THE NEW LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN #1
El encuentro
Guión:
X-Cout
10 de mayo de 1899, en algún lugar de Londres.
- Mr Bond en vista del anterior éxito que tuvo la liga se ha decidido que tenemos que volver a encontrar nuevos candidatos para que desempeñen su papel.
- Señor, la antigua liga se disolvió al ver que la habíamos usado para probar proyectos militares. ¿cree usted prudente formar otra con los miembros que nos quedan?
- Nunca dije que formásemos una nueva a partir de la vieja Mr Bond. No, esta vez no serán caballeros de Inglaterra los que la compongan (o por lo menos no todos), tienen pensado que sea una liga mundial e independiente.
- Pero entonces, que papel desempeña Inglaterra en esta nueva empresa?
- Han elegido Londres como la sede de dicha liga.
- ¿Han?
- Si, se avecinan tiempos sombríos a los que una sola nación como Inglaterra no tiene nada que hacer. Pero donde hay conflictos, hay alianzas y nosotros los países de la nueva era tenemos la nuestra. Es por eso que la liga original fracasó, no debía de ser controlada por una sola nación. Esta nueva liga será la que defienda la paz y los ideales de los países aliados.
- Me parece bien. ¿Y han pensado ya en los posibles candidatos?
- Se han estudiado, se han pactado y se han decidido ya. Partirá usted hacia Paris esta misma noche.
12 de mayo frente a la Opera de Paris.
Una muchedumbre sale del teatro hablando y comentando la actuación. Bond espera hasta que la opera se vacía por completo y entra. Al entrar tropieza con una mujer entre bastidores.
- Oh perdone, busco a Miss Christine Daaé
- ¿Quien la busca si puede saberse?
- Perdóneme otra vez señorita mi nombre es Bond.
- Encantada de conocerle Mr Bond, soy Christine en que puedo ayudarle.
Una hora más tarde ya en el camerino de Christine, Bond termina la explicación y los propósitos de la nueva liga y lo que había sido de la antigua.
- Así que pretende que lidere una liga de "personajes" extraordinarios.
- Si, en efecto así es.
- No puedo ayudarle, lo siento Mr Bond no soy la persona indicada. Usted necesita a alguien especial, no a una bailarina y cantante de opera. Y ahora si me disculpa tengo mucho que hacer.
Christine abandona el camerino y se dirige hacia el escenario por uno de los pasillos principales, una vez en el escenario comprueba las cuerdas de lastre de los telones y los decorados. Bond camina hacia ella con despreocupación, toca una estatua de la tramoya y limpiándose el polvo de sus guantes blancos dice:
- ¿Usted sabe que lo que me cuenta no es del todo cierto verdad Christine? En los últimos años ha salvado accidentes de forma milagrosa. ¿No cree? Como explicar entonces que sus competidores sufrieran terribles percances y que usted casualmente fuera siempre la única cantante capaz de suplirles en el escenario. ¿Coincidencias? Usted y yo sabemos que no lo son.
- No se de que me está hablando y ahora por favor le ruego que me discul...
- Christine... mi querida Christine, usted tiene un don, un ángel de la guardia por así decirlo que le da suerte. ¿Por qué no aprovecharlo en pro de la justicia?
- ¡Basta! ¡Cállese, no quiero seguir hablando con usted... márchese!
- Como guste Christine. Pero seria una lastima que algún día su secreto saliese a la luz... por desgracia no todos son tan comprensivos como yo... la gente suele tender a odiar a lo que no entiende. ¿Y que final, no cree? Una verdadera pena... en fin, buenas noches.
A la mañana siguiente en la Notre Dame de Paris, Christine camina hacia un hombre que espera en uno de los bancos frente a los altares y se sienta justo detrás de el.
- Está bien, acepto su propuesta Mr Bond... pero debe prometer que mi secreto estará a salvo, tanto de la opinión publica como de la liga.
- Tiene usted mi palabra Christine, tiene usted mi palabra.
18 de mayo, periferia londinense.
Christine camina por las calles de Londres en busca de un nuevo candidato para la liga, se detiene ante una casa y fija la mirada en el numero que esta colgado en la puerta; compara el numero con una tarjeta que lleva en la mano y se dirige a la puerta. Christine llama a la puerta pero nadie contesta, ante la situación decide empujarla y esta cede chirriando al abrirse. Comienza a caminar por un polvoriento hall. La casa tenia pinta de estar abandonada desde hacia décadas. Artilugios extraños llenaban la estancia, parecían maquinas, aunque no se podía saber el objetivo que tendrían ni que función desempeñaban. Una nota colgaba de la puerta: "estaré en el cobertizo". Tras leer esta nota camina hacia el cobertizo y entra en él, pero no hay nadie. Sólo polvo y más artefactos. Parecía que aquel cobertizo había sido en su época un taller. Estos cobertizos eran comunes en las casas antiguas, con una buena cristalera a modo de cúpula se podían usar como invernadero o bien como estancia para tomar el te. Lejos de su uso habitual este cobertizo no había sido pisado en años, había cristales rotos por el suelo y la mayoría de los cristales que aun estaban en la vidriera estaban sucios, ennegrecidos por los años o tapiados. Otra nota se encontraba a su vez en el suelo: "Tenga la amabilidad de apartarse unos metros Miss Daaé".
- ¿Apartarme, como que apartarme? ¿Qué habrá querido...?
De repente, una esfera de color azul luminoso empieza a formarse justo a la altura del pecho se Christine; lo que al asustarla la obliga a apartarse forzosamente. Retrocediendo, Christine tropieza con un trozo de madera y cae al suelo. Desde el suelo, sigue admirando el fenómeno. La esfera comienza ha hacerse más y más grande hasta alcanzar una estatura máxima igual a la de un corcel. Una figura transparente comienza a apreciarse y a hacerse visible gradualmente. Poco a poco Christine llega a discernir una figura humana sentada en un artilugio en apariencia futurista. La esfera se desvanece y la nave se posa en el suelo suavemente. Desde el suelo, Christine se muestra indignada por el acontecimiento:
- ¿Le parecerá gracioso no?
- No, en absoluto, no fue mi intención asustarla de veras Christine que lo siento mucho.
- ¿Quién es usted y como sabe mi nombre?
- Soy la persona que ha venido a buscar... puede llamarme... "V".
V tiende la mano a Christine y la levanta del suelo, juntos caminan hacia el salón y se sientan en sillones enfrentados. Christine continua mirando a V con cierta desconfianza mientras que este se muestra natural y sin ningún tipo de prejuicio.
- ¿Como sabia usted que vendría aquí, es decir me esperaba o...?
- No se pregunte cosas que no puede entender, ni yo explicarle. La verdad es que fue usted la que me reclutó hace ya un año y es ahora cuando me ha tocado volver.
- ¿Hace un año? Yo no le había visto en mi vida.
- Cierto, no en su vida presente.
- ¿Como dice? No le entiendo.
- Es muy sencillo Christine trato de decirle que usted me encontrará dentro de un año y que me reclutará para entrar en la liga de hombres extraordinarios, y que me indicará el día, la hora y el lugar al que debo ir.
- ¿Me está diciendo que usted viene del futuro? ¡Pero eso... es imposible!
- Improbable, pero no imposible. ¿Conoce la teoría de la cuarta dimensión?
Continuaron sentados durante horas mientras V explicaba con todo detalle como era posible el viaje en el tiempo. Según V la cuarta dimensión era el mayor descubrimiento de la historia puesto que podrían predecirse desastres naturales y aprender de la historia y de los orígenes de la humanidad y del universo. Una dimensión no es más que un punto que se traslada en un eje, dos dimensiones es un punto que se traslada sobre el eje inicial y que puede a su vez trasladarse lateralmente, es decir, sobre un plano. La tercera dimensión es en la que nos encontramos, percibe lo que son volúmenes y cuerpos de revolución, todo ello basado en una construcción sencilla de base, anchura y altura. Pero la última fue la más compleja de entender, ya que según V, la cuarta dimensión constituía algo no tangible... el tiempo. Y como en los otros casos este era también un eje en el que nos podríamos mover.
- ¿Pero como puede usted mover un objeto en el tiempo?
- Sencillo Christine... imaginase que esto es el objeto deseado. ¿que pasaría si la luz incidiese sobre el más lentamente que como la vemos de costumbre?
- No lo se, ilústreme.
- Pues que no podríamos ver el objeto o lo que veríamos seria una imagen residual de este.
- ¿Entonces su maquina modifica la velocidad de la luz?
- Siendo simplistas... si, en efecto es capaz de modificar la velocidad de la luz y por lo tanto la velocidad del tiempo.
- ¿Siendo así, como es posible que no viajase usted para salvar a la antigua liga del desastre o de prevenirles de los peligros?
- Eso es algo más sencillo de contar. El tiempo que ha sido escrito no se puede modificar. Un pequeño cambio desestabilizaría el espacio tiempo y el presente como lo conoce ahora podría cambiar... piense en lo que pasaría si yo le proporcionase armas de nuestra época al imperio romano... talvez nunca llegaríamos a existir como Inglaterra y talvez nunca llegasen a conocerse nuestros padres... no, Christine el tiempo de la antigua liga ya pasó, ellos tuvieron su momento en la historia y lo vivieron con libre albedrío... ahora nos toca a nosotros vivir el nuestro.
- ¿Pero si usted está aquí no cree que será un poco extraño? Es decir, viene del futuro según me ha dicho... ¿eso no es jugar con el pasado y con sus consecuencias?
- No si nunca he llegado a existir en este lugar y en este tiempo.
Christine contempla atónita a V no comprendiendo bien lo que había querido decir con esas últimas palabras. Los dos se dirigieron hacia la calle donde un carruaje les conduciría hacia el puerto. Su próximo destino, San Petersburgo.
Fin del primer numero.
CORREO EXTRAORDINARIO
Bien, este es el primer numero de la miniserie introductoria de la nueva liga de hombres extraordinarios, en el podemos ver a Christine Daaé la protagonista de "El fantasma de la opera" y a V protagonista de la novela de "La maquina del tiempo"; nuevos personajes se uniran en el proximo numero asi que no os lo perdais ;) se que este numero es un poco corto pero es a modo de introduccion y a mi me gusta mas hacer numeros cortos...
Bueno como siempre para cualquier duda o critica teneis mi mail a vuestra disposición
chipazard@hotmail.com