Anteriormente en Star Wars Legado: Huug'Gagrel Sangwon intenta reunirse con Nom Anor pero parece que en su gobierno hay quien no está de acuerdo. Mientras tanto, Fey´lya ha decido declararle la guerra a los Yuuzhan Vong y Luke tiene que reorganizar la Orden Jedi...
HIPERESPACIO
Huug'Gagrel Sangwon entró en la celda del prisionero, Nom Anor. El traidor, el hereje. Un Zahnrano, creado por la ingeniería genética Vong que había sido enviado al centro de la galaxia para investigar el gobierno galáctico. Una tarea titánica, de suma importancia para la invasión, que se le había encomendado y él la había despreciado. Cuando volvió, dio su informe en una reunión privada con el Emperador y sus visires. Herejías habían dicho. Traición. Todo Vong en la galaxia conocía que Nom Anor era un traidor. Fue condenado, aislado de cualquiera para que sus palabras no infectasen a más Vong. El Emperador así lo había ordenado. Sangwon jamás habría dudado de su Emperador. Y sin embargo ahora todo lo que tenía eran dudas.
Más de dos décadas llevaba Nom Anor encerrado. Su armadura orgánica le preservaba en perfecta forma, pero no podía hacer nada por su estado mental. Décadas sin hablar con nadie. Al entrar, Sangwon lo vio yaciendo en el suelo. Cuando Anor reparó en él, casi no reaccionó pero poco a poco fue levantándose
- Nom Anor, soy el Coordinador Bélico Huug'Gagrel Sangwon. Responderás a mis preguntas.
- Excelencia -dijo con una torpe reverencia-. ¿A qué debo tal honor?
- Fuiste nuestro enviado a esta galaxia hace más de cuatro décadas. Volviste y fuiste condenado por hereje. Quiero saber cuáles eran esas herejías.
- Desafiar a nuestro Emperador por supuesto. La mayor de las herejías.
- ¿Qué es lo que le dijiste que le enfadó tanto?
- La nave sale del hiperespacio -dijo evadiendo la respuesta y esquivando la mirado de Sangwon-. A lo largo de los años he conseguido averiguar qué sienten nuestras naves, cómo se estremecen al salir del hiperspacio. He tenido mucho tiempo para pensar en ello... demasiado tiempo.
- No estoy para juegos, zahnrano.
- Zahnrano... ¿eso es lo que soy verdad? Nos llamáis así como bien podríais habernos llamado esclavos. Nos creasteis para dirigir vuestra venganza pero realmente no somos como vosotros los pobres y desvalidos Vong.
- Entiendo por qué te mandaron encerrar. No dices nada de mi interés y el tiempo apremia. Ahí fuera nos espera una flota armada de la República.
- ¿El plan sigue adelante? -preguntó con un cierto temor en su voz mezclado con incredulidad-.
- Tras mucho tiempo, ¿pensabas que íbamos a renunciar a lo que es nuestro por derecho propio?
- Entonces todo está perdido. ¡Estúpidos ignorantes! -gritó enfurecido levantándose-.
- Cuida tu lengua. Recuerda que hablas con tu creador, muestra el debido respeto.
- ¡¿Y qué crees que he estado haciendo estos años? ¿Crees que he estado aquí encerrado por otra cosa que no fuera por mostraros el debido respeto?¡ ¡No sabéis nada de los zahnranos!¡Nos creasteis para dirigir un ejército y desde entonces sólo os hemos mostrando el maldito respeto! ¡Guerras! ¡Batallas en mundos tan extraños para nosotros que ni siquiera podíamos entender! ¡Razas enteras destruidas por vuestra maldita venganza! Y accedimos de buen grado a todo eso, os idolatramos y os seguimos ciegamente... al fin y al cabo, somos como vosotros.
Sangwon cogió a Nom Anor por el cuello y lo levantó mientras apretaba con fuerza. La máscara que formaba su armadura alrededor de su cara sólo transmitía asco y repugnancia.
- ¿Cómo te atreves a compararte conmigo maldita escoria genética? Sólo sois un caldo de cultivo genético, apenas dos pasos más evolucionados que nuestras legiones -lo acercó hacia su cara para que pudiera sentir su aliento-. Nunca... jamás... creas que estás a mi altura.
Sangwon lanzó a Amor contra la pared. El Zahnrano chocó contra ella y cayó al suelo intentando volver a recuperar el aliento, llevándose las manos a la garganta para intentar aliviar el dolor que sentía.
- Dime lo que quiero saber ahora.
- Está bien, tú ganas. Todo comenzó al llegar a esta galaxia, con Darth Sidious. Sus palabras, sus promesas. A cambio de sus enseñanzas sobre el Lado Oscuro él y sus sucesores se ganaron un puesto como Visires del Emperador.
- Conozco la historia. Estaba presente en el día de su investidura como Visir.
- Pero lo que no sabes es que seguí en la galaxia por muchos años y encontré a un ser conocido como el Maestro de los Whills.
- Continúa.
- Nadie lo recuerda porque su nombre se perdió en el tiempo y como muchas otras cosas fue olvidado. El Maestro de los Whills era el chamán de la tribu de los Whills hace miles de años, antes de que la Antigua República se formase. Era conocido por sus mágicos poderes y por su sabiduría transmitida de chamán en chamán a lo largo de cada generación. Como muchos en su época fue llamado al mundo de Tython y ahí es donde la historia y el mito convergen para oscurecer los hechos acaecidos en el planeta.
- ¿Qué ocurrió?
- La historia dice que en Tython, filósofos, pensadores y científicos de todos los mundos conocidos se reunieron para estudiar la presencia de una extraña energía que rodeaba a todos en la galaxia.
- La Fuerza.
- En efecto. Durante años la paz reinó en Tython pero entonces comenzaron las primeras disensiones. Algunos de aquéllos estudiosos no estaban conformes con las para ellos limitadas enseñanzas basadas en el Ashla, el precursor del Lado Luminoso aunque en aquéllos días la distinción no era tal. Proponían centrarse en el Bogan, que ofrecía mayores poderes. Aunque la discusión se dilató durante muchos años fue en la época de un Maestro de los Whills llamado Je´daii cuando estalló el conflicto definitivo entre los partidarios del Ashla y los partidarios del Bogan.
- ¿Qué hizo estallar el conflicto?
- El Maestro de los Whills no quiso contármelo pero sí me habló de sus resultados. Los partidarios del Bogan fueron expulsados de Tython y aquí es donde la historia vuelve a recuperar su puesto cuando la pequeña expedición de Bogan encontró una raza de guerreros oscuros que los que compartían ciertas partes de sus creencias: los Sith.
- Así que así ese fue el origen de los Sith. Y supongo que Je´daii creó a los Caballeros Jedi.
Nom Anor negó con la cabeza.
- No. Avergonzado por lo acontecido, Je´daii se autoexilió en la galaxia y los Whills perdieron para siempre a su chamán. Los Ashla, por su parte, adoptaron el nombre de Je´daii que los había liderado en la batalla final contra los Bogan y cuyas creencias aplicaron para formar a los Caballeros Jedi. Muchas de las normas que hoy en día siguen los Jedi parten de la tradición de los Whills.
- Y este descendiente de Je´daii te contó todo esto. ¿Por qué?
- Sabía que mi pueblo hacía tratos con los Sith y trató de advertirme, me dijo que jamás confiara en un Sith.
- ¿Eso es todo? ¿Ese es el gran secreto que el Visir Vanth no quería que divulgases?
- No. El Maestro de los Whills también me reveló una profecía. Me dijo, textualmente: "Llegará el día en que aquel conocido como Darth Vanth, Lord Oscuro del Sith, matará a tu Emperador"
CORUSCANT - INSTALACIONES DE LA INR
Shilia estaba a punto de ceder, aunque sólo fuera por puro aburrimiento. Llevaba varios meses retenida en las instalaciones de la INR siendo intimidada con unas acusaciones de traición que nunca se llegaban a concretar por haber ayudado a Galen y a Ben a entrar en una instalación Hutt sin el permiso de la propia INR. Galen y Ben habían sido liberados meses atrás, antes de la muerte de Jacen. Eran los que tenían los contactos, en cambio Shilia no tenía contactos y sí un pasado criminal del que responder. Quizás debería rendirse y empezar a soltar algún secretillo por la boca para que la liberasen, sí eso estaría bien...
- ¿Pensando en traicionarnos ya? -dijo la voz de Jaina-.
Shilia miró hacia el techo. Jaina quitado una sección del techo y la joven Jedi estaba colgada boca abajo, con el pelo recogido en una hermosa trenza y aguantando todo su peso sobre sus piernas. ¿Cómo hacían eso los Jedi?
- Ya era hora -protestó Shilia que miraba fuera de su celda, aparentemente nadie se había dado cuenta de la presencia de Jaina. El guardia que tenía apostado fuera miraba convenientemente hacia otro lado-.
- No mirará hacia aquí mientras no le deje -respondió Jaina a la pregunta que se empezaba a gestar en la mente de la joven-. Así que eres rubia, ¿eh?
- Eso es lo que les hago creer a ellos. Creen que han desactivo mis nanodroides pero sólo estén dormidos. ¿Has ido a mi casa?
- Sí, ¿sabes lo que es un droide de limpieza?
- Una posible máquina de matar en cuanto se rebelen contra nosotros. ¿Has traído lo que te dije?
- No, sólo pasaba por aquí para saludarte -dijo Jaina mientras buscaba en el interior de su chaleco. Sacó una pequeña caja y la abrió, dentro había un anillo dorado-.
- Oh vaya chasco, siempre pensé que te declararías en una playa o bajo el ruido ensordecedor de decenas de blásters disparándonos. Aún así: sí, quiero.
- Menos cachondeo. Se puede saber para qué quieres esto.
Shilia cogió el anillo y se lo puso en el dedo, lo que inmediatamente provocó un pequeño resplandor azulado del anillo que se apagó inmediatamente.
- Es un bonito complemento y además me permite establecer una interfaz con los nanodroides de mi pelo. Con esto puedo hacer que algunos dejen mi pelo y vayan para mis ojos con lo que ya tengo mi terminal.
Shilia comenzó a teclear. El teclado era totalmente digital, sólo ella lo podía ver así que para Jaina o para cualquier otro que estuviera mirando Shilia estaba tecleando en el aire.
- Siento lo de tu hermano, por cierto -dijo Shilia y fue lo única vez que apartó brevemente la mirada de su teclado holográfico-. Hubiera estado ahí pero ¡habéis tardado mucho en intentar sacarme de aquí! ¡Ahora tengo que borrar meses de interrogatorios para poder salir de aquí!
- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. ¿Son suficientes disculpas?
- ¡Sólo me quieres por mi cerebro! ¡Seguro que ahora tienen algún problema del que tengo que ocuparme!
- Ahora que lo mencionas...
- ¿Ves?
- Oh venga, no seas así. Te quiero por muchas más cosas que tu cerebro pero mi tío necesita ayuda.
- ¿Yo ayudando al gran maestro de Jedi?
- No lo llames así. Necesitamos ayuda con la memoria de Erredós.
- Oh oh.
- ¿Qué pasa? ¿Qué has encontrado?
- Creo que vas a tener que sacarme de aquí más rápido de lo que creías. La República tiene problemas.
NABOO
Luke Skywalker nunca había estado en Naboo pero había quedado enamorado del planeta nada más verlo. Situado en el Borde Medio de la galaxia, lo poco que había visto de la capital, Theed, y de las afueras de la misma le habían formado la idea de que el planeta era lo más parecido que podía haber al paraíso. Su mente no paraba de jugar con la idea de haber podido crecer ahí junto a su hermana, en un planeta que no podía ser más distinto a Tatooine.
Apartó su mente de esos pensamientos. Debía centrarse en el ahora, no en una forma de pasado alternativo. Sumergir su mente en la Fuerza normalmente le transmitía tranquilidad pero en los últimos meses había una gran conmoción en la Fuerza. El Lado Oscuro amenazaba de nuevo con sumergir la galaxia en una nueva era de oscuridad. No había sentido nada parecido desde la muerte del Emperador en Endor hacía ya tantos años. Había tantos frentes abiertos, la hostilidad de los Vong, los misteriosos ataques a los lugares marcados por la Fierza, los últimos momentos de vida de Jacen y su comportamiento... Demasiados frentes abiertos. Sólo había llegado a una conclusión definitiva: el balance se había perdido de nuevo, el Lado Oscuro volvía a ganar terreno a al luz.
- Tía Leia ya está aquí -dijo Anna-.
Luke salió de sus pensamientos. Recorrió con la mirada el jardín de la casa que habían alquilado al llegar a Naboo. Su hija adolescente se encontraba con los ojos vendados, haciendo el pino, apoyando todo su peso sobre dos dedos de la mano izquierda mientras que con la derecha blandía su sable láser de doble hoja y desviaba los rayos láser que seis esferas remotas le enviaban. Luke se preguntó para sí mismo si incluso él podría hacer lo que estaba haciendo su hija sin perder ninguna extremidad en el intento.
- Es Maestra Organa o Organa Solo-le reprochó Luke, que todavía se acordaba de la primera vez que se había enfrentado a un remoto en el Halcón Milenario-.
- Lo siento, siempre se me olvida.
Leia llegaba corriendo, con la ropa totalmente empapada en sudor y respirando con dificultad. Cuando llegó a la altura de Luke intentó hablar pero le faltaba el aire. Luke la invitó a entrar en la casa y le ofreció un vaso de agua que aceptó gustosamente. Tras tres vasos de agua bebidos de un solo trago, Leia tenía ya fuerzas para hablar.
- ¡Es un monstruo! Es mi sobrina y la quiero pero si pudiera matarla sólo un poquito lo haría.
- ¿Te está dando problemas? -preguntó Luke, divertido con la situación-.
- ¡No puedo seguir su ritmo! Esta hija tuya es un fenómeno de la naturaleza. Estoy pensando en enchufarla a la red de energía de Coruscant para que alimente al planeta durante tres siglos por lo menos.
- Lo estás haciendo bien. La parte física de su entrenamiento nunca me ha preocupado. Tienes que centrarte más en mejorar su paciencia, su atención y su temeridad.
- Prácticamente has exiliado a Kyle en el Valle Jedi, podrías llevarla hasta allí para que se aburriera un poco. Eso ejercitaría su paciencia.
- He entrenado a Caballeros Jedi por varias décadas ya. Creo que tengo algo de criterio a la hora de seleccionar maestros y aprendices. Confía un poco en mí.
- ¡Papá! ¡Tía Leia... digoo Maestra Organa! ¡Mamá y Erredós han vuelto!
Luke y Leia salieron fueron de la casa. Mara Jade estaba acompañada de Erredós y una señora de media edad, de pelo marrón poblado por abundantes canas que caminaba ayudada por un bastón. Leia la reconoció al instante.
- ¡Pooja!
Leia corrió a abrazarla, las dos habían coincidido en el Senado Imperial como representantes de sus respectivos mundos pero cuando la filiación de Leia a la Rebelión se hizo pública y el Senado fue disuelto, habían perdido el contacto. Pooja abrazó como pudo a su antigua colega pero incluso Leia notó que el abrazo era más frío de lo esperado entre viejas amigas que acaban de reencontrarse tras mucho tiempo.
- ¿Qué ocurre? -preguntó Leia-.
Pooja se separó del abrazo de Leia y quiso mantener cierta distancia sobre ella.
- ¿Qué habéis venido a hacer aquí? -preguntó la antigua senadora directamente-.
- Hemos encontrado un viejo holovideo que parece indicar que una familiar tuya, Padmé, podría haber tenido una relación con nuestro padre -le explicó Leia-.
- ¿Un holovideo? ¿Del droide? -dijo señalando a Erredós-.
- Sí -contestó Leia-.
Pooja suspiró. Luke percibió varias sensaciones emanando de la joven: confusión, miedo, ira.
- Era demasiado bonito pensar que se trataba de otra de las miles unidades R2 que hay en la galaxia.
- ¿Conoces a Erredós? -preguntó Luke-.
- Vuestro padre lo trajo a casa, días antes de que empezaran las Guerras Clon. Mi hermana y yo jugamos con él fuera de la casa durante un buen rato mientras los adultos hablaban. Después lo vi alguna que otra vez pero nunca pensé que volvería a verlo.
- Pooja, escucha -empezó a decir Leia-. Sé que esto te parecerá raro pero... creemos que tu tía, Padmé, podría ser nuestra madre.
- Leia yo... asistí el entierro de mi tía, estaba embarazada y por lo que he visto en los holovideos esas eran las fechas en que deberías haber nacido vosotros dos.
- Oh, entonces puede que nos hayamos equivocado -admitió Leia. Otro callejón sin salida de su pasado pensó para sí-. Pero el holovideo...
- Sé que mi tía se relacionaba con vuestro padre antes de que se convirtiera en... ese monstruo pero yo de aquella era muy joven.
- Entiendo -dijo Luke que empezaba a percibir una sensación confusa en la mujer que tenía delante-. ¿Hay alguien con el que podamos hablar que pudiera saber más sobre aquellos días?
- Mi madre todavía vive pero está en nuestra casa, no está bien de salud. Puedo llevaros pero tenéis que prometerme que os iréis si empeora.
- Te lo prometo -dijo Leia-. Anna, quédate con tu madre aquí y esperad a que llegue Shilia.
- De acuerdo.
Leia y Luke siguieron a Pooja pero Mara detuvo a su marido.
- Oculta algo -dijo Mara-.
- Lo sé, lo he notado.
- He indagado en los registros del planeta un poco y he visto algo alarmante.
- ¿Qué ocurre?
- La Legión 501 tuvo que pacificar dos veces este planeta tras sendas revueltas.
- ¿El 501? La Legión de mi padre.
- Sí. No he podido comprobar los registros a fondo pero tanto el padre como la hermana de Pooja murieron en esas revueltas. Y es más, el abuelo de la chica murió un par de meses después en un asalto.
- ¿A manos de Vader?
- Sólo he hecho comprobaciones rápidas. Pediré a Coruscant el resto de la información pero ya sabes lo que pasa con la información sobre el pasado de tu padre.
- Todo se vuelve borroso, lo sé. Espera a Jaina y Shilia, que se pongan a trabajar en la memoria de Erredós. Quizás Padmé no sea mi madre pero vale la pena investigar todo resquicio que pueda llevarnos a ella.
CORUSCANT
El Canciller Borsk Fey´lya sabía que iba a visitar la Sala de Guerra muy a menudo pero cuando recibió la llama de su Jefe de Gabinete no pudo más que evitar un repentino escalofrío. La actividad en la sala era frenética. Los distintos puestos estaban recibiendo información y el nerviosismo era palpable. En el centro de la sala, junto al mapa holográfico de la galaxia estaban su Jefe de Gabinete, Nabieg By'keys, y el Almirante de la Flota, Gryksoss Gyan'dra, ambos bothan.
- ¿Qué ha ocurrido? -preguntó Fey´lya-. He de dirigirme al Senado de inmediato.
- Tendremos que posponerlo -informó Nabieg By'keys -. Ha habido un ataque Vong en Reecee, Canciller.
- ¿Tan pronto? ¿Han abducido algún motivo?
- Sólo esto -dijo el Amirante Gyan´dra-.
El holoproyector cobró vida mostrando la figura de un Coordinador Bélico Vong.
- Soy el Coordinador Bélico Huug'Gagrel Sangwon. En nombre del Emperador Vong, reclamo este sector para su dominio bajo su legítimo derecho. Cualquier agresión a nuestras naves o tropas será considerada un acto de guerra y severamente castigada.
- Eso ha sido corto -dijo Fey´lya-. ¿Y la respuesta?
- Las fuerzas locales han abierto fuego y la avanzada de la Sexta Flota las ha secundado en cuanto pidieron ayuda -contestó el Almirante-. La Constitución les obligaba.
- Se han adelantado a nuestros planes -dijo Fey´lya algo molesto-. Quería tener la iniciativa, tendremos que modificar nuestra estrategia -dijo mirando a Nabieg By'keys s-. Necesitaré un nuevo discurso.
- Ya he ordenado que empiecen a redactarlo.
- ¿Y la situación de nuestra flota? -preguntó Fey´lya-.
- Nuestros efectivos de la Sexta Flota se estaban reuniendo en Borleias -comentó el Almirante señalando el mundo en el mapa holográfico, muy cerca de Coruscant- y en Giju -el mundo cambió de color, se encontraba más al sur de la galaxia, una vez pasado los mundos del Núcleo Interior que cartográficamente dividían la galaxia en dos-.
- No son grandes noticias -dijo Nabieg By'keys-.
- Depende del punto de vista -contestó el Almirante-. Es cierto que nuestros cálculos mostraban una mayor posibilidad de un ataque Vong al sur de la galaxia pero por eso decidimos dividir la Sexta Flota. Está claro que los Vong carecen de la posibilidad de sostener una campaña larga contra nosotros o de lo contrario no habrían intentando atacarnos por el norte para llegar lo más pronto posible a Coruscant. Ese ha sido su mayor error, en el norte, el Remanente Imperial nos sirve de barrera para que no se expandan más hacia el norte y a las regiones exteriores dejándoles sólo un único camino: primero, conquistar Vakkar y después Palanhi por supuesto.
- Vakkar será una pérdida más que aceptable -dijo Fey´lya-. Pero si perdemos Palanhi estarán a un paso de Borleias y Uviuy Exen.
- Por supuesto la clave está en Palanhi. Bloqueándolos ahí les cortamos el acceso al resto del Núcleo. Pero esa no debería ser nuestra intención si queremos seguir adelante con el plan. La Sexta Flota debería hacerse fuerte en Borleias y Uviuy Exen. Palanhi y Mrisst podrían ser nuestros principales campos de batalla.
- Están lo suficientemente cerca para inquietar a la gente -dijo By'keys-. Y todo el mundo recordará que en Borleias es dónde la Rebelión empezó a fraguar su conquista del Núcleo y Coruscant.
- Gracias al Escuadrón Pícaro. Su participación en la toma de Borleias no es ignorada por el público y preferiría que no hicieran comparaciones -dijo fastidiado Fey´lya-.
- Son las cartas que nos han tocado, Canciller -replicó el Almirante-. En el sur de la galaxia podríamos habernos permitido perder más planetas pero aquí es esencial que plantemos batalla pronto. Pero no se preocupe. Una vez descubierta la jugada Vong podemos reasignar a la totalidad de la Sexta Flota a Borleias y Uviuy Exen. Mandaremos a la Quinta Flota al sur y de paso nos libraremos de la General Vedra.
- Perderemos Palanhi y después usted Canciller dirigirá personalmente la defensa heroica de Borleias y Uviuy Exen -dijo By'keys-.
- De acuerdo. Haced los preparativos. Informaré inmediatamente al Senado.
LA TASCA DE MOS EISLEY
Bueno, otro numerito...