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Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana...



Star Wars

STAR WARS: ACADEMIA JEDI ANUAL 2007
Jaque en Corellia V
Guión y portada: Ben Reilly
Guía de Personajes

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Anteriormente en Star Wars Academia Jedi: Leia Organa Solo ha recibido un disparo mientras estaba en Corellia. Kara y Ben consiguieron huir hacia las montañas y han encontrado refugio en una misteriosa cueva para encontrarse con una sorprendente revelación. Jacen, Jaina y Tenel Ka han sido rescatados por una extraña chica llamada Shila; mientras tanto en Coruscant, los rebeldes corellianos se han puesto en contacto con el gobierno amenazando con hacer estallar el planeta si no se les otorga la independencia; el Capitán Holden es informado de que los corellianos pueden haberse hecho con el control de otra formidable arme; todos los jóvenes Jedi preparan sus planes para salvar la situación... y ahora la conclusión.

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CORELLIA

Soonah hizo descender lentamente la lanzadera dirigiéndose a Corona, la capital de Corellia. Detrás llevaba a Galen que se había sumido en una especie de trance Jedi de hibernación que le había permitido esquivar todos los escáneres provenientes del planeta que buscaban algún tipo de espía en la lanzadera. El plan era sencillo, Soonah sobrevolaría los bosques a las afueras de Corona y accionaría el dispositivo que desprendería el módulo de Galen. Si el procedimiento se hacía a la altura correcta nadie lo notaría; si lo notaban al menos ambos tenían el consuelo de que el castigo sería rápido.

Hizo descender un poco más la lanzadera hasta que casi volaba rozando las copas de los árboles. Corrigió el rumbo, esperó a que la computadora le mostrase la altitud requerida y soltó el módulo.

- Que la Fuerza te acompañe

Asió los mandos con fuerza y se preparó para encontrarse con sus antiguos jefes a los que iba a traicionar para ayudar a aquellos que una vez juró destruir

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- ¿Has oído eso? -preguntó Ben-.

- No he oído nada.

Ben indicó con la mano a Kara que se escondiera detrás del tronco de un árbol caído. Estaba seguro de haber oído algo pero entre la densa maleza y la niebla de primera hora de la mañana no se podía distinguir nada. Ben cogió su sable láser en la mano y automáticamente Kara desenfundó su bláster.

- Vamos a comprobarlo.

- Claro... ¿Vamos? ¿Tú y yo? -dijo dejando claro que prefería seguir su camino sin distracciones potencialmente peligrosas-.

Los dos avanzaron lentamente con Ben a la cabeza. Intentó expandir sus sentidos Jedi pero estaba demasiado nervioso, toda aquella situación le daba muy mala espina. Por si fuera poco, el nerviosismo de Kara estaba empezando a afectarle a él también, nublando sus sentidos con su presencia. Todo era demasiado confuso, los árboles parecían acercarse cada vez los unos a los otros, Kara y él estaban demasiado juntos, casi podía sentir las gotas de sudor de su compañera sobre su espalda, sentía claustrofobia. Resistió el impulso de avanzar con el sable láser encendido pues aunque podría avanzar más rápidamente cortando la maleza y desviar algún posible disparo el tenue siseo de la hoja láser valdría para delatar su posición.

Siguieron avanzando hasta que Ben tropezó con algo, al principio pensó que era una roca pero luego descubrió un cilindro no mucho mayor del tamaño de un hombre adulto.

- ¿Un sarcófago? -preguntó Kara-. He oído que algunas culturas lanzan a sus fallecidos al espacio en sarcófagos como este y luego caen en planetas.

Ben observó los alrededores.

- Apenas hay destrozos. Esto no ha caído del cielo, ha aterrizado.

- ¿Había algo dentro?

- Alguien más bien.

El corazón de Ben casi se detuvo con la impresión pero su cuerpo reaccionó a tiempo para girarse en dirección de quien había hablado mientras su dedo se deslizado sobre el activador del sable láser.

Pero no había peligro alguno.

- Galen -dijo Ben apagando el sable láser y soltando un suspiro-.

- Tienes que controlar mejor tu miedo. De haberlo hecho podrías haber sentido mi presencia hace un rato.

- Lo siento. Han sido un par de días muy estresantes.

- Y que lo digas

- Pero al menos ahora han llegado las tropas -se emocionó Kara que por primera vez vio una posibilidad de salir de ahí con vida-. ¿Dónde está el resto del contingente?

- Lo tienes delante. Soy todo lo que la Nueva República va a enviar.

- Estamos condenados.

- Gracias por la confianza. Tenéis que explicarme lo que ha ocurrido, a penas si tenemos información de dentro del planeta.

Ben comenzó a relatarle todo lo que les había ocurrido: el ataque a la caravana de la Canciller, la posterior huída, la cueva que habían encontrado, Ebrihim y el reactor...

- Ese campo de fuerza... ¿lo tienen activado ya?

- No -dijo Ben-. Ni siquiera tienen localizada la cueva. Ebrihim dijo que les retrasaría lo más que pudiera pero que probablemente hoy encontraría la cueva y activarían el campo.

- Pero no pueden irse con el planeta a otra parte.

- Aún no.

- Una buena noticia al fin.

- Mi plan era conseguir una nave y meter a Kara en ella antes de que activasen el campo.

- ¿Qué? Pensaba que nos íbamos a ir los dos.

- Mi familia está aquí, no puedo dejarles a su suerte. Tú no tiene ese problema.

- ¿Qué crees que soy? ¿Una cobarde? Si tú te quedas yo también.

- Vaya, no sabía que te importase tanto.

- Y no lo haces. Pero saber que tú eres la única esperanza de rescate de la Canciller me da escalofríos.

- ¡Eh! Al menos yo...

- Ejem... chicos -interrumpió Galen sonriendo-. Este no es realmente el momento. Hay que decidir qué hacer.

Galen revisó la situación. Ben y Kara sólo tenían un sable láser y un bláster lo que reducía el total de su equipo a dos sables láser, un bláster, un par de respiradores, unos macrobinocolares y un par de transmisores. No era gran cosa. En circunstancias normales habría mandado a Ben y a Kara a defender la cueva, que había pasado a ser un punto clave en todo el conflicto, pero con tan poco material era poco más que una misión suicida. Tampoco podía mandarles solos a por la Canciller por la misma razón y si intentaba sacarles del planeta llamaría demasiado la atención y después le sería imposible llegar hasta la Canciller. Realmente sólo había una alternativa.

- Escuchadme. Hay un destructor en órbita, el Ugana. Si tenemos suerte y rescatamos a la Canciller y al resto de tu familia estaremos a salvo. Si coordinamos bien nuestros movimientos el Ugana podrá hacer descender un contingente de tropas mientras nosotros rescatamos a la Canciller y proteger la cueva.

- ¿Pero y la bomba de Coruscant?. La harán explotar.

- Activaremos el campo. Sin hiperespacio las comunicaciones estarán restringidas a velocidad subluz. La orden de detonación tardará años en llegar a Coruscant y la Quinta Flota sólo unos meses hasta llegar a Corellia. Con el Ugana en órdita podremos proteger la cueva, ellos no tienen ninguna nave con capacidad para destruir un destructor. Será cuestión de tener paciencia y jugar bien nuestras cartas.

- Es una locura -dijo Kara-. Estás suponiendo que podemos rescatar a la Canciller sin ser detectados y que en ese momento el Ugana mande sus tropas de tierra para tomar posesión del escudo y lo levante antes de que el Diktat pulse un simple botón que hará estallar la bomba.

- Ahí entrará a jugar parte vuestro amigo Ebrihim. Volveremos a por él y le indicaremos que active el escudo a nuestra señal.

- ¿Por qué no activarlo ya? -preguntó Ben-.

- Podrían matar a la Canciller si notan que no están en posesión de la cueva.

- Entiendo.

- Y ahora en marcha. Tenemos que encontrar a vuestro amigo y volver a la capital cuanto antes.

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Leia abrió los ojos. Se sentía mareada y bastante débil. Estaba se la habitación del Palacio del Diktat pero lo último que recordaba era estar en la caravana cuando... ¿hubo un disparo? ¿Estaban bien los niños? ¿Había notado un vació en la Fuerza? ¿Ysalamiri1? Intentó incorporarse pero un fuerte dolor en el pecho impidió que se levantara.

- Eh tranquila. Tómatelo con calma

Su marido, Han Solo, estaba con ella. Le acercó un vaso de agua que ella bebió con alguna dificultad mientras todavía intentaba aclararse la cabeza.

- ¿Qué ha pasado?

- Te dispararon. Has estado inconsciente desde entonces. Los niños lograron escapar tranquila pero deberías apurarte y hacer esos trucos Jedi para curarte; tenemos que irnos de aquí pronto.

- ¿Los ysalamiri?

- Me he encargado -dijo Han señalando un par de jaulas con los animales derrumbados-. Ya sé por qué insistes tanto en que lea.

- Así que tenemos un plan de huída.

- Sí, para el mediodía, cuando traigan la comida y vean a esos ahí tirados.

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Soonah abrazó a su maestro, Gozniak, el líder de su clan mandaloriano. ¿Cómo podía traicionarle cuando el y los otros le habían criado desde pequeño? Todo lo que era se lo debía a ellos. Y la Nueva República y los Jedi eran el enemigo. Podía haber nacido en Alderaan pero ahora era un mandaloriano. Lo que le había pasado a su planeta era una tragedia pero ¿estaba dispuesto a entregar a sus amigos para que no se volviera a repetir? Destruir Coruscant, miles de millones de víctimas sobre su conciencia pero era parte trabajo que les habían encomendado y ellos siempre cumplían su contrato... además, casi no recordaba Alderaan.

- ¿Y Jaster?

- Ha tenido que irse por motivos de seguridad -dijo Gozniak mientras le acompañaba al interior de palacio-. Me alegra de que estés aquí, pensé que te habíamos perdido.

- Yo también lo llegué a pensar.

- Tengo que enseñarte el Destructor que hemos robado, es una maravilla.

- ¿Destructor?

- Sí, un proyecto secreto de la Nueva República. Serán unos blandos pero saben hacer una nave digna del mismísima Mandalore.

- Eso es... genial.

- Sí que lo es pero tengo otra sorpresa para ti.

Gozniak saludó a dos guardias e hizo que le abrieran la puerta de acceso a una habitación donde una mujer se encontraba suspendida en el aire mediante un campo de fuerza.

- Es una agente de la INR2 La encontramos hace un par de días, nuestras fuentes dicen que se llama Kalenda. No la hemos tocado aún, hemos estado demasiado ocupados con este "revolución". Pero ahora creo que ha sido una suerte, ahora podrás vengarte de todas las torturas que esos perros de la Nueva República te han hecho pasado -dijo mientras le pasaba un látigo láser encendido-.

- Oh sí.

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Tal y como Shil había planeado, el fallo en los sistemas del palacio del Diktat había resultado en una llamada para que los arreglase. Shila consiguió arreglarlo para que le permitiesen llevar compañía, al fin y al cabo no tenían porqué sospechar nada de ella, su hermano era un verdadero "patriota"

Shil había logrado conectarse al sistema de seguridad del edificio por tanto ahora tenía acceso a toda la serie de sensores internos del palacio. Con esa ayuda fueron esquivando a los distintos guardias hasta llegar donde estaban retenidos Leia y Han.

- Yo ya he hecho mi parte -dijo Shil-. Ahora es vuestro turno.

- Son tres guardias en esa puertas -dijo Tenel Ka-.

- Habrá otros tres en la otra puerta de acceso. Hay que evitar hacer ruido.

- Eh... viene alguien -advirtió Jacen-.

Los cuatro jóvenes se metieron en el cuarto más cercano dejando una pequeña abertura en la puerta para poder ver lo que pasaba. Al parecer era la hora de la comisa pues un camarero empujaba un carrito repulsor con varias bandejas. Los guardias comprobaron sus credenciales y acto seguido abrieron la puerta y le acompañaron al interior dejando tan sólo un guardia en el exterior. Los cuatro jóvenes se miraron, sonrieron maliciosamente y salieron del cuarto avanzando hacia donde estaba el guardia que les vio perfectamente.

- Eh vosotros, ¿qué hacéis aquí? Esto es una zona restringida.

- Venimos a reparar el sistema de datos -dijo Shil-. Pero creo que nos hemos perdido.

- Quiero ver vuestros permisos -dijo el guardia cuando los cuatro ya estaban a su altura-.

- Por supuesto -dijo Tenel Ka mientras sacaba una tarjeta de su bolsillo lentamente-. Aquí tiene.

Cuando el guardia se aproximó para cogerlo Tenel Ka actuó. Golpeó rápidamente al guardia en la garganta haciendo que éste instintivamente se llevase las manos a la zona desprendiéndose de su arma en el proceso. Luego para rematarlo Tenel Ka saltó lo justo para propinarle una patada giratoria en toda la cara que lo dejó sin sentido.

- Eso ha sido impresionante -dijo Shila-. ¿Vosotros también podéis hacer eso?

- Oh... bueno... nos soltamos la clase de amazonas guerreras.

- Me tomas el pero, ¿verdad?

- Sólo un poco.

- Concentrémonos -les reprendió Tenel Ka-. Aún quedan dos guardias dentro y...

La puerta de la habitación se abrió. Los cuatro jóvenes dieron un paso atrás del susto, les habían pillado con la guardia baja. Afortunadamente para ellos, fueron Han Solo y Leia los que salieron por la puerta portando las armas de los ahora inconscientes guardias.

- ¿Jaina? ¿Jacen? ¿Qué hacéis aquí? -preguntó Leia-.

- Ummm... ¿rescataros? -contestó Jacen-.

- ¿Parecemos necesitar un rescate?

- ... ¿Toda ayuda es poca?

- Hablaremos de esto más tarde, SERIAMENTE. Sabéis perfectamente el protocolo para este tipo de situaciones -dijo Leia visiblemente enfadada aunque orgullosa en su interior-. ¿Cómo habéis entrado?

- Shil nos consiguió unos pases de seguridad -dijo Jaina-. Y luego nos condujo hasta aquí.

- Buen trabajo -la felicitó Han-.

- No debería darme las gracias tan alegremente.

- ¿Eh?

- Es una larga historia -cortó Jaina3-.

- ¿Cómo pensabais sacarnos de aquí? -preguntó Han-.

- Robando una nave -contestó Jacen-.

Han se encogió de hombros y miró a su esposa sonriendo.

- Parece sencillo.

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- Ahí está -dijo Galen-. El palacio del Diktat, ahí es donde retienen a la Canciller y al General Solo.

- ¿Estás seguro? -preguntó dudando Kara-.

- Tengo un contacto dentro. Me habría avisado de no estar allí.

- ¿Entonces qué hacemos?

- Voy a ir a rescatar a la Canciller. Vosotros os encargaréis de encontrar una vehículo para huir. Pero no os arriesguéis demasiado, no quiero llamar la atención demasiado ni que salgáis heridos ¿entendido?

- Claro -dijo Ben-.

- Eh -les advirtió Kara señalando con el dedo hacia la puerta del palacio-. ¿Por qué están entrando todos los soldados dentro del edificio?

- Oh... oh

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- ¿¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PARECE SENCILLO!!!!!!!!!!?

Leia gritaba tan alto para hacerse oír entre el ruido de los disparos de bláster que los habían arrinconado en las cercanías de un turboascensor.

- Puede que sencillo no haya sido la palabra adecuada.

- ¡Tus planes de fuga siempre acaba igual!

- El cerebro son ellos encanto -dijo señalando a los chicos mientras no paraba de sonreír-.

- Ya pensabas en escaparte antes de que apareciesen -le contestó su esposa-.

- No te quejes. ¿Esto no te recuerda a los buenos viejos tiempos?

- ¡Preferiría ver esos tiempos en un museo!

- Princesa, la ira lleva al Lado Oscuro o algo de eso.

Leia gruñó mientras devolvía el fuego.

- Si no morimos de esta juro que te haré pasar por todos los seminarios habidos y por haber del ejército sobre planes de fuga.

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Soonah escuchó el ruido producido por los disparos. No estaban lejos de ahí. Kalenda seguía suspendida esperando a ser torturada. Gozniak había abandonado la habitación anteriormente.

- No te saldrás con la tuya -dijo Kalenda-.

- ¿Eh?

- Por mucho que te quedes quiero y esperes no me pondrás nerviosa.

- ¿Eh?

- Es una técnica de tortura psicológica muy básica. Dejas que el sujeto se ponga nervioso esperando y sin hacer...

Las ataduras magnéticas de Kalenda desaparecieron y cayó al suelo al no estar preparada.

- Esos disparos no pintan nada bueno para tu gente.

- ¿Eres de la INR?

- ... digamos que estoy a prueba.

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Han agachó la cabeza justo en el instante en el que una ráfaga láser hizo saltar varios trozos de la pared. El antiguo contrabandista se resguardó y respiró profundamente mientras miraba a su mujer.

- Estamos atrapados -dijo Han-. Tenemos que retroceder y encontrar otro camino.

- Ese turboascensor es el único camino hacia los hangares -dijo Shil-.

- Robaremos la nave en cualquier otra parte, volvamos sobre nuestros pasos y...

De pronto escucharon una explosión al otro lado. Han miró a sus hijos buscando una explicación pero estos estaban tan sorprendidos como él. Se asomó por la esquina para ver a una mujer y a un mandaloriano pasar por entre los cuerpos de los guardias.

- Os hemos limpiado el camino -dijo Kalenda-.

- Ya era hora de que apareciese -dijo Han un poco molesto-. Le había encargado la seguridad de mi familia4

- He tenido algunas dificultades.

- ¿Y él?

- Está con nosotros.

- Perfecto. Larguémonos de aquí cuanto antes.

Todos entraron en el turboascensor que comenzó su ascenso hacia los hangares. Dentro, todos estaban callados, casi conteniendo la respiración. Han sabía lo que estaba pensando su mujer en aquel mismo instante, no sabían nada de Ben, Anakin o Ana. Los tres podían estar capturados en otro lugar y si Han y Leia conseguían escapar, la situación podría terminar trágicamente. Pero no había otro remedio que arriesgarse, la República no podía tener a su Canciller bajo arresto y por mucho que les doliese a ambos, tenían que salir del planeta. Han también pudo notar que sus hijos estaban preocupados y decidió alegrar un poco el ambiente.

- Chicos, ahora vas a ver cómo hacíamos las cosas en los viejos tiempos.

El turboascensor llegó a su destino. La doble puerta se abrió y justo delante se encontraron con un pelotón apuntándoles con sus armas.

- Oh

- Igualito que en los viejos tiempos -musitó Leia-.

- Dejad vuestras armas en el suelo -dijo uno de los guardias mientras apuntaba amenazante con su arma-.

Tenel Ka tensó sus músculos preparándolos para actuar pero Leia le tocó suavemente el brazo mientras negaba con la cabeza.

- Nos rendimos -dijo Leia-.

- ¿Ah sí? -preguntó Han con cara de incredulidad mientras miraba a su esposa. Ésta no la miraba a él si no justo detrás de los soldados-. Oh sí, nos rendimos... tomen nuestras armas -dijo mientras hacía ademán de entregarle el bláster.

Un destello blancoazulado cortó la mano del guardia. Ben Skywalker había saltando desde uno de los laterales del hangar hasta interponerse entre el turboascensor y los guardias. El guardia calló al suelo gritando de dolor. Los otros guardias retrocedieron unos pasos.

- ¡Quieto! ¡Apaga ese sable láser ahora mismo o abrimos fuego!

- Veamos si podéis atravesar mi defensa.

- ¡¿Qué?! Si eres sólo un crío.

- Te equivocas, soy sólo una distracción.

Antes de que los guardias pudieran preguntarse de qué demonios estaba hablando Galen cayó desde las alturas justo en el centro de su formación y con un espectacular giro de 360 grados su hoja blancoazulada logró acabar con los guardias.

- Buen trabajo, chico pero ¿cómo habéis llegado hasta aquí? -preguntó Han-.

- Por los conductos de la trituradora de desperdicios -dijo Ben mientras miraba los lamparones de su ropa-.

- La trituradora de desperdicios ¿eh? Deben de hacerlas menos seguras que antes -dijo Han-.

- Debemos movernos -dijo Galen-. La situación se ha vuelto muy peligrosa Canciller, tenemos poco margen.

- Vayamos hacia las lanzaderas -dijo Leia-.

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Zatsh, Diktat corelliano, se quedó perplejo en cuanto llegó el informe de seguridad que explica la fuga de la Canciller y el Capitán Solo. De hecho sus manos habían empezado a temblar descontroladamente. Gozniak, el mandaloriano, le miraba con desprecio.

- Estamos acabados -dijo el Diktat corelliano-.

- Varios de nuestras naves han salido en persecución de la Canciller. Debería haber dejado que los mandalorianos nos encargáramos de la protección del Palacio

- Pero llegará al Ugana y saltará al hiperespacio. Debemos detonar la bomba

- ¿Está loco? Si detonamos la bomba perderemos nuestra última carta. Salga hacia el X-3035 inmediatamente, está listo para el combate. Nos reuniremos en la nave.

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Los disparos de los cazas mandalorianos, casi todos naves de transporte de tropas, hacía que la lanzadera se moviera más de lo necesario y que Han tuviera que utilizar toda su pericia para mantener un curso ascendente que los sacase de la atmósfera.

- Siento que nuestra suerte está cambiando -dijo Han-.

- Cariño, siguen disparándonos -le recordó Leia que estaba sentado en el asiento del copiloto-.

- Sí, pero podrías haber sido cazas de combate, los transportes de tropas son rápidos y maniobrables pero normalmente carecen de armamento pesado.

- Ebrihim... ¿me escuchas? -dijo incesantemente Ben por el comunicador que emitía demasiada estática-. Parecen estar interviniendo las comunicaciones.

- Creo que puedo hacer algo -dijo Shila mientras manipulaba los mandos de comunicación de la nave-. Ahora deberías contar con la potencia de señal de la nave.

- ¿Ebrihim?

- ¿Ben? ¿Eres tú? Te oigo muy mal -dijo la apagada voz de Ebrihim desde el comunicador-.

- Los rebeldes están interviniendo las comunicaciones. Escucha, Ebrihim, tienes que encender el campo ya. Estamos yendo hacia el Ugana.

- Eh sí, Ben, me tengo que hay un problema.

- ¿Qué problema?

- No soy capaz de activar el campo, los controles parecen diferentes a los de Centralia.

De pronto se hizo el silencio en la nave.

- Con que nuestra suerte estaba cambiando, ¿eh?

- Chewie no protesta tanto -se quejó Han-.

- ¿Qué ocurre con los controles Ebrihim? -insistió Ben-.

- No lo sé, realizo la secuencia correctamente pero no ocurre nada. Puede que se trate de un cortocircuito o que haya que variar la secuencia para cada uno de los planetas.

- Oh... tenemos un problema -dijo Ben-.

- Quizás Shila pueda ayudar -dijo Jaina-. Se le da bien la maquinaria y las computadoras.

- ¿Incluso los repulsores espaciales de hace millones de años con tecnología que no habíamos visto hasta el momento? -preguntó Ben-.

- No sé, pero hizo que toda la Quinta Flota hiciese un salto al hiperespacio a la vez.

Todos miraron de pronto a Shila que se acurrucó en su asiento.

- Menos mal que no eres mi relaciones públicas.

- Cambio de rumbo entonces -dijo Han mientras uno de los disparos hacía que perdiese momentáneamente el control de la lanzadera-. Pero esos de ahí atrás, no creo que se relajen por nuestro cambio de planes.

- Holden, aquí Galen. ¿Me recibes?

- Galen, ¿habéis cambiado el rumbo?

- Es una larga historia. Pero necesitamos tu ayuda, nos persiguen.

- Aquí arriba estamos ahora un poco ocupados, pero haré lo que pueda.

- Necesitaremos tropas para defender la cueva.

- Haré lo que pueda.

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Holden cortó la comunicación y volvió a atender a Ta´Ham, su primer oficial a bordo del destructor Ugana que era el único componente de la Quinta Flota que se había quedado rezagado por pura suerte.

- Lanza las tropas de ataque y cazas para que escolten la lanzadera de la Canciller -le ordenó Holden-. ¿Dónde se encuentra el X-303?

- Si seguimos en esta órbita podremos evitar el contacto directo... pero la lanzadera de la Canciller podría verse expuesta a un bombardeo desde la órbita.

Holden suspiró.

- Este es el tipo de suerte que tengo últimamente -dijo antes de volver a sentarse en la silla del capitán-. Cambio de rumbo -ordenó-. Preparados para el combate.

Ta´Ham se acercó a consultarle.

- Señor, si las especificaciones que la General Vedra le proporcionó son ciertas. ¿Qué posibilidades tenemos?

Holden repasó el informe que la General Vedra le había permitido ver: nuevo destructor, casco y escudos reforzados, dos armas de gran calibre una pensada especialmente para acabar con naves capitales, lo único que no estaba en funcionamiento óptimo eran los motores subluz pero ahora que tenía que enfrentarse cara a cara no sabía de qué iba a servirle eso.

- Bueno comandate, eso está por ver.

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Gozniak observó con sorpresa cómo la lanzadera donde iba la Canciller variaba el rumbo e interrumpía su curso ascendente para volver a la atmósfera del planeta e internarse en él. Incluso el mandaloriano que copilotaba la nave con él estaba perplejo.

- ¿Algún tipo de maniobra de distracción? -sugirió el copiloto-.

- Tienen una nave en órbita lista para saltar al hiperespacio y saben que no podemos impedírselo... ¿a qué esperan?

Nada de aquello tenía sentido.

- Están descendiendo cerca de aquellas montañas -dijo el copiloto mientras la alerta de los sensores-. Cazas enemigos y transportes de tropas -señaló en la pantalla del sensor-. Querrán iniciar un contraataque cuanto antes.

- Saben lo de la bomba y si la hubieran encontrado ya tendríamos a la Quinta Flota sobre nuestras cabezas. No, tienen un plan pero ¿qué hay ahí? -de pronto Gozniak tuvo una idea y consultó la base de datos. Tenía razón-. Han encontrado la sala de control del repulsor planetario.

- ¿Qué? Eso es imposible.

- Pues lo han hecho. Si activan el campo de interferencia hiperespacial no podremos activar la bomba -dijo mientras contactaba con el X-303-. Zatsh, tenemos problemas serios. Utiliza el X-303 para bombardear las coordenadas que te envío.

- No puedo, el Ugana se está aproximando para interceptarnos.

- ¡Pues deshazte de él! Tienes un Destructor cuatro generaciones superior, bárreles del cielo y avísame cuando estés listos para iniciar el bombardeo.

- De acuerdo.

- Avisa a la capital, necesitaremos refuerzos para atacar esa cueva.

Todavía no podía creerse que todo se estuviese torciendo tanto por culpa de unos críos y sus padres.

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Han hizo cómo pudo para hacer descender la lanzadera entre los árboles. Todo el grupo salió corriendo de la nave mientras oían a los lejos cómo las otras lanzaderas también se estaban abriendo pasa para descender.

- ¡Tenemos que llegar a la cueva cuanto antes! -gritó Leia mientras se aseguraba de que nadie se quedaba atrás-.

Llegaron a la entrada de la cueva cuando ya podían oír los primeros intercambios de disparos entre las tropas corellianas y las tropas del Ugana. Ebrihim les estaba esperando en la entrada, agazapado mientras sostenía temblorosamente un bláster.

- Menos mal -dijo el pequeño drall al verles-. Temía tener que enfrentarme yo mismo a las tropas.

- Hemos venido en cuanto hemos podido -dijo Ben-. Esta es Shila, ella es quien pueda ayudarnos.

- Bien, Shila y Ebrihim entrad dentro y activar como podáis el campo -les ordenó Han-. Leia, con ellos... lo sé, lo sé, pero estás herida y tus fuerzas flaquean por el esfuerzo, quédate dentro con ellos y no salgas.

- Pero sólo por esta vez. Tened cuidado, todos. Que la Fuerza os acompañe -y entró en la caverna-.

- Los demás protegeremos la entrada -dijo Han-.

- Está demasiado expuesta para usted y el resto de no Jedi -dijo Galen-. Los demás podemos arreglarnos con los disparos.

- ¿No podemos cerrar la caverna? -le preguntó Han a Ben-.

- Usé la Fuerza para abrirla pero no pude cerrarla de nuevo.

- Apostaos en los laterales, tras esas piedras -le sugirió Galen a Han señalando unas piedras que podrían servirles como escudo contra los disparos de los corellianos. También le entregó el comunicador-. Intente contactar con las tropas del Ugana para que nos proporcionen apoyo adicional.

- De acuerdo. Yo me colocaré a la izquierda, Kara y Kalenda id a la derecha.

- Jacen, Tenel Ka con Kara y Kalenda. Ben, Jaina id con el General Solo y Soonah. No salgáis a campo abierto a no ser que alguien se acerque demasiado a la entrada de la cueva.

- ¿Qué harás tú?

- Aprovecharé la maleza para esconderme e intentar sorprender al mayor número de tropas y... ¡cuidado!

De pronto una granada explotó justo al lado de donde estaban. Todos salieron volando por los aires y cayeron al suelo excepto Galen y Ben al que el primero había conseguido agarrar y apartar de la onda expansiva de la explosión. Vieron como dos docenas de soldados se acercaban.

- Ponte a mi espalda -le dijo Galen-. Y tranquilízate, recuerda tu entrenamiento, deja fluir la Fuerza, actúa por instinto.

- Vale -dijo Ben no muy convencido en cuanto vio que los soldados le rodeaban-.

- Escúchame, podemos lograrlo, ellos son más pero nosotros tenemos la Fuerza de nuestro lado. Visualízalos en tu mente, percibe sus intenciones, sabes cuál quiere disparar, cuál va a hacerlo y cuál va a representar un peligro para nosotros, céntrate en ellos y desvíalos.

- No sé si podré.

- Puedes hacerlo, es tu entrenamiento básico.

- Nos rodean, son demasiados.

- Un disparo, dos disparos, trescientos disparos son lo mismo. Concéntrate, llama a la Fuerza y ella te guiará.

- Bonito discurso -dijo Gozniak-. Pero no sé qué puede hacer un crío contra 24 soldados y un mandaloriano.

- No le escuches. Sólo intenta hacer que dudes de tus capacidades. Puedes hacerlo.

- No dejes que las palabras de un... ¿y tú quién eres a ver?

- Me llamo Galen.

- ¿El aprendiz de Kyp Durron?

- Ya no.

- ¿Te has graduado al fin? Vaya... eso sí que es una sorpresa.

- Aún no soy un Jedi.

- Oh vaya. Chico -dijo refiriéndose a Ben- quizás deberías buscarte a otro para que te cubriera a las espaldas. Me he cargado a Maestros Jedi mucho más impresionantes que este... padawan.

- Si crees que puedes contra mi, ¿qué tal un uno contra uno?

- Buen intento... pero no voy a picar. Sin embargo os daré una oportunidad, tirad los sables láser al suelo y dejadme pasar dentro de esa cueva.

- No podemos hacer eso.

- Entonces es hora de que muráis.

- Concéntrate Ben. Recuerda, un Jedi es formidable solo pero dos Jedi juntos pueden contra un ejército.

- ¿Y qué hay de los demás? -preguntó mirando a sus familiares y amigos-. Están inconscientes.

- Sólo podemos mantenerles vivos si nosotros lo estamos.

- No sé si estoy listo.

- Escúchame, estés listo o no ellos van a disparar así que es mejor que hagas todo lo posible para estar listo. Te necesito para salir de esta y tu familia también.

- Esto es una pérdida de tiempo -dijo Gozniak-. Matadles.

- Concéntrate Ben, libera tu mente de dudas, sólo son disparos de bláster, lentos disparos de bláster...

- ¡Fuego!

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Los primeros disparos comenzaron a caer sobre los escudos de ambas naves capitales. El X-303 y el Ugana intercambiaban un espectacular festival de luces uno sobre el otro haciendo que la noche eterna de la galaxia se iluminase.

- Estado de los escudos -dijo Zatsh-.

- Operativos y al 100%

- ¿Armas?

- Turbolásers y cañones de iones en perfecto funcionamiento. El láser de amplio espectro no está operativo. Cañón cuántico listo para abrir fuego.

- Enseñémosles a nuestros enemigos lo que puede hacer su nave.

- Cargando cañón. Energía al 25% y subiendo... 35%...40%...55%... 70%... Carga completa, preparados para disparar.

- Fuego

Un haz azul se formó en la triangular proa del X-303 y salió disparado hacia el Ugana. La energía recibida por los escudos de la nave fue demasiada, sobrecargando varias de las consolas del puente que estallaron lanzando a sus operarios por los aires. A su vez, la red de energía principal se sobrecargó por un momento haciendo desaparecer las luces de toda la nave aunque el flujo se reinstauró apenas unos segundos después.

- ¡Informe de daños! -ordenó Holden-.

- ¡Sobrecarga en la red principal! -dijo Ta´ham, el primer oficial-. Potencia de los escudos... al 60%

- ¿Qué?

- 60% señor.

- Un 40% de un solo disparo, da gusto saber que los ingenieros de la Flota saben hacer su trabajo diseñando armas. Desvía energía de los motores a los escudos.

- ¡Otro disparo!

De nuevo el haz azul del X-303 se estrelló contra los escudos del Ugana provocando una nueva sobretensión. Esta vez fue la gravedad artificial la que sufrió una desconexión momentánea.

- ¡Escudos al 30%! Tenemos que retirarnos, no podemos hacer nada contra ese arma.

- Negativo, no podemos abandonar a su suerte a la Canciller.

- Moriremos. Enviemos una señal a la Quinta Flota para solicitar su ayuda, la Flota entera podrá contra esa nave.

- En cuanto vean que la Flota se despliega sobre Corellia harán saltar por los aires Coruscant. Esto es igual que contra los B´Sessn, es una lucha demasiado desigual.

- Puedo preguntarle cómo se las arregló entonces para derribar sus naves.

- Contando con el factor sorpresa, un montón de suerte y explotando sus debilidades.

"¿Pero qué debilidades tiene esa nave?" pensó Holden "Sólo sus motores no están operativos pero ¿cómo puedo explotar eso a mi favor?"

- ¡Disparan de nuevo!

- ¡Agarraos!

El haz azul del X-303 se volvió a estrellar contra los escudos del Ugana. Éstos lograron disiparlo una vez más pero la sobretensión fue demasiada. Pequeños destellos iónicos rodearon los escudos hasta consumirlos del todo.

- ¡Los escudos han caído! -gritó medio desesperado Ta´ham-.

"¿Qué podía hacer" pensó Holden que no encontraba una solución a la situación.

- La nave enemiga ha dejado de disparar. Su capitán solicita hablar con usted, señor.

- Interrumpa el fuego de nuestros turbolásers. Póngalo en el holoproyector.

La imagen tridimensional del Diktat corelliano Zatsh se formó, sonreía ampliamente.

- Les sugiero su inmediata rendición -dijo Zatsh-. De lo contrario serán destruidos.

- Corta la comunicación -le ordenó Holden a Ta´ham-.

- Señor, debería ordenar abandonar la nave.

- No pienso abandonar a la Canciller a su suerte. Tenemos que aguantar todo lo que podamos hasta que...

El puente de mando se sumió en un tétrico silencio esperando lo inevitable. La muerte de todos los tripulantes de la nave era cuestión de tiempo.

- ¿Por qué tardan tanto? -preguntó Holden-.

El X-303 volvió a disparar. Esta vez no había escudos. El haz azul atravesó limpiamente el casco del Ugana de lado a lado. Las explosiones se produjeron dentro de la nave cerca de la zona afectada pero extrañamente, el rayo no había tocado ningún punto vital.

- ¡Brecha en el casco! -informó Ta´ham-. ¡Recibo informe de todas las secciones solicitando ayuda inmediata! -Ta´ham golpeó su panel de mando-. Podrían habernos destruido si hubieran apuntado a una sección vital ¡Se están divirtiendo con nosotros!

- Han tardado más que antes en disparar -dijo pensativo Holden-. Un arma como esa necesita acumular una gran cantidad de energía para disparar y el tiempo va en aumento. Puede que su red principal todavía no esté preparada para semejante flujo y esté acusando el combate continuo, por eso están tardando cada vez más entre disparos.

- Sí -admitió Ta´ham-. Pero sólo necesitan un disparo más.

- Pero tardarán más en hacerlo, son... lentos -dijo recalcando la última palabra-.

- No hay forma de recuperar los escudos en unas horas. Sólo podemos irnos.

- No... aún hay una oportunidad -dijo mientras acaba de formar el plan que se le acababa de ocurrir y se levantaba de su asiento-. ¡Redirige toda la energía a los motores subluz, soporte vital, armas, escudos, pásalo a los motores!

- ¿Pero qué...?

- ¡Tú hazlo! Timonel... establece rumbo de colisión.

- Si piensa lanzarnos contra el X-303 deberíamos abandonar la nave.

- No, necesito que cada hombre esté en su puesto -dijo Holden-.

- La nave está virando para esquivarnos -informó el Timonel-.

- Corrige nuestro rumbo, quiero embestirles de frente.

- Si consiguen dispararnos -empezó a decir Ta´ham-.

- Intentan esquivarnos, no la tienen todas consigo para disparanos.

- ¡Sus baterías turbolásers abren fuego!

- Seguimos adelante -dijo Holden mientras escuchaba cómo los impactos de los turbolásers iban destrozando la carcasa de plastiacero que cubría el Ugana-.

- Brechas en las cubiertas...

- ¡No quiero oírlo! Reduce la velocidad en un 50% -dijo Holden mientras veía cómo las proas de las dos naves se acercaban-. Reduce la velocidad a un 1/3 superior a la velocidad del X-303.

El X-303 ocupaba ya casi toda la visión del puente de mando sirviendo Corellia como único fondo.

- Reduce la potencia a un 5% superior a la del X-303 -ordenó Holden-. Preparaos para el impacto.

Las cascos de las dos naves chocaron. El brusco chocque hizo que la mayor parte de la tripulación saliese lanzada por los aires, varias de las consolas de la nave simplemente explotaron, secciones enteras de ambas naves se vieron expuestas al vacío. La mayor potencia del Ugana facilitó que ésta atravesase el casco más resistente del X-303 hasta que, llegado a la mitad de la nave, el empuje no fue suficiente y las dos naves quedaron ensartadas.

Holden no había podido aguantar en su silla de mando y había salido disparado. Su cabeza le dolía y notaba un hilo de sangre salir de ella. El puente de mando había quedado tan sólo iluminado por la luz rojiza de las luces de emergencia, había heridos y muertos por todas partes y una espesa humareda causada por las explosiones que impedía ver y respirar adecuadamente. Con esfuerzo, Holden se puso de pie, resistió un leve mareo y volvió hacia su silla de mando.

- ¿Ta´ham?

- Cof cof cof... sí, señor, estoy aquí.

- Avisa a seguridad, que protejan las zonas más vulnerables de la nave, no queremos que nos aborden. Timonel, ¿timonel?

- Aquí... señor -dijo mientras se reincorpora a su puesto de mando, tenía una fea herida en el pecho-.

- Aumente la velocidad -dijo Holden-. Vamos a empujarles hasta el planeta. Con cuidado.

- Sí, señor.

Cuando los motores del Ugana entraron de nuevo en funcionamiento la nave entera pareció crujir con el esfuerzo de moverse. Poco a poco, el Ugana, enganchado ahora al X-303 fue empujando a éste contra la atmósfera.

- Mensaje del X-303 -dijo Ta´ham-. Sólo audio.

- Pásalo.

- ¿Quiénes se creen que son? -bramó la voz de Zatsh-. Pagarán por esto, volaremos Coruscant en pedazos.

- ¡Velocidad máxima! ¡Ta´ham, informa a Coruscant y a la Quinta Flota de la situación!

- Sí señor -dijo mientras manipulaba su consola-. Señor, no puedo contactar con ninguno.

- ¿Qué ocurre?

- No lo sé señor, el sistema de comunicaciones funciona a la perfección pero no consigo mandar la onda portadora hiperspacial.

- El campo de interferencia... lo han activado -dijo Holden-. La señal nunca llegará a Coruscant a tiempo. Prepara un equipo de táctico de asalto, tenemos que recuperar el control del X-303.

"Todo ha acabado por fin" pensó

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Ben todavía no comprendía lo que había pasado. En cuanto Gozniak había ordenado abrir fuego contra ellos había cerrado los ojos intentando concentrarse y luego... los abrió sorprendido en parte por estar vivo y de una pieza, y en parte por no saber qué había pasado. Miró compulsivamente a su alrededor, los soldados que les rodeaban yacían en el suelo con precisos cortes y el cuerpo de Gozniak humeaba debido a la explosión que le había costado la vida.

- ¿Qué ha pasado? -preguntó Ben-.

- ¿No lo recuerdas? -dijo Galen-. No me sorprende, las primeras veces que logré concentrarme profundamente en la Fuerza tampoco yo me acordaba de lo que hacía... era bastante extraño.

- Cerré los ojos y... cuando los abrí... estaban... así. Y Gozniak...

- Quedé gratamente sorprendido cuando le devolviste el misil que te lanzó.

- No puedo creer que no me acuerde de esto.

- La próxima vez serás capaz de controlarlo mejor, no dejarás que tu subconsciente tome el control.

- ¿Próxima vez?

- Habrá muchas veces como esta si quieres ser un Jedi. Y mucho más, acabas de dar tus primeros pasos

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TRES DÍAS DESPUÉS

Con la imposibilidad de activar la bomba y las tropas del Ugana desplegadas protegiendo la cueva las tropas rebeldes se rindieron enseguida. Una vez conseguido el código de desactivación de la bomba nova y su ubicación se apagó el campo de interferencia posibilitando que la Quinta Flota se desplegase sobre el planeta y que sus tropas bajasen al planeta para acabar con cualquier posible foco de resistencia aunque no hubo ningún incidente.

Cuando se enteraron de lo ocurrido, Luke Skywalker, Mara Jade y Tionne se dirigieron a Corellia a toda velocidad para encontrarse con su familia y discípulos. Con la ayuda de Kyp, Galen y Ganner las tropas de la república descubrieron el paradero de Chewbacca, 3P0 y los jóvenes Anakin Solo y Anna Skywalker, se habían escondido en un refugio seguro que el wookie conocía de sus tiempos como contrabandista. Todos se alegraron de que estuvieran bien y afortunadamente para ellos, y dado que eran los únicos que no se habían saltado el protocolo, fueron los únicos que no recibieron un duro castigo por parte de Han y Leia.

- Un decicrédito por tu pensamientos -dijo Luke mientras se acercaba a su discípulo, Galen-.

- Nada... sólo contemplaba la ciudad -dijo mientras señalaba vagamente los edificios de Corona-.

- Todos dicen que has hecho un gran trabajo aquí abajo. Especialmente Ben, no ha parado de hablar de cómo le ayudaste a controlarse cuando estabais a punto de ser abatidos.

- No creo que le sorprende pero tiene muchísimo talento. Se me adelantó desviando el misil de Gozniak, no podía creerlo, no sólo había reaccionado antes si no que ya había desplegado su contraataque cuando el misil casi ni había salido de la lanzadera... y todo ello mientras permanecía con los ojos cerrados y de espaldas a Gozniak.

- Mara y yo siempre hemos sabido que tanto Ben como Anna serían prodigios. Por eso siempre hemos temido este momento.

- No lo entiendo.

- A mayor poder, mayor responsabilidad. Y Ben, desde el día que nació ha brillado en la Fuerza. Desearía que Yoda o Obi-Wan estuviesen aquí para poder entrenarle y guiarle. Requiere una especial atención... nunca he conocido a un Jedi que tuviese lo necesario para entrenarle, hasta ahora.

- ¿Qué?

- Si así lo quieres, tú serás el Maestro de Ben.

- ¿Yo? Pero si...

- Eres un Jedi de pleno derecho, unas pruebas no demostrarán lo contrario. En realidad estabas preparado desde hace mucho pero dudabas de tus capacidades y de tu preparación, por eso tanto Kyp como yo nunca te dejamos presentarte a las pruebas. Pero desde que decidiste embarcarte en esta misión, desobedeciendo incluso las órdenes de Kyp, formaste a entrar parte de la Orden. Enhorabuena.

- Yo... estoy muy agradecido, pero entrenar a Ben... alguien con más experiencia debería...

- Ben y tú habéis empezado a formar un vínculo. No creo que esté en la voluntad de la Fuerza que yo lo rompa.

- Pero...

- Tranquilo, lo harás bien. La experiencia que te falta se suplirá con instinto, te he visto otras veces con los aprendices más jóvenes, serás un gran Maestro, no te preocupes.

- Yo... gracias, Maestro Skywalker. No le decepcionaré.

Galen se inclinó para saludarle y luego se fue quedando Luke aparentemente solo en el balcón del Palacio de Corellia.

- Maestro Skywalker.

- Puedes seguir llamándome tío Luke, Jacen. ¿Qué quieres?

- Nada, sólo quería preguntarte cuándo empezaremos a entrenar.

- ¿Tantas ganas tienes?

- No... sí.... bueno, aquí me he dado cuenta de que estoy muy por detrás del nivel de mi hermana y de Tenel Ka. Quiero ponerme al día cuanto antes.

- No te preocupes. Alcanzarás su nivel muy pronto, ya lo verás.

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Aunque otros habían preferido descansar del ajetreo de los últimos días, tanto Mara Jade como Tenel Ka eran mujeres de acción así que, para relajarse, habían salido de palacio a correr por la ciudad. Llevaban ya más de una hora corriendo y ninguna de las dos había intercambiado palabra alguna. Mara fue la que decidió que se rendía y habló.

- ¿Te preocupa algo?

- No... no es nada.

- Llevas todo el camino sin decir nada.

- No soy muy habladora.

- Yo tampoco. Así que si yo hago un esfuerzo en hablar, tú deberías corresponderme contándote lo que te pasa.

- Es sobre... mi Maestra.

- Ah... ya veo. Crees que no está a altura.

- No... no, no es nada de eso. Es sólo que...

- Habías esperado que como Kirana Ti es una Maestra Jedi de Dathomir te entrenase.

- Así es. Kirana Ti es una experta luchadora y creo que me compenetraría mejor con ella.

- Es posible pero tanto Kirana Ti, como Luke y como yo estuvimos de acuerdo en que la elección de Tionne era la acertada.

- Puedo preguntar por qué.

- Sabemos que eres una excelente luchadora y que el campo físico no vas a tener ningún problema en desenvolverte. De hecho, de todos los compañeros de tu clase eres la mejor espadachín y en el cuerpo a cuerpo no tienes rival. Pero un Jedi no se vale sólo de esas cosas. Es cierto que Tionne no es una gran luchadora y que no tiene una gran capacidad para manipular la Fuerza. Ahora mismo Tionne no habría entrado a formar parte de la Academia como lo habéis hecho Jaina, Jacen y tú. Pero es una excelente historiadora y filósofa Jedi. Sabe tanto o más de la Fuerza que Luke. Y tú, flaqueas en esos terrenos.

- No sé qué importancia tiene la filosofía para ser un Jedi.

- Parte de tu entrenamiento será encontrar una respuesta a esa pregunta -dijo sonriendo Mara-. Dale una oportunidad a Tionne, no te defraudará.

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Llevaba parado delante de la puerta 10 minutos decidiéndose si pulsar el botón de llamada o no. De algún modo, sabía que todo esto era una gran error y que sólo se estaba metiendo en un profundo lío que sólo le traería más y más problemas. Era mejor irse y olvidarse por completo del tema. Sí, era mejor irse, nada bueno podía salir de aquello.

Pulsó el botón de llamada

- Adelante.

Ben entró en la habitación. Kara le saludó nerviosa.

- Ah, hola Ben.

- Hola. Sólo pasaba para... bueno... yo... hace tres días que no te veo y yo... quería...

- ¿Saber como estaba?

- Sí

- Estoy bien. He tenido que informar a mi tío y tranquilizar a mi padre que insistía en venir a recogerme personalmente.

- Ah ¿te vas? -dijo Ben decepcionado-.

- No. La Canciller me ha invitado a su coronación, ¿recuerdas? No puedo faltar.

- Si quieres puedo excusarte... has tenido un par de días muy duros y quizás quieras ir a casa, lejos de tanto Jedi metomentodo como yo.

- Me gusta estar aquí -y ante la cara de sorpresa de Ben por semejante afirmación cambió rápidamente de tema- Además estos días no han sido tan extenuantes como algunas de las reuniones del Senado.

- Oh sí, sé lo que dices. ¿Te acuerdas del tío aquél que tenía cuatro brazos y como seis tentáculos? ¿De dónde se supone qué era?

- No tengo ni idea -admitió riéndose Kara-. Pero no puedo olvidar su voz, era tan agua que hacía que todas las copas de la habitación tintinearan.

- Ese era yo intentando contener la risa cuando le cayó todo el ponche sobre la ropa.

- Se indignó todo porque no le tratábamos con el debido respeto. Me acuerdo de que al final no pudiste contener la risa.

- La contuve cuando lo del ponche pero ni toda mi paciencia Jedi pudo cuando al irse resbaló y se calló de culo.

Los dos comenzaron a reírse estruendosamente acordándose de la anécdota.

- No puedo creer que vaya a decir esto pero: creo que voy a echar de menos el Senado.

- Claro, al fin y al cabo sólo te pasabas el día en largas y aburridas sesiones del Senado, la tarde en despachos de senadores discutiendo normalmente sobre banalidades y las noches estudiando para entender de qué iban a hablar en el Senado el día siguiente. Ah y tu entrenamiento Jedi por el medio.

- Sí bueno, mi agenda estará un poco más despejada ahora.

- ¿Cuándo te marchas?

- Después de la coronación. Galen quiere llevarme a Sector Corporativo.

- ¿Tan lejos? -Ben la miró-. ¿Tan lejos de la República? -se corrigió inmediatamente-.

- Sólo serán unos meses. Luego volveremos, o iremos al Borde Exterior... parece que quiere llevarme por todos los sitios peligrosos de la galaxia.

- Deberíais venir a mi planeta entonces.

- Si desprecian a los Jedi tanto como tú será más peligroso que el corazón del Imperio.

- Yo no desprecio a los Jedi.

- ¿Ah no?

- He aprendido a apreciar a algunos más que a otros. Pero en serio, ven a mi planeta, seguro que tenemos menos problemas que aquí o en Coruscant.

- Mientras que no intenten matarnos me conformo.

- Veré lo que se puede hacer -dijo y se vio interrumpido por la señal de llamada de la consola de comunicaciones-. Es mi padre, me llama cada hora para ver si estoy bien.

- Te dejo entonces. Ya nos veremos.

- Sí -dijo mientras vio cómo Ben se levantaba y se dirigía hacia la salida-. Eh, Ben... no tardes mucho en volver y ten cuidado... esta vez no voy a estar para cuidarte las espaldas.

- Tranquila, te llamaré si necesito refuerzos.

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Shila se encontraba tumbada en una litera mirando fijamente al techo como había hecho durante los tres últimos días. Cuando la República tomó de nuevo control del planeta, Shila había tenido que entregarse y había sido arrestada. Ahora estaba en un calabozo. Por suerte habían tenido la delicadeza de no juntarla con ninguno de los rebeldes porque ya se había corrido la voz de que había traicionado la causa y Shila no creía que se lo fueran a tomar muy bien. Se preguntaba dónde estaría su hermano.

- Y es oficial. Estás indultada -dijo Jaina que acaba de llegar al marco de la celda donde se encontraba el límite del campo de fuerza-.

- Menos mal. Tres días sin poder hacer nada...

- Mi madre te pide disculpas pero hasta que se bajó el campo de interferencia no pudo hacer las gestiones adecuadas.

- Hasta me han quitado mi datapad.

- Creo que eso fue porque lo usaste para intentar escapar.

- Sólo quería pasear un poco, no es que esta celda sea especialmente grande.

- Te catalogaron de peligrosa y no pude bajar a verte.

- Uh... peligrosa... me gusta. ¿Habéis encontrado a mi hermano?

- Está en un centro de detención al sur de Corona.

- No sé cómo voy a explicarle esto.

- Aún tardarás un tiempo en poder verle. A muchos de tus "amigos" rebeldes.

- Uh... genial, ¿y ahora qué hago?

- También tengo buenas noticias en ese frente. La INR quiere reclutarte.

- ¿A mí?

- Se quedaron impresionados por cómo planificaste el salto conjunto al hiperespacio de la Quinta Flota.

- Pero si soy menor de edad...

- No actuarás en misiones de campo ni nada y te concederán un status especial para que puedas desenvolverte libremente por la República.

- Eso es genial.

- Sí -dijo mientras desconectaba el campo de fuerza de la celda de Shila-. Y sal rápido, tengo una coronación a la que asistir.

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EPÍLOGO

Nuevo Alderaan se había vestido de gala para la ocasión. Aunque muchos de los edificios aún estaban construyendo al gran avenida central de la capital, Aldera, estaba atestada de gente que lanzaba vítores. Al fondo de la gran avenida se encontraba el Senado de Alderaan, que había terminado las obras de su gran cúpula de cristal hacía menos de unas horas. Cuando las puertas del Senado se abrieron las trompetas de la ciudad sonaron anunciando la llegada de la Reina Organa, Rey Solo y los príncipes. Después de más de dos décadas, Alderaan volvía a renacer.

Y mientras tanto, en el mismísimo borde la galaxia una puerta que llevaba cerrada millones de años volvía a abrirse...

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1.- Para los que no se acuerden, los ysalamiri son animales que crean pequeñas burbujas donde los Jedi o Sith no pueden conectar con la Fuerza ni usar ninguno de sus habituales trucos como percibir el peligro.

2.- Inteligencia de la Nueva República

3.- Shil ayudó a preparar la emboscada que mandó a la Quinta Flota fuera del sistema corelliano en esta saga.

4.- Más o menos, en Star Wars: Academia Jedi #30

5.- Para los que no lo recuerden, el X-303 es un destructor experimental que la Nueva República estaba probando en unas instalaciones secretas sobre la luna de Corellia. Desgraciadamente los rebeldes corellianos se han hecho con su control.

LA TASCA DE MOS EISLEY

Y ya está, por fin se ha terminado la agonía- espera. Este es el capítulo final de Star Wars: Academia Jedi pero nos preocupéis porque el mes que viene (o dentro de seis o siete meses) la serie volverá para un último acto antes de que yo deje los mandos a otros.

Ah, si alguien quiere escribirme he cambiado la dirección del correo. Entraba demasiada basura en la otra.

Ben_reilly2055@terra.es

 
 
   
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