2055: WAKANDA #1
Rebelión por la libertad I
Guión: Ibaita y Metallicas
Tribunales virtuales que sentencian sin clemencia,
Contra toda resistencia
Al poder establecido.
Satélites vigilan desde el cielo, como águilas,
Son máquinas que saben en qué mierda andáis metidos-2055 (Nach)
2055, una de las ciudades del imperio Wakandano:
-Rino, sube por la derecha y golpea la torre.
-O.K.
Rino, una criatura de enormes proporciones, piel gris y un único cuerno en el cráneo, corrió velozmente por la calle, destrozándolo todo a su paso y creando hoyos con cada pisada. Saltó con fuerza, se elevó varios metros y golpeó con su cabeza. El potente impacto destrozó la gruesa piedra que formaba la torre, dándoles a sus compañeros una manera de entrar.
-¡Ya está!
-¡Cuidado!
A la enorme bestia no le dio tiempo a reaccionar. Cinco corpulentos hombres con máscara, vestidos de blanco, arremetieron contra él. En condiciones normales, nadie podría haber desplazado ni unos centímetros al rebelde gris, aunque éste estuviera desprevenido. Pero ellos eran miembros de la guardia especial del imperio wakandano. Todos tenían agilidad y fuerza superhumanas.
El Rino cayó al suelo con gran estruendo. Una enorme cortina de polvo cubría toda la zona. La carretera se fisuró y se creó un inmenso agujero, en cuyo fondo se encontraba el poderoso mastodonte.
-¡Tyca! ¡Ayúdale!
Una mujer vestida con extraños ropajes se elevó. Un aura de color verde le cubría el cuerpo. Hizo unos gestos con las manos y pronunció unas extrañas palabras. Unos lazos de color verde recogieron al Rino y lo elevaron.
Los guardias saltaron e intentaron agarrar los lazos, pero su intento fue en vano. Dieron una voltereta en el aire y cayeron de pie.
Tyca hizo otro gesto y Rino fue depositado en el suelo.
-¿No me das las gracias?
-No necesitaba tu ayuda.
-¡Eh, dejad de discutir! ¡Hay mucho que hacer!-Un hombre vestido de negro con una máscara de pantera en la cara corrió a gran velocidad, muy cerca de ellos. Saltó y se agarró a una farola, giró, se impulsó y salió despedido. Alcanzó una altura increíble. Llegó al hueco que había hecho el Rino en la torre y se agarró a unos salientes de piedra, para dar una última voltereta antes de caer al suelo de cuclillas.
El lugar estaba lleno de soldados. Pantera saltó por encima de sus cabezas. Agarró del cuello a dos, uno con cada mano, y los lanzó contra la pared. Luego enroscó sus piernas alrededor del cuello de otro guardia. Apretó. El guardia cayó desmayado al suelo.
Un puñetazo golpeó la cara de T'channa, nieto de T'challa. Éste se tambaleó, pero no cayó. Otro puñetazo le golpeó en el mismo lugar. Pantera empezaba a marearse. Un tercer golpe quiso derribarle, pero esta vez, lo esquivó gracias a un potente salto. El guardia retiró su mano ensangrentada, pues había golpeado la pared.
Abajo, en la calle, las cosas no estaban más tranquilas. Los tiroteos ensordecían a los habitantes de la ciudad.
-¡Gopal! ¡Ayúdanos!
Gopal era un hombre especialista en armas de fuego. Era exsoldado del ejército. Corrió hasta la posición en la que se encontraban Rino y Tyca.
-Rino, tú deberías irte de aquí. Las balas no atraviesan tu piel.
-Está bien.
El Rino comenzó a correr velozmente. Se acercaba a un grupo de solados. Éstos disparaban, pero las balan no atravesaban su dura piel. Cada vez estaba más cerca, agachó la cabeza para golpear así a los guardias cuando llegara el momento. Algunos se apartaron, otros no tuvieron tiempo de escapar de una muerte rápida.
Flashback
La tierra temblaba con furia a cada paso que daba. Una criatura de piel gris corría a unos 170 kilómetros por hora. Era Rino.
No era el primer Rino. Él se llamaba Michael Verbatim. Wakandiano, el dictador llamado Tótem le había sometido a un experimento para dar dureza extraordinaria a su piel, además de darle a él fuerza y velocidad sobrehumanas.
-¡¡¡DEJADME EN PAZ!!!
Unos vehículos similares a motos voladoras, que viajaban a ras del suelo, le perseguían. Sus ocupantes eran hombres vestidos de blanco. El ejército wakandiano.
Una de las motos se puso a la altura de Rino, pero éste se deshizo de ella de un puñetazo. El conductor y el viajero salieron volando de la moto y cayeron rodando al suelo, ligeramente heridos.
La estepa wakandiana, del país que hacía meses era Angola, estaba siendo totalmente aplastada. La enorme mole gris se encontraba ya a decenas de kilómetros del centro de donde había escapado, pero los guardias no abandonaban su persecución. De hecho, una nueva patrulla de seis motos se unió a la persecución, alentada por las voces que sonaban en su radio, y comenzaron a lanzar descargas de energía a Rino con sus fusiles.
Entonces algo ocurrió. En apenas unos segundos, unas bandas carmesíes sostuvieron a la moto más cercana a Rino, derribándola y haciendo que los ocupantes se precipitaran al suelo. Todas las demás motos comenzaron a levitar al mismo tiempo, y sus ocupantes también cayeron.
-Ufff... Aún no controlo mi poder tanto, Tyca.
Rino alzó la mirada y vio a dos mujeres. Una llevaba una túnica rojiverde por encima. Por sus rasgos, Rino, que era más inteligente que su predecesor, pudo descubrir a una descendiente de la tribu de los zenata. La otra mujer llevaba un traje muy ajustado, corto y colorido, que le llamó la atención. Un fénix dorado brillaba en su pecho.
Ahora
-Vale, Rino ya está en las puertas de la base. Tyca ¿Puedes cubrirme mientras acabo con ese tanque?- Gopal señalaba a un tanque había aparecido hacía poco. Estaba al final de la calle.
-Si.
Alrededor del tanque había dos docenas de soldados. Era una tarea bastante complicada el llegar hasta allí, terminar con los guardias y destrozar el tanque, pero Gopal era uno de los mejores guerreros de Wakanda, y había realizado varias misiones parecidas a esa cuando trabajaba para el gobierno.
Al otro extremo de la calle había unos cuantos soldados más. Estaban mejor armados y se cubrían con coches y barriles, y algunos llevaban escudo. Tyca tenía que proteger a su compañero de esos. Hizo unos gestos y varios lazos de color esmeralda salieron de sus manos. Se dirigían a los soldados a gran velocidad. Algunos retrocedieron, otros comenzaron a disparar, pero las balas eran inefectivas contra aquello. Más gestos y palabras en un extraño idioma y unas barreras del mismo color aparecieron de la nada, protegiéndola de las balas y descargas de energía. Los soldados, viendo que poco podían hacer contra las bandas, comenzaron a dirigir sus disparos hacia la hechicera.
-Vale, no podré aguantar mucho más, date prisa.
-Está bien.
Gopal agarró sus armas, se colgó dos metralletas y un fusil de descargas de la espalda. Se guardó dos pistolas de plasma en el cinturón. Se guardó varios cuchillos en los bolsillos y cuatro granadas de fragmentación. Luego agarró el fusil que quedaba y apuntó a los soldados. Comenzó a correr hacia el tanque. Mientras corría, disparaba certeras descargas eléctricas. Tres soldados cayeron. Gopal saltó y se escondió tras un coche. Recargó el fusil y aumentó la potencia. Los soldados comenzaron a disparar al coche, que no tardaría demasiado en explotar, así que el soldado salió de su escondite y aprovechó que los soldados disparaban al coche para correr hacia un edificio en ruinas. Mientras, disparó otras cinco descargas. Otros tres bajas para el enemigo. El tanque apuntó a la entrada del edificio en ruinas y disparó. Gopal, saltó y se metió en el edificio antes de que la gran bola de energía destrozara toda la zona.
El fuego iluminaba la noche. La calle principal de la ciudad, en la que estaba teniendo lugar la sangrienta batalla, parecía el escenario de una película épica. Había cadáveres por toda la calle, tanto de civiles como de soldados. Varios edificios estaban en llamas, otros en ruinas. Los escaparates de la ciudad estaban todos rotos. Los jardines y parques estaban ardiendo. Las calles estaban llenas de fisuras y coches destrozados o chamuscados.
Gopal, ya en el piso superior del edificio en ruinas, lanzó una de las granadas de fragmentación al exterior, donde ocho soldados estaban corriendo para entrar al edificio. Cinco de ellos murieron, el resto quedó malherido en el suelo. El tanque apuntó al lugar del que provino la granada. Antes de que pudiera disparar, una certera granada se metió por el tubo de disparo. La explosión fue toda una belleza, despedazando el tanque y aniquilando tanto a los que iban en el interior, como a los soldados cercanos. Solo quedaban dos, y comenzaron a correr para ponerse a salvo. Dos últimas descargas eléctricas y ya no quedaba ningún soldado en ese extremo de la calle.
-¡Muy bien, Tyca! ¡Ahora te cubro yo a ti! ¡Ven hacia aquí!
Tyca deshizo sus hechizos y comenzó a correr hacia la posición de Gopal. Éste lanzó dos granadas al lugar en el que había estado la hechicera unos segundos antes. La explosión fue tremenda, pues allí había varios coches, y todos ellos explotaron con la granada. La cortina de fuego y humo que separaba a Tyca del enemigo era prácticamente impenetrable. La chica llegó al edificio y subió.
-¿Por qué nos quedamos aquí? ¿No deberíamos ir a donde Rino y terminar con esto de una vez?
Gopal señaló el cielo, donde cuatro helicópteros, varias motos voladoras y demás vehículos voladores surcaban el cielo, dispuestos a terminar con la resistencia.
MONTE PANTERA
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