JSA #28
El Plan Destino. Parte 2
Asalto al Infierno
Guión: Tomás Sendarrubias
Portada: En portada, una escena de Apokolips. Al fondo, vemos columnas de humo que brotan de enormes torres, y en primera línea, una pared sucia sobre la que cuelga un cártel con la imagen de Darkseid y la leyenda "Darkseis Es".
Nueva York.
Los delegados de las Naciones Unidas guardaban silencio, expectantes mientras la embajadora de Themyscira ocupaba el atril principal, saludando amistosamente al Secretario. Acto seguido, la embajadora se giró hacia los delegados, retirando el manto de seda que le cubría la cabeza y parte del rostro, y en ese momento, todos en las Naciones Unidas guardaron silencio. Diana de Themyscira se alzaba ante ellos como una diosa de la antigüedad, sobria y solemne, con aquellos ojos azules que parecían alcanzar el alma de aquellos a los que contemplaban.
-Señores delegados-comenzó a decir en inglés, con tono suave, aterciopelado-. Lamento acudir ante ustedes como portadora de malas noticias, y más cuando toda la Tierra acaba de vivir unos momentos tan críticos como estos a los que nos hemos enfrentado. Todos esperábamos un momento de paz, un respiro tras el combate con Imperiex y Brainiac 13, pero mucho me temo que no podremos disfrutar de este-. Un murmullo se extendió entre los delegados, inquietos por las palabras de la Amazona. La Guerra de Imperiex había diezmado los recursos de buena parte de las naciones del planeta, y muchos sabían que no podrían hacer frente a algo de ese calibre en ese momento. Diana esperó unos instantes, y cuando el rumor se extinguió, continuó hablando-. Fuentes de completa confianza nos han avisado del inminente ataque de una fuerza extraterrestre cuyo objetivo es dominar la Tierra antes de que nos podamos reponer de la guerra con Imperiex. Darkseid viene.
-Embajadora-intervino el delegado ruso-. Los informes dicen que Darkseid había sido una aliado en el conflicto contra Imperiex. ¿Ha cambiado esa situación?
-Así es, delegado Kromaniev-respondió Diana-. Las fuerzas de Apokolips han decidido que la Tierra será su próximo objetivo, y en Themyscira ya hemos hecho frente a la primera oleada.
-Darkseid... ¿es ese el tirano que se cree un dios?-dijo el delegado de Venezuela.
-Es un dios-respondió Diana, con una sonrisa amarga-. Mis propias hermanas y yo depositamos en él parte de nuestra fe durante la guerra con Imperiex, y vimos como su poder crecía. Los poderes que Darkseid de Apokolips tiene a su disposición escapan de los que podemos siquiera imaginar, y gracias al Boom Tubo, puede enviar sus inmensas fuerzas a cualquier lugar del Universo de forma inmediata. A su disposición tiene hordas de Parademonios y escuadrones de Perros de Guerra, así como armas de las que no hemos oído hablar. Apokolips es un planeta que vive sólo para la guerra, y su próximo objetivo es barrernos.
-¿Podemos contar con la Liga de la Justicia?-preguntó la delegada británica.
-La Liga ha sufrido grandes pérdidas, embajadora Fitzgerald-respondió Diana-. Aún así, he hablado con varios de los miembros actuales y los reservas, y haremos todo lo que esté en nuestras manos. También hemos contactado con otros grupos de metahumanos de todo el mundo, coordinaremos la defensa a través de los Titanes. Pero el verdadero peligro, señores, lo representa la tecnología del Boom Tubo. No importa si fortalecemos Nueva York si los Parademonios aparecen en Los Ángeles.
-Disculpe, Wonder Woman-intervino el Secretario General-. Entonces, si nos enfrentamos a un enemigo de poder inimaginable y que puede golpear en cualquier punto, burlándose de cualquier preparativo que pudiéramos hacer... ¿tenemos alguna esperanza?
-Por supuesto, señor Secretario General-respondió Diana, y en sus labios, apareció algo semejante a una sonrisa-. Podemos luchar juntos. Podemos unirnos para hacer frente al invasor. Y si Gaia lo permite, puede que aún tengamos una baza en nuestras manos.
Observatorio de S.T.A.R en el Desierto Central Australiano.
Cuando Melisa Thompson había aceptado la beca de estudios de la Fundación S.T.A.R después de sus estudios de astronomía en Sydney lo había celebrado durante una noche con su novio y durante una semana con sus amigas. Seis meses después, en aquellos momentos, Melisa no tenía ganas de celebrar nada. Llevaba quince días haciendo guardias frente a un inmenso monitor conectado a un telescopio de orientación fija observando un cuadrante específico que apuntaba a un sector de Lira desde el cual se habían comenzado a recibir señales de un naciente pulsar. Aquello, que en apariencia podría haber sido algo fascinante se había convertido en algo tremendamente monótono que compaginaba la exploración visual con el examen de las lecturas procedentes de una docena de medidores de S.T.A.R.
Era el quinto café de la noche, y Melisa, atontada a pesar de la cafeína que estaba consumiendo, no dejaba de pensar en posibles destinos para sus futuras vacaciones. David quería algo exótico, pero a Melisa le apetecía un viaje a Europa, quizá a París o a Praga. Tarareando una canción rock, echó una ojeada a los datos de ondas de radio, que seguían estables, y se acercó a su ordenador para buscar fotos de Praga que le ayudaran a convencer a David. Entonces, vio algo en el monitor. Al principio pensó que eran manchas en la pantalla, pero luego vio que se movían. Frunciendo el ceño, Melisa se sentó ante la pantalla, tomó control manual del telescopio y lo oriento hacia aquellas motas, incrementando los aumentos. La imagen se difuminó un instante mientras las lentes se adaptaban a lo que ella solicitaba.
-Mierda-masculló, dejando el café sobre la mesa y corriendo hacia el teléfono.
Apokolips
-Así que esto es Apokolips-dijo en un susurro Power Girl-. Que asco de sitio.
El viaje a través de los extraños dominios del Doctor Destino había sido, como poco, desconcertante, pero cuando habían emergido de la capa de este en Apokolips, casi les había parecido que al fin y al cabo, aquellos mundos donde la física atendía a leyes totalmente distintas tenían su encanto. Lo primero que les había llamado la atención había sido el olor, un olor ácido y metálico, como a óxido, y luego el calor provocado por el fuerte efecto invernadero y las emisiones de las factorías que cubrían toda la extensión de aquel planeta. Edificios de basalto, ladrillo y plástico cubrían cada centímetro de la superficie de Apokolips, la pesadilla viva de un ecologista, donde incluso los mares habían sido cubiertos por láminas de microfibras sintéticas para convertirlos en gigantescas factorías de alimento para los Parademonios y los Perros de Guerra. El cielo estaba cubierto de un manto de nubes de un color gris tan oscuro que era casi negro, y entre las que centelleaban extraños relámpagos de diferentes colores. La luz tenía un aire amarillento, ambarino, que no dejaba nada claro si era de día o de noche. Y por doquier, aparecían las imágenes del tirano. Estatuas de Darkseid, hologramas de Darseid, carteles de Darkseid, e incluso grupos de "personas" aquí y allá entonando con tono monótono lo que debían ser alabanzas a Darkseid.
Ahora, Power Girl, Doctor Midnight, Mister Terrific, Flash, Doctor Destino, Hawkman y Black Adam estaban escondidos en un callejón, cubiertos con amplios mantos con los que ocultaban sus uniformes. Héctor y Carter se habían quitado incluso los cascos, que mantenían escondidos bajo los ropajes.
-Sigo diciendo que todo esto es...-comenzó a decir Black Adam, pero Flash le interrumpió.
-Poco honorable y que deberíamos haber lanzado un ataque directo contra Darkseid, que al fin y al cabo no sería capaz de resistir a la fuerza de Set, la simpatía de Horus, el poder de Anubis, o algo así-dijo Jay-. Todos conocemos tu opinión, Teth-Adam.
-¿Detecto ironía en tus palabras?-replicó este, frunciendo el ceño.
-Basta-ordenó Carter con un gesto brusco-. Cuando todo esto acabe yo mismo haré de árbitro en un concurso de ingenio o en un combate de boxeo, lo que mejor os venga, pero hasta entonces, dejad de comportaos como si fuerais los niñatos de Young Justice.
-Lo siento-se disculpó Jay, pero Black Adam se limitó a alzar la mirada, orgulloso.
-T-Esferas 1, 2 y 6, exploración de entorno-ordenó Terrific, y de inmediato, los tres orbes de metal salieron volando en diferentes direcciones, transmitiendo los datos a un visor de muñeca que Michael observaba atentamente-. No existe una cartografía fiable de Apokolips, por lo que tenemos que confiar en que los instintos y la magia de Héctor hayan funcionado. Nuestro objetivo principal es encontrar los generadores de Boom Tubo y sabotearlos. Eso al menos, es algo que podemos hacer.
-Es un principio, Michael-intervino Pieter, detectando el matiz de pesimismo apenas perceptible en la voz de Mr.Terrific-. Que se considere a Darkseid un dios no quiere decir que lo sea.
-No creo en dioses-replicó Terrific, y Black Adam le miró con una sonrisa altiva.
-Creía que eras inteligente, Michael Holt-dijo, pero Terrific se limitó a ignorarle.
-Si conseguimos que Darkseid no tenga acceso al Boom Tubo, conseguiremos darle un golpe importante. Seguirá siendo difícil de vencer, pero será más fácil defender otros puntos. Parece que no hay nadie cerca-dijo, comprobando el visor de su muñeca-, pero quizá haya algo que mis T-Esferas no puedan detectar. Jay, ¿te importaría...?
-En absoluto-replicó Flash, convertido de inmediato en un borrón rojo y plateado y volviendo antes de que ninguno hubiera tenido opción de decir algo-. Nada.
-Bien. ¿Héctor?
El Doctor Destino asintió, y cerró los ojos un momento. Extendió una mano, y de ella brotaron unas chispas de luz dorada que pronto fluyeron como mercurio formando el esbozo de un ankh. Enseguida, Héctor cerró la mano y abrió los ojos.
-Aquel edificio-dijo, señalando lo que parecía una inmensa fábrica, coronada por dos docenas de chimeneas que arrojaban al cielo ascuas ardientes y humo gris.
-Estupendo-intervino Power Girl-. Vamos a romper cosas.
Themyscira
-Entonces, ¿los australianos tenían razón?
Alan Scott asintió mirando hacia los cuatro monitores que tenía enfrente. La sala en la que se encontraba estaba decorada con el estilo de la Grecia clásica, pero disponía de la mejor tecnología de la que se podía contar, y en aquel momento, con Ártemis a su lado, mantenía una conversación a cuatro bandas con Nightwing de los Titanes, Huesos del DOA, Batman por la Liga de la Justicia y Maxwell Lord en representación de los héroes de la antigua Liga de la Justicia Internacional.
-¿Quién iba a decir que fueran capaces de investigar algo que no tuviera que ver con los koalas?-continuó Huesos, exhalando una bocanada de humo.
-Los satélites de vigilancia militar han corroborado los datos iniciales del Observatorio de S.T.A.R-respondió Batman, ignorando el sarcasmo de Huesos-. Lo que se acerca es toda una flota. Los lectores de la Atalaya además han confirmado la tecnología de Apokolips en ella.
-O sea, que Darkseid nos envía todo un ejército-intervino Nightwing-. Estamos listos.
-Sinceramente, no me preocupan demasiado las naves-replicó Centinela, apoyando la barbilla en los dedos-. Podemos hacer frente a una invasión de ese tipo, pero aún tenemos que decidir como afrontar el Boom Tubo.
-Mis chicos se las han visto con Darkseid-dijo Maxwell Lord-. Booster y Blue Beetle...
-Son unos inútiles-le interrumpió Huesos-. Quizá pudiéramos utilizarles como carnaza para entretener a los Parademonios mientras se nos ocurre algo mejor que hacer.
-Las Amazonas estamos preparadas para la guerra-afirmó Ártemis, apoyándose en la mesa junto a Alan-. Y esperamos que el resto del mundo nos siga.
-Las Naciones Unidas aún debaten sobre el mando unificado-replicó Huesos-. ¿Sabemos de cuanto tiempo disponemos?
-Horas-respondió Alan-. Zinda y sus Blackhawk están preparadas para las cuestiones de logística. También he hablado con Zatanna, Faust y algunos otros magos, se encargarán de ayudarnos a detectar las incursiones de Boom Tubo.
-No puedo perder más tiempo-dijo Batman-. La amenaza de la invasión está volviendo loca a la gente, y tengo deberes que cumplir. Alan, estamos en manos de la Sociedad de la Justicia, espero que estéis a la altura de lo que esperamos de vosotros.
-Por la cuenta que nos trae a todos-respondió Centinela.
-¿Seguro que no queréis que Booster y Blue Beetle...?-masculló Maxwell Lord, decidido a no permitir que sus chicos quedasen fuera de la ecuación.
-Estaréis ocupados, Max-respondió Alan-. Esta vez, Darkseid es cosa nuestra.
Batman fue el primero en cortar la comunicación, y tras él lo hicieron Huesos, Nightwing y por último, Maxwell Lord, no demasiado satisfecho.
-Si dependemos de ellos, estamos muertos-masculló Ártemis, negando con la cabeza.
-Todos tenemos la misma misión-respondió Alan-. Hacer lo que podamos mientras Michael y los demás nos salvan a todos.
-No se me da bien esperar a ser salvada-rezongó Ártemis.
-A mi tampoco-dijo Alan incorporándose y saliendo de la sala junto a la amazona. Fuera, Stargirl y Wildcat les esperaban, y a Alan le sorprendió ver que se encontraban acompañados por dos personas a las que no esperaba desde luego ver allí. Al Rothstein y Kendra Saunders. Atom-Smasher y Hawkgirl.
-Han llegado dos voluntarios más-dijo Courtney, sonriente.
-Pensé que...-comenzó a decir Alan, pero Albert le interrumpió.
-Necesitabais nuestra ayuda-dijo-. Cualquier otra cosa puede esperar.
-Muchas gracias-respondió Centinela-. Con vosotros aquí todo será mucho más fácil.
-Ehmmmmm-masculló Kendra, quitándose el casco-. Alan, Ted nos ha contado tu idea... ¿estás seguro de...?
-Sí-replicó el interpelado, con una media sonrisa-. Al fin y al cabo, sólo yo puedo hacerlo.
-Quizá Jakeem pueda ayudarte...-dijo Courtney, pero Alan negó con la cabeza.
-Estoy con los chicos, Alan... pero si vas a hacerlo, tienes que hacerlo ahora. No tenemos más tiempo-intervino Wildcat.
-Lo sé.
Con un destello verde de su anillo, Alan comenzó a volar, dejando tras de sí a sus compañeros de la Sociedad de la Justicia. Jamás había hecho algo tan grande como lo que se disponía a hacer, nada tan duro y posiblemente extenuante, pero no tenía más remedio. Así que respiró profundamente... y lo hizo. Una columna de luz verde brotó de Alan Scott hacia el cielo, hacia las alturas, provocando un crujido en el aire, como un relámpago. Y entonces, obedeciendo la voluntad de Alan, la Llama Verde estalló en las alturas, extendiéndose como una inmensa red hacia los cuatro puntos cardinales. Por todas partes, en todo el mundo, un zumbido seco llamó la atención de la gente y millones de ojos miraron hacia el cielo para ver como una red de energía verde se extendía sobre sus cabezas, a centenares de metros de altura. Sobre Themyscira, Alan, con el ceño fruncido por el esfuerzo, sintió como el círculo se cerraba. Toda la Tierra estaba envuelta en su red de protección, las naves de Darkseid no podrían cruzar aquella barrera de energía.
Ahora, sólo le quedaba esperar... y aguantar.
Chicago
El estallido del aire anunció la llegada a la ciudad de los Parademonios a través de un Boom Tubo. Cayeron como una horda de insectos hambrientos sobre la Ciudad del Viento, barriendo sus calles y sus edificios. El líder del asalto iba a primera línea, y una de las descargas de plasma de su rifle partió por la mitad a un indigente que no había encontrado lugar donde refugiarse. Alzó el puño para lanzar un grito de victoria, pero el sonido no llegó a brotar de su garganta, y sus seguidores observaron una luz brillante y luego vieron como caía al suelo prácticamente carbonizado.
-Ahora vuelves, gilipollas-masculló Stargirl, aferrada al Cetro Cósmico, que aún resplandecía tras la descarga que había reducido a cenizas al parademonio. La horda lanzó un grito unánime, lanzándose sobre la chica, pero esta saltó sobre algo plateado y tremendamente veloz, alzando el vuelo. Varias docenas de parademonios echaron a volar, siguiendo a Courtney, que se defendía con descargas del Cetro Cósmico y el Cinturón Estelar, tratando de mantener el equilibrio sobre el robot que había diseñado su padre, y al que llamaban Stripesy.
-Eh, bobos-dijo alguien desde el extremo de la calle. Allí, Wildcat aparecía agazapado sobre un tanque de color negro cromado, cuyo cañón apuntaba hacia la masa de atacantes-. Sonreíd.
Un rayo de intensa luz brotó del cañón del tanque, uno de los prototipos bélicos de S.T.A.R, mientras Wildcat lanzaba un grito de vaquero al ver como el ataque lumínico barría a varias líneas de Parademonios.
-¡Les estamos dando para el pelo!-gritó Ted hacia el telecomunicador, mientras los soldados que manejaban el tanque lanzaban una segunda descarga.
-No te emociones demasiado-respondió Hawkgirl, que había caído en picado sobre los perseguidores de Courtney, golpeando a los parademonios con su maza, astillando cráneos y rompiendo huesos-. Oráculo dice que hay ataques semejantes en Nueva Orleáns, Seattle, Sao Paulo, Barcelona, Milán y Shangai, y seguramente haya muchos otros en zonas rurales de las que aún no tengamos confirmación. Los Titanes tienen un grupo de Perros de Guerra en Santa Mónica, y... madre mía, el grupito de Maxwell Lord mantiene a raya un asalto a Albany. De momento no hay noticia de ataques sobre Gotham, Metrópolis o Keystone...
Un rayo púrpura zigzagueó entre la horda de parademonios, dejando tras de sí una cantidad ingente de masa viscosa y de olor dulzón.
-¿Mermelada de fresa, J.J?-masculló Courtney, arrugando la nariz mientras Stripesy hacía un vuelo bajo que permitió a la joven acabar con algunos parademonios más.
-¡Es lo primero que se me ha ocurrido!-replicó Jakeem, que se encontraba en el interior del tanque-. ¡Y no me llames J.J!
-¿Dónde creéis que vais?
La voz de Atom-Smasher sonó como un trueno. Los parademonios habían comenzado a intentar alejarse del tanque y del ataque aéreo de Hawkgirl y Stargirl, pero ahora un titán de prácticamente treinta metros de altura les bloqueaba la retirada. El puño de Al Rothstein cayó sobre ellos como un meteorito.
-La aniquilación de estos bichos no me hace sentir demasiado bien-dijo Kendra-, por mucho que sean caldo de sopa genética...
El aire crujió cuando la descarga de un rifle de plasma impactó de lleno en la espalda de la muchacha, que sintió como sus pulmones de vaciaban de aire bruscamente mientras el suelo subía a su encuentro a toda velocidad.
Apokolips
La Sociedad de la Justicia emergió de la capa de Destino preparados para enfrentarse casi a cualquier cosa. Una vez habían localizado la ubicación de los generadores de Boom Tubo, a Héctor le había sido fácil llevarles dentro utilizando sus poderes místicos. Esperaban encontrarse con la elite de Darkseid, con sus Furias, con la Abuela Bondad o con el propio Desaad... pero allí no había nadie. Se encontraban en lo que parecía el interior de una nave industrial, con las paredes cubiertas de un compuesto negro y mate, donde docenas de máquinas de diferentes formas parecían trabajar a buen ritmo, produciendo un ruido ensordecedor. Pero no había ni un alma.
-¿Este sitio no tiene habitantes de verdad?-preguntó Jay, deteniéndose un segundo mientras exploraba la sala, asegurándose de que no se trataba de algún tipo de trampa.
-Darkseid controla a los suyos-respondió Hawkman-. En Apokolips hay habitantes que no son parademonios ni perros de guerra, pero se encuentran en su mayor parte en campos de concentración o enormes fábricas. Pero aquí hay algo raro. El Boom Tubo es la mejor baza de Darkseid para sus planes de dominio universal, se supone que debería estar protegido por lo mejorcito de sus sectarios...
Carter no había terminado de hablar cuando un Boom atronó en la sala. El zumbido de las alas de los parademonios fue lo primero que pudieron escuchar cuando más de un centenar de estos irrumpieron a través de un Boom Tubo.
-¡Emboscada!-gritó el Doctor Midnight, pero ya era demasiado tarde. Hawkman, Black Adam y Power Girl alzaron el vuelo, pero allí carecían de espacio para maniobrar. Midnight y Terrific lucharon espalda con espalda, con las T-Esferas del segundo desplazándose a su alrededor a toda velocidad, creando un complejo entramado de láser que cercenó varios miembros de los parademonios que trataban de acercarse. Rayos de fuerza mística brotaban de las manos del Doctor Destino, y Flash corría entre ellos, tratando de ayudarles en lo posible.
-¡Destino, sácanos de aquí!-ordenó Mr.Terrific, noqueando a un parademonio tras una fuerte patada en la mandíbula, mientras Midnight utilizaba sus bombas de oscuridad para tratar de cubrirles la salida. El Doctor Destino alzó sus brazos, convocando su magia... y hubo un flash oscuro detrás de él. Por unos segundos, Héctor Hall permaneció inmóvil, pero luego se derrumbó como una marioneta a la que le hubieran cortado las cuerdas.
-Ahora sí que estamos jodidos-masculló Power Girl, al ver como tras Destino aparecía la enorme y siniestra figura del propio Darkseid. Flash fue el primero en atacar, pero el señor de Apokolips, sin mirarle siquiera, se limitó a alzar una de sus manos, deteniendo al velocista en plena carrera. Aún le sostenía cuando sus ojos comenzaron a brillar.
-¡Efecto Omega!-exclamó Mr.Terrific, reconociendo aquel resplandor. En aquel momento, Kara supo que iban a morir todos. Sin pensar, sin plantearse lo que estaba haciendo siquiera, Power Girl voló a toda velocidad, tomando en sus brazos al primero que encontró en su camino, el Doctor Midnight, y después, empujando con el hombro, consiguió reventar una de las paredes. En ese momento, tras ella, Darkseid lanzó su Efecto Omega.
La nave en la que se encontraban quedó arrasada, cubierta de la espuma protoplásmica en la que se habían convertido los parademonios la sufrir el ataque de su señor. El aire estaba lleno de humo, y Darkseid dejó caer a Flash, inmóvil junto al Doctor Destino. Escrutó entre el humo, y vio como yacían desmadejados también Hawkman y Terrific. Ya se encargaría de encontrar a los dos que habían escapado.
-A mi no me vencerás así, monstruo.
Darkseid alzó la mirada, y vio ante él la poderosa silueta de Black Adam, evidentemente furioso. El aire crepitaba a su alrededor, aunque era evidente que el Efecto Omega le había afectado, arrancando varios jirones de su uniforme y quemando buena parte de su piel. A toda velocidad, Black Adam golpeó a Darkseid, pero este ni se inmutó. De nuevo los ojos del señor de Apokolips brillaron, y esta vez la furia del Efecto Omega golpeó de lleno a Black Adam, que sintió como su interior ardía y su piel humeaba. Pero aún así, no cayó.
-No caeré...
Quiso volver a atacar, pero ni siquiera había alzado el puño cuando un nuevo Efecto Omega le alcanzó.
-No...
No pudo terminar su frase, pues finalmente, Black Adam se desplomó. Algo parecido a una sonrisa curvó los labios de Darkseid, que se acercó al yaciente Doctor Destino. Tomándole por la pechera del traje, elevó al místico, y sin ceremonia ninguna, le arrancó el Yelmo de Nabú. El shock despertó inmediatamente a Héctor Hall, que aturdido, pudo ver cómo Darkseid fijaba en él de nuevo sus ojos.
-Habéis sido de lo más amable al traerme hasta aquí el Yelmo, Hall-dijo Darkseid, y su voz retumbó en la devastada sala-. Y pensar que Desaad dijo que no seríais lo suficientemente estúpidos para caer en mi trampa... Ahora, gracias a vosotros, el poder de Nabú es mío... y con él, el Universo.
Los ojos de Darkseid resplandecieron de nuevo, fijos en el rostro de Héctor Hall. Por suerte, perdió la consciencia antes de que el señor de Apokolips lanzara de nuevo el Efecto Omega.
JUSTICIA PARA TODOS
Ahora ya si que están todas las cartas sobre la mesa, y Darkseid ha descubierto su juego, y la Sociedad de la Justicia... en fin, de momento no parece que quede mucha Sociedad de la Justicia.
¿Hablamos de las nuevas apariciones?
Atom-Smasher: Al Rothstein es el ahijado de Al Pratt, el Atom original, formó parte de Infinity Inc y de la Liga de la Justicia como Nuklon. Es tremendamente fuerte y puede crecer hasta límites no demasiado bien establecidos, se encontraba tomándose un descanso de la Sociedad de la Justicia tras estar a punto de matar a Kobra y acabar con la vida de Extant.
Hawkgirl: Kendra Saunders es la sobrina-nieta de Shiera Saunders, la Hawkgirl original que estuviera casada en su día con Carter Hall, y al igual que ella, dispone también de arneses y alas de Metal Nésimo. No hace mucho que Kendra ha descubierto que es la reencarnación de Shiera, y que parece estar destinada a repetir la historia de amor ancestral que se lleva siglos repitiendo entre los espíritus de Hawkman y Hawkgirl. Kendra no parece demasiado dispuesta a ser sólo una comparsa en su propia vida, así que se había tomado un descanso para rehacer su vida.
Y bueno, pues de momento nada más. Espero que os vaya gustando...