PORTADA: Vemos la portada del periódico "The City", edición del 2 de febrero de 2055. La foto muestra un muro con una puerta vigilada por dos soldados, junto a un cartel en el que pone "Está usted entrando en la Zona-X". El titular del periódico dice "20º aniversario del Acta de Moore".
RIIIING! RIIIING! RIIIING!
El videoteléfono suena en un pequeño piso de Nueva York.
-¡Mierda! ¿Quién es el pirado que me llama un sábado a las 7 de la mañana?
Que le den, no pienso coger el teléfono.-
RIIIING! RIIIING!
-¿Pero es que no se cansa?-
RIIIING!
-Está bien, está bien...-
CLICK
-¿Qué? Ah, mierda, eres tú...¿Cómo? ¡Hoy es mi día libre! ¡No puedes hacerme
ir a L.A.! Además, he quedado con Gwen, y...¿cómo que es urgente? Sabes que
siempre lo es...¿100 pavos?...ehh...De acuerdo, la diré que no puedo ir. En
media hora estoy en la redacción. -
El que llamaba era mi editor, Mark Borgman. Por si no lo sabes, es el editor
de "The City", el periódico más importante de Nueva York, tras el escándalo
que obligó a cerrar el Daily Bugle. Normalmente me encarga trabajos tan
gratificantes como colarse en un camión de la basura para fotografiar las
actividades ilegales del vertedero, y cosas aún peores que prefiero olvidar.
Por lo menos esta vez es un viaje. Además, voy yo sólo...parece que empieza
a confiar en mí como reportero, y no sólo como fotógrafo. Pero qué digo.
Seguro que es porque no tenía presupuesto para mandar a nadie más. Encima el
viaje es a Los Ángeles... Umph. No creo que haya tanta diferencia con lo del
vertedero después de todo.
Tras anular todas las citas que tenía hoy, me paso por la redacción para que
Borgman me informe de lo que tenía que hacer. Al parecer, esta semana se
cumplen veinte años desde que se aprobó el Acta de Moore. Vaya, aún recuerdo
cuando vi por la tele al presidente diciendo que los disturbios mutantes
habían llegado a su fin, y que los "genebichos" (le encantaba usar esa
palabra) pagarían cara la insurrección en Genosha. Y pensar que gracias a
eso fue reelegido...creo que nunca entenderé a la gente. Quiero decir, está
claro que a nadie le gusta ver por la calle a un tío forrado de acero, o con
el cuerpo peludo, o con tres garras metálicas en las manos. También es
cierto que se estaban multiplicando demasiado...y aunque no digan nada, yo
creo que ya son por lo menos el 40 % de la población mundial. Pero
recluirlos en ghettos...me parece un poco fuerte. Por mucho que los llamen
"Zonas-X", y que digan que es por la propia seguridad de los mutantes, no
hay mucha diferencia con los campos de concentración judíos. Desde luego, la
Zona-X de L.A. es el mismo Auschwitz. Creo que hay más de 2 millones de
mutantes metidos ahí... Pero dejemos las reflexiones a los de la columnas de
opinión. Yo sólo tengo que mover mi culo hasta L.A. y preguntar a la gente
que opina de todo esto.
Nada. La gente no quiere hablar, y los comentarios de los pocos que me hacen
caso son tan racistas que no sé si el periódico se atreverá a publicarlos.
¿Cómo puede la gente defender esta ley? Si es que aunque odiaran a los
mutantes, el ghetto les está destrozando la ciudad, y hay casi más
disturbios que antes. No es la primera vez que algún grupo de jóvenes skins
ultraderechistas se introducen en el ghetto para pegar a los mutantes...y no
vuelven a salir. Sea lo que sea lo que les hagan allí dentro, se lo tienen
merecido. Antes de ir a la rueda de prensa del alcalde, me gustaría
encontrar algún testimonio más, a ser posible contrario al Acta. Quizá esa
pareja de allí...por su aspecto (iban vestidos con trajes que yo no me
pondría ni para ir a comer con el presidente...y ellos los usaban de ropa de
calle) no parecen muy "progres" precisamente, pero habrá que intentarlo.
- Perdonen, ¿son ustedes de Los Ángeles?-
- No, somos de Nueva York. Estamos aquí por...cuestiones de trabajo.- me
contestó la mujer...¿por qué habrá dudado al decir el motivo de su visita?
- Ah...bueno, de todas formas, ¿me podrían decir qué opinan sobre el Acta de
Moore, ahora que se cumplen 20 años de su instauración?-
- Pues estamos completamente de acuerdo con todo lo que dijo el fallecido
presidente Moore. Habría que tener encerrados a todos esos sucios
genebichos, o mejor aún, liquidarlos a todos.- esta vez contestó el hombre.
Otro racista más...tendría que seguir buscando.
- Pero, ¿no cree que las Zonas-X son perjudiciales para las ciudades? En
Nueva York no es muy grande, pero aquí ocupa ya la tercera parte de la
ciudad...- vuelvo a intentar sacarle un comentario mínimamente en contra.
- Bueno, eso es un pequeño precio que hay que pagar. De todas formas, como
le he dicho antes, lo mejor sería que metieran ahí el ejército y los
liquidara a todos en un momento.-
- Eh...está bien. Ya he acabado, gracias por su colaboración.-
- De nada.-
Bueno, otro intento infructuoso. Mientras decidía si ir a la rueda de prensa
o preguntar a más gente, me di cuenta de que la pareja se había dejado un
maletín en el suelo. Dudé bastante si llevárselo o no, ya que bastante
tiempo me habían hecho perder con sus comentarios, pero fui demasiado buena
persona y corrí en su busca con el maletín a cuestas (pesaba bastante más de
lo que esperaba). Tras diez minutos corriendo en la dirección por la que
habían salido sin encontrarles, me rendí. Me metí en un bar a saciar mi sed,
y observé que el maletín estaba abierto. Naturalmente, la curiosidad pudo
conmigo y miré su contenido. Ropa, libros...lo típico. Pero espera, ¿qué es
eso? ¿Es un chándal? Lo miré más detenidamente y comprobé que no era un
chándal, sino una especie de uniforme extraño...no sé como describirlo, pero
nada más verlo me recordó a los cómics de superhéroes que leía de pequeño.
Casi se me escapa una risa al imaginarme al tipo del maletín disfrazándose
de superhéroe en la intimidad. Quizá eso le ponía a su mujer...
Además del traje, había otra cosa que no llamó tanto mi atención, pero que
me guardé en el bolsillo por si me servía de algo. Era una especie de
tarjeta con la inscripción "Club del Fuego Infernal" en su parte superior, y
debajo un número de socio y un nombre (supongo que el del tipejo este). Como
he dicho, pensando que sería una especie de pase para algún local de moda,
me lo quedé. No me dio tiempo a sacarme la mano del bolsillo antes de que la
pared del bar explotara. La poca gente que había en el bar quedó sepultada,
pero yo milagrosamente me salvé. No obstante, no me alegré mucho cuando vi
quién había derribado la pared...era el tipo del maletín (esta vez sólo), y
a no ser que mis ojos me engañaran, estaba...¡estaba volando! No sólo eso,
además de estar volando, la mitad inferior de su cuerpo estaba envuelta en
llamas, como si acabara de ser disparado por un cañón.
- Aquí está lo que buscaba...No sabes lo increíblemente afortunado que eres:
normalmente te habría hecho experimentar la sensación del salto desde 1000
metros de altura, sin paracaídas y a una velocidad de 500 km/h por curiosear
en mis cosas...pero hoy tengo prisa, y el contenido del maletín no me
permite detenerme ni un segundo más.-
Yo, tendido en el suelo contra la otra pared del bar, escuchaba estas
palabras mientras mojaba mis pantalones nuevos. Finalmente me di cuenta de
que me había librado de la muerte...media hora después de que el tipo del
maletín se hubiera ido.
Según se me fue pasando el shock, decidí llamar a mi editor.
- ¡¿Kobal?! ¿Para qué coño me llamas? ¡Deberías estar en la rueda de prensa
del alcalde, que ya la están emitiendo!-
- Cálmese, Borgman...me ha pasado algo muy raro.-
- ¿Y a mí que me importa lo que te pase? Si no estás en la rueda de prensa,
vete olvidándote de esos 100 pavos- mi editor tan amable como siempre.
- -Señor...ESCUCHE...he visto a un...superhéroe...o quizá era un
supervillano...no lo sé.-
- ¿Me estás tomando el pelo?.-
- No, señor, tengo pruebas si quiere. He guardado una tarjeta que tenía en
su maletín...-
- ¿Cómo que en su maletín?-
- Una tarjeta que tenía en su maletín...pone algo del Club Fuego
Infernal...-
- ¿Cómo has dicho?-
- Club Fuego Infernal, señor...-
- Dios santo...Frank, escucha: olvídate de todo lo sucedido, vuelve
inmediatamente a New York y reúnete conmigo...y por lo que más quieras, tira
esa tarjeta.-
- Así lo haré, señor-
Y le hice caso. Salvo en lo de tirar la tarjeta...
Varias horas más tarde llegué de nuevo a New York (joder, hoy ya llevaba
casi 20 horas de avión...¿cuántas millas habría acumulado ya?)
- Bien, Frank- era la segunda vez que el editor me llamaba por mi nombre de
pila, debía estar realmente preocupado- Lo que te voy a contar ahora no se
lo he contado a nadie, principalmente porque no estaba seguro de que fuera
cierto. Los pocos que lo sabemos pensábamos que era un rumor, aunque yo
sospechaba que era algo más. Tampoco debería contártelo a ti, pero
conociéndote el susto que te has llevado hoy no habrá frenado tu curiosidad,
sino que la habrá multiplicado por mil.-
- Así es, señor.-
- No me interrumpas. Y puedes llamarme Mark. Bien, como te decía, conozco tu
curiosidad...es la misma que tenía yo cuando era de tu edad. Por eso te voy
a contar esto. Pero saberlo sólo va a empeorarte las cosas, así que te daré
un voto de confianza. ¿Te crees capaz de olvidar todo esto y volver a tu
trabajo rutinario? ¿Eres capaz de frenar tu curiosidad? O, citando un
clásico cinematográfico de cuando era niño, ¿qué pastilla va a ser? ¿La roja
o la azul?-
- ... -
- ¿Y bien?-
- Cuéntamelo.-
- Estaba seguro de que dirías eso. Empezaremos por el principio, por lo que
todo el mundo sabe. Es bien sabido que a comienzos del siglo XXI la
población de mutantes comenzó a crecer de una forma desmesurada, aumentando
con ello los conflictos raciales. Sin embargo, la gente corriente no
recuerda que, a finales del siglo XX, los mutantes no eran siempre deformes.
La mayoría podía pasar perfectamente por un humano normal. Las mutaciones no
estaban en su aspecto físico, sino que les otorgaban poderes excepcionales.
Eran SUPERHÉROES, igual que los reaparecidos Vengadores. No se sabe por qué,
al mismo tiempo que la población mutante crecía, sus mutaciones iban
mostrándose en su aspecto físico, y no les daban poderes. Créeme, si todos
los mutantes que están recluidos en las Zonas-X tuvieran poderes similares a
los de sus predecesores, seríamos nosotros los que estaríamos encerrados
allí.-
- No sabia todo eso.-
- Por supuesto que no. Son muy pocos los que lo saben, casi todos viejos a
los que nadie hace caso...como yo. Pero sigamos: cuando los conflictos se
acrecentaron, nuestro gobierno tomó una decisión. Se apoderó del país de
Genosha, y lo convirtió en un inmenso campo de concentración para mutantes.-
- Eso sí lo sé. Los mutantes se rebelaron, pero el gobierno mandó allí al
ejército y detuvo la revolución.-
- JA! Eres más ingenuo de lo que creía, chico. Eso es lo que quieren que
creas. Los mutantes se rebelaron dirigidos por otro mutante al que sólo se
conoce como "M", y se hicieron con el control de la isla. El ejército llegó
allí, y fue masacrado. Han pasado 21 años, pero la guerra aún continúa en
Genosha. Y seguimos perdiendo, ya que casi no nos quedan tropas allí. Lo
mejor de todo es que ese "grupo terrorista mutante", como lo llama el
gobierno, dirigido por el tal "M", ya no está en Genosha. ¿No has oído
ninguna noticia sobre los ataques a diversas Zonas-X, como la de Chicago?-
- Si, pero dijeron que sólo eran unos fanáticos defensores de los mutantes,
y que ya los habían metido en las mismas Zonas-X.-
- Intenta hablar con la Zona-X de Chicago. Allí no queda un puto mutante. El
tal M ya ha liberado a los mutantes de tres ciudades.-
- No sabía nada de eso, pero...¿qué tiene que ver con lo que me ha pasado?-
- O me explico muy mal, o definitivamente eres poco avispado, por decirlo
suavemente. ¿Tú crees que el grupo de M ha vencido a medio ejército
estadounidense con armas normales? Tienen PODERES, chico. Son como los
antiguos mutantes. Lo malo es que no son los únicos. M y su grupo sólo
pretenden liberar a los mutantes...pero hay otros con intenciones más
siniestras. Se hacen llamar "élites", y, debido a que están más
evolucionados o algo así, al igual que el grupo de M, pueden pasar
perfectamente por una persona normal, y tienen poderes. Algunos de ellos se
aprovechan de su aspecto, y se hacen pasar por personas normales. De hecho,
algunos son famosos.-
- ¿Cómo quién?-
- ¿Conoces a Scott Grant?-
- ¿El jugador de aerobaloncesto?-
- ¿Acaso creías que una persona normal pudiera saltar tanto? Scott no sólo
es un "élite"...además tiene más de un siglo de edad! Se cambió el nombre
por seguridad...cuando yo era pequeño se hacía llamar Michael Jordan.-
- ¡No jodas!.-
- Sí, cuando me enteré me expliqué muchas cosas. Igual que cuando supe lo de
un autor de cómics de mi infancia, un tal Moore...bueno, podría contarte
muchos más cotilleos sobre famosos, pero no tenemos todo el día. Como te
decía, hay muchos más élites. Y la mayoría no hacen como Scott, sino que son
conscientes de sus poderes...y los usan en su provecho. La mayoría se reúnen
en selectos clubs, como el Club Fuego Infernal. Nadie conoce exactamente sus
intenciones, pero sabemos que, con sus poderes, en cuanto quisieran podrían
hacerse con el control del mundo en un día. Pero creo que de momento no
necesitas saber nada más.-
- Eh...no, creo que no. De hecho, creo que sé más de lo que quería saber.-
- Te lo advertí.-
- Pero todavía tengo una duda...¿qué hacía ese élite en L.A., si el Club
Fuego Infernal está aquí? ¿Y por qué se mostró tan racista con los mutantes,
si él también es uno?-
- Si le dices eso, te hubiera matado. Para ellos, los mutantes tal como los
conocemos nosotros, es decir, los que están encerrados en los ghettos, son
escoria. Y eso responde también a qué hacía en L.A. ...uno de sus hobbys es
introducirse en las Zonas-X y ponerse a cazar mutantes, como si fueran
animales.-
- Guau...pero entonces, M y los suyos son élites o no? Porque ellos liberan
a los mutantes.-
- Si, creemos que son élites, aunque ellos no se denominan así a sí mismos.
No sabemos casi nada de ellos, pero se podría decir que son "los buenos".-
- Una última duda...¿Qué hago ahora?-
- Je. Pues te recomendaría que te fueras a tu casa, durmieras dos días
seguidos y el martes volvieras al trabajo. Pero a partir de ahora no tendrás
que volver a meterte en basureros...tus trabajos van a ser algo distintos.-
La larga charla con Mark me dejó intelectualmente exhausto. Además, me dejó
más asustado, al saber lo que me podría haber pasado en L.A. Sin embargo, no
acabó con mi curiosidad. Como el mismo dijo, la aumentó bastante más. Ahora
estaba en Nueva York, sabía más o menos a qué me enfrentaba...y tenía la
dirección y un carnet del Club Fuego Infernal.
Cuando llegué allí, me sorprendió que fuera un edificio tan viejo. Parecía
más bien cochambroso, lo que se contradecía con lo que me había contado
Mark. Sin embargo, en la entrada había un fornido portero. Valientemente, me
acerqué y le dije al portero el nombre que aparecía en el carnet. No sólo me
dejo pasar, sino que casi me hizo una reverencia. Por dentro, el edificio
era completamente distinto a lo que parecía por fuera. Esto sí se
correspondía con la imagen de mutantes pijos que tenía en la cabeza. Al
parecer, se estaba celebrando una fiesta...menos mal que había alquilado un
esmoquin. Cogí una copa que me ofreció un camarero, y me acerqué a un grupo
de personas charlando. Pensar que probablemente eran mutantes que me
despedazarían en un momento hizo que me temblaran las piernas. Eso, y el
hecho de que no dejaban de mirarme, evidentemente porque no me reconocían.
Sobre todo uno con el pelo verde y una perilla puntiaguda, que era el que me
observaba desde hacía más tiempo. Finalmente se me acercó.
- Perdona, pero creo que no tengo el placer de conocerte. ¿Cómo te llamas?-
- Ss..Sam...Sam Guthrie- tembloroso, solté de nuevo el nombre del carnet,
esperando que el tal Guthrie no fuera amigo de este.
- Ah...si, he oído hablar de ti. Yo me llamo Fitzroy, seguramente mi nombre
te suene.-
- Ehh..sí, claro que he oído hablar de ti.- "fiuuu", pensé. Parece que no le
conocía, menos mal.
- Bien. ¿Qué tal está Paige?-
- Eh..muy bien, gracias.- dije, rezando porque Paige fuera la mujer que
acompañaba a Guthrie en L.A.
- Oye, esta fiesta es un rollo. ¿Por qué no te vienes a un sitio más
íntimo?-
- Claro- Mierda...O me había descubierto, o tenía intenciones aún peores que
a mi no me apetecía en absoluto conocer. Aún así, le seguí. Solté un suspiro
al ver que en la habitación a la que me llevó (supongo que su habitación
privada) había un jacuzzi con varias mujeres bañándose, que por cierto nos
saludaron MUY efusivamente. Yo casi me esperaba una sauna gay. Pero
entonces...¿qué querría este tío?
- Pues es sorprendente saber que Paige se ha recuperado bien...-
- Sí- dije rápidamente
- Teniendo en cuenta que falleció hace 15 años.-
"Glups".
- Muy bien, dime quien eres...tienes tres segundos antes de que las chicas
se pongan más cariñosas contigo.
Miré al jacuzzi y vi que las mujeres comenzaban a transformarse en una
especie de lagartos, que además me miraban, y juraría que relamiéndose...
"Se acabó, es el fin..."
Las "mujeres" (oí a Fitzroy llamarlas "reinas", pero no me paré a pensar su
significado) comenzaron a rodearme, mientras que Fitzroy se había apartado y
contemplaba la escena divertido. Repasé la situación: descarté la idea de
mentirle de nuevo acerca de mi identidad, y por supuesto tampoco pensaba
darle la verdadera. Estaba claro que si quería escapar de allí tendría que
enfrentarme a ellos. La habitación tenía una puerta, por la que habíamos
entrado, pero Fitzroy estaba justo delante. La otra única salida era una
gran ventana, que estaba justo detrás de esos asquerosos bichos verdes. ¿Qué
me enseñaron a hacer en las clases de artes marciales? Sólo han pasado tres
años y ya he olvidado todo, justo cuando lo necesito, mierda...Entonces lo
ví: en la pared de justo detrás de mí había colgadas varias espadas, de
distintos tamaños. Se ve que a Fitzroy le gustaba ese rollo...habría que
aprovecharlo. Cuando los tres lagartos se lanzaron a por mí, le di una
patada a la mesa que había al lado mío, lo que les detuvo un pequeño
instante, suficiente para que me diera tiempo a coger una katana. La cogí
con las dos manos (pesaba más de lo que había creido), y a duras penas logré
sostenerla, pero conseguí rebanarle el pescuezo a uno de los lagartos. Los
otros dos se apartaron, por lo que corrí hacia la ventana, pero Fitzroy se
puso en medio. Con un gran esfuerzo levanté la katana y la dejé caer sobre
él, pero un escudo verde que le salió alrededor detuvo el golpe.
- Deja la katana donde estaba, me costó carísima...además no me has pedido
permiso para cogerla- su expresión mostraba que disfrutaba con esto.
- Fitzroy, yo que tú dejaría de preocuparme tanto por las cosas
materiales...puede ser malo para la salud.- dije esto mientras me agachaba,
haciendo que los dos bichos que aún quedaban vivos saltaran sobre mí y por
tanto cayeran sobre Fitzroy.
Eso sorprendió a Fitzroy, que relajó su escudo, momento que aproveché para
clavarle la katana entre las costillas. No me molesté en comprobar si había
muerto o no, me limité a saltar por la ventana antes de que los lagartos se
volvieran contra mí de nuevo. Menos mal que estábamos en un
primero...además, un coche amortiguó mi caída, pero, como no podía ser de
otra forma dado el día que llevaba, el coche resultó ser de policía.
Con las manos esposadas y dos policías sujetándome por los brazos me
introduje en la comisaría. Iba pensando en a quién iba a llamar...y la
bronca que me echaría Borgman cuando se enterara...pero me había salvado.
Sin embargo, no tuve mucho más tiempo para pensar. Nada más cruzar las
puertas de la comisaría, una extraña alarma comenzó a sonar, y todos los
policías comenzaron a apuntarme con sus armas, aunque por sus caras parecían
más asustados que yo.
- Ponga las manos sobre la pared...y comience a explicarnos por qué ha hecho
sonar la alarma de mutantes.-
Ahora sí que mi viaje estaba llegando a su fin. Los policías aún no se
explicaban que yo fuera mutante, ya que no lo parecía...pero ante la duda,
me metieron en un camión con destino a la Zona-X, junto a otros mutantes que
también me miraban entre asustados y extrañados. Y mientras yo seguía
reflexionando. ¿Habría hecho sonar la alarma por haber estado cerca de
mutantes en dos ocasiones ese día? ¿O sería yo realmente un mutante? En
seguida descarté esa idea...si fuera mutante lo sabría. Sin embargo, algo me
hizo cambiar de idea nuevamente. Uno de los policías detuvo el camión justo
antes de que nos fuéramos, y me puso un cacharro que, según dijo, era de los
que usaban en Genosha. Era un collar...un collar nulificador de los poderes
mutantes.
"Bien. Esto me sacará de dudas de una vez por todas".
Me pusieron el collar. Al principio no sentí nada...pero de repente, sentí
que mi vista se desvanecía. Me quedé completamente ciego. Y no fui
consciente de que el camión se paraba de nuevo, y esta vez no era un
policía. Alguien estaba atacando el camión. La puerta se abrió, y alguien me
tendió una mano.
- Soy M. No sé si habrás oído hablar de mí...-
- En realidad sí.-le interrumpí- Y tengo muchas preguntas que hacerte. Para
empezar...¿soy mutante?-
- Ya sabes la respuesta. Sabes que sí. Eres un mutante desde que naciste.
Igual que eres ciego desde que naciste.-
- Pero...yo siempre he visto.-
- Creías que veías. Tu poder mutante consiste en unos sentidos aumentados, y
un potente radar. Eso te ha hecho creer que "veías" como la gente normal,
pero no era así.-
Lo comprendí todo. ¿Cómo explicarías a un ciego de nacimiento lo que es
"ver"? A mi no me lo explicaron. Todo el mundo, por supuesto yo el primero,
creían que mi visión era normal. Ahora sé que no.
- ¿Puedes quitarme el collar?-
- Claro.-
De repente volví a ver...pero ya no era lo mismo. Ahora sabía que lo que
veía no era la realidad. ¿Cómo sería realmente el mundo? ¿Qué aspecto
tendría Gwen? Bueno, siempre me la había imaginado de una forma...y tendría
que conformarme con eso. Si la volvía a ver.
- ¿Nos acompañas?- preguntó M
-Qué remedio...-
Fin del Capítulo I
CORREO DEL LECTOR
Bueno, pues aquí está, tras dos años como lector y escritor en proyecto, mi primer trabajo en MarvelTopia...bueno, en Marvel Tales, pero da lo mismo. Es curioso que de todos los proyectos que he tenido y tengo durante estos 2 años, lo primero que salga a la luz sea algo que se me ocurrió esta misma semana. ¿Será porque no tiene que pasar la supervisión de los editores? :) Al final, para ser mi primer número me ha quedado bastante más tocho de lo que esperaba. Espero que hagáis un esfuerzo y lo leáis entero. ¿Qué os parece la historia? He intentado desmarcarme de lo típico en estos casos, como "Días del Futuro Pasado" y cosas así...pero el intento ha sido en vano ;) Aunque eso sí, he metido más referencias a Watchmen, Dark Knight, Clerks, Pulp Fiction, Matrix, etc. que a Claremont...aunque esos mutantes se parecen sospechosamente a los morlocks.
Cada capítulo estará contado desde el punto de vista de un personaje diferente, y para empezar, nada mejor que un humano normal (o eso cree él), y además periodista. Pero probablemente a Frank no lo volvamos a ver...bueno, quizá haga algún cameo. Lo digo por si alguien quiere usar a este Daredevil 2055 que me he sacado de la manga ;) (como estés leyendo esto antes que el cómic, te lo acabo de destripar :P). Por cierto, en este número dejo un montón de cabos sueltos (Sam Guthrie, M, Club Fuego Infernal, el Nido, ...) pero tranquilos que en los tres próximos números ya os enteraréis de todo ;)
Pues nada, a ver si tengo listo pronto el Capítulo II...y a ver si me queda menos pesado que este xD Eso sí, en este número no he sacado muchos guiños a personajes Marvel, pero el próximo estará repleto. Y M no es el primero en quien habéis pensado...pero seguro que ya sabéis quien es, aunque si no os enteraréis en el próximo número.
Opiniones y cosas de esas, a kingmob@inicia.es, aunque supongo que vuestra vaguería habitual os llevará en todo caso a comentarlo en la lista.
Byes! (y no seáis muy duros, que es lo primero que escribo ;) Ya soy consciente de que tengo mucho que mejorar, pero confiío en hacerlo con el paso de los números...y que La Hermandad sea bastante mejor (lo digo por si a alguien este número le hace desistir de cualquier intención de leer mi próxima serie ;))).