Anteriormente en Star Wars Academia Jedi: Jacen se ha escapado para visitar
un antiguo templo que él y Tenel Ka descubrieron; allí se ha encontrado con
Exar Kum quien dice ser un Caballero Jedi. La nave en la que la espía de la
República Kalenda viajaba ha sido atacada. En la estación Hyuuk, el grupo
rebelde imperial conocido como Segundo Imperio ha realizado un ataque sin
previo aviso; el mandaloriano Soonah, quien debe asesinar a un rodiano por
orden de sus superiores, cree que su objetivo intenta traicionarles al
Segundo Imperio; Ben Skywalker y Ganner Rhysode han sido hechos prisioneros
por el rodiano a quien descubrieron saboteando la estación espacial; Galen y
Jaina Solo han salido en busca de los dos jóvenes aprendices Jedi. Por su
parte, R2D2 no ha sido visto desde que salio de marcha con sus colegas
droides, se ruega la ayuda de todos para intentar encontrarle.
YAVIN IV
Jacen se quedó perplejo. Aquella aparición de Exar Kum era distinta a las
que Jacen había presenciado. Normalmente, las apariciones de Jedi muertos
(en el caso de Jacen sólo su abuelo) consistían en una representación física
del Jedi, traslúcida y con un marcado tono azulado. En cambio, Exar Kum
parecía ser realmente una persona a excepción de su palidez innatural y por
una extraña aura de muerte que le rodeaba. Además, tenía la peculiar
característica de no respirar.
- Mientes -dijo Jacen-.
- ¿Cómo dices?
- Exar Kum no fue un Caballero Jedi, fue un Sith.
Exar Kum sonrió y se acercó a Jacen quien en ese instante se dio cuenta de
que no podía moverse.
- Antes de reclamar para mí el título de Lord Sith fue uno de los Caballeros
Jedi de la República. Así que jovencito no te he mentido, al menos desde
cierto punto de vista.
- T... Tengo que irme -tartamudeó Jacen-.
- No tengas tanta prisa -le inquirió Exar Kum-. No puedo hacerte daño, llevo
muerto muchos siglos. Veo que has traído mis pertenencias -dijo mirando
hacia el bolsillo de Jacen donde éste guardaba las oscuras piedras que había
cogido del templo-.
- ¿Qué son? -preguntó Jacen mientras retiraba las piedra de su bolsillo-.
Parecen gemas corusca pero...
- Lo son. O al menos lo eran un principio. Cuando estaba vivo las utilizaba
en mi sable láser.
- Pero su color negro.
- Utilicé el poder del Lado Oscuro para moldearlas. Era un simple ejercicio
de control; moldear la materia a tu antojo.
- Nunca había oído hablar de nada semejante.
- No me extraña. Aún con el paso de los años los Jedi siguen negándose a
quitarse la venda de los ojos.
- Sois los Sith los que os habéis negado a ver la verdad.
- ¿En serio? Dime, ¿a cuántos Sith has conocido?
- Conozco la historia. Sé lo que Palpatine, mi abuelo y demás han hecho a lo
largo de la historia.
- Esos seres no eran auténticos Sith. Yo fui el último; los que me
siguieron, Revan y Malak no eran más que una pálida sombra de lo que una vez
significó ser Señor Oscuro de los Sith. Fueron consumidos por el Lado
Oscuro, incluso para diferenciarse de los Jedi a los que una vez habían
pertenecido añadieron a su nombre la partícula Darth. Dime, ¿conoces la
verdadera historia de los Sith?
- Sí. Eran un pueblo ahora extinto.
- Su historia comienza mucho antes. El pueblo de los Sith era un basto
imperio que se extendía a lo largo de la galaxia. Hace casi 25000 años, aún
cuando la República era joven, se produjo el primer cisma en la Orden Jedi.
Un Jedi llamado Xendor, desafió a la Orden mostrándoles todo el poder del
Lado Oscuro. Algunos Jedi le siguieron pero la Orden acabó finalmente
expulsándolos. Mientras viajaban por el espacio se encontraron con el
Imperio Sith al que demostraron su inmenso poder ganándose el derecho de
gobernarlos.
- Dirás que los esclavizaron.
- Semántica.
- No me parece que la libertad y la esclavitud sean lo mismo.
- Eso es porque todavía tienes cerrados los ojos. Dime, ¿eres libre Jacen
Solo?
- Por supuesto que sí.
- Entonces vete de este planeta, abandona la Academia Jedi como quieres
hacer -miró de arriba abajo a Jacen como si examinase su alma-. ¿No puedes?
¿Acaso no eres tan libre como quieres?
- La libertad absoluta es imposible. Todos tenemos obligaciones.
- Quítate esas ideas de la cabeza. La libertad sólo puede conquistarse a
través del poder. ¿Cómo crees que ganó tu Rebelión a las fuerzas de
Palpatine? Usaron su fuerza, su poder para imponer sus ideas. Los Jedi han
hecho eso mismo sobre ti, coartan tu libertad, tu propia capacidad para
convertirte en alguien superior.
- No quiero el poder del Lado Oscuro si significa convertirme en un monstruo
como mi abuelo.
- Todavía no comprendes el verdadero significado del Lado Oscuro. Tu abuelo,
Palpatine, Malak, Kreia... todos Sith, todos cayeron bajo su influencia. Al
contrario que los Jedi no te mentiré, el Lado Oscuro es muy peligroso, viene
de las más profundas emociones que poseen los seres vivos. Puede destruirte
si no lo controlas adecuadamente. Pero si lo controlas, si logras ponerlo a
tu servicio, el resultado será grandioso.
- El riesgo es...
- Inconmensurable, cierto. Pero todo lo que merece la pena tiene un elevado
riesgo. Los viajes hiperespaciales no los inventaron unos científicos que se
quedaban en casa tranquilos, valorando todos los riesgos. No, tuvieron que
ponerse al mano de una nave adentrándose en lo desconocido. Se arriesgaron y
triunfaron. Tú también puedes hacerlo. Puedes dominar el Lado Oscuro y
conquistar tu libertad.
Jacen pensó en lo que Exar Kum le decía. En su mente, sabía que todo aquello
no era más que un montón de palabrería barata, filosofía de medio crédito.
Pero su cuerpo le impulsaba a seguir escuchando a Exar Kum. Sin embargo,
antes de que pudiera decir nada unos aplausos interrumpieron los
pensamientos de Jacen. Tenel Ka entró en la sala.
- Bonito discurso -dijo la heredera del trono de Hapes-. Lástima que la voz
de un Señor del Sith no sea fiar. Jacen, vayámonos de aquí.
- No tienes por qué irte. Recuerda, aspiras a la libertad, no te dejes
influir por ella.
- Porque dejarte influir por él es mejor, ¿verdad?
- Valientes palabras de una soberana, de alguien que tiene garantizada su
libertad porque aspira a gobernar y no a ser gobernada. Pero no esperaba que
entendieses la verdad de la galaxia, estás demasiado contaminada por las
ideas Jedi. Es una verdadera lástima, habrías sido una buena compañera para
Jacen.
Justo detrás de Exar Kum aparecieron dos animales de pelaje negro como el
alma de Exar Kum. A cuatro patas se levantaban un metro del suelo. Sus
garras eran afiladas, pero no tanto como aquellos dientes de los cuales caía
una espesa baba. Se les conocían como Krechs.
- Una verdadera lástima -repitió Exar Kum justo antes de que las fieras se
lanzaran hacia Tenel Ka-.
HYUUK
El sargento Perkins volvió a comprobar el nivel de carga de su arma. Estaba
a tope. Aún así y aunque contaban con los suficientes hombres como para
detener el asalto no sabía cómo iban a hacer para destruir el Destructor
Estelar clase Victoria sin tener las armas de la estación completamente
operativas.
El sonido que producían las abrazaderas magnéticas al adherirse a la
escotilla inundó toda la nave. Una vez cesado el ruido, el contorno de al
puerta empezó a llenarse de chispas producidas por el soldador láser que la
cortaba. Perkins miró a todos sus hombres, apostados por todo el pasillo
intentando resguardarse en las pequeñas irregularidades de la nave. Comprobó
el número de disparos que le quedaban a su arma, estaba a tope. El surco que
dejaba el soldador láser acabó su recorrido y se produjo un instante de
silencio. Perkins asió con fuerza su arma y apuntó al centro. La escotilla
voló por los aires. Perkins disparó.
Ben y Ganner se quedaron totalmente quietos y levantaron las manos en cuanto
el rodiano, que parecía estar saboteando la estación, les apuntó con su
bláster. Ben tenía la intención de hablar pero en la habitación irrumpió un
mandaloriano totalmente armado que apuntó al rodiano con sus dos blásters.
- Natoh, me alegro de verte -dijo el mandaloriano-.
El rodiano no compartía la misma sensación pues al ver al mandaloriano se
puso tremendamente nervioso.
- <¡No pretendía traicionaros os lo juro! Pero el Segundo Imperio tiene a mi
familia1>
- La nave de tu familia fue destruida en un ataque imperial hace cinco años.
- <Una tragedia. Pero fueron mis primeros créditos como espía>
Soonah sintió a alguien acercarse y entró en la habitación apuntando con un
bláster a Natoh y con otro a los recién llegados Galen y Jaina Solo.
- Vaya. Sólo falta un Sith y esto ya parecería un chiste -dijo Ben-.
Galen comprobó que tanto Ben como Ganner estaban bien. El resto de la
situación le tenía desconcertado. El rodiano debía de tener una recompensar
por su cabeza lo que explica la presencia del mandaloriano. La recompensa
debía incidir en la captura pues de otro modo no cabía razón alguna para que
el rodiano siguiera respirando. Eso podía jugar a favor de Galen, podían
trabajar momentáneamente juntos ya que Galen no se veía capaz de desarmar a
ambos sin que nadie saliese herido.
- Tranquilos -dijo Galen-. Esto puede solucionarse sin que nadie salga
herido.
- Estoy de acuerdo -dijo Soonah justo antes de disparar, por sorpresa, a la
cabeza a Natoh. Aún sorprendido por la actitud del mandaloriano Galen
intentó moverse pero el mandaloriano le disuadió apuntando ahora hacia
Ganner y Ben-. Calma Jedi, o los chicos mueren.
Galen se maldijo a sí mismo. Había cometido un grave error al interpretar
mal la situación y el rodiano había sido quien lo había pagado. Además ahora
se establecían nuevas preguntas y variantes en todo aquel embrollo a las que
se añadían otras en las que antes no había caído Galen. Por lo que sabía el
mandaloriano había sido contratado para asesinar al rodiano. Era el único
hecho del que podía estar seguro. A partir de ahí todo era confusión. Le
llamaba la atención la coincidencia de hechos entre la presencia del
rodiano, el mandaloriano y el ataque a la estación. Y ¿por qué el
mandaloriano había decido actuar en una base de la República? Sabía que de
ser descubierto sería inmediatamente detenido e interrogado. Tenía que ser
un problema de tiempo.
- Esto es lo que haremos -empezó a decir Soonah-. Vas a apagar el sable
láser y tirarlo lejos. Yo dejaré aquí una granada con temporizador. Estoy
seguro de que, como buen Jedi que eres, podrás desactivarla. ¿Entendido?
Galen asintió e hizo lo que Soonah había dicho, no quería volver a meter la
pata. El mandaloriano, aún cuando Galen se había deshecho de su sable láser,
no dejó de apuntarles. Guardó uno de sus blásters, sacó una granada
poniéndole un tiempo mínimo y la dejó en medio de la habitación antes de
echar a correr y disparar varias veces al aire. Entonces Galen actuó de
inmediato, cogió la granada, la sacó de la habitación y la lanzó hacia el
lado contrario del cual corría Soonah. Luego utilizó la Fuerza para
recuperar su sable láser.
- ¿Estás bien? -les preguntó a los chicos-.
- Sí -dijo Ben-. No debimos...
- Eso no importa ahora. Escuchad, tengo que perseguir a ese mandaloriano y
averiguar qué pasa aquí. Jaina sabe dónde se encuentran el resto de
estudiantes, volved con ellos. No hagáis ninguna tontería.
Galen emprendió la persecución dejando a los chicos solos. Jaina se lanzó
casi instantáneamente hasta el dispositivo que Natoh había adherido a la
pared.
- Parece haber saboteado los sistemas de armamento y escudos.
- ¿Puedes reparar el daño? -preguntó Ben-.
- No. Parece haber fundido algún relee y quién sabe qué más. En Ingeniería
deberían ser capaces de arreglar todo el sistema pero les llevará tiempo.
Tiempo que no tenemos.
- Escondamos el cuerpo del rodiano. Ya veremos lo que hacemos luego -sugirió
Ben-.
- Estoy de acuerdo.
- Eh, un momento -interrumpió Ganner-. Galen nos ha ordenado volver con el
resto de estudiantes.
- Debemos intentar que nuestros agresores no se enteren de que el rodiano
está muerto -empezó a explicar Jaina-. Si mi intuición es cierta, él es el
objetivo de todo este ataque; de otro modo no tendría sentido el no haber
hecho saltar por los aires la estación. Así que se lo encuentran... bye,
bye. Además vagar por la estación sería igualmente de peligroso, varias
tropas han invadido la base.
- ¿Con naves de desembarco? -preguntó Ben-.
- Sí. ¿Por?
Ben tenía una gran sonrisa en la boca.
- Tengo una muy buena idea.
- Y yo un mal presentimiento.
YAVIN IV
Uno de los Krechs de Exar Kum se lanzó aullando contra Tenel Ka. La heredera
al torno de Hapes vestía su habitual armadura de escamas de Rancor, que la
protegía en el combate cuerpo a cuerpo y del fuego lejano de blásters.
Tenel Ka no sentía ningún miedo. Desde pequeña había sido entrenada en todo
tipo de defensa personal, además las largas vacaciones de la escuela que
pasaba en el planeta natal de su madre, Dathomir, la habían curtido en el
combate.
A escasos metros de Tenel Ka la criatura saltó buscando la garganta de la
heredera hapaniana. Tenel desenvainó el vibrocuchillo que guardaba en su
espalda y esperó al último momento para actuar. Se agachó velozmente
esquivando las patas delanteras del animal al mismo tiempo que colocaba su
brazo izquierdo bajo la garganta del mismo y utiliza su brazo restante,
aquel que empuñaba el vibrocuchillo, para asestar un golpe mortal. La sangre
del Krech se esparció por la armadura y la cara de Tenel Ka.
- ¿Ves Jacen? -dijo Exar Kum-. Todo se trata de poder. Los fuertes
sobreviven porque son poderosos.
El segundo Krech fue más cauto que su predecesor. Observó a Tenel Ka y
comenzó a caminar hacia ella lentamente antes de lanzarse a gran velocidad.
Tenel Ka, sorprendida por la velocidad del animal, sólo pudo echarse a un
lado esquivando una de las garras pero no pudiendo evitar la otra. Si no
hubiese sido por su armadura, ahora Tenel Ka estaría muerta; en cambio,
ahora sólo tenía un feo corte en la espalda. Tenel Ka ignoró el dolor y
volvió la vista hacia el Krech que se volvía a lanzar contra ella. Ésta vez
sí pudo esquivarlo, rodando por el suelo. Pero cuando se iba a levantar se
vio empujada por una mano invisible contra la pared.
Aturdida por el golpe observó a la fiera cayendo sobre ella. Invocó
instintivamente la Fuerza y saltó pero no fue suficiente; volvió a sentir
cómo las garras atravesaban su carne y cayó al suelo, herida de gravedad. El
Krech se relamía ante su presa. Se fue acercando poco a poco a una Tenel Ka
que no podía levantarse. El Krech se dispuso a rematarla. Se abalanzó sobre
la princesa hapaniana.
- ¡Tenel Ka! -dijo Jacen que no podía moverse-.
Se produjo el silencio. El Krech estaba encima de Tenel Ka. Se escuchó un
chillido. El Krech cayó hacia un lado con el vibrocuchillo hundido en su
corazón. Tenel Ka quedó tendida en el suelo, jadeaba a causa del miedo y el
esfuerzo.
- Tu poder no es tan grande como pensabas -dijo mientras recurría a los
últimos resquicios de sus fuerzas para levantarse-. Es un defecto muy común
en los hombres.
Exar Kum sonrió. Extendió las manos y de ellas salieron unos azulados rayos
de pura Fuerza que lanzaron a Tenel Ka hacia el otro lado de la habitación.
- Ahora es tu turno -dijo Exar Kum-.
- ¿Mi turno? -dijo Jacen-.
- Mátala y te daré el poder para ser libre.
- ¿Matarla? Jamás lo haré.
- Os mataré a ambos. Sálvate, obtendrás el mayor poder que hay en la
galaxia: decidir por uno mismo.
Jacen observó a Tenel Ka. Estaba herida, exhausta. Sería tan fácil acabar
con ella y aceptar la propuesta de Exar Kum. Pero si fuera de los que eligen
el camino fácil jamás se habría negado a ingresar en la Academia Jedi.
- No. No la mataré. No me importa que me mates pero te advierto que no te lo
pondré fácil.
- Eres un necio... y morirás como un necio.
- No si yo puedo evitarlo.
Luke Skywalker, Maestro Jedi, entró en la sala.
HYUUK
THX-11464 se recostó en su asiento (como buen soldado de asalto, había
abandonado su nombre d epila por su designación actual) Pilotaba una de las
lanzaderas de asalto que habían atracado en la estación espacial y aguardaba
el regreso de sus compañeros para volver a la nave. Escuchó un ruido al
fondo y automáticamente se llevó la mano al bláster.
- ¿Has oído eso? -le preguntó al copiloto-.
- No he oído nada.
- Ve a comprobar.
El copiloto se levantó y fue hacia la parte trasera de la nave donde se
encontraba la escotilla de entrada. THX-11464 escuchó el disparo de un
bláster y rápidamente se levantó pero antes de que pudiera ver nada un
disparo le arrebató el arma de las manos. Se dispuso entonces a llamar por
radio pero...
- Yo no haría eso -dijo Jaina Solo mientras le apuntaba con un bláster-. Si
eres bueno no te pasará nada.
Tres jóvenes habían entrado en la nave. Llevaban consigo una plataforma
repulsora en la que llevaban algo que THX-11464 no pudo identificar. Volvió
a amagar con activar el comunicador pero Ganner se adelantó y con una llave
lo redujo.
- Te han dicho que te estés quieto.
- Suéltale -le dijo Ben y Ganner así lo hizo-. Desengancha la lanzadera y
vuelve al hangar.
- ¿Y si me niego?
- No quieres que te responda -dijo firmemente Ben-.
- De acuerdo. Total, ¿quién soy yo para evitar que os suicidéis? -concluyó
el soldado del Segundo Imperio-.
- Esto sigue sin gustarme -objetó Ganner-.
- Menos mal que nadie te ha preguntado -le contestó Jaina mientras se
sentaba en el asiento del copiloto-.
La escotilla de la lanzadera se cerró y los desenganches magnéticos se
replegaron con un sonoro "clic". Casi inmediatamente, el Destructor Victoria
se puso en contacto con la lanzadera.
- Lanzadera Xintar. Su salida no ha sido autorizada.
- Traemos heridos graves -dijo Ganner por el intercomunicador con la voz más
ronca que pudo-.
- Sus órdenes eran esperar hasta obtener el objetivo.
- Hemos recibido confirmación de su embarco en otra de las lanzaderas.
Solicitamos permiso de atraque.
- No tengo constancia de esa información.
Jaina le susurró algo al oído a Ganner y éste asintió.
- Hemos detectado varias interferencias en las comunicaciones externas
cuando estábamos acopladas a la estación espacial. Deben poseer un generador
de campo del que no teníamos información.
- Entendido lanzadera Xintar. Transmitan el código de seguridad.
Ben acercó la pistola bláster a la cabeza del soldado que no podía creerse
que tres adolescentes le estuvieran poniendo en semejante situación. Al
principio no hizo nada pero rápidamente Ben le golpeó suavemente con el
bláster en el casco y pulsó el botón de transmisión en el panel de mano.
- Código aceptado lanzadera Xintar. Tienen permiso para atracar en el hangar
3.
Ben disparó. El haz azul impactó en el soldado de asalto. Por suerte para
él, Ben había cambiado el dial del bláster de "matar" a "aturdir". Entonces
se sentó en el asiento del piloto.
Galen corría por todos los pasillos en persecución del cazador de
recompensas mandaloriano. Por suerte, todavía no se había encontrado con
resistencia alguna; de haberlo hecho probablemente habría perdido el rastro
de su presa. Una intuición repentina le hizo detenerse y no doblar la
siguiente esquina. Décimas de segundo más tarde una tremenda explosión
sacudía el pasillo. Si hubiera continuado ahora mismo estaría muerto.
Esta vez sí dobló la esquina y atravesó el pasillo que estaba siendo
inundado con el líquido ignífugo de emergencia estándar de todas las
estaciones. Siguió corriendo y al fin contactar visualmente con el
mandaloriano quien también se dio cuenta de su presencia. Por lo que sabía,
estaban llegando al hangar donde se descargaban el material de
abastecimiento de la estación espacial.
Atravesó la última puerta y llegó ala hangar. Ajeno a todo el caos que
estaba sufriendo la estación, el hangar de mantenimiento seguía con sus
tareas automáticamente programas. Droides de transporte transportaban equipo
de un lugar a otro como si de una perfecta sinfonía acompasada se tratase.
Activó su sable láser en el momento que una ráfaga de disparos láser se le
acercaba y con precisión milimétrica los fue desviando uno a uno. Tenía que
reconocer que aquel mandaloriano era muy bueno, disparaba con tal puntería y
rapidez que Galen sólo podía desviar los disparos y no redirigirlos, que es
lo que hubiese querido hacer.
"Otra muestra de que todavía no soy un Caballero Jedi" pensó para sus
adentros Galen.
Divisó a Soonah retrocediendo, entrando en una de las naves de transporte
que estaban preparándose para salir del hangar. El inmenso ascensor comenzó
a levantar la nave. Como se transportaban todo tipo de materiales y el
proceso estaba automatizado, para el despegue de las naves se procedía a
elevarlas con un ascensor hasta varias compuertas situadas encima del
hangar; así se evitaba que al encender los quemadores de la nave se
produjese alguna explosión por algún material mal colocado o que se hubiera
caído al suelo. Era una medida de seguridad.
Los disparos habían cesado pero el ascensor ya casi había subido del todo.
Galen corrió todo lo que pudo, flexionó las piernas y ayudándose de la
Fuerza realizó un salto de más de 20 metros. Tuvo que contorsionarse al
final para pasar por la estrecha abertura y tuvo éxito.
- Demasiado justo.
Se levantó para proseguir pero cayó inmediatamente al suelo de nuevo. La
capa se le había enganchado en el ascensor así que la dejó y se dirigió
hacia la nave. Soonah salió justo por la escotilla de entrada y le disparó
dos pequeños misiles desde sus muñequeras. Galen usó la Fuerza para desviar
el curso de los misiles y de un saltó se plantó delante de Soonah al que
propinó una fuerte patada. Soonah rodó y se levantó justo a tiempo de ver
cómo la hoja azulada de Galen partía uno de sus blásters. Antes de que el
Jedi pudiera atacarle de nuevo, Soonah realizó un barrido tirando a Galen al
suelo.
- ¿Sabes que es esto? -le dijo Soonah, señalando el pequeño artefacto
redondo que tenía en la mano-.
- Un detonador termal.
- Si suelto el pulsador, los dos volaremos por los aires y la estación
espacial quedará dañada -ambos sintieron la pequeña sacudida que dio la nave
al despegar. Estoy entrenado para resistir tus trucos mentales Jedi, así que
no intentes nada a acabaremos convertidos en polvo espacial.
- Deberías rendirte ahora mismo. Esta nave está programada para ir a
Coruscant, allí no tendrás posibilidad de escapar.
- Deja que eso lo decida yo.
Galen consideró la situación y todo lo que había aprendido de sus maestros.
De haber estado Kyp aquí habría usado la Fuerza para mantener pulsado el
botón del detonador y habría atacado con todas sus fuerzas a Soonah; sin
embargo Galen no sabía si estaba preparado para mantener la concentración
sobre el detonador y defenderse de los ataques de Soonah. Por su parte, el
Maestro Skywalker habría esperado a ver los movimientos de Soonah. ¿Qué iba
a hacer él? Ahora era el padawan del Maestro Skywalker así que debería
comportarse según sus enseñanzas.
"Confía en tu instinto" escuchó Galen en su mente y fue como si se le
abriese una nueva alternativa. Era un padawan sí, debía obedecer a su
Maestro, aprender sus lecciones y usarlas en su vida. Pero al final, las
decisiones pertenecen a uno mismo y a la Fuerza. Los Jedi no actúan porque
se lo obliguen, si no porque la Fuerza les conmina a ello.
¿Qué era lo que la Fuerza le decía a Galen? El joven aprendiz de Jedi
desconectó su sable láser y se cruzó de piernas mientras cerraba los ojos
para introducirse en un trance Jedi de descanso.
- No te atacaré hasta que lleguemos a Coruscant. Tienes mi palabra
Ben acercó la lanzadera de desembarco hacia el hangar 3. Jaina se había
sentado en el asiento del copiloto mientras Ganner permanecía en la parte
trasera, preparado para abrir la puerta lateral y soltar el pequeño regalo
que traían. El regalo consistía en una potente bomba sostenido por un trineo
repulsor que tendría que destruir el Destructor Victoria.
- Ahí vamos -dijo Ben-. Preparaos.
Condujo la lanzadera hasta dentro del hangar. Las puertas se cerraron y tuvo
que esperar a que le dieran luz verde para desconectar los repulsares de la
nave y posarla. De pronto, la sala empezó a llenarse de tropas de asalto.
- Tengo un mal presentimiento -dijo Jaina-. Este tipo nos ha vendido -dijo
refiriéndose al piloto que habían dejado inconsciente-
Las tropas de asalto golpearon la puerta.
- ¡Abran inmediatamente!
- ¿Qué hacemos? -preguntó Ganner-.
- Activa el temporizador de la bomba -dijo Ben-.
- Y ábreles la puerta.
Abrió la puerta lateral. No se esperaba que los soldados de asalto
reaccionaran tan rápido, a penas tuvo tiempo de cubrirse cuando los soldados
abrieron fuego a discreción. Jaina saltó del asiento del copiloto, cogió un
rifle bláster y comenzó a disparar pequeñas ráfagas que no disminuían el
empuje de los soldados.
- ¡Ben sácanos de aquí!
Ben activó los escudos y los soldados fueron empujados fuera de la escotilla
lateral de la nave. Jaina fue hacia la plataforma repulsora que albergaba la
bomba.
- ¡No funciona! Un disparo ha debido dañar los controles.
- ¡Déjame a mí! -dijo Ganner mientras intentaba mover la bomba manualmente
sin éxito-. ¡Pesa demasiado!
- ¡El tiempo se agota! -dice Jaina mirando el cronómetro-.
Ben se concentró y e intentó mover la bomba con la Fuerza pero pesaba
demasiado para sus habilidades.
- ¡Jaina!
Entendió lo que su primo le pedía y también se concentró en la Fuerza. Por
separado, ninguno tenía la habilidad. Juntos todo era distinto. Había una
máxima conocida en tiempos anteriores: enfrentarse a un Jedi era enfrentarse
a 100 hombres, enfrentarse a dos Jedi era enfrentarse a 1000 hombres. La
bomba se suspendió en el aire durante unas centésimas de segundo antes de
salir disparada de la nave y caer encima de varios soldados.
- ¡Nos vamos!
Jaina voló hacia el puesto de copiloto justo cuando Ganner cerraba la
compuerta lateral y Ben encendía a toda potencia los quemadores. Como las
compuertas de su hangar estaban cerradas, Jaina activó todas las armas y
disparando sin cesar consiguió abrirlas. En ese instante la bomba explotó.
La lanzadera se vio rodeada en ese instante por el calor y el fuego
procedentes de la explosión pero Ben consiguió salir justo a tiempo y sólo
sufrieron daños leves antes de que el Destructor estallase.
CORELLIA
Kalenda se dio la vuelta buscando poder respirar mejor. Estaba herida,
empapada y casi exhausta. También estaba un poco confusa e intentaba
recomponer lo que había pasado minutos antes. Habían atacado la nave en la
que viajaba y, por las acciones que habrían emprendido, descubierto su
alias. Eso entre otras cosas significaba que alguien en la INR les estaba
traicionando. Si no hubiese sido por el contacto de Código Azul, jamás
hubiera podido escapar de aquella nave. Aunque todavía estaba furiosa
consigo mismo por haber tenido que abandonar a quien la había salvado en la
nave.
Si aún sus problemas hubieran acabado ahí. Sus enemigas la habían perseguido
con varios cazas y cuando había entrado en la atmósfera de Corellia había
sido alcanzada de gravedad. Había tenido que cambiar el rumbo hacia el
océano para no caer justo en medio de Corona, la capital del planeta. Fue
pura suerte que consiguiera sobrevivir al impacto con el agua. Había tenido
que nadar hasta alcanzar la orilla de donde estuviese ahora mismo. Y su
trabajo todavía acababa de empezar; tendría que esconderse, buscar una nueva
identidad, averiguar en quién podía confiar y avisar a la República de lo
que había ocurrido.
Sería mejor ponerse en marcha ya.
YAVIN IV
Jacen notó de pronto que podía volver a moverse y no se lo pensó ni un
instante en ir a socorrer a Tenel Ka. Pese a sus heridas, la princesa
hapaniana se recuperaría siempre y cuando la llevasen a un centro médico lo
más rápido posible.
- Maestro Skywalker.
- Exar Kum.
- ¿Me reconocéis? Es todo un halago dado vuestra precariedad
- Jacen, llévate a Tenel Ka a la enfermería de la Academia.
- No tan rápido -dijo Exar Kum moviendo con la Fuerza unas piedras que
taponaron la salida-. ¿Acaso no quieres que oigan nuestra conversación? ¿No
quieres que descubran tus mentiras?
- ¿Quién miente a quién?
- Tú, el mal llamado maestro. Te niegas a aceptar la verdad del poder del
Lado Oscuro. Coartas tu libertad amparándote en las endebles tradiciones
Jedi.
- Conmigo eso no funcionará. Hace tiempo que dejé de ser un niño
Las piedras que bloqueaban el pasillo se apartaron mostrando la salida del
templo.
- Veo que no eres tan débil como pensaba. Pero imagínate el poder que
podrías conseguir. La inmortalidad estaría a tu alcance.
Luke no pudo reprimir una sonrisa.
- ¿La Inmortalidad que has conseguido tú?
- He sobrevivido más de 4000 años en este lugar. Más de lo que vivirás tú.
- Desde luego. Moriré mucho antes. Pero dime, ¿por qué no discutimos esto
fuera? -Exar Kum pareció quedarse de piedra-. ¿No puedes? Quizás por eso
querías a Jacen, para poder salir de estos muros.
- ¡Juntos podríamos conseguirla! Estuve muy cerca de lograrlo; si Qel-Droma
no me hubiera traicionado... pero juntos, tendríamos más posibilidades.
- Tu oferta no me interesa. Nos vamos Jacen.
- ¿No te interesa? Pero... un momento, ¡sabes cómo lograrlo! Lo sabía, los
Jedi siempre os guardáis secretos. ¡Tú sabes como conseguir la inmortalidad!
Las piedras del templo comenzaron a temblar. Exar Kum desató todo su poder
en forma de rayos y columnas de piedra lanzadas contra Luke, Jacen y Tenel
Ka. Luke sólo necesitó levantar la mano para detener todo el poder de Exar
Kum.
- No es posible.
- Estás fuera época Exar Kum. Tu reticencia a morir es una traición a la
Fuerza.
- ¡No podrás conmigo!
Exar Kum gritó de dolor. Miró sus manos y vio que estaba desapareciendo,
haciéndose uno con la Fuerza, muriendo después de 4000 años. El templo
comenzó a agrietarse, un terremoto sacudía la zona. Luke cogió a Tenel Ka y
salió con Jacen corriendo antes de que el templo se derrumbara.
- Yo... nunca quise que pasara esto.
- Ya hablaremos mañana de esto. Ahora tenemos que ocuparnos de Tenel Ka.
CONTINUARÁ
1.- Traducido del rodiano
LA TASCA DE MOS EISLEY
Holadola
Cuando escribo esto acabo de terminar de ver el Episodio IV y un día antes
he visto el Episodio III. La verdad, no sé qué resulta más extraño, si que a
estas alturas Lucas haya podido atar todo tan bien o el cariz tan distinto
que adquiere el Episodio IV sobre todo gracias a ese Obi-Wan Kenobi tan
genialmente interpretado por Alec Guinness que hace creer realmente que
Lucas tenía todo atado y bien atado desde el principio de la saga allá por
1977.
En cuanto al número; penúltimo número antes de la saga final de esta etapa.
Por cierto que es posible que esta serie pase a bimestral, sobre todo si
hago mi proyecto de una serie que narre los acontecimientos entre el
episodio III y el episodio IV (como quiere hacer Lucas, pero yo me adelanto
porque soy más guay)
Vayamos con las cartas. Empezamos con José González que nos dice:
¿R2 con ruedas nuevas?¿Por qué no unos cohetes como en el Ataque de los
Clones?
También se desplaza con ruedas. Y eh, esa es una buena pregunta para la
nueva serie :P
Lo de las piedras encontradas en el templo avanza a paso de tortuga. Con
lo intrigado que me tiene.
En esto se resuelve todo, todo y todo.
Es curiosa la mala imagen de los Jedis en la República. Me ha hecho
gracia que hagan encuestas para saber el porque.
Pues fíjate, iba a contestar que es por toda la mala publicidad que ha hecho
Palpatine de ellos y veo que Lucas me ha hecho una mano y todo en el
Episodio III
Seguimos ahora con el Xumer, que nos cuenta:
No esta mal, aunque apenas veo nada reseñable. Típico número de
transición "vamos a poner a cada pieza donde queremos".
Últimamente hago demasiado de esos.
Totalmente de acuerdo, pero me concederas que si analizamos cual de las
dos personalidades esta mas desarrollada y tiene mayor consistencia y
profundidad... Vader gana de goleada. Vader es el que acaba redimiendose,
Anakin realmente no aparece en la pelicula (todos mis conocimientos se basan
en la pelicula) y la imagen que aparece al final (en modo espectro) es
simplemente un reflejo de la bondad de Vader.
No estoy nada de acuerdo. Date cuenta de que no es Vader quien se redime
sino Anakin, son dos personas distintas en un mismo cuerpo, Vader nunca se
reconoce en Anakin. Y para mi Anakin está mucho mejor desarrollado que
Vader, que es básicamente un lacayo, uno de los buenos pero no es comparable
a todos los conflictos por los que pasa Anakin para hacer que nazca Vader.
A proposito ¿que te parece que hayan metido al capullo de Hayden
Cristiansen (como sea que se escriba) sustituyendo al espectro de Anakin en
el Retorno del Jedi?
Si hubiese sido obligado por la productora me hubiese cabreado pero que el
tipo que inventó todo esto, el que lo pagó y lo llevó a cabo cambie algo de
sus pelis pues como que me parece bien (y vamos, todos sus cambios han sido
para mejor, excepto lo de Greedo y Han pero creo que eso no ha sido
principalmente idea de Lucas) Y qué demonios, es más lógico que aparezca
Hayden que un tipo totalmente desconocido.
Y nada más, comentarios, sugerencias, amenazas de muerte y esas cosas a la
dirección de siempre.
Que la Fuerza os acompañe
Ben_reilly@terra.es