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Chris Hogan era un pobre minero de las minas de Marte hasta que un día encontró el legado de Tony Stark y se convirtió en el nuevo vengador dorado

2055 Iron Man

2055: IRON MAN #5 DE 6
Reunión de cerebros
Guión: Israel Huertas
Portada: Wish

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- ¿Has terminado ya?- dice Peter, expectante. Intenta no sonar ni autoritario ni exigente dado que a Bean, el holograma que regenta la cueva, parece ofenderle esa actitud.

- No, no he terminado, Peter. Si hubiera terminado ya estaríamos hablando con Chris y no es así, ¿verdad?

Peter hace una mueca a espaldas de Bean y se gira hacia el panel dónde se encuentran desglosados los artefactos e ingenios de la armadura Iron Man. En realidad, no es que entienda nada de lo que está viendo, pero es mejor eso que no hacer nada mientras su amigo recibe la paliza del siglo. No obstante, uno de los listados de prestaciones llama su atención.

- ¿Qué es esto, Bean?

- ¿Qué es qué? - responde Bean, algo tenso, mientras se gira hacia Peter.

- Esto de aquí. Una de las flechas de desglose que sale de la máscara dice "reformación de facciones".

- Es una medida de seguridad por si el portador de la armadura fuera capturado. Permite reordenar las facciones de la cara para que no sea reconocible. Es doloroso y no creo que se haya llegado a probar nunca, pero es mejor que la cápsula de cianuro, ¿no crees?- Bean se gira de nuevo al panel principal-. Ya lo tengo. Tenemos audio y visual, pero me temo que Chris no está consciente. Sus signos vitales son normales, pero parece dormido.

Peter mira la pantalla en la que el enlace visual de la armadura les envía imágenes. Hay una especie de laboratorio muy avanzado y un hombre que teclea unos comandos en una terminal de ordenador de última generación. Peter le reconoce al instante:

- Es Michael Stark.

- Así es. Creo que han capturado a tu amigo. Espero que esté bien porque seguramente Stark intentará quitarle la armadura, cosa imposible si el portador no lo permite.

- Hay que sacarle de ahí, Bean. Y rápido.

- Estoy en ello, impaciente mamífero.

- ¿Sabes? Eso es sin duda lo más ingenioso que me han llamado jamás.

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Laboratorio privado de Michael Stark, dónde este se lleva las manos a la cabeza ante las inoportunas complicaciones que se le van presentando. Se encuentra solo con la armadura de su abuelo, pero acaba de perder a Ultimo y no consigue que los secretos de este Iron Man le sean revelados.

- ¡Maldita sea! No hay forma de entrar en la IA de la armadura por ningún enlace y está tan jodidamente cerrada que no hay forma de sacarte, amigo.

Conecta dos nuevos cables a la armadura, intentando provocar un fallo eléctrico que le permita resetearla.

Un nuevo fracaso.

Dentro de la armadura, la sinapsis de Chris Hogan responde al intento de Stark y vuelve a despertarse. Está desorientado y apenas distingue lo que hay alrededor. Pero sí distingue al opresor.

Intenta moverse súbitamente, pero fuertes bridas magnéticas le sostienen a una parrilla de detención. Stark nota el movimiento.

- Vaya, parece que al menos te he despertado. ¿Cómo te encuentras?- no obtiene respuesta alguna salvo otro tirón de las bridas-. No te esfuerces, no creo que puedas soltarte. Ahora se bueno y abre la armadura.

- Eso no va a pasar - responde Chris-, ni aunque lo pidas tan educadamente. Aunque podríamos trabajar en el asunto de los mineros, ya que pareces de tan buen humor. Ya sabes, buscar formas de mejorar la patraña que tú y los tuyos llamáis "sus vidas".

- Así que de eso se trata. Eres un samaritano que trata de aprovecharse del recuerdo de mi familia para lograr tus fines. Lo respeto, pero esa armadura es mía por derecho y no dejaré que cualquier arribista la malgaste en utopías.

Un nuevo tirón de las bridas hacen que Michael Stark lance una carcajada.

- ¿Sabes? Va a ser divertido saber que pobre minero está ahí dentro, pero lo será más sacarte de ahí y destrozarte físicamente con el artilugio más cruel que se me pueda ocurrir.

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La cueva de las maravillas.

- ¿Podría abrirla a la fuerza? - pregunta Peter.

- Bueno, tal vez con un taladro sónico a plena potencia podría sacar alguna de las tuercas, pero el arnés que une armadura a hombre es básicamente orgánico y se conecta al portador una vez puesta por primera vez. Claro que, si el portador muriera... Me temo que a Chris le queda poca provisión de aire.

Peter empieza a moverse nerviosamente por la habitación, angustiado y furioso. Entonces, un asomo de plan llega a su cabeza.

- ¿Puedes surtirle de aire?

- No, pero puedo conectar una interfaz y recargar la energía de la armadura a control remoto. Creo que así podría soltarse.

- Vale - dice Peter-. Ponle a tono, pero manda la mayor parte a la máscara.

- ¿Por qué? Lo lógico sería enviarla a las armas.

Peter vuelve al panel de prestaciones y selecciona las capacidades del yelmo, que aparecen en primer plano sobre las demás.

- No, Bean. Tenemos que liberar a Chris, pero de paso, también podríamos ayudarle en sus planes a largo plazo. Vamos a darle a Marte su libertador, lo quiera este o no.

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La pantalla de su yelmo parpadea y se enciende. Lo primero que ve Chris es alarmante: puede que le queden menos de tres minutos de aire. La buena noticia es que parece que la energía se está reponiendo de alguna forma, así que igual puede sobrevivir a esta.

Entonces, sin aviso ni consideración, la cara de Chris Hogan empieza a doler como si hirviera. Lanza un horrible grito de agonía que hace que Michael Stark se sobresalte y se aparte de súbito. Los brazos de Iron Man se sueltan entonces de forma brusca e inesperada, así de cargada iba ya de energía la armadura.

Michael Stark no duda ni un momento y corre hacia una pared. En ella, una armadura minera experimental espera ser usada. Es cómoda y rápida de poner, así que no tarda mucho en estar dispuesto.

Iron Man, en cambio, se mueve con espasmos y no deja de gritar. Uno de sus brazos barre el contenido de una de las mesas, la más cercana. La taza de Stark sale volando y choca contra uno de los monitores, reventándolo y provocando un pequeño fuego eléctrico.

Chris Hogan cae de rodillas, las manos apoyadas en la cabeza, y grita:

- ¡Que pare! ¡Que pare!

Stark ve la ocasión perfecta para su ataque en ese mismo momento.

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- ¡Sus lecturas se disparan, Bean! ¡Le estamos matando! ¡Páralo de una vez!

- No se puede detener el proceso ahora. Además, no le estamos matando, sólo provocando el que probablemente sea el trauma más brutal de toda su vida.

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La armadura minera ataca con un torno sónico a toda potencia contra la espalda de su adversario. El cuerpo de Iron Man se clava en la consola que tiene enfrente, pero Chris no lo advierte. Su rostro es sólo puro dolor y no es consciente de lo que está fuera.

Stark ataca de nuevo y aplica el torno en el costado izquierdo de la armadura. Pequeñas esquirlas rojas saltan al aire mientras la pintura cede ante la presión. El brazo izquierdo de Iron Man se mueve entonces, como un fogonazo, en dirección al peligro. Golpea la armadura minera en el pecho y la lanza contra la pared de atrás.

Mientras su espalda se lacera contra el nicho de la armadura, Michael Stark se da cuenta de la sangre que empieza a expulsar su boca. Se lleva las manos al pecho y descubre horrorizado que tiene clavadas en el mismo el arnés de protección.

- No... n-no es posible... - logra balbucear.

Chris sigue fuera de control. Como loco, empieza a lanzar rayos repulsores en todas las direcciones, deseando que eso frene lo que le está causando el dolor. Dos tuberías de gas rotas y el fuego de la pantalla crean una combinación letal y el laboratorio deja de existir en un fogonazo.

En mitad del jaleo, Chris desea escapar del dolor y su cerebro da con la clave para abrir la armadura. Chris Hogan cae al suelo semidesnudo al abrirse el casco. De rodillas, sus manos no hacen más que tocar su cara nerviosamente sin fijarse en el calor que desprenden las llamas que le rodean.

De pronto, la puerta del laboratorio cae y los equipos de emergencia entran a saco, ocupándose primero del fuego y luego de los restos. Ante ellos, un hombre de rodillas y un cadáver irreconocible de tan calcinado.

El hombre arrodillado levanta el rostro entonces y el jefe de emergencias, quitándose la mascarilla, pregunta:

- ¿Señor Stark? ¿Se encuentra bien?

Chris Hogan se toca la cara una vez más. Mira al hombre que se acaba de desenmascarar ante él y, aún de rodillas, sólo logra contestar:

- ¿Qué?

CONCLUIRÁ...

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HOMBRE DE HOJALATA

¡Decidnos qué os parece!

 
 
   
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