Ocho meses después
TSARTA
La última defensa del planeta frente al ataque de los Hutt era un escuadrón
de cazas Z-95, antiguas reliquias de las Guerras Clon. No tenían ninguna
oportunidad, pero rendirse ante los Hutt no era una opción que estaban
dispuestos a contemplar.
- Pantallas a máxima potencia -ordenó Jefe Azul mientras pilotaba su nave en
un vector que lo llevaría justo al centro de la flota Hutt-. Vamos a
enfrentarnos con ese Destructor Imperial.
- ¿Qué posibilidades tenemos de sobrevivir? -protestó Azul Diez-. Deberíamos
rendirnos.
- Ya has oído lo que hacen los Hutt con sus prisioneros -dijo Jefe Azul-.
Así que te vale esforzarte por detener el ataque. Quizás ocurra algún
milagro y tengamos compañía amistosa.
Jefe Azul comprobó los indicadores de energía del pequeño caza. Todos los
sistemas estaban en verde, el caza respondería perfectamente al combate.
Comprobó los sensores una vez más, la flota Hutt no había desplegado caza
alguno. Realmente el desplegar los cazas no tenía sentido alguna. Cuando
habían llegado al sistema se habían limitado a destruir desde lejos las
minas que el gobierno de Tsarta tanto se había esforzado en comprar y luego
se habían ido acercando lentamente al planeta. En cuanto estuviesen en
órbita bombardearían cualquier emplazamiento militar y el asalto planetario
comenzaría justo después.
- Tenemos movimiento en la flota -anunció Azul Tres-. Están moviendo las
Cañoneras para interceptarnos.
Jefe Azul maldijo en silencio. Las Cañoneras no tenían ni de lejos la
potencia de fuego ni la resistencia de un Destructor Imperial pero eran
mortales para los cazas. Habían sido diseñadas para dar apoyo a los
Destructores ya que los pequeños cazas monoplazas podían esquivar los
turbolásers con mayor o menor dificultad y disparar sus ojivas causando
graves daño al caro navío.
- Grupo Azul preparaos. Las tenemos encima.
El fuego de turbolásers comenzó inmediatamente. Los pilotos de los cazas
eran hábiles y consiguieron dar una pasada sobre las Cañoneras sin sufrir
ninguna baja.
- Reagrupaos para otra pasada -ordenó Jefe Azul-.
- ¡Ese Destructor se nos está echando encima! -gritó histérico Azul Siete-.
Jefe Azul miró su pantalla. Había estado tan pendiente de esquivar el fuego
de las Cañoneras que no se había percatado del sutil movimiento del
Destructor atacante.
- ¡Lanzaderas de asalto! -advirtió Azul Nueve-.
- ¡Maniobras de emergencia ya! -ordenó Jefe Azul-.
Todos los cazas iniciaron un descenso vertiginoso, sin embargo las
lanzaderas de asalto no tuvieron problemas para seguir el curso de los cazas
y fijarlos en sus miras para lanzar los misiles. Jefe Azul pudo ver cómo en
unos segundos más de la mitad de su escuadrón saltaba por los aires. Habían
sido amigos y serían vengados.
- Escuchadme grupo Azul. No tenemos posibilidad alguna de sobrevivir a esto
así que. ¿qué tal si les damos a esos cerdos lo que se merecen?
- Entendido Jefe Azul -anunció Azul Cinco-. Ya estoy en camino.
- Dad energía a los escudos y a los motores. No vamos a necesitar nuestras
armas.
Los cazas se pusieron en formación y se fueron acercando a toda velocidad al
Destructor más cercano. El intenso fuego de los turbolásers les fue
diezmando, primero fue Jefe Azul, luego Azul Cinco, Azul Cuatro y Azul
Siete. El único que quedó fue Azul Diez que viendo que no sería capaz de
llegar al Destructor sin ser destruido inició una maniobra evasiva
intentando salir de la zona de guerra. Sus esfuerzos por sobrevivir se
vieron recompensados, en su pantalla pudo ver a un escuadrón de cazas
acercarse a la zona de conflicto.
- ¡Cazas no identificados respondan! Solicito ayuda inmediata.
- Aquí el Comandante Tycho Celchu al mando del Escuadrón Pícaro de la
República.
- ¡Gracias a la Fuerza! Escuchen, los Hutt están intentando invadir mi
planeta. ¿Pueden hacer algo?
- Lo sentimos pero este cuadrante está fuera de nuestra jurisdicción.
- ¿Qué?¿No nos van a ayudar?
- Lo- lo siento -dijo Tycho y cada vez aferraba más fuerte su palanca de
control-.
- ¡¿De qué me sirve que lo sienta?!
Las alarmas de la carlinga de Azul Diez comenzaron a sonar intensamente. Un
misil se acercaba rápidamente. Azul Diez intentó esquivarlo pero su caza
estaba considerablemente dañado y no pudo hacer nada salvo morir. Tycho
maldijo en silencio y ordenó a su escuadrón regresar a la flota.
- No es culpa tuya -le dijo Gavin desde su caza-.
- Eso no ayuda. Podríamos haberles hecho trizas y ayudar a esa pobre gente.
- El Senado recuperará el buen juicio un día de estos.
- Mejor que sea pronto.
La silueta del Superdestructor Imperial inundó la vista de Tycho. El
Lusankya había sido capturado al Imperio y ahora era la nave insignia de la
Quinta Flota de la República. Como sello distintivo, la nave llevaba
pintados dos grandes escudos de la República en cada lado de las grandes
alas. Al mando de la nave estaba la Capitana Soani Vedra que miraba la
pantalla de datos para informarse sobre el transcurso de la batalla. A su
lado y mirando por la ventana estaba el General Wedge Antilles, antiguo
héroe de guerra y actualmente comandante en jefe de la Quinta Flota.
- Ese era el último caza -informó la Capitana-. La flota Hutt está
comenzando el bombardeo orbital. Están. maldita sea. están bombardeando
objetivos civiles.
- Apague ese trasto -ordenó Wedge-.
- ¿Señor?
- ¡¡Apáguelo!!
La Capitana dio al orden e inmediatamente fue hacia junto del General que
seguía mirando la inmensidad del espacio. Pudo fijarse en que los ojos del
General brillaban, como si fuera a empezar a llorar.
- ¿Se encuentra bien señor?
- Estoy bien.
- No lo parece.
Wedge dejó la ventana para clavar la mirada en la Capitana. Aunque se
consideraba (y era) una mujer de carácter, lo suficiente dura para aguantar
cualquier mirada de cualquier persona, esta vez tuvo que apartarla por la
rabia, la tristeza, la desilusión que desprendía la mirada del antigua
piloto y ahora general.
- ¿Quiere saber lo que me pasa? Se lo diré. Es ese maldito tratado de no
agresión, nosotros no les atacamos y ellos no nos atacan.
- El senador Fey´lya sólo quería la paz. Quizás no nos guste en estas
circunstancias pero no creo que sea tan malo querer vivir en paz
- Y no lo es. Pero si hubiéramos querido vivir en paz nunca nos hubiéramos
sublevado contra el Imperio. Luchamos por la libertad, por una galaxia mejor
donde todos tuviéramos las mismas oportunidades y donde pudiéramos vivir a
gusto con nosotros mismos. Y ahora que estábamos en el buen camino lo
dejamos atrás por vivir en paz. Estamos manchado la tumba de todos los que
murieron por la Rebelión -Wedge suspiró y volvió a mirar al espacio mientras
todos los amigos muertos durante la guerra venían a su mente-. A veces decir
paz es decir rendirse.
YAVIN 4
La cuarta luna del gigante gaseoso Yavin era conocida en toda la galaxia
pese a su considerable distancia desde los mundos del Núcleo. No en vano, la
cuarta luna había sido la base desde la cual la Alianza consiguió su primera
gran victoria: la destrucción de la primera Estrella de la Muerte tras la
cual la Alianza había decidido abandonar la luna para siempre. Al menos
hasta ahora. Necesitado de un sitio alejado del bullicio y las convulsiones
propias de la República, Luke Skywalker encontró el lugar perfecto para
entrenar a sus discípulos Jedi en la cuarta luna del gigante gaseoso. No fue
fácil convencer a la República ya que Yavin se encuentra no muy lejos de la
zona de influencia de los Hutt y el Senado no quería ver comprometido su
acuerdo con los Hutt.
En el Gran Templo de la luna, Mara Jade Skywalker hacía el pino con una sola
mano mientras levantaba cuatro piedras de peso medio gracias a la Fuerza.
Durante los siete meses que llevaba allí había mejorado increíblemente. Aún
ahora que estaba todavía convaleciente del parto de su primer hijo. Miró de
reojo al pequeño Ben Skywalker que estaba siendo atendido por Erredós. Aún
siendo tan pequeño Mara podía sentir la intensidad con que fluía la Fuerza
en su interior. Cuando creciera probablemente llegaría a ser el Jedi más
poderoso que hubiera existido nunca. Volvió a poner los pies sobre la piedra
del Gran Templo y se secó el sudor con una toalla. Miró a lo lejos para ver
si localizaba a su marido pero debía de haberse alejado bastante.
Fuera de la vista de su esposa, Luke Skywalker ahora convertido en un
Maestro Jedi observaba los progresos de sus alumnos. En los ocho meses que
llevaban allí habían mejorado increíblemente rápido, más allá de cualquier
expectativa que Luke hubiera tenido. Dentro de poco no tendría nada que
enseñarles. Se fijó en el joven Kyp Durron. Pese a su corta edad Kyp era el
estudiante con más posibilidades y el que más rápido estaba aprendiendo.
Sería un pilar indispensable para la Nueva Orden Jedi. El joven Durron
sostenía un pedazo de madera en una mano y en la otra su sable de luz. Lanzó
el pedazo de madera al aire e instantáneamente encendió el sable láser para
cortarlo en siete pequeños trozos. Luke sonrió, realmente el chico tenía
talento.
El Maestro Jedi se dirigió hacia otra de sus estudiantes, Kirana Ti. La
joven estudiante era una de las llamadas Brujas de Dathomir perteneciente al
clan de la Montaña del Cántico. Luke la había conocido cuando Han había
secuestrado a Leia y la había llevado a Dathomir para que se olvidara de
Isolder y se casara con él. En el planeta habían descubierto la existencia
de poderosas mujeres conocedoras de la Fuerza que se autollamaban brujas1
Cuando Luke decidió abrir su Academia fue a Dathomir para intentar que
alguna de las mujeres fuera con él y consiguió llevarse a Kirana Ti. La
bruja había tenido al principio varios problemas para conectar con la Fuerza
ya que las brujas solían utilizar varias frases a modo de hechizo para
invocar la Fuerza. El ser capaz de prescindir de los hechizos había sido
difícil para ella pero una vez logrado se fue convirtiendo rápidamente en
una excelente aprendiz.
Volvió la vista hacia Dorks 81 que se estaba enfrentando a un remoto. Dorks
81 había sido una incorporación sorpresa como Kyp. Luke había averiguado que
Dorks 81 venía de un planeta llamado Khomm, un extraño planeta que al creer
su sociedad haber alcanzado la perfección se habían perpetuado usando
máquinas de clonación para que cada generación fuese totalmente igual a la
anterior. Y así habría sido si Dorks 81 no hubiera tenido la extraña
cualidad de usar la Fuerza. Repudiado por su sociedad huyó de su planeta en
una pequeña nave y llegó a Galagea donde fue acogido. Sería un gran Jedi si
lograba superar sus miedos e inseguridades. Vacilaba demasiado como Luke
pudo comprobar una vez más cuando el aprendiz falló a defenderse del ataque
del remoto. Luke fue hacia él y le puso una mano sobre su hombro.
- Lo siento Maestro -dijo apenado-. No soy lo suficientemente bueno. Llevo
aquí siete meses y no he avanzando nada.
- No te preocupes. Yo estuve entrenando tres años por mi cuenta y cuando fui
a ver al Maestro Yoda me di cuenta de que no había aprendido nada en todo
ese tiempo.
- ¿Pero usted estaba solo! Yo tengo ayuda y ni siquiera puedo defenderme.
- Mover un tractor del desierto cuando se entierra en la arena siempre es
más difícil al principio. Una vez que hayas cogido velocidad es más fácil.
- No entiendo Maestro.
- Lo harás no te preocupes -Luke le pasó la mano por delante de la cara para
que cerrara los ojos-. Ahora relájate y concéntrate, siente fluir la Fuerza
alrededor. Siénteme a mí, a los estudiantes, a los árboles, los animales,
siente el Gran Templo, a Mara, al pequeño Ben. Ahora concéntrate en el
remote, está justo delante y va a disparar.
La hoja verde de Dorks 81 se movió velozmente para interceptar todos los
rayos que le lanzaba el remoto. Luke se alejó un poco y cogió su sable
láser. Encendió la hoja y atacó a su alumno. Antes de que tuviera que parar
para no herir a su alumno, éste pasó su sable por encima de la cabeza y
detuvo el golpe. Luke apartó al espada y Dorks 81 se volvió sorprendido por
lo que acaba de hacer. Miró a Luke, inclinó la cabeza para darle las gracias
y fue hacia un pequeño cofre donde sacó dos remotos más.
Complacido, Luke fue hacia junto de Kam Solusar. Kam había sido uno de los
agentes del Emperador, con similares funciones a las que tenía Mara. A la
muerte del Emperador se había marchado las los territorios del Borde
Exterior, lejos de un Imperio al que ya no serviría nunca. Luke lo encontró
mientras realizaba una investigación en Onderon. Kam lo había reconocido al
instante y lo atacó pero desistió pronto, al comprender las razones que
llevaron a Luke a matar al Emperador. Ahora, Kam estaba sentado con las
piernas cruzadas, levitando un metro sobre el suelo. Su concentración era
impresionante. Manipulando la Fuerza varias piedras comenzaron a elevarse y
a girar alrededor de Kam creando la impresión de que Kam se había convertido
en un modelo atómico. Luke asintió complacido y entonces sintió que una
fuerza misteriosa lo levantaba del suelo. Miró a Kam y vio que éste sonreía.
Cuando se posó en el suelo fue hacia Kam y le puso una mano en el hombro
como signo de aprobación.
Siguió comprobando el progreso de sus alumnos. Esta vez fue hacia Corran
Horn. El corelliano tenía un historial bastante peculiar. Había sido miembro
del Cuerpo de Seguridad Corelliana antes de tener que abandonarlo debido a
las maquinaciones de un agente imperial. Separado de sus amigos, Corran se
unión a la Rebelión antes de la conquista de Coruscant en la cual participó
activamente siendo uno de los más valiosos miembros del Escuadrón Pícaro. Su
mujer Mirax estaría ahora en dirección al Corredor de Camebar justo a Han y
otros transportistas en misión humanitaria. La unidad R2 de Corran de nombre
Silbador giraba alrededor de Corran pero éste no parecía notarlo. A su
alrededor pequeños animales peludos de menos de quince centímetros de altura
estaban aparentando realizar un desfile militar. La extraña carencia de
habilidades telequinéticas de Corran se compensaba sobradamente con su
capacidad para manipular mentes. Cuando el "desfile" terminó, Corran sacó de
su bolsillo un poco de comida que repartió entre los animales. Realmente
había aprendido mucho pensaba Luke. Manipular mentes estaba muy cerca del
Lado Oscuro sobre todo cuando eran seres pensantes y no había motivo para
ello. Con animales no era tan grave pero aún así el gesto de Corran de
premiarlos mostraba su bueno voluntad.
Siguió su inspección con Tionne. La joven de plateada cabellera y ojos
brillantes como perlas no tenía grandes poderes, sin embargo se consideraba
un archivista Jedi por todos los datos que había recopilado sobre la antigua
Orden. En aquel momento Tionne movía un pequeño puñado de arena. No era muy
impresionante aún contando con las pequeñas habilidades de que disponía la
archivista pero en un instante aquel puñado se convirtió en una réplica
exacta del Gran Templo que la Academia Jedi usaba como base. Aquello era
verdaderamente impresionante.
Luke fue hacia la siguiente estudiante, Cray Mingla. Cray era un caso
especial. No estaba tan interesada en el aspecto místico de la Fuerza sino
en el científico, quería saber porqué la Fuerza se manifestaba sólo en
algunos individuos y porqué variaba su intensidad. Por ahora había
descubierto unas pequeñas células microscópicas que aparecían en gran
cantidad en la sangre de los Jedi. Usando este hecho había elaborado un
método para intentar encontrar estudiantes y había sido efectivo. Sin
embargo como Cray solía decir todavía tenían que hacerse un montón de
pruebas antes de poder asegurar que esas células eran las que realmente
conectaban a los Jedi con la Fuerza. Cray estaba ahora concentrada en
terminar su propio sable de luz. Había moldeado los cristales con la Fuerza
al método tradicional que le había enseñado Luke pese a insistir al
principio que podía usar un ordenador para crear los cristales.
Caminó entonces hacia Gantoris que estaba manteniendo el equilibrio con un
dedo del pie sobre un fino tronco. En sus manos tenía dos espadas de luz que
movía velozmente. La dificultad del ejercicio era gigantesca puesto que ya
sólo mantener el equilibrio con tanto apoyo era difícil para complicarlo más
con los giros de las espadas de luz. Pero a Gantoris no le debía parecer
suficiente porque dio un salto de más de cuatro metros en al aire con
voltereta incluida y volviendo a caer, por supuesto, en el fino tronco para
seguir con su ejercicio.
Contento con el progreso de su aprendiz, Luke siguió su camino para
encontrarse con Tas Vil´fre, una bothan procedente de Kothlis. Luke la había
encontrado en una parada técnica donde había tenido que enfrentarse con un
grupo de cazarrecompensas imperiales que se habían aventurado mucho a entrar
en el espacio de la República. Vil´fre le ofreció ayuda y juntos
descubrieron su ascendencia Jedi y Luke la invitó a formar parte de su
Academia. Que fuera de una familia rival a Fey´lya no importó. mucho. Luke
no sabía cómo iba a incorporar la filosofía bothan de la adquisición de
poder a la Orden Jedi. En principio pensaba que Tas sería la perfecta
candidata para dejar seducirse por el Lado Oscuro pero la aprendiz Jedi no
parecía dejarse dominar. Ahora estaba realizando un ejercicio de relajación
para comunicarse más íntimamente con la Fuerza.
Decidió no molestarla y siguió revisando el trabajo de sus alumnos. La
siguiente alumna era Cilghal, una mon calamari ayudante del senador del
planeta. Sus habilidades se centraban en el campo curativo. Luke la había
visto realizar maravillas con enfermos en Coruscant. Prácticamente sabía
tanto o más sobre técnicas de curación que su propio Maestro. Su sable láser
también era muy curioso, había sido construido con cristales procedentes de
su mundo acuático y la hoja parecía tener todos los colores del arco iris.
La empuñadura también era distinta de lo habitual ya que parecía haber
nacido de un coral de Calamari, dándole un aspecto bastante orgánico.
Oyó entonces un par de gritos que sólo podían ser de Nichos Marr y Kyle
Katarn. Los dos aprendices se habían convertido en grandes amigos y siempre
andaban desafiándose. Ahora mismo estaban echando una carrera entre los
árboles. Pese a la simpleza del desafío, una carrera Jedi era todo un
espectáculo, saltos gigantescos y velocidades inhumanas eran el mínimo
repertorio exigible. Luke se acercó para comprobar un poco mejor lo que
hacían sus dos alumnos. Estaba claro que dominaban el aspecto físico, sobre
todo Nichos que es su tranquila vida dedicada a la robótica no había tenido
tiempo suficiente para dedicarse a cultivar su cuerpo. Kyle era otra cosa,
había sido un mercenario de gran reputación, sobre todo tras haber robado
los planos de la primera Estrella de la Muerte. Aunque lo más asombroso era
que hacía poco se había enfrentado a un grupo de Jedi Oscuros desvelando el
secreto del Valle Jedi, aunque su localización se había perdido en la
memoria del aprendiz Jedi debido a un borrado de memoria ejercido, suponía
Kyle, por los Jedi que descansaban en el Valle.
Por último Luke fue hacia el anciano Streen. Streen había sido un extractor
de gas tibanna en Bespin. Debido a las voces que oía en su cabeza tuvo que
alejarse de la civilización. Algunos pensaban que estaba loco pero todos
coincidían en su gran habilidad para localizar las erupciones de gases de
vapor que llevaban el tibanna desde las profundidades del planeta hasta la
"superficie" donde era recogido. Luke había ido a buscarlo y prometiéndole
acallar las voces Streen se unió a la Academia Jedi.
Estos alumnos, junto a Mara, formarían la Nueva Orden Jedi y se enfrentarían
a desafíos que ni siquiera Luke se atrevía a imaginar. Pero ahora mismo, el
futuro de la Orden Jedi pendía de un hilo. Con sólo un Jedi como Luke y con
la amenaza de los Hutt sobre sus cabezas era muy posible que todos los
intentos de restaurar la Orden fracasaran. Luke despejó esos pensamientos.
Centrarse en lo negativo de una situación no ayudaría en nada. Si la Nueva
República no iba a hacer nada contra los Hutt quizás serían ellos, los Jedi,
los que deberían intentar hacerles ver el peligro que corrían. Pero eso
sería más adelante. Por ahora su única misión era la de aprender y formar,
ya habría tiempo para las heroicidades y las misiones peligrosas.
1.- Para más información leer El Cortejo de la Princesa Leia
PRÓXIMO NÚMERO: Para el próximo número titulado en un alarde de originalidad
"Listos" podréis comprobar cómo van las cosas en Coruscant, los territorios
conquistados por los Hutt y más cosas sobre la Academia Jedi de Luke
Skywalker
LA TASCA DE MOS EISLEY
Holadola
Hoy toca número de relax, no os vayáis a acostumbrar a que pasen cosas en la
serie jejeje Nah, en realidad es que he querido presentar ya a todos los
estudiantes de la Academia Jedi porque para las próximas veces que los use
van a estar un poco ocupados. Además los próximos números van a ser más
moviditos así que podemos decir que este es un número de calma antes de la
tempestad.
Vamos ahora con algunos de los comentarios sobre el anterior número. El
primero es de José González, escritor de (si no me equivoco) Escuadrón
Supremo. Pues bien, José nos cuenta que el principio del número le aburrió
porque era una típica pelea con sable láser. Bueno, peleas con sable tiene
que haber, intentaré que sean más divertidas y sorprendentes aunque
francamente ODIO describir esas peleas, siempre tengo miedo de que no quede
nada claro lo que estoy intentando describir. Seguimos. La segunda parte ya
le gustó más con el rescate de Luke. De las sorpresas que se guarda Luke
tienes a todos los alumnos de la Academia y algo de lo que ha estado
haciendo en su "tiempo libre" lo verás en el número 15 (que a estas alturas
ya está escrito). Y por último lo de Leia, si te ha gustado espera a ver el
final del número 16, va a ser un poco espectacular (y no digo más)
Otro comentario es el de Xumer escritor de... bueno, de muchas series...venga
va, Hombre de Hielo, Cachorros, Nosferata... y... y creo que nada más, debe de
estar en baja forma. Bueno al tajo que me pierdo. A ver... mmm... creo que he
perdido su mail, no aquí está (modo insertar chorrada para rellenar
apagado). A ver, dice que le mola la serie, lo que se agradece y me da
cuatro Xumifantes. podría copiar la descripción de lo que es un xumifante
pero no sé dónde la tengo, así que imaginaos una cosa totalmente horrible y
asquerosa. no, eso es un político. en fin, que le gusta la serie vamos. Ah,
dice también que la serie es quincenal lo que no es del todo cierto, lo que
pasa es que a veces me confundo y le envío números a Chuck que debería haber
guardado para que no los sacara.
Nada más. Y ya sabéis, comentarios, ofertas de dinero y demás a la dirección
de siempre.
Que la Fuerza os acompañe
ben_reilly@terra.es