Thor, señor de Asgard, observaba la Tierra desde su trono. Su mirada, perdida en la esfera, denotaba tristeza. Sumido en sus pensamientos, no notó que se acercaba a él un joven moreno de aspecto atlético,

- ¿Me habéis llamado, padre? -dijo el joven, arrodillándose sobre su rodilla derecha.

La voz de su hijo le devolvió a la realidad...

- Sí, Magni, hijo mío. Ha llegado la hora.

- ¿La hora, padre? ¿De qué?

- Midgard necesita de nuevo a los dioses. Es hora de que ocupes mi puesto entre los mortales, tal y como yo hice hace años.

- ¿Pero por qué, padre? Los mortales ya no nos adoran. Hace siglos que no creen en nosotros. Y no les debemos nada. La última vez que estuvisteis allí...

- No oses replicarme, Magni. Los hombres no siempre fueron así. Sí, nos han abandonado. Pero aún es nuestra obligación protegerlos... y no tengo duda alguna de que ahora es cuando más nos necesitan.

- Padre, sabéis que no puedo negaros nada, - respondió, cabizbajo, el joven dios. - ¿Qué queréis que haga?

- Hace unos días murió un viejo amigo mío, Steve Rogers. El era el mejor hombre que he conocido en todos los siglos que llevo viviendo. Otro viejo conocido me hizo llegar un mensaje en su funeral. Ha llegado la hora de que los Vengadores vuelvan a proteger a la humanidad. Se avecinan tiempos muy duros, hijo mío. Si estuviera en mi mano, yo mismo volvería a surcar los cielos de Midgard, pero ya no puede ser. Es por eso que te he elegido a ti. Eres el dios de la fuerza. Tu poder te hará un digno vengador.

- Esta bien, padre. Cumpliré vuestro deseo. ¿Cuándo he de partir?

- Inmediatamente. Despídete de tu madre y prepara tu equipaje. Balder te acompañará hasta el lugar del encuentro.

Los Ángeles.

La oscuridad era absoluta. Tras el apagón del 48 había un racionamiento de la energía eléctrica, por lo que varias noches a la semana no se encendía el alumbrado. La luna, tapada por las nubes, apenas arrojaba unos tímidos rayos, dando un aspecto fantasmagórico a la ciudad, antaño orgullosa, que hoy sólo servía como dormitorio para aquellos que no podían permitirse vivir en otro sitio.

Una figura alada surcaba los cielos. Majestuosa, como si fuera un águila, con sus alas, de más de tres metros de envergadura, totalmente extendidas, planeaba por entre las nubes, inapreciable desde la superficie. Su rápido vuelo se encaminó hacia una de las torres de apartamentos, desapareciendo por una de sus ventanas.

Dentro, las luces se encendieron suavemente. Una joven rubia caminaba desnuda por la habitación, con las alas replegadas sobre su espalda. Se llamaba Anne, y era hija de Cuervo Rojo, un antiguo héroe de la Segunda Guerra Mundial que había sido adoptado por el pueblo-pájaro, rama escindida de los Inhumanos. Tras años en hibernación, cuando por fin el pueblo pájaro despertó, Cuervo se enamoró de Shey-Ka, con quien tuvo a Anne. Mestiza, nunca aceptada por completo, tras la muerte de sus padres abandonó la isla flotante y se dirigió a América. Allí, en Los Ángeles, comenzó una nueva vida, trabajando de camarera. Sus alas permanecían todo el día atadas a su espalda, disimuladas, por lo que, al llegar la noche, solía disfrutar de la sensación de libertad que le daba el vuelo.

Anne era feliz.

No sabía que su vida estaba a punto de cambiar.

Nueva York.

Donald Tanner es un nombre de los muchos de la ciudad. La peculiaridad de éste es que es falso, una tapadera para ocultar su verdadera naturaleza.

Su verdadero nombre es Do'tan. Y es un skrull. Enviado hace años a la Tierra como espía, tras la guerra Shi'ar-Skrull perdió todo contacto con sus superiores. Sin saber qué hacer, comenzó a mezclarse con los humanos. Poco a poco, se enamoró de su cultura, de su historia., sus artes...

Consiguió trabajo como repartidor. Se aficionó al cine negro, y pasó a ser detective privado. En una ciudad con quince millones de habitantes, nunca falta trabajo para uno.

Do'tan pronto tendrá una nueva tarea...

Nevada. El desierto. Durante el siglo XX, lugar de pruebas atómicas. Posteriormente, lugar de recreo, con Las Vegas al frente. Hoy, Las Vegas es una de las diez ciudades más grandes del mundo, pero el resto del estado está completamente desierto. Es un buen lugar para una reunión que no debería tener lugar.

Es de noche. Un hombre, enfundado en una raída gabardina, espera pacientemente en medio de la nada. Un cigarrillo ilumina tenuemente su rostro.

Un rayo cae a unos metros de él, pese a que no hay ni una sola nube en el cielo. Una densa polvareda se levanta en el lugar del impacto, y, cuando se posa, dos hombres han aparecido.

"Bienvenidos a Nevada", dijo el hombre de la gabardina.

"Nuestro señor Thor os envía sus saludos."

"Gracias, Balder. ¿Es quien yo creo?"

"Así es. Magni, hijo de Thor, dios de la fuerza, este es Jim Hammond, el héroe conocido como la Antorcha Humana."

VENGADORES, REUNIOS

Bien, pues yo también me apunto a esto del 2055... tras haber escrito el especial "Exequias", ahora me lanzo a relanzar la serie de Vengadores... readaptando el número que escribió Juan Calderón hace ya varios años...

¿Y por qué lo readapto en vez de seguir con él? Pues... porque... estooo... mmm... buena pregunta. La verdad es que como la línea se ha relanzado, podíamos ignorar todo lo que quisiéramos, así que me he quedado con lo que me gustaba y he cambiado el resto...

En fin, ya diréis qué os parece.

¡Hasta el próximo número!

Carlos