CORUSCANT
Desde la plataforma de la presidencia del Senado, Leia observaba aterrada el
desarrollo de los acontecimientos. Con la firma del Tratado de no agresión,
la opinión pública se había decantado a favor de Fey´lya como candidato. En
el Senado la cosa seguía igualada. Aunque la INR1 había desenmarañado
parte de la trama sobre las sospechas de que ciertos senadores recibían
dineros extras fuera de toda legalidad. No habían podido confirmar el origen
de ese dinero, aunque las sospechas apuntaban a un conglomerado del Sector
Corporativo o a los Yevethanos. Grupos tan dispares hacían pensar a la INR
que todavía tenían mucho que investigar.
Ahora mismo se estaba debatiendo la fecha para votar al nuevo Presidente de
la República. La mayoría apoyaba que fuese al día siguiente, no querían
demorar ya un asunto pendiente desde hacía tantos meses. Leia sabía que si
la votación se realizaba mañana, Fey´lya ganaría con toda claridad. Tendría
que hacer algo para impedirlo, Fey´lya no valía para Presidente. Con él la
República caería tan rápidamente que nadie volvería a intentar levantarla.
Tendría que hacer algo si quería hacerse con el poder.
La votación se llevó a cabo. Como había pensado, el Senado votó a favor de
que la elección se realizase al día siguiente. Acabada la sesión se dirigió
hacia la sala de guerra de Coruscant donde tenía una reunión privada con el
Almirante Ackbar y el General Crix Madine para informarle de los movimientos
Hutt. Cuando entró se fijó en la compasión que desprendían las caras de los
militares. Sabían que la posición de Leia no se mantendría mucho tiempo y
que a partir de ahora tendría que lidiar con un burócrata como Fey´lya. Tras
los saludos de rigor, Madine colocó un pequeño disco de datos en una consola
y un mapa holográfico de la galaxia apareció en medio de la habitación.
- La zona azul corresponde a la Nueva República -comenzó a explicar Madine-.
La zona verde delimita el territorio imperial, la zona gris muestra al
Imperio Ssi-ruuk, la zona morada son los Yevethanos, la zona blanca
corresponde a Hapes y la zona marrón muestra los Hutt. Un marrón más oscuro
muestra los territorios conquistados por los Hutt.
Contempló el mapa en silencio. La zona azul de la Nueva República se
extendía por casi toda la galaxia, con los sistemas más importantes en su
mano. La zona imperial se correspondía con el norte de la galaxia en lugares
como Yaga Minor, Ord Biniir, Helska o Telos y también con los mundos del
Núcleo Profundo de la galaxia. La zona blanca del Consorcio de Hapes
consistía en los 63 mundos que formaban el cúmulo que estaba situado en los
límites de la Región de Expansión. Por su parte el Imperio Ssi-ruuk se
encontraba al oeste de la galaxia, casi en sus límites. Su extensión no era
del todo conocida.
La zona marrón era la que verdaderamente interesaba a Leia pues era la zona
de la Federación Hutt que era como se hacían llamar ahora. Sus antiguos
dominios, localizados en el borde exterior ya eran bastante considerables
pero ahora se habían ido extendiendo en vertical hasta llegar casi a los
dominios del Imperio. Leia esperaba que los dos se matasen entre sí pero no
creía que podía llegar a tener tanta suerte.
- Su equipo y material son impresionantes -dijo Ackbar-. De última
generación.
- ¿Sabemos de dónde han sacado ese material? -preguntó Leia-.
La zona del mapa cambió para centrarse en los dominios Hutt. Allí cinco
planetas se iluminaron.
- Los Hutt poseían un astillero que fácilmente puede haber sido adaptado
para construir los Destructores -dijo Madine-. Los otros cuatro astilleros
son de nueva creación.
- Pero no tiene sentido -dijo Ackbar-. Una flota así tardaría una eternidad
en ser construida.
- ¿Y los soldados?
- Son tan buenos como las tropas de asalto -dijo Madine-. He enviado algunos
equipos a las zonas Hutt pero no hemos sacado mucho más.
- ¿Han recogido datos sobre la población, sus condiciones de vida?
- Sí y no son alentadores. Los Hutt no son buenos políticos, nunca lo han
sido. Atacan instalaciones civiles, matan a cientos para demostrar que
tienen el control.
- Utilizan el miedo como arma -dijo Ackbar-. Tarkin estaría orgulloso de
ellos.
Leia asintió. Ackbar sabía muy bien de lo que hablaba pues había sido
capturado por Ackbar cuando aún no pertenecía a la Rebelión. Había servido a
Tarkin como un esclavo lo que entre otras cosas le permitió aprender todas
sus tácticas y luego aplicarlas en su lucha contra el Imperio. Sin quererlo
Tarkin había logrado crear un genio militar para el enemigo.
- ¿Hay alguna posibilidad de que podamos formar revueltas, rebeliones a
pequeña escala en cada unos de los planetas?
Madine frunció el ceño, miró a Ackbar que le animó a que siguiera.
- Princesa, aunque obtuviéramos los permisos necesarios para ello, lo cual
visto como están las cosas parece poco probable; la población de esos mundos
no querrá comenzar una rebelión sin alguna muestra de apoyo.
- Mandaremos naves, armas. lo que necesiten.
- Lo que el general quiere decir princesa es que han dejado de confiar en
nosotros. Les hemos abandonado a su suerte durante ocho largos meses. Y
cuando parecía que íbamos a hacer algo firmamos un tratado de no
agresión -Ackbar suspiró-. No harán nada a no ser que nosotros demos un
primer paso comprometedor.
Leia se sintió más vieja que nunca. Todo por lo que había luchado durante
toda su vida estaba a punto de desaparecer porque un político estúpido no
quería entender que a veces había que actuar duramente. No iba a permitir
que Fey´lya se saliera con la suya aunque ello significara hacer algo de lo
que se arrepentiría toda la vida.
NAL HUTTA
El planeta en el que habitaban ahora los Hutt no era su planeta de origen.
Éste había sido un planeta llamado Varl que según contaban las crónicas era
un mundo precioso de grandes bosques que circundaba las estrellas gemelas
Ardos y Evona. Según cuenta la leyenda, Evona fue atraída hacia un agujero
negro causando la destrucción de muchos planetas del sistema, lo que supuso
la perdición de Varl. Esa era la leyenda. Lo que los historiadores
consideraban más plausible era que los propios Hutt habrían destruido el
planeta en una guerra civil. Sea como fuere, los Hutt emigraron hacia Nal
Hutt entonces conocido como Evocar. Los Hutt se encontraron con un planeta
adecuado a sus necesidades y aunque al principio convivieron con los dueños
legítimos del planeta, los evociis, acabaron comprándoles el planeta y
expulsándolos a la luna del planeta llamada Nar Shaddaa donde no tuvieron
mejor suerte2. Desde aquella el planeta había pasado a llamarse Nal Hutt
que en huttés significa "joya gloriosa".
Esencialmente el planeta era una gigantesca bola de barro. No había sido así
en un principio pero las fábricas Hutt lo habían acabado transformando en
una ciénega con pozos malolientes es decir, un lugar dando nadie querría
vivir. excepto los Hutt claro. Surcando el planeta estaban las fábricas de
procesamiento de minerales y los palacios de los distintos clanes Hutt. En
uno de esos palacios estaba Kappa Desilijic Hutt, actualmente líder del clan
Desilijic aunque esto ya no era lo que solía ser. El clan Desilijic había
sido el clan más importante de todos los clanes Hutt. Con la caída de su
último líder, Jabba el Hutt, el clan se había sumido en una lucha interna
por el poder. Inicialmente Zorba, el padre de Jabba, había conseguido
hacerse con el poder. Desgraciadamente un desafortunado accidente le había
costado la vida. Nunca se sabe cuándo una computadora de navegación va a
fallar y llevarte al centro de un agujero negro.
Con la muerte de Zorba, Kappa ascendió al liderazgo del clan y empezó una
modernización de las estructuras. En vez de seguir el ejemplo de sus
predecesores prefirió dejar actuar al clan Besadii, el clan de Durga, para
esperar la oportunidad. Esa oportunidad había llegado antes de lo que
esperaba. En un arrebato de codicia, Durga había desafiado a la Nueva
República y eso era algo que Kappa no estaba dispuesto a aceptar. Los Hutt
eran criminales, no políticos, aun cuando la diferencia no fuera mucha.
Aunque era verdad que los beneficios había aumentado en casi un 257% debido
tanto a la venta de armas, material de fabricación, comida y sobre todo
esclavos para las minas de especia, no se debía pensar en aquello como un
beneficio total. Con el tiempo, los mundos oprimidos intentarían sublevarse
y por mucha maquinaria bélica que ahora tuvieran no conseguirían detenerlos.
Y entonces se verían en un serio aprieto.
No iba a permitirlo. Desde que escuchó rumores de la misteriosa asociación
del clan Besadii con un extraño benefactor, había estado tirando de los
hilos para averiguar todo lo que pudiera. Lo perfecto de la galaxia era que
el dinero podía conseguir cualquier cosa y si había algo que tenía Kappa eso
era dinero. Utilizando las propias redes del Sol Negro (Durga se moriría si
sabía cuan grande era la filtración que tenía en sus propias filas), la Red
de espías Bothan y los propios medios del clan Desilijic había conseguido
averiguar muchas cosas sobre el benefactor de Durga. Le había costado lo
suyo pero al fin se encontraba en una posición donde podía mover ficha.
- <Confío en que el viaje haya sido seguro3> -dijo Kappa a su
interlocutor, el recientemente nombrado Presidente del Banco Intergaláctico
de Coruscant: Vlex-.
- ¿Un viaje en un carguero lleno de estiércol hasta una estación espacial
atacada por los Hutt donde cogí una cápsula espacial hasta su espacio,
cómodo?
- <No se queje. Si hubiera querido un viaje directo podría haberse
arreglarlo pero no sé qué hubieran podido opinar sus socios si descubren su
visita relámpago a mis instalaciones>
- Bu-bu-bueno, visto así no parece tan malo.
- <Ya me parecía. Bien señor presidente, anda usted metido en líos muy
grandes>
- Mire, sólo he venido porque.
- <Porque tengo pruebas que le incriminan directamente en el asesinato de
Mon Mothma>
- Dudo de la veracidad de esas pruebas
- <¿Ah sí? Entonces tendré que presentárselas personalmente>
Kappa pulsó un botón en el trineo repulsor y una puerta de la sala se abrió.
De ella salió Jaster Mereel con su reluciente armadura mandaloriana. Detrás
de él también salieron otros dos hombres vestidos también con armaduras
mandalorianas. Vlex tenía los ojos muy abiertos y movían rápidamente sus
largos dedos.
- <Son los mercenarios que usted y sus colegas enviaron para matar a Mon
Mothma>
Vlex les miró aterrorizado. Su piel verde estaba cogiendo rápidamente un
color más claro.
- Pe-pe-pero es imposible. Usted no podía traicionarnos.
Kappa rió a carcajadas.
- Las habilidades de su guerrera Sith son admirables -dijo Kappa pasando al
básico-. Pero no pueden percibir lo que el propio traidor desconoce.
- ¿Qué está diciendo?
- Me aseguré de que Jaster olvidara toda nuestra relación mediante un lavado
de cerebro tan profundo que ni siquiera su Sith pudo darse cuenta. Registró
toda su reunión en Corellia con una grabadora que no sabía que llevaba.
Contó cosas muy interesantes.
Vlex miraba con odio a Jaster. Ahora se encontraba en una posición muy
difícil, estaba entre dos bandos enfrentados. No sabía cómo iba a salir de
ésta. ¿En qué estaría pensando cuando aceptó el trato que los Sith le
proponían?
- ¿Qué quiere a cambio de su silencio?
- Todo. Su banco para realizar operaciones secretas, sus cuentas de crédito
dispuestas para ser usadas por mis subordinados.
- Délo por hecho
- Y sobre todo quiero saber todo, absolutamente todo sobre el amigo secreto
de Durga.
Vlex le miró con ojos asustados, no tanto por su persona si no por lo que
acababan de pedirle. Traicionar a un ser así no traía buenas consecuencias
sin embargo no tenía otro remedio. Asintió con la cabeza y miró al suelo.
- No sé su nombre ni dónde está su base de operaciones si se refiere a eso.
Nuestro contacto era una Sith llamada Darth Talia. No hay constancia alguna
de su existencia en los bandos de datos de Coruscant por si quiere saberlo.
- ¿De dónde ha sacado todo ese material bélico?
Vlex negó con la cabeza.
- Por lo que sé se trata de una base en las Regiones Desconocidas. No puedo
precisar más.
- Es un territorio muy grande que explorar. Seguro que tiene alguna otra
información que ofrecerme, ¿verdad?
- Bu-bueno. Se dice que el Quimera, la antigua nave insignia del Gran
Almirante Thrawn partió hace meses a las Regiones Desconocidas pero es una
información de tercera clase.
- De acuerdo. Eso me basta por ahora. Ahora váyase, le pediré más
información conforme vaya haciendo planes.
Dos guardias aparecieron en la sala y se llevaron a Vlex. Kappa se volvió
hacia Jaster y sus hombres.
- ¿Seguro que quieren romper todo contacto con mi organización? Sus
servicios son altamente valorados.
- Ese era el trato. Nuestra libertad por todo este trabajo.
- Como quieran. Pero están perdiendo una oportunidad muy lucrativa.
- Tenemos nuestros propios negocios no se preocupe.
YAVIN 4
El Gran Templo que hacía años había servido como base temporal de la Alianza
Rebelde era ahora la sede de la Academia Jedi de Luke Skywalker donde el
joven Maestro Jedi intentaba reinstaurar la antigua Orden Jedi. Las antiguas
habitaciones de los pilotos servían ahora como habitaciones a los Jedi. La
gran sala central donde se había celebrado la victoria sobre la primera
Estrella de la Muerte era ahora el comedor. Allí se encontraban todos los
candidatos a convertirse en Jedi probando la comida y hablando sobre los
sucesos del día. Aunque la mayoría había empezado al mismo tiempo, Luke
empezó a notar pronto que varios de sus alumnos destacaban y empezaban a
dejar a los otros atrás. Le había preocupado eso y mucho, al fin y al cabo
una de las razones por las que su padre se había pasado al Lado Oscuro es
que Obi-Wan no le enseñaba lo suficientemente rápido. Pronto había
descubierto que sus expectativas hacia sus alumnas se habían visto
superadas. Los que progresaban rápidamente ayudaban desinteresadamente a los
que se retrasaban formando un compacto grupo de estudiantes Jedi que unían
sus esfuerzos en su afán de conocimiento sobre la Fuerza.
Luke miró hacia sus alumnos. Mara estaba contándoles una de sus aventuras de
cuando era una contrabandista del grupo de Talon Karrde. Todos escuchaban
atentos, menos Gantoris que estaba leyendo algo que Luke no alcanzaba a ver
en un cuaderno de datos. La verdad es que el aprendiz Jedi era, con mucho,
el menos sociable de todos los aprendices. Aunque nunca negaba la ayuda a
otros, siempre parecía querer aprender lo máximo posible en el menor tiempo.
Dejó a sus alumnos seguir disfrutando de la historia de Mara y se internó
por los pasadizos del Gran Templo hasta su habitación. Apenas si tenía
alguna cosa, un par de fotografías holográficas de Leia, Han, Chewie y los
chicos, una cama y una mesa de trabajo donde había varias piezas esparcidas.
Fue hacia la mesa y cogió el pequeño cubo que había estado manipulando los
últimos ocho meses. Aquel cubo contenía todo el saber acumulado durante una
vida por un antiguo Maestro Jedi, era un holocrón. Por lo que sabía, los
holocrones eran pequeñas piezas de ingeniería avanzada. No sólo todos los
recuerdos eran almacenados dentro del cubo, si no que la personalidad, las
características del Maestro Jedi también eran almacenadas para tener una
verdadera interacción entre el Maestro del holocrón y el aprendiz que
buscaba sabiduría. Luke había conseguido ese holocrón gracias a Han que
había encontrado a una antigua Jedi moribunda en el planeta Birmat4 Desde
entonces Luke intentaba arreglarlo. No sabía nada sobre cómo arreglar
holocrones pero había dejado que la Fuerza le fuera guiando lentamente a
través del largo proceso.
Se sentó sobre una pila de cajas y cogió un soldador láser. Había un pequeño
circuito dañado que necesitaba una minúscula soldadura. Aplicó el soldador
menos de tres milésimas antes de retirarlo. Ya estaba o eso creía. Por lo
que había descubierto había varios esquemas de memoria afectados, algunos
eran irrecuperables, otros en cambio podrían recuperarse con los métodos
adecuados. También había otros esquemas vacíos, preparados para que el
holocrón pudiera aprender y almacenar más información.
De entre lo poco que conocía sobre los holocrones, estaba la forma de
activarlos. Un holocrón se activaba con al Fuerza, así se evitaba que los
conocimientos que estaban dentro no cayesen en malos manos. Puso el holocrón
sobre la mesa y se quedó mirándolo. Sentía un extraño temor ante el
holocrón. Hacía unos meses había partido en busca de alumnos para su
Academia Jedi y también para curarse de la derrota que Darth Talia le había
infligido5. Durante había estado reflexionando sobre sí mismo, sobre la
Fuerza y sobre su misión de restaurar la Orden Jedi. No le había sido fácil
encontrar la respuesta a sus dudas pero al final la encontró. La Orden Jedi
no debía ser restaurada a semejanza del pasado, la Nueva Orden Jedi era su
responsabilidad y debía decidirse. Cometería errores pero los seres vivos no
conocían otra forma mejor de aprender. Pero ahora tenía una llave al pasado.
En esencia el holocrón representaba una oportunidad para volver a la vieja
Orden Jedi. Lo más lógico de acuerdo a todo lo que había aprendido en los
últimos meses serían encerrar el holocrón y tirar la llave. Pero Luke
recordaba un viejo axioma: los que no recuerdan el pasado están condenados a
repetirlo.
Luke utilizó la Fuerza y la tapa del holocrón se abrió apareciendo una
imagen holográfica. La imagen reflejaba a un hombre de no más de cincuenta
años aunque habría que tener en cuenta que los Jedi envejecen más lentamente
gracias a la Fuerza.
- Saludos soy Qui-Gon Jinn, Maestro Jedi al servicio de la República.
- Yo soy Luke Skywalker, también soy un Maestro Jedi. Creo que vamos a tener
mucho de qué hablar.
REGIONES DESCONOCIDAS
A través del palacio podían escucharse gritos de un dolor intenso. Todos los
soldados que allí había se estremecían pese a su duro entrenamiento y
evitaban pasar cerca del origen de todos aquellos gritos de puro y
desgarrador dolor: la sala del trono. En esa sala sólo había dos seres,
Darth Aveng, autoproclamado Señor del Sith y su aprendiz, Darth Talia. Quien
gritaba era esta última. Sus ropas anteriormente limpias y relucientes
estaban ahora harapientas y manchadas de su propia sangre. Darth Aveng
llevaba en su mano un látigo láser que emitía fuertes descargas eléctricas
cuando contactaban con la piel. Lo estaba usando contra su aprendiz para que
aprendiera lo doloroso que era fallarle a su maestro. Lo había estado
haciendo durante ocho meses y seguiría hasta que hubiera aprendido la
lección.
Darth Talia lo había soportado como buenamente había podido. La esperanza de
arrancarle la piel a su maestro la impulsaba a seguir viva. Su odio la hacía
poderosa y la permitiría convertirse en una guerrera Sith con poderes
increíbles que sumiría a la galaxia en una orgía de destrucción y muerte.
Todos morirían. El primero sería su maestro por tratarla así. Luego los
Jedi, especialmente Luke Skywalker, aunque quizás mataría primero a su
familia para que sufriera más. No sabía cómo había hecho para derrotarla.
Era un Jedi y eso significaba debilidad. Utilizaban el amor, la compasión,
nunca obtendrían verdadero poder; su visión estaba limitada, creían que los
normales podían gobernar la galaxia. Estúpidos, los normales no comprendían
la inmensidad del poder de la Fuerza. Construían estaciones de combate para
destructor planetas pero un solo Sith podía convertirse en el rey de un
planeta con millones de súbditos obedientes a su causa. El poder del Lado
Oscuro era ilimitado y ella se lo iba a mostrar. ¿Por qué la habría dejado
viva?
Lord Aveng caminó entonces hasta una terminal dejando a Talia libre, por el
momento. Accedió a la terminal y esperó pacientemente a que se formara al
imagen del casco mandaloriano de Jaster Mereel.
- Está hecho -dijo Jaster-. Kappa cree tener el control de la situación.
- Bien. Todo está saliendo según lo planeado.
- ¿Elimino a Vlex?
- Todavía no. Pero recuérdale que no es bueno traicionarme.
- Entendido.
- ¿Localizó Kappa nuestra base?
- No. Sólo sabe que se encuentra en las Regiones Desconocidas y que el
Quimera partió hacia allí hace unos meses.
- Perfecto. Espero que hayas dejado la información que te di sobre las
irregularidades de las cuentas de Durga en Coruscant cerca de las grasientas
manos de Kappa.
- Así es.
- Enfrentar a esos dos Hutt abiertamente hará que la fase final de nuestra
operación sea mucho más sencillo.
Darth Aveng cortó la transmisión. Caminó lento hacia su aprendiz, Darth
Talia que todavía seguía en el suelo. Se arrodilló junto a ella y la cogió
del pelo para poder mirarla a la cara.
- Mi joven aprendiz, cuantos disgustos me das. Ya sabes lo que les pasa a
quienes me fallan.
Como respuesta Talia le escupió el la cara. Lord Aveng tocó la saliva de su
aprendiz y luego la lanzó por los aires con un grito de furia que resonó por
todo el palacio. Se acercó a ella y comenzó a patearla. Luego la cogió del
cráneo y la levantó del suelo sin esfuerzo aparente.
- Deberías guardas más respeto por tu maestro -dijo mientras comenzaba a
golpearla en la cara con su puño-. No sólo matas a Solo, si no que no me
traes al hijo de Skywalker a mi presencia, dejas que su padre siga vivo y
que aún por encima te perdone la vida. No creas que no percibo tus
sentimientos, tienes dudas, te preguntas acerca de cómo pudo vencerte, de si
el Lado de la Luz es más poderosa que el Lado Oscuro. Eres débil, por eso
perdiste y me has traído tantos problemas. Pero no te preocupes, nunca has
sido insustituible.
De la entrada salieron tres clones perfectos de Talia armados con sables
láser. Talia los miraba sintiéndose completamente traicionada. El hombre al
que había entregado su vida sólo la estaba utilizando como un arma, nunca
había pensado en ella como una persona. ¿Esa era la clase de persona a la
que aspiraba llegar algún día?
- No están tan entrenadas como tu pero servirán para mis propósitos. Quizás
algún día pueda crear un ejército Sith con copias tuyas.
- E-e-eres un monstruo -consiguió dejar Talia pese a la sangre que brotaba
de su boca-.
Darth Aveng volvió a arrodillarse junto a ella.
- Todavía no has visto lo peor.
Miró a los tres clones y rápidamente éstos cogieron a Talia y la llevaron
fuera de allí. Lord Aveng se sentó entonces en el trono de la sala y
suspiró. Había llegado la hora. Pulsó un botón ubicado en los brazos de su
trono y la imagen holográfica del Almirante Garnet se formó en la sala.
- Ya es la hora.
PRÓXIMO NÚMERO: Las fueras del Imperio por fin se movilizan mientras que en
Coruscant algo increíble ha pasado. Y por si fuera poco Han Solo tiene una
muy especial visita.
1.- Inteligencia de la Nueva República
2.- Entre otras cosas porque Nar Shaddaa es también conocida como la Luna de los Contrabandistas y los contrabandistas no son tan buenos como Han Solo
3.- Traducido del huttés
4.- MarvelTopía: Star Wars #9
5.- MarvelTopía: Star Wars #6
LA TASCA DE MOS EISLEY
Holadola
Este mes ha tocado un número algo más movidito que el anterior para que nos
quejéis y ya nos estamos acercando hacia el gran final, esperemos que os
guste. Vayamos ahora a los comentarios sobre el número anterior. El ya
habitual Xumer comenta al principio que ya hemos llegado al número 14 y la
verdad es que tiene razón, nunca pensé que en menos de un año podría haber
escrito 16 números y los que quedan por publicar y que ya están escritos.
Como ya sabéis Xumer entrega xumifantes según le guste o no las cosas que
pasan en el número. En esta ocasión entrega uno pro la batalla del
principio, dice "Súmate un Xumifante por la batalla, mola bastante, es rollo
como en la película" Esa era la idea, la dificultad de esas escenas es que
siempre tienes presente las películas, el movimiento de las naves y todo
esto y es difícil intentar plasmarlo; aunque lo más difícil será la batalla
final, sobre todo si finalmente la hago como tengo pensado. Y no, no le he
puesto Ben Skywalker al hijo de Luke porque yo me "llame" Ben, si no por Ben
Kenobi; no tengo tanto ego. bueno vale sí lo tengo, pero cuando aparezca un
personaje llamado Reilly será porque es necesario para la historia. en
serio. que sí. de verdad. En cuanto a los alumnos de Luke son 14: Kam
Solusar, Tionne, Streen, Kirana Ti, Gantoris, Cray Mingla, Nichos Marr,
Cilghal Tas Vil´fre, Kyle Katarn, Dorso 81, Kyp Durron, Mara Jade Skywalker
y Corran Horn. Mmm. debería pensar en poner una lista de personajes en el
correo ¿Qué os parece?.
Otro comentario, esta vez de José González que si la Fuerza no quiere que me
equivoque escribe Escuadrón Supremo en MarvelTopía y si no la escribe seguro
que lo haría genial si lo hiciese. En fin que me pierdo, José dice que le ha
gustado mucho el número y pregunta que es eso del Valle Jedi. Pues bien, el
Valle Jedi es una especie de templo adonde van las almas de los Jedi
muertos. Si un Jedi se introduce en él puede llegar a absorber un gran
poder, suficiente para conquistar la galaxia. por ejemplo. El Valle Jedi
apareció por primera vez en el juego de PC Dark Forces 2: Jedi Knight
(pedazo juego por cierto) y de él no se ha vuelto a saber si no recuerdo
mal, aunque aquí es posible que vuelve a aparecer ;)
Y ya sabéis, comentarios, ofertas de dinero y demás a la dirección de
siempre.
Ah por cierto, y este puede ser el último número que yo conteste el correo.
Para el próximo habrá un invitado muy especial jejeje.
Que la Fuerza os acompañe
ben_reilly@terra.es