PORTADA: Hulka, de espaldas al lector, tocando su imagen reflejada en un espejo, en el que se ve al fondo a la Antorcha Humana y se recorta también, entre sombras, una figura gigante y musculosa.
RESUMEN DE LOS DOS PRIMEROS NÚMEROS: La dra. Alejandra Johansson se convirtió en Hulka al intentar evitar la explosión un motor espacial de rayos gamma que fue saboteado. Desorientada, acaba perdida en pleno desierto de Texas y es rescatada por un grupo terrorista independista que se plantea usarla como arma.
Una mujer verde de dos metros y semidesnuda corre a toda prisa por el desierto. Varios tanques con aspecto de ser bastante viejos la persiguen, aunque les cuesta mantener su velocidad.
La recogieron malherida, la curaron y trataron de utilizarla como arma. La llamaron "Hulk". Pero Alejandra Johansson conserva perfectamente su inteligencia y huye de los tanques del Frente de Liberación de Texas.
Una mujer asoma la cabeza por la trampilla de uno de los blindados. Tiene el pelo gris, arrugas en las comisuras de los labios y lleva unas gafas de aviador muy anticuadas paras el 2055.
- ¡No corras, preciosa! ¡Nosotros podemos ayudarte!
Alejandra no responde. Durante su convalecencia ha comprobado que la radiación gamma ha alterado su cuerpo hasta convertirla en una formidable gigante de piel verde. Sabe suficiente Historia como para conocer a los héroes del siglo XX y principios del XXI que gracias a accidentes parecidos obtuvieron los mismos poderes.
- ¡No es algo automático, querida! ¿Lo sabes?
El día que cumplió 16 años su hermano le regalo la autobiografía de un medico que tuvo algo que ver con la campaña del presidente Wilson y había estudiado a los gigantes verdes. Simpson o Sampson. Nunca llegó a leerla, y eso que se ha pasado los últimos años trabajando con energía gamma. Recuerda que su hermano siempre le decía que el problema del nuevo sistema educativo es que se olvidaba demasiado de la Historia en favor del conocimiento técnico carente de contexto. Pequeño empollón arrogante.
Las bombas y los disparos la desequilibran la hacen tropezarse y volverse a levantar. Ha ganado mucho en zancada y velocidad, así que calcula que han debido recorrer ya unos cuantos kilómetros. La arena se le mete en la boca. Uno de los blindados se detiene junto a ella.
- ¡Si no estás en la causa, estás contra ella! -grita el primer tejano que se para junto a ella, rifle de plasma en ristre.
El primer disparo arranca de cuajo el cañón del blindado.
- ¡No debisteis salir de vuestro nido, sucios terroristas! -grita una voz joven.
- ¡Son ellos! -grita uno de los interpelados-. ¡Al final han decidido venir a por nosotros! -redunda, el tipo.
- Por dios, Chris, deja de soltar frasecitas y acabemos con ellos -Alejandra escucha una voz femenina con acento chino.
- Como diga, Dama Marcial.
- Grr...
Los tejanos empiezan a devolver el fuego. Alejandra trata de incorporarse de nuevo y huir de la batalla cuando dos manos grises y enormes surgen del suelo y la arrastran sin piedad entre las dunas.
Es la segunda vez desde su accidente que Alejandra despierta en una cama extraña. Esta vez, antes de abrir los ojos, se estira para comprobar la anormal longitud de sus miembros. Cuando esta constatando que sus proporciones monstruosas se mantienen, siente como la sujetan de las muñecas.
- ¡Quieta! -le grita un vozarrón terrible.
Alejandra abre los ojos y comienza a debatirse, alarmada. Comprueba que ya no lleva los jirones de ropa con los que escapó, sino un traje corto, de una pieza, que le llega hasta los muslos y que le deja los brazos al aire, color morado. La cama en la que se encuentra es un catre muy sencillo, sin almohada y con una sabana que ha tirado al suelo al estirarse.
- ¡No seas bruto, Wyatt! -grita una voz femenina-. ¡Suéltala, no sabemos si conserva la cabeza!
Alejandra gira la cabeza a un lado y a otro para ver a sus dos captores, sintiendo entre curiosidad y pánico. El hombre que la sujeta, de pie junto a ella, es verde, debe medir casi dos metros y medio y le agarra las dos muñecas con la misma mano, amenazando un golpe con el otro puño. Lleva solo unos pantalones morados y en el dorso de las manos y los pies descalzos tiene plumas de color grisaceo. Su cabeza es casi cuadrada y no tiene nariz. Su expresión es de desconfianza.
La mujer, por su parte, la sorprende más aun. Sentada en un taburete junto a la cama, es verde, por supuesto, más o menos de la misma altura que tiene ahora nuestra heroína y similar envergadura, tiene vetas grises entre el pelo esmeralda y un buen montón de arrugas en torno a los ojos. Va vestida de morado también, en este caso una túnica de una pieza que le deja al aire solo manos, pies y cabeza.
- ¿Puedes hablar, pequeña? -le dice, sonriendo con afabilidad.
La habitación es pequeña, apenas caben los tres, con sus enormes envergaduras, y la pared es roca desnuda. Hay mucha humedad y Alejandra empieza a sentirse sofocada. Carraspea, no ha hablado desde el accidente:
- Si... -le sale solo un hilo de voz-.
Su interlocutora verde sonríe más todavía. Tiene formas femeninas, pero hay algo en el rictus de la boca y en la mandíbula que resulta masculina. Hace un gesto con los ojos a Wyatt y este libera a nuestra heroína. El matón compone un gesto hosco y cruza los brazos, mirando con cierta agresividad a su prisionera.
- ¿Tienes nombre? ¿Cómo te llamas? -dice la mujer.
- Eh... Alejandra...
- Yo me llamo Emma1 -contesta la anciana esmeralda- y este es Wyatt. Perdónalo por no fiarse de ti, pero es que nunca ha visto a nadie de fuera. Hace más de 20 años que no traemos a alguien de arriba hasta Troya.
Alejandra bebe agua con avidez de un manantial natural que surge de la roca. Ahora lleva un vestido como el de Emma, y se encuentra en la calle principal de lo que parece un pequeño pueblo medieval excavado en la roca.
El manantial se sitúa en un extremo de la calle principal, una galería de tiendas de comida -carne de animales que nunca imagino que existieran y frutas exóticas de difícil explicación- y utensilios algo primitivos por la que circulan seres de lo mas variopinto.
En primer lugar, están los similares a Alejandra, hombres y mujeres verdes de diferentes tamaños, aunque todos de proporciones mas o menos gigantes para un humano normal, algunos con atributos animales, casi todos vestidos con variaciones de los trajes morados de corte primitivo que ya conocemos.
Luego, muy similares a los anteriores, los hombres y mujeres grises, de ropas siempre de un tono gris mas oscuro que el de sus pieles, de corte mas parecido al del siglo XIX, con chaquetas y costuras mas elaboradamente, igualmente de proporciones colosales. Alejandra no deja de notar como algunos Verdes tienen "manchas" grises -como las vetas del pelo de Emma, que no son por la edad, o las plumas de Wyatt- y viceversa, muchos Grises tienen, por ejemplo, los ojos verdes.
También están los pequeños hombrecillos amarillos de ojos pequeños y achinados, todos vestidos con taparrabos blancos y que suelen hacer de criados mudos de los gigantes, llevándoles el cesto de la compra o acompañando a los niños. Y, por último, los enanos y los monstruos. Los primeros, aparentemente humanos normales pero que sufren algún tipo de enanismo, la mayoría llevando gafas de sol y con vestimentas más variadas. Y los monstruos, literalmente criaturas deformes de las más diversas formas tamaños y colores, que parecen servir de mascotas.
- Es impresionante en día de mercado, ¿eh? -dice una voz cascada junto a Alejandra.
- Si, Maestro -contesta ella.
- ¿Lista para la clase de hoy?
- Claro...
- Pues vamos hacia el templo.
El hombre con el que habla es un verde, algo más bajo que ella, calvo y con barba completamente gris y una enorme y oronda barriga que oculta bajo una túnica de fraile que le deja al aire dos pies llenos de callos envueltos en sandalias moradas. Alejandra lo sigue a través de calle, entre los puestos de fruta y las familias ricas con varios criados moloides.
- Delfos cuenta que has hecho muchos progresos con el control de tu fuerza.
- Asi es. El cambio de mis miembros ya no me supone ningún problema. No tengo problemas de equilibrio ni coordinación.
- Eso esta muy bien.
Llegan junto a un edificio mucho mas alto que los demás, casi donde acaba la calle principal y la ciudad, comenzando una gruta cuyo oscuro final no puede intuirse. Es un cruce entre Notre Dame y la ciudad perdida de Petra, con adornos en violeta y verde y un enorme portón de madera. Junto a el los espera un pequeño grupo de jóvenes verdes.
- Aun se ponen nerviosos cuando me ven -dice Alejandra.
- Es lógico. No llegan a los 16 años. Ninguno ha conocido un hijo del Gamma venido de arriba. Para ellos no hay más mundo que este.
- Por eso quieres que cuando acabe mi educación siga viniendo contigo a las clases, ¿verdad?
- Verdad. Muy pronto estarás preparada para conocer a nuestro Líder. Luego, mi deseo es que te conviertas en mi ayudante.
- No lo sé, Maestro. Apenas empiezo a acostumbrarme a vuestra cultura.
- Arriba eras una erudita, ¿no es así? Como la señorita Arréglalo.
- Algo parecido.
Se paran frente al grupito de jóvenes alumnos. Son cinco, tres chicas y dos chicos. Dos de las niñas parecen versiones a escala de Alejandra, aunque con sus propios rasgos faciales, llevando vestidos cortos como el que le pusieron a ella cuando llego, pero que en sus cuerpos más menudos resultan menos reveladores.
La tercera es una especie de chica-reptil, con orejas puntiagudas y completamente calva, que además lleva pantalones y camisa, algo muy raro en las mujeres allí, según ha podido comprobar Alejandra, y se la distingue apenas por sus formas incipientes.
Por su parte, uno de los dos muchachos, pese a su tamaño y color, posee unas proporciones y rasgos que lo asemejan mucho un humano normal. Sus ojos y su pelo, que lleva corto y despeinado, son completamente grises. El otro es algo más alto, de hombros cargados y brazos gruesos y largos, con una expresión neutra constante.
Saludan tímidamente a Maestro y Alejandra.
- ¿Listos para la clase de hoy?
Contestan con breves monosílabos antes de que Maestro les de la espalda y empuje la gran puerta de madera. Al fondo de la catedral excavada en la roca puede observarse la estatua de otro gigante verde, los brazos en cruz y unos pantalones morados.
En la superficie, el desierto de Nevada, aterrizan tres figuras voladoras: un hombre que arde, aunque se apaga cuando toca el suelo, un joven con el pelo largo y un enorme martillo en su mano derecha, y un borrón morado que acaba por transformarse en una chica musculosa y con el pelo corto que lleva un mono con una enorme uve doble en el pecho.
- ¿Seguro que soy inmune a la radiación? -pregunta Wonder Woman.
- Seguro -responde Jim Hammond con cierta impaciencia.
La Antorcha Humana lleva en sus manos lo que parece una pequeña calculadora de bolsillo.
- Primero aislaré la radiación nuclear, que nos rodea completamente -dice, pulsando un par de botones en el aparato-. Y luego la energía iónica que desprendes tú...
- Estos prolegómenos acaban con la paciencia del hijo de Thor, noble Antorcha -dice Magni-. Creía que nuestra misión aquí era rescatar a una damisela en apuros...
- Bueno, es un decir... -contesta Jim-. Sin duda, tu padre te hablo de dos de sus compañeros vengadores de color verde, ¿no es así?
- Así es.
Wonder Woman ha retomado el vuelo en su forma iónica y da vueltas en círculo.
- Estos es sólo desierto radiactivo en un montón de kilómetros a la redonda, si la chica estuviese cerca la veríamos.
- Estás suponiendo que también es invulnerable a la radiación.
- Es que ya está llena de radiación -Jim Hammond sigue tecleando-. Radiación gamma, del motor espacial. Es la mujer a la que los medios y el ejército dan por muerta, la gigante verde que peleó contra los 4F hace unas semanas. Nadie lo sabe porque ya nadie recuerda lo que hace la radiación gamma, con las obras de Doc Samson censuradas y esos nuevos científicos ignorantes que...
- Tranquilo, tío -dice Diana.
- Coincido con el espíritu de mi compañera. No has de turbarte, noble Antorcha, pues si nuestro deber es resucitar la memoria de las gestas de los grandes héroes... ¡así será!
Magni acompaña su perorata con un levantar del martillo.
BROOMMM
Un rayo atraviesa a Wonder Woman, en vuelo, y toma tierra a través de Jim. Empieza a llover a mantas.
- ¡Mierda! ¡Eso me ha escocido, idiota!
- A mi me ha hecho cosquillas... ¿Qué se supone que está haciendo, Magni?
- La lluvia dispersará la radiación y nos permitirá buscar mejor, ¿no?
- ... Aún así, para. Este tipo de cosas llamará la atención y como tu mismo has dicho, la gente ya no se fía de los héroes... Y además, ya tengo el rastro.
Lo primero que ve Alejandra es la silla de ruedas. La mujer sobre ella resulta igualmente sorprendente. De tamaño humano, incluso pequeño para esos estándares, que la hace parecer diminuta entre una cohorte de asistentes verdes que empujan sus silla y la atienden al mínimo gesto, tiene la piel cenicienta y arrugada y el pelo completamente blanco. Asumía que el Líder era un hombre, mutado igual que los demás. Pero es una humana normal, sólo que muy muy anciana, y que aparentemente sólo puede mover del cuello hacia arriba. Habla en voz muy baja:
- Lluvia... -dice.
Se encuentran en una especie de sala de trono, una habitación redonda, coronada en forma de cúpula, con un pequeño altar sobre el que está la figura de un verde genérico, de brazos y tórax musculosos, sin ninguna deformidad más allá de su tamaño, con dos asientos regios bajo él. Líder no los ocupa, es paseada por una muchacha verde que empuja suavemente su silla. Maestro camina a su derecha. La anciana se gira levemente hacia Alejandra, a la que han colocado en el centro de la sala, con Wyatt justo detrás, de custodio.
- ¿Vienes de arriba?
Alejandra siente las miradas clavadas en ella. Sobre todo, la hostilidad de Wyatt, a su espalda.
- Así es.
- ¿Un accidente?
- Sí.
- Jejeje...
La risa de la anciana parece coger desprevenidos a todos los presentes, que se miran entre sí con incomodidad. Sólo Maestro sonríe también. Líder se gira hacia Wyatt.
- ¿Cómo son?
El joven se cuadra, casi militarmente, nervioso.
- Eh... un hombre rubio, con barba, un chico que lleva un... eh, martillo y una chica con pelo corto que se convierte en... como un rayo morado.
- Ya -la anciana sonríe-. ¿Crees que vienen a buscarte?
- Supongo que sí.
- Según Maestro, arriba os avergonzáis del pasado, y creo que hacéis bien -hace una pausa-. ¿Sabes lo que son esos tres?
- Me lo imagino.
- Si nos encuentran, será el fin de nuestro modo de vida. Nos estudiarán en un laboratorio o nos hacinarán en campos de concentración como los que tienen para los mutantes.
Todos guardan silencio.
- Hace casi tres décadas que no hay uno de los nuestros arriba.
Alejandra sabe lo que viene ahora. Todos la miran: Maestro, Wyatt, Emma... La anciana continúa con su enigmática sonrisa de medio lado.
- Lo más probable es que sólo te busquen a ti -dice.
- ¡Allí! -grita Wonder Woman.
La Antorcha y Magni vuelan rápidamente para seguir a su compañera, que ya ha partido a toda velocidad hacia el lugar que señaló.
Alejandra los espera sentada en el suelo, con el pelo revuelto y lleno de arena, aspecto cansado, un par de arañazos en la cara y cubierta sólo con uno de los vestidos morados cortos con varios desgarrones y un tirante roto.
Magni y Diana la miran algo incrédulos.
- Hola -dice la mujer verde, agitando una mano-. Hulka aplasta.
Hammond sonríe, satisfecho.
1.- Ver Hulk desde el #446
VERDE DE ENVIDIA
Saludos mortales. ¿Podéis creer que el numero uno de esta mini fue lo primero que publique en MarvelTopia? Luego se extrañan de que tarden mucho mis otras series.
Bueno, he intentado caracterizar un poco a la anodina de Alejandra, integrarla con el resto del Universo 2055 y dentro de la "continuidad Hulk", por así decirlo, aportando otro concepto chorra al futuro oficial MarvelTopia que dejo ahí por si alguien lo quiere usar y explicando que ha sido de sus "antecesores en el cargo". No sé si me ha quedado muy bien.
José Cano