JAQUE MATE #7
Desde las profundidades
Guión: Tomás Sendarrubias
En el Tablero...
FICHAS BLANCAS (No metahumanos)
Rey de Blancas: Dmitri Pushkin
Reina de Blancas: Amanda Waller
Alfil de Rey: Bárbara Gordon
Alfil de Reina: Nigel Campbell
Caballo de Rey: Tariq al-Hajj Sehel
Caballo de Reina: Vacante
Torre de Rey: Jade Nguyen
Torre de Reina: Ben Turner
|
FICHAS NEGRAS (Metahumanos)
Rey de Negras: Carter Hall
Reina de Negras: Jesse Chambers
Alfil de Rey: Arani Caulder
Alfil de Reina: Henry King Jr.
Caballo de Rey: Sebastien Faust
Caballo de Reina: Beatriz DaCosta
Torre de Rey: Li Shen
Torre de Reina: Brion Markov
|
Dar el-Beida. Marruecos.
-Se supone que no deberíais estar aquí... aquí no debería haber nadie...-farfulla la mujer en un francés balbuceante, mientras retrocede hacia la puerta, con los ojos muy abiertos, y sin saber muy bien hacia donde mirar mientras Dmitri y Brion tratan de calmarla. La niña que les había abierto la puerta de la casa, que estaba en medio de ambos, parecía a punto de romper a llorar, desconsolada, sabiendo que quizá había cometido un error, que su madre se iba a enfadar con ella.
-¿Qué está pasando aquí?-pregunta un hombre, no demasiado alto, que irrumpe repentinamente en la sala, y que frunce el ceño al ver a dos hombres en la casa, dos hombres obviamente occidentales y que no deberían estar aquí. De forma casi instintiva, el hombre echa mano de uno de los cuchillos de la cercana cocina, y se gira hacia los extranjeros-. ¡Marchaos! ¡Marchaos!
-Vamos a tranquilizarnos-dice Brion, poniéndose ante Dmitri y sin apartar los ojos del cuchillo que el hombre había empuñado-. Queremos ayudaros, queremos...
El hombre no espera y se arroja sobre Brion, que empuja hacia atrás al Rey de Blancas mientras se agacha para evitar el tajo, que probablemente no hubiera sido mortal, pero sí doloroso. Y después de lo de Vandal Savage1, Brion no tenía muchas ganas de que le clavaran nada. La niña rompe definitivamente a llorar, y cuando la mujer retrocede, tira una vasija y dos cacerolas, que retumban en el suelo. Brion es consciente de que, o tienen cuidado, o pronto tendrán a todo el barrio allí, y toda su discreción no habría servido para nada.
Brion sujeta de inmediato el brazo que el hombre ha estirado, en el que empuña el cuchillo, lo aferra por la muñeca y gira sobre sí mismo, arrastrando el brazo para situarse detrás del hombre, retorciendo su hombro, su codo y su muñeca en un solo giro. Con un golpe seco, obliga al hombre a soltar el cuchillo, que cae al suelo, de donde Dmitri lo recoge y lo deja en un rincón.
-Vamos a tranquilizarnos todos. Ya-ordena Dmitri-. Nadie sabe que estamos aquí, y queremos ayudaros. Sabemos que vuestro hijo-dice señalando a la mujer-ha desaparecido, y que vuestro marido ha muerto de forma accidental. Al menos eso dicen las fuentes oficiales. Nosotros no nos lo creemos y queremos saber más, pero si nos equivocamos, si todo es como el gobierno nos ha dicho, nos marcharemos de forma discreta, y podréis llorar tranquilamente a vuestro esposo y buscar a vuestro hijo.
-Marchaos-gruñe el hombre, tratando de zafarse de la presa de Brion, que utiliza su pulgar para doblar a su vez también el pulgar del hombre contra su palma, agradeciendo mentalmente a Tatsu2 sus clases de defensa personal. Dmitri se encoge de hombros y se dirige hacia la puerta.
-¡No!-grita la mujer, y Dmitri se detiene-. ¡No sé donde está Hassan y creo que le están buscando! Y no sé qué harán con él si lo encuentran...
-¡Lubna!-protesta el hombre, pero la mujer, que ha comenzado a hablar, no parece estar dispuesta ya a guardar silencio.
-¡Cállate, Marqid!-responde ella, dando un golpe en la mesa-. ¡Han matado a mi marido y no sé donde está mi hijo!
La mujer rompe a llorar, y Brion suelta al hombre, que ni siquiera le mira, frotándose la muñeca, aún dolorida. La niña corre hacia su madre, que la abraza. Dmitri se cruza de brazos, mientras la mujer, abrazando a su hija, parece desahogarse. Brion vuelve junto a Dmitri, y el hombre, al que ella había llamado Marqid, les indica que se sienten.
-Soy Marqid as-Safyd-dice él, y señala a la mujer-. Ella es mi hermana. Desde la muerte de Yusuf, me encargo de la casa, y de la seguridad de su familia.
La mujer, más tranquila al parecer, se incorpora, se seca las lágrimas de la cara con las palmas de las manos, y dirigiéndose a la cocina. Vuelve menos de un minuto después, con una bandeja en la que lleva varios vasos de humeante té verde, un cuenco con piñones y un plato con dulces, que deja en la mesa ante su hermano y sus dos invitados.
-Perdonad, pero tenemos miedo-dice la mujer, cogiendo un vaso de té caliente, y sosteniéndolo entre las manos, como si el calor le diera consuelo-. Escondieron lo que pasó en la Qashbah, las revueltas, las protestas de la gente... fue como si nunca hubieran ocurrido. Los hombres del rey Mohammed VI vinieron y lo taparon todo. Y luego, vinieron a buscar a Hassan, aunque Hassan no estaba ya. No hemos vuelto a saber nada de él, no...
La mujer rompió a llorar de nuevo, y la niña le sujetó las manos. Había algo en su mirada... Dmitri estaba casi seguro de saber lo que era, pero no creía que ese fuera el momento.
-¿Y quienes son ustedes?-pregunta Marqid-. Parecen europeos... ¿son de algún tipo de policía?
-Algo parecido-asiente Dmitri-. ¿Habéis oído hablar de Jaque Mate?
-No-responde el hombre, y Brion lanza una sonrisa irónica.
-Bueno, se trata de una agencia... de una policía a nivel mundial si queréis verlo así, sí-responde Dmitri-. Mi nombre es Dmitri Pushkin, y soy el Rey de Blancas de Jaque Mate. Su líder, si así os es más fácil. Él es mi compañero y guardaespaldas, el Príncipe Brion Markov.
-¿Príncipe?-pregunta la niña, con los ojos abiertos como platos, y Brion asiente, sonriendo-. ¿Tenéis un castillo? ¿O un palacio?
-Nada de eso-sonríe Brion-. Mi país es muy pequeño. Aunque sabemos algunos trucos.
Brion extiende una mano, y se concentra brevemente. La tormenta de arena que provocó ha dejado suficiente polvo en suspensión como para permitirle un pequeño truco. La arena parece fluir por las ventanas abiertas hacia el interior, y se reúne sobre la mano de Brion en una esfera que pronto empieza a bailar, a girar sobre sí misma.
-¡Alá nos proteja!-exclama Marqid, y Lubna trata de sujetar a su hija, pero la pequeña mira boquiabierta a Geofuerza.
La esfera se va haciendo cada vez más pequeña, más densa, y su forma va cambiando. Pocos segundos después, Brion sostiene en su mano una rosa del desierto3, que deja en las manos de la niña, que la mira asombrada.
-¿Cómo ha hecho eso?-masculla Lubna, y Brion se encoge de hombros.
-Hay gente en el mundo que tiene habilidades especiales. Dones. Yo soy uno de ellos, y creemos que Hassan también.
-Bueno...-masculla Lubna, mirando hacia su hermano, pero Marqid de encoje de hombros, y la mujer continúa-. Poco antes de que Hassan naciera, recibimos la visita de alguien del gobierno. Había un proyecto para el ejército, y necesitaban padres voluntarios. En realidad, lo que necesitaban era a los niños. Yo... estuve en un centro en algún lugar del desierto, y me estuvieron haciendo pruebas. Me pusieron unas enormes inyecciones para alcanzar al bebé... Les dije que quería irme, pero me dijeron que ya me habían pagado, que ya habíamos recibido lo que nos correspondía...
-¿Y qué ocurrió?
-Esperaban algo cuando nació Hassan-continúa Lubna-. Pero era un niño completamente normal. Se sintieron muy decepcionados, muy enfadados. Nos expulsaron de aquel centro, y sólo entonces pudimos volver a nuestra vida... Yusuf y yo decidimos marcharnos de Rabat y trasladarnos aquí, a Dar el-Beida. Es la ciudad más poblada de Marruecos, pensamos que aquí tendríamos una nueva oportunidad...Nunca volvieron a preguntar por Hassan, pero cuando ocurrió lo de Yusuf...
-Lo recordaron y volvieron a buscar a Hassan-concluye Dmitri, y Lubna asiente.
-¿Creen que podrán hacer algo por mi hijo? ¿Algo por Hassan?-solloza la mujer, y Dmitri se incorpora, alzándose también de inmediato Brion.
-Sí, al menos vamos a intentarlo. Brion, tenemos que marcharnos-ordena el Rey de Blancas-. Pequeña, estoy seguro de que tu madre está agotada, y ella y tu tío tendrán mucho de lo que hablar. ¿Nos puedes acompañar a la puerta?
-Ve, Zaydah-asiente Lubna, y la niña, sin soltar en ningún momento la rosa de piedra que había creado Geofuerza-. Nosotros rezaremos por ustedes. Rezaremos por Hassan.
-Seguro que sus oraciones nos son de ayuda-afirma Dmitri, mientras él y Brion siguen a la pequeña Zaydah hacia la puerta de la casa. Poco antes de llegar, Dmitri se detiene y se arrodilla, poniendo las manos encima de los hombros de la niña, que le mira con curiosidad-. Zaydah, cielo... ¿Has visto que mi amigo Brion puede hacer cosas especiales, verdad?-. La niña asiente, apretando la rosa del desierto en sus manos-. Yo también puedo hacerlo.
-¿Ah sí?-sonríe de inmediato Zaydah-. ¿Y qué puede hacer usted, señor?
-Veo cosas en las cabezas de otras personas-dice Dmitri, dando un pequeño toque al entrecejo de Zaydah-. Pero prefiero que esto sea un secreto entre nosotros. Y, ¿sabes qué, Zaydah? He visto a Hassan. Aquí-concluye, tocando de nuevo la frente de Zaydah, con lo que la sonrisa de la niña se borra de inmediato, y mira a Dmitri como si delante de ella tuviera un monstruo que fuera a devorarla.
-Pequeña, para poder ayudar a tu hermano, debes ayudarnos a nosotros-afirma Brion, llamando la atención de Zaydah-. ¿Está bien?
-Sí-asiente ella, esforzándose para mirar a los ojos a Dmitri-. Vino a verme en la fuente... me dijo que estaba bien, que estaba escondido... que había hecho algo muy malo, que no podía contárselo a mamá ni a nadie... Que era un secreto muy secreto.
-Te prometo que no se lo contaremos a nadie-dice Dmitri, sonriendo, y Brion tiene la extraña percepción de estar viendo a Santa Claus prometerle un juguete a un niño.
-Hassan tiene un escondite...
Cuando llegan al lugar a donde Zaydah les ha enviado, Dmitri se da cuenta de que sólo un niño podría considerar aquel lugar un escondite, cuando lo que era realmente era probablemente un foco de infecciones y de podredumbre que debería haber sido destruido mucho tiempo atrás. Casablanca era la ciudad más grande de Marruecos, a pesar de que Rabat era la capital administrativa, y aquel era uno de sus barrios más exteriores, tan lejos del centro de la ciudad que probablemente hubiera sido un pueblo pequeño absorbido por el crecimiento de la ciudad. Más que absorbido, había sido digerido y luego vomitado. Hacía tiempo que barrios edificios se habían colapsado sobre sí mismos, y los que no lo habían hecho, hubieran estado mucho mejor derrumbados. El encalado blanco hacía tiempo que se había agrietado, regando el suelo mugriento de grandes placas de cal y de polvo, dejando las paredes con desconchones que recordaban a heridas purulentas. Si alguna vez aquellas casas habían tenido cristales o puertas, habían desaparecido, dejando la impresión de ojos abiertos y bocas gritando.
-Vale, estamos en Amityville-gruñe Brion-. Vámonos de aquí.
-Perdona, pero no pillo la referencia-replica Dmitri, mirando a su alrededor.
-Tenemos pendientes varias sesiones de cine clásico de terror norteamericano, "majestad"-sonríe la Torre de Negras-. Pero creo que empezaremos por Pesadilla en Elm Street.
-Hay gente aquí, Brion...-masculla Dmitri, y Brion guarda silencio de inmediato. Efectivamente, hay gente allí. Niños, escondidos en las casas que tenían un mejor aspecto, vigilándoles desde las ventanas y los huecos fantasmales de aquel lugar. Caras hambrientas de ojos enormes.
-Vale, empezaremos por los Chicos del Maíz...-se corrige Geofuerza, frunciendo el ceño-. ¿Seguimos sin acceso al Tablero?
-No hay nada-niega el Rey de Blancas-. Estamos solos, Brion.
Dmitri da un paso al frente, quitándose las gafas de sol y guardándolas en un bolsillo de la cazadora. Se está haciendo ya de noche en Marruecos, y el cielo está adquiriendo un tono violáceo, que resultaría de lo más encantador de no haber sido por la situación en la que se encontraban. Brion le sujeta del hombro y Dmitri le mira sorprendido.
-Hay algo más, Dmitri-musita Brion-. Mira hacia atrás.
El Rey de Blancas se gira, y no ve nada que le llame realmente la atención. La oscuridad está llegando a Casablanca, con los edificios transformándose en masas negras.
-No...-masculla el antiguo Rocket Red, y Brion señala hacia la ciudad.
-No hay luces, Dmitri. Ni una sola luz eléctrica en todo Casablanca4. No puede ser bueno...
-No lo es, seguro-gruñe Dmitri-. Pero tenemos que ocuparnos de estos críos.
El Rey de Blancas vuelve a dirigir su atención hacia los críos, que parecen medrar en aquella oscuridad. Dmitri trata de activar uno de los artefactos de su brazalete, un sensor de movimiento, pero el brazalete está completamente apagado, como si se hubiera quedado sin energía. Lanzando un reniego en ruso, Dmitri alza las manos y comienza a hablar en francés.
-No hemos venido a hacer daño, somos amigos...-comienza a decir Dmitri, y Brion sonríe.
-Seguro que les convences, tío-masculla-. Ey, chicos-se dirige hacia ellos Brion-. No tenemos nada que ver con esos tíos que han estado por aquí. Buscamos a Hassan, pero queremos ayudarle. Somos como él.
El suelo cruje cuando una estalagmita aparece delante de Brion, provocando un grito de sorpresa desde el interior de las casas, mientras la propia piedra cruje y cambia sobre sí misma, hasta quedar convertida en una versión en miniatura del Empire State Building.
-Bien, desde luego, si no los has aterrorizado, te convertirás en su mejor amigo...-farfulla Dmitri, temeroso de que Geofuerza haya asustado a los niños y su presencia allí no sirviera para nada. Pero por suerte, Brion, que lanza un suspiro de alivio cuando los primeros de los críos salen de sus refugios para ver de cerca su trabajo, ha conseguido el objetivo que buscaba.
Al menos una docena de críos de entre cinco y nueve años rodean el Empire State creado por Brion, y los más atrevidos de ellos, incluso extienden sus manos para tocarlo. Un niño de unos ocho años, vestido con restos de lo que en algún momento debieron ser unos vaqueros, una camiseta y una chaqueta que difícilmente le debía proteger del frío si bajaban las temperaturas, les mira con el ceño fruncido y obvia desconfianza.
-¿Cómo te llamas?-pregunta Dmitri, y el niño se lo piensa un segundo antes de contestar, como si todavía no tuviera muy claro si responder o mandarles a todos que salieran corriendo.
-Shahin-termina respondiendo el crío, y el Rey de Blancas sonríe.
-Bien, Shahin, un nombre de altos vuelos5. Buscamos a un amigo vuestro. Se llama Hassan.
-No está aquí-responde Shahin, y Dmitri sonríe.
-Claro, ya nos lo imaginábamos. Pero queríamos saber si en algún momento podrías darle un mensaje de nuestra parte.
-Depende.
-Nos gustaría hablar con él de lo que pasó, y... darle un mensaje de su madre.
-¡Qué le pasa a mi madre!-pregunta a gritos un niño que sale corriendo de una de las casas abandonadas, y Shahin pone los ojos en blanco.
-Eres un tonto-farfulla, mientras Hassan llega ante Dmitri y Brion.
-Así que tú eres Hassan-dice Brion, y el crío asiente y tose. Todos esos niños necesitan una revisión médica, piensa Geofuerza, que toma nota mental para enviar a un equipo de Jaque Mate para que revisara aquel lugar... en cuanto las comunicaciones volvieran a funcionar.
-Llevamos mucho tiempo buscándote, Hassan-interviene Dmitri-. Tu madre, tu hermana y tu tío están bien y te quieren...
-¿Mi tío?-masculla Hassan-. Yo no...
-Mierda-gruñe Dmitri en ruso, al darse cuenta de golpe de que se habían equivocado en algo importante. Acto seguido, escuchan el sonido de las armas amartillándose a su alrededor, mientras los ojos de los niños se desorbitan al ver a los hombres armados que se acercan a ellos.
-Tendría que haberte roto el brazo... y el cuello-masculla Geofuerza, al ver, al frente de ellos, al hombre que se había presentado como Marqid.
-Matadlos a los dos-ordena él, con una sonrisa depredadora-. Y a los críos. Sólo quiero vivo a Hassan.
Las balas comienzan a volar a su alrededor.
-¡Al suelo!-grita Dmitri, arrojándose sobre los niños para tratar de protegerlos. Una de las balas para rozando su espalda, y el Rey de Blancas ahoga un grito, podría haber sido peor de no haber sido por la chaqueta de kevlar, pero probablemente se haya ganado una cicatriz nueva. Pasa todo muy rápido, pero nota que los niños se acurrucan tras él, gritando, buscando refugio.
El suelo tiembla, y haces magmáticos aparecen a su alrededor cuando el suelo se quiebra, fundiendo las balas en el aire. El poder gravimétrico de Brion detiene en el aire aquellas que no desaparecen.
-¿A los niños?-grita la Torre de Negras de Jaque Mate-. ¿Disparáis a los niños?
Las grietas del suelo se expanden, y los soldados marroquís empiezan a retroceder, y en ese momento, una bala roza la cabeza de Brion. Sus ojos se ponen en blanco antes de caer al suelo.
-¡Brion!-grita Dmitri, y los niños sollozan. Marqid da orden de que preparen las armas de nuevo...
Y entonces, Hassan grita.
Lo primero en llegar es un fogonazo de luz, que ilumina todo aquel lugar, las ruinas y los edificios abandonados. Después llega la sensación de electricidad estática, de vellos erizados, y Dmitri no puede dejar de pensar en la imagen de alguien clavándole un picahielos en el cerebro a través de la nariz, una imagen provocada por el sonido que parecía emanar del niño.
Y entonces, con un destello blanco, todo estalla, mientras Hassan grita.
Hay un segundo en el que Dmitri pierde la conciencia de lo que tiene alrededor, y luego, llega el olor a ozono incandescente, como el de una gran tormenta, y el Rey de Blancas se da cuenta de que está casi desmayado sobre los niños que trataba de proteger. Se incorpora, sintiendo un dolor agudo en la base de la espalda, y mira a su alrededor. Como si hubiera habido un tornado, pero de electricidad, formado por relámpagos. Hassan, los niños y ellos dos estaban en el ojo, pero todo lo que tienen a su alrededor ha sido aniquilado, reducido a cenizas. De los hombres del ejército sólo quedan manchas de ceniza y grasa, o restos a los que parece que el viento eléctrico les ha arrancado la carne de los huesos.
"Esto es lo que pasó en Casablanca", piensa Dmitri, recordando las imágenes de los disturbios en la Qashbah de la ciudad, el cómo las cámaras se habían estropeado...
Hassan cae de rodillas, y empieza a llorar.
-Shahin-dice Dmitri, y el niño, tragándose las lágrimas, asiente-. Llévate a todo el mundo dentro de esa casa-odena el Rey de Blancas, señalando uno de los edificios que parecía más entero, mientras toma a Brion en brazos.
-Hassan-llama Dmitri-. Ven con nosotros. Tienes mucho que contarnos.
1.- Hace mucho tiempo, en Crisis de Familia.
2.- Tatsu Yamashiro, también conocida como Katana, compañera de Geofuerza en los Outsiders
3.- Rocas sedimentarias detríticas en forma de flor, seguro que todos habéis visto alguna...
4.- ¿El motivo? En los números de Amanecer en Escarlata?
5.- "Shahin" significa "Halcón" en árabe.
TABLERO DE JUEGO
Numero cortito el de este mes, en el que ahondamos en qué ocurría en Marruecos con Geofuerza y Rocket Red mientras en el resto del mundo, se desarrollaba el Amanecer en Escarlata. En el próximo números, tendremos el final de esta trama y la puesta en paralelo de la cronología de Jaque Mate con el resto del Universo DCTópico, que en este número se nos queda un poco descolgada... ¡¡¡Nos vemos en el Juego!!