CORUSCANT
Las grandes batallas, los rescates peligrosos, el honor, la gloria...
cuando Kyp había entrado a formar parte de la Academia Jedi eso es lo
que había pensado que tendría en su nueva vida. Jamás se le pasó por
la cabeza estar cuidando de tres bebés junto a otro Jedi. Claro que
los bebés eran nada más y nada menos que los nietos de Darth Vader
pero eso no les disculpaba. Todo era un castigo de Mara que había
cazado a Kyp y a Gantoris intentando usar el holocrón Jedi sin el
permiso del Maestro Skywalker.
- Cuidado con ese cristal -le advirtió Gantoris en el último momento-.
Para pasar el tiempo y seguir entrenándose Gantoris y Kyp estaba
utilizando unos pequeños cristales microscópicos. Con ayuda de la
Fuerza los hacían flotar en el aire y los dirigían el uno contra el
otro a gran velocidad. El ejercicio ayudaba a mejorar la
compenetración con el compañero a la vez que permitía conectar a un
nivel mayor con la Fuerza. Kyp no conocía mucho a Gantoris, éste era
muy reservado. Sin embargo sí sabía que era probablemente el único
que podría enfrentársele con un mínimo de posibilidades. No es que
los otros no fueran tan hábiles como ellos pero a Kyp siempre le
había parecido que aprendían sin convicción, como si lo de ser Jedi
no fuera lo más importante de sus vidas. Carecían de un objetivo, Kyp
quería buscar a su hermano entre las tropas imperiales, esa era su
meta, el fuego que le iluminaba en su aprendizaje. Había visto en
Gantoris el mismo fuego pero no sabía qué buscaba.
- Sería de agradecer que te centrases más en la tarea -dijo Gantoris
quien segundos antes había esquivado por escasos milímetros un
cristal dirigido a su ojo-.
- Lo siento. Estaba pensando.
Gantoris fue relajando su conexión con la Fuerza hasta hacer que
todos los cristales se pararan y quedaran flotando en el aire.
- ¿En que pensabas?
- En ti. ¿Qué haces aquí? Eres el dirigente de tu planeta, planeta
que ahora te necesita más que nunca después del ataque Hutt.
Kyp pudo notar cómo la pregunta puso nervioso a Gantoris y no sólo a
través de la Fuerza, si no que cualquier se habría dado cuenta al ver
girar sin control por toda la habitación los cristales que habían
estado usando.
- Es complicado.
- Os oí al Maestro Skywalker y a ti hablar sobre unos sueños.
- No son sueños, son visiones del futuro, premoniciones de la Fuerza.
- ¿Qué ocurre en ellas?
- Es extraño. Siento un mal, un mal como nunca se ha visto en esta
galaxia. Luego veo la gran oscuridad, más negra que la infinidad del
espacio a excepción de sus entrañas que resplandecen más brillantes
que cualquier estrella. Me mira a los ojos como si estuviera
preparándose para devorar mi ser y después...
- ...grita con un chillido ensordecedor que penetra en tus oídos, no te
deja respirar, te consume por dentro mientras al fondo distingues una
voz susurrando un nombre que no alcanzas a oír completamente.
- También has tenido el sueño.
- Sí. No se lo comenté al Maestro Skywalker, pensé que se trataba de
una pesadilla.
- Sí, una pesadilla muy real.
- ¿Qué crees que significa?
- No lo sé. Pero ojalá cuando llegue el momento de encontrarnos con
nuestras pesadillas tengamos el suficiente poder para derrotarlas.
SISTEMA SYZKMMANN
La batalla entre la flota Hutt y la flota imperial habían terminado
con la victoria de ésta última. Más de la mitad del territorio que
los Hutt habían conquistado en los últimos meses estaba ahora en
manos del Imperio. El Imperio había suministrado naves y soldados
clon a Durga el Hutt que éste comprobaba personalmente buscando algún
tipo de truco. Pero una vez que su campaña expansionista había
empezado ese control se relajó y el Imperio había podido infiltrarse
entre las tropas Hutt sin problemas. Como resultado la mayoría de las
veces no había ni batalla ya que las naves Hutt eran saboteadas.
A Roark Garnet todo esto le parecía bien. Meter en otra guerra a lo
que quedaba del Imperio sería cometer el mismo error que llevaban
cometiendo desde que la derrota de Endor. Un único Imperio todavía
podía enfrentarse a la Nueva República. Un Imperio en lucha contra
los Hutt y la República sólo conseguiría ser aplastado casi
inmediatamente. Además el plan cuidadosamente preparado por Darth
Aveng estaba funcionando a la perfección. Los últimos informes
hablaban sobre la quema de estandartes de la Nueva República en los
terrenos "liberados" por el Imperio. Todos clamaban venganza contra
un gobierno que les había abandonado en manos de unos tiranos.
- Su llamada ya está lista señor -informó el capitán del Quimera-.
- La recibiré en privado.
Salió del puente y comprobó minuciosamente que su uniforme imperial
estuviera en perfectas condiciones. Entró en la sala que estaba
totalmente vacía hasta que la imagen holográfica de Darth Aveng
apareció de la nada. Roark se arrodilló ante su señor.
- Saludos mi señor.
- Confío en que todo vaya según lo planeado Almirante.
- Me temo que no es así. He recibido una comunicación de la base,
señor. Lord Talia ha escapado y se ha perdido su rastro. Según los
informes un crucero de la República se enfrentó a nuestras naves
lejos de la frontera y consiguió rescatar a Lord Talia.
- Eso es inesperado.
- Admitiré cualquier castigo que quiera adjudicarme. Debería haber
dado instrucciones más precisas sobre la seguridad de su pupila,
señor.
- No será necesario. La marcha de Lord Talia no era del todo
inesperada. Confío en que no se haya llevado consigo algo de vital
importancia.
- No señor. Intentó acceder a los archivos del sistema pero en cuanto
notó el intento de copia el propio sistema se bloqueó. No pudo sacar
nada en limpio que nos pueda delatar ante la República. Excepto el
hecho de que ahora saben dónde está nuestra base.
- Tarde o temprano tendrían que descubrirlo. En cuanto vuelva a la
base iniciaremos los preparativos para irnos. ¿Se ha completado la
otra parte de nuestro plan?
- Sí señor. Como usted predijo Wedge Antilles no resistió la
tentación de enviar un equipo de espionaje. Les facilitamos la
información sobre nuestro contingente en Vega Prime, cuando salgan
del Hiperespacio caerán en nuestro campo de minas.
- Excelente. Ahora debe partir hacia su siguiente objetivo.
- Sí, señor.
La imagen desapareció y Roark se irguió para dirigirse de nuevo al
puente de mando donde se sentó en su sillón de mando. Pulsó un botón
colocado en el brazo derecho de su sillón y automáticamente todas las
naves de la flota pudieron oír lo que iba a decir.
- A toda la flota soy el Almirante Roark Garnet. Nuestra labor aquí
ha concluido, reagrupémonos y saltemos hacia nuestro último objetivo.
Wedge repasaba una y otra vez el informe que le había transmitido los
espías que habían mandado hacia la flota imperial1 No podía creer
que en tan poco tiempo hubiesen podido encontrar tan valiosa
información pero en las operaciones encubiertas eso sucedía de vez en
cuando. El antiguo líder del Escuadrón Pícaro todavía recordaba la
cara de Crix Madine al volver con la información requerida en menos
de dos horas, cuando habían tardado cerca de medio año en preparar
toda la operación.
- Vega Prime -musitó Wedge-.
La segunda al mando, la capitana Soani Vedra presionó el botón de la
consola más cercana y la información sobre Vega Prime apareció en
pantalla.
- No está excesivamente dentro del territorio imperial. Terremotos,
lava, lluvias continuas... se asemeja al planeta prisión estándar que
utiliza el Imperio.
- Los Pícaros atacamos Vega Prime hace algún tiempo. No había
excesivas defensas; por supuesto no las suficientes para que una
flota imperial tan grande se cobije ahí.
- ¿Una trampa?
- Mucho me temo que sí.
- ¿No iremos entonces? Si no es una trampa...
- Perderemos una gran oportunidad para darle un golpe definitivo al
Imperio. No sé si ahora podemos permitírnoslo. ¿Vio las imágenes que
nos transmitió la INR?
- Sí. No puedo creer que estén quemando cualquier símbolo de la
República cuando hemos hecho tanto por ellos.
- Se sienten abandonados y con razón. Tenemos que recuperar su
confianza y derrotar definitivamente al Imperio sería un gran paso.
Si no lo hacemos corremos el riesgo de que la República se
resquebraje.
Soani asintió.
- Prepararé a las tropas de inmediato -su comunicador sonó. Habló
durante unos instantes y volvió-. Malas noticias, el General Stiuk ha
muerto
- ¿Qué ha ocurrido? -preguntó Wedge. El General nunca había sido de
su agrado, no se alegraba de su muerte-.
- Su nave realizaba una salida del Hiperespacio estándar, para que
las demás naves perdiesen su rastro. Se encontraron con una desertora
imperial y sus perseguidores. La nave del General la rescató pero
resultó gravemente dañada. Ahora mismo vienen hacia aquí, al parecer
la desertora trae consigo varios discos de datos y otra cosa, cuando
la rescataron varios de los soldados han afirmado que usó la Fuerza.
- La Fuerza ¿eh? Avise a la nave que nos espere, nosotros iremos a su
encuentro. Y manda un mensaje a Coruscant, no me importa cómo lo
hagas pero quiero hablar de inmediato con Luke Skywalker.
- Sí Señor.
"Esto se pone interesante" pensó Wedge.
NAR SHADDAA
En un tiempo ya lejano, Nar Shaddaa formaba parte de las grandes
rutas hiperespaciales de comercio. Ahora estaba lejos de esas rutas.
Su único rasgo destacable era ser una luna cercana a Nal Hutta, el
planeta de los Hutt. Esa posición había servido de reclamo para que
miles de contrabandistas viajaran hasta el satélite en busca del
trabajo que los Hutt pudieran ofrecerles; de ahí el sobrenombre que
se le había dado: Luna de Contrabandistas. También era conocida como
Ciudad Vertical pero eso era sólo un nombre privado entre los
contrabandistas, una burla hacia las grandes e impolutas
construcciones de Coruscant.
A Kappa el Hutt, líder de clan Desilijic no le gustaba demasiado la
ciudad. Sabía que los anteriores líderes la habían tenido en gran
estima, incluso Jabba el Hutt había nacido en ella, pero a Kappa sólo
le parecía un gran mercado de contrabandistas mediocres. Cualquier
contrabandista que tuviera un mínimo sentido del gusto y la decencia
jamás se instalaría en semejante sitio. Mas tenía que reconocer que
tener un lugar tan cercano a su palacio de Nal Hutta donde poder
resguardarse de miradas ajenas de otros clanes hacía de la Luna de
los Contrabandistas un lugar ideal para reuniones como éstas.
Estaba en la sala del trono, donde normalmente daba sus fiestas y
bacanales. Ahora la sala estaba vacía, apenas iluminadas por los
reflejos del sol que ya se escondía tras el gigantesco planeta. Sólo
otra persona le acompaña en el salón, un Sith conocido como Darth
Aveng y que había venido allí expresamente por su deseo. Por lo que
Kappa sabía, era el mismo Lord Oscuro que había convencido a Durga el
Hutt de lanzar una campaña contra la Nueva República para después
traicionarlo.
- <:Saludos2> -dijo Kappa
- Habla en básico
La voz del Señor Oscuro del Sith retumbó por oda la habitación. A
Kappa no le impresionó, sabía que los Hutt eran inmunes a las
artimañas mentales de los usuarios de la Fuerza y si Darth Aveng se
ponía violento tenía varias tropas preparadas en las salas ocultas
para desplegarse inmediatamente.
- Como quieras. ¿Cuál es el motivo de esta reunión?
- Te ofrezco un trato.
- ¿La clase de trato que le ofreciste a Durga? Oh, no pareces
sorprendido de que lo sepa.
- Si hubiera querido que no lo supieses jamás lo habrías descubierto.
- Entiendo. Te escucho.
- Tendréis paz con el Imperio a cambio de la mitad de los territorios
que aún poseéis. Posteriormente os entregaremos una séptima parte del
territorio que ocupa ahora la Nueva República.
- ¿Y cómo voy a creerte cuando has traicionado ya a uno de los míos?
- No te queda otro remedio. Sé que tienes en tu poder informes donde
se demuestra que Durga tiene irregularidades en sus cuentas, dinero
que aparece y desaparece sin motivo, un gran crimen para los Hutt. Es
una lástima que yo también tenga también semejantes informes sobre
ti. Ni siquiera quiero pensar en qué harían tus rivales por la
soberanía del clan si llegan a recibir una copia de esos informes.
- ¿Qué sugieres?
- Acaba con Durga. Hunde a su clan, quédate con sus posesiones y
firma una paz con mi Imperio. Tienes dos horas estándar para responder
- Sé que me traicionarás.
- Entonces eres más listo de lo que pensaba. Mi oferta está hecha,
responde antes de que me arrepienta.
Darth Aveng dio media vuelta y abandonó el salón. Kappa se quedó
pensando. Puede que fuera inmune a los trucos mentales, pero los Sith
sabían perfectamente cómo hacer que los seres vivos actuasen según
sus designios. Aceptaría el trato.
CORUSCANT
Había seguido la pista de su hermana por toda Coruscant, desde los
niveles más altos hasta las profundidades de la gran ciudad
planetaria donde rara vez llegaba el sol. Como había supuesto, Leia
había sido retenida por unos cazadores de recompensas que estaban
esperando a que la recompensa ofrecida por Coruscant aumentara su
cuantía. No había tenido problemas ara librarnos de esos
cazarecompensas, a lo largo de los últimos años de su vida se las
había visto con mejores adversarios y siempre había salido
triunfante. Sin embargo nunca se habría imaginado que ahora se
encontraría en esta situación. Leia, su propia hermana, le había
atacado son su sable de luz.
Leia atacó con furia a su hermano Luke quien retrocedía ante las
violentas acometidas de su hermana preocupado por no provocarle
ningún daño. Esquivó con un salto un mandoble de Leia y rápidamente
utilizó la Fuerza para lanzar a su hermana contra la pared. Volvió a
utilizar la Fuerza para desarmarla. Luego la observó. Sus ojos
estaban totalmente en blanco. Había sido drogada, probablemente con
una droga foto activa. Al abrir la puerta Luke, la luz había hecho
que se volviera loca con todo tipo de alucinaciones. Ahora Luke
comprendía porqué los cazarecompensas no le habían quitado el sable
de luz, no había podido ante la furia descontrolada de Leia causada
por la droga.
Se acercó a su hermana como si se acercara a un animal salvaje.
Desplegó al Fuerza sobre ella enviando sensaciones de paz y
tranquilidad y así pudo acercarse del todo. Tocó suavemente su
frente. La droga ya estaba presente en su cuerpo pero sus efectos
podían ser paliados por la Fuerza. Atravesando el mar de pesadillas
de Leia llegó hasta su conciencia, adormecida por la droga.
- ¿Luke? -preguntó Leia que se sentía como si hubiera despertado de
un largo coma-.
- Estoy aquí, tranquila -abrazó a su hermana y le dio un pequeño beso
en la mejilla-. Todo a salir bien, limpiaremos esas acusaciones falsas
- Luke yo...
En ese momento Mara y Han entraron con sus desintegradotes listos
para disparar. Han corrió rápido hacia Leia y la abrazó tiernamente.
En su interior Han no podía creerse que necesitara tanto a una
persona; desde que fuera expulsado de la Academia Imperial3 se
había convertido por necesidad en una persona más dura, sólo Chewie
le importaba algo, los demás podían irse a la infierno de cabeza.
Ahora ya no era así y le gustaba su nuevo yo.
Luke se reunión con Mara que le sonrió. Luke le devolvió la sonrisa
justo cuando pudo ver un extraño y tenue resplandor azulado.
- Padre -dijo-.
Pero su padre no miraba a Luke sino a Leia y a Han con ojos tristes y
a la vez felices. Sufría y Luke no sabía porqué. En realidad no sabía
casi nada de su padre ¿Qué le había hecho volverse hacia el Lado
Oscuro? Quizás la vivencia de las Guerras Clon había podido con él o
quizás era otro motivo totalmente diferente. No le conocía más allá
del casco de Darth Vader. ¿Cómo habría sido cuando era un joven
aprendiz?
- Luke -dijo el Caballero Jedi muerto interrumpiendo las cavilaciones
de su hijo-. Tu hermana, debes ayudarla.
- Ya está bien padre -dijo observándola-.
- No, no lo está. El Lado Oscuro la ha tocado, debe combatir ese y
cualquier mal desde el principio, desde su origen. Recuerda, en el
origen de cualquier acto reside su fuerza.
Antes de que Luke pudiera preguntarle por el significado de aquellas
palabras, el fantasma de Anakin Skywalker desapareció. Suspiró. Leia
y Han seguían abrazados
- ¿Las visitas de todos tus familiares son así? -preguntó Mara
irónicamente-.
- No, normalmente son más enigmáticas.
Mara le miró seriamente.
- ¿No crees que va siendo hora de que preguntes qué ocurrió?
- No creo que sea el momento -dijo mientras Han y Leia se besaban-.
- Entonces lo haré yo.
- Mara
- Tendré tacto... he estado practicando, el último vendedor ambulante
que pasó por casa regresó intacto... salvo por el pelo... y el maletín.
Mara se acercó al matrimonio de héroes rebeldes. Apartó suavemente a
Han (de verdad que sí) y miró a Leia fijamente a los ojos.
- Leia. ¿Qué ocurrió en la habitación del senador Fey'lya?
- Yo... no, no lo recuerdo.
- ¿Puedo intentar una cosa? -dijo poniendo la mano sobre la sien de
Leia. Ésta aceptó-.
Mara se sumergió en las profundidades de la mente de Leia. Ahí estaba
su vida entera. Era abrumador y más para Mara que desde su
entrenamiento primerizo con el Emperador se había centrado más en los
aspectos físicos de la Fuerza que en los mentales. Vio a Leia de
pequeña, jugando en las grandes y verdes praderas de un mundo ahora
destruido. La vio el día en que juraba su cargo como senadora, la
última vez que pudo ver a su padre adoptivo (y para Leia el único)
vivo, el momento en que Luke le reveló su verdadero origen... Se fue
adentrando cada vez más y más, recorriendo los lugares más secretos,
las pasiones incontroladas. Mara sentía cómo la mente de Leia se iba
estrechando más y más protegiéndose de la intromisión.
Se encontraba ahora frente a un gran muro. Mara lo "palpó", entonces
fue como si la tierra se hundiese bajo sus pies, Leia quería
atraparla inconscientemente. Intentó escapar pero Leia no le daba un
respito e iba hundiéndose en aquellas arenas movedizas mentales.
Entonces escuchó la voz de Luke que le daba ánimos. Mara sonrío, la
mayoría de los personas (bueno, las que podían adentrarse en mentes
ajenas) habrían sacado a su pareja del apuro pero Luke era distinto.
Confiaba en Mara y sabía que podía lograrlo sin ayuda así que no
intervendría directamente a no ser que Mara se lo pidiera. Con
fuerzas renovadas invocó la Fuerza y pudo romper la presa y el muro
que Leia había construido. En un destello pudo ver lo que Leia
guardaba celosamente: el recuerdo de la destrucción de Alderaan. Vio
toda la escena, Leia se sentía furiosa e impotente ante los
acontecimientos. Cuando Alderaan explotó, la memoria de Leia pareció
quedarse parada. Mara sabía que Leia guardaba algo más en su interior.
Se percató de que al final de la estancia donde se encontraba había
una especie de borrón oscuro. Fue hacia él. Cuando llegó la oscuridad
se acercó a ella y la envolvió intentando ahogarla. Pudo sentir el
Lado Oscuro cegando todos sus sentidos, toda la ira y la frustración
de Leia concentrada y también sintió. Mara sonrió. Recurriendo una
vez más a la Fuerza hizo brillar la estancia. Aquello no era fruto de
Leia, alguien había manipulado su mente para replegarse sobre los
recuerdos del ataque al senador. Y ya sabía quién era. Había sido
hábil, tenía que reconocerlo, al principio ni se había fijado en que
todas las imágenes reflejaban momentos más o menos tristes o momentos
felices que se habían vuelto tristes con el paso del tiempo. Había
sumido a Leia en sus recuerdos más tristes y así había creado un
bloqueo mental. Mara tenía que buscar un recuerdo lo suficientemente
feliz como para romper ese bloqueo. No le fue difícil, sabía
exactamente dónde buscar ya que ella había pasado por lo mismo hacía
poco: la maternidad.
Mara volvió a su cuerpo. Se tambaleó por el cansancio y Luke la
sujetó. Han estaba nervioso. A veces odiaba no ser un Jedi, era como
perderse en mitad de una conversación.
- ¿Qué ha pasado?
- Leia no atacó contra Fey'lya -contestó Luke-. Fue Darth Talia, lo
orquestó todo y luego manipuló las mentes de Leia y Fey'lya para
hacerla parecer culpable.
- ¿Entonces Leia es inocente? -preguntó Han-.
- Así es. En cuanto liberemos a Fey'lya de su bloqueo mental todo se
explicará.
- Perfecto -dijo Han-. Entonces vayámonos a casa.
- No tan deprisa -dijo Mara-. Todavía quedo algo, ¿verdad Leia?
- ¿Qué quieres decir?
- Mara tiene razón -dijo Leia-. Yo no ataqué a Fey'lya es verdad,
pero sólo porque Darth Talia se me adelantó. Yo iba a esa habitación
a acabar con la vida de Fey'lya.
Luke y Han se quedaron callados. Todos juntos habían vivido
extraordinarias aventuras desde hacía mucho tiempo. Nunca se les
había pasado por la cabeza la idea de que Leia pudiera querer
asesinar a un senador para conseguir lo que quería. Esa táctica era
totalmente contraria a lo que Leia había defendido siempre; era más
bien una táctica típica del Imperio.
Luke fue el primero en sobreponerse a la sorpresa y se acercó a Leia.
Puso su mano orgánica sobre el hombre de Leia.
- Tranquila. No has cometido ningún crimen.
- Sólo porque alguien se me adelantó -se quejó Leia-. Estar en deuda
con una guerrera Sith, lo que me faltaba.
- Hay mucha gente que necesita tu ayuda -dijo Luke señalando los
edificios más altos de Coruscant-.
Leia negó con la cabeza.
- No puedo presentarme ante ellos, así. ¿Qué me impediría terminar lo
que empecé?
- La culpa es mía.
- No Luke, no es...
- Sí lo es. Empecé a entrenarte y cuando tus obligaciones políticas
empezaron a apartarte del entrenamiento te dejé ir pensando en que
hacía lo mejor para ti y para la República. Era el momento más
peligroso para ti y no estaba para guiarte por el camino de la Luz.
Lo siento Leia.
Todos se quedaron callados pensando en lo que había pasado. Luke
había visto sus miedos hechos realidad, había desatendido un alumno
como Ben Kenobi había hecho años atrás con su padre. Afortunadamente
las consecuencias no habían sido tan nefastas.
- ¿Y ahora qué? -preguntó Leia rompiendo el silencio-.
- Tendrás que aprender a vivir con lo que hiciste -dijo Luke-.
- No sé si podré.
- Arriba te necesitan princesa -dijo Han y Leia sonrió cuando
oyó "princesa" siempre que Han lo decía parecía tener un efecto
relajante y tranquilizador. Eso cuando no se estaban tirando los
trastos a la cabeza-. Hazlo por ellos
- Ni siquiera sé por dónde empezar.
- Por el principio, Leia -dijo una voz que venía de más allá de las
fronteras de la muerte-.
- El principio.... el principio... ¡el principio! -Leia abrió ampliamente
los ojos-. Ya lo tengo, hay que convocar al Senado inmediatamente.
Vamos a entrar en guerra contra los Hutt.
CONCLUIRÁ
1.- Número anterior
2.- Traducido del huttés
3.- La razón de su expulsión fue por salvar a Chewbacca de un
esclavista imperial. De ahí parte la deuda de vida que tiene Chewie
con Han y que luego extendería a toda su familia.
LA TASCA DE MOS EISLEY
Holadola
Bueno, creo que este es el número más largo que se ha escrito en la
serie, quiero prometer y prometo que los siguientes serán más cortos
(sí ya, que te vamos a creer y ahora también dirás que vas a poner
acción, ¿no?)
Byes
Ben_reilly@terra.es