YAVIN 4
Gantoris se movía entre los fríos pasillos del Gran Templo, el hogar de la
Academia Jedi de Luke Skywalker. Se había despertado sobresaltado por un
sueño que venía repitiéndosele durante varios meses. El sueño le hablaba
sobre una oscuridad venidera, sobre la muerte de millones de personas y
sobre la extinción definitiva de los Jedi. Había intentado reconstruirlo
varias veces pero los detalles estaban borrosos. Incluso aquel nombre que se
repetía insistentemente. Había hablado de su sueño con el Maestro Skywalker
y aunque ambos habían intentando averiguar de qué se trataba, parecía que
sólo Gantoris podría hacerlo una vez que hubiese mejorado su conexión con la
Fuerza.
Dobló la esquina llegando hasta la gran sala donde antiguamente se había
celebrado la reunión de la victoria sobre la primera Estrella de la Muerte y
que ahora servía de comedor para la Academia. A esas horas de la noche sólo
quedaban Kyp y Dorsk 81 que estaban jugando una partida de sabacc, sólo que
en vez de utilizar créditos utilizaban lo que parecían restos de la cena que
se habían endurecido rápidamente. Quizás por eso sabían tan mal, aunque
nadie se había atrevido a mencionarlo en voz alta sobre todo porque había
sido Mara quien había cocinado la cena. Y no era buena idea criticarla en
voz alta.
Atravesó la sala y se dirigió hacia la sala de meditación donde el Maestro
Skywalker pasaba casi toda la noche antes de sumirse en un trance de
recuperación que le servía como sustituto del sueño. Llamó a la puerta y
ésta se abrió casi inmediatamente. El Maestro Skywalker estaba hablando con
la figura holográfica del antiguo maestro Qui-Gon Jinn, cuyas pautas
mentales y recuerdos estaban guardados en el holocrón.
- Gantoris. ¿Qué te trae por aquí?.
- He vuelto a tener el sueño.
- Entiendo -Luke se despidió del Maestro Jinn y apagó el holocrón-. Vayamos
al comedor.
Fueron en silencio hacia el comedor donde a Kyp y a Dorsk 81 se les habían
unido Kyle Katarn y Kirana Ti. Luke le sirvió a Gantoris un poco de té
estimulante al mismo tiempo que se preparó un pequeño tentempié de orugas
Kithjs.
- ¿Ha ocurrido exactamente lo mismo que la anterior vez? -preguntó Luke-.
- Sí Maestro Skywalker.
- Interesante. Las premoniciones, los sueños del futuro que los Jedi tenemos
se van acrecentando a medida que vamos desarrollando nuestro conocimiento
sobre la Fuerza. Tus sueños no son más que una consecuencia de que tu
conexión con la Fuerza se está acrecentando. Pronto aprenderás a
controlarlos.
- Lo sé Maestro pero ¿qué hay de su significado?
Luke negó con la cabeza y cogió al vuelo una oruga que se le había escapado
de la boca.
- No debes dejar que tus sueños te atormenten. Los sueños apocalípticos, las
profecías catastróficas cruzarán tu mente tan a menudo que a veces creerás
que todos tus esfuerzos van a ser inútiles. Recuerdo mi primera gran
premonición, pude ver a mis amigos sufrir a manos de Vader. Pensé que podía
ayudarles. Casi consigo que nos matasen a todos. El futuro aprendiz, no es
una línea recta. Hay desvíos, cruces, curvas. Si nos preocupamos de
sobremanera del futuro no prestaremos debida atención al presente y ahí
radica el mayor de los peligros.
- Entonces, ¿debo hacer casi omiso de todas las insinuaciones que se me
presenten?
- ¿Tu que crees?
- ¿Maestro?
- Parte del concepto de esta Academia es que cada uno encuentre las
respuestas por uno mismo.
Gantoris asintió y bebió un poco de su té. El concepto de la Academia Jedi
siempre le había resultado extraño, ¿para qué tener un maestro si no te daba
las respuestas a las preguntas? Normalmente siempre acababas con más
preguntas.
- ¿Y bien?
- Creo que debo ponderar mis visiones. Tomar las precauciones necesarias
pero no dejar que mis miedos me dominen. De modo contrario estaría sirviendo
al Lado Oscuro y favoreciendo que mis visiones se cumplan.
- Aprendes rápido -dijo Luke con una gran sonrisa en la boca. Dentro de poco
Gantoris sería un perfecto Caballero Jedi-. Quizás te interesaría dar una
cla.
Gantoris observó que la mirada del Maestro Skywalker se dirigía hacia el
infinito, como si su atención estuviese dirigida hacia otro lugar de la
galaxia. Gantoris sabía que había percibido algo a través de la Fuerza así
que se concentró todo lo que podía hasta percibir el mismo fenómeno que su
maestro.
- Algo ha cambiado.
CORREDOR DE CAMEBAR
El Halcón Milenario comandaba junto al Escuadrón Pícaro un grupo de
cargueros que tenían como misión llevar a salvo comida suficiente para
alimentar el sistema de Orderón. Hacía unos meses, un convoy de la República
había sido atacado en el mismo lugar1, echando a perder todas las
esperanzas de que el sistema pudiera autoabastecerse.
En medio de un conflicto contra los Hutt y poseyendo estos la mayor parte de
la flota de cargueros de la galaxia, la Nueva República había tenido
considerables problemas para reunir una flota mínima para llevar con
garantías la comida a Orderón. Esta vez además, la Nueva República había
organizado una escolta importante para el convoy. Además del propio Halcón
Milenario y el Escuadrón Pícaro les acompañaba la nave personal de Lando
Calrissian, la Dama Suerte, la que había sido nave de Kyle Katarn y que
ahora era pilotada por su compañera Jan Ors y la nave de la esposa del
aprendiz de Jedi Corran Horn, Mirax Terrik Horn. Por si fuera poco,
escondidos en dos de los cargueros de mayor tonelaje había un escuadrón de
Alas-B y otro de Alas-A. La Nueva República no quería verse metida en una
situación comprometida como la de hace unos meses. Además es totalmente
necesario que el convoy llegue a su destino ya que la CNI3 había
informado que una epidemia de hambruna se estaba extendiendo por todo el
sistema.
- Roarfggghhhhhh
Han Solo miró a su compañero Wookie que acaba de entrar en la carlinga y
luego desvió su vista hasta el cronómetro del panel de mando. Su turno de
vigilancia acaba de terminar y ya podía irse a dormir. Todavía les quedaban
dos días y medio de viaje por el subespacio. Era de lo más tedioso que podía
haber el Universo. Hubiera preferido mil veces ir por una ruta más peligrosa
y rápido si no fuera porque de verse metidos en problemas Orderón nunca
recibiría sus suministros y toda la población moriría de hambre.
- Que te sea leve -dijo en medio de un bostezo-. Ten cuidado de no aburrirte
demasiado y desplomarte sobre el panel de mando.
El Wookie rió la gracia de Han y lo despidió. Han fue hacia la cocina. Había
restos de la comida de Chewbacca, todo demasiado crudo para un estómago
humano. Había bistec de Nerf congelado pero no tenía gana alguna de cocinar
así que cogió unas raciones de campaña. Miró la fecha de caducidad. ¿las
guerras Clon habían sido hace mucho? Daba igual, abrió el paquete y comenzó
a comer sin mucha gana. Al acabar fue directo a la litera, listo para
descansar. Se quitó las botas y se tumbó en la litera peor ésta cedió y
acabó de bruces contra el arcón que estaba debajo. Chewbacca apareció
corriendo y al ver la escena no pudo reprimir una gran sonrisa acompañada de
un comentario sobre la afición de Han a ciertos pastelitos de Coruscant.
Enfadado, Han le lanzó una bota.
- ¡Ve a la cabina felpudo con patas!. Ah, y la próxima vez que quieras pasar
un rato íntimo con tu esposa vete a un hotel.
Gruñendo Han se puso de pie y abrió el arcón. Había varias botellas de
cristal, con perfumes y cosas así. Han sacó un perfume revelando una pequeña
manilla que accionó revelando el auténtico contenido del arcón, un pequeño
arsenal. Comprobó que ninguna de las cargas, minas o detonadores hubiere
sufrido daño alguno o se hubiera activado. Explotar en el espacio gracias a
un arsenal privado era una de las formas más estúpidas de morir. Comprobado
todo se echó a dormir en la litera de arriba.
Cuando estaba a punto de dormirse un resplandor azul le quitó todo atisbo de
sueño. Sería Chewbacca arreglando algún componente de la nave que se había
estropeado, aunque claro, la nave no solía estropearse así como así, al
menos no muy a menudo. Además tenía la molesta costumbre de estropearse sólo
cuando estaban en problemas. Así que el siguiente pensamiento que surcó la
mente de Han es que estaban en gravísimos problemas. Se levantó rápidamente
y lo que vio lo dejó sorprendido, tanto que pensó que se había quedado
dormido. En frente suya había un hombre de mediana edad, vestido con rapas
viejas y modestas y que estaba envuelto en un resplandor azulado.
- Hola Han.
Tan pronto como la sorpresa pasó Han se dio cuenta de que su misterioso
interlocutor era lo que su esposa y cuñado llamaban una aparición Jedi.
- Ha pasado mucho tiempo.
- Vader
Con una velocidad adquirida a través de los años Han desenfundó su
desintegrador y lo apuntó hacia la figura fantasmal de Vader. No es que le
sirviera de mucho, aún en vida Vader había sido capaz de detener sus
disparos con una sola mano. Ahora que era incorpóreo el desintegrador era
todavía más inútil.
- ¿Qué quieres?
- Leia. Necesita tu ayuda.
- Eso ha sonado muy críptico.
- Se ha metido en problemas. Necesitará toda la ayuda que puedas brindarle.
- ¿Por qué habría de creerte?
- ¿Acaso puedes no creerme?
Cinco minutos después el Halcón daba media vuelta camino de Coruscant.
TSARTA
Desde hacía veintitrés horas el planeta había caído ante el imparable avance
de los Hutt. Tsarta, como muchos otros planetas, formaba parte de ese
pequeño reducto de planetas que no se habían decantado por ningún bando en
la Guerra Civil y que ahora permanecía neutral, sin querer meterse en los
grandes gobiernos por los que la galaxia parecía decantarse desde hacía ya
mucho tiempo. La ventaja de ser independiente era un mayor autogobierno y
sobre todo la carencia de impuestos elevados para pagar el último juguete
militar del gobierno central. Lo malo era que en caso de una invasión
estabas sólo. Y eso le había pasado a Tsarta. Se había quedado sola con un
enemigo poderosísimo enfrente. Las fuerzas de la República estaban cerca, no
les habría supuesto esfuerzo alguno el movilizarse para interceptar a los
Hutt. Pero no pudieron. Los políticos de Coruscant habían firmado un pacto
con el diablo, un tratado de no agresión contra los Hutt mientras éstos no
se me metieran aún más en sus territorios. Los planetas que se habían unido
a la República estaban a salvado, los neutrales no.
Lo peor era que todos esos planetas neutrales se sentían abandonados. La
República siempre les había hablado desde la posición de un gobierno que
lucha por la paz y la justicia, un gobierno que reaccionaría antes las
injusticias como lo hizo al iniciar la Guerra Civil Galáctica contra el
Imperio. Y ahora todo aquello no eran más que pamplinas, promesas de
políticos más preocupados por salvar su propio trasero que por cumplir
algunos de los objetivos que se habían marcado al formar el gobierno.
En definitiva, la Nueva República había caído en la mayor y más estúpidas de
las trampas. Cuando el Almirante Garnet se reunió por primera vez con Lord
Aveng y éste le contó su plan pensó que estaba loco. Era un plan tan burdo,
tan sencillo, tan estúpido que tenía que dar resultado. Armar a los Hutt
para que lucharan contra la República aprovechando las ansias de poder que
las gigantescas babosas siempre habían tenido no era tan descabellado como
parecía siempre y cuando uno estuviese todavía más armado que los Hutt. Esa
era la parte lógica del plan. La otra parte era sobre la que Garnet tenía
más recelo. Se basaba en una gran medida en las predicciones que Lord Aveng
había hecho sobre el comportamiento, sobre las acciones que iba a tomar la
República en el momento en que los Hutt les atacasen. No se había creído
ninguna de ellas, ni aún cuando hubiese manipulado al Senado para crear un
desconcierto general o matado a Mon Mothma. Y sin embargo había acertado de
lleno en todas sus predicciones. Suponía Roark que algo tenía que ver con
aquella misteriosa Fuerza que decía poder manipular Lord Aveng pero fuera
por ella o no, había acertado. La República había pactado con los Hutt
dejando cientos de mundos desamparados, listos para que el Imperio se
apoderase de ellos.
- La Flota Hutt nos envía un mensaje -informó el Capitán-.
- No respondemos. Seguimos avanzando.
El gámbito, la mano oculta que Darth Aveng había guardado no era el plan más
maléfico jamás pensado. Era en realidad una reflexión sobre la historia de
la galaxia, sobre la derrota del Imperio. ¿Por qué el Imperio sólo había
durado un par de décadas? ¿Por qué la Rebelión había ganado apoyo tan
rápidamente? El Imperio había fracasado porque siempre se había impuesto por
medio de la fuerza bruta, los planetas estaban aplastados bajo la fuerza de
millones de soldados de asalto y la gente se sentía asfixiada ante tal
opresión. Y cada vez fue a peor hasta que los planetas declararon
abiertamente una Rebelión y poco a poco más planetas se les fueron uniendo.
- Nos envían un ultimátum: o nos identificamos o atacarán.
- Sin respuesta. Lancen los cazas. Envíen un mensaje a la superficie del
planeta, quiero que los habitantes de Tsarta nos escuchen.
Era simplemente brillante. Enfrentar a la República y a los Hutt, obligar a
al República a abandonar a cientos de planetas neutrales para conservar la
paz, armar a los Hutt con capitanes y mandos superiores clonados de entre
los más sanguinarios hombres del Imperio y en último término actuar. Actuar
contra unas fuerzas Hutt que eran más un caballo de Troya que otra cosa, los
Hutt eran por naturaleza comerciantes, comprobaban la mercancía antes de
aceptarla pero después se despreocupaban. Además, ¿cómo iban a notar que el
técnico de un destructor había sido reemplazado por otro exactamente igual
pero cuya lealtad pertenecía al Imperio?
- Tenemos conexión con la superficie del planeta.
- ¿Estado de nuestras fuerzas?
- Tres des sus cinco Destructores han sido neutralizados por nuestros
agentes especiales. Dos de ellos se dirigen hacia nosotros.
- Que el Veloz intrépido y la Podería nos den cobertura adicional. Vamos en
primera línea.
- ¿Señor?
- Las apariencias son muy importantes en nuestra misión. Debemos dar una
imagen de fuerza, de valentía, de sacrificio. Póngame esa transmisión con la
superficie.
- Está en línea.
- Soy el Almirante Roark Garnet, Jefe de las Fuerzas del Imperio Galáctico.
Nos hemos enterado de su desesperado situación. No vamos a permitir, repito,
no vamos a permitir que las fuerzas Hutt sigan maltratando, mutilando y
matando a sus congéneres. Haremos todo cuanto podamos para devolverles su
libertad.
Roark indicó a su capitán que cortase la transmisión. No pudo reprimir una
sonrisa. Presentarse como los salvadores de un pueblo en una guerra que
ellos mismos habían provocado. Probablemente los Hutt o la República les
descubrirían y se lo contarían a todos los planetas que ellos hubieran
liberado pero nunca les creerían. ¿Iban a creer a sus opresores o a los que
habían permitido una masacre? No, por muy importante que fuera la verdad lo
cierto era que el Imperio los había liberado, les había dado alimentos,
había cuidado a sus heridos y les había devuelto su libertad. ¿Qué les
importaría la verdad si podían comer? Y eso era lo malvado, lo sádico del
plan de Lord Aveng. Utilizar el sufrimiento de la gente como catalizador de
la destrucción de la República. Ya nadie confiaría en la República, nunca
más. Se había clavado el primer clavo en el ataúd de la Nueva República.
HOLORED
- Aquí Cynthia Torkeman en un boletín especial para el CNI3. La Primera
Ministra Leia Organa Solo y princesa de Alderaan ha sido acusada de intentar
asesinar al Senador Borsk Fey´lya. Repetimos, La Primera Ministra Leia
Organa Solo y princesa de Alderaan ha sido acusada de intentar asesinar al
Senador Borsk Fey´lya. Se ha lanzando una orden de búsqueda planetaria sobre
Coruscant aunque no se descarta que haya escapado del planeta. En cuanto
tengamos más datos seguiremos informándoles.
CONTINUARÁ
PRÓXIMO NÚMERO: ¿Qué ha pasado en Coruscant?. ¿Es Leia culpable de
asesinato? ¿Habrá sucumbido al Lado Oscuro de la Fuerza?. Todo esto y mucho
más en el próximo número.
1.- Star Wars #7
2.- Star Wars #14
3.- Canal de Noticias Interestelar
LA TASCA DE MOS EISLEY
Holadola
Tengo cartas para comentar pero pocas ganas de hacerlo, así que quedan para
el próximo número.
Y ya sabéis, comentarios, ofertas de dinero y demás a la dirección de
siempre.
Que la Fuerza os acompañe
ben_reilly@terra.es