"Es como los héroes de antes, de una sola pieza"

Fue lo primero que pensé cuando tuve noticias de aquella amazona alta, morena y superpoderosa vestida con un ceñido traje negro con una gran uve doble roja en el pecho.

Bueno, para ser del todo sinceros lo que en realidad pensé fue "mierda, me lo he perdido".

Comprendedlo, la primera noticia importante en años ocurre a menos de dos manzanas del periódico donde trabajo, joder, si hasta la vieron algunos capullos de la oficina y ¿dónde estaba yo? Haciendo que me la chupara un travelo de tercera en un callejón de la 5ª Avenida.

Patético.

¿Cómo había podido caer tan bajo?

La verdad es que mi carrera, si alguna vez había tenido algo parecido, hacía tiempo que iba cuesta abajo.

Me llamo Nick O'Dogherty y, como ya he dicho, soy periodista. De investigación. Si algo tengo claro es que no es la mejor forma de ganarse la vida hoy en día.

Desde los años 30, los media, incluyendo los pocos periódicos en papel que aún se editan, están dominados por los blogers y las corrientes de opinión de las todopoderosas CNN-Yahoo News de las que salieron.

Todo es "yo opino esto", "éste cree lo otro", "yo no sé quién dijo tal".

Lo que empezó siendo una moda de niñatos a principios de este jodido siglo XXI ha acabado infectándolo todo. Y la objetividad se ha ido al carajo.

¿Sueno amargado?

Quizá es porque lo estoy. Elegí esta profesión por puro romanticismo, siendo plenamente conciente de lo que implicaba, pero tantos años de oficio queman a cualquiera.

Y entonces apareció ELLA, así, escrito con mayúsculas.

No me preguntéis por qué, pero, para mí, significó una especie de revulsivo, algo a lo que aferrarme. Incluso dejé las inhalaciones de nitrocalita para, durante un mes, ponerme a investigar a aquella chica... sin ningún resultado.

Sí, había gente que la había visto.

Gente a la que había salvado la vida, como aquella primera vez.

El piloto de un helicóptero había tenido un infarto en pleno vuelo y el aparato había caído a plomo hacia la acera atestada de neoyorquinos en la hora del desayuno, pero antes de que se estrellara una mancha negra y roja -ella- había salido de la nada e interceptado el helicóptero a pocos metros de la acera. Cientos de personas se quedaron maravillados cuando la mancha se detuvo y se convirtió en una mujer que subió el helicóptero, con un solo brazo y sin esfuerzo aparente, hasta la azotea más cercana.

Por lo que yo sabía, hacía tiempo que los superhéroes estaban más o menos oficialmente prohibidos, pero eso a ella parecía importarle un bledo. Aparecía donde hiciera falta, rescataba a alguien, detenía un atraco, sonreía, saludaba y se largaba.

No sé de donde salió aquel ridículo nombre, Wonder Woman. Parecía cuadrar con la v doble que cruzaba sus pechos y el caso es que la gente empezó a llamarla así. Los del Bugle, que habían publicado un par de fotos borrosas de ella, también lo hacían.

El Bugle. No podía dejar que se me adelantasen.

Yo la consideraba "mi tema". Había logrado crear expectativas con unos cuantos artículos hechos a base de entrevistas a testigos y muchas especulaciones que, durante algún tiempo me salvaron el culo ante el jefe de departamento, pero no podía seguir así indefinidamente. La cosa empezaba a oler.

Aquella misma mañana Romero se había tomado la molestia de entrar en el cuchitril que me servía de oficina y advertirme:

-Si no consigues algo sólido sobre esa chica esta semana, ya puedes despedirte- me había dicho.

-Tienes razón -fue mi muy diplomática respuesta- estaba pensando en dejar descansar el tema un tiempo.

Se rió, el muy hijo de puta hacía tiempo que me tenía ganas, y los dos lo sabíamos.

-No me has entendido, O'Dogherty. Quiero decir despedirte para siempre. No hay presupuesto para más investigaciones estúpidas que no conducen a nada.

Debí poner cara de gilipollas, porque volvió a sonreir y se fue, señalándome con el dedo y repitiendo:

-Una semana, O'Dogherty

Bajé al bar de la esquina y me metí dos chutes de nitro. Dios, había olvidado lo bien que sentaba... y lo jodido que estaba.

Fue entonces cuando, todavía atontado por los pelotazos, al girar la esquina me encontré con aquella especie de pie gigante a punto de aplastarme.

Al principio ni siquiera me di cuenta de lo que era. Me quedé mirando alelado aquella masa amarilla suspendida en el aire a pocos metros por encima de mi cabeza y hasta me dio tiempo a imaginarme a mí mismo con un gran signo de interrogación encima, antes de comprender que aquella cosa iba a caer sobre mí.

Alcé la vista y, pese a lo forzado de la perspectiva, por fin comprendí que un enfurecido gigante avanzaba entre los edificios y yo estaba justo en medio de su camino.

No podía hacer nada, estaba paralizado.

Debía ser mi día de suerte, porque, de pronto, algo me agarró por la cintura haciéndome rodar por el suelo y apartándome del pisotón.

Una mujer me había salvado la vida. Mejor dicho, una mujer, no, LA mujer.

"Mi chica" lo había hecho. Wonder Woman.

Allí la tenía, encima mío, su cara a dos palmos de la mía. Pude oler su cálido aliento y un agradable cosquilleo me recorrió la entrepierna, pero la sensación duró poco, ella ya estaba levantándose y sacudiéndose el polvo de sus ajustadas mallas.

Hizo un gesto como de echarse a volar, pero ahí estuve rápido:

-Espera- le grité- eres esa nueva superheroína, Wonder Woman, ¿verdad?

Me miró incrédula.

-Yo soy Nick O'Dogherty, -me presenté- escribo sobre ti en el NYC News

-¡Qué bien! Mira, me quedaría charlando contigo y todo eso, pero tengo cosas que hacer, ¿sabes? -respondió, señalando con el pulgar al gigante.

-Claro -le respondí- ¿de dónde crees que ha salido?

-Mmm, parece un hombre subterráneo. Normalmente son pacíficos y chiquititos, pero mi papi me contó que a veces evolucionan a este estado.

Antes de acabar la frase ya estaba iniciando el vuelo, y no me oyó gritarle:

Lo que siguió fue muy rápido: Wonder Woman se elevó hasta la altura de la cabeza del "hombre subterráneo" y allí acertó a encajarle un par de golpes. El gigante ni los notó e intentó devolvérselos. Ella los esquivaba con gracia, hasta que, de pronto, su enorme puño amarillo la acertó de lleno y la lanzó con una increíble violencia contra el suelo.

Corrí hacia el cráter humeante que señalaba el lugar donde había caído y llegué a tiempo de verla salir envuelta en la que al principio creí que eran llamas producidas por el impacto. Solo que no eran llamas, era una especie de energía que parecía formar parte de ella misma.

-¿Qué... qué eres? ¿Quién eres?

Ella me miró y supongo qué, por un segundo, sentí auténtico miedo.

-¿Todavía estas aquí?-respondió y elevó otra vez el vuelo, pero esta vez se volvió a mirar y gritó:

-Consulta los archivos de los Vengadores.

Tras lo cual, se lanzó como un ariete contra el gigante. Esta vez sí que notó su golpe, vaya si lo hizo. Se tambaleó y estuvo a punto de caer sobre los edificios, pero no lo hizo.

Wonder Woman empezó a dirigirlo a ostia limpia en dirección norte y pronto los perdí de vista.

Más tarde me enteré, por los informes de la policía, de que lo había llevado hasta el agujero en Central Park del que por lo visto había salido.

De vuelta al periódico hice lo que ella me había dicho.

Miré todo lo que teníamos sobre el viejo grupo de héroes, y allí estaba la respuesta. En sus filas estuvo, durante mucho tiempo, un tal Hombre Maravilla. Estaba claro que había una relación. Mismo traje, mismos poderes, mismo nombre -con la diferencia lógica del detalle del sexo- Tenía que ser su padre, ¿o sería su abuelo? Siempre me hago un lío con las edades de los superseres.

Había una chica en el grupo con un increíble parecido a mi Wondy. ¿Su madre? Daba igual, lo importante era establecer la conexión entre los respetados -y añorados por bastante gente- Vengadores y la nueva superheroína que "apatrullaba" la ciudad.

Y yo la tenía.

Gracias a eso, pude escribir un artículo "con base". Mejor aún, como ese día había recargado la batería de la cámara instalada en mi ojo derecho, tenía todo grabado, y con nitidez, no esa mierda de fotos que hace Parker-Watson para el Bugle.

La edición donde apareció el artículo fue la más vendida del periódico en años. Recibí una felicitación personal de los de arriba y Romero no pudo meterme mano. Estaba blindado contra él por una buena temporada, pero, en mi fuero interno, sabía que todavía no había terminado el trabajo. Tenía que conseguir una cita con "mi chica". Sería bueno conocer la versión de su propia historia... entre otras cosas.

Epílogo

Noche en la ciudad.

Nueva York, como de costumbre, se queda totalmente a oscuras debido a las restricciones energéticas decretadas por el alcalde Ben Abdullá. Apenas las luces de alguna gabarra que ignora el toque de queda iluminan el Hudson.

Diana se orienta como puede en el polucionado aire nocturno, intentando no chocar en pleno vuelo con algún edificio demasiado alto.

En ocasiones así agradece que el uniforme de su padre fuese negro, lo que le permite pasar desapercibida. También agradece que el viejo cinturón antigravedad todavía funcione.

Cuando por fin localiza su apartamento, levanta las contraventanas y se cuela en él.

Sarah, como siempre, la está esperando, a la luz de dos o tres velas encendidas.

-Oh, por fin has vuelto- le dice- Estaba preocupada.

-Sarah, te lo he dicho mil veces. No... me va... a pasar... nada- dice Diana separando exageradamente las palabras - lo que sabe que vuelve loca a Sarah- y acercándose a ella.

-No me gusta que juegues a los superhéroes... Es sólo que...

Diana la interrumpe cogiéndole la barbilla y dándole un húmedo beso en los labios.

-No puedo evitarlo, cariño -dice cuando se separan- Lo llevo en la sangre.

-Entonces, supongo que te encantará esto -y le tiende una carta- Ha llegado esta mañana.

-¿Qué clase de broma es ésta?-se extraña Diana- Lleva el sello de los Vengadores y el grupo se disolvió antes de que yo naciera...

Mientras habla rasga el sobre y lee con atención la escueta nota que hay dentro de él.

-¿De que se trata? -pregunta Sarah

-Joder... -exclama Diana- Algún capullo quiere volver a formar el grupo... ¡y quieren que yo me una a él!

Sarah deja escapar un suspiro

-Me lo temía.

FIN

WONDERLAND

Bienvenidos al correo de Wonder Woman.

Espero que la historia, y los dibujos, os hayan gustado. ¡Es mi primera historia completa para Marveltopía!

La idea del personaje (el nombre es un vacile, lo reconozco) surgió en cierta forma al leer Vengadores 2055, de Carlos, así que lo he convencido para que la incluya en el grupo, pero como el personaje me gusta, es más que probable que escriba alguna historia más de la chica maravilla en su propia serie individual.

Me encantaría conocer vuestras opiniones sobre la misma, así que no dejéis de escribirme para hacérmelas saber.