Anteriormente en Star Wars Legado: El Imperio Yevethano ha interrumpido toda comunicación exterior. La Séptima Flota de la República y un grupo de representantes de los gobiernos B´sessn e imperial han sido enviados a la frontera del territorio yevethano para investigar el suceso. Han y Leia han formado un grupo de voluntarios para investigar en un planeta cercano cuando la flota invasora les sorprende y ataca. Visto en inferioridad intentan huir junto con el X-303 pero los alienígenas contactan con ellos para solicitar una reunión...
FRONTERA CON EL IMPERIO YEVETHANO
Aunque en un momento de su vida pensó que estar lejos de la acción no le supondría problema alguna, lo cierto es que ahora mismo Leia Organa Solo se moría de ganas de entrar en la zona de guerra y ver qué ocurría allí dentro. La reunión se había producido casi en exclusiva mediante holoconferencia ya que tanto el Canciller Fey´lya, como el Gran Almirante Garnet, como Kappa y Durga el Hutt y como el representante de los Yuuzhan Vong discutían desde sus "yo" holográficos estando tan sólo presidentes el General Ka'zel Teekor, el Coronel Holden, la aprendiz del embajador B´Sessn Kilena y el Consejero Bemm Stolk que hablaba en nombre del gobierno del Imperio Yevethano del que no se había vuelto hablar desde el principio de la invasión. La ausencia del embajador B´Sessn alertaba todos los sentidos de Leia ¿qué podía ser tan importante como para que el embajador fuese llamado en ese mismo instante a su mundo natal y no pudiese acudir su aprendiz o cualquier otro? Las cosas aún empeoraban más si se tenía en cuanta que el estado de alerta de la Flota había restringido todas las comunicaciones exteriores así como el tráfico lo que había hecho que no pudiese hablar con su hija Jaina ni que pudiese reunirse con ella. Al menos, arreglar el Halcón la mantenía ocupada por muy frustrante que fuera arreglar un sistema para luego descubrir que otros cinco sistemas se habían desconectado por culpa de tu arreglo. Todo aquello parecía un pasaporte a la locura, no había técnica Jedi que la ayudase a calmar sus nervios. Afortunadamente, Holden acudió en su ayuda tras acabar la reunión.
- ¿Qué ha ocurrido?
- No puedo extenderme mucho. Hay una reunión de alta nivel con los almirantes de las Flotas para estudiar la situación y estoy invitado a participar pero... esto me da mala espina. El representante de los Vong ha exigido la inmediata devolución de todos sus territorios.
- ¿Sus territorios? ¿en base a qué? -preguntó Leia mientras veía cómo Han se acercaba a donde estaba-.
- Han presentado ciertas pruebas, han relacionado varias ruinas con construcciones que dejaron hace siglos... o eso dicen.
- ¿No te fías de ellos? -preguntó Han-.
- ¿Una raza alienígena precedente a la formación de la Antigua República y de la que nunca hemos oído hablar? Su esposa es la experta en sensaciones pero a mi todo esto me sueña extraño.
- Hay poca información sobre los días de la formación de la Antigua República -dijo Leia-. Aún faltaba mucho para una adecuada recopilación de los datos históricos y lo que había se perdió casi por completo durante la Guerra Sith.
- ¿Y a dónde se supone que fueron? -preguntó Han mientras intentaba limpiarse la grasa de las manos-.
- A explorar otras galaxias al parecer -dijo Holden encogiéndose de hombros-.
- ¿Son capaces de superar el vacío entre galaxias? Querría echarle un vistazo a esos motores.
- Tú y cualquier ingeniero de la flota. El caso es que cuando regresaron se encontraron con los yevethanos en pleno centro de su territorio.
- Y todos conocemos lo bien que aceptan los yevethanos a las demás especies.
- Exacto. No tuvieron piedad.
- Lo importante es... ¿se detendrán ahí? -preguntó Han que de pronto recordó que tenía que regular de una vez los escudos de la nave-.
Holden negó con la cabeza.
- Hay ciertos territorios del Imperio y la Nueva República que reclaman. Fey´lya no se ha mostrado en contra siempre que se permita evacuar a quienes quieran irse y se garantice el bienestar de los que decidan quedarse. El Gran Almirante Garnet también se mostraba proclive pero... el Consejo de Moffs no se lo permitirá a no ser que les ceda algo valioso. Los Hutts y los B´Sessn no se verán afectados, así que se han retirado pronto.
- ¿Y el Consejo Bemm Stolk que ha dicho? -preguntó Leia-.
- Han intentado impugnar las acciones de los Vong pero se lo han denegado y se ha marchado.
- Será complico que obtenga algún tipo de apoyo -razonó Leia-. Los Hutts no se mojarán con nadie y menos si les puede llevar a una guerra. Fey´lya aprovecharía cualquier oportunidad para eliminar a los yevethanos y con el Imperio hay demasiada mala sangre.
- Les queda Hapes -recordó Holden-.
- Tenel Ka jamás llevaría a su pueblo a una guerra.
- Pues llevan años preparándose para ella -dijo Holden-.
- Sus gobernantes fueron asesinados. Su propio pueblo la ha obligado a depender menos de las fuerzas de defensa de la Nueva República que les proporcionamos por el tratado de colaboración entre nuestros gobiernos.
- Ese tipo de fuerzas no son para defenderse -masculló Han-.
- Han...
- ¿Qué? ¿Dime que no es verdad? La niña me caía bien, un poco serie pero nada fuera de la corriente en una Jedi. Pero ahora dime que te fías de su abuela y de sus tías.
- Ese no es el caso -dijo Leia-.
- ¿Coronel?
Kilena, la aprendiza del embajador B´Sessn interrumpió la discusión.
- ¿Podría hablar con usted en privado?
- Tendrá que ser una conversación breve me temo.
- Se lo prometo.
- De acuerdo -dijo Holden y se despidió de Han y Leia-. ¿Qué quería?
- Me preguntaba sobre su opinión del encuentro con los Vong.
- Justo estaba hablando de ello con Le... con su alteza.
- ¿Cree que el Consejero Bemm Stolk conseguirá algún tipo de apoyo?
- Mucho me temo que no. Tendrá que solicitar asilo o rendirse frente a los Vong.
- Me preocupa el trato que recibirá él y su pueblo. Deberíamos presentar a los Vong inmediatamente el texto sobre prisioneros de guerra que todos aceptamos en firmar y defender.
- El Canciller pretende solicitarlo en su siguiente encuentro. De todos modos usted...
- Sólo estoy autorizada a escuchar. Deberé comunicarme con mi gobierno para tomar cualquier tipo de acción.
- Sé lo que es eso.
- De igual modo, me ha sorprendido la ausencia de los clanes mandalorianos en esta reunión.
- ¿Uh? ¿Y eso por qué? No son un gobierno sino una panda de mercenarios.
- Sin embargo su influencia creciente en el Borde Exterior los pone en una posición de gran importancia en la política de esta galaxia. La irrupción de una nueva potencia como los Yuuzhan Vong en la escena galáctica atraerá su atención. Deberíamos controlar sus acciones.
- Los mandalorianos tienen poco interés en los territorios afectados. Y ahora si me disculpa.
- Por supuesto, coronel.
Kilena dio media vuelta y fue caminando por los pasillos de la nave dando varias vueltas, enredando, intentando asegurarse de que nadie la veía llegar a su objetivo.
- Consejero Stolk
- Oh embajadora -dijo el consejero yevethano-. Es un placer verla de nuevo.
- Muchas gracias. El embajador hubiera querido presentarle sus condolencias personalmente.
- Las acepto con gusto igualmente.
- Es muy amable. Consejero, mi gobierno se ha mostrado perplejo por las reacciones de nuestros homólogos. No creen que su pueblo tenga que plegarse a las condiciones que los Yuuzhan Vong pretenden imponerles.
- Créanme, no lo haremos. Ahora mismo salgo en la búsqueda de los que queda de nuestra flota, nos llevará tiempo pero contraatacaremos.
- Me temo que para cuando lo logren, la presencia de los Vong ya se habrá asentado en su territorio y sus fuerzas se encontrarán en una posición más débil que la actual.
- No tengo otra opción.
- Quizás sí -dijo Kilena y dejó una tableta de datos encima de la mesa-. Si usted supiese la situación de sus fuerzas así como los generales con los que cuenta...
- ...podría acelerar el proceso -dijo mientras recogía la tarjeta como si de un valioso tesoro se tratase-. Muchas gracias.
- Ni mi gobierno ni yo hemos hecho nada y si se le ocurre insinuar lo contrario... no seremos tan magnánimos como los Yuuzhan Vong.
ROKK - ESPACIO HUTT
- En algunas planetas hacer este tipo de cosas podría costarte la cárcel.
- ¿Por hacer cosas divertidas?
- ¿Divertidas? -dijo Ben Skywalker mientras mostraba las esposas que rodeaban sus manos a su maestro, Galen-.
- Bueno, cada uno entiende la diversión a su manera.
Los dos estaban esposados y caminaban en una gran hilera de prisioneros- esclavos. Sus ropas estaban hechas harapos y hacían juego con la cara ensangrentada y llena de barro. Ambos se encontraban en un campo de trabajo en los territorios de los Hutt. El campo consistía en una profunda mina donde había casi un millar de personas trabajando entre el lodo formado por las intensas lluvias que azotaban, como en ese mismo instante, continuamente el planeta. Los guardias gamorreanos, trandoshanos y demás especies se encaraban con aquellos que no mostraban lo que ellos consideraban la suficiente diligencia en el trabajo mientras vigilaban desde los distintos niveles de la mina con sus rifles de francotirador listos para abrir fuego ante cualquier señal de problemas.
- No pensaba que meterse en una planeta prisión fuera tan complicado -susurró Galen-.
- Tu imitación de campesino borracho fue de premio.
- ¿Qué imitación?
Siguieron caminado hasta que les llevaron a unos de los túneles. La tenue iluminación de las lámparas a penas si les permitía ver a quienes tenían delante y les dificultaba caminar entre tonto lodo y piedra. Aunque para ser sincero, poco había que ver salvo a los diferentes prisioneros extrayendo piedra y diversos minerales.
La filo se detuvo, un trandoshano que estaba al cargo junto a tres guardias gamorreanos estaban censando las nuevas adquisiciones mientras los marcaban con un cuño láser. El trandoshano, con su habitual expresión de enfado pasó un escáner manual por todo el cuerpo de Galen para comprobar que no tuviera arma alguna escondida. Cuando comprobó que estaba limpio procedió a cuñarla pero al poner el cuño sobre la piel de Galen la batería se desprendió y cayó al suelo. El trandoshano juró en huttés y recogió la batería para volver a colocarla en su sitio y repetir el proceso pero de nuevo la batería se desprendió.
- Debe estar roto. Iré al almacén -le dijo a uno de los guardias gamorreanos que asintió con un gruñido-. Vigiladlos estrechamente.
El trandoshano se fue dejando a Galen y a Ben junto con los otros esclavos y los tres guardias gamorreanos que su pusieron a discutir entre ellos por algún asunto. Galen tuvo que reprimir una sonrisa, no sabía por qué pero el aspecto porcino y su habitual tendencia a babarse había que siempre tuviera que controlar su risa en su presencia. Aunque había otra cosa que le gustaba más de los gamorreanos, eran unos completos cabeza huecas, muy muy muy débiles de mente.
- <Esas baterías parecen pesadas. Mi amigo y yo podríamos ayudar a traerlas1>
El gamorreano parpadeó un momento, parecía haber recordado algo de repente.
- <Esas baterías parecen pesadas. Tu amigo y tú, ayudad a traerlas>
- <Claro. Pero ayudaríamos mejor sin cadenas>
- <Ayudaréis mejor sin cadenas>
El guardia gamorreano que Galen estaba controlando les soltó. Los otros dos parecían confundidos y intentaron intervenir pero el guardia controlado no quiso saber nada, al fin de cuentas "sabía" que las baterías eran pesadas y su camarada trandoshano podía necesitar ayuda. Galen y Ben se largaron de allí siguiendo a distancia al trandoshano para que les llevase hasta el almacén. Durante el trayecto se camuflaban entre las sombras o fingían trabajar llevando algún capazo que encontraban por ahí tirado. Al final, el tradoshano llegó al almacén y pudieron dejarse de sutilezas. Al verlos, el trandoshano intentó desenfundar su bláster pero en ese mismo instante sintió que su tráquea se cerraba misteriosamente y sus manos se fueron instantáneamente a su garganta intentando deshacerse de la misterioso fuerza que le asfixiaba pero sin lograr ningún resultado.
Ben abrió la puerta del almacén mientras apartaba y escondía el cuerpo del inconsciente trandoshano. Encendieron las luces y fueron hacia donde estaban las unidades astromecánicas deteniéndose al lado de una de color verde.
- Ya estamos aquí R7 -dijo Galen mientras le quitaba el perno de sujeción y le liberaba-. ¿Tienes lo nuestro?
R7 abrió un par de compartimentos en su carcasa revelando un par de sable láser y comunicadores que Galen y Ben cogieron.
- Shil -dijo Ben por el comunicador-. ¿Me recibes?
- Ya era hora. Aquí todo el mundo pensaba que os habías metido en algún lío.
- ¿Nosotros? Nunca.
- ¿Dónde está el núcleo de la computadora? -preguntó Galen-.
- Tres niveles más abajo.
- Bien. Ben, ve con R7. Yo buscaré nuestro billete de salida.
- De acuerdo.
Ben comprobó que el sable láser quedase oculto entre sus ropas y puso su mejor cara de gruñón para intentar pasar desapercibido entre los guardias. Afortunadamente, nadie se fijó mucho en él hasta que llegó al núcleo de la computadora donde había dos guardias kryll con su larga nariz y su grandes orejas vigilando la entrada.
- ¿Adónde vas?
- Trabajos de mantenimiento -dijo señalando la unidad R7-.
- No se nos ha informado -dijo mientras su compañero apuntaba con su arma a Ben-. Retrocede.
- Vale, vale, tampoco hay que ponerse así. Aunque "quizás alguien se haya olvidado de actualizar la lista, pasa muchas veces" -dijo concentrándose en la Fuerza-.
- No. No pasa nunca.
- Vaya. Fuerte de mente ¿eh? Eso está bien, a veces. Lo siento mucho.
Utilizó la Fuerza y empujó a los dos guardias el uno contra el otro dejándolos a ambos inconscientes. Luego abrió la puerta y una vez dentro conecto a R7 con la computadora.
- R7 ya ha empezado -dijo a Shil-.
- Galen dice que hay un ascensor de servicio para droides que lleva directamente al hangar.
- Lo veo -dijo y esperó a que R7 acabase de copiar todos los archivos para encajarlo en el ascensor-. Allá va.
- Ahora sal de ahí sin llamar la atención.
- Eh, ya me conoces.
- Sí. Por eso lo digo.
- Eh, soy un fan de la discreción...
La alarma comenzó a sonar. De pronto varias lámparas se encendieron iluminando completamente el pasillo y dejando a Ben al descubierto.
- Yo no he sido...
- ¿Qué ha pasado? -pregunto Shil nerviosa-.
- Yo no he hecho nada.
- Uh... creo que he sido yo -dijo Galen desde el comunicador-.
- ¡¿Qué?!
- Verás, pensaba que esta misión iba a ser un poco más complicada. La verdad es que pocas veces no salen bien los planes, tenemos algo de mala suerte si se me permite la expresión. Normalmente eso hace que sean un buen entrenamiento pero esta vez no, así que he decidido animar un poquito las cosas.
- ¡¿Qué?!
- Venga, ¿dónde está tu espíritu aventurero?
Los guardias detectaron a Ben y le apuntaron mientras sacaban sus comunicadores para informar a sus compañeros que acabaron bloqueando el pasillo mientras tenían fijo a Ben. Éste sacó su sable láser.
- De acuerdo. Si tenemos que jugar.
Activó su sable láser pero la hoja no se encendió. Volvió a pulsar el botón de activación y de nueva nada.
- Otra vez no...
- Ah si me olvidaba, he quitado la célula de potencia de tu sable láser. Espero que no te importe.
- Claro -dijo y miró hacia la gran cantidad de guardias que ahora mismo le estaban apuntando-. Caray, los Hutt no escatiman a la hora de contratar mano de obra, ¿verdad?
Ben pudo escuchar perfectamente como los guardias quitaban el seguro a sus armas. Levantó las manos.
- ¿Me rindo?
Uno de los guardias se acercó apuntándole. Ben puso las manos detrás de la cabeza. El guardia extendió el brazo para ponerle unas esposas y entonces Ben se movió. Cogió al guardia de la muñeca y estiró su brazo para luego golpearle con su mano libre en el codo produciéndose un espantoso sonido al romperse. Cogió al guardia del cuello y lo usó de escudo ante la salva de disparos que llovieron sobre él. Luego utilizó la Fuerza para lanzar al guardia hacia sus compañeros que cayeron como si de bolos se tratasen.
Han consiguió hacer encender al fin los motores del Halcón para una prueba rutinaria. Los niveles de potencia al fin se habían estabilizando y sólo había tenido que invertir la polaridad del flujo de neutrones.
- Jaina y Mara han aterrizado en la K´juhi´or -dijo Leia-. Ya he pedido permiso para trasladarnos allí.
- Mira -dijo Han señalando la consola de comunicaciones-. Deben de ser ellas.
Pero no era así. La imagen holográfica que cobró vida era la de un oficial imperial humano, vestido con las máximas galas. Leia lo reconoció al instante.
- Moff Noannu, es un placer volver a verlo.
El Moff Noannu formaba parte del Consejo que gobierna sobre los restantes territorios del Imperio. Formaba parte de la facción más aperturista y leal al Gran Almirante lo que le había granjeado más de un enemigo en su propio gobierno. Leia le había conocido años atrás durante unas negociaciones y le tenía un gran respeto... para ser un imperial.
- Lo mismo digo majestad. Traigo un importante mensaje del Gran Almirante Garnet para usted. Le pide que se reúna lo más pronto posible con él.
- Puedo preguntar el motivo.
- Me temo que tengo que ser cauto. Nunca se sabe quiénes pueden estar escuchando pero sí puedo decirle que el encuentro versará sobre "nuevas adquisiciones"
- Creo que le entiendo, Moff. Mi marido y yo partiremos de inmediato.
- Entiendo. Les transmitiré de inmediato las coordenadas.
La conexión se cortó.
- Una visita al corazón del Imperio -dijo Leia lentamente-.
- Tú eres la que te quejabas de que nunca hacíamos turismo...
CONTINUARÁ
1.- Traducido de Huttes.
LA TASCA DE MOS EISLEY
Bueno, otro numerito...