en previsión de un segundo rayo.

-¿Morirías por él?-exclamó sorprendido Luthor-. Podría entender ese gesto si estuviera amenazando a la cría, o al ciego. O al gato... ¿dónde está el gato? Bueno, da igual, ya le encontraremos. Lo que no entiendo, es que te sacrifiques por Black Adam. Pero bueno, igual es que no eres tan inteligente.

Luthor comenzó a pulsar el gatillo, apuntando hacia Mister Terrific y Black Adam. Y en ese momento, el aire crepitó, y Luthor sintió un dolor ardiente cuando la materia del arma comenzó a arder en sus manos, transmitiéndole una fuerte descarga eléctrica que le obligó a soltar el rifle y casi le hizo caer al suelo. Incrédulo, Luthor vio que el ataque había venido de su espalda, y atónito vio que allí estaban Jefferson Pierce y Amanda Waller. Una de las manos de Pierce aún brillaba después de la descarga eléctrica que había lanzado hacia el arma.

-Jeff...-sonrió Luthor-. Te creía capaz de todo... pero de atacar a un presidente electo...

-No, Lex-respondió Jeff-. Yo no te he atacado. Sólo te he desarmado. No quiero atacar a mi presidente.

-Pero yo no tengo tantos escrúpulos.

El puño de Wildcat, que había aparecido sigilosamente junto a Luthor, le cruzó la mandíbula. El segundo golpe, le rompió la nariz y el labio superior. Y el tercero, recibido en el vientre, le hizo doblarse, caer de rodillas y vomitar lo que había cenado horas antes, cuando aún todo iba bien.

-Esto es agresión a...

-Ya no eres el presidente, Luthor-le interrumpió Amanda, acercándose a él-. Wildcat nos mostró lo que has hecho en Kahndaq, y ya se ha notificado a la ONU, el Congreso y el Senado, que el Presidente de los Estados Unidos ha sido inmediatamente inhabilitado y detenido. Y no busques a tus chicas, no eres el único que ha trabajado con metahumanos, y tengo un par de chicos que ya se han encargado de ellas.

Y Luthor se echó a reír. Una risa aguda, enloquecida, que pronto se fue haciendo cada vez más ronca. Lloraba de risa, con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, desquiciado. Un nuevo puñetazo de Ted Grant, que hundió el rostro de Luthor contra el suelo y le dejó inconsciente le hizo callar.

Y por unos momentos, sólo hubo silencio en el jardín de la Casa Blanca.

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Cementerio St.Pancras,
Central City.

Habían pasado tres días, aunque para Courtney, aquello había sido una eternidad. Pero ya todo había terminado. Joan Garrick descansaba finalmente en una tumba cubierta de una lápida de mármol blanco, y a su lado, habían alzado una estatua en honor a Jay Garrick, el primer Flash, el hombre que había inspirado a generaciones de héroes. El nuevo presidente, Peter Ross, había presidido el entierro, había dado un largo discurso, y ahora, a unos pasos de la tumba, respondía con toda la sinceridad que era posible a las preguntas de los periodistas.

Todos habían acudido. Al menos, todos los que sabían lo ocurrido. De la JSA, Ártemis y Lytta habían sido las peor paradas, pero ambas habían insistido en acudir a la ceremonia, aunque apenas si podían tenerse en pie y se apoyaban en Ted y Pieter. Alan y Jakeem se habían recuperado, pero Alan estaba muy pálido, y durante la ceremonia, Courtney había visto como su mirada se dirigía una y otra vez hacia el mismo punto, a una tumba a unos treinta metros de la de Joan.

Carter Hall estaba allí. No como Hawkman, sino simplemente como Carter Hall, vestido con un traje oscuro. Kendra también le vio, y Alan tuvo que sujetarla discretamente. Ese no era el momento.

Donna Troy había venido desde Themyscira en nombre de las Amazonas, y abrazaba a un derrumbado Flash, que ni siquiera trataba de esconder sus lágrimas. Ambos estaban rodeados del resto de los Titanes, todos ellos de uniforme, al igual que habían acudido los miembros de la JSA. Karen lloraba en silencio, y Courtney se sorprendió al ver que quien acudía a consolarla era la Cazadora, que también había acudido de uniforme. Canario Negro, Tornado Rojo, Geofuerza, Green Lantern, Obsidian y Jade, el Hombre Elástico y Sue Dibny, Átomo, Blue Beetle, Booster Gold, la Familia Marvel... todos ellos estaban allí. Y más tarde, Alan le diría que había otros muchos de paisano, distribuidos entre los asistentes civiles. Batman, Robin, Impulso junto a Iris Allen, Katana, Libby Lawrence, Superboy...

Pero al final, cuando todo el mundo marchó, ante la tumba de Joan y el monumento a Jay Garrick, sólo quedaron los miembros de la JSA. Ese era su deber y su privilegio.

No hablaron.

Sólo hubo silencio.

Y tras unos minutos, Courtney se arrodilló y dejó dos rosas entrelazadas sobre la tumba de Joan Garrick. Antes de incorporarse, no pudo evitar deslizar sus dedos por las letras en bajorrelieve que se habían tallado en el pedestal de la estatua de Flash.

JAY GARRICK
FLASH
CORRIÓ MÁS VELOZ QUE LA MUERTE.

-Que nunca te de alcance, Jay-murmuró la muchacha, incorporándose.

Y en ese momento, un relámpago cruzó el cielo.

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JUSTICIA PARA TODOS

Después de un número como este, no me queda mucho que decir. Simplemente, que espero que os haya gustado el camino que ha llevado a la JSA hasta este momento. En el próximo número, Crisis de Familia.

Pero recordad que antes tenéis que leer Titanes 47... porque la historia comienza ahí.

 
 
   
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